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Beyond por mishula

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Notas del capitulo:

Ok... bien, vengo con el segundo capitulo super tarde pero bueno. Ha tenido la acogida que más o menos esperaba (a sido más de lo que esperaba, la verdad) asi que MUCHAS GRACIAS.

 

No he respondido todavía reviews porque bueno, estoy en mi trabajo y... como buena trabajadora hay que procastinar de poquito en poquito. Sin embargo quiero que sepan que los leo a todos y me encanta cada vez que comentan algo, no importa lo que sea.

 

Bien, no los entretengo más espero les agrade este extraño experimento narrativo que estoy haciendo. 

 

Besos!

2º Latido: Destino

 

Cuando aquel chico me sonrio, sentí que podía estar tranquilo nuevamente, sin embargo en mi pequeño corazón la pregunta ¿Qué fue lo que pasó? Rondaba sin cesar.

 

-       Lo siento – dijo alisándose las prendas – mi cuerpo es algo débil, me llamo Sasuke, soy hijo de Fugaku Uchiha, líder de los 10 clanes del oriente, segundo en la línea de sucesión ¿Quién eres tú?

 

Ese habría sido un discurso digno de la aprobación de los padres Uchiha pero a mi no me interesó mucho, lo único que pude oir con total entendimiento fue la frase “mi cuerpo es algo debil” ¿Qué hacia un niño débil solo en un lugar como ese? Me quedé tratando de encontrar las palabras, no aparecieron, no era muy maduro y los susurros del bosque me distraían más de lo que queria aceptar asi que solo extendí mi pata y repetí – igual que él – el discurso enseñado por mis padres para estas situaciones.

 

-       Soy Naruto Uzumaki, Hijo del relámpago de la hoja Minato Namikaze y de la princesa del clan del remolino Kushina Uzumaki, lideres de los pertenecientes a las castas de la luna roja y la primavera carmensí, primero en la línea de sucesión – luego sonreí – puedes decirme Naruto si quieres.

 

A continuación el tomo mi garra; sus manos eran delgadas y estaban heladas, eran suaves también pero heladas, como la piel de los dragones que habitaban las tierras lejanas y que solo pude ver una vez en toda mi vida, sonrio y se sentó en el suelo, miraba hacia el rio como si fuera lo mas interesante del mundo.

 

-       Eres un Yōkai, pero tu energía es muy pura, probablemente si sea bueno que estés aquí.

 

No entendía toda la palabrería que salía de su boca pero me pareció que me daba un cumplido asi que solo asentí, agradecí y me senté a su lado, con el estomago lleno y un calor especial en el  cuerpo solo tuve deseos de dormir ¿Cuánto tiempo había estado deambulando sin dormir? Eso pensaba cuando cai profundamente dormido. Abri los ojos siendo presa de una satisfacción y un sopor que no se fueron hasta que escuche la voz infantil del que yacía sentado a mi lado.

  -       ¿Quieres jugar, Naruto?  

Sasuke me miraba interesado mientras trataba de tomar mi cola con las manos, yo me movía para evitarlo, pero el seguía detrás tratando de halarla, hasta que entendí: los humanos son extraños; y salí a correr para que no me atrapara, recordé unas de las palabras de Kakashi:  

“por mas adulto que seas, por mas guerrero, por mas… príncipe o rey que seas, no dejes que nadie te quite la risa, ahora eres un niño, nadie tiene derecho a quitarte la infancia”  

Y corrí con todas mis fuerzas, Sasuke me seguía de cerca con un increíble estado físico, carcajeaba y moqueaba un poco pero lucia adorable, traía el kimono blanco totalmente embarrado y escurriendo fango en las orillas pero, al parecer, no le importaba. Por un momento los susurros del bosque no existieron, solo escuchaba mi carcajada y la carcajada agena.

Yamato se estremecía mientras la luz blanca empezaba a llenarlo. Habían andado a lomo de caballo unas cuantas horas, estos se rehusaron a entrar al bosque asi que siguieron solos con la mano sobre sus espadas, el bosque bullía en actividad, Itachi escuchaba su pulso cada vez mas acelerado, respiraba erráticamente y sentía que las piernas le temblaban; pensó en su pequeño hermano y en lo asustado que debía estar y eso le dio fuerzas para continuar con el viaje. Decidieron atarse un cordon entre los dos cintos de sus armaduras, era mejor permanecer unidos y eso al menos debilitaría sus posiblilidades de separarse.

La boca se les seco de repente al ver criaturas que no habían visto antes de colores palidos volando o reptando (incluso escalando aquellos grisáceos arboles) Yamato sintió miedo, jamas lo aceptaría pero estuvo a punto de echar a correr, si no fuera porque estaba atado al hijo de su señor habría corrido lejos gritando y posiblemente llorando; Itachi solo sentía un poco de incomodidad además de la sequedad en la garganta, tosía suavemente pero nada podía aplacarle la ansiedad, un dolor en la boca del estomago le despertó del todo y decidio caminar hacia el centro del bosque. Las voces eran inaudibles, cada una decía alguna cosa y sumada a las otras miles solo se distinguia un murmullo “como el de las mujeres cuando cotilleaban en la cocina” pensó y se sonrio solo por un momento.

 Mientras Itachi y Yamato se adentraban a pie, mi padre sobrevolaba el bosque blanco buscando algún indicio mio, las frondosas copas de los arboles impedían que se viera mucho, anochecia y tanto él como Kakashi se sentían incomodos e inconformes, tampoco estaba de mas decir que los Ripuk estaban enojados por su larga jornada y estaban a punto de botarlos de sus lomos para posarse a dormir. Mi padre sintió eso asi que decidió descender e ingresar a pie: la cantidad de criaturas propias del bosque que los observó en reproche era millonésima, todos eran grises o blancos, todos con ojos brillantes y de tonos vibrantes que te inducia a mirarlos sin descanso, cada uno mas largo o mas grueso o mas grande o mas pequeño que el otro, parecían ubicados en castas y todas ellas deseaban lejos a Kakashi y a mi padre; no les prestaron atención a la silenciosa advertencia y cuando posaron un pie dentro de la maleza esta se cerró dejándolos atrapados, papá fruncio el ceño y decidio ubicarse con el sol pero si desde el cielo la tierra se veía distorsionada desde allí el brillo de las copas no permitia ver el cielo. Estaban perdidos.


-¿Qué haces? – dije cuando el chico se entraba al rio.


- me refresco, he corrido un monton y estoy impresionantemente cansado.  

No noté en que momento sonrió maliciosamente y me me halo hacia el y me entro en el agua helada, yo había corrido y tenia calor pero eso no evitó que se tensara mi cola y quedara inmóvil dentro del rio.Moria de frio y empecé a tiritar.

  -        No esta tan fría – dijo sonriendo

-       ¡Claro que si! – alcancé a articular entre los espasmos.

-       No lo estará si te mueves un poco.  

La manera tan simple en la que decía eso no se comparaba con la tranquilidad con la que se movia por esas aguas y sonreía, había quedado atrás el miedo y el resplandor rojo, habían quedado atrás las inseguridades, el no moriría. Yo estaba a salvo con el.  

Quienes no se sentían muy a salvo eran los acompañantes de Fugaku Uchiha que, al notar que su hijo mayor y su hombre de confianza no estaban, gritó con todas sus fuerzas y maldijo tan alto que los niños en la parte occidental de la casa lo oyeron soltando carcajadas ingenuas por la mala palabra.

  -       Lord fugaku ha dicho una mala palabra, mami.

Mikoto lloraba desconsolada en un rincón, por un segundo pensó en un secuestro  con fines políticos, luego la imagen de esas bestias bajando sobre su jardín siete años atrás estaba acongojándola, no quería imaginar que le estaban haciendo “esas cosas” a su niño, sabía que Sasuke estaba seguro, allí en el bosque blanco nadie que tuviera algo demoniaco dentro podía entrar  y salir ileso.Eso era algo que papá no sabía.  

Corrian cada vez más adentro tratando de no dejar rastros, el bosque atacaba con toda la ferocidad que su pureza le permitían; salamandras voladoras se arrojaban sobre ellos arrancando pequeños trozos de piel con sus mandíbulas sin dientes, serpientes salían de los arboles e incaban sus colmillos sin veneno sobre sus pieles, inyectando una sustancia fría que congelaba el pedazo donde se esparcía. Kakashi maldijo su curiosidad y se apresuró a una cueva – halando a su señor que estaba, a esas alturas, prácticamente paralizado – ambos tiritaban de frio y trataron de no hacer ruido, sin notar que su enemigo era básicamente el suelo que pisaban. Ahogaron un grito cuando la cueva se cerró herméticamente.  

-       Voy a morir – Kakashi jamas se quejaba pero ese único manifiesto encerraba su pena y su miedo.

-       No, no, no vas a morir. Al menos hoy no – mi padre tomó un poco de roca y la aplastó con su mano. Planeaba algo.  

El ruido del bosque que atacaba a los dos Yokai fue lo suficientemente fuerte como para alertar a Itachi y Yamato que caminaban en círculos hacía dos horas, no había manera que ellos lo notaran pero la gran entidad que era el terreno bajo sus pies estaba enojada con los intrusos: primero estos dos hombres armados y arrogantes y luego los dos demonios que trataron de entrar soberbios a un lugar donde no eran para nada bienvenidos , por ello gruñía sin hacer ruido alguno, temblaba sin temblar y brillaba profusamente indicando peligro. Itachi se estremeció.  

-       Deberíamos irnos, señor – yamato temblaba de pies a cabeza.

-       No, majaderías. – le puso la mano helada sobre el hombro – yo de aquí no salgo sin Sasuke.  

La coraza de valentía se estaba desaciendo para terminar en una plasta gelatinosa en el fondo de sus resoluciones, sin embargo, el amor por Sasuke era mas fuerte y temía por los alaridos de terror que pudiere estar profiriendo su pequeño tesoro.  

-       El bosque sufre – dijo su tesoro mirándome a los ojos – no está complacido.  

Era la primera vez que escuchaba a alguien hablar de un lugar como si tuviera vida, no tardé en notar que realmente era una sola entidad y que no estaba nada contento, sacudidas violentas y el tono brillante de los arboles, el piso, el agua y toda superficie blanquecina en el horizonte me indicaron que lo que fuera que pasaba no era algo habitual, sasuke se hizo hacia atrás y me sacó del lago, al momento en que la punta de mi cola salió el lago ebullió y empezó a evaporarse, las criaturas pequeñas del fondo brillaban a salvo pero cualquier cosa externa que estuviera allí (una de mis dagas, por ejemplo) se derretía sonando justo como cuando se apaga el fuego repentinamente con un chorro de agua.

Miré a sasuke quien parecía que sufría tanto como el bosque, me miró y me sonrio temeroso.

  -       Será esperar a que se calme, supongo – dijo levantándose para tomar unas ramas que yacían en el suelo. Prendío fuego.  

En ese ambiente tan hostil Sasuke parecía una pequeña ceniza a la deriva, pequeño y delicado lucía cada vez menos asustado con los sonidos guturales y escalofriantes que producía el habitad actual, cada vocecilla gritaba asustada y enfurecida, no entendía lo que decían pero deseaba que se detuvieran. La sonrisa de Sasuke y sus manos alrededor de mis puntiagudas orejas me calmaron, se arrodilló en frente mio y me miró directo a los ojos, caí en el abismo del iris y aterricé en la calma absoluta. Que gran poder tenía el niño, pensé y sonreí.

  -       Bien, Naruto no te he preguntado pero ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste?

-       Escapé de casa.             

   Esos pozos negros se abrieron y su piel palideció, tomo una esquina de su kimono y la retorció entre sus manos delgadas.  

-       O sea que hay más como tú aquí, es por eso que la entidad está enojada; los tuyos, vinieron a buscarte y el bosque los quiere lejos.  

 Tenía razón, mi padre y Kakashi excavaban lo más rápido que podían, concientes de la naturaleza de su problema y que el pánico estaba empezando a embargarlos, papá deseaba verme una vez más y ese pensamiento lo mantuvo con vida, aun cuando el aire empezó a escasear y no llegaban a ningún lado. Justo cuando Kakashi se rendía con sus garras ensangrentadas y presa del miedo lo vió: El niño que andaba con Jiraiya estaba sentado en un claro no muy lejos de donde ellos estaban cavando, a travez de ese pequeño agujero vio casi tan claro como lo hubiera visto si lo tuviera en frente.

El niño había cambiado tanto como cambió Itachi – la madurez y la edad hacían estragos en los rostros inocentes – hizo una débil seña a mi padre y ambos cavaron con sus últimos alientos.  

Entre tanto Itachi era mordido por un Sausake brilloso y baboso, la entidad también les tenía un pequeño regalo y el Sausake era el primero de sus  males, con su ponzoña inofensiva solo producía reales alucinaciones; el lado malvado de la deidad del bosque se divertía viendo a los pobres desdichados correr hacia su muerte cuando aquel monstruo con forma de renacuajo posaba su bífida lengua y perforaba sus pieles sensibles.  

-       ¡Joven Itachi!   Yamato alejó aquel horrible animal de una patada y se arrodilló al lado de su joven señor, que no sentía dolor, solo un horrible sopor que le envolvía lentamente.  

-       No creo que papá haga todo este alboroto – dije tratando de consolar al pequeño Sasuke.

-       ¿y eso por qué?

-       Es un pacifista.

  Sasuke sonrio y asintió esperando fervientemente que yo le dijera la verdad, luego me miró con los ojos afilados y puso sus manos sobre mis muslos.  

-       ¿por qué escapaste de casa?

-       No soy libre – repetí la sentencia de mi padre.   Arqueó una ceja y se sentó nuevamente en el piso.  

-        Crei haber escuchado que eras un príncipe Yokai.

-       Lo soy.

-       ¿puedes explicarme? Siempre pensé que los esclavos eran los únicos que no podían ser libres.  

Le conté sobre mi matrimonio arreglado. Cuando acabé noté que estaba llorando.  

-       Eso está muy mal – dijo enjugándose los mocos.

-       Pero bueno niño ¿Por qué lloras?

-       ¿por qué no habría de hacerlo? Es muy triste.

  Le sonreí como mejor pude y me percaté que los sonidos del bosque eran mas tranquilos, aún los gritos persistían pero los temblores habían desaparecido y el lago no ebullía con tanta fuerza, más tranquilo me levanté del piso recibiendo una carcajada como respuesta.  

-       ¿Qué sucede?

-       Tienes la cola esponjada.

  No pude hallar donde esconder mi cara roja de la vergüenza. Mientras yo trataba de alizar mi cola rebelde mi padre tomaba fuertes bocanadas de aire, agradeciendo a todos los dioses habidos y por haber, Kakashi tomaba las manos del niño mientras las besaba, es que en esos momentos parecía más una deidad que un humano.  

-       Basta Kakashi, estás asustándolo.

 Mi padre se sentaba sobre la fría hierba y se tocaba  todo el cuerpo, como examinando si le faltaba algo; todo en orden, sus colas estaban ahí, sus garras estaban rotas pero tenía todos sus dedos, sus manos sangraban pero al menos estaba con vida, por primera vez en todo ese tiempo dudó por mi seguridad.Kakashi dijo las palabras que no quería oir  

-       Mi señor, no es por asustarlo pero… si a nosotros nos ha pillado asi, Naruto…

-       ¡Cállate!  

El eco de ese gruñido le dio a entender al lobo que había dicho una estupidez, Iruka miraba a esos dos Yokai ensangrentados, sucios y asustados y no lo podía creer, fue tanta su sorpresa  cuando de la montaña en la que estaba recostado salieran dos pares de garras y sus consiguientes dueños, estos después del alboroto causado por la entidad del bosque; Jiraiya lo había mandado a examinar que era lo que pasaba pero no esperaba encontrarse a aquellos dos nuevamente, más específicamente al lobo de cabello plateado que le había besado las manos, la impresión de sus colmillos detrás de su prepotente sonrisa lo había dejado marcado por razones que no entendía. A sus 16 Años Iruka Umino era el único discípulo del tan conocido “sacerdote Yokai” pero no se enorgullecía de ello: Más allá de sus poderes y su – intento de – sabiduría, Jiraiya (el yokai blanco) era un borracho que se divertía con muchachas y uno que otro muchachito cuando estaba muy ebrio, pasaba días enteros con botellas de licor de valantias – fruto que únicamente se daba en ese bosque – y una que otra señorita aturdida por el olor animal. Suspiró, no se esperaba de ninguna manera lo que estaba pasando.

  Yamato corría aterrado por el bosque, la cinta que lo unía a su Joven señor, había sido cortada de tajo por su propia espada cuando emprendió huida. Itachi había sucumbido bajo el poder de la ponzoña de aquel Sausake y atacaba vehementemente a su hombre pensando que era aquel Yokai de cabello rubio, odiaba a ese sujeto ya que siempre significó el inicio del dolor de su pequeño Tesoro, recordaba las palabras de su padre tan claras que le dolían:

  “A Sasuke hay que hacerlo fuerte de cuerpo, para entregárselo a los Yokai. Ese es el precio de la paz, Itachi”

 

Corría detrás de aquel borrón imperceptible que era su enemigo, espada en mano y determinación en el corazón. Yamato casi podía sentir el filo de esa preciosa Katana  en su espalda, podía sentír como casi lo despedazaba, como casi le arrebataba la vida; cuando un olor dulzón hizo que se detuviera, milagrosamente Itachi detuvo la espada a escasos milímetros de su cuello.

Cuando Itachi despertó de su trance se sintió como basura y cayó de rodillas. Aquella única lagrima contenia el arrepentimiento de un guerrero.

  -       Lo siento, Yamato ¿Qué estaba a punto de hacer? Todo porque he pensado que eras mi enemigo.  

Yamato se puso a su altura y le sonrió, apreciaba esos pequeños momentos en los que podía ver en lo que se había convertido ese dulce niño que correteaba a su “yo adolescente” hacia tantos años atrás, apreciaba cada uno de los miembros  de su familia y de los clanes vecinos, apreciaba a los Uchiha por los años de servicio ininterrumpido y leal que habían prestado como lideres de los clanes, apreciaba mucho a Shisui y para Shisui Uchiha no había nada mas preciado que Itachi por lo que automáticamente para Yamato, no había nadie mas sino Itachi; justamente por ello le conmovio en demasia verlo tan descompuesto por una acción involuntaria.  

-       Esta bien  Itachi, es mejor que nos calmemos ahora.   Habia olvidado el olor dulzon del ambiente que le salvó la vida, ahora no se olía pero podía sentir que no estaba muy lejos la fuente del olor.

  -       El licor de Valantia es bueno para los sentidos trucados, los hace enderezarse instantáneamente. Lo que hace con los sentidos enderezados es aun más encantador.  

El Yokai blanco caminaba majestuosamente hacia ellos, estaba ebrio pero solo el podía asegurarlo por completo, ya la bebida no le afectaba mucho. Habia salido de la cabaña al poco tiempo de haber enviado a su pequeño niño prodigio – prodigio porque estaba muy orgulloso de él, jamas se lo diría pero con eso bastaba y estaba bien -  haberse encontrado con aquel niñito humano crecido y convertido en aquel guerrero que tenía en frente,  era un presagio que las estrellas y los espiritus habían empezado a desenredar la madeja que era el destino de esa familia; sonrio, si, necesitaba un trago un poco mas fuerte.  

-       Es un Yokai – Yamato resaltó la obviedad y respiró profundo

-       No va a matarnos – Itachi se levantó con dificultad  

Mientras que el pánico abandonaba sus cuerpos la vergüenza abandonaba el mio y me disponía a sentarme al lado de sasuke, junto al fuego. Estando rodeado de blanco y de un brillo frio el color rojo del fuego  se me antojaba más sobrenatural de lo que era,  mucho mas calido y por supuesto me sentía mucho más a gusto conmigo mismo, los susurros eran mucho mas tranquilos, aunque aun se escuchaban igual de enojados, era como si el bosque se hubiera resignado a la presencia poco grata y de dispusiera a dejarlo ser. Sasuke sonreía con una especie de complicidad que no me agradaba mucho, aun desconfiaba de sus intenciones y esa mueca solo lo hacia ver mas sospechoso.  

-       No pensé que los Yokai tuvieran un lado adorable como una cola esponjada – dijo después de un minuto de total silencio.  

-        Cállate, al fin y al cabo es cabello, el cabello se esponja con la humedad – escupí y continué tratando de hacerlo ver menos vergonzoso.  

-       Espero sinceramente que podamos ser amigos de ahora en adelante, tú sabes – entorno un poco sus ojos negros – cuando te vayas, porque te irás ¿verdad? No creo que la pataleta te dure toda la vida.  

Eso era cierto, no podía estarme allí todo el tiempo, tenía que volver y encarar a papá, rogar por que cambiara de opinión; estando ahí sentado, rodeado de brillo y con un niño humano no iba a conseguir lo que yo quería asi que – totalmente decidido – me levanté.

  -       ¿Qué haces?

-       Me voy – inflé un poco mi pecho siendo aplastado por la armadura colocada por mamá – volveré a casa y haré que mi padre me dé la libertad que me pertenece por derecho, además aun tengo que cazar y llevar algo para la celebración de la primavera, seré coronado príncipe y bueno, al parecer tienes razón.  

Sasuke se levantó y me sonrió, tomo mi brazo y me haló.  

-       Te llevaré, no creo que salgas tu solo de aquí.   Traté de devolverle el gesto pero mi ego no me lo permitia, al parecer el ser guiado por un niño humano no era parte de aquel ritual para convertirse en hombre y no era tampoco parte de nuestras tradiciones.  

Mi padre y yo nos pusimos de pie al tiempo, al parecer ambos recobramos la compostura de manera sincornizada y decidimos salir de aquel horrible lugar, mi padre tomo a Kakashi del brazo y lo haló lejos de aquel jovencillo que lo miraba todavía algo desconcertado y emprendió camino.  

-       No llegarán solos a ningún lado – pronuncio suavemente el castaño mientras se sentaba de nueva cuenta.

Kakashi se volteó y le vio directo a los ojos, aquel muchachito tenía razón, ellos hasta ahora estaban recuperándose de un intento – bastante interesante – de asesinato y él aún se sentía un poco aturdido por todo el ajetreo, sin contar que ya tenía hambre y no tenía muy claro el camino que debían seguir, miró directamente a mi padre que estaba sumamente enojado; me dijo alguna vez que estaba tan asustado de haberme perdido que era capaz de asesinar a todo aquel que osara a llevarle la contraria y en ese momento el cuello de Kakashi se le antojaba bastante fácil  de romper, luego la vocecilla de su conciencia le indico que aquel niño tenia razón y que Kakashi le era de suma importancia.  

-       Ya podre romperle el cuello a un ciervo – dijo mirando a Kakashi con fiereza.  

El aludido pasó saliva y le sonrio al joven que se sabía ganador, Iruka habia notado que si llamaba demasiado la atención de esas criaturas le obligarían a acompañarlos quien sabe hasta donde por lo que se apresuró a aclarar.  

-       Los llevaré solo hasta los límites del bosque.

-       No querríamos nada mas – Kakashi sonrio de lado tratando de engatusar al niño, le resultaba divertido.  

Aquella conversación se repetía casi con exactitud en el lado oeste del bosque, Jiraiya se reia cada vez que alguna criatura extraña se acercaba a Itachi, Yamato corria varios metros lejos cada vez que el otro se quejaba por algún piquete o se golpeaba con algo, habia quedado bastante afectado y juraba no volver a pisar ese horrible lugar; Itachi – en cambio – solo pensaba en su pequeño hermano y en lo asustado que debía estar y también en lo hambriento y solo.

Fruncio el ceño y haló el kimono del imponente Yokai; Jiraiya ya iba presintiendo lo que iba a decirle aquel niñito por lo que solo negó con la cabeza.  

-       El portador no corre peligro aquí, los de corazón impuro corren el peligro real.

  Itachi maldijo por lo alto, debía imaginar que Neji tendría razones para dejarlo allí solo, ¿Qué mas protector que un bosque que odia a las personas? Jiraiya sonreía por la lenta comprensión del muchacho, mientras tanto Yamato observaba con detenimiento el lugar que atravesaban, se sentía calmado hasta que un grito desgarrador cruzó el aire.  

El yokai blanco paró sus movimientos, Iruka gritaba, su instinto le aconsejó correr a socorrer a su pequeño niño prodigio aunque su racionalidad le dictaba que era imposible que algo le sucediera al chico, es decir, había vivido todo el tiempo allí el bosque ya no lo resentía y el conocía cada palmo y cada árbol, tampoco había señal de algún otro intruso ¿lo había imaginado? Volteó a cerciorarse revisando la expresión de los dos jóvenes que tenia detrás: miedo e inseguridad; no lo había imaginado, su pequeño estaba en peligro, invocando su forma animal – un sapo gigante – dio brincos lejos de los dos hombres que trataron de seguirlo confundidos, aquellos pobres humanos corrian como poseídos siguiendo las grandes zancadas del demonio que se desesperaba a cada segundo.  

La razón del grito reia casi hasta hacerse en los pantalones, no había resistido las ganas de molestar al muchacho, era tan puro que sus deseos de corromper y arruinar esa dulzura e inocencia carcomían el corazón de Kakashi, había osado a soplar en su oído y el pobre chico solo pudo gritar de impresión, mi padre trataba de disculpar el comportamiento de su estúpido general mientras veía como el muchacho volvia a recuperar el color tostado de su piel, luego del enrojecimiento generalizado.  

Nosotros también escuchamos el grito, me heló la sangre pero Sasuke no se veía tan asustado como probablemente estaba, sonrio con seguridad y siguió adelante, su resolución tal vez se debía a que me necesitaba afuera si quería continuar con su paz, caminamos durante un tiempo antes de escuchar estruendosas explosiones y sentir temblores bajo la tierra. Sasuke tomo mi mano “tranquilo” dijo más para si mismo que para mí pensé entonces que debía tomar control de la situación asi que le dije que subiéramos a uno de los arboles, si era debajo de la tierra tal vez arriba no nos tocaría – pensamientos de un pequeño niño, que inocencia aquella – el asintió y montamos a un gran y grueso árbol brillante, habían pequeñas salamandras de colores brillantes y algunas otras eran totalmente grises.

  -       Aléjate de las grises, son venenosas – dijo.

  Aquello había roto todo lo que yo sabia sobre animales que eran venenosos y alertaban con su color de piel; suspiré y me preparé para lo peor, aquellas vibraciones se hacían mas intensas cada vez. No pintaba nada bien.  

Mi padre ya había calmado al joven Iruka cuando sintieron las mismas vibraciones que nosotros encima del árbol, no lo sabía pero nos encontrábamos muy cerca, justo cuando lo vi salir por unos matorrales (aun golpeando la cabeza de Kakashi) aquel estruendo que venia hacia nosotros se paró en frente, un sapo blanco, enorme y musculoso hacía acto de presencia, seguido por dos jóvenes humanos – guerreros – que estaban recuperando el aliento. Sasuke parecio reconocer a los humanos porque sonrio, en cambio mi padre – igual que el chico humano - parecio reconocer al sapo gigante.  

-       C- ca- calma, maestro – Iruka puso sus manos en frente para apaciguar la ira del anfibio – estoy bien.  

Entre una llamarada de color negro aquel sapo cambiaba de forma, resultaba ser un Yokai, me sentí seguro entre los mios por lo que decidí bajar, tome a sasuke en mi espalda y ambos descendimos con cuidado del árbol, no imaginaba lo que iba a suceder: Itachi había tomado nuevamente su Katana y se abalanzaba contra mi padre que estaba distraído, Kakashi había notado las intenciones del chico y relamiéndose los labios dejó en vista sus colmillos, listo para atacar. La mano del yokai mas viejo detuvo al muchacho y apaciguo a Kakashi que volvia a ponerse en su posición inicial – nunca estaba relajado.

 -       Muchacho – su voz sonaba imponente – pensé que las valantias te habían bajado el ímpetu.  

-       Jamás – escupio con fuerza y odio.

  Mi padre hizo caso omiso del ataque o de la retaliación por parte de su hombre de confianza, solo me miraba a mí, estaba tan feliz, su sonrisa estaba cada vez mas ancha, yo estaba sano y salvo, corrió directo a mí y apartando a sasuke suavemente me alzó abrazandome.  

-       Lo siento, lo siento tanto – repetía una y otra vez.  

No entendí ese sentimiento pero la añoranza y el hecho que el hiciera todo esto para venir, sumado al estado lamentable en el que se encontraba, pues le había visto la ropa sucia, ensangrentada, rota y las garras destrozadas; todo aquello me recordó cuanto lo quería.

  -       No, yo lo siento, papá lo siento – era un niño que casi mata a su padre.  

Kakashi se dejó caer mientras Itachi repetía la acción de mi padre pero con Sasuke, cuando mi padre vio eso sus ojos azules se ensancharon mirando al niño humano junto con aquel muchacho, yamato se acercó suavemente – sin hacer mucho ruido – y palmeo la cabeza del pequeño.  

-       No tenías que venir, no hay porqué asustarse hermano.  

Mi padre, tras oir esas palabras, me dejó en el suelo, tenía el destino en frente, pudo ver que el chico estaba casi tan bien como iruka o el Yokai blanco, no había sido atacado por el bosque “Kushina se equivocó” si bien ya estaba establecido que era un niño Fugaku no le había dicho nada sobre el posible poder espiritual y eso lo molestó demasiado.  

Tan molesto como se encontraba Fugaku en esos momentos, había pasado revista una y otra vez en todas las barracas, establos, cocinas, chozas, graneros, todo sitio que se le ocurriera buscando a su hijo y a su hombre de confianza, habían pasado diez días y no aparecían. Temio que su hijo estuviera muerto en algún sitio, que algún jefe de clan lo hubiera asesinado por mantener el poder cesgado, pensó en lo desafortunado de su vida, si su hijo menor hubiera sido niña ahora tendría la oportunidad de tener un hibrido en la familia y de estar emparentado sanguíneamente con los Yokai, su clan estaría protegido de otros clanes y de los rebeldes ( se decía que se estaba gestando una guerra civil) golpeó la mesa de té con su palma, de tal modo que todo lo que estaba brincó y fue a parar al suelo. Maldijo en voz alta.  

-       Este chico… - mi padre acercó “tal vez demasiado” a Sasuke, Itachi levantó la katana – es el portador del cristal ¿verdad?

Sasuke abrió sus ojos negros de tal forma que parecieran dos cuevas, vi miedo reflejado y la sensación de correr a protegerlo se hizo presente, Jiraiya acudió sonriendo paternalmente.   -       El destino ha querido que el portador y el protector se encontrasen hoy, el bosque no estaba solo sacándolos, quería que se quedaran juntos.   Mi padre sonrio complice y toco suavemente el hombro de Itachi, todo ante la mirada atónita del pequeño Sasuke y la mia – por supuesto – luego simplemente me tomó y me colocó en su espalda, tomando su forma animal (un magestuoso zorro de color ocre) invitó a los dos humanos a subir a su espalda.  

-       Nos vamos entonces – gruñó al más viejo que  mantenía sus manos sobre los hombros del otro chico (aún ruborizado)  

Itachi dudó en subir o no al lomo del animal, Kakashi ya se había convertido en un lobo y trataba de morder las piernas de Yamato mientras reía.  

-       Permitanme llevarlos, igual, hay algo que deseo hablar con su padre.

-       ¡No le harás daño a mi padre!  

Sasuke no entendía lo que estaba sucediendo, yo intuía más o menos el porqué, me acerqué hacia mi padre y el me sonrió. Habia escuchado antes a alguien hablar sobre “el portador” y “el protector” y sobre el vinculo que los unía, también había escuchado a alguien hablar que yo era “el protector” y que debía enlazarme a “el portador” por lo tanto lo mas lógico era que Sasuke fuera  mi prometido, por raro que fuera me sentí aliviado y tranquilo, si iba a perder mi libertad  que mejor que con alguien como Sasuke, era tranquilo y bastante valiente.  

-       Ya no estoy enojado – dije mientras Sasuke trataba de calmar a su hermano, todo bajo la atenta mirada del Yokai y del chico – papá, vamos a casa.  

La sonrisa de mi padre me devolvió la vida, el tampoco estaba enojado, podíamos seguir adelante; de algún modo u otro Itachi se subio en el lomo de Kakashi junto con Sasuke – no iba a permitir que sasuke se acercara mas de lo necesario a nosotros- Yamato y yo nos montamos al lomo de papá, el Yokai nos guió hasta el final del bosque, seguido del muchacho que nos daba indicaciones para llegar al lado humano sin volver a caer en el magnetismo del lugar; Kakashi le sonreía y meneaba el rabo, era bastante sospechoso, mi padre agradeció el gesto y me dijo que le recordara el traer una ofrenda la próxima vez que pasaramos por aquí, asentí y tomamos camino, no sin antes recibir una ultima palabra del viejo.  

-       Nos veremos otra vez… eso espero.  

Y vi como se internaron nuevamente en el bosque.   Durante todo el camino estuve abrazado al cuello de papá, incluso llegue a tomar mi forma animal (mi pelaje era rojizo como el de mamá) para retozar alrededor, papá gruñía complacido y aunque debajo del fino pelaje corto se podían ver heridas profundas y caminaba con algo de dificultad, en realidad agradecia el solo cargar a un humano ya que veía como Kakashi jadeaba, ambos estaban muy heridos. Cuando vieron la mansión del clan Uchiha los corazones de Itachi y de Sasuke se llenaron de gozo, Yamato estaba dormido sobre el lomo de papá horas atrás y yo, no tenía sentimiento alguno, de hecho no había estado ahí asi que no tenía ningún sentimiento encontrado,salvo la curiosidad y el miedo.  

Quien rebosaba de sentimiento era mi Madre, después de días sin noticias y que los Ripuk volvieran aterrorizados y sin jinete le había puesto los nervios de punta, pasaba días enteros llorando, las festividades de primavera se habían detenido y ahora todos lloraban la muerte de su soberano y del pequeño príncipe, claro que también extrañaban a Kakashi y maldecían a la luna roja por haberse llevado a sus tres mejores hombres – ya me contaban como hombre cuando no habia cazado nada – ella estaba demasiado acongojada y aquel malestar que sentía hacia unos meses no se iba, ella presentía que era pero no podía con el peso de traer un cachorro al mundo sin un padre.  

Fue el revuelo lo que despertó a  Mikoto Uchiha de su letargo, Shisui Uchiha abrazaba a sus dos pequeños “Trozos de cielo” y los demas humanos corrían despavoridos por la presencia de mi padre – estaba bastante enojado por que tenia hambre – Kakashi nuevamente se encontraba revisando con la vista el lugar, no habia cambiado mucho después de todo. Corrió afuera para encontrarse con la escena y con Fugaku que bajaba las escalinatas lo mas rápido que sus cansados pies le permitieran, el ver a su hijo mayor con vida (herido pero con vida) junto a uno de sus hombres de confianza y ¿su pequeño hijo? Itachi era un testarudo, habia confiado en la palabra de Neji porque Neji era demasiado protector como para dejar a Sasuke solo pero Itachi no, él desconfiaba de todo y todos por lo que le parecio – en palabras de su padre – sumamente comodo ir a interferir en la purificación de su hijo menor. Luego sus ojos volaron a las sombras de atrás, distinguiendo a el relámpago de la hoja (Papá) en su deporable estado, combinado con el de su hijo y Yamato, la inquietud inundó su corazón; no reparó en Kakashi o en mí, solo tenia ojos para papá.  

-       Minato – articuló con dificultad - ¿Qué te ha pasado?

 Mi padre le dirigio una lenta mirada sin filo o fuego, en realidad parecía alegre de verlo.  

-       Coincidencias, es todo.  

Mi padre nuevamente lo llevo al saloncillo donde habían hablado hacia algunos años atrás, nuevamente aquella conversación fue un secreto total, ni siquiera mikoto lo sabia por completo lo que estaba sucediendo, mucho menos nosotros dos, yo no salía de mi estupefacción, aunque había comprendido que Sasuke y yo estabamos unidos la confirmación por parte de Mikoto e Itachi me había sobresaltado.  

Cuando salieron de allí, sonrisas en el rostro y algo de alcohol en la cabeza, mi padre, Kakashi y yo fuimos invitados a un banquete, todo el mundo pensaba que había perdido al heredero del clan por lo que era mas que una celebración. Aquella comida la recuerdo borrosamente, todo se mezcló y refundió lejos, tal vez por lo poco interesante que fue el ser recluido en un lugar pequeño a comer con Kakashi mientras mi padre terminaba de alistarse – dicho banquete era una estupidez.  

La sonrisa de mi madre, si que la recuerdo, estaba tan contenta que lloraba y nos besaba tan rápido como su cuerpo se lo permitía, curó ella misma a mi padre y le dejó descansando en un futón.

 

Al día siguiente cazé mi primera presa.  


*****************Continuará ... algún día********************

Notas finales:

OK, eso ha sido todo, espero que el formato esta vez no me haga bullying.

 

Para mas pendejaditas varias, mi twitter @unolepus

y para cosas que no tienen sentido y algun fanart mi tumblr @canelitastein

 

Besos de canela


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