─ ¡¿Cuántas veces tengo que decir lo siento?! ─ repitió por decima vez Jounochi mientras caminábamos directo a la clase de deportes variados, según por lo que me dijo el rubio, Yami pensó que poner ejercicios en el Internado tranquilizaría nuestra angustia y desesperación de estar encerrados aquí.
A buena hora, ya estaba planeando una huida a algún Club Nocturno por aquí.
─ Hasta que se me baje la puta erección que tengo. ─ señalé con mi dedo mi pantalón, con mi erección notable. Estaba más que emputado con Jounochi, había interrumpido en el mejor momento de mi pinche vida. Pero... me alegro que lo hiciera. ─ mira nada más, ahora tengo que hacer algo con esto.
─ Te puedo ayudar... ─ susurró cerca de mi oído, admito que Jounochi era apuesto pero.., no es mi tipo. Me aparté. ─ vale vale, sólo jugaba. Tampoco eres mi tipo.
─ Concordamos en esa parte.
Nos reímos fuerte llegando a las afueras del Internado, donde había un espació para los que le gustaban el Tennis, el Futbol, la Natación y el Basquetball. Me gustaban todos los deportes de aquí, recuerdo cuando era niño en la primaria participaba de todo..., era un niño aplicado en esos días, hasta que tuve 13 años.
─ ¿A cuál te meterás? ─ Preguntó Jounochi buscando con la mirada a alguien. Entrecerré los ojos viendo cada uno de los deportes, no podía elegir uno solamente. En mi ocasión sería algo difícil. Hasta que mi sonrisa se extendió como la del Grinch en Navidad.
Vivian estaba en la piscina de natación, con un patético corte de cabello oculto en una peluca, ¿quién habrá sido su peluquero? ah no, esperen. Fui yo, y es mi obra de arte. Una sonrisa maléfica cruzó por mi cabeza.
─ Me meteré en natación. ─ le notifiqué a Jounochi, estaba por preguntarme por que, pero al ver a Vivian en la piscina me miró cómplice.
─ No tienes limite ¿verdad?
─ No, ahora... dime una cosa... ─ la sonrisa de Jounochi se intensifico.
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Vivian salió de la piscina junto con su toalla para secarse e ir tras su celular, el cual estaba sonando. Al ver el nombre de quien la llamaba, tenía el móvil escondido de todos los demás ya que era una ventaja que le había dado Yami, se alejo de los demás para contestar.
─ ¿Qué quiere? ─ limpió su rostro con la toalla.
─ Quiero confirmar lo que me dijeron mis subordinados, ¿él está ahí? ─ habló el hombre roncamente al otro lado del teléfono.
─ Sí, lo está ¿quién se lo dijo? ─ preguntó desconcertada.
─ No subestimes mi poder Wong, sólo haz lo que te digo. ─ masculló apagando su cigarro del otro lado.
─ Puedo encargarme sola de ese idiota, no necesito de su patética ayuda Señor. ─ dijo confiada. Siempre se caracterizo por esa confianza suya para salirse con sus planes.
─ Oh, en ese caso. Supongo que no te importará que le diga a la policía sobre...
─ ¡No lo diga! ─ interrumpió alzando la voz.
Recordarle eso... era algo que la jodía, su punto débil y ese sujeto lo conocía perfectamente para chantajearla.
─ Y que te quedaras sola nuevamente y nadie pueda ayudarte... ─ se burló detrás de la llamada. Hacerle recordar eso a Vivian era su diversión, la hacía poner como una sumisa.
─ ¡Ya, ya bien! ¡Entendí! ¿Qué es lo que quiere?
Exclamó impaciente la pelinegra arrojando la toalla impaciente.
─ Hazlo dudar de su verdadera identidad, del por que su madre no lo quiere y por que su padre lo abandonó.
─ ¿No es mejor esperar...?
─ ¡Haz lo que digo y punto Vivian! ─ colgó.
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Caminaba por los pasillos donde Jounochi me indico que estaba dicha pecera con las pirañas, era extraño y divertido a la vez que a la Directora le gustara ese tipo de peces, pero lo que para mi era aún más divertido era el hecho de que esos peces fueran vegetarianos.
─ No creo que esos peces sean vegetarianos, pero bueno. ─ murmuré.
Las imágenes de la consulta con Yami vinieron a mi mente, no puedo creer que estuvimos a punto de hacerlo en su escritorio, esa era una de mis más grandes fantasías lujuriosas cuando tuviese sexo.
Aparté a Yami de un empujón, cayó sentado en su sillón de cuero. Rápidamente me puse los bóxer y toda mi ropa. Jounochi nos había visto, pero no por eso huía. Había algo en mi interior, una pequeña voz que me advertía que no debía tener esto con Yami ¡Pero por el amor de Dios! he tenido sexo con muchas personas, con protección claro para no contagiarme de alguna enfermedad. Con Yami es diferente, tengo miedo, pánico, nervios. Y es lo que más me estresa; el no saber por qué. ¡Soy Yugi Mutou por el amor al alcohol!
─ Yugi... ─ intentó tomarme del brazo, pero lo quite enseguida.─ ¿sucede algo? ¿hice algo mal?
─ Nos vemos en la siguiente consulta. ─ dije sin más luego de salir, dejando a Yami casi desnudo en la habitación, Jounochi estaba en shock por la escena.
─ Perdón... pero la Directora me mandó a llamar a su hijo y pues no creí que estuvieras con él Yugi...
─ Ya ya, está bien. ─ me acomodé el cuello de la camisa, oí como la puerta se abría dando salida al psicólogo con el que casi tengo sexo en su escritorio. ─ vámonos ¿sí?
Jounochi sólo asintió mientras nos íbamos yendo de ahí, pero sentí la mirada penetrante de Yami en mi. Ignoré eso.
Demonios, y aún tengo ganas de coger. Pero con otra persona, con Yami no. Siento como sí... estuviera cometiendo un crimen o algo. Debería importarme una mierda, Yugi Mutou le vale madres todo.
Miré por el rabillo del ojo, una pecera grande.
─ Los encontré.
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─ ¿Y Yugi? ─ preguntó Honda al rubio quien estaba sentado a la orilla de la piscina viendo como todos nadaban, de vez en cuando Jounochi les mandaba piropos tanto mujeres como hombres. Se podía decir que él era un coqueto con todo el mundo.
─ Fue por algo.
Movió su mano restándole importancia, pero Honda no se lo creyó del todo. Tratándose de Yugi... no.
Bufó el castaño sentándose mientras metía sus pies en el agua, hacía un poco de calor y eso logró refrescarlo.
─ ¿Crees que Ryou esté bien? ─ preguntó después de un largo rato de silencio.
Jounochi se encogió de hombros indiferente.
─ No sé bien del tema, pero aseguraría que la esta pasando de la chingada. Es decir, su ex está aquí ahora mismo, podría hacerle algo en cualquier momento.
─ ¿Ahora te preocupas por las personas?
─ Siempre lo hago Honda.
Miró el sol que resplandecía con fuerza, aumentando el calor en la piscina. Tanto que quería meterse, pero no podía por el plan de Yugi. Era mejor abanicarse con la mano y tolerar los rayos del sol.
─ No es verdad, no te preocupaste por aquella chica que te cogiste. ─ dijo cruzándose de brazos con toda la ironía del mundo.
Cosa que enfado un poco al rubio.
─ Mira Honda, esa chica era más que una ex novia. No tenía importancia para mi ya que estaba soltero y hacía lo que me plazca. Además ella vino como una lame culos a mi, yo sólo le di lo que quería ─ sonrió recordándolo todo─ claro, con un detalle extra.
─ Eres asqueroso.
─ Habló el que se ligó a su prima de 12 años teniendo tu 17.
─ ¡TURN DOWN FOR WHAT!
─ ¡Yugi! ─ exclamó Honda al ver al tricolor riéndose por el golpe bajo que dio Jounochi.
─ Perdona. ─ cubrió su boca evitando no reír─ es que él prácticamente te dio justo en los bajos.
─ ¿Qué puedo decir? soy genial... ─ calló al divisar una bolsa negra ¿en serio lo haría?─ eres capaz de todo ¿verdad?
Yugi asintió despojándose de sus ropas quedando finalmente en un bóxer color negro.
─ ¿Y Vivian?
Con sus ojos amatistas buscó a la pelinegra con cabello asqueroso, no debía estar demasiado lejos. Hace 10 minutos estaba aquí, además... moría por ver su reacción con la broma que le haría.
─ No tenemos idea, hace un momento se metió a las duchas. Se veía sospechosa.
─ ¿En que sentido? ─ arqueó una ceja el tricolor sentándose en una de las sillas de ahí poniendo a un lado la bolsa.
Honda se encogió de hombros.
─ Como si ocultase algo.
Eso dejó pensativo a Yugi ¿tramaría algo en contra suya? no le sorprendería, se había ganado muchos enemigos durante su trayecto de vida. Una más no sería gran cosa, es más podía esperar en la gran fila que tenía detrás y esperar a que le importe.
─ Me da lo mismo ganarme otra enemiga, es común.
Se recostó poniendo sus manos detrás de su cabeza sintiendo los agradables sonidos del agua sonar y chapotear. Incluso oía el sonido de los rayos del sol, era refrescante ese tipo de clima. Lo hacían aclarar las ideas.
─ Vivian ¿dónde estabas?
Yugi soltó un bufido, sus pequeños segundos acabaron al oír la molestosa voz de ella.
─ No te interesa Gis. ─ respondió tosca.
─ Deberías hacer otra de tus maniobras en el agua. ─ dijo un chico.
─ Claro ¿por qué no?
Entonces, Yugi sonrió y con toda la tranquilidad dijo.
─ ¡Perfecto! no nos vendría mal a todos un buen acto de circo acuático, Vivian las de tu tipo son las indicadas para este tipo de entretenimiento. ─ dijo relajado disfrutando de sus propias palabras.
Era ahí cuando todos los presentes soltaron un "Uhhh" como respuesta ante el comentario de Mutou hacía Vivian. Al parecer aún no se enteraban que Vivian tenía un nuevo corte.
─ Mejor haznos un favor a todos Mutou. ─ gruñó lanzándose al agua en un clavado que resonó por sus oídos. Incluso podía arruinar un sonido tan precioso como el de agua con solo meterse. Salió del agua con una sonrisa socarrona. ─ ¿por qué no vuelves a Japón con tus drogas y tu patética máscara de vale madres? ah, no espera ya lo recordé... tu madre no te soporta ¿no es así?
Eso fue suficiente para que él se pusiera de pie con todo y bolsa, sin expresión alguna. Pero quería demostrarle a Vivian que no se dejaría intimidar con el tema de su madre, le daba igual lo que dijera acerca de su relación ella.
─ A pesar de ser una chica, tienes una boca tan grande como la de un perro ─ su sonrisa se intensifico─ pero eso es lo que eres, una vil perra que le lame el culo al psicólogo Atemu ¿Qué se siente ser una barba ramera?
Nuevamente los aullidos y abucheos de Honda y Jounochi no se hicieron esperar, también el de los demás.
La chica peli rosada llamada Gis, estaba a punto de meterse pero Vivian la detuvo con sólo mirarla en modo de advertencia. Ella se resignó sentándose.
─ Nada mal Mutou, pero no respondiste a mi pregunta sobre tu madre.
─ Así es, mi madre no me soporta ¿y qué? ─ un dolor en su cabeza lo hizo irritar, ¿qué pretendía?
─ Vaya, vaya... tenemos a un hijo no deseado ¿no te has preguntado eso? ─ alzó una ceja, haciendo abrir los ojos de Yugi por la no indirecta de Vivian.
─ ¿Qué quieres decir?
─ Digo, tu madre no te quiere... sólo se preocupa por tu hermana Rebeca, la niña genio si no mal recuerdo tu la llamas así ─ Yugi comenzaba a ponerse pálido, Vivian ¿ha estado espiándolo? ¿buscando información suya? tal vez... ¿Yami le dio algún tipo de informe? no, el no sería capaz... podrá ser un cabrón molesto para él, pero no lo creía capaz por el simple hecho de su ética como psicólogo. No revelar información de sus pacientes.
─ Sí así la llamo... ─ dijo omitiendo el tema de su madre─ ¿a qué quieres llegar con esto? ─ preguntó ya cansando de su actitud, además, comenzaba a sentir un mal presentimiento en su interior, algo estaba por decir Vivian que lo dejaría con la piel helada.
Los demás observaban atentos sin perder una sola palabra de lo que decía.
─ La verdadera razón, por la que tu padre los abandonó y la del por qué tu madre no te soporta... ¿no será por qué no eres su hijo biológico?
Yugi en ese entonces soltó inconscientemente la bolsa con las pirañas a la alberca rompiéndose, provocando los gritos de los que estaban ahí ahuyentándolos.
No sentía las piernas, le temblaban. Quería caminar y salir corriendo directo hacía Japón y preguntarle de una buena vez a Ashita si era cierto eso.
Estaba en shock, ella no podía saber algo acerca de él ni del porque su padre los abandonó, o el por que su madre era tan hija de puta con él. Simplemente ¡Ella no podía saber algo! ¿o sí? no quería creer en lo que decía aquella prostituta, pero... simplemente las acciones decían más que mil palabras.
Lo único que pasaba por la mente de Yugi era;
¿Quién es mi verdadera familia?