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LEGALMENTE CACHORRO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Entiendo que quieras hablar conmigo pero… ¿Por qué justo tenía que ser aquí?—preguntó Seto delante de la casa de sus padres esa tarde de navidad con una venita saltándole en la sien.

Entiendo que quieras hablar conmigo pero… ¿Por qué justo tenía que ser aquí?—preguntó Seto delante de la casa de sus padres esa tarde de navidad con una venita saltándole en la sien.

 

Pues tú no querías hablarme y me pareció el momento indicado—contestó el otro con una sonrisa.

 

¿No deberías estar con tu familia?—preguntó el castaño buscando escape.

 

¡No! Ellos son shintoistas. No festejan las fiestas así que quise saber como era en tu casa—dijo simplemente Joey.

 

“¡Debía ser una broma!” pensó Seto con los puños apretados.

 

¿Cómo te atreves a perseguirme?—preguntó al fin ofuscado.

 

¿Por qué no? Tú lo hiciste varias veces y hasta me mandaste investigar. ¿Qué tiene de malo que yo también quiera saber de ti? Además te he contado mucho y sin embargo tú, nada—le contestó Wheeler y ambos se volvieron hacia la puerta mientras esta estaba siendo abierta. Joey se acercó al oído de Kaiba--¿Tú madre sabe que ahora sales con chicos?—fue la espantosa pregunta que le hizo mientras la mismísima madre del ojos azules abría la puerta a ambos. Los ojos de Seto se agrandaron. Si al idiota de Wheeler se le ocurría comentar algo fuera de lugar…

 

¡Buenas tardes!—gritó el rubio muy alegre.

 

¡Buenas tardes!—contestó la señora Kaiba, una mujer rígida como una tabla, muy flaca y de pelo negro y recogido, usaba un traje sastre gris perla y miró al melado como si hubiera salido de un meteorito—Seto. ¿Quién es…?—el recién llegado no la dejó terminar.

 

¡Soy Joey Wheeler, un amigo de Seto!—se autopresentó el rubio. La mujer lo miró con los ojos sorprendidos por un momento, los tenía color malva--¡Jajaja!—rió Joey—¡Mira, hasta tu madre se ha sorprendido de que tengas un amigo!—dijo el rubio mientras palmeaba el hombro de Kaiba familiarmente y luego penetraba a la casa con un--¡Con permiso!—

 

¡Seto! ¿Qué le sucede a tu amigo?—preguntó ella con cara de poco agradarle la situación.

 

Kaiba se sentía humillado y para desquitarse dijo sin mirarla--¡Creo que ha tomado algo antes de venir!—

 

¿Esta beodo?—preguntó ella amargamente sorprendida.

 

¿Quién rayos usa la palabra beodo en estos días?—preguntó una cabeza rubia apareciendo tras el hombro de la mujer que se quedó estática.

 

Seto por desgracia ya se estaba acostumbrando a ese desgraciado “Gasparin”—Mi madre es decana de la facultad de letras—le informó el castaño.

 

¡Uy! ¡Perdón!—dijo el melado antes de hacer un gesto con el labio inferior como diciendo que se había equivocado feo.

 

¡No existen las palabras muertas!—defendió la mujer muy paradita.

 

¡Claro! Yo estoy leyendo un libro en arameo—bromeó Joey.

 

¿En serio?—preguntó ella sorprendida y luego añadió--¡Que bueno por usted!—

 

Joseph miró a Seto, su madre se lo había creído.

 

En la estancia el señor Kaiba leía el diario con una pipa, tenía una canosa barba mediana y un bigote que le recordó a Joey una foto del Kaiser Gillermo. Usaba un buzo tejido y pantalón de vestir hecho en lana. Parecía un doctor o algo.

 

¿Y tu padre que hace?—preguntó Joseph pero la voz de la madre de el ojos azules habló antes pues al hablar el melado había despertado la atención del señor de la casa que los miraba.

 

¡El joven es Joseph Wheeler, un amigo de Seto!—informó la dueña de casa y al ver como el padre del castaño lo miraba el rubio se sorprendió.

 

¡No era broma! ¡Nunca has traído a un amigo a casa! ¿Cierto?—preguntó ahora muy sorprendido Wheeler hombro a hombro con el otro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La cena estaba servida y todos se sentaron a la mesa. La empleada les había hecho un pequeño banquete de cosas tradicionales de las fiestas como el cordero asado. Tal vez Kaiba no era millonario pero su familia tenía un buen pasar.

 

¿Y de dónde conoce a mi hijo?—preguntó formalmente el padre de Kaiba.

 

¡Pues del trabajo! Trabajamos en el mismo bufete aunque no es tan rico como este—dijo el alegre bromista y notó enseguida las miradas cortantes de los mayores que señalaban que estaban preguntándose que le pasaba.

 

Ahora entiendo tu falta del sentido del humor—le susurró al castaño sentado a su lado. La pareja estaba directamente enfrente, nadie en las puntas.

 

Kaiba se sentía mortificado por tenerlo ahí. Con solo mirarlo respirar pesado y tratar de mantener la calma el rubio se dio cuenta.

 

Hablando de lenguas muertas me encanta la lengua de su hijo—dijo el despampanante ojos mieles mientras sonreía como si hubiera hecho un gran halago.

 

Seto se quedó rígido con la copa de agua en los labios y el buche en la boca. Empezó a toser porque de la impresión respiro agua.

Notas finales:

Cuando creian que todo iba a ser como siempre

pafate!

es que el cachorro no es tan facil de amedrentar

nos vemos!

ja ne


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