MadaMina| Capitulo 3
[Después de dejar a Minato en la universidad, se había decidido ir a su casa, donde sabia que encontraría a su adorable hijo durmiendo, o bueno eso esperaba, lo que no quería ver era a su hijo recién llegando a su casa, no le gustó para nada eso, pero no pudo decirle nada por lo apurado que estaba su hijo por ducharse e irse a su trabajo, él mismo se sentía desfallecer, porque ya no era un muchachito, estaba claro que no estaba para esas noches sin dormir, y que aunque le doliera admitir, no podía seguirle el ritmo a un chiquillo como Minato, pero mientras le durara la dicha no se iba a quejar. Subió a su habitación sin molestar a su hijo o siquiera preguntar donde pasó la noche, cosa que confundió a su único hijo, pero ya se encargaría de armar un interrogativo cuando no sintiera que se estaba cayendo del sueño. Llegó a su habitación y no dudó en arrojarse en su cama, minutos después estaba dormido y de no haber sido por su hijo no se habría levantado en todo el día. Eran las 8:30 cuando este lo despertó, asombrado de que su padre aun estuviera acostado, asustándose aun más al verlo levantarse como si él hubiera visto al mismísimo Lucifer y meterse a la ducha, a las 9:00 su padre había salido en su auto sin prestarle atención a nada más, dejando a un muy extrañado Fugaku, que nunca en su joven vida había visto a su padre tan alterado y desesperado, pero ya le preguntaría cuando lo viera. Mientras tanto Madara conducía por la ciudad haciendo maniobras que parecían más de película de acción que otra cosa, estaba seguro que se ganaría un par de multas de transito si es que no atropellaba a alguien antes, más cuando llegó a la cafetería esta estaba cerrada, así que tuvo que conducir hasta casa de Minato]
Minato, se que estas ahí, déjame explicarte- Que los vecinos, bueno, un par de ancianitos chismosos, estuvieran viéndole tocar la puerta de Minato sin recibir siquiera una señal de que estuviera vivo lo estaba fastidiando, estaba a punto de armar un escándalo como solo él sabía hacer, pero se contuvo a tiempo al ver que el rubio abría la puerta-
Te doy dos minutos…- Planeaba no dejar a Madara pasar a su casa, y no lo hubiera hecho de no haber sido porque ya varios de sus entrometidos vecinos los estaban viendo con esa mirada reprobatoria que solo podían tener las personas de esa edad, si hubiera estado en sus manos no se habría mudado a ese sitio, pero la renta era razonable, estaba ubicado relativamente cerca de su universidad y era un lugar donde se sentía la paz, mayormente porque vivían personas muy mayores, pero de que eran entrometidos lo eran, no podía hacer ni la más mínima cosa sin que esos señores metieran sus narices en sus asuntos- Pasa- Le dijo, Madara pasó a la casa, claro dándose cuenta de los murmullos que estaban haciendo los vecinos, ya se imaginaba lo que debían de estar cotorreando-
Mira sé que no pasé a buscarte como prometí pero es una historia un poco graciosa- No pudo evitar callarse al ver la seria expresión del bonito rostro del rubio, no estaba feliz, pero aun así no pudo decir una palabra, estaba esperando la gran excusa que iba a poner el mayor, realmente no se esperaba que lo dejara plantado esperándolo por casi una hora- Me quedé dormido… Y si, sé que suena como la peor excusa del mundo, pero entiéndeme, estuvimos toda la noche haciéndolo, tú tienes todas esas energías porque eres joven y apenas estas en la flor de tu juventud, pero yo soy un hombre de 40 años, podría ser abuelo pronto… Aunque espero que no. No creo poder seguirte el ritmo- Sabía que su excusa podía ser rechazada o aceptada, la cosa era 50-50-
Si no puedes quedarte toda la noche teniendo sexo podrías habérmelo dicho ¿Sabes?, no muerdo y puedes decirme lo que te gusta y no, además si lo hicimos toda la noche fue porque creí que tendrías toda esa experiencia y no quería que pensaras que soy un chiquillo que no puede seguirte el ritmo- Ambos se echaron a reír, ya que tenían prácticamente las misma inseguridades, y aunque sonara raro, eso los hacía sentirse más cómodos el uno con el otro- Pero si me vuelves a dejar plantado no te atrevas a venir a buscarme, hablo enserio- Y con eso en mente, Madara se permitió relajarse y pedirle a Minato que fueran al cine, quien después de dudar un rato, aceptó-
[Lo que Madara ni Minato tenían presente era que se encontrarían con un par de conocidos. Madara para su disgusto tuvo que encontrarse con su hijo y el novio de este, Shibi Aburame, y vaya que no podía soportar ver como ese muchachito abrazaba a su angelito, quien al darse cuenta de la expresión e su padre, puso distancia entre ellos. Aunque el más sorprendido fue Fugaku al ver a su padre con Minato, no conocía para nada al rubio, ya que ambos trabajaban en la misma cafetería pero con horarios distintos, solo lo había visto unas dos o tres veces y realmente no creyó que al mandar al rubio a decirle unas cuantas palabras a su padre iba a hacer que esos dos terminaran en una cita, y tenía que admitirlo, no le gustaba mucho la idea de su padre saliendo con un chiquillo como Minato, era menor que él, pero su padre sabría qué hacer con su vida, total, era bastante grandecito. Minato sonrió al ver a la pequeña Hinata acompañada de su rarita madrastra, ambas venían a ver la misma película que ellos, una de terror que recién se estaba estrenando, Rie al ver la oportunidad no dudó en acercarse a Madara y presentarse, ganándose una mirada para nada linda de Minato, que no pudo evitar quererla ahorcar cuando esta le dijo a Madara que podría ser el adecuado para hacer a Minato sentar cabeza de una vez, a lo que Madara solo pudo responder con una sonrisa. Cuando empezó la película, Hinata estaba con los ojos fuertemente cerrados mientras era abrazada por Rie, quien creía haberse equivocado al traer a la menor justamente a esa película. Minato estaba viendo la película con algo de aburrimiento, ya que esta era la típica película de casa embrujada que simplemente ya se había hecho demasiadas veces en la gran pantalla, así que no tenía nada de especial, lo que si le sorprendió fue el brazo de Madara sobre sus hombros, eso era algo que no se esperaba, pero para su sorpresa no le molestaba para nada]
Hinata ya pasó, eso era solo ciencia ficción- Rie trataba de calmar a una muy temblorosa Hinata, que no quería ni abrir los ojos, la pobrecita había abierto los ojos en el mismo momento en que la protagonista era asesinada por los demonios de la casa, y vaya que no estaba bien- Bueno chicos los dejo, voy a llevar a esta señorita a casa y veré como la distraigo para que se le olvide todo lo visto- Minato se despidió de ambas, quienes segundos después estaban en un auto más caro que todo el edificio donde vivía-
¿Qué quieres hacer ahora Madara?- Minato sabía que toda esa cita que el mayor se había planeado, no había terminado, porque una película no era justamente su idea de cita, sinceramente él esperaba algo de comida- Vamos a comer pizza, tengo hambre- Madara no se veía muy convencido con la idea, porque a su edad, eran contadas las veces que había comido comida chatarra, no era especialmente su preferida, pero si el rubio quería comer pizza, eso era lo que iban a comer-
¿A qué lugar quieres ir a comer? Porque yo no conozco ningún lugar que venda pizza- Si las miradas mataran, Minato podría estar seguro que habría matado al mayor, pero tenía que entenderlo, Madara era un hombre fino, por lo que él le había contado, era heredero o algo así, de una familia rica, era normal que no comiera comida chatarra- Por mi está bien lo que quieras-
Ven, te llevaré al mejor restaurante de comida italiana de la zona, yo invito- Y aunque quería replicar por lo dicho, prefirió dejarlo así, ya que sabía lo necio que podía llegar a ser Minato cuando se proponía algo- Y quizás después te puedas quedar en mi casa a dormir… Claro, si no tienes algo mejor que hacer- Y la noche solo prometía mejorar, fue lo que cruzó la mente de Madara, sinceramente estar con el rubio era una de las mejores cosas que podría experimentar-
~En la mañana~
Y bueno…- Dijo Izuna, hermano menor de Madara, que junto a su esposo estaban ‘‘disfrutando’’ el desayuno con un muy irritado Fugaku y un muy incomodo Madara por las miradas de enojo que su hijo le estaba lanzando- ¿Hicieron algo ayer? Porque llamé y la sirvienta dijo que no estaban ninguno de los dos- Izuna se dio cuenta del cambio de expresión en su hermano y de cómo su único sobrino frunció aun más el ceño-
¿Por qué no le preguntas a papá?- Dijo bruscamente el menor, sorprendiendo de paso a Tobirama, el esposo de Izuna, que en los 20 años de vida de Fugaku lo había visto así de enojado con Madara, ya que ellos dos eran prácticamente chicle- ¿Por qué no le dices a tu hermano que sales con un chiquillo menor que yo?- Eso había sido suficiente para el menor, quien se levantó de la mesa y se encerró en su habitación, dejando a su padre bajo la incrédula mirada de su hermano y la molesta e infantil mirada de su cuñado-
No te conocía esas mañas vejete- Fue lo primero que se le vino a la cabeza a su cuñado, estaba realmente sorprendido de que Madara realmente estuviera saliendo con un jovencito, porque que él supiera desde que su hermano y Madara se habían divorciado, este nunca había visto la necesidad de buscarse a alguien más, ya que con su pequeño Fugaku le sobraba. Iba a seguir molestando al mayor, cuando sintió como su esposo lo tiraba de la silla de un empujón-
Madara ve a hablar con él, después tu y yo hablaremos- Izuna sabia lo importante que era Fugaku en la vida de su hermano, era tanto que se había jubilado a los 30 años para estar todo el tiempo posible con él, ya que le parecía que se estaba perdiendo de momentos importantes por estar todo el día trabajando, por lo que él se había hecho cargo de la empresa desde que apenas tenía 21 años-
Gracias- Y sin decir más, se levantó yéndose detrás de su hijo, ya que tenía que dejarle algunas cosas en claro a su hijo, y lo más importante, tenía que presentarle a Minato-