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Deseo... amar por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Hola!! Sigo viva *le arrojan piedras*

 

Bueno, bueno, lo importante es que aquí os dejo la continuación Bv ojala y os guste ♥♥

Título: Deseo… amar

Resumen: Naruto sabe que lo único que le faltó en la vida fue alguien a quien amar, y el destino está a punto de cumplir su deseo. 

Categoría: Naruto
Clasificación: No menores de 16 años
Género: AU, Romance.
Advertencias: Lemon, mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~
Deseo... amar

Capítulo 14: Dulce amante

Suspiró entre fantasías cálidas de un amor correspondido, dulce, pasional e intenso, que dejaban una sensación indescriptible dentro de su pecho y sin poder evitarlo, Sasuke llevó las manos a su rostro, reprimiendo a duras penas el grito de alegría e incredulidad que deseaba escapar de sus labios. Todo se había convertido en un cuento de hadas que estaba a punto de llegar al final, o puede que solo sea el principio.

Pero tal y como pasaba en aquellas historias llenas de magia y fantasía, con altas dosis de escenas cliché y rebosantes de cursilerias, en poco tiempo caminaría hacia el altar en compañía de su príncipe rubio para decir “Sí, acepto amarte hasta el fin de mis días y más allá”, terminando con un “y vivieron felices por siempre”. Al menos eso es lo que esperaba, pero siendo Naruto su pareja destinada, era un hecho que todo estaria bien.

Tal vez tenía miedo, todo había sido demasiado rápido para ambos, pero aquel hombre era el amor de su vida, lo sabía, lo sentía y algo dentro de él afirmaba que de lo único que se podría arrepentir era de posponer todo, de no arriesgarse y cometer locura tras locura al lado de aquel varón de sonrisa galante y corazón de oro que robo todo de él con una sola mirada de aquellos preciosos ojos. Naruto era su mundo y cada que él lo miraba sabía que era correspondido con la misma intensidad abrumadora que tanto le encantaba.

—Sasu…

A través del espejo de cuerpo completo, observó la delgada y elegante silueta de Mikoto que le dedicó una sonrisa tan dulce, que terminó por despejar todas sus dudas. Entonces se preguntó qué fue lo que hablo Naruto con su familia para convencerlos de semejante locura, y es que la noche pasada, aquel rubio impulsivo le propuso matrimonio, y hoy… hoy estaba a una hora de casarse. De soslayo miró el reloj sobre la cómoda, que marcaba las ocho treinta de la mañana, siendo consciente que la ceremonia sería a las diez.

—Jamás imaginé que mi boda sería así...

—¿No te gusta? —preguntó desconcertada mientras se acercaba al doncel y ponía las manos sobre sus hombros—. Cariño, como madre solo quiero tu felicidad, sin embargo siempre estare presente para guiarte y aconsejarte  siempre de la mejor forma —su voz se quebró, apretó los labios y contuvo el sollozo para seguir hablando—. Naruto es maravilloso, demasiado maduro y centrado para su edad, así que cuando nos dijo que quería casarse contigo cuanto antes, me negue, lo hice porque eres mi niño, un niño que aún debe conocer el mundo, viajar y divertirse mientras disfruta plenamente su vida.

Finalmente Sasuke se dio la vuelta, viendo los ojos cristalinos de su madre, y sin pretenderlo, un enorme nudo se formó en su garganta, porque puede que ella tuviera razón. Para algunos, Sasuke era muy joven y adquirir un compromiso de tal magnitud simplemente era una locura, una a la cual vio de frente y le abrió los brazos dispuesto a todo.

—Sé que esto es muy repentino —susurró—, pero no me imagino mi vida o mi boda de otra forma que no sea esta. También sé que soy joven, “un niño” pero realmente amo a Naruto, jamás podré explicar con palabras lo que me hace sentir, a su lado me siento seguro, protegido y cada que lo miro a los ojos puedo saber que todo estara bien, que mientras estemos juntos nada pasara, sonara absurdo pero no quiero esperar para pasar mi vida a su lado, quiero estar con él, reir, viajar, hacer locuras, compartir momentos y tomar su mano teniendo la seguridad de que él reafirmará el agarre.

—Sasu, piensalo bien amor.

—No hay nada que pensar —sonrió tomando las manos de su madre entre las suyas—. Ser joven no es sinónimo de tiempo, no quiero arrepentirme ni decir “lo hubiera hecho” “me hubiera casado”. —sonrió—, solo tengo una vida, no se si viviere días, meses o años, solo sé que mi tiempo restante lo quiero pasar con él, disfrutando al máximo cada instante como si fuera el último.

Unas silenciosas lágrimas recorrieron sus mejillas y la expresión de Mikoto se suavizó un poco mientras sus labios dibujaron una resplandeciente sonrisa que terminó por conmover al doncel que se aferró a la cintura de su madre.

—Son tal para cual —susurró acariciando con mimo el cabello de Sasuke—, y pese a que no todo en la vida es fácil… porque habrá momentos difíciles, puedo estar segura que todo lo superaran juntos, que Naruto jamás te va a dejar y es que sus ojos expresan tanto amor hacía ti, tanto cariño y devoción, que incluso tu padre, hermano y abuelo cedieron a esta boda tan apresurada.

—Creo que yo lo miro de la misma forma —murmuró con las mejillas rojas.

—Podría ser —soltó una risita pícara—. Aquí entre nos —susurró—, jamás había visto a un varón tan enamorado.

—¿Ni siquiera papá? —levantó el rostro, viendo la mueca divertida de su madre que negaba con la cabeza.

—No. Él día que nos casamos tu padre sufrió un ataque de nervios, incluso pensó en huir de la boda —rodo los ojos con una chispa de diversión—, me entere porque yo pensaba huir al igual que él y me lo tope en la salida de la mansión, mirando a todos lados y ocultándose tras los pilares para poder salir, entonces nos miramos, nos acusamos de querer abandonarnos y comenzamos a reír entre lágrimas.

—No me lo creo.

—Tu madre tiene razón —suspiró Fugaku desde la entrada, siendo acompañado por Itachi y Madara—. Si ese mocoso no hubiera demostrado amarte y cuidarte aun a costa de su vida, no estaríamos aquí, odio admitirlo, pero él te ama —chasqueó la lengua—. Ni siquiera sé cómo me deje convencer. ¡Son unos chiquillos! —dio media vuelta comenzando a farfullar—. Mejor voy y cancelo todo, fue una locura ceder a esto.

—¿Vas a romper tu palabra? —preguntó cizañoso Madara.

—Tsk, claro que no, padre —apretó los puños mientras salía de la habitación—, solo voy a ir a amenazar una vez más a ese mocoso que está a punto de robarme a mi niño.

●●●

—En todos tus años de vida, esta es la mayor locura que has cometido. Y eso que no has vivido poco.

La expresión aburrida, y hasta cierto punto, desinteresada de Kakashi le saco una risita. Pero decidió ignorarlo para verse en el espejo de cuerpo completo. Portaba un traje negro de tres piezas, corbata negra y camisa blanca, era algo sencillo, acorde al tipo de boda, aunque de cierta manera lo agradecia ya que odiaba usar aquel traje de pingüino. Y sin poder evitarlo, esbozó una amplia sonrisa mientras se adentraba en el enorme armario de su habitación, puesto a que la boda se haría en los jardines de su mansión.

—Eso es lo de menos —murmuró Gaara que hasta entonces se había mantenido en silencio, sentado al lado de Kakashi—, lo que realmente me sorprende es que pudiera organizar una boda en tan poco tiempo.

—No fue tan dificil, solo contrato a un juez, corrección, yo contrate un juez —le miró a los ojos antes de encoger sus hombros—, también recuerdo que hizo un par de llamadas para invitar a sus compañeros de clase, de ahí en fuera supongo que mandó a pedir comida a un restaurante y ya, ¿o no?

—No exactamente.

—¿Cuantos invitados serán? —sonrió—. ¿Veinte?

—Naruto-san —se escuchó la suave voz de Haku en el mismo momento en que el nombrado salía del armario con varias cajas pequeñas de terciopelo negro en la mano—. El jardin ya esta listo, tal y como lo pidió, fueron quince mesas con sus respectivas sillas, el personal que contrató ya está aquí, llegaron junto con los arreglos florales y las cajas de vino. También llamaron los de la pastelería, su orden la traeran a las diez treinta, oh~ en cuanto al banquete, estará a las once en punto y le acaba de llegar esto.

—Gracias, Haku —su sonrisa se amplio al recibir una enorme caja blanca con un fino listón beige a su alrededor—, en cuanto lleguen los invitados, ya sabes que hacer.

—De hecho, acaba de llegar la doctora Tsunade junto a su esposo Dan, ambos están en el jardín junto a las familias Shimura, Sarutobi, Yamanaka y Hyūga. La señora Uchiha se ofreció a atenderlos, y la joven Ino esta en la habitación del joven Sasuke junto a Deidara-san y Obito-san.

En cuanto el doncel acabo de dar su “informe” salió de la habitación tras una reverencia, entonces la tranquila mirada de Naruto se dirigió a Kakashi.

—Ciento cincuenta —dijo caminando hacia la puerta con las cajas en mano—, por lo rápido que resultó todo, solo serán ciento cincuenta invitados.

—Estas loco —murmuró contagiándose de su alegría.

Naruto lo pensó unos segundos mientras salía y se recargaba en la puerta cerrada de su habitación, sí, estaba loco y locamente enamorado de un hermoso doncel a quien deseaba ver cuanto antes. Inconscientemente reafirmó el agarre sobre las cajas que cargaba mientras caminaba hacia el cuarto en donde estaba Sasuke, suavemente toco la puerta, escuchando atentamente los comentarios alegres de los donceles y la única mujer.

—Naruto —saludo Ino en cuanto le abrió la puerta, impidiéndole el paso junto a los demás, que se pusieron como barrera en la puerta—, no debes estar aquí.

—Nato, es de mala suerte que el novio vea a la novia antes de casarse.

—Deidi, creo estas exagerando con eso de las supersticiones ttebayo —sonrió confiadamente y dio un paso al frente, instintivamente los demás se apartaron para dejarlo pasar—. ¿Me podrían dejar solo con Sasu?

Pese a su voz dulce y tranquila, aquella pregunta la tomaron como una orden, dedicandose una rápida mirada entre Ino, Obito y Deidara antes de salir de mala gana. Muchas veces no entendían cómo diablos es que Naruto lograba que obedecieran así que solo les quedo suspirar y salir de allí dejando a un nervioso y emocionado Sasuke a merced del torpe novio que no entendía de razones.

—Dobe, ¿y si realmente es de mala suerte que nos veamos antes de la boda?

—Luces precioso —dejo las cajas que traía sobre la cama, acercándose a Sasuke para abrazarlo con fuerza e inhalar su dulce aroma—, y no te preocupes por eso, solo son viejas supersticiones tteba.

Sus ojos buscaron encontrarse con aquellas magníficas gemas de obsidiana que hoy parecían resplandecer más que nunca. Y con mucho cuidado, deslizó el dorso de su mano sobre la blanca mejilla de Sasuke, acunandola con cuidado antes de unir su boca con la del pequeño Uchiha, moviendo sus labios con mimo, despacito y con ternura, atrayéndolo más a su cuerpo, sujetándolo de la cintura mientras que la mano que descansaba en la suave mejilla se movió hasta la nuca del doncel, sujetándolo con fuerza mientras enredaba los dedos en aquellas sedosas hebras negras, intensificando el contacto.

Con ansia, deslizó sutilmente su traviesa lengua sobre los húmedos labios de Sasuke, pidiendo un permiso que le fue concedido de inmediato junto a un suave gemido, que terminó por aumentar la pasión del momento, permitiéndose adentrar su ansiosa lengua en esa pequeña y cálida boca, buscando a su compañera de baile que jugueteó con él, enredándose para así dar por finalizado el beso en cuanto el aire les hizo falta. Sasuke apenas y podía sostenerse, dios, como amaba los besos de Naruto y como si todo lo anterior no hubiera sido suficiente, aquel pervertido varón succionó su lengua con absoluto erotismo antes de separarse del todo, sonriendo con picardía.

—D-Dobe…

—Amo esa expresión en tu rostro, Sasu —suavemente lo tomó de los hombros para que se girara y quedara de frente al espejo de cuerpo completo—. Completamente excitado, jadeando y con las mejillas sonrojadas~

—¡No digas eso!

Su protesta murió en cuanto Naruto besó su cuello de manera ruidosa, dejando un reguero de besos que terminaron en su hombro, mientras con total naturalidad, comenzaba a deslizar sus grandes y calidas manos por sus costados hasta detenerlas en el obi que quitó con ágiles movimientos, a la par que su rostro iba adquiriendo un hermoso tono granate que Naruto podía contemplar a la perfección gracias al espejo frente a él. Dios, era tan vergonzoso ver aquella expresión excitada en su rostro mientras ese dobe lo desnudaba con una cara de lo más lasciva que aceleraba su corazón.

Entonces su embotado cerebro hizo clic. ¡Naruto lo estaba desnudando! Oh no, eso si que no. Era claro que la idea del sexo por la mañana era de lo más tentador, exitante y riquisimo pero no ahorita cuando estaban a menos de dos horas de casarse y había invitados merodeando por ahí. En cualquier momento alguien podría pasar y escuchar algo vergonzoso. ¡Incluso estaban sus padres!

Pero cuando estaba por gritarle que se detuviera, aquel pervertido varón rozo su miembro por sobre la tela del kimono mientras lo abría con decadencia, dejando al descubierto su blanquecino pecho que recorrió con premura, sujetando su pezón izquierdo entre dos de sus dedos, comenzando a estimularlo con pequeñas caricias y apretones mientras presionaba ligeramente la otra mano contra su sexo caliente. ¡Diablos! Por más que deseaba negarse, su cuerpo era atacado por oleadas de un intenso fuego líquido y placentero que se concentraba en su zona más intima.

—Te deseo tanto —ronroneó con la voz teñida de una pastosa sexualidad—. Realmente luces muy… muy~ bien… Sasu...

—Espera… d-dobe~ —gimió suavecito en cuanto el pesado kimono cayó al suelo, a la par que su cuerpo era inclinado hacia adelante, teniendo que apoyar las manos en los gruesos bordes del espejo, viendo a través del reflejo una traviesa mano masajear su trasero—, no… no podemos hacerlo… en hora y media es la boda y… ¡ah~! E-Están… están pasando afuera del cuarto… nos… ¡Mierda! —apretó los labios con fuerza cuando dos dedos se colaron en su interior, logrando que sus piernas temblaran.

—Aun hay tiempo —susurró sobre su oído, apresando el lóbulo de su oreja con los dientes mientras repartía mordisquitos y continuaba moviendo sus dedos dentro de Sasuke—, solo no hagas ruido, Sasu, mi Sasu… estas tan húmedo y caliente —deslizó su lengua tras la oreja del pequeño doncel, obteniendo una reacción inesperada que se convirtió en un grito ahogado cuando sopló sobre la zona—. Que sexy te vez.

—Na… ¡Ah~!

—Voy a hundirme en tu cálido y estrecho interior una y otra y otra vez, mientras… — arqueó la espalda en una muda invitación que él no dudo en aceptar, inclinándose hasta que sus labios le tocaron la oreja... y le susurró promesas tan diabólicas, peticiones tan decadentes, que Sasuke pensó que se había derretido desde dentro hacia afuera.

Estaba en el límite, y sin pensarlo, bajó la sexy ropa interior de su doncel, solo lo suficiente para descubrir su lindo y redondo trasero, inclinandolo un poco más hacía adelante mientras pasaba su brazo por su cintura para evitar que callera y sin previo aviso, se hundió en el interior de Sasuke, cubriendo su boca con la otra mano, acallando el fuerte gemido que ansiaba salir de esos bonitos labios mientras comenzaba a moverse con fuerza y constancia, dando de inmediato con el punto dulce que volvía loco a su hermoso doncel.

Con cada segundo que pasaba las embestidas se volvían más intensas, salvajes y en extremo deliciosas. Todo su cuerpo vibraba y se estremecia de placer mientras sentía el cálido aliento de Naruto sobre su nuca, erizando cada vellito de su cuerpo y como si eso no fuera suficiente, levantó la vista observando su reflejo en el enorme espejo frente a él. Sus mejillas sonrosadas, el fino hilo de saliva y la mano de aquel calenturiento varón sobre su sexo, masajeandolo al ritmo de los potentes embates.

—¡Na~ ah…! —apretó los labios y cerró los ojos.

¡Joder! Quiso morir de vergüenza. Todo empeoro cuando Naruto soltó su cintura y lo levantó pasando sus manos por debajo de sus rodillas, separándolas y penetrandolo con movimientos lentos mientras besaba su cuello, deslizando su lengua desde su hombro hasta su oreja. Era demasiado placer, demasiadas emociones envueltas en éxtasis que lo recorrían como fuego líquido, abrasando todo a su paso y el hecho de ver aquel enorme miembro desaparecer en su interior y volver a salir puso su libido a mil.

Ya nada más importaba, con esfuerzo levantó los brazos para rodear el cuello de Naruto, enredando los dedos con gesto posesivo en aquella espesa mata de cabello dorado mientras se entregaba al placer cegador que ese varón le proporcionaba. No lo soportaría más, las oleadas de placer eran intensas, y tan abrumadoras que terminó por explotar en un orgasmo demoledor mientras sus labios fueron cazados en un último y hambriento beso, ahogando el grito de placer mientras se corria copiosamente sintiendo la ardiente liberación del placer de Naruto llenarle por completo, hasta desbordarse en finos hilitos blancos que cayeron en la mullida alfombra celeste.

—Te amo tanto, tanto, Sasu —ronroneó mimoso, mientras bajaba a Sasuke, y le daba la vuelta, juntando su frente con la del acalorado doncel—. ¿Te sientes bien ttebayo?

—Muy bien —susurró somnoliento—, pero eres un dobe pervertido.

—Solo por ti, de hecho yo solo venía a darte un regalo.

—¿Qué regalo? —cuestionó curioso.

—Primero —sonrió tiernamente— necesitamos un baño.

Sin esperar protesta, lo levantó en brazos y caminó hasta el baño, dejando a Sasuke junto a la regadera para desnudarse. Y sin poder evitarlo, las pálidas mejillas del pequeño azabache se volvieron a teñir de un hermoso carmín, si bien, había hecho el amor con Naruto muchas veces, jamás se habían bañado juntos debido a que él se quedaba dormido y cuando despertaba, aquel ruidoso varón ya había tomado una ducha, e incluso le tenía el baño listo, dejándolo un momento mientras iba a por algo de comer.

No lo iba a negar, estaba más que nervioso con la idea de compartir un momento tan “íntimo” con su futuro esposo, sensación que fue reemplazada por una pervertida al fantasear con volverlo a hacer bajo la regadera. Sin embargo, Naruto se limitó a quedar junto a él, abrir la llave de agua y comenzar a lavar su cuerpo sin segundas intenciones, mimandolo con caricias suaves y casi devotas, mientras sus fascinantes ojos azules lo contemplaban como si fuera un ser mágico, exótico y fuerte, pero al mismo tiempo demasiado frágil.

—Naruto… ¿me amas?

—Más que a mi vida, Sasu~

No podía oponerse a él o a su inusual muestra de afecto, tampoco estaba seguro de querer hacerlo, solo pudo mirarlo con el mismo amor y fascinación, alzándose de puntillas para rozar los húmedos labios de Naruto con los suyos en una caricia lenta, tan perezosa y placentera que cerró los ojos y disfrutó del agradable calor que emanaba el cuerpo de Naruto, mientras la tibia agua se llevaba los restos de jabón de sus cuerpos. Al terminar, Sasuke siguió en silencio, como si temiera romper aquel momento, dejando que Naruto lo envolviera en una enorme y esponjosa toalla blanca mientras el se enrollaba otra a la cintura, saliendo del baño con demasiada calma.

Era como si nada más existiera, solo importaban ellos dos en aquel momento y Sasuke pensó que así era mejor, mientras lo veía adentrarse al pequeño armario de la habitación, saliendo unos minutos después con un nuevo traje de tres piezas en color negro, entonces sus labios dibujaron una perfecta sonrisa.

—Mentiroso —refunfuñó.

—¿Por qué? —ronroneó con suavidad mientras le secaba el cabello.

—Lo tenias todo planeado, grandisimo dobe pervertido.

—Esa boca —regañó mientras tomaba la caja blanca que había traído, y comenzaba a sacar un delicado conjunto de ropa interior, con la intención de vestir al doncel.

—¡Yo puedo vestirme solo, dobe!

—Lo sé —contestó con calma, cepillando sus labios con los de Sasuke—, pero un buen esposo no solo tiene que saber desnudar a su pareja.

Entonces terminó besando la punta de su nariz, dejando sin palabras a su hermoso doncel. ¡Era un completo idiota! Pero más idiota era él por sonrojarse y dejar que lo vistiera cual muñequita de porcelana.

●●●

—Luces realmente hermoso, hijo.

La voz suave de Fugaku le hizo sonreír, abrazando fuertemente a su padre, cuya mirada era de tristeza, ternura y felicidad. Entendía que tal vez para él aún era muy pronto tomarlo de la mano y hacer ese pequeño recorrido en donde al final tendría que entregarlo a aquel que sería su esposo.

—Estaré bien —susurró.

—Lo sé, cariño, es solo que este momento lo esperaba dentro de unos diez o quince años.

—Creo que estas exagerando —se separó del abrazo, regalandole una amplia sonrisa.

—Tal vez —besó su frente—. Solo prometeme que seras feliz.

—Lo seré. No te preocupes.

Con pesar, tomó la manita de Sasuke y caminaron hasta el enorme jardín de la mansión Namikaze. Extrañamente había poco más de ciento cincuenta invitados acomodados tanto del supuesto lado del novio como de la novia —una ridiculez que seguía sin entender— entre los que estaban socios de su padre, amigos de Itachi, tíos o primos de los cuales no recordaba ni el nombre y que seguramente fueron invitados por su madre y abuelo. También estaban la mayoría de sus compañeros y algunos maestros.

Suspiró para relajarse mientras empezaba la marcha nupcial y todos guardaban silencio, fue entonces que apretó el agarre sobre el brazo de Fugaku porque estaba seguro que si no moría de un infarto, se desmayaría o como mínimo, se tropezará por los nervios. ¡Dios! Hace unos minutos estaba perfecto y ahora no dejaba de temblar como gelatina. Aunque poco duró aquel sentimiento, en segundos una amplia sonrisa se dibujaba en sus labios, la cual se amplió con un brillo de maldad al ver la mueca de molestia en la cara de Hinata.

Sabia que no era el momento de mofarse, pero las ganas que tenía de presumir en su cara que él estaba a nada de casarse con Naruto y no ella fueron suficientes para tranquilizarlo y poder llegar a salvo hasta donde estaba su dobe, sintiendo un calorcito agradable instalarse en su pecho conforme avanzaba.

—Te amo cariño —con ternura, Fugaku besó la frente de Sasuke, dejándolo muy a su pesar, con Naruto, yendo a sentarse con una emocionada Mikoto y un triste Itachi que comenzó a llorar refunfuñando cosas inentendibles.

—Faga-chan —susurró Mikoto, entrelazando sus dedos con los de su esposo, acomodando ambas manos en su regazo—. ¿Recuerdas cuando Sasu nació?

—Si… aquel día le prometí que siempre lo protegería y no lo dejaría estar con ningún varón hasta que cumpliera los treinta o puede que nunca…

—Yo sigo sintiendo que todo fue muy rápido. De hecho lo fue… demasiado.

—¿Te arrepientes de dejarlo?

—No… ¿y tú?

—Tampoco… odio admitirlo pero ese mocoso lo hará feliz.

●●●

En cuanto la marcha nupcial dio inicio y contempló a Sasuke del brazo de Fugaku, sintió que dejó de respirar y creyó estar viendo un ángel. Era ilógico, demasiado si tomaba en cuenta que hace nada había estado con él, mimandolo y consintiéndolo entre besos inocentes y abrazos juguetones. Incluso fue él mismo quien lo vistió con aquel precioso kimono completamente blanco, con complicados diseños de flores y mariposas bordados con hilo de plata y decorado con diminutos cristales de swarosky.

—Eres… un ángel —susurró en un hilo de voz justo cuando tomó su mano, admirandolo con infinito amor mientras una sonrisa boba adornaba su rostro.

—Naru…

Su sonrisa llegó hasta sus ojos, reprimiendo las ganas de abrazar a Naruto, por lo que se dedicó a mirar al frente, escuchando atentamente las palabras de aquel sacerdote de mirada severa y aura asesina, quien dejó de importarle en cuanto Deidara se acercó a ellos, sujetando una almohadita con un par de argollas. Y con el corazón latiendo a mil por hora, contempló a Naruto sujetar sus manos con delicadeza, viendolo a los ojos.

—Sasuke... en este momento quisiera expresar con palabras cuanto te amo, pero no puedo... no sé como. Y decir que te amo más allá de mi vida, de mi alma e incluso después de la muerte no es suficiente —respiró profundamente, reafirmando el agarre sobre las manitas de Sasuke, antes de continuar con voz suave—. Afirmar que te amo y amare en esta vida y en las que siguen no me basta porque tal vez desde siempre te he amado. Solo sé que anhelo despertar cada día de lo que me resta de vida a tu lado, verte sonreir y ser quien tome tu mano y te estreche entre sus brazos cada que lo necesites. Quiero que tu seas lo último que vea cada día, quiero aprender a amarte más y más... porque a tu lado soy el hombre más feliz del mundo... porque a tu lado lo tengo todo… Sasuke… ¿aceptarias ser mi esposo?

—Si —respondió en un hilo de voz—. Si acepto…

Aquel sacerdote curvó ligeramente los labios en una sonrisa, y miró a Sasuke esperando sus palabras. La verdad jamás espero decir sus votos, por lo que tragó saliva sintiendo una guerrilla de mariposas revolotear frenéticamente dentro de su estómago. Cerró los ojos, y reforzó el agarre sobre las manos de Naruto, comenzando a temblar.

—Cuando te conocí, creí que eras un idiota —susurró obteniendo unas risillas de los presentes, aligerando el ambiente—, alguien necio, torpe e impulsivo. Y no me equivoque, pero la verdad es que yo... yo nunca imagine que existiera alguien para mi, tampoco imagine que me mirarias como lo haces... solo sé que contigo soy y seré feliz... que te quiero en mi vida, que tus brazos son mi fortaleza y que tu corazón es mi cielo… —abrió los ojos, viendo fijamente a Naruto, al mismo tiempo que sonreía con dulzura—. Porque no importa lo que sigue, sé que los buenos y malos momentos los superaremos juntos, porque te amo y te seguire amando incluso después de la muerte… entonces comprendí que quería pasar el resto de mi vida a tu lado. Naruto… ¿aceptarias ser mi esposo?

—Si, acepto —se inclinó hacia adelante, capturando suavemente los labios de Sasuke con los suyos mientras escuchaban los aplausos y suspiros de los invitados.

●●●

—¿Por qué me detuviste?

Toneri vio fijamente a Hinata. Lucia un bonito y sencillo vestido azul, sin embargo toda belleza que pudiera poseer desapareció al saber que pretendía detener la boda de Naruto y Sasuke. Y pese a que él estaba enamorado del doncel, jamás se le paso por la cabeza hacer algo así, era más que claro que nunca obtendría su amor porque era verdaderamente feliz al lado de Naruto, y si hubiera arruinado su boda todo lo que conseguiría es su odio.

—Es más que claro.

—No lo es, basta con analizar la situación. Una boda planeada de la noche a la mañana no es normal, Sasuke seguramente…

—Basta —sentenció con firmeza—. Date cuenta de la situación. Si fue normal o no, carece de importancia, ellos son felices, él es feliz y debería bastarte con eso. ¿Crees que arruinando su boda te hubiera amado?¿Acaso creías que correría a los brazos de una mujer que ha pasado desapercibida para él todo este tiempo? ¿Cómo crees que él miraría a la mujer que arruinó el mejor momento de su vida? Dime —la tomó del mentón con suavidad, viendo sus lindos y exóticos ojos—. Él no te ama… Hinata…

—Lo sé —susurró en un hilo de voz, permitiendo que Toneri la abrazara. Refugiándose en él y permitiéndose llorar en silencio. Lo sabía, sabía que él no la amaba, pero ella hubiera hecho cualquier cosa por él.

●●●

—Deidara, creí que estarías con mi nieto disfrutando de la fiesta, en su lugar permaneces apartado de todos… al igual que aquella vez.

—¿Por qué tendría que estar con Itachi? —cuestionó curioso, viendo como Madara se sentaba a su lado, ofreciéndole una copa de vino.

—Son pareja, ¿no?

—No —sonrió tomando la copa y dandole un pequeño sorbo—. Es atractivo pero no es mi tipo, además… Iruka y él se gustan, tal vez pronto sean pareja. Así que no entiendo porque siguen creyendo que yo lo soy.

Un lindo puchero se formó en sus labios. Recordó aquel día en que Itachi y él se vieron en un bar para tomar una copa y platicar. Era cierto que lo consideraba atractivo, incluso había una excitante tensión sexual entre ambos, pero fuera de eso no había nada. No tenían gustos en comun, ni ideas afines, por lo que si cedía a los impulsos de su cuerpo y del momento aquello solo hubiera resultado en sexo de una noche, por lo que prefirió dejar las cosas como estaban y entablar una “amistad” con él.

Al principio Itachi se negó, argumentando que podrían conocerse y convivir, después de todo ambos tenían la misma edad y podrían encontrar actividades al gusto de ambos. Entonces se había reído fuertemente, no porque la idea le pareciera graciosa, sino porque él era casi once años mayor que el Uchiha. Claro que la edad era lo de menos, tan solo no eran compatibles como pareja, así que en cuanto se lo hizo saber, se disculpó y salio de allí dejándolo solo. Y vaya que fue lo mejor, aquel día Iruka fue a ese bar, se encontró con Itachi, platicaron y quien sabe qué más pasó aquella noche. No le interesaba y si lo sabia era porque lo escuchó de casualidad cuando Iruka hablaba con Gaara.

—Todas las parejas que Itachi ha tenido hasta ahora han sido rubias —se encogió de hombros restándole importancia.

—Hn, pues parece que ya no.

Sutilmente, Deidara apuntó a su derecha. A unos diez metros de ahí, vieron a Itachi besandose con Iruka, era algo que le tenía sin cuidado y siendo sincero, se alegraba por ambos ya que eran tal para cual. Entonces una sonrisilla se dibujó en sus labios al pensar en la reacción de Naruto al enterarse que su “Iru-chan” estaba con Itachi. Conociendolo armaria un escandalo digno de cualquier padre celoso, sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos en cuanto escuchó la risa de Madara.

Era cálida y líquida como el caramelo derretido, pero al mismo tiempo masculina y atrapante con un toque de peligro, llegando a cautivar sus sentidos como una fina caricia de terciopelo. Incluso se permitió observar cada uno de sus rasgos con detenimiento. Madara era un varón malditamente atractivo pese a su edad, con un cuerpo trabajado que quiso recorrer con las yemas de los dedos en la intimidad de la noche. Su cabello seguía sin rastro de canas y por algún motivo que era incapaz de comprender, deseó enredar los dedos en aquella larga melena y desordenarla en el calor de la pasión.

No lo podía evitar, el hombre era guapisimo, interesante y por las charlas que mantuvieron —aunque pocas— se dio cuenta que tenían bastante en común. Claro que también estaba el hecho de que le fascinaba su compañía, se sentía seguro y una rara sensación de calidez se alojaba en su pecho, tan similar a la que sentía al lado de Naruto, aunque sumándole un poco de nerviosismo que no se iba con nada. Finalmente su cerebro pareció funcionar y es que ¡Se le había quedado viendo fijamente con cara de idiota!

Se sintió un acosador. Sus mejillas se tornaron del color de la grana mientras desviaba el rostro completamente avergonzado, intentando pensar en una excusa creible para salir corriendo y alejarse de ahí cuanto antes. Entonces sintió la cálida mano de Madara tomarlo con suavidad del mentón, obligándolo a verlo directamente a los ojos, esos preciosos ojos azabaches que parecían desnudarlo en más de una forma, recorriendo su cuerpo con calma. Y creyó dejar de respirar cuando él se inclinó hasta rozarle la oreja con los labios.

—Te has vuelto un doncel precioso.

Un suave jadeo escapó de sus labios entreabiertos, obligándolo a inhalar con fuerza. ¡Mala idea! Gritó su subconsciente, Madara olia delicioso, un poquito de calor, un poquito de colonia y un montón de peligro y seducción. Simplemente perfecto. Estar cerca de él era un ejercicio de autocontrol para sus alborotadas hormonas, pero es que no era de piedra, entonces todo lo demas desaparecio cuando aquellos dulces labios recorrieron la piel de su cuello en una caricia languida, seductora y tan excitante que no evitó gemir su nombre entre pequeños espasmos que sacudieron su cuerpo.

Estaba tan concentrado en disfrutar las atrevidas caricias de Madara, que apenas y fue capaz de refrenar el insulto al idiota que se atrevió a tomarlo del brazo y apartarlo con suavidad de aquel sexy varón, siendo rodeado en un abrazo posesivo que le obligó a quedar con el rostro oculto en el firme pecho de ese desconsiderado. Aquel aroma mentolado, con un toque almizcleño, cálido, protector y reconfortante era inconfundible. Apretó los labios con la clara intención de reclamarle cuando escuchó su voz. Sonaba molesto, furioso sería la definición correcta, y sin pretenderlo, tembló ligeramente.

—¿Que rayos pensabas hacerle a mi niño, bastardo pervertido?

—Por si no te has dado cuenta, ya no es un niño.

—Siempre será mi niño —miró desafiante a Madara—. Te lo advertí aquel día en la fiesta y lo vuelvo a hacer. No te acerques a mi Deidara, Uchiha.

—Pese a los años sigues siendo un maldito anciano sobreprotector y paranoico. Solo quería hablar con él, Idiotikaze —espetó, centrándose en aquellos intimidantes ojos azules, olvidando completamente que aquel varón frente a él no era el de sus recuerdos.

—Y tu sigues siendo un pervertido, Bastarchiha.

—Cuida tus palabras, que sigo siendo más joven que tu y puedo darte una paliza.

—Cuando quieras ttebayo.

—Ya basta —Deidara se separó de Naruto, viendo a ambos varones con molestia, sintiéndose en un maldito deja vu—. Siempre es lo mismo con ustedes…

En ese momento los tres se dieron cuenta de la situación. El doncel palideció, sin embargo ambos varones se mantenían serenos viendose fijamente como si de antemano supieran el resultado de aquella estúpida disputa, como si evaluaran las reacciones contrarias antes de decir o hacer algo.

—No sé como mierda lo hiciste, ni me importa —Madara entrecerró los ojos, dedicandole una gélida mirada que hubiese paralizado a cualquiera, sin embargo Naruto parecía incluso más intimidante que él en esos momentos—. Solo te diré que si le llegas a hacer daño a Sasuke desearás haber muerto.

—Soy incapaz y lo sabes mejor que nadie. ¿O me equivoco?

—Veo que realmente eres un bastardo —relajó sus facciones, chasqueando la lengua en un gesto de falsa molestia—. Por si te interesa, no dire nada, dudo que alguien me crea que el esposo de mi nieto es un idiota pervertido de casi un siglo… al menos sé que lo cuidaras, Mei solía hablar maravillas de ti.

—Mei… —susurró viendo a Sasuke hablar animadamente con Sai e Ino varios metros lejos de ahí—. Ella llegó a decir unas cuantas cosas buenas de ti —sonrió con mofa.

Pensandolo bien, se estremeció ante el recuerdo, ya que décadas atrás, cuando Mei, abuela de Sasuke, era una chiquilla de veinte años, ambos estuvieron una relación que duró seis, cuando terminaron ella se fue a Japón, donde conoció a Madara, un joven de diesisiete años. Aunque siguieron en contacto, la verdad ni recordaba el motivo de su separación pero en ese entonces pensó que era lo mejor, evidentemente, un año después de que Mei se marchara de Inglaterra lo llamó para pedirle un favor.

Estaba en cinta de un chiquillo al que amaba con locura y curiosamente ambos tenían el sueño de iniciar un negocio. No lo pensó mucho y terminó financiando la fantasiosa idea que años después se convirtió en Mizukage Group. Mei había insistido en devolverle hasta el último centavo y hacerlo socio, pero se negó rotundamente a ambas ideas debido a que ya tenía demasiadas responsabilidades y jamás le interesó el dinero, después de eso su comunicación se limitaba a una que otra llamada por año, las cuales finalizaron luego de aquella fiesta que organizó por el aniversario de la televisora.

La pregunta del millón era ¡¿Cómo diablos no se dio cuenta del parentesco en cuanto vio a Sasuke?! Estaba tan centrado en ese bonito doncel que pasó por alto que su padre era quien manejaba la empresa que él ayudó a fundar. Aunque si lo hubiese sabido tal vez no estaría festejando su boda, por lo que de cierta manera agradeció su falta de interés en esa clase de detalles que ahora le eran espeluznantes.

—Nato —llamó Deidara con un tono preocupado—. ¿Te encuentras bien? Estás pálido.

—Para su edad ya es ganancia que este —bufó Madara.

—Eres el menos indicado para decir eso ttebayo.

Deidara suspiro, y es que al parecer esos dos no cambiarian.

●●●

—Estas temblando.

—Solo… solo estoy nervioso.

—¿Por qué ttebayo?

Sasuke miró el avión privado de Naruto, siendo consciente de que sus pertenencias más importantes ya estaban a bordo, al igual que las de su esposo, quien le dijo que primero irían a Inglaterra porque tenía algo importante que ansiaba mostrarle, ya que después de eso estarian todo un mes disfrutando de su luna de miel, y los destinos a elegir eran todo un misterio… después de eso ambos vivirían en la mansión que ese ostentoso Namikaze tenía en Estados Unidos, porque siempre si, asistirá a aquella Universidad y él continuaría con sus estudios en una de las mejores escuelas de haya.

Vaya, pensándolo bien, tenía muchos motivos para estar nervioso. Iniciaba su vida de casado con tan solo dieciséis años, recorrería el mundo con su torpe esposo y viviría prácticamente al otro lado del mundo, lejos de su familia y amigos, sin embargo no se arrepentía de nada, al contrario, estaba más que ansioso. Y sin pretenderlo, sus labios dibujaron una amplia sonrisa, tomando fuertemente la mano de Naruto sin intenciones de mirar atrás.

—Por nada —ronroneó—. Es hora de irnos, Naru.

—Claro ttebayo.

Entonces, mientras subía al avión, Naruto se preguntó si su loca historia de amor acababa de empezar o no, ya que los clásicos cuentos de hadas terminaban en la boda. Pero sea cual sea la respuesta, estaría encantado de averiguarla, después de todo, él solo había deseado amar en aquella fría noche de luna llena, y ahora, ahora caminaba de la mano con su esposo, la persona más maravillosa del mundo, a quién amará incondicionalmente… hasta el fin de sus días y más haya...

 

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Continuará

Notas finales:

Mil gracias por leer... si es que lo hicierón :"v

Se podría decir que esto es el final aunque aun subire un capítulo extra, que vendria siendo algo así como el epílogo, aunque no os puedo dar fecha de publicación, de todas formas ya saben como soy y pos nunca las cumplo B"v

Y antes de que me maten he de deciros que si, Naruto y la abuela de Sasu tuvieron algo asi como una relacion. Esa idea la tenía desde hace mucho y pues su unico fin era que quiero ver arder el mundo muajajaja al final él es un dobe pervertido y despistado xD

Y Hinata esta loquita pero ya no intentara nada porque tiene a Toneri (? 

Y Madara sabe el secreto del sexy rubito!! Peeerooo no se preocuoen, pues como él dijo, nadie le creiria y tampoco quiere preocupar a Mikoto o Fugaku y aunque no lo admita, sabe que estara bien con Naru jajaja

Bueno, eso e todo por ahora criaturitas del señor (? Si les gusto no se olviden de comentar que es gratis 7u7r por el momento me despido y os deseo un lindo día ♥♥♥

Haruka Eastwood


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