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KaiSoo por KaiSoo21

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Notas del capitulo:

:'(

– ¿Qué haces aquí? – volvió a preguntar Baekhyun.
Tao, que había estado mirando de manera desafiante a Chanyeol, paseó la vista por todos los invitados a su alrededor hasta llegar al rubio.
– ¿Acaso no te alegra ver a tu hermano en el día de tu cumpleaños?
– Tú no eres mi hermano. – determinó. – Yo soy hijo único.
La cara que puso el aludido ante la negación de su ser los puso a todos alerta. Kris, que conocía mejor al líder, supo que la cosa estaba por ponerse oscura.
– Tao, sal de aquí. – pidió dando un paso adelante.
– ¡Oh, Dios! ¡Pero si es el traidor! – gritó dándose cuenta de su presencia. – Veo que ahora eres del grupo de los idiotas.
– Idiotas o no, estamos por encima de ti. – replicó.
– Vete por las buenas o te saco por las malas, Tao. – amenazó Chanyeol.
– ¿Ah, sí? Pues fíjate que me gustaría ver eso… ¿Tú y cuantos más? – preguntó el líder mientras se hacía sonar los nudillos de ambas manos.
– Con nosotros. – dijeron al unisono Kai y Sehun. Lay, Kris y Chen dieron un paso adelante, también.
– Fantástico. Esto parece una película. Pero… – Tao alzó un dedo y abrió mucho los ojos. Empezó a caminar por la estancia lentamente. – ¿A qué le tienen miedo? ¿A que haga cosas así? – sugirió y tomó una bandeja con copas para lanzarla por el aire sin importarle a quien le saltaran los trozos de cristal. Se movió rápido hasta un florero y lo aventó al piso. Sacó un cuchillo de su bolsillo y rasgó todos los cuadros del lugar. Cuando todo estuvo hecho un desastre se acercó a Baekhyun y le rompió el labio con un puñetazo que llevaba la fuerza de un caballo. – ¿O tienen miedo de que golpee a sus queridos novios? – intentó esta vez golpear a Luhan pero el peli-arcoíris fue más rápido y se interpuso en su camino, recibiendo de lleno el golpe que lo hizo ver estrellitas. Aún así, no se movió de su lugar.
Empezó a golpearlo con brutalidad pero Sehun se negaba a dejar descubierto a su chico quien sollozaba indefenso a sus espaldas por el miedo.
Sin pensarlo, Kai soltó la mano de D.O. y se movió para tratar de detener a Tao.
Tao recibió gustoso el primer golpe y luego se dispuso a atacar él. No pasaron más de dos minutos entre intercambios de golpes entre Kai y el líder hasta que este último sonrió y habló en voz alta:
– Ahora, Xiumin.
Sí, entre tanto jaleo con el líder de la pandilla, todos se habían olvidado del segundo ser que lo seguía. Más pequeño y ancho que Tao, pero igual de veloz y sigiloso, el castaño se movió igual que una sombra y se ubicó tras el cantante. Con su mano izquierda rodeó su cuello para que no huyera y con la mano sobrante sujetaba una pistola calibre 22 que apuntaba directamente a la sien de D.O.
Kai se congeló en su lugar, no sabía que hacer ahora. Miles de pensamientos y sensaciones lo atravesaban mientras el miedo se apoderaba de él. Sólo atinó a hablar cuando estuvo en el suelo, a causa de recibir otro puñetazo de parte de Tao.
– Déjalo, él no tiene nada que ver con esto.
– ¿Cómo que no? ¡Es tu debilidad!
El bailarín no respondió pero mantuvo su mirada. Prefería quedarse viendo los oscuros ojos del hombre al que odiaba a ver los hermosos ojos del amor de su vida que seguramente se veían más grandes que nunca ahora que estaba en esa situación.
– Xiumin… ¿Qué haces? – Kris, lentamente dio un paso hacia el dúo de bajos y estiró su brazo, tratando de alcanzar o detener al que fue su primer amigo.
– No quiero, Kris. De verdad que no quiero. – jadeó el castaño con los ojos inundados en lagrimas. Kyungsoo, bajo su agarre podía sentir que sus brazos temblaban pero se mantenía firme.
– Sé que tienes miedo de él, Minnie… Pero estando aquí no te hará daño, yo te protegeré. – prometió el rubio.
– ¡Basta de las malditas cursilerías! – gritó Tao haciendo que Xiumin se sobresaltara. – Sólo mátalo y acabemos con esto.
Cierta persona de estatura media caminó lentamente hasta el pequeño y agarró su hombro. Cuando Xiumin lo miró, supo que todo estaría bien, que no le importaba Tao ni sus amenazas, por que esa persona estaba ahí, con él, a pesar de todo. Cuando Chen le sonrió, Xiumin supo que no tenía por que seguir las estúpidas ordenes de Huang Zi Tao.
– No, no lo haré. – informó bajando el arma a la vez que aligeraba el brazo que retenía al cantante, quien de inmediato corrió a los brazos de Kai quien lo estrechó un momento y luego lo ubicó a sus espaldas, protegiéndolo del rubio, quien aún cargaba un cuchillo.
El moreno se acercó y lo golpeó con una brutalidad superior a cualquier otra ocasión. El sonido que producía su puño al impactar contra la cara ya desfigurada del líder hacia que el bailarín cada vez se sintiera más furioso. A cada patada que le dedicaba al estomago de Tao demostraba el odio que sentía por él. Kai habría podido estar golpeándolo toda la noche (nadie hacía nada por detenerlo) pero el sonido de un disparo lo detuvo. De inmediato miró a Xiumin quien aun cargaba el arma y se abrazaba a Chen como si su vida dependiera de ello. Ambos miraban más allá de él con horror.
– El trabajo está hecho. – dijo CL a su espalda antes de desaparecer.
El moreno no lo entendió de inmediato. Tuvo que sentir los sollozos desesperados de Baekhyun para notar que se aferraba a su novio. Pero el cuerpo de KyungSoo era demasiado para un Baekhyun en tacones así que ambos de dejaron caer para buscar apoyo en el piso.
– NO. – gritó Kai mientras se abría paso hasta el cuerpo de su novio. Lo hizo reposar en sus muslos y con el corazón roto en mil pedazos fijo la vista en la mancha roja que seguía expandiéndose por el disfraz de conejito que el bajo vestía. – Kyung… todo va a estar bien… resiste un poco más.
– Ups, parece que gané. – se mofó Tao desde el suelo, varios metros más allá.
– No puedes dejarme, Kyung. Eres fuerte. – le susurraba el moreno a su novio ignorando todo lo demás. Con la mano que no le sostenía la cabeza, le acarició la frente que estaba perlada por el sudor y borró las lagrimas que salían de sus grandes ojos. Respiraba entrecortado y todos sabían que esa era la peor señal, aún así, Kai solo seguía recitando lo fuerte que era, que solo necesitaba resistir un poco y todo estaría bien.
– Esto nunca te lo voy a perdonar… – murmuró Lay antes de lanzarse hacia Tao quien nuevamente terminó en el suelo, completamente indefenso ante la ira del chico que lo golpeaba sin parar.
– ¡Lay! ¡Ya basta, vas a matarlo! – gritó Luhan. No es que le importara Tao pero no quería a su hermano en la cárcel. A pesar de sus suplicas, él no se detuvo. – Sehun, por favor detenlo. ¡Es peligroso!
El peli arcoíris asintió y se acercó por detrás a Lay que se encontraba a horcajadas sobre el cuerpo inconsciente del líder.
– NO ME TOQUES, ESTE BASTARDO NO SALDRÁ VIVO DE AQUÍ. – gritó fuera de si, repartiendo golpes a diestro y siniestro.
– L-lay… – llamó D.O. con voz débil. – Por favor… para… – la voz moribunda que dejaba oír el cantante detuvo al chico de inmediato.
– No te esfuerces, cielo. – dijo Kai
– D.O… por favor, no te vayas. No puedes dejarme solo. – susurró Lay acercándose y tomándole ambas manos.
– Estoy feliz de haberte conocido… gracias por haber estado siempre conmigo…
– ¡No lo digas como si fuera una despedida! – suplicó Lay llorando. KyungSoo sonrió levemente y el rubio se aferró a su pecho, quedando lleno de sangre.
– Ven, Lay. – llamó Bom tomándolo por los hombros. – Vamos a lavarte, mira como tienes las manos.
– ¡No! Voy a quedarme aquí… – el rubio se sacudió del agarre de su hermana y volvió a enterrar su cara en el pecho del cantante.
– Será mejor que vayas… – susurró Kai. Intercambiaron miradas durante un segundo y el rubio se dejó llevar por su hermana.
– Te amo, Kai… – murmuró el herido cuando junto las fuerzas necesarias.
– Yo también te amo. Por eso tienes que resistir. Recuerda que tenemos planes para el futuro… Ya sabes, adoptaremos… Iremos de viaje…
– El destino no lo quiso así… – negó y, lentamente, con movimientos cortados, KyungSoo subió una mano hasta la mejilla del moreno y la mantuvo ahí.
– No digas eso. Eres muy fuerte, Kyung. Saldrás de esta… El D.O. que yo conozco nunca se rinde… Hazlo por mi, amor. – pidió Kai cerrando los ojos fuertemente haciendo que las lagrimas que se habían acumulado en sus parpados gotearan sobre el rostro del castaño.
– Es la primera vez que te veo llorar… Ahora sé que tienes sentimientos… – murmuró con una pequeña sonrisa en su rostro. Dejó caer la mano que mantenía alzada por falta de fuerzas. – Cuida a Baek por mi… ¿si? – pidió luchando por mantener sus ojos abiertos.
– No, no, no, no. Abre los ojos, Kyung. No lo cierres ¡Mírame! – suplicó Kai. – ¡Abre los ojos, estoy aquí! ¡No me dejes, pingüi! ¡Despierta, por favor! – el moreno lo sacudió varias veces pero el cantante no volvió a abrir sus grandes ojos. Unas manos cubiertas por guantes trataron de arrebatarle el cuerpo de su novio y solo lo soltó al notar que eran paramédicos. – Por favor, ayúdenlo. Se lo ruego, si no esta conmigo yo me muero… tienen que salvarlo.
El enfermero se acercó a su cuello y ubicó dos dedos en él. Luego tomó su muñeca y repitió la acción.
– No está respirando y no tiene pulso alguno, joven… – se lamentó el hombre haciendo que Kai rompiera en llanto.
– ¡¡ESTO ES TU CULPA!! – gritó Baekhyun y le arrebató la pistola a Xiumin para levantarla hacia Tao que se hallaba sentado en el suelo, con el rostro cubierto de sangre, la nariz rota y un brazo rodeando su estómago. – POR TU CULPA MI MEJOR AMIGO ME DEJÓ SOLO…
– Detente, Baek… no lo hagas… – pidió Chanyeol abrazándolo por detrás.
– ESTE BASTARDO ME LO QUITÓ… EL HIZO QUE D.O. SE FUERA. – gritó completamente fuera de si. Tenía los ojos rojos y los dientes apretados. Lágrimas mojaban su rostro y sus brazos temblaban.
– Si lo matas sólo te volverá igual que él… – murmuró Kai tratando de retomar la compostura.
Baekhyun dejó caer el arma y se dejó abrazar por Chanyeol mientras rompía en un llanto que le rompería el corazón a cualquiera.
Cuando Lay volvió, su rostro demostraba que había estado llorando y apretó los labios al notar que estaban cargando el cuerpo completamente cubierto del amor de su vida en una camilla. Se acercó a Kai quien seguía de rodillas en el suelo sucio por la sangre.
– Él…
– Ya no está… – completó el moreno golpeándose los muslos con ambos puños.
Dejando de lado todo el pasado, ambos se abrazaron. Trataron de darse el apoyo que ellos mismos necesitaban. Ambos chicos estaban enamorados de algo que ya no existía.
Una patrulla entró en la casa y se dirigieron de inmediato a Tao quien se contuvo gritando que era inocente.
– YO NO LO MATÉ.
Kai se separó del rubio y corrió hacia Tao, volvió a golpearlo en la boca del estómago haciendo que este se retorciera.
– Deténgase. O tendremos que arrestarlo también. – avisó uno de los policías que cargaban al rubio hasta el retén. Un segundo después, el auto se había perdido rumbo a la cárcel.
Como se llevaron a Tao, Kai volvió la atención a la ambulancia que estaba estacionada un poco más adelante. Notó como acomodaban el cuerpo del cantante en la parte trasera y rápidamente se acercó.
– No, por favor. No se lo lleven. Yo sé que abrirá los ojos… él lo hará por mi… – dijo Kai deteniendo a los enfermeros para que no se lo llevaran.
– Señor, por favor. – dijo un doctor saliendo del móvil.
– Kai, ven conmigo. – llamó Sehun tomándolo por los hombros.
– ¡Sehun, diles que no se lo lleven! – pidió con la mirada desorbitada y las mejillas aún húmedas por las recientes lagrimas que había soltado. – No pueden quitármelo, por favor amigo…
– Lo siento, Kai, pero no puedo hacer nada… – se lamentó el peli arcoíris abrazándolo. El bailarín se dejó acariciar por un momento pero la ambulancia prendió el motor para partir y volvió a perder los estribos. Se separó del cuerpo del contrario con un empujón haciendo que este cayera al suelo.
– ¡NO! ¡Esperen! – gritaba mientras corría tras el vehículo y golpeaba la parte trasera. – ¡¡¡VUELVE, KYUNGSOO!!!
Kai corrió hasta el final de la avenida pero perdió a la ambulancia cuando esta dobló. Calló de rodillas y volvió a llorar, esta vez soltando sollozos y gemidos audibles. Sintió pasos tras él al cabo de unos momentos y se cubrió la cara con las manos para que no vieran sus ojos rojos y sus quejidos no fueran tan notorios.
Sehun se acomodó a su lado y lo abrazó largo rato. Cada cierto tiempo el moreno soltaba palabras sin sentido y cuando el peli arcoíris creía que ya estaba un poco más tranquilo él volvía a enterrar su cara entre sus palmas para gritar.
– Espera, tú no puedes conducir ahora. – dijo poniéndose por delante cuando el bailarín se puso de pie murmurando “hospital” e “ir” – Yo te llevaré en el auto de Chanyeol…
Volvieron a la casa y todo estaba en el mismo lio que antes. Baekhyun estaba sentado en el suelo llorando como si no hubiera un mañana mientras su novio trataba de que bebiera algo caliente y dulce.
Kris estaba sentado en el suelo con la cabeza apoyada en el sofá donde yacía Suho inconsciente. Luhan y Bom trataban de tranquilizar a Lay, probablemente ni ellos notaban que por sus rostros también caían lágrimas.
Xiumin estaba en un rincón con las manos tirando de sus cabellos recriminándose que él podría haber hecho algo para impedirlo; Chen solo negaba con su cabeza y murmuraba que él no tenía la culpa.
Tomaron el juego de llaves de la encimera sin decirle una palabra a nadie y emprendieron rumbo. Estacionaron en urgencias y antes de que Sehun apagara el motor, Kai ya había salido disparado para encontrar a su enano, respirando débilmente sobre una camilla, con la máquina marcando su pulso. Débil, pero con vida.
Se topó con el mismo enfermero que, hace un rato, le había revisado las pulsaciones en la casa y le preguntó por él.
– En este momento están limpiándolo.
– ¿Cómo…? ¿Limpiándolo? – preguntó sin comprender.
– Camino aquí tratamos de reanimarlo… – explicó el hombre y luego cerró los ojos. – No hubo caso, lo siento.
Kai apretó los labios y se dio la media vuelta para salir y perderse en la noche.
– Detente. – pidió Sehun que se había unido a él justo para oír la terrible noticia. – Kai, por favor, para. – el moreno siguió caminando con la vista al frente aún cuando este trató de detenerlo con una mano sobre su hombro. – Ya para. No te hará bien estar así, Kai…
– Déjame solo… tu no lo entiendes.
– No voy a dejarte solo por nada del mundo. – zanjó el peli arcoíris muy convencido. El bailarín se volteó a verlo y supo que el Kai que siempre conoció se había ido. Sus ojos oscuros dejaban ver cuanta tristeza albergaba y como los trozos de su propio corazón roto lo lastimaban en su interior.
– Sé cuidarme… sólo déjame solo… – murmuró antes de volver a caminar lentamente.
El peli arcoíris lo vio perderse entre la multitud que caminaba por fuera del establecimiento, ajena a todo el dolor que su amigo estaba sintiendo en ese momento.
Suspiró y volvió a casa de Baekhyun para informarles lo que todos ya sabían.
DO KyungSoo estaba muerto.

El hecho de que el fallecido fuera conocido mundialmente hizo que todos sus fans estuvieran muy tristes. Por varios lugares del mundo despedían al talentoso cantante juvenil.
Taemin… no aceptó su muerte. Siempre iba de aquí para allá murmurando que D.O. estaba de viaje y esperaba que estuviera disfrutándolo pero que no podía esperar para verlo de nuevo sobre el escenario.
Baekhyun no había parado de llorar en toda la semana. No podía creer que todo hubiera pasado para su cumpleaños y que su propio hermano lo hubiera planeado de esa forma. A Chanyeol no le quedó de otra que ser fuerte para apoyar a su novio, solo lloraba en nombre de su amigo cuando estaba dándose una ducha o cuando estaba más que seguro que Baek dormía. Se mantuvo fuerte por él.
Kai se volvió un muerto en vida. No hablaba con nadie, menos con su madre que lo seguía a todos lados disculpándose por haber corrido de la casa a su ex novio. La verdad, nadie lo veía mucho ya que todas las noches las pasaba en casa de D.O. llorando por todos los recuerdos que le traía ese lugar y confortándose mutuamente con Céci que también estaba destrozada.
Cuando el momento de enterrar y despedir para siempre al castaño llegó, Kai lo único que hizo fue mirar a la nada. Llevaba gafas oscuras pero sus mejillas se mantuvieron en todo momento completamente secas.
La ceremonia estaba por acabar cuando una mano delgada y algo manchada por el tiempo se posó en su brazo.
– Tienes que estar tranquilo, cielo. – aconsejó ChoMin con una sonrisa lastimera.
– Déjame, no me toques. – exigió sacudiéndose de su agarre. – Ahora debes estar feliz… ¿no querías que estuviera con él? ¡Pues lo conseguiste! ¡¡Ahora no lo veré nunca más!!
– Hijo, perdóname. De verdad lo siento mucho. – suplicó la mujer con verdaderas intenciones.
– Ya es tarde. – dijo antes de caminar hasta el ataúd de su novio que ya empezaba a perderse metros por debajo de donde él tendría que seguir con su vida. El sonido de la caja de madera haciendo contacto con el fondo rompió a Kai quien de inmediato empezó a llorar.
Lanzó una rosa de color carmesí justo antes de que el primer montón de tierra ensuciara el nuevo hogar del amor de su vida.
Ya el entierro listo, Kai seguía ahí. Poco a poco, sus amigos más cercanos fueron por él para volver a casa. A todos los rechazó diciendo que quería quedarse un poco más, alegando que quería estar a solas con él.
Se quedó en silencio, mirando la cripta que rezaba el nombre completo de KyungSoo y sus fechas de nacimiento y muerte. El moreno no podría decir cuanto tiempo pasó, pero creyó que sus amigos se habían marchado hace ya horas, por eso se sorprendió cuando un par de zapatos se ubicaron a su lado. Alzó la vista para encontrarse con Lay. Vestía completamente de negro y su cabello rubio estaba peinado hacia abajo.
– ¿Qué haces aquí? – preguntó sin una pizca de recelo. No respondió y el bailarín se fijó que tras él había una gran maleta con ruedas. Más allá pudo ver una camioneta con Bom como piloto quien mantenía una conversación por celular. – ¿Qué significa el equipaje?
– Volveré a China. He venido a despedirme… – respondió. – No soporto estar aquí. Yo pensaba que verlo en tus brazos era un martirio pero esto es mil veces peor. Joder, es el infierno. – confesó mirando a la nada.
– Ya veo… Tú también te vas. – dijo Kai bajando la mirada para que el rubio no viera como sus ojos se volvían a inundar por las lagrimas.
– No te pongas así o harás que él se ponga triste. Recuerda siempre que tú fuiste el hombre del que se enamoró. Quédate con ese hermoso recuerdo. – aconsejó Lay.
– ¡No puedo! – gritó Kai y callo al suelo. – No puedo hacerlo, Lay. ¡No puedo seguir, no tengo fuerzas!
El rubio se mordió el labio y flexionó las rodillas hasta el punto de estar a la altura del otro chico. No lo tocó.
– Yo sé que si. Tú fuiste el que se ganó su corazón y luchaste por él. Me parece que tienes las fuerzas.
– ¿Y de que sirvió? – se cuestionó mientras arrancaba el césped preso de la desesperación.
– Estuvieron juntos hasta el final. – respondió antes de levantarse y tomar su equipaje. – No vuelvas a llorar, Kai. Harás que se ponga triste.
Lay se dio la media vuelta justo cuando dejaba escapar lágrimas y empezó a caminar. Se detuvo por un momento al escuchar “Gracias” desde la dirección del moreno pero siguió adelante. Todos tendrían que hacerlo llegado el momento.

ChoMin se quedó en la habitación de Kai todo el mes siguiente. Siempre le pareció extraño que él nunca fuera a buscar ropa a casa. Esperaba que tuviera varias mudas en casa de KyungSoo y se mantuviera saludable.
Una noche, cuando se disponía a dormir, dejó su habitual vaso con agua fresca en la encimera y notó un sobre blanco que estaba bajo una rosa roja sin espinas. Tenía escrito su nombre.

Notas finales:

:'(

 

¡FIGTHING!


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