La tormenta no cesaba para nada. Las gotas de lluvia chocaban bruscamente en la ventana de su habitación.
Inhalo y exhaló con molestia. Volteó a ver su móvil, de nuevo, esperando la llamada de Akashi. Pero admitía que ellos dos no eran normales. A pesar de no estar en contra de la homosexualidad se sentía incómodo ser parte de ese “círculo”.
¿Qué hubiera dicho sus padres? ¿Ellos lo ayudarían?
Veía el lado buen de que en el Instituto ya no era molestado como era anteriormente, ya no hacia los favores que le pedía los alumnos del Instituto.
Dejó la pluma de tinta negra a un lado, había acabado sus deberes. La habitación era iluminada por la pequeña lámpara de escritorio. Ayer que discutieron, por la noche, envió un mensaje de disculpa a Akashi, pero francamente no fue contestado.
—Cada vez haces las cosas mal…—comentó triste.
Hoy le hubiera encantado hablar con él sobre la discusión que habían tenido el día de ayer; sin embargo, la tormenta provocó que las clases fueran canceladas el día de hoy. Al parecer se calmaría por la noche y mañana estaría bien.
……………
No mentía que estaba realmente molesto con Furihata, no lo ocultaba. Kouki no entendía el problema que estaba pasando su querido hermano. ¡No lo sabía!
Reo, Kotaro y Mayuzumi le hacían compañía mientras él estaba en sus clases de violín. Aomine y Satsuki ya habían regresado a su Distrito; y estaba en la biblioteca de la casa.
Tanto Reo y Kotaro le miraban con deje de preocupación por el comportamiento que ha tenido el pelirrojo desde la mañana. No preguntaban por el miedo a estropear más el día de su amigo.
Su clase terminó al momento que Kotaro se levantó, informándole a ambos chicos que iría al sanitario.
—Estuviste fabuloso, Sei-chan. —alagó el pelinegro como siempre, seguido por el menor estatura.
—Gracias. —cortante y directo provocó que la sonrisa de Mibuchi se desvaneciera.
—Mañana nos iremos y regresaremos a casa, aunque vivamos por el mismo Distrito.
—Está bien.
—Entonces, nos retiramos. Mayu-chan. —Mibuchi viro a su pareja con una pequeña sonrisa. Jaló a Kotaro y ambos se retiraron, dejando al mayor con el pelirrojo.
—No contestaré a ninguna de tus preguntas. —Akashi se sentó a un lado del peli gris.
Mientras tanto, Chihiro, se mantenía en silencio viendo al más bajo. No le interesaba que era lo que le pasara a Akashi en esos momento, cada quien tiene sus problemas y sí quería contarlas que lo hiciera, pero no le rogaría a nadie y menos si es Akashi de quién se trataba. Mayuzumi no iba a hacer esas preguntas, pero su pareja estaba preocupada por Seijuuro así que lo haría. Aunque ya no haría ese tipo de favores al peli negro. No más.
—Es necesario que te desahogues y no caer tan bajo como lo estás haciendo ahora. ¿Me equivoco, Sr. Absoluto? —escupió con repulsión hacia el chico.
Los ojos de Akashi estaban de colores disparejos. Mayuzumi no quería imaginarse si Seijuuro hubiera sido una chica, ningún chico la entendería teniendo esa doble personalidad.
—No vuelvas a faltarme al respeto. —sus ojos denotaban ira y molestia.
—No eres apto para decirme eso, Akashi —entrecerró os ojos desafiándole—. Mibuchi sólo está preocupado por ti. —suspiro dejando el embrollo.
—Y es mi problema si quiero hablar sobre ello o no.
—Te comportas como un crío.
—Y tú como mi padre. —soltó una pequeña risa por su comentario sin dejar de mantener seriedad en sus ojos.
—¿Y bien?
—Estaría bien que él y yo terminemos de una vez esto. —sacó su móvil y viro la pantalla del aparato, busco entre sus contacto a su amado Furihata.
—Sí es eso lo que te conviene, adelante. —alentó Mayuzumi. No estaría juzgando lo que estaba haciendo bien o mal Akashi en la relación amorosa. Apenas sí él tenía sus propios problemas con Reo.
Mientras que Akashi seguía pensando en marcar al castaño tenía en mente que pasaría después de…
Estaría mal decir que “no quería imaginárselo” sí ya lo estaba haciendo. Quitó esas ideas y pulsó el botón verde, le marcaría y mencionaría sobre su relación.
¿Se sentía dolido? ¡Claro que sí! Quería ser paciente con Furihata hasta que ya tuvieran la suficiente confianza y no tener problema alguno. El mensaje de texto que recibió de Kouki ese día no estaba conforme. Sabía que su verdadera personalidad era sensible, pero mientras él estuviera al mando…
—“¡Pero no somos una pareja normal!”—escuchar eso sí que le había dolido demasiado.
No importaba si otra persona que no era tu pareja o un familiar cercano te dijera eso podrían irse a tomar por culo. Sin embargo, que tu pareja te gritara eso en la cara era diferente.
Él lo estaba apreciando, tomándose las cosas en calma […].
—“¡Akashi-san!” —la voz de la otra línea sonaba desesperada.
—Kouki…—saludó sin más, siendo observado en silencio por Chihiro.
—“Pensé que no había leído el mensaje de texto, pero en verdad lo siento por mi comportamiento.” —sinceramente se estaba disculpando.
—Yo…
—“Sé que fue un verdadero error en comportarme de esa manera y más si se trata de mi mejor amigo, pero pensé que si no lo decía no podría seguir pensando en nuestro futuro…”
—Si hablas de ese futuro creo que va hacer imposible…—se estaba volviendo débil si Furihata usaba ese tono de voz de tristeza—. No somos normales, Kouki.
—“Sobre eso…”—entre la espada y la pared, en verdad lo amaba. ¿Acaso era porque seguía mintiéndole? —“Me dijiste que me estarías esperando”
—Y lo estoy haciendo, pero al parecer tú no piensas lo mismo.
—“Lo sé. Pero… No quiero estarte mintiendo y tampoco estarme mintiendo.”
—¿Mentirme de qué?
—“De mis propios sentimientos hacía a ti…”
…………………
—Aún sigues callado cuando estoy contigo. —ladeó la cabeza aun sonriendo.
Kagami visitaba a Kuroko tres veces a la semana, además de que aún el peli celeste no conversaba con él se sentía bien en visitarlo.
Kagami vivía solo en el departamento, que su padre pagaba, que estaba en Tokio. Le gustaría visitarlo todos los días, pero al ser un cambio de escuela, de nuevo, la distancia que tenían y los entrenamientos de Baloncesto le impedía eso.
Ambos estaban en la biblioteca de la casa Akashi, aunque Kagami no estuviera pegado a los libros ojeaba de vez en cuando los libros que terminaba de leer Tetsuya; haciéndole compañía. Sentados en la misma mesa para tomar lectura.
En cambio, Kuroko, escuchaba la “conversación” que estaban teniendo los dos. Se preguntaba por qué seguía insistiendo en hablarle. Había momentos en que quería taparle la boca para que se callara de una vez, no podía. Las anécdotas del chico eran interesantes, más le impresionó sobre sus nuevos compañero de clase y del club de Baloncesto.
Evitaba a toda costa que lo tocase o se acercara demasiado a él.
—La tormenta no parará…—comentó el pelirrojo viendo hacia la ventana que está justo a un lado de ellos—. Me gustó mucho conversar contigo, hice todo lo posible con tal de hablar contigo el día de hoy. Escuche en el noticiero que pararía pronto en la noche…
Se levantó de la silla y le dedico una gran sonrisa al más bajo.
—Nos vemos otro día. —quiso despedirse estrechando su mano aunque deshizo la idea y se fue dejando al chico solo en la biblioteca.
Kuroko no apartó su vista sobre el mayor hasta que éste salió de la biblioteca. Se quedó unos segundos viendo la puerta de donde salió Kagami y volvió a su lectura.
¿Le estará viendo con lástima? ¿Qué motivo tenía para hablarle si no lo conocía?