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Deseo... amar por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Hola!! Sé que a pasado muchoo tiempo y que no tengo excusa, pero lo realmente importante es que estoy aquí ( ? Solo espero que el capítulo les guste tanto como a mi, que lo he hecho con todo el amor del mundo, mundial xD

Título: Deseo… amar

Resumen: Naruto sabe que lo único que le faltó en la vida fue alguien a quien amar, y el destino está a punto de cumplir su deseo.
Categoría: Naruto
Clasificación: No menores de 16 años
Género: AU, Romance.
Advertencias: Lemon, mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Deseo… amar

Capítulo 13: Bajo la luna

Suspiró mientras sujetaba delicadamente el ramo de orquídeas blancas, parándose frente a la enorme puerta de madera lacada. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió nervioso y con ganas de dar media vuelta y marcharse de ahí. Odiaba los hospitales pero no era el hecho de estar en uno lo que le alteraba, sino la persona que yacía tras la puerta. Aquella bella mujer que tanto se había esforzado en amar.

Su querida Nonõ debía permanecer en ese lugar a la espera de una mejora, aun así ambos sabían que eso no sucederá jamás, que su salud era como saltar al abismo sin paracaídas, porque nada le impedirá estrellarse. Un año, se dijo frustrado, durante un año viajaron por todo el mundo buscando a los mejores médicos pero el diagnóstico siempre era igual: Lo lamento, pero no hay nada que podamos hacer.

Habían llorado, maldecido y culpado a un Dios que creían benevolente, pero al final estaban ahí, en uno de los mejores hospitales de Estados Unidos, en donde le aseguraron que harían hasta lo imposible por curarla, sometiendola a dolorosos tratamientos que lograron debilitarla. Naruto estaba desesperado, ansiaba creer que todo aquello funcionaria y que Nonõ se curaría. Una parte de él solo quería tomarla entre sus brazos y regresar a Inglaterra para cuidarla y mimarla el tiempo que aún tenía.

Al final, se armó de valor, esbozó una bella sonrisa de dientes blanquísimos y entró a la habitación con pasos firmes y elegantes, apretando los labios en cuanto la vio sobre la silla de ruedas mirando el jardín con aire ausente, mientras sus bonitos labios dibujaban una mueca que iba de la más profunda tristeza a una furia visceral por tener que permanecer confinada en esa enorme habitación de un blanco impoluto que le recordaba a cada segundo su estado de salud.

—Nonõ…

—Lo lamento mucho...  —susurró en un tono lastimero y desgarrador, tan propio de alguien que lo a perdido todo—, en verdad desearía cambiar esto… pero no puedo, por más que lo desee no puedo… no puedo hacer nada más que ver el jardín, sabiendo que morire primero que aquellas rosas. Naruto —sollozó—, no quiero morir.

Silenciosas lágrimas descendieron por sus blancas mejillas, en una muda protesta. Deseaba vivir, realmente lo deseaba con toda el alma, pero al mismo tiempo estaba tan cansada de todo, tan fastidiada, que no le importaría sumirse en el sueño eterno.

—Mi Nonõ, no tienes porque disculparte, tú siempre has sido más fuerte que esas rosas y mucho más hermosa —sonrió acercándose a ella. Lucía extremadamente pálida y delgada, mientras que su bonito rostro era opacado por unas enormes ojeras, y su largo cabello ahora estaba maltratado, atado descuidadamente en una coleta baja—. Sigues preciosa ttebayo.

—Eres muy malo mintiendo.

—No es una mentira —se agacho frente a ella, colocando el precioso ramo sobre su regazo—. Tu siempre seras preciosa… —su voz se convirtió en susurro mientras tomaba las delicadas manos de Nonõ entre las suyas—. ¿Sabes? Aun intento tocar el piano, pero nunca lo haré tan bien como tu —llevó las pequeñas y femeninas manos hasta sus labios, besando los nudillos—, después podríamos practicar.

—Naruto… no sigas…

—Te prometí que cuando regresamos a casa tocaría para ti y no pienso romper mi promesa. Ninguna de ellas —apretó los labios cuando sintió que su voz estaba a punto de quebrarse—. Hay tantas cosas que debemos hacer.

—No hay tiempo… desearía que…

—Claro que lo hay ttebayo. Siempre habrá tiempo, no lo dudes. Vamos a cocinar muchos platillos en cuanto mejores, visitaremos Venecia y pasaremos bajo el puente de los suspiros. Nos casaremos en París...  la luna de miel será en Japón… —guardó silencio y apretó un poco más las pequeñas manos de ella que parecían temblar entre las suyas—, aun no entiendo tu fascinación por ese país pero cuando vayamos visitaremos cada lugar que desees. Y entre las muchas locuras que haremos, será tatuarnos algo. Tendremos dos hijos y serán gemelos… yo seré el padre enojón y tu la dulce mamá…

—Basta… —gimoteó entre sollozos—, por favor basta. No hagas esto… ya no más. Ambos sabemos que el tratamiento no funciona ni funcionará… Naruto —su voz se quebró, aún así se obligó a continuar mientras acariciaba la mejilla trigueña por la que descendían silenciosas lágrimas—, te amo, te amo demasiado y deseo que seas feliz, que dejes de preocuparte por mi, por alguien que lo único que hará será llenarte de malos recuerdos.

—Voy a estar a tu lado en las buenas y en las malas.

—¿Por qué… por qué te haces esto? ¿Por qué nos haces esto?

—Te lo prometí y es mi decisión permanecer aquí contigo sin importar lo que digas — la tomó del rostro, viéndola a los ojos—. Dime que no deseas volver a verme ttebayo, dimelo y me iré…

—No puedo.

—Entonces déjame quedarme contigo.

—No te entiendo… —apretó los labios para contener el llanto—. ¿Por qué deseas permanecer al lado de una mujer enferma que te ha hecho perder un año de tu vida visitando hospital tras hospital en busca de una cura inexistente? ¿Por qué?

En ese momento, Naruto realmente deseaba responder que era porque la amaba, pero se quedó callado sin saber qué decir, haciendose exactamente la misma pregunta, ¿por qué?

Abrió los ojos y sintió el aire frío entrar por la ventana abierta, acariciando su rostro con la sutileza propia de un amante enamorado. Sus preciosas gemas azules se perdieron en el amplio firmamento, al mismo tiempo que era invadido por la nostalgia de sus viejos recuerdos. Sentía que los papeles se habían invertido y ahora él ocupaba el lugar de Nonõ, postrado en una cama con un futuro incierto, mientras que su pequeño Sasuke lo visitaba a diario, llevando una preciosa rosa blanca.

Entonces se sintió la persona más egoísta del mundo y un bastardo de primera que estaba a nada de condenar al doncel que se había vuelto su corazón a vivir lo mismo que él. Porque no pensaba dejarlo, quería verlo cada día de su vida, sentir su pequeña manita sobre la suya y aquellos labios de durazno presionando los suyos en un beso lleno de amor. Anhelaba que permaneciera a su lado sin importar nada, que lo visitara y le regalara aquellas cálidas sonrisas que le envolvían como un manto de terciopelo.

Y en un vago momento de lucidez, apretó sus puños con determinación y apartó la vista de la ventana para dirigirla a su corazón. Él y solo él era suficiente para cambiar su mundo, Sasuke, su precioso Sasuke, dijo para sí en un susurro íntimo, observando con admiración divina cada fino detalle de su carita, desde sus gruesas y largas pestañas que se movían con decadencia y elegancia, pasando por su naricita respingada y aquellos tentadores labios sabor cereza.

—Lamento que tengas que visitar a un viejo enfermo en el hospital ttebayo.

—No eres un anciano, dobe —bufó rodando los ojos mientras se acercaba a Naruto, dejando un rosa blanca sobre su regazo—. Será mejor que dejes de dramatizar.

—Soy un anciano, Sasuke.

—No lo eres —lo tomó suavemente del rostro, viendo directamente los cautivantes ojos del varón, llenos de historia y un pasado que ansiaba desentrañar—. No me importa lo que digas porque no me harás cambiar de opinión. Mejor di que no quieres que venga y listo.

—Me encanta verte ttebayo.

—¿Entonces? —levantó una ceja, analizando cada expresión en el rostro cansado de Naruto, sentándose a su lado.

—No me gusta que me veas así, pero tampoco quiero dejar de verte —dejó una caricia perezosa sobre el brazo del doncel—. Soy muy egoísta, Sasuke

—No hay nada fascinante en verme, dobe —un sonrisilla pícara se dibujó en sus labios, abrazando suavemente a Naruto, recargando la cabeza sobre el pecho del varón, justo donde latía su corazón—. Y aunque me lo prohibas, seguiría viniendo.

—Lo sé —su voz se llenó de pesar mientras estrechaba aquel pequeño cuerpo con fuerza y delicadeza—. Te amo demasiado, Sasuke. Eres mi mundo, mi todo. No me imagino una vida sin ti… creo que no existe tteba.

—Empezaba a extrañar ese lado poeta.

No solo eso, se dijo concentrándose en el constante palpitar del corazón de Naruto. Era un sonido suave y rítmico que lo relajaba hasta el punto de olvidar todas sus preocupaciones, sus miedos y angustias, envolviendolo con la sutileza de un calor mágico, tan único y tan protector como Naruto. ¡Realmente amaba a ese dobe! se dijo con miedo y alegría. Lo había extrañado de una forma absurda y dolorosa, irracional y tan intensa que le asustaba imaginar siquiera la magnitud de sus emociones hacia aquel hombre cuya mirada profunda destilaba conocimiento y madurez, pero con una apariencia que contrastaba su mirada que aseguraba y conocía la dicha de vivir y ver el mundo.

Mientras que Sasuke era y seguiría siendo un chiquillo al lado de él, uno inseguro y muchas veces torpe que apenas y aprendía a observar la belleza que lo rodeaba. Eran diferentes, polos opuestos y por hilarante que resulte todo, se complementaban hasta un nivel desconocido que iba más allá de la complicidad de amantes, de los secretos de amigos o las protecciones de una pareja. Y el hecho de saber que pudo perderlo le dañaba desde dentro, lacerando con un fuego que terminaría por abrasarlo y reducirlo a nada.

No era un amor superficial, era un amor tan intenso que si Naruto se iba de su vida no quedaría ni una huella de lo que había sido Sasuke Uchiha. Era cierto y una verdad tan palpable como él, como sus manos y su cuerpo junto al suyo. Naruto era de él, solo suyo para amarlo y cuidarlo hasta el fin de la eternidad.

—¿En qué tanto piensas ttebayo?

—No quiero perderte —negó suavemente, viéndolo a los ojos—, no puedo perderte.

—No lo harás, Sasuke.

—Eso es algo que no puedes prometerme y lo sabes. Desearía que pudieras… desearía estar siempre a tu lado…

—Mi Sasuke… cambiaría todo lo que poseo por estar a tu lado, pero tienes razón —musitó, estrechándolo fuertemente entre sus brazos—. No puede prometer que estaré siempre contigo, al menos no de forma física. Yo ya tuve una vida larga, lo sé, pero estoy agradecido de haber podido tener no solo la oportunidad, sino la dicha de haberme enamorado de ti. Y el hecho de poder estar aquí y ahora, con esta apariencia, abrazándote es…

—¿Indescriptible?

—Si, claro que si dattebayo —sonrió, besando la frente de Sasuke—. Pero también es un milagro, uno que no sé cuánto durará, pero que aprovechare al máximo mientras pueda.

—Los milagros no existen.

—Veme —le tomó del rostro, enfocando aquellas preciosas gemas de obsidiana que tenía por ojos—. ¿Qué otra prueba necesitas? —suspiró—. Ya lo dije, sé que no puedo jurarte estar siempre a tu lado, pero no es una decisión que yo pueda tomar. No está en mis manos. En cambio, si te puedo prometer que me cuidare, que no haré locuras, que comere bien y cientos de cosas más. También puedo jurarte que mientras esté vivo, te demostrare cuanto te amo cada día de mi vida, y que no existirá nada más importante que tú.

—Que cursi…

—Solo por ti ttebayo —dulcemente, limpió con sus pulgares las pequeñas lágrimas que comenzaban a empapar las mejillas de Sasuke—. Eres mi mundo, mi vida y mi todo, pese a que seas un experto en matar los momentos románticos ttebayo.

—Yo no arruinó momentos románticos, dobe —cepilló sus labios con los del varón en una caricia íntima e inocente—. Besame… Naruto.

Su sonrisa se amplió y con delicadeza inició un beso lento, demasiado suave. Acarició los labios contrarios con los suyos de forma perezosa y sensual estremeciendo a Sasuke hasta hacerlo temblar entre sus brazos, disfrutando del exquisito calor que desprendía su cuerpo, y de aquel aroma a tentación que emanaba de aquellos mechoncitos ébano que caían con libertad sobre el bello rostro del doncel, su doncel.

—N-Naruto…

—Te amo tanto —ronroneó deslizando sus labios por la mandíbula de Sasuke, repartiendo mordiscos hasta detenerse en el fino cuello, ahí donde su pulso era más evidente y depositó una larga caricia con la lengua—. Eres exquisito.

—Basta —gimió con la respiración agitada y las mejillas sonrosadas—, aquí no.

—¿Mmm? No pensaba hacerlo… —colocó una mano en la nuca de Sasuke, en un gesto claramente posesivo mientras dibujaba círculos en su cuello con el pulgar—, tu eres todo mio y no estoy dispuesto a que alguien vea lo que por derecho me pertenece —sus palabras fueron acompañadas de una sensual caricia sobre su duro pezón izquierdo, el cual se marcaba sobre la fina tela del suéter—. Soy un hombre muy celoso.

Con el pulgar, delineó los hinchados y húmedos labios de Sasuke a causa del fogoso beso. Era más que perfecto, tal vez demasiado. Por una fracción de segundo tuvo miedo, miedo a que se desvaneciera como una fantasía de su alocada mente, entonces su abrasador calor le traspasó la piel, extendiéndose por todo su cuerpo como fuego líquido, anclandolo a la realidad mientras su intenso aroma a flores, salvaje y hechizante con un regusto a menta, lo inmovilizó dejándolo a merced de Sasuke.

—Lo sé —enredó sus dedos en la espesa mata de cabello dorado, tirando de él con posesión y fuerza—, yo tampoco comparto lo que es mio.

—No esperaba que lo hicieras ttebayo —lo atrajo de nuevo, apresando entre sus brazos su pequeño cuerpo, antes de acariciar su oído con los labios—. Quiero amarte largo y lento… Sasuke.

●●●

Una amplia sonrisa se dibujó en sus bonitos labios, dejando salir un suspiro de alivio. Iruka le había dicho que Naruto estaba muy delicado pero también afirmó que pronto estaría mejor, que era fuerte y no había nada de qué preocuparse. Claro que tampoco podía relajarse mientras su Nato siguiera en el hospital, odiaba aquellos sitios con toda el alma. Le sofocaban y si era posible los evitaba a toda costa.

—Saldré a caminar un poco, hm.

Iruka hizo un leve asentimiento de cabeza, restándole importancia y Deidara simplemente lo ignoró saliendo de allí. Le había prometido a Naruto que intentaría llevarse bien con Iruka y con Gaara ¡Pero era imposible! Ninguno parecía interesado en querer convivir “sanamente” con él por más de cinco minutos, por lo que desistió al tercer intento. ¡Eran ellos los que se perdían de tener su fabulosa amistad!

—No esperé encontrarte aquí —una sonrisa sensual se dibujó en los labios de Itachi mientras se acercaba con elegancia y coquetería—. ¿Vienes por Naruto?

Su voz era un ronroneo erótico desde su perspectiva. Masculina, aterciopelada y demasiado suave para su gusto. Entonces se dio el lujo de observarlo fijamente antes de responder; no había duda de que Itachi era un varón atractivo hasta decir basta, con un cuerpo fuerte y trabajado sin exagerar. Tal vez mida poco más de uno setenta, se dijo entrecerrando los ojos, lo cual no era mucho si lo comparaba con el metro ochenta y siete de Naruto, pero aun así seguía siendo diez centímetros más alto que él.

—Él es el único motivo que me haría pisar un hospital —refunfuñó—. ¿Estás aquí por Sasuke?

—No, vine a acompañar a mi abuelo.

—¿Esta bien?

En esta ocasión, Deidara se permitió observar su encantador perfil, admirando sus gruesas y largas pestañas que abanicaban con decadencia su rostro, dándose cuenta que bajo la intensa luz del sol parecían tener reflejos azulados. También concluyó que su nariz era perfecta y que sus labios: sensuales y turgentes de una forma en que sólo puede serlo la boca de un hombre, lo invitaban a besarlos y mordisquearlos hasta la saciedad.

—Si —sonrió—, insiste en venir cada medio año.

—Hm, hace muchos años que no lo veía. Nunca imagine que fuera tu abuelo.

—¿Lo conoces? —cuestionó confundido mientras seguía a Deidara hasta las bancas que se encontraban en los jardines del hospital—. ¿Cómo?

—También conocí a tu abuela, Mei —sonrió mientras miraba fijamente las flores—. Fue hace unos doce años —comenzó con aire ausente—. Naruto también es dueño de una importante cadena televisora en Inglaterra, y para el aniversario numero cincuenta se le ocurrió organizar una pomposa cena, aunque más bien era una fiesta. Incluso invitó a celebridades que habían trabajado ahí hace mucho tiempo, y entre ellos figuraba tu abuela. Naru me contó que fue una actriz muy popular pero decidió dejar todo después de tomar unas vacaciones y visitar Japón. Aquí conoció a tu abuelo Madara y el resto es historia.

—No tenía idea —murmuró con el ceño fruncido, incluso dudaba de que Fugaku supiera que su madre había sido una famosa actriz—. Sabía que era inglesa pero tío Obito me contó que cada que le preguntaba porque se había quedado en Japón, ella contaba una historia diferente.

—Podrías preguntarle a Naruto —se encogió de hombros—, seguramente la televisora guarda fotos de los años en que estuvo trabajando como actriz.

—Creo que a Sasuke le haría mucha más ilusión, ya que la abuela falleció cuando él tenía cuatro años, yo acababa de cumplir los ocho, así que aun la recuerdo.

—Lo lamento.

—No importa, pero podrías aceptar mi invitación a comer como compensación —en sus ojos brillos la diversión, anticipando la respuesta negativa del doncel.

—Tendría que ser una copa en el bar Tsukiyomi. Hoy a las ocho —susurró, mirándolo con coquetería, perdiéndose en la sonrisa seductora que le dedicó Itachi—, te advierto que me iré si llegas un minuto tarde.

—Eso jamás pasara —se acercó lo suficiente para rozar con sus labios la oreja de Deidara, estremeciendo al doncel con su cercanía—, Dedi~

●●●

Con los nervios a flor de piel, Obito revisó por centésima vez que hasta el último detalle fuera perfecto, ese día nada podía salir mal. Afortunadamente la cena ya estaba lista y la vajilla pulida y acomodada sobre la mesa, incluso había colocado el mantel favorito de Mikoto y un precioso arreglo floral en el centro, aunque ahora no sabía si dejarlo o sustituirlo por velas, como si fuera una cena más íntima.

—No entiendo por qué tanto alboroto —farfulló Fugaku—. Ni siquiera nos has dicho el motivo de esta cena.

—No molestes y ve a la sala con papá —gruñó, viendo a su molesto hermano desaparecer del comedor.

—Yo también tengo curiosidad —Mikoto sonrió ampliamente, acercándose a un estresado Obito, para acomodar su kimono—. ¿Es por Kakashi? —susurró.

—Shh —silenció, volteando a todos lados para asegurarse de que nadie la había escuchado—. Sabes que después de lo de Kakuzu papá se puso insoportable, si le decía el motivo de la cena es capaz de encerrarme en mi habitación. Él y Fugaku deben de entender que no soy un niño.

—Solo se preocupan por ti, es natural ya que tu y Kakashi llevan poco más de un mes juntos.

—Pero es el amor de mi vida —alegó—, lo supe en cuanto lo vi, y ellos son estresantes, tengo veinticuatro años pero me tratan como si tuviera diez.

—Es difícil ver a un hijo crecer… —sacudió la cabeza levemente, centrándose en Obito—. Por cierto, luces precioso.

—Gracias —susurró contemplando su kimono negro con pequeños bordados de nubes rojas—. Fue un regalo de él.

En ese momento entró Sakura con una amplia sonrisa, diciendo que los invitados acababan de llegar, logrando que Obito frotara sus palmas en los costados del kimono, haciendo gestos exagerados al inhalar y exhalar. Por Dios, era un adulto sin embargo no podía dejar de lado aquellos nervios, que eran incluso más grandes que la primera vez que llevó a casa a Kakuzu para presentarlo como su novio, y eso que en aquel entonces contaba con dieciocho años, mientras que el varón estaba por cumplir los treinta.

Contuvo la respiración unos segundos y sujetó fuertemente el brazo de Mikoto para ir hacia la estancia. Días atrás, le había dicho a Kakashi que iba a organizar una cena para presentarlo formalmente a su familia, y como favor especial, le pidió que también invitara a Naruto, Deidara, Iruka y Gaara, ya que los primeros eran parte de la familia, pero sería una descortesía dejar de lado a los otros dos donceles.

Afortunadamente, todo estaba saliendo mejor de lo que espero. Itachi platicaba amenamente con un risueño Iruka, mientras que Deidara y Madara conversaban de los viejos tiempos, lo cual seguía sin entender, después de todo aquel doncel rubio debía ser incluso más chico de edad que él, por lo que se tomaría su tiempo para interrogar a su padre, si es que sobrevivía a la noticia que iba a darle. Gaara y Mikoto parecían viejos amigos, mientras que Naruto no perdía oportunidad de abrazar a Sasuke, haciéndolo sonrojar cada que le daba un inocente beso en la frente o mejilla.

—Tengo hambre ttebayo.

—No empieces dobe —susurró en el mismo tono que el varón, viendo de soslayo a Obito que entendió las miradas de Sasuke.

Minutos después, todos estaban acomodados en el comedor, observando silenciosamente a Sakura terminar de colocar los platillos con ayuda de Sasori, el mayordomo y esposo de ella. En cuanto ambos se fueron, un tenso silencio reinó el lugar, hasta que Obito se puso de pie con una copa en mano, carraspeando un poco para llamar la atención.

—Bueno… este —río bobamente haciendo que los demás lo imitarán, acabando así con el extraño silencio. Segundos después su pose relajada se esfumó, tomando una actitud seria y nada propia de él—. Antes que nada, quiero agradecerles por acompañarme en este día. Sé que se preguntaran el motivo de esta cena o puede que ya lo hayan adivinado —dejó la copa sobre la mesa, viendo a Kakashi con una suave y encantadora sonrisa—. Pero primero, me complace tener aquí a Naru, que finalmente salió del hospital hace una semana, y segundo, pero no menos importante —hizo énfasis en lo último, sintiendo la frente perlada en sudor y sus manos temblar—: Kakashi y yo nos vamos a casar —tomó la mano de un petrificado varón, viendo la expresión de asombro en su padre—, y les aseguro que nada tiene que ver con que pronto vayamos a ser padres… —soltó de golpe y rápidamente, siendo traicionado por sus nervios.

—Muchas gracias Obito, aunque yo creí que la cena era para anunciar su compromiso formal ttebayo, pero esto no me lo espere jamás —hizo un cómico puchero antes de sonreír—. Muchas felicidades chicos, hacen una hermosa pareja.

Tras esa última frase, se escuchó un golpe seco producido por Kakashi al caer desmayado, seguido del colérico grito de Madara, la silla de Fugaku cayendo al suelo, la copa de Mikoto romperse en cuanto la soltó y la fuerte tos de Sasuke junto al “¡¿Qué?!” de Itachi. Y es que nadie se esperaba semejante noticia y por la reacción del Hatake, todo indicaba que ni siquiera él estaba enterado que pronto tendría que casarse, mucho menos que sería papá. Así que después de aquella “bomba”, los varones Uchiha deseaban matar lenta y dolorosamente a un desafortunado Kakashi.

—Exijo una explicación —bramó Madara en cuanto “el futuro papá” despertó.

En ese momento, Naruto sintió una especie de empatía por Kakashi, viendo de soslayo como su precioso Sasuke estaba tranquilamente sentado en el sofá con un bol de palomitas —que sabrá Dios de donde saco—, viendo toda la escena con una chispa de diversión macabra que le erizó cada vellito del cuerpo, por lo que sigilosamente se acercó a él, apartó el bol de su regazo y depositó un besito en la comisura de sus labios mientras lo ayudaba a ponerse de pie.

—¿Vamos al jardín?

Un leve asentimiento de cabeza fue todo lo que necesitó para dirigirse a los extensos jardines traseros de la mansión Uchiha, hasta llegar a la pequeña glorieta de madera pintada de blanco, rodeada de hermosas flores. Estaba lo suficientemente apartada de la mansión para servir de “refugio” y era levemente iluminada por unos pequeños foquitos cuya luz era de un suave tono rosa, dándole un toque íntimo al lugar.

—¿Crees que Kakashi estará bien?

—No lo sé —ronroneó sentándose en la banca, atrayendo a Sasuke para sentarlo sobre su regazo—, pero algo me dice que necesitare un nuevo abogado.

Una risa ronca y puramente varonil cautivó los sentidos del pequeño doncel, que se estremeció al sentir las vibraciones del cuerpo de Naruto bajo él. Era tan alto, tan fuerte y tan masculino que no evitó rodear su cuello con ambos brazos, enterrando la cara en su pecho para aspirar su aroma. Naruto olía a calor, a promesas sexuales y a la exquisita fragancia de una colonia que aseguraba y era carísima, deseando frotarse contra él hasta ronronear.

—Naruto… —gimió bajito cuando los fuertes brazos de él lo rodearon, aislandolo del mundo. Entonces levantó el rostro y sus ojos se toparon con unas extraordinarias gemas de un azul adamantino, fascinado, le observó con un interés tan profundo, que le indicó a Naruto que era el centro absoluto de su mundo. Algunos hombres se habrían asustado. Sasuke sabía que él lo miraba del mismo modo—, necesito amarte… te necesito.

Sin decir nada y con una sonrisa traviesa, Naruto dejó que se situará a horcajadas sobre él, comenzando a deslizar la mano desde su hombro hasta su cadera con lentitud abrumadora, bajando lo estrictamente necesario el elegante kimono rojo para dejar al descubierto su níveo pecho. Con el deseo brillando en sus ojos y una sonrisita perversa, Naruto tironeó con fuerza de su duro pezón hasta sacarle un gemido, frotó su clavícula con el pulgar, deslizó sus sensuales labios sobre la perfecta curva de su hombro y el centro de su pecho, empezando de nuevo con la sensual tortura.

Cuando finalmente juntó sus labios con los de Sasuke, sintió que su beso fue un siniestro reclamo que lo dejó sin aliento y al borde del éxtasis. No había ninguna duda de que Naruto besaba más que bien; jugueteaba avidamente con su aún torpe lengua, mordisqueando sus labios con premura, haciéndolo jadear al terminar con una erótica succión a su lengua que lo volvía loco. Entonces Sasuke gimió y luego volvió a suceder, la sensación de precipitación salvaje, el placer insoportable y la necesidad acuciante de saborearlo más profundamente le asaltó con la furia de un maremoto.

—Sasuke —ronroneó mordiéndole el labio inferior—, eres condenadamente sexy ttebayo.

Cuando finalmente liberó su labio húmedo por el beso, él no se movió sintiendo su pulso contra la palma, su piel caliente le resultó fascinante; ansiaba que lo cubriera con aquel calor puro y masculino, que lo poseyera sin más, con vehemencia y aquella pasión descontrolada, brutal y casi salvaje que tanto anhelaba. Sus ojos plasmados de necesidad buscaron los de Naruto, dándose cuenta que el hombre era pura adicción, finalmente Sasuke se quedó inmóvil, le miró y se lamió los labios con deleite. Grande, guapísimo y peligrosamente excitado.

—Tenemos que darnos prisa —sus labios se deslizaron por el cuello de Naruto, dejando un reguero de besos, deteniéndose ahí donde el pulso era más evidente, atreviéndose a mordisquear la sensible piel—, y comprobar que paso con...  mmm~

—¿Con “mmm”? —rió por lo bajo, pero esta vez el sonido de su risa fue cálido y líquido, como caramelo derretido sobre la piel de Sasuke.

—¡Dobe! ¡Ah~!

Naruto lo embistió con la parte inferior de su cuerpo, cubierta aún por la tela de los pantalones, la fricción lo hizo temblar de anhelo, y la presión de la cremallera contra su carne caliente logró que Sasuke clavara con fuerza las uñas en aquellos fuertes hombros, arqueando la espalda en una muda invitación que él no dudó en aceptar, inclinándose hasta que sus labios le tocaron el cuello, ascendiendo hasta la oreja del doncel...  y le susurró promesas diabólicas, deseos tan pecaminosos y peticiones tan decadentes, que Sasuke pensó que se había derretido desde dentro hacia afuera.

Ni siquiera fue consciente del momento exacto en que se deshizo de su ropa interior. Tan solo pudo aferrarse a él cuando el índice de Naruto acarició superficialmente su húmeda intimidad, enredando sus dedos en la espesa mata de cabello rubio, intentando refrenar sin éxito su gemido contra los expertos labios que parecen devorarlo con una pasión tan intensa, que avivó su necesidad hasta hacerlo arder.

—Delicioso —Sasuke estaba mojado, resbaladizo y febril bajo sus dedos—, ¿Quieres que me detenga?

Sus labios descendieron hasta besar y apresar el pequeño pezón izquierdo entre sus labios, mimandolo con la lengua de forma pausada, succionando y mordiendo con suavidad antes de volcar toda su atención en el otro, mientras introducía su mano entre ambos para liberar su ansiosa y palpitante erección.

—No… —Entonces un grito se formó en lo profundo de su garganta. Envolvió los brazos alrededor de su cuello y las piernas alrededor de su cintura. Naruto era grande y sólido por todas partes—. Quédate quieto —sollozó.

—¿Te lastime? —su mirada preocupada buscó la del pequeño doncel, besando con ternura sus ojos, quitando las lágrimas que amenazaban con derramarse—. Lo lamento.

—No es eso es solo que… —sus mejillas se sonrojaron intensamente, teniendo que ocultar el rostro en el pecho del varón— no me h-hagas decirlo.

Realmente es muy grande, pensó abochornado. No importaba cuantas veces lo hubieran hecho, seguía sin acostumbrarse del todo, claro que unos segundos después se dilató y acopló a Naruto, empezando a mover las caderas mientras acariciaba su cuello y enredaba los dedos en el rubio cabello de una forma posesiva. “Mío” susurró cuando sintió como se deslizaba fuera de él con decadencia, para volverse a hundirse en su interior con toda la fuerza y el impulso de su miembro erecto, siendo recibido por el ardiente calor de su interior.

Lo sentía muy adentro, tanto que era incapaz de pensar, su cuerpo simplemente se estremecía con gozo bajo el impacto de cada embate; todas y cada una de sus penetraciones daba en el punto exacto que le hacía jadear y pedir por más en medio de besos desenfrenados y caricias eróticas que eran un choque para su aturdido organismo. Naruto sabía muy bien lo que estaba haciendo, no había caricias vacilantes, ninguna otra solicitud de permiso, él había preguntado una sola vez y obtuvo su permiso, ahora Sasuke tomó cada ventaja, disfrutando estar con un hombre tan seguro de sí mismo y tan sexual que abrumaba.

—Soy solo tuyo, Sasu —¡Dios! Su voz mantenía aquel tono áspero del deseo.

Era demasiado aporte sensorial, demasiado placer envuelto en una intimidad cegadora que se extendió a cada parte de su cuerpo como una llamarada sin fin. Cuando él simplemente lo miró, de aquella forma tan intensa, tan suya, Sasuke hizo un sonido de puro placer que se extendió como fuego líquido arrasando con todo, dejándose llevar en un orgasmo demoledor que le dejó aturdido y jadeante sobre Naruto, quien lo sostuvo con fuerza, sintiendo también la ardiente liberación del placer de él.

—¿Me amas?

—Más que a mi vida ttebayo —Sus labios se juntaron en un beso suave e inocente mientras Naruto acomodaba con manos ágiles la ropa de su precioso doncel—. ¿Sabias que me fascinas?

—Sí —ronroneó—. ¿Y tu sabias que no pienso entrar a casa hasta que me devuelvas mi ropa interior?

—Es un recuerdo.

—Idiota —refunfuñó juguetón, comenzando a buscar en los bolsillos del traje de Naruto, tal cual lo haría un niño curioso—. No sé ni como me la quitaste.

—Es un secreto —susurró lentamente, en un tono decadente, lleno de matices exóticos y tan sensuales como el hombre frente a él—, aunque me excita el saber que no usas nada debajo de ese bonito kimono… Sasu…

¡Era insaciable! Sus mejillas ardían y el corazón le palpitaba con desenfreno, por lo que cerró los ojos y aspiró profundamente, percibiendo el intenso aroma almizcleño de Naruto mientras recargaba la frente en su pecho, retomando su tarea de hurgar en los bolsillos del varón, esta vez fue el chaleco, sin embargo lo que encontró fue un sobre azul, doblado descuidadamente y sin abrir.

—Deberías tener más cuidado, puede ser importante, dobe.

—Esa boca —reprendió dándole un pequeño beso en los labios—, y no es importante —tomó el sobre y lo guardó en su pantalón, colocando en la mano de Sasuke un boxer de encaje negro con bordes rojos.

—Parece que ocultas algo —comentó lacónico colocandose la prenda que le faltaba pero al ver que Naruto no respondía le miró con seriedad—. ¿Qué es?

—No oculto nada —tajó poniéndose de pie para salir de la glorieta—, será mejor que regresemos o podrían sospechar algo.

—Solo han pasado cuarenta minutos —se puso de pie sin intención de avanzar—, y en estos momentos estarán más interesados en Obito quien lleva poco más de un mes con Kakashi y ya planean su boda, incluso está en cinta —extendió la mano hacía Naruto—, nosotros podríamos permanecer aquí otra hora y no lo notaran.

—¿Qué pretendes hacerme ttebayo? —intentó sonreír pero la expresión seria de Sasuke frenó todos sus intentos, al final claudicó volviéndose a sentar mientras le entregaba el sobre azul—. Abrelo… yo pensaba deshacerme de él.

Desconcertado, lo hizo encontrando una hoja membretada de la Universidad de Illinois, la cual aseguraba que Naruto había sido admitido para estudiar una de sus ingenierías. ¡Por todos los cielos, ir a esa universidad era el sueño de muchos! Entonces se dio cuenta de que no tenía ni idea de cuándo fue que Naruto había adelantado un año, y como si le leyera la mente, sonrió tomando la hoja de entre sus manos.

—¿Iras? —preguntó con un enorme nudo en la garganta.

—Claro que no —rió estrechándolo en un abrazo.

—¿Por qué? Es una oportunidad única.

—Tu también eres único, Sasuke.

—Esto no se trata de mi, es tu futuro e ir a esa universidad es un sueño.

—Sasuke —murmuró soltando un suspiro cansado—, ya he estudiado dos ingenieria, tengo maestrías, posgrados y dos licenciaturas, hablando solo de las que poseo un documento oficial. También conozco las leyes de más de cinco países y el cómo han ido cambiando a lo largo de cincuenta años, me agobian las ciencias políticas pero en mi juventud fueron necesarias… así que puedo vivir sin ir a Illinois, pero no puedo vivir sin ti.

—Eres un bastardo presumido.

—¡Oye! —hizo un puchero dejando pasar el insulto—. Ve el lado positivo, aquí me vas a  tener, puedo ir a una universidad de Japón.

—Deberías aceptar —sus manos acunaron las acaneladas mejillas, acariciandolas con el pulgar—. Tómalo como una nueva experiencia, y las cosas cambian mucho en cincuenta años, podrías aprender cosas nuevas… y siempre podrás venir a verme en vacaciones.

—¡Quieres deshacerte de mi ttebayo!

—No seas dobe. Simplemente no quiero que pases tu vida al lado de alguien que te limita por egoísmo… creeme que me encantaría que estudiaras aquí pero si quieres ir, ve. Tampoco es como si ya no te fuera a ver nunca más y ya te dije, existen las vacaciones.

Entonces, Naruto se le quedo viendo con ternura y un amor tan intenso que lo sintió como fuego líquido, recorriendo cada parte de su cuerpo hasta hacerlo estremecer.

—Me gustaría ir a esa universidad ttebayo.

—Pues ve, aunque te advierto que te castrare sin anestesia si me entero que coqueteas con una mujer o doncel.

—Eso jamás pasara, eres al único a quien amo y amare —pareció meditar algo, entonces tomó la mano de Sasuke y caminaron hacia la salida de la glorieta, deteniéndose de golpe mientras contemplaba el firmamento con aire ausente—. Sasu, ¿te casarías conmigo?

—Espera, ¿qué? —abrió y cerró los labios, sin saber en qué momento la conversación dio ese giro tan inesperado—, ¿a-ahora?

—Me encantaría que fuera ahora ttebayo —rió con discreción, colocando a Sasuke frente a él, abrazándolo por la espalda—. Pero no quiero estar en el lugar de Kakashi.

—Entonces aceptó —su sonrisa llegó hasta sus ojos dándoles un brillo mágico—, pero me debes mi anillo, dobe. Aunque imaginaba que serías más creativo al pedirme matrimonio.

—Soy muy creativo pero siempre he preferido la espontaneidad, y claro que tendrás tu anillo, pero ahora podrias poner la fecha —le regaló una sonrisa de dientes blanquísimos besando su mejilla—. O el lugar de la luna de miel.

—Hn. Quiero casarme el diez de Octubre, justo después de cumplir veinte años —susurró viendo las estrellas—. Y la boda será en París, aunque la luna de miel puede ser en Japón —sonrió—, Aun tenemos tiempo, así que antes de eso me tienes que enseñar a cocinar muchos platillos, o incluso podríamos visitar Venecia, ¿conoces la leyenda del puente de los suspiros? Yo le leí hace poco… —guardó silencio unos segundos y sin apartar la vista del amplio cielo, continuó—: ¿sabes? Sueño con hacer muchas locuras a tu lado, como tatuarnos algo, comer cosas raras y visitar cascadas, después… después seremos padres, yo seré la mamá enojona y tú el papá consentidor…

Apretó los labios sintiendo que finas lágrimas descendían por sus mejillas, entonces recordó a Nonõ en el hospital, mientras él le susurraba que aún había tiempo y le hablaba de un futuro juntos, un futuro que jamás llegó, y que curiosamente era idéntico al que Sasuke le acaba de decir. Entonces tuvo miedo, pero no era ante la idea de poder perder a Sasuke, más bien era la incertidumbre de saber si estaría ahí para él, por lo que contuvo el nudo de su garganta y lo aprisionó más fuerte entre sus brazos, inclinándose lo suficiente para esconder el rostro en su cuello, depositando un beso en donde el pulso era más evidente.

—Naruto… ¿por qué... ?

—Realmente te amo, Sasuke, te amo tanto… —justo en el momento en que Sasuke hizo amago de querer voltear, lo detuvo y abrió la palma frente a él, mostrando un precioso anillo corte de esmeralda; poseía un pulido y simetría de piedra excepcional y el engarce de platino había sido hecho a mano para el diamante. Los reflejos de luz hablaban por sí mismos y los destellos se irradiaban hacia arriba, tan brillantes que no quedaba más que preguntar si la piedra no sería mágica—. Mejor vamos a casarnos mañana, vamos a hacer locuras desde ya; nos tatuarnos algo, puede ser lo que quieras... también te enseñaré a cocinar mientras visitamos París, Venecia… Medio oriente… y vamos a comer cada platillo extraño que encontremos.

Finalmente, Sasuke se dio media vuelta y bajo la luna le juró nuevamente amor eterno a Naruto, mientras unía sus labios con los de él y exclama que si a todo, que sí a las locuras, que si a casarse y que si a estar siempre con él…

 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

El puente de los suspiros. La leyenda habla del último trayecto que unía la antigua prisión de la Inquisición con el Palacio Ducal. Por lo cual, este puente formaba parte de ese último tramo que hacían los prisioneros, entre suspiros, antes de morir. El abovedado del puente hacía que se escuchara el eco de los suspiros de los condenados al rezar. Pidiendo por sus almas para poder estar con la amada en la eternidad. Esta historia hace que miles de parejas de turistas pasen por debajo de la estructura. Si suspiras junto a tu amado estaréis juntos en la eternidad, dicen…

 

Muchas gracias por leer ♥ esta vez intentare no demorar tanto en actualizar y aprovecho para invitarlos a leer mis otros fic: Mírame y ámame (Trio NaruIta y NaruSasu) y Amante inocente (SasuNaru).

Y antes de que se me olvido, avisó que ahora si, solo quedan uno o dos capítulos para concluir el fic, sin más me despido y no se olviden de dejar rw son gratis y animan mucho a Haruka ;)

Haruka Eastwood


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