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KaiSoo por KaiSoo21

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Camino a su destino, Kai tenía sentimientos encontrados. Se sentía más que feliz y completo después de la noche que había tenido con KyungSoo; sin embargo, la sensación de que algo malo le ocurriría a su pequeño lo hacía ausentarse del ambiente que lo rodeaba.
Cuando aparcó en el estacionamiento y apuró sus largas piernas a través del ante patio su abdomen dolía y sus extremidades temblaban. Estaba nervioso por ver a la madre y no supo que cara poner cuando la susodicha lo vio entrar al lugar.
– ¡Hijo mío! – gritó abriendo sus brazos para recibirlo. El moreno no respondió pero se dejó querer. Después del abrazo le sonrió y tomó asiento en la silla del enfrente, junto a Suho.
– Espero que estés bien, querido. – deseó la madre del platino.
– Todo marcha de maravilla, tía. Gracias. – dijo ignorando el presentimiento que había estado rondando su mente desde la noche anterior.
– ¿Estás seguro? – preguntó ChoMin. – Tienes cara de haber trasnochado. Seguro no durmió bien, mi bebe. ¿Andabas de fiesta, Kai?
– No, madre. Es solo que fui a dormir con Kyung anoche…
– ¡¿Vas a seguir con esa tontería?! – explotó la morena abriendo mucho los ojos para después taparse la cara con sus manos en plan “Si no lo veo, no existe”. – Tienes que terminar con eso… pero ya.
– No voy a cortar con él solo por que tú lo dices. – Kai agradeció que su enano no quiso venir con él. – Lo amo, y que esto te quede claro… Te guste o no voy a pasar el resto de mi vida junto a él. – ChoMin abrió la boca para contestar y pedirle que reconsiderara su futuro pero el bailarín fue más rápido. – No quiero hablar más del tema.
– ¿Tienes hambre, Kai? – preguntó Suho – Ya casi es hora del almuerzo…
– Mmm… si. Salí tan deprisa que no noté lo frenético que estaba. – aceptó fregándose la nuca y sonriendo igual como hacía de pequeño cuando lo atrapaban en plena travesura.
– ¡Entonces yo te prepararé algo delicioso, mi niño! – gritó la morena y se levantó.
– Está bien, mamá. Me recostaré un rato mientras está listo, permiso.
– Subiré contigo, hay algo de lo que debemos hablar. – informó Sehun apareciendo de la cocina cargado con galletas y demás comestibles.
Kai se encogió de hombros y se dirigió a la escalera esperando que el otro chico lo siguiera. Cuando abrió la puerta de su habitación, el peli-arcoíris se le adelantó y entró primero para ganar espacio en la cama del moreno quien levantó una ceja a modo de interrogante mientras se dirigía a su armario para tomar ropa limpia.
– Esa cara que tienes… – empezó Sehun con una mueca pícara. – me dice que ya te dieron lo que querías.
Kai rió por haber sido atrapado y, para que su amigo no notara el rubor de su rostro comenzó la labor de desvestirse.
– Es la segunda vez que ocurre… y cada vez es mejor. – reconoció.
– ¿¡Segunda!? – el bailarín abrió mucho los ojos por el tono de la pregunta y se volteó, recibiendo de lleno la avalancha de almohadas que su amigo le mandaba desde su cómoda posición en la cama. – ¡No me habías contado, traidor!
El moreno atrapó la última almohada justo antes de que terminara en el suelo junto con las otras y se la lanzó de vuelta.
– Eso es un tema entre él y yo. Un caballero no cuenta sus intimidades…
– Nunca antes fuiste un caballero. – reclamó Sehun.
– Nunca antes me había enamorado. – contraatacó Kai.
El peli-arcoíris se vio vencido y suspiró.
– Al parecer te tiene más que enganchado… – murmuró.
– Si, es maravilloso. En fin, ahora voy a descansar. – avisó e hizo gestos para que se saliera de su espacio.
Sehun se flexionó y se levantó. Pero no quería irse sin molestar un poco más a su amigo…
– Y tan santito que se veía. – dictaminó y colocó un dedo en su barbilla como si estuviera considerándolo. – Por eso dicen que los calladitos son los peores… seguro no te dejo tomar ni agua.
– Cállate y déjame descansar. – pidió riéndose de igual modo.
– No me malentiendas… Lo comprendo perfectamente, seguro tenía el trasero lleno de telarañas…
– Ya basta, Sehun. – exigió con un tono amenazador. – Yo fui y seré el único hombre en su vida, que te quede claro.
– ¡Un virgen! Ya decía yo que tenía que haber algo más para que te tuviera con esa cara de… – la voz del muchacho se fue perdiendo mientras más distancia tomaba de la habitación del chico por el pasillo en busca, quizás, de mas comida.
Bajó las escaleras justo para encontrarse con esa entrada de supermodelo que tiene Kris al llegar a cualquier lugar.
Venía con su encargo, perfecto.
El rubio se le acercó y le entregó la bolsa con una suave sonrisa, luego se volteó a las señoras, presentándose con su nombre completo e hizo varias reverencias antes de acercarse a Suho y besarlo muy corto, casi como un pico. Sin embargo, ese mínimo gesto no pasó desapercibido para ChoMin.
– ¡Ustedes también! No puedo creerlo… Tú, Suho…
– No tienes ningún derecho a opinar aquí. – cortó la madre del platino. – Preocúpate solo por tu hijo.
La señora acusada hizo un gesto de que se mantendría en silencio bajo la mirada de desprecio que le regalaba la pareja recién ofendida.
Ese mismo día, más entrada la tarde, CL se plantó frente a Tao quien conversaba tranquilamente con Xiumin de algo que a ella estaba lejos de importarle.
– Hoy es el cumpleaños de Baekhyun y sus amigos le están preparando una fiesta sorpresa. – informó. – D.O. estará allí…
– Supongo que esta es la gran oportunidad. – reconoció y se centró en la rubia nuevamente para recibir los otro detalles.
– Es a las diez de la noche, en la casa que comparte con el tal Chanyeol. La dirección está dentro – avisó entregándole una bolsa. Tao echó un vistazo a su contenido y esperó una explicación. – La fiesta será de disfraces.
– Definitivamente hoy es la ocasión. – dijo con una sonrisa fría.
– ¿Estás seguro de esto? – preguntó el castaño.
Tao recordó como el maldito enano no había caído en sus coqueteos y se había marchado dejándolo solo en esa asquerosa cafetería llena de niños babosos y asintió.
– Más que seguro. Y tú también tienes que estarlo. – advirtió. – Iremos sólo nosotros dos por que si somos más llamaremos la atención antes de lo que realmente necesita de conversación…
** Ese mismo día, por la mañana **
Cuando Baekhyun despertó y buscó el calor habitual al otro lado de la cama pero solo encontró aire. Supuso que su gigante habría salido temprano por la mañana y el que no le avisara no le sorprendió. Últimamente actuaba muy raro, provocando peleas hasta por que el había estado respirando muy fuerte.
– ¡Hoy no voy a deprimirme! – se propuso al notar que lagrimas amenazaban por salir tal como los días anteriores.
Bajó al primer piso, y camino a la cocina vio a Chanyeol recostado en el living mirando la televisión.
– Pensé que habías salido.
– Quiero quedarme en casa hoy. – respondió y al rubio se le colorearon las mejillas por el pensamiento de que se quedaría en casa para pasar tiempo con él por su cumpleaños. Se quedó de pie esperando una felicitación que nunca llegó.
– ¿No se te olvida nada? – intentó mientras apuntaba el calendario de su celular.
– No, ¿hay algo importante que pase hoy?
– Olvídalo. – negó con la cabeza mientras terminaba su camino para hacerse desayuno. Se tomó un café y se preparó unas tostadas. Al terminar, se dirigió a tomar una ducha para relajarse; sin embargo, todo se fue a la porra cuando entro en la habitación y Chanyeol lo esperaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
– ¿Tanto te costaba lavar lo que usaste y después bañarte?
– Si tanto te molesta tenemos que contratar una empleada. – respondió sin pensar, arto de tanta discusión por cosas que antes nunca habían sido problemas.
– ¿Vas a pagarla tu? – preguntó con una ceja alzada.
– ¡Ya basta! Ahora mismo vas a decirme que diablos es lo que te ocurre… – el rubio explotó y empezó a picar el pecho del moreno con un dedo. – ¡Hace varios días que te comportas raro conmigo, estás peleando por cada mínima cosa que hago!
– Son paranoias tuyas.
– No me mientas. Dime de una vez por todas que está pasando, Park Chanyeol.
– ¿Quieres que te diga? ¡Te diré! – Baekhyun no sabía si su novio notaba que le estaba gritando pero lo que tenía claro era que ya no estaba tan seguro de querer saber que le ocurría. – Ya no siento lo mismo por ti, rubio.
No, no quería.
– ¿Qué…? ¿Qué quieres decir con eso? – balbuceó.
– Yo… no sé. Cosas mías. Iré a caminar.
– Eso. Tienes que pensar. Bien. – el pequeño se puso de puntillas para besarlo pero este solo lo rodeó y salió de la habitación.
El rubio sintió flaquear sus piernas. Afortunadamente, la cama estaba ahí para recibirlo. Se quedó ahí, sentado, mientras la tristeza se apoderaba de su ánimo. Sin estar consiente del todo, marcó a KyungSoo quien nuevamente fingió estar demasiado ocupado como para poder atenderlo. Genial.
Él, que siempre había sido el primero en desearle un Feliz Cumpleaños con suerte le dedicó una llamada de ocho segundos.
¿Qué le quedaba por hacer? Dio un vistazo a la habitación que compartía con Chanyeol y su ánimo cayó aun más. Sí, era un completo basural. El moreno tenía razones para enfadarse, pero… ¿Por qué ahora? Antes nunca pareció importarle.
Se levantó y fue en busca de todo lo necesario para asear de buena manera una casa de ese tamaño.
Cuando terminó ya había pasado la hora del almuerzo pero Baekhyun no tenía hambre así que, con un encogimiento de hombros, tomo sus llaves, algo (mucho) de dinero y partió con destino a la casa de Kai. Hace tiempo no hablaba con ninguno de los habitantes de aquel hogar y no le haría mal saber qué ha sido de sus vidas.
Pero este día no estaba yendo bien para el pasivo. Al llegar, tocó el timbre una infinidad de veces y aporreó la puerta unas cuantas más pero nadie atendió.
Estaba por irse cuando una voz masculina lo atrapó.
– Hola, Baek. ¿Cómo va todo? – preguntó el bailarín haciendo malabares con las bolsas de comestibles que cargaba entre sus brazos. – Te noto algo triste.
– No, no me pasa nada. – respondió falsamente con una sonrisa todavía más falsa.
Kai asintió y luego sonrió.
– Bueno, ya me voy. Tengo cosas que hacer. Nos vemos. – avisó mientras metía la llave en la cerradura y un segundo después se perdía paredes adentro.
– ¡Espera! ¡Kai…!
El rubio no podía creerlo. Definitivamente algo iba mal con él por que la demás gente no parecía tener problema alguno. Agachó la mirada y comenzó a caminar hacia donde lo llevaran sus pies. No quería volver a casa solo para deprimirse en la soledad que sabía lo esperaba. Terminó en el parque cerca de allí y su próximo encuentro no tardó en aparecer.
– Hola, querido. – saludó Luhan con su típico beso en la mejilla. – ¿Qué haces en un lugar así… solo? – pregunto con el mayor tacto que pudo.
– La gente de hoy en día pasea, Lulú. ¿Y tú, vienes de alguna parte?
– Hace poco estuve con Sehun y ahora cruzaba por aquí para acortar camino a la calle principal… – explicó pero la cara del rubio seguía igual de apagada que antes. – ¡Me voy de compras, Baek! Es decir… ¡Nos vamos!
– ¿Nos…?
– Por que supongo que vas a acompañarme. – supuso de inmediato el chico con cabello rosa. Sus manos adornaban su cintura dándole un aspecto de madre enfadada.
– Claro, de cualquier modo no tenía otra cosa que hacer… – aceptó.
“Comprar: tratamiento aliviador de estrés, tristeza y ansiedad.”
Ese es el significado que aparece en el diccionario mental de Byun Baekhyun y vaya que parecía funcionar. Para la tercera tienda que él y Luhan visitaban, ya había olvidado que en algún momento del día estuvo a punto de derramar lágrimas.
Y todo iba de maravilla hasta que el chico rosa se decidió a preguntar.
– Hace un rato… Algo te acomplejaba… ¿Te ocurrió algo?
– No, no. No es nada terrible. – tranquilizo aunque para él si lo era. – Hoy es mi cumpleaños. Nadie lo recordó, por cierto. Pero lo que me tiene peor son las constantes peleas que Chanyeol provoca…
– No sé que estará pasando con tu jirafa personal, cariño. – admitió Luhan al notar que el otro chico no iba a seguir hablando. – Pero sí sé cuanto debió dolerte que nadie te saludara para tu festividad… ¿Ni D.O. lo hizo?
– No, y siempre es el primero en hacerlo. – respondió el rubio dejando pasar el hecho de que el peli-rosa tampoco lo había felicitado aún cuando este le recordó que día era. – Como sea, después de todo solo es un día más. También comprendo que con todo lo que ha pasado tengan sus cabezas ocupadas en otras cosas… más importantes.
Oh, oh. Sus ojos habían comenzado a inundarse y no quería que su amigo lo viera en ese estado tan deplorable. Lástima es lo que menos necesitaba en ese momento. Por fortuna, fijó su vista en la muñeca de su acompañante donde la hora daba aviso de lo tarde que era.
– Disculpa, Lulú. Ya me voy, quiero estar con la súper estrella aunque sea un rato. Ojalá él tenga tiempo para mi. – Baekhyun lo esperaba con todas sus fuerzas por que un recuerdo más de cualquier cosa y explotaría. Si llegaba a hacerlo, esperaba tener a D.O. para contenerlo.
**
–Él no se encuentra en casa. – informó Ceci. – Salió hace unos veinte minutos…
Baekhyun no pudo escuchar más, se dio media vuelta y caminó por donde había venido. Esperaba ir por el camino correcto por que las lágrimas que inundaron sus ojos no le dejaban ver nada. Anduvo a tropezones por largo rato hasta que por fin perdió el equilibrio y terminó tirado en la acera fría. Ya había oscurecido y poca gente se hallaba en las calles a esa hora. Kai se detuvo en el cruce del frente y suspiró. Maldijo a D.O. y se acercó al rubio.
– ¿Qué te ocurre Baek? – el moreno flexiono sus piernas para quedar a la altura de chico y con una mano levantó su barbilla para que lo mirara.
– Ah, eh… – abrió mucho los ojos y secó sus lagrimas rápidamente. – Chanyeol… él dijo que ya no sentía lo mismo por mi.
– ¿Él dijo eso? – Kai sabía que eso era la blasfemia más grande de la vida. Ayer, cuando se habían juntado a tomar un café solo hablaba de lo maravilloso que era Byun Baekhyun y lo mucho que lo amaba.
– Sí. – chilló el rubio dejando escapar nuevas lagrimas.
El bailarín se sentó al lado del contrario, en el suelo y estiró uno de sus largos brazos por sobre el rubio. Lo apretujó contra si tratando de darle las fuerzas que esa mentira le había quitado. Lo que no esperaba era que él levantaría la cabeza y con sus manos tomaría el impulso necesario para alcanzar la altura suya y juntar sus labios en un corto beso inocente.
– ¿Qué haces? – preguntó Kai sin inmutarse.
– ¡Lo siento! – gritó levantándose de un salto. – No sé por qué lo hice… ¡Ni siquiera me gustas! Es decir, no es que no me parezcas guapo pero… ¡Diablos, Baekhyun, cállate! – se regañó y luego hizo una reverencia amplia. – Perdóname, por favor.
Salió corriendo a la velocidad que sus piernas esbeltas le permitían, dejando al moreno aun en el suelo mirándolo con cara de aguantarse la risa. Soltó la carcajada sin poder evitarlo y se quedó ahí un largo rato.
– Mierda. – dijo al ver su reloj de muñeca y la hora que marcaba. Tenía que darse prisa, KyungSoo pasaría en treinta minutos por él.
Su novio, el puntual, apareció por la puerta justo a la hora indicada, y, aprovechando que el moreno había ido a recibirlo, lo saludó a él primero, sin notar a la gente que estaba en la sala.
– Hola, amor.
– Hola, pingüi. – Kai se agachó a su altura para besarlo y luego, mientras caminaban al sofá le habló en susurros solo para que él escuchara. – Hace poco me encontré con Baek tirado en la calle hecho un mar de lágrimas. ¿No te parece que se les pasó la mano con todo esto?
– ¿Por qué se hablan así? Quizás que planes morbosos están haciendo para esta noche, que asco. ¡Si lo van a hacer que sea fuera de esta casa! – gritó ChoMin
– Esta es mi casa, mamá. – recordó tranquilamente el moreno sintiendo el cuerpo tenso de su novio. – Tu no me vienes a decir que hago o que no en ella.
– Está bien, Kai… – murmuró el cantante para evitar peleas.
– ¡Ya! ¿Ustedes no tenían que salir? – recordó la mujer para que se largaran se su vista.
– Sí, me iré. ¡No soporto tu actitud, mamá! – informó desde la escalera que estaba subiendo.
– Tu puedes esperarlo afuera… – dijo ChoMin dirigiéndose a D.O. que se había quedado en la planta baja hablando tranquilamente con Suho. El castaño no alcanzó a contestar, mucho menos el platino que estaba listo para defender a su pequeño amigo cuando Kai volvió hecho una completa furia.
– ¡ESO SI QUE NO TE LO PERMITO, MUJER! Que te quede bien claro esto, ChoMin. A él no lo hechas de esta casa. Si tanto te molesta su presencia te largas tú. – aclaró mirándola fijamente.
– ¿Cómo me dices una cosa así? ¡Soy tu madre!
– Lo sé. Pero a pesar de que me hace feliz que estés aquí, él es mi novio y lo amo más que a mi vida. Ni tú, con tus comentarios del infierno, ni nadie me va a impedir que yo siga con él. ¿Oíste bien? ¡Nadie!
– Kai, basta. – terminó el bajo. – Está bien, esperaré en el coche. Lo prefiero a seguir viendo la cara de momia que tiene esta señora.
– Pasaste los límites. – advirtió el bailarín después de que su chico saliera por donde antes había entrado. – Nunca te lo voy a perdonar.
Kris, Suho y Sehun, tras ver el espectáculo siguieron a Kai como si fuera un líder. Claro, todos eran homosexuales y estaban del lado del moreno.
**
El pasivo corrió con todas sus fuerzas hasta la casa de su mejor amigo. Céci, al verlo con la respiración agitada y gimiendo como si hubiera competido en la maratón le informó que fue jefe aun no había regresado. Entre jadeos, el rubio respondió que lo esperaría.
Terminó recostado en el elegante sofá y hace más de una hora de dormía plácidamente cuando un molesto movimiento en su pierna lo hizo abrir los ojos. Sacó su celular para descubrir que su madre lo llamaba. Deslizó el dedo por la pantalla y, ahogando un bostezo, dijo:
– Hola, mamá.
“Feliz Cumpleaños, Baekhyunnie.” – gritó la mujer al otro lado de la línea telefónica.
– Oh, Dios. Lo recordaste, muchas gracias.
“Por supuesto que lo recordé. Nunca se me olvida el maravilloso día en que te di a luz, cielo. Lamento no haber viajado a verte. – se disculpó. Baekhyun sintió como ruidos de papel se sentían por detrás de su voz. Casi podía verla con el celular entre su oreja y su hombro, con sus manos ocupadas buscando algún archivo legal o indicaciones de su jefe. – Estoy llena de trabajo…”
– No te preocupes, mamá. Con una simple llamada ya me alegraste el día. Muchas gracias.
“…”
– ¿Mamá?
“Lo siento, Baek. Tengo que colgar. Uh… ¿Dónde estará?”
– ¿Qué cosa?
“No hablaba contigo… Viajaré pronto a verte, querido. No olvides que te amo.”
El rubio bajó su celular cuando la mujer dejó de oírse y sonrió por primera vez en el día. El que su madre se hiciera un momento para felicitarlo teniendo en cuenta lo ocupada que estaba lo hacía muy feliz.
Ahora lo único que quería era tomar un largo baño y recostarse en la cama junto a Chanyeol, que a pesar de estar todo el día con un humor de los mil demonios, cuando creía que él estaba durmiendo se acurrucaba alrededor de su cuerpo y lo abrazaba.
Se levantó y cuando estaba poniéndose sus zapatos en el hall, la voz de Céci lo sacó de sus planes nocturnos.
– ¿Se va?
– Sí, creo que él no llegará esta noche. – dijo refiriéndose a D.O.
– ¿Le dejará algún recado?
– No se preocupe, gracias.
Caminó lentamente, sin apuro. Cuando faltaban apenas unos pasos para llegar a su casa se topó con un perro callejero.
Lay, en la otra acera, se había quedado congelado en su lugar al notar la presencia del rubio, pero aprovechó que este se había inclinado para hacerle mimos y jugar con el canino siguió su camino. Tecleó en su celular lo más rápido que pudo un mensaje para el cantante informándole que Baekhyun estaba frente a la casa. Afortunadamente, con ayuda de Kai, Sehun y Suho, Chanyeol y él habían podido decorar y organizar la casa para la fiesta. Todo estaba listo… a excepción de que faltaba cierto invitado despistado.
Baekhyun se enderezó y se sacudió las manos para quitarse los pelos de animal que se habían adherido a su suave piel y no notó el alboroto que hizo Lay para esconderse detrás de un arbusto.

DE: Lay.
PARA: D.O.
“No puedo avanzar sin topármelo. Ayúdame”

Al recibir este mensaje, el castaño corrió a apagar las luces mientras pedía silencio y marcaba al celular de su amigo.
– Hola, Baek. Linda noche, ¿no? ¿Dónde estás? – preguntó y hasta para sus oídos había usado una voz demasiado aguda que fácilmente lo incriminaría si su amigo tuviera un poco más de neuronas.
“Te acordaste que existo, ¿eh? Estoy camino a casa, ¿Por qué?
– NO. Es decir… espera un momento. Detente.
“¿Por qué habría de hacer eso?”
– Por favor. – insistió incluso cuando sabia que su amigo se había detenido a la primera.
“¿Qué está pasando contigo, KyungSoo?”
El cantante tragó pues notó la voz de su amigo realmente enfadada pero luego sonrió al ver como Lay entraba en la casa con el pulgar en alto. Todos se escondieron mientras el bajo se despedía.
– Sólo era una broma. Adiós.
– ¿Qué le pasa a este? – se preguntó Baekhyun mientras guardaba su móvil y emprendía camino nuevamente.
Caminó por el jardín delantero y fijó la vista en la casa. Era enorme, y que tuviera las luces apagadas solo daba a entender que su novio aún no había regresado. Se preguntó si para el día siguiente seguiría siendo su novio y la sensación de su vida sin Chanyeol no le gustó nada. “Venga esa ducha y a terminar con este día de la mierda…” – pensó mientras abría la gran puerta de roble.
Luego de eso todo pasó muy rápido.
Baekhyun tanteando la pared para encender la luz.
La multitud saliendo de sus escondites gritando “SORPRESA”
Baekhyun gritando con horror por la impresión.
Globos, serpentinas y papelitos volando por la estancia.
Baekhyun cayendo con el trasero.
La multitud rompiendo en carcajadas
Baekhyun siendo ayudado por Chanyeol quien corrió para salvarlo.
¿Qué diablos es esto? – preguntó mientras la sonrisa mas grande que alguien le haya visto se instalaba en su rostro.
– ¿De verdad pensaste que se me iba a olvidar el cumpleaños de mi mejor amigo? – cuestionó D.O. con una ceja alzada mientras se acercaba para abrazarlo.
– ¡Eres un idiota! ¿¿Sabes lo mal que me sentí al notar que nadie me felicitó?? – culpó soltando las lagrimas que lucho por conservar en todo el día.
– Lo lamentamos… – dijo Bom con una mano (perfectamente cuidada, cabe decir) en su hombro.
– Sí, lo lamentamos, pero has de admitir que fue divertido… ¡Sobre todo cuando tropezaste! – se burló Sehun ganándose un zape por parte de Luhan.
– ¿Tú sabías todo? – le preguntó Baekhyun al chico con cabello rosa quien de inmediato pasó de tener su ceño fruncido a adornar su rostro con una sonrisa infantil.
– ¡Sí! Pero es que te vi tan triste que decidí ir contigo de compras para que no estuvieras tan solo… – calló al notar la mirada penetrante que el cantante le dedicaba y luego subió las manos en defensa. – ¡Uno no se va de compras solo el día que cumple años! ¡Lo hice con una intención completamente distinta!
– ¡SON UNOS IDIOTAS, LOS AMO! – gritó el rubio y de alguna manera extraña atrajo a todos los presentes en un abrazo. Cuando los soltó, esperaba poder besar a su novio pero no lo encontró. De hecho, solo recordaba haberlo visto cuando lo ayudó a levantarse pero… – ¿Dónde está Chanyeol?
– Está en su habitación. – dijo Suho con una mirada picara mientras se abrazaba al cuerpo fornido de Kris. – Ve a verlo.
– De acuerdo. – aceptó y luego de sonreír a todos una vez más, voló a su habitación.
Bueno, no voló. Pero es que se sentía tan liviano y des estresado que Baekhyun creía que así debía sentirse el volar. No tardó demasiado en entrar en la habitación pero a primera vista esta se encontraba vacía.
Caminó directo a la cama, ya que ciertas prendas de ropa que estaban sobre ella le llamaron la atención. Era increíble.
– ¿Qué es esto? – preguntó a si mismo.
– Un pajarito me informó que eres un gran fan de Sailor Moon. – dijo una voz masculina a su espalda. Baekhyun abrió mucho los ojos al girarse y encontrarse con el hombre que hacía que perdiera la compostura cuando lo hacía rogar por más. Diablos, Chanyeol nunca se había visto tan guapo que en ese momento. – Gracias… – susurró abrazándose a la mini falda.
El moreno caminó lentamente hasta su encuentro y lo envolvió con sus brazos.
– Perdón. Sé que he sido el más grandísimo idiota pero si quieres culpar a alguien que sea al hobbit que te gastas como mejor amigo. Tiene unos métodos bastante sádicos para obligarme a seguirle el juego. Siempre que iba a su casa para decirle que se acababa, que no seguiría en su estúpido plan, me golpeaba… ¡Él me golpeó muchas veces, Baekhyun! Se aprovechaba de mi dulce personalidad diciendo “La sorpresa será más grande si lo haces de ese modo”… ¡Y EL MALDITO DE KAI SOLO SE REÍA!
– Lo fue. – concedió el rubio riendo un poco. Cuando las carcajadas dejaron de salir por su garganta, levantó la mirada. – Me las pagará. Y tú también, no sabes lo mucho que me dolió el que me dijeras que ya no me querías… no era necesario ser tan cruel.
– La verdad no sé como lo hice. Lo único que quería era abrazarte y besarte… pero me contuve. Ahora que lo pienso… soy genial.
– Uy, si. Tú, el genialoso. Sal de aquí, Yeol. Voy a cambiarme. – despachó el rubio empujándolo pasillo afuera.
– ¡Te esperaré abajo, cielo! – gritó Chanyeol justo antes de que su menudo novio le cerrara la puerta en la cara.
Todos estaban con alguna bebida en la mano y el ambiente estaba con bastante ánimo. Esperaba con ansias que los invitados empezaran a emborracharse para que la verdadera diversión comenzara.
El silencio se hizo cuando por las escaleras aparecieron un par de botas con tacones en un tono rojo intenso bajando con todo el estilo del mundo. Todos con la atención en ese personaje, rompieron a reír cuando, en el último escalón, perdió el equilibrio y terminó en el suelo… nuevamente.
– ¡Y tanto que se sobraba! – rió Sehun sin una pizca de bondad.
– ¡No se preocupen, estoy bien! – tranquilizó el rubio a la multitud ignorando el hecho de que solo su novio estaba ayudándolo.
Las horas pasaban y estaban disfrutando. Todos notaron que Chen no estuvo en ningún momento intercambiando palabras con la castaña. Y es que hace algunos días que ellos habían terminado su relación. No se guardaban rencor pero es que aún se les hacía incomodo estar en la presencia del otro.
Kai estaba en el centro de la pista, bailando con KyungSoo. A su lado estaba el cumpleañero y su novio, también moviéndose al ritmo de la música.
Cuando un dúo de hombres se les acercó, el bailarín no los reconoció (todos en el lugar llevaban disfraces) pero pensó que debían ser amigos de Baek que él no conocía, por eso, cuando uno, el más alto, lo golpeó en la cara haciendo que quedara tendido en el suelo, le causo confusión el hecho de que el rubio le preguntara quien diablos era y que era lo que quería.
Sin embargo, estos dos individuos solo guardaron silencio. La atención nuevamente caía sobre ellos y todos quedaron aún más sorprendidos cuando Chanyeol agarró por el hombro al agresivo y con la mano sobrante le quitó la mascara para revelar su identidad.
Tao sonrió fríamente.

Notas finales:

Volvemos con un nuevo capítulo. Sabemos que la espera fue eterna pero las recompensaremos con un testamento. Han de saber que el siguiente capítulo ya va editado por la mitad así que volveremos pronto con él. Nuevamente les pedimos que nos dejen un review con sus opiniones, quejas, halagos o hasta un emoji... pero algún indicio de que les gusta/odian la trama.

 

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