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Mi pequeño problema. por fxctheworld

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza ;) pero aquí esta el fic :D disfrutenlo <3

─ ¡Eres un animal Yugi Mutou, suéltame o te acusaré con Yami! ─ gritaba Vivian por debajo de mi cuerpo mientras yo me encargaba de hacerla añicos con su cabello.

─ ¡Cállate perra! ─ grité jalándole el cabello dejando expuesto su cuello, aunque sea un grandísimo hijo de puta respeto a las mujeres como para no pegarles, esta no lo es pero es ética de hombre.

Chilló empuñando sus ojos con fuerza, al sentir las tijeras sobre su cuello. Quería verla sufrir, suplicándome que parara. Pero se resistía la muy maldita.

Me acerqué a su rostro sonriendo sádicamente.

─ ¿Tu crees que a Yami le importará siquiera? eres patética. ─ presioné las tijeras contra su cuello, no iba a matarla claro. No soy un psicópata asesino.

─ Si vas a matarme hazlo de una vez niño. ─ gruñó amenazándome, sonreí de lado. Era valiente la niña.

─ Lo haría, pero no quiero mancharme las manos con tu asquerosa sangre.

─ ¡Eres un imbécil! la Directora se enterará de esto y estarás en problemas

─ .. ¿y crees que me importa acaso? estoy temblando de miedo. ─ era demasiado ingenua y ridícula si cree que con amenazarme con la madre de Yami me dará pánico.

Seguí cortando su cabello de forma aleatoria, se podía notar a plena vista que ella cuidaba bien su ya no tan hermoso cabello negro. Alguien necesitará un nuevo look, o quizá ir a una peluquería de la esquina a que le den una peluca de repuesto por la mierda que le hice a su cabeza. Una parte de esta estaba casi pelona, otra la deje con medio pelo, en fin le dejé el cabello peor que a Miley Cyrus, mucho... peor. Vivian gritaba sin parar, parecía como si la mataba con las tijeras.

Que exagerada, debería agradecerme. Mejoré su horrible aspecto, solo me faltaba tatuarle la frente como Anzu y ya sería el toque perfecto para mi obra de arte.

Quizá... si le hago una herida a su mejilla o brazo, no sería mala idea.

Mis manos se acercaron a su mejilla izquierda, cuando la mano fuerte de Yami me detuvo.

─ ¿¡Pero que carajos...!? ─ me apartó de ella de un sólo tirón, por la fuerza que me jaló mi cuerpo se impactó contra un mueble lastimandome la cabeza con brutalidad que incluso me dolió. ¿Como chingados llegó? ¿Acaso algún chismoso me vio y le fue avisar? no, habría venido su madre.

Un líquido tibio corrió por mi mente.

Sangre.

─ Eres un hijo de put...

─ ¡Cállate la boca! ─ gritó tan fuerte que lsto venas de su cuello se marcaron. Callé por instinto. ─ Ven, Vivian.

Me quedé estático en mi lugar viendo como Yami la ayudaba a ponerse de pie, en sólo un instante ésta empezó a llorar sobre sus brazos. Algo que me dio coraje, es que él la estaba consolando cariñosamente ¡En frente de mi cara!

─ Yami, fue horrible. Yugi-kun casi me mata.

Chilló colgandose de su cuello ahora se hace la santa conmigo, pero... ¡el herido soy yo! quiero decir, me sangra la puta cabeza y no me quejo como maricón. Y ésta sólo por un corte ya se queja ¡Ni siquiera Yami se digna ayudarme!

─ Lo sé, pero ya estoy aquí. ─beso su frente, me sonríe Vivian triunfante ─ Iremos a mi habitación a ver que puedo hacerte.

"¿Hacerte?" no no no, de aquí no te vas con ella a tu cuarto, capaz Vivian termina convenciendote de quitarte la virginidad.

─ Tú no vas a ningún lado, Yami. ─ repliqué poniéndome de pie, apoyándome en el respaldo del mueble. ─ muchos con ella.

─ ¿Por qué no? ─ me miro con cara de pocos amigos, enarcando una ceja apartando un poco a Vivian.

Gruñó bajo por eso.

─ Por que.., podría contagiarte el sida. ─ confesé, no quiero luego acostarme con él y que me pase los microbios de ésta.

─ Yugi, no tendré relaciones con Vivian ─ la tomó en brazos cargándola ¡mierda! ─ sólo la llevaré a mi habitación a curar.

Reí irónico ─ ¿curarla? ¡¿curarla?! Por favor señor psicólogo, ¡El único que debe ser curado soy yo, me sangra la puta cabeza!

Exasperado señalé mi rostro que ya de por si la sangre seguía escurriendo bajando por mi barbilla, pero me miro tan indiferente como si no me conociera. Y eso me encabronaba demasiado, el hecho de que me ignore y se preocupe más por ella. ¡Por favor! ella ya no tiene remedio, cagué su cabello como si fuera un cerdo al matarlo.

Yami me miró de arriba abajo, sonrío amplio ¿ahora que piensa?

─ ¿Qué me mira?

─ Nada, que el color rojo combina con tu personalidad. Además, puedes arreglártelas tu sólo con la herida que te hiciste.

─ Corrección, usted la hizo. ─ recalqué.

─ Adiós, mocoso.

─ ¡Que mi nombre es Yugi! ¿cuándo lo va aprender? ¡Oiga sé cuando alguien me esta ignorando y míreme cuando le estoy gritando! ─ mordí mis labios por la frustración que me dio y el coraje al ver que Yami me dejó aquí en este estúpido cuarto hablando solo.

Jadee, el dolor en mi cabeza se intensificó. Me ardía, pero este me las pagará cuando estemos solos en su consultorio veremos quien se quema con el fuego.

Salí de la habitación cerrando de golpe la puerta detrás de mi, tocándome  la cabeza oprimiéndola para que dejara de dolerme y que la sangre lo fluyese más de lo que estaba. Fue un golpe no tan fuerte, pero vaya que logró sacarme sangre. Mucha sangre.

─ ¡Yugi!

Eran Jounochi y Honda corriendo hacia a mi.

Abrieron sus bocas impresionados por la herida que tenía en mi frente, se miraron intuyendo seguro que me había peleado a muerte con Vivian y seguro su cadáver esta adentro.

─ Llegamos tarde Jounochi  ¡Yugi asesinó a Vivian! ─ exclamó dramatizando, el rubio le dio un golpe en la cabeza.─ ¡Eh! ¿¡por qué..?!

─ Por pensar pendejadas Honda, si Yugi querría asesinarla la hubiera sacado del Internado para dejar su cuerpo en un callejón oscuro ¿cierto? ─ intuyó con ojos brillosos, hice una mueca negando lentamente. Sin querer sonreír por la tontería que les ocurrió.

─ No tan así... pero gracias por la idea Jou. ─ alcé mi pulgar.

─ Soy un genio ─ guiño un ojo, luego volvió su vista a mi cabeza─ ¿qué te pasó?

─ Yami, ese maldito me hizo la herida. ─ vociferé pasando por en medio de esos dos caminando en dirección a la habitación.

─ ¿Cómo? ─ preguntaron al unísono siguiendo mi paso.

Me encogí de hombros.─ Ha de tener fuerza sobrenatural ¡Me arrojó como si fuera Hulk en persona! e interrumpí mi momento de aniquilar a Vivian, este llegó como obra del espíritu santo a salvarla y llevársela a su cuarto, disque para curarla, pero no me la trago. Esta aprovechará para cogérselo ¡Y no quiero que le contagie alguna enfermedad sexual!

─ ¿La tiene? ─ dijo Honda con asco.

─ Para alguien de su tipo seguramente─ aseguré. Además... no sé, Yami es un tipo demasiado apuesto tanto que incluso tuve una fantasía húmeda con él. Lo sabe, pero quiere olvidar la vez que gemí su nombre en mi casa  casi se pone como la nariz de Rodolfo el reno.

─ ¿Cómo sabes..?

─ ¡No me preguntes Jounochi, yo sé de lo que hablo! ─ paré en seco repentinamente que estos dos chocaron contra mi espalda─ ¿Y Ryu?

Ahora que me doy cuenta, hace rato que no lo veo desde el almuerzo estaba algo extraño y para ser sincero me preocupó un poco. Era como si se cuidase de alguien a escondidas para que no fuera descubierto. Conocía esa actitud, Bakura actuaba así todo el tiempo cuando compraba droga ilegal y cuando no pagaba lo buscaban. Al final siempre le prestaba para que pagara sus deudas. El muy sin vergüenza me debe cinco mil yenes desde entonces.

─ No lo sé ¿no venía detrás de ti Honda?

─ No creo, yo sólo corrí a seguirte. Ni puta idea de donde este ese niño blanco.

─ A no ser que... ─ callamos al escuchar los gritos de la madre de Yami, junto con ella la voz de Ryu.

Al darnos cuenta de que era él, corrimos apurados en dirección de donde provenían las voces hasta llegar al pasillo unos metros alejados del comedor. Junto con él estaba la Directora en medio separando a Ryu junto... a otro chico que ya conocía, piel morena y cabello alborotado.

Era...

─ ¡Él me atacó de repente, soy inocente de esto! y sí, me defendí ¡Por qué el me golpeó la quijada! no me voy a quedar de brazos cruzados Directora.  ─ gritó eufórico Ryu tomándose de los cabellos con desesperación, como si la vieja esta no le creyera en lo absoluto.

─ Joven Ishtar, ¿qué tiene que decir en su favor?

─ Yo sólo quería hablar con él y de pronto me golpeó, puede comprobarlo con el golpe que recibí en mi mejilla. ─ señaló dicha herida, miente. Lo conozco perfectamente para saber que él provocó algo para que Ryu lo lastimara.

─ No mientas Marik, te conozco bien como para que digas semejante mentira. ─ me crucé de brazos entrecerrando los ojos. ─ yo que tú, inventaba otra cosa.

─ Mutou. ─ gruñó dirigiendo su vista hacia a mi, por su cara de alegría me doy cuenta que le da gusto verme─ no pensé que las ratas estuvieran aquí, pero si se tratara de ti... no debería sorprenderme se reproducen rápido.

Bostecé cubriendo mi boca─ no cambias nada, Ishtar. Sigues fanfarroneando igual que cuando vendías droga por todo Japón.

─ ¡Cállate Mutou! ─ tardé, hablé muy pronto.

La Directora exclamó cubriendo su boca, como si no supiera sus antecedentes. Pero a juzgar por su actitud yo diría que no tiene ni idea que él vendía droga por el vecindario y que Bakura era su cliente especial, de hecho tuve varios problemas con Marik.

─ Oh, lo siento ¿no lo sabía querida Directora? ─ negó lentamente en shock, miré a Marik quien me lanzaba cuchillos y navajas con la mirada asesina que tenía, alcé una ceja.

No me intimidaba.

─ Jovencito, usted me dijo que...

─ ¡Es verdad! ¡Vine aquí para rehabilitarme! ─ interrumpió con ojos suplicantes apretando los dientes, no evité soltar tremenda carcajada de la tontería que acabo de escuchar. Si Bakura estuviera aquí ya estaría en los suelos llorando de risa. ─ este... idiota de cabello loco delira.

─ A mi oficina.

─ Pero..

─ Ahora. ─ interrumpió la mujer resonando su tacón contra el piso contando pasos apresurándolo, Marik bufó yéndose de ahí no sin antes sacarme el dedo medio. Lo ignoré. ─ Y usted joven Ryu...

─ Ya le dije, no hice nada. Es la quinta vez que lo digo, usted me conoce perfectamente desde que llegué que he sido un gran paciente y no causo problemas.─ contestó pacíficamente sin dirigirnos la mirada, nos evitaba.

─ Esta bien, puede retirarse...─ giró sobre sus talones, pero se detuvo en seco─  Mutou ¿y esa herida? ─ Perfecto, esta sería la oportunidad perfecta para acusar a Yami por esto.

─ ¿Cuál? ─ fingí inocencia mostrando mi dentadura y limpia sonrisa.

Pero no resultó mi intento por fastidiarla, su mirada era exactamente igual a la de Yami. Seria e impotente, casi me intimidaba un poco.

Sí que es difícil de joder a esta mujer.

─ La de su cabeza, no se haga el payaso y contésteme. ─ me encogí de hombros.

─ Su hijo.

─ ¿Atemu? no mienta joven Mutou por que si me entero que usted...

─ ¿Tiene cámaras no? ─ interrumpí, ella asintió─ puede comprobarlo con la habitación de al fondo, el me golpeó y no se hizo nada, se fue dejándome con la cabeza rota desangrándome ¿sabe que los puedo demandar por esto? ─ escupí recordando cuando Yami me dijo de las cámaras, para evitar que los internos tuvieran sexo.

─ No estás en condiciones, llamaré a Yami de esto pero si me entero que es una mentira date por expul...

─ No tendrás que hacerlo madre, Yugi dice la verdad.

Me voltee para verlo, y en efectivo Yami estaba detrás de Jounochi y Honda, ambos se hicieron a un lado para darle paso y estar a la par mía, fruncí el entrecejo apartando mi mirada de la de él. Nada más con que vaya de chismoso con lo de Vivian le digo hasta de la enfermedad sexual que transmitirá.

─ ¿Ah, sí? ─ repitió su madre, incrédula de seguro. ─ explícame.

─ Fue un accidente, es todo. ─ rápidamente su mano se posó en mi boca impidiéndome que hablara para que replicara─ iba a ir por el botiquín pero como Yugi se quiso hacer el valiente y el fuerte, no quiso que lo curara y eso fue lo que pasó.

¡¿QUÉ?! ¿Yo haciéndome el fuerte? bueno, es buena excusa... ¡Pero en tontolandia! ¿Qué imbécil sobre la tierra se creería ese relato de Yami? por favor, hasta mi hermana dice mejores cosas para encubrirme de mis salidas nocturnas. Por algo le digo niña genio.

─ Está bien, si tu dices que fue un accidente, fue un accidente.

Oficialmente acabo de sentir el golpe de la resignación sobre mi cabeza. O la suegra era muy ingenua o en serio Yami sabía mentir bien. La Directora se retiró, inmediatamente mordí la palma de Yami, este gritó.

─ Aparte de mocoso, eres un animal.

─ ¿En la cama? no sí, soy una fiera. ─ Gruñó yéndose a quien sabe donde, pero lo puse nervioso, incluso lo hice reír un poco por esa sonrisita en sus labios.

 Las risas de Jounochi y Honda no se hicieron esperar, Ryu había desaparecido ¿cuando? no sé, ese niño siempre desaparece de la vista de uno. Sólo espero que no este en otra pelea y tener que ir a salvarle el pellejo.

Aunque... ¿Qué tiene que ver Ryu con Marik?

.

.

.

─ ¿Cómo dices que dijiste? ─ Gritamos todos ante la confesión que nos dijo el albino, me sentía fuera de lugar en serio.

─ Sí, Marik es el ex novio que castré. ─ murmuró oprimiendo los labios.─ no sé que demonios hace aquí, pero no es para rehabilitarse como dice, el mismo dijo que las pagaría por lo que hice.

Me dejé caer en la cama cruzando las piernas apoyando mi cabeza en la palma de mi mano, ese pendejo de Marik cumplía con sus amenazas. Ryu debe cuidarse las espaldas, recuerdo que esa vez Bakura le debía demasiado dinero que tuvo que esconderse en China por un tiempo ya que Marik lo buscaba como loco psicópata.

Marik es peligro, un tipo bastante desequilibrado de la cabeza.

─ Lo que no entiendo es por que lo castraste. ─ esperé a que respondiera esa simple oración, no era una pregunta, pero si indirecta.

Hubo un silencio, sólo se escuchaba la respiración de Ryu y las colchas siendo arrugadas por él.

─ Por ser un maldito infiel, no sé bien los detalles pero alguien muy cercano a él me contó que se acostó con alguien, no me dijo quien... pero que eran negocios.

─ ¿Negocios? ─ inquirió Jounochi sentándose a su lado. ─ ¿qué negocios?

─ Yo ya sabía que Marik vendía droga, aún así acepté salir con él arriesgándome a lo que podría hacerme, como esto. ─ río limpiándose las lágrimas que asomaban sus ojos. ─ ese tipo, quien quiera que fuese, le pagó a Marik sus deudas con sexo.

¿Deudas?

¿Sexo?

Mierda, no me digas que es...

Sin darme cuenta ya estaba lejos de la habitación con el celular en la mano marcando dicho número telefónico, ignoré los gritos de los chicos para dirigirme al patio del Internado. Había varios chicos y chicas haciendo actividades, otros dormidos, unos platicando.

Al cabo de minuto y medio, contestaron.

¿Qué quieres ahoraaa? ─ puse mis ojos en blanco por la actitud apática que tenía Bakura.─ es la una de la mañana ¿puedes joderme al medio día? ¿sí? gracias...

─ ¡No te atrevas a colgarme! tenemos que hablar. ─ exigí caminando de un lado a otro alterado. ─ ahora.

Oí como la cama crujía y encendía la lámpara de su habitación.─ ¿Qué es tan importante Yugi..?

─ ¿Te cogiste a Marik? ─ pregunté sin rodeos, viendo a los lados que no me descubrieran el teléfono en mano.

¿El pendejo que me vendía droga? ─ afirme─  no ¿por qué preguntas?

Bakura, no le des más vueltas a la sopa y contéstame ¿te acostaste con Marik si o no? ─ repetí entre dientes.

Soltó un bufido del otro lado exasperado.

No, no soy tan enfermo como para acostarme con él ¿Qué chingados te pasa Yugi? tu me conoces mejor que nadie, jamás en mi puta existencia me acostaría con él ─ pausó─ ¿es que acaso ya te están medicando y por eso estás tan alterado? ─ carcajeó, apreté la mandíbula. Quizá si estaba un poco paranoico, pero Marik era un tipo de quien cuidarse.

─ Nada, sólo que... tengo un compañero que fue pareja de él. ─ silencio por un minuto, hasta que..

¡Pff, Jajajaja! ¡Que bruto, que bárbaro! por la buenota de Sasha Grey ¿Qué imbécil sería pareja de ese pendejo? no lo puedo creer, esto vale oro ¿qué más te contó tu amiguito?

Casi podía jurar que irá a la cocina por un bocadillo por disque el chisme que le daré, está loco si cree que divulgaré esto.  

─ Ni creas que te contaré. ─ un resoplido se escuchó al otro lado, estaba decepcionado. ─ ¿cómo está Rebeca?

Pregunté ya con más calma.

¡Está bien! joder, le pondré un maldito GPS a tu hermana hija perdida de Newton para que sepas donde anda y dejes de joderme a mi.

─ Jajaja, creo que no debo llamarte a altas horas de la noche.

No lo hagas ¿quieres?

─ Bien, adiós.

Colgué guardando el celular. Tenía suerte de tener un repuesto por si Yami me quitaba alguno de los dos, todavía no ideaba un plan de como convérsele que me devolviese el celular. La punzada de mi cabeza no me dejaba en paz, hace rato que me lavé la cara quitándome la sangre seca y seguía doliéndome.

Yugi Mutou, al consultorio del Doctor Atemu.

─ ¿Ahora? ─ resoplé, mi primera consulta y por alguna razón estaba emocionado─ ¡Al fin!

Pasé horas buscando dicho consultorio, el maldito de Yami debió hacerme un recorrido por toda la escuela así ahora no estaría perdido.

Entré en varias puertas pero ninguna era por lo que veía. Nada, nada, basura, basura, más basura, dos tipos cogiendo, nada, nada...

─ Lo encontré. ─ entré a la habitación que consistía en un pequeño cuarto, un escritorio junto con una silla de piel. A lado de dos libreros llenos de varias enciclopedias y obras de teatro por lo que veía. Mi curiosidad me mató y me dirigí a tomar uno de aquellos libros.

El amor es un humo que sale del vaho de los suspiros; al disiparse, un fuego que chispea en los ojos de los amantes; al ser sofocado, un mas nutrido por las lágrimas de los amantes; ¿qué más es? Una locura muy sensata, una hiel que ahoga, una dulzura que conserva.

─ Esto es... de Romeo y Julieta ─ sorprendido por el título del libro que venía─ ¿leerá estos libros?

─ Me apasiona leer ─ me asusté dejando caer el libro─ así tienes la conciencia mocoso.

─ No es así, sólo que me asustó. ─ repliqué sin mirarlo recogiendo el libro dejándolo en su lugar─ ¿todos son suyos?

Señalé la estantería, cuando lo vi mi boca cayó abajo. Vestía con unos pantalones negros ajustados, camisa de manga larga color blanca, las mangas recogidas, y su corbata perfectamente abrochada. Lucía todo un profesional en su trabajo con esos lentes.

Se acercó a mi a paso lento, su dedo índice fue a mi mandibula, con delicadeza cerró mi boca sin cortar distancia.

─ Manten la boca cerrada, hay moscas. ─ se alejó centímetros de mi, yo seguía estático en mi lugar admirando al hombre que tenía frente mío─ y limpia tu baba.

No creía que tuviera baba en mi boca, pero aún así hice el acto de reflejo por limpiármela. Pero le atinó, la baba escurría hasta mi barbilla. Tomé asiento en el sillón que estaba a unos centímetros de distancia sobre nosotros, Yami ojeaba unos papeles.

─ Bien empecemos, ¿por qué...?

─ ¿Está enojado conmigo? ─ interrumpí.

─ Un poco.

─ ¿Por qué no me acusó con su madre? ahora mismo se habría librado de mi. ─ me mataba la curiosidad.

─ No habrían podido expulsarte de todas maneras, tu madre tiene un trato con la Directora. ─ ¿cómo? esa mujer...

─ Ashita. ─ vociferé apretando los puños, pero me relajé ante la mirada fija de esos ojos rojos. ─ ¿qué?

─ ¿Por qué el odio hacia tu madre? ─ me preguntó con suavidad dejando las hojas en su escritorio apoyando sus codos en el mueble.

Me encogí de hombros.

─ No lo sé.

<sí sabía> pero no se lo iba a contar tan fácil.

─ Simplemente no congeniamos mucho que digamos. ─ asintió con la cabeza, no dejaba de verme y eso me ponía más incomodo. ─ ¿qué tanto me ve?

─ Te examino. Eres tan distinto en frente de tus amigos, pero... de repente aquí actúas tan sereno y tranquilo, incluso pareces más simpático de ese modo.

─ ¿Cuál?

─ Nervioso, es la primera vez que te noto nervioso. ─ sonrió arrogante echándose hacía atrás de su silla de cuero.─ y no es por la consulta.

Mordí mi labio por intuición. Era culpa de él por vestir de esa manera tan elegante y profesional lo que me volvía loco y nervioso de por si, sólo esto me podía pasar con él a su lado.

─ ¿Por qué cree que sea entonces, doctor? ─ dije siguiéndole el juego cruzando mi pierna izquierda metiendo un dedo a mi boca.

Sus manos se dirigieron a su camisa a desabrochar los dos primeros botones de su camisa, no lo haría, me esta provocando apropósito. Pero.. demonios ¿a quién engaño? yo también lo necesito, quiero besarlo y lamer su cuerpo entero, ser el único que pueda marcarlo.

Mandé todo al carajo, me subí encima de su escritorio haciendo a un lado todo lo que hubiera a mi paso para sentarme en el mueble, Yami me miraba de forma lujuriosa. ¿Esto es lo que quiere? lo tendrá entonces. Jalé su corbata quedando a centímetros de nuestras bocas, nuestras respiraciones se juntaron. Entonces sucedió, me besó desesperadamente tomando la iniciativa de este juego psicológico. Besándonos de forma apasionada y desesperada, ansiosos por probar los labios de cada uno. En poco tiempo sus manos me situaron en su cuello, incitándome a que jugara con su cabello similar al mío, al parecer le gusto ya que suspiró contra mi boca.

─ Esto era lo quería ¿no, Atemu? ─ susurré jalando su labio con mis dientes, jadeó en respuesta.

Me recostó encima del escritorio olvidándonos de todos y de si alguien entrará al consultorio nos daba igual. Sólo quería probar esa piel de un hombre maduro, de mi propio psicólogo. Desde que lo vi en mi casa, quería que este día llegara. No sería como mi sueño erótico, pero al menos esto era real.

Sus manos recorrieron mi abdomen subiendo la camisa que tenía, lamiendo cada parte de mi torso sacándome gemidos, su boca llegó hasta mis pezones chupándolos y lamiéndolos hasta dejarlos erectos como mi pene que ya de por si estaba despierto en mis pantalones por el bulto que se veía. Yami sonrío al notarlo, obedeciendo a mis suplicas bajó mis pantalones quedando así en bóxer, me acarició por encima de estos volviéndome loco completamente. Gemí constantemente ante las caricias, besaba mi cuello dejando besos húmedos en este haciendo que mi cuerpo tuviera escalofríos con tan solo su tacto.

Adiós ropa interior, estaba desnudo de la parte del muslo hacía abajo, me volteó. Ambos reímos, entre besos y más caricias, oí como Yami bajaba el cierre de su pantalón y su boca recorría toda mi espalda dando lamidas exquisitas.

Entonces, sentí un frío correr en mi espalda. Algo estaba mal, estaba sintiendo nervios y pánico, se posicionó detrás de mi justo para penetrarme. ¿Qué me sucede? tengo pánico, y miedo pero ¿por qué? ya he tenido sexo con varios hombres, incluso mujeres. ¿Qué tendría de especial para que él fuera diferente? <es mi psicólogo>. Dijo mi subconsciente.

Lo que menos esperé hacer, lo hice.

─ ¡No, detente Yami, no lo hagas!

La puerta se abrió.

Mierda, a mi me llevan a un hospital de locos amarrado con sogas y a Yami a la cárcel por abuso sexual a menores

Notas finales:

¡Lo hice! por fin actualice el fic que tanto esperaban. Espero me disculpen por la demora, pero es que no tenía imaginación para n-a-d-a de esta historia. Hasta que por fin ayer surgió la idea y pues aquí la tienen ;) aviso que la trama será totalmente inesperada en el transcurso que avance la historia... tanto que me odiarán Dx Bueno, espero les haya gustado y dejen sus reviews o comentarios si quieren saber quien entró al consultorio. No se olviden de pasar por mi página de FB: Ichigo Izayoi ya que ahí publico cosas acerca de cuando subiré fics y nuevos proyectos, también hablo un poco de YuGiOh y cosas así ¡Nos vemos, gracias por leer! ;)


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