MadaMina| Capitulo 6
[Unas dos semanas habían transcurrido desde la dichosa cena en casa de Madara, la que aun lo tenía extraño, ya que la conversación que había tenido con Fugaku, lo había dejado descolocado. Días después había hablado con Madara, bueno, más bien este lo había obligado a sentarse con él y poner en claro su situación, véase su relación, y después de estar discutiendo un par de horas, llegaron a la decisión de empezar un noviazgo, aunque Minato aun no pudiese decir la palabra, estaban bien, pero las palabras del hijo de su novio no salían de su cabeza, y en cierta forma se sentía culpable ya que no sabía si podría regresarle todo ese amor que el mayor le estaba dando, o si cuando las cosas se pusieran serias saldría corriendo]
‘Sabes, mi padre ha estado soltero prácticamente desde que nací, y yo he sido la única persona que ha ocupado el corazón de mi padre desde entonces… Te estoy dando el permiso para que hagas feliz a mi papá, no puedo ser egoísta con él, me casaré pronto y aunque no dejaré de venir a esta casa a diario, me gustaría que mi padre tuviera a alguien que lo cuide y lo quiera, y al parecer piensa que esa persona podrías ser tú- Las palabras del mayor le habían calado profundo. No creía que Fugaku creyese que él podría ser el indicado para estar con su padre- Solo espero que le quieras tanto o más de lo que yo le quiero, y eso es mucho decir’-
¿Qué coños se supone que voy a hacer si no logro superar este miedo al abandono que tengo?- Era incomodo para él pensar en ese tema, ya que siempre llegaba al bastardo de su padre, o a la forma incomoda con la que su madre siempre le trató, sabía que su miedo al amor era culpa de sus padres, su madre era una mujer extraña que no sabía cómo demostrar amor o cariño, por lo que prefirió no dárselo a Minato, y su padre, bueno se había ido sin despedirse- Tengo a un novio increíble que me adora, un bonito y cómodo apartamento, un trabajo con buena paga y mis notas en la universidad no son malas, ¿Entonces por qué no puedo superar esto?- Al llegar a su edificio, se encontró con una de sus tiernas vecinas, bueno una de las pocas que se metía en sus asuntos y no en él de los demás-
Minato querido en tu puerta te están esperando dos personas- Y sin decir nada más, siguió su camino, pensó en Madara, pero al instante lo descartó, ¿Para qué le esperaría fuera si tenía una llave? Lo que no esperó era ver la cara de su madre y su padrastro sentados en el pasillo frente a su puerta, parecía que tenían su rato ahí-
Minato, que bien que ya llegas- Fue lo primero que escuchó de su madre al verla levantarse del suelo y sacudirse la ropa, no escuchó ni media palabra más de lo que su madre dijo, estaba en estado catatónico, ¡No podía creer que estuviera ahí esa bruja! No debió irse directo a casa después de salir de la infernal tienda donde trabajaba el desgraciado de Sasori, estaba seguro que lo había seguido hasta su casa- ¡Minato! ¿No nos vas a invitar a pasar?-El grito de su madre lo trajo a la realidad, y con un gesto cansino le iba a decir que se largara por donde había venido, pero entonces lo que menos quería que pasara pasó, Madara abrió la puerta, siendo el centro de atención-
¿Minato, qué es este escándalo?- Claro, que su madre había atado todos los puntos más rápido de lo que le hubiera gustado al rubio, y si las miradas mataran, Madara estaría enterrado tan profundo como las pirámides perdidas de Egipto- ¿Quiénes son estas personas?- Preguntó el mayor, incomodándose un poco por el escrutinio al que estaba siendo sometido por las dos personas que parecían de alguna forma relacionadas con su novio-
No son nadie, entra y no les dejes pasar- Pero antes de que pudiera cerrar la puerta, esta fue empujada por la mujer que aunque pareciera delicada tenía prácticamente la misma fuerza que Minato, quien aun intentaba cerrarle la puerta en la cara a la mujer- ¡Madara, ¿Pero qué demonios haces mirándome?! Ayúdame a cerrar la maldita puerta, no quiero que esta señora entre a mi casa- Y aunque pidió ayuda, antes de que Madara pudiera mover un musculo, la puerta se cerró, Minato aprovechó que al parecer su madre se había cansado y puso el cerrojo-
¿Para qué pides ayuda si lo tienes controlado?- Antes de que Minato mandara a Madara por un tubo, la mujer empezó a gritar al otro lado de la puerta- ¿Quién es esa señora? Parece muy enojada-
{¡Minato Namikaze abre esta puerta en este instante! ¡No puedes hacerle esto a tu propia madre!
}
¡Lárgate de aquí lunática!- Minato gritó pegado a la puerta, no parecía querer abrir esa puerta en años- ¡Llamaré a la policía si no te largas y dejas de hacer escándalos! Entiende que no quiero nada contigo, no me interesa lo que me tengas que decir, soy una persona adulta maldita sea, no tengo que rendirte cuentas, puedo hacer lo que quiera con mi vida, así que te pido de corazón, por favor no vengas a arruinarme lo que tengo en este momento….- El silencio se expandió por todas partes, Madara era incapaz de decir nada, los pasos alejándose al otro lado de la puerta fueron los encargados de romper el silencio-
¿Quieres cenar?- Fue la simple pregunta de Madara, sabía que esa mujer era la madre de su novio, y el hombre que la acompañaba lo más seguro es que fuera el padrastro de Minato. El rubio en silencio se recostó en su cama hundiendo la cara en el cobertor, no podía creer que ahora, en ese momento que no estaba de lo mejor, ella se apareciera- ¿Quieres hablar de eso ahora?- El gruñido que hizo Minato fue respuesta suficiente, así que lo dejó estar-
Madara tengo que ser sincero contigo, ¿Sabes que sufro de miedo al abandono? No soporto estar en relaciones porque siento que todos me van a dejar, se que necesito ayuda psiquiátrica, pero no me gustan los psicólogos, esos desgraciados solo saben drogar- Madara y Minato se sentaron sobre la cómoda cama del rubio, el mayor no supo que decirle a su pareja, ya se imaginaba que era algo así, pero no quería meterse en los asuntos privados de Minato a menos que este hablara de ellos antes- Ya te conté que mi padre se fue cuando apenas era un bebé, no lo extraño pero en varias ocasiones cuando era niño pensé que se había ido por mi culpa, y no quiero que nadie me abandone, y mi madre no merece el premio a la más atenta o cariñosa, así que por su parte también ayudó a crearme este trauma-
Pues no te preocupes, yo no te voy a dejar- Madara sabía que las promesas eran de las cosas que fácilmente podían romperse, pero él era un hombre de palabra e iba a hacer lo que estuviera en sus manos para hacer al menor tan feliz como él lo estaba haciendo sentir- Créeme, será muy difícil hacerme a un lado-