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Mi pequeño problema. por fxctheworld

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- ¿Y cuando sale esa perra? - Preguntó mirando al rubio, que al parecer el llevaba más tiempo aquí.


- No lo sé. - Jou solamente se encogió de hombros sin importancia.- pero no dudo que sea pronto, lleva aquí como medio año.


- ¿Tanto? wow. - Sonrió de lado tocándose la barbilla.- al menos no me aburriré aquí, por cierto no me han dicho porque están en este Internado.


Preguntó refiriéndose al trío que serían sus nuevos amigos y compañeros.


Jou fue el primero en levantarse mientras colocaba su mano en su pecho.- Yo, digo orgullosamente que me grabé a mi y a mi ex novia teniendo sexo y lo subí a una página porno. ¡Y, tiene más de 1 millón de visitas! superen eso.


- Yo puedo superarte, viejo. - Honda hizo a un lado a Jou, aclaró su garganta como si  fuese a decir un discurso.- La razón por la cual estoy aquí, es porque me ligué a mi prima.


Yugi enarcó una ceja no muy conmovido. - ¿Eso es todo?


- Ahí viene la mejor parte, ella tenía 12 años.


- ¡Honda eres un pedófilo! - Exclamó Ryu levantándose de la cama.


- Ay por favor Ryu, ni que fueras un santo tú.


Reclamó el moreno castaño. El peliblanco se ruborizó enseguida por la vergüenza, Yugi notó que el parecía tener un poco de inocencia.


- Habla Ryu, que hiciste. - Exigió el tricolor alzando sus cejas repetidas veces incitándolo a que hablara.


El albino oprimió sus labios, suspiró resignado.


- Yo... castre a mi ex. - Respondió cerrando fuertemente sus ojos.


- Oh. Por. Dios. Tengo un nuevo ídolo.


- ¿Qué? ¡Creí que era el tuyo!


Replicó Jounochi haciéndose el ofendido poniéndose una mano en su corazón fingiendo dolor.


Todos rieron por la broma del rubio,  Yugi se sentía como en casa. Quizá con este trío se llevaría bien y probablemente lo ayudarían con sus próximos planes con aquella esa supuesta chica.


Yugi se la paso contando a sus nuevos amigos las anécdotas increíbles de su vida, pero claro omitiendo cosas que no eran de su incumbencia. Incluso relato como fue que vino hasta acá y el porqué de su madre lo mandó aquí.


Jounochi se sentía identificado en esa parte con Yugi, el también tenía una hermana menor que él, vivía en Japón también con su madre, padre y hermana de nombre Shizuka. Una chica noble, pero un poco atolondrada, estudiosa y carismática como su hermano.


La madre de Jou lo había enviado por los motivos iguales que la madre de Yugi; no querían que sus hijas fuesen afectadas por ellos.


Así la pasaron toda la noche hablando, no había mucho entretenimiento en la habitación. Sólo las camas, el ropero, el baño y una ventana.


Ahora lo único que le preocupaba era aquella chica de nombre Vivian, no, no le preocupaba. Sólo sentía curiosidad sobre su pasado usarlo en su contra y destruirla.


En la primera consulta con Yami seguro y le saca información en seguida, un par de coqueteos y manoseos sería pan comido para el.


Sacó su teléfono mientras Honda y Jounochi peleaban por quien era el más problemático. Ryo sólo los veía con vergüenza. Buscó entre sus contactos el nombre de Bakura presionando la tecla para llamar.


Hubo un largo silencio, hasta que sonó, la voz ronca de Bakura habló.


¿Qué quieres Mutou? quiero dormir.


- Sólo te hablo para verificar como esta mi hermana. - Dijo recostándose en el borde de la cama.


Ella está bien, no te preocupes ¡Apenas pasaron unas horas! maldito sobreprotector.


- Cállate, soy así únicamente con Rebeca.


  Sí sí lo sé ¿ya puedo dormir?


Yugi sin molestarse a contestar colgó dejando a un lado su móvil mirando hacía el techo. Seguía angustiado por su hermana, quizá Bakura tenía mala cara, pero era la única persona en la cual confiar. Además su único amigo, como dijo Yami.


Muchos se le acercaban por su fama o el dinero, mientras que Bakura fue su mejor amigo desde la infancia, prácticamente sabe todo de él, lo conocía tan bien que sabía cada cosa que haría con sólo verlo a la cara.


La puerta de la habitación se abrió dando paso a Yami, quien estaba vestido con su camisa blanca de mangas, desabrochada los primeros dos botones dejando ver un poco de su pecho. Yugi no pudo evitar imaginarse a él y a Yami en el escritorio de su consultorio teniendo sexo encima de este.


- ¿Quieres dejar de verme lujuriosamente mocoso? - Replicó Yami tratando de ocultar su sonrojo, conocía bien esa mirada, siempre la veía en el Internado.


- Puedo hacerlo realidad si gusta. - Respondió Yugi haciendo un sonido el boca mientras relamía sus labios sin pudor.


- Suficiente. - Vociferó aclarando su garganta.- A dormir los cuatro.


- ¿Qué? ¡Son las...! - Revisó su celular.- ¡Las ocho de la noche!


- ¿Qué haces con un celular? Dámelo ahora.


Extendió su mano tronándole los dedos. El tricolor rápidamente ocultó su celular, mirando fijamente esos ojos carmesí como el atardecer.


Una sonrisa se formó en sus labios.- Quítamelo.


Yugi en un acto de reflejo rápido lanzó el celular hacía Jounochi quien lo tomó rápidamente mirando con burla al mayor mientras menaba su mano con el móvil. Yami sin dudarlo se lanzó hacía el para quitárselo, pero fue tarde. Lo había lanzado hacía Honda quien también lo atrapó y al instante lo lanzó hacía Ryo quien río divertido.


Yami gruñó lanzándose hacía al albino, pero había fallado nuevamente. Esto se había convertido en un juego, parecía ese juego de niños donde dos chicos se ponían al frente y atrás tuyo, otro en medio y tenías que atrapar la pelota, así sucesivamente pasaba con Yami.


Yugi fue el último en tomar su celular, pero antes que lo volviera a lanzar Yami prácticamente se arrojó encima suyo quedando el arriba y el abajo. Sus rostros estaban muy cerca, demasiado. Sus labios estaban casi por rozarse, Yugi cerró los ojos esperando dicho beso de su psicólogo.


Grave error.


El mayor quitó su teléfono de su mano mientras se ponía de pie, sin querer rozó su entrepierna con la pierna de Yugi, acto que logró ponerlo sumamente nervioso. Este le sonrió mordiéndose el labio, la puerta se cerró dando así su salida.


Jounochi fue el primero en reírse, seguido de los demás.


- ¡Viejo, lo pusiste nervioso! ¿Cómo lo haces? - Carcajeó dejándose caer en el suelo muerto de risa.


- El es muy nervioso ¿no? - Ironizó Honda.- Recuerda aquella vez que le hicimos la broma en el comedor ¡El pobre parecía jitomate!


- Ya sé quienes me ayudarán a ponerlo así de nervioso.


- Vamos a dormir, o si no la Directora vendrá y no podremos bajar a comer en la mañana.


Inmediatamente el Jou y Honda se aplastaron en la cama fingiendo estar dormidos, Yugi y Ryo rieron.


No le preocupaba su celular, ya lo recuperaría después. Con este tipo de hombre, sería sencillo convencerlo.


No le quedó de otra más que quitarse su ropa hasta quedar en bóxer y meterse bajo la cama arropándose con las sábanas mientras se quedaba dormido con el tiempo.


Sus sueños fueron divagando hasta que se posó en un recuerdo, que el conocía perfectamente. Quizá uno de sus recuerdos más tristes que ha vivido.


.


.


.


Se encontraba en la habitación de sus padres, viendo como el hombre el cual aportó para darle la vida empacaba sus cosas en una gran maleta con gran desesperación.


- Papá, no te vayas... - Murmuró casi audible el chico de trece años. Viendo como su padre metía todas sus ropas en la maleta con gran furia.- Mamá podrá cambiar estoy seguro.


Nuevamente había sido ignorado por su padre quien cerró la maleta con fuerza sobresaltando un poco al menor.


- Yugi, no insistas. - Vociferó. Intentó tomar la mano de su padre, pero el la apartó.- Tu madre no cambiará, creí conocerla bien pero no seguiré engañándome a mi mismo, ella no cambiará.


Tomó su maleta saliendo de la habitación bajando las escaleras con gran apuro, el tricolor corrió rápidamente hacía la salida viendo como un Taxi se estacionaba frente a su casa, negó varias veces con la cabeza, se lanzó abrazando la cintura de su padre impidiéndose que se fuera.


- ¡No nos dejes a Rebeca y a mi, papá por favor!


Suplicó ya en llanto, no podía hacerles esto. ¿Por qué no los llevaba con ellos? el preferiría estar con su padre que con su madre, en estos instantes la odiaba demasiado, no soportaba ni verla a la cara.


¿No se suponía que su papá los quería? entonces... ¿Por qué dejarlos con aquel monstruo de nombre "Mamá?" ¡Quería explicaciones!


- ¡¡Llévanos contigo!!


Gritó Rebeca quien salió de la casa abrazando también a su padre en llanto, el hombre no se inmuto en moverse, apartando bruscamente a sus dos hijos con la mirada perdida subió al auto alejándose de la vista de ambos.


Rebeca lloró con fuerza.


Yugi por su parte se negaba a creer que su padre los abandonaba así como así, tomó fuerza en sus pies para correr rápidamente mientras oía los gritos de su hermana. Los ignoró por completo, su meta era alcanzar a su padre, pero no contó con que el clima se nublara y comenzara a llover con fuerza empapándolo por completo.


Gritaba, gritaba, y gritaba suplicándole a su padre que volviera, que no los dejara solos con su madre. Pero no escuchaba, no hacía caso.


Una mala pisada en un charco provocó que Yugi cayera en el agua, perdiendo de vista su padre entre las lluvias. Lo único que pudo hacer fue golpear el suelo, importándole poco si se rompía la mano. Varias lágrimas salían de sus ojos, pero estas eran diferentes a comparación de la lluvia. Eran sumamente calientes.


Coraje, odio y remordimiento.


Eran los sentimientos que el sentía ahora mismo.


Desde entonces, algo en el cambió, algo se rompió. Ya no sería el mismo Yugi de antes.


- Nunca te lo perdonaré Ashita, nunca te perdonaré.


.


.


.


Abrió sus ojos de golpe, suspiró con pesadez sentándose en el borde de la cama, tocando sus mejillas por las cuales sentía húmedas. Limpió su rostro con su mano poniéndose de pie, viendo como sus tres compañeros dormían.


Jounochi con una posición incomoda con la boca semi abierta soltando ronquidos.


Honda abrazaba su almohada babeando en ella.


Ryo dormía cómodamente en ella, parecía el único normal de los cuatro a pesar de lo que hizo.


Salió de la habitación notando que las luces del pasillo seguían prendidas, camino por el mismo curso que siguió con Yami en la tarde para llegar al comedor.


Tenía hambre, si ilógico.- Tienes un recuerdo de hace años y de pronto despiertas con hambre, lo normal.


Dijo para si mismo riéndose de él.


Al llegar a la cocina lo primero que hizo fue buscar un par de ingredientes para hacerse unos simples hotcakes. Cuando los tubo en mano empezó a hacer la mezcla a preparar dicho alimento.


Tenía que aprender a cocinar desde muy chico, ya que su madre cayó en la borrachera después de la partida de su padre. El se tenía que dedicar a cocinar para su hermana y él. Claro, hasta que su abuelo llegó un día de visita viendo el estado de su hija, quien obviamente hecho toda la culpa a su yerno, Ashita había cambiado la historia a su gusto.


Yugi intentó varias veces explicarle a su abuelo, pero el creía más en su hija que en sus propios hijos.


- Familias del asco, lo único que necesito en mi vida es a mi hermana y ya es todo. - Dijo abriendo el refrigerador tomando un vaso de jugo sirviéndose en ella.


Algo faltaba.


Divisó la mesa con todos los ingredientes, y sí, faltaba al miel para los hotcakes. Buscó en todos lados, hasta que lo vio en una repisa un poco lejos de su alcance. Maldijo en su adentros, mientras trataba de ponerse de puntas y alcanzarla.


- Soy un puto problemático, pero sigo siendo un maldito enano. Esto me paso por no comer mi Danonino en la escuela ¡Estoy pagando el precio! - Habló dramatizando la situación tratando de alcanzarlo, pero era inútil, era lejos de sí. Hizo otro intentó, esta vez lo alcanzó.- ¡Lo hice! el poder de mi minion interior salió a flote.


Pero algo lo alertó, unas manos lo habían sujetado de la cintura ayudándolo a subir a la repisa y alcanzar la miel de maple, giró su vista encontrándose con la amplia sonrisa de Yami, quien tenía un toque de burla. No pudo evitar reírse de el.


- Me agradan los enanos como tu, mocoso.


Yugi no pudo evitar sonreír un poco sintiendo un cosquilleo en su interior. Yami lo bajo hasta quedar abajo.


Había olvidado que Yami era unos metros más alto que él. - ¿Qué hace aquí?


- ¿No es obvio? - El negó con la cabeza.- Bueno, yo venía por un vaso de agua pero nunca imaginé encontrarme aquí con el demonio al desnudo.


- ¿Se está burlando porque estoy en bóxer o que?


Yami levantó sus manos fingiendo inocencia.- Para nada, es más creo que hasta me acostumbre.


Entonces Yugi notó que Yami oprimía las ganas de sonreír.- Ya no se haga, sé que le gusta verme en bóxer o sin ellos. - Guiñó el ojo, recordándole lo de la fiesta y el beso.


- ¿Y que estabas cocinando? - Preguntó acercándose a la mesa, evadiendo el tema.- ¿Acaso son hotcakes envenenados?


- No cocinaría comida envenenada si yo mismo me las voy a comer. - Rodó sus ojos poniendo la miel en la mesa.- Sí quiere puede comer conmigo.


Yami alzó una ceja dudoso.- Esta bien, pero que nadie sepa esto.


Advirtió señalándolo con el dedo índice.


- Trato hecho.


Ambos tomaron asientos, en las pequeñas mesitas que había en la cocina. Seguro eran para las encargadas de hacer la comida, eso pensó Yugi.


Yami cortó un trozó de hotcakes llevándoselo a la boca, relamió sus labios por la miel de maple.


- ¿Y bien? - Sonrió Yugi apoyando sus brazos en la mesa.


- Delicioso, si sabes cocinar.


- Aprendí a los trece años. - Dijo orgulloso empezando a comer.


- Mis felicitaciones al chef. - Sonrió sin dejar de mirar a Yugi, aquel chico le empezaba a hacer sentir cosas... extrañas, pero le gustaba.


Así se la pasaron comiendo durante minutos, hablando de cualquier tontería, hasta que Yugi decidió sacarle información.


- Así que.. ¿Vivian es su novia? - Preguntó directamente terminando de comer.


- ¿Te lo dijo Katsuya?


- Responda.


- Lo fue, pero es pasado.


- ¿Volverá con ella?


- Bueno...


- ¿Se casarán? ¿tendrán hijos?


- ¡Déjame hablar!


Yugi río, le gustaba hacerlo desesperar. - Lo dejo hablar, pero no dice nada, es muy lento.


- No sé si volver con Vivian, puede que tal vez sí ella es una chica genial. Para Vivian soy como su ángel guardián, le debo mucho. - Suspiró recostándose en el respaldo de la silla, Yugi hizo cara de asco saco su lengua. - Aunque suene cursi.


- Bueno, no tengo nada que hacer aquí, permiso Atemu.


Yugi se levantó dispuesto a irse, le daba coraje. Que Yami hablará de esa forma de ella, le daba asco, repulsión. Pero, sintió otra cosa, no sabía que era, pero es desconocido por el.


Unas manos rodearon la cintura del menor deteniéndolo, Yugi quedó en shock. Yami acercó su rostro al cuello de Yugi aspirando su aroma.


- Pero puede ser que alguien haga que cambie de opinión. - Susurró cerca de su oído, Yugi sintió unos escalofríos recorrerle el cuerpo <¿Qué me pasa?>


- Yo no me enamoro.


- Yo tampoco.

Notas finales:

Nah, Yugi se enamorará tarde o temprano.

Siento tardar en publicar, exámenes y exámenes. Lo bueno es que ¡Ya salí de vacaciones! aleluyaaaa.

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