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Cicatrices abiertas por Sorgin

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El sol entro a raudales por las ventanas del pasillo despertando a un dolorido shinigami. Tsuzuki abrió los ojos lentamente; sentía que la cabeza le ardía pero no lograba recordar lo que sucedió. Poco a poco algunas imágenes volvían a su mente. Recordaba haberse levantado de la cama tras oír gritar a Hisoka. Había ido a ayudarle y se había caído en mitad del pasillo, menuda ayuda era. Suspirando se puso de pies. Lentamente se dirigió a la habitación de su compañero.

 

-Espero que no sería nada importante. Oh por los doce dioses como me duele la cabeza; es como si me habrían golpeado con un tanque.- Nuevas imágenes escalofriantes le asaltaron. Se dirigía a la habitación cuando no oyó un gritó, sino que lo sintió. Sintió el miedo de Hisoka como si fuese el propio. Abrió la puerta rezando con todas sus fuerzas por que esa sensación fuese solo producto de su imaginación. Pese a su preparación como “mensajero de muerte”, jamás se habría imaginado lo que encontró al abrir la puerta.

 

Los cabellos rubios de Hisoka caían desordenados mezclados con sangre y sudor. Su cuerpo se veía terriblemente lastimado. Sus cicatrices brillaban dándole un aspecto fantasmagórico. Sollozaba en un vano intento por liberarse de su dolor.  Las barreras de su poder habían cedido y ahora Tsuzuki sentía lo mismo que él. Con las manos en la cabeza tratando de liberarse de todo ese dolor Tsuzuki intentaba llegar hasta la cama donde estaba su compañero para consolarle. Un consuelo que sabía que llegaba tarde. Tatsumi entro en la habitación y consiguió encerrar a Hisoka en una bola de energía para impedir que su poder afectara a los demás. Tsuzuki se levanto ayudado por Watari.

 

-No te le acerques.-Pero su orden de no acabo con las intenciones del shinigami de ojos violetas.

 

-Me necesita.

 

-Esta fuera de control, no puedes hacer nada.- desobedeciendo una orden directa Tsuzuki se dirigió a la cama donde reposaba el cuerpo de Hisoka. Colocó su mano sobre la esfera de energía, era doloroso pero si quería hacer algo por su compañero sería mejor que este pudiese sentir sus emociones.

 

-Hisoka- el muchacho estaba perdido en sus sentimientos- Hisoka mírame.- Una súplica obedecida. Una sonrisa apareció en el rostro del mayor. Detrás de él Tatsumi y Watari vigilaban la escena por si necesitaba ayuda.- Soy yo.

 

-Tú.- La energía del cuerpo de Hisoka comenzó a descender, para ascender de nuevo de forma vertiginosa, de manera tan repentina que la esfera de energía que la  cubría cedió ante ella. – Traidor.

 

Watari fue lanzado contra la pared perdiendo el conocimiento. Tatsumi tampoco salió muy bien parado al intentar rechazar el ataque su brazo había sufrido grandes heridas que cicatrizaban demasiado despacio para su gusto. Tsuzuki por el contrario no había sufrido ningún daño.

 

La sangre dejo de manar y el cuerpo de Hisoka se recuperó de manera sorprendente. Se alzo sobre la cama como un autentico ángel. Sus pies no rozaban el suelo. Una sonrisa irónica fue lanzada a su compañero que solo podía observarle en silencio.

 

-Hi..

 

-Callate.- La orden fue acompañada por una onda de energía que destruyó los aparatos eléctricos que había en la habitación.- Hablar es lo único que sabes hacer. ¡¿Dónde estabas cuando te necesitaba?!.- Una pregunta cruel, cuya respuesta lo era aún más.- Tsuzuki mírame- obedeció- ¿aún te parezco hermoso?.

 

-Sí.

 

-¿Y débil?.- Tsuzuki tardó demasiado tiempo en contestar.- Comprendo. Pero no te preocupes no volverá a tocarme.-Tsuzuki levanto la mirada esperanzado Hisoka parecía ser el de siempre.- Ni él…. Ni nadie.- Tsuzuki se sintió atrapado por unos aros de energía que le impedían moverse. Watari aún no había recobrado el conocimiento y Tatsumi tampoco parecía estar en las mejores condiciones.

 

Los guardianes de la gran biblioteca entraron en la habitación tratando de ayudar, pero Hisoka los rechazó sin problema.

 

-Zu itzalpetatik zabiltzela…(*)

 

-Cállate pajarraco asqueroso. Si crees que ese hechizo me va a detener estas muy equivocado.- Sus ojos brillaron y el pajarito (vale no se como alguien puede escribir ese nombre sin trabarse en la segunda letra) comenzó a gritar.- ¿Cómo se siente recordar todos tus problemas de golpe?.

 

Tsuzuki llamó la atención de Hisoka había conseguido soltarse y contraatacar. La llegada de los hermanos había dado tiempo a Watari y a Tatsumi también a recuperarse. Los cuales habían decidido apoyar con su energía a Tsuzuki, mientras la incrementaban por segundos.

 

-Baka, ¿vais a atacarme todos a la vez?, mejor será más rápido.

 

-Suzaku sácale de aquí por favor.- Suzaku se lanzó contra Hisoka, pero lo único que consiguió fue destrozar su ropa puesto que este no se movió ni un milímetro.

 

-¿Crees que podrás hacerlo mejor?- La desnudez del muchacho se veía realmente hermosa, tanto que su compañero tuvo que apartar la vista sonrojado.- ¿Os importa si me pongo algo… adecuado?.- Una energía fría como la nieve envolvió su cuerpo; al desaparecer un cambio radical se había  experimentado en Hisoka. Unos pantalones de cuero negros bajos de cadera que tapaban unas botas de plataforma con puntera de acero. Un colgante de cuero con una argolla para atar una cadena, un top de tirantes anchos, que acababa sobre el ombligo, permitiendo que cualquiera viera sus heridas, como si de tatuajes se tratasen. Una gabardina entallada en la cintura, con cuello de cisne, sin atar y unos guantes con los dedos descubiertos formaban su atuendo. Dándole un aspecto terriblemente sexy.

 

Sus amigos solo podían mirar la escena sin poder dejar de desear arrancar su ropa. Si alguna vez habían dudado de por que  Muraki le violó antes de matarle en ese momento todas sus dudas habían sido despejadas.

 

-Nos vemos.- En un segundo desapareció de su vista.

 

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HISOKA!!!!!!!!!!!!!

 

 

 

En ese momento en otro lugar. Una preciosa mansión de estilo victoriano, con las paredes encaladas, se alza imponente ante los acantilados. Un atardecer de todos anaranjados y una brisa calida de principios primavera, conforman un paisaje mágico y muy poco común en Japón. Un hombre de cabellos plateados se encuentra en el interior de un gran salón, con una taza de té en su mano. Sobre la mesa que hay frente a él reposan una bandeja llena de pastas y otra taza de té. Se levanta y da la espalda al impresionante ventanal que comunica con el jardín. La brisa mueve las cortinas mientras el pierde sus pensamientos en el fuego de la chimenea, encendido solo para poder contemplar su magia. Una presencia le devuelve a la realidad.

 

-Vaya, así que te has decidido a venir.- Se gira para encararle. Unos ojos esmeraldas brilla en la penumbra de la habitación, acercándose lentamente a  su objetivo. Un trueno ruge con fuerza en las proximidades anunciando la tormenta, mientras el sol desaparece para dejar pasó a una luna que brilla ensangrentada

 

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(*) “tu que caminas por las sombras.”. Todos los hechizos se suelen escribir en latín, pero el mío esta algo oxidado así que he preferido escribirlo en euskera.

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