Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deseo... amar por Haruka Eastwood

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! Cielos, nunca había actualizado tan rápido este fic xD en fin, solo espero que les guste :3 lo hice con todo mi kokorito ♥ 

 

Mi Facebook por si gustan agregarme

 

¡Sin más preámbulos, a leer!

Titulo: Deseo… amar

Resumen: Naruto sabe que lo único que le faltó en la vida fue alguien a quien amar, y el destino está a punto de cumplir su deseo.

Categoría: Naruto

Clasificación: No menores de 16 años

Género: AU, Romance. 

Advertencias: Lemon, mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Deseo… amar

Capítulo 6: Inolvidable

Sus brazos se mantenían laxos a su costado, sin atreverse a levantar la vista, sintiendo como cada músculo de su cuerpo se tensaba en agonía. Simplemente no podía creer lo que acababa de pasarle, algo dentro de su cerebro se negaba a ver la realidad, ¿Naruto le había rechazado? ¿Por qué lo había hecho? ¿No era lo suficientemente lindo, deseable? Entonces el pensamiento de que le había mentido todo el tiempo le aplastó sin compasión. Probablemente no le gustaba lo suficiente como para llegar a intimar con él, de hecho comenzaba a dudar de aquel supuesto amor idílico.

¡¿Qué rayos estaba pasando?! Pensó en un estallido de furia. En un principio le pareció una excelente idea, la mejor que se le pudo ocurrir, es decir, amaba a Naruto más de lo que creyó poder llegar a hacer (y eso que llevaban muy poco tiempo juntos), por lo que ansiaba darle algo sumamente especial el día de su cumpleaños; algo único e inigualable, algo que jamás podría darle a alguien más aunque quisiera, e ingenuamente creyó que entregándose totalmente a la persona que más amaba lo complacería. ¡Que idiota había sido!

En ese momento deseó que la tierra se lo tragase, desaparecer en una nube de humo o tan solo regresar el tiempo antes de que cometiera semejante locura, idiotez o estupidez adolescente. Era incapaz de ver a aquel maldito varón rubio, aquel que cuidadosamente terminaba de acomodar su obi. ¿Se estará burlando de él? ¿Creerá que es patético… o simplemente le daba asco, tanto como para llegar a tener un contacto más íntimo? Repentinamente una vocecilla dentro de su mente chillo que ¡Naruto era un bastardo! Y de la nada, toda aquella vergüenza y humillación fueron reemplazadas por una ira visceral, una que se extendía rápidamente por todo su cuerpo de manera alarmante.

—¡Suéltame! —siseó, rogando mantenerse firme mientras movía las manos de Naruto fuera de su cintura. Levantó el rostro con determinación, manteniendo intacto el poco orgullo que le quedaba, contemplando aquellos fieros ojos de un azul imposible—. Te odio... ¡Te odio!

—Tú no entiendes.

—Claro que lo entiendo... lo entiendo muy bien, Namikaze —apretó los labios, queriendo impedir que las lágrimas comenzaran a rodar sobre sus mejillas, no le daría el placer de ver lo dolido que se sentía—. Tú no me consideras suficiente para tomarme, ¿es eso? Pues no te preocupes, te ahorrare el asco de seguirme besando.

—Jamás he sentido asco y eres más de lo que merezco, así que escúchame —empleó un tono de voz tan autoritario que le erizó cada vello del cuerpo al doncel, sujetándolo con fuerza de la muñeca—. No sé de dónde mierda has podido llegar a esa conclusión, pero no es así. Nada de lo que has dicho es verdad ttebayo.

—¡De ti! ¿De dónde más?

Naruto abrió los ojos lleno de incredulidad, antes de fruncir el ceño en una mueca disconforme sin apartar la mirada de Sasuke.

—¿De mi?

—¡Que sí! Ahora suéltame imbécil.

—No lo haré hasta que me escuches.

—No tengo ninguna obligación de hacerlo, y fue un completo error haber venido —tironeó de su brazo, conteniendo a duras penas el enorme nudo de su garganta.
—Sasuke, te amo.

—¡¡Tu no me amas!! Si me amaras no me rechazarías.

—¡¡Claro que te amo!!

—Deja de mentirme y mentirte. ¡No soy estúpido!

Intentó forcejear, era evidente que Naruto tendría más fuerza que él, pero si no le atraía ¿por qué no lo dejaba marchar?, era tan simple, solo tenía que soltarle y podría jurar que ese maldito varón jamás volvería saber algo de él. No le hablaría, no lo miraría, fingiría que no existe porque suficiente había tenido con semejante desplante, dejando su autoestima por los suelos. Ahora todo lo que importaba era irse de ahí e intentar recomponer los pedazos rotos de su alma.

—Nunca dije que lo fueras… solo escucha.

—¿Para qué Naruto? ¡¡Responde!! ¿Acaso quieres más material que te sirva para humillarme?

Estaba más que consciente que nunca fue un doncel muy atractivo y su conducta daba mucho de qué hablar, bien le decía la patosa de Hinata «te comportas como un varón poco civilizado». Seguramente era eso, tal vez y solo tal vez, Naruto ansiaba una bella chica o doncel, dulce, delicada y con aquella actitud sumisa y complaciente que nunca tendría, sumado a esa “feminidad” extinta en él. Lo sabía, no era alguien deseable ni ahora ni nunca, porque aspirar a que un varón como Namikaze Naruto este con él era como pedir un milagro.

—Nunca quise humillarte —protestó sintiéndose frustrado.

—Pues lo acabas de hacer.

Finalmente logró zafarse de aquel agarre que perdió intensidad, dándole la espalda, dispuesto a marcharse por donde vino, aunque sabía que no sería nada fácil. Naruto simplemente golpeó la puerta con la palma abierta, impidiéndole el paso a ese necio doncel que se negaba a escucharlo; no es que no lo deseara, claro que lo hacía, sin embargo lo respetaba y amaba lo suficiente como para esperar el tiempo que haga falta. Hasta que Sasuke esté listo, no quería que se entregara a él por obligación, por no saber que más darle en ese día que para él no significaba mucho.

—No pienso dejarte ir, hasta que me escuches…

Eso definitivamente no lo vio venir, nunca le habían levantado la mano, así que cuando Sasuke se giró mirándolo con un odio reflejado en esos hermosos ojos ébano, que parecían volverse de un tono carmín a momentos, no lo podía creer. Evidentemente tampoco espero que su lindo y delicado doncel le abofeteara con una fuerza capaz de voltearle el rostro, dejando su mejilla con un intenso ardor que se iba extendiendo a cada segundo.

Está bien, lo merecía después de haberle hecho creer algo que no era, gracias a su maldita torpeza. Meditó seriamente la forma en que había detenido aquella acción de Sasuke y tal vez no era la correcta, pero carajo, ¡No hacía falta llegar a los golpes!

—¡Estúpido controlador, posesivo! —le gritó viéndolo a los ojos—. ¿Crees que vas a retenerme aquí después de rechazarme de aquella forma? ¡¡No soy tu puto juguete!!

Y sin decir más salió de la habitación, comenzando a correr por los pasillos directo a la salida, no tenía caso quedarse ahí a que le siguieran humillando, dándole excusas patéticas del porque le había rechazado, vale que lo entendía a la perfección, no era idiota, y ningún hombre con un poco de sentido común podría despreciar el intimar con su novia o doncel cuando asegura amarle. ¿Qué importaba que llevaran poco más de un mes? ¡Él le amaba! Si existía el amor a primera vista él lo había experimentado.

Lo celaba, lo cuidaba y no dejaba su estúpido pensamiento sin importar lo que hacía. Se sentía nervioso en su presencia, y lo más importante, no concebía la idea de estar sin él, no era una obsesión, tampoco era dependencia enfermiza, simplemente le ama, y pese a haberle gritado que lo odia, sabía que no era posible, es más, aquellas palabras habían calado más hondo en Sasuke que en Naruto. Sus propias palabras lo destrozaron e hicieron papilla lo poco que quedaba de él.

—He dicho que esperes —unos poderosos brazos lo jalaron, repentinamente estaba contra la pared y Naruto le sujetaba las muñecas impidiendo que volviera a escapar—. Tu pequeño teme, necio que no escucha de razones y solo escucha lo que quiere, armando conclusiones erróneas.

—Suéltame…

—No —sentenció con voz ronca.

Un enorme nudo se formo en su garganta, ya no podía contener por más tiempo aquellos malditos sentimientos que no sabía cómo interpretar: rabia, tristeza, frustración e impotencia, todos agrupándolos en su pecho de forma dolorosa y agobiante, llenándolo de confusión. Tan solo quería escapar; finalmente sus lágrimas descendieron empapando sus mejillas, ¿Por qué no le dejaba? Tan solo le había permitido avanzar un par de metros.

Naruto no dijo nada más, simplemente reforzó el agarre sobre las pequeñas y delicadas muñecas de Sasuke, no tenía que pensarlo, no quería hacerlo, simplemente le beso como si su vida dependiera de ello. Tampoco tenía idea de cómo explicarse, no era un buen día, desde hace cincuenta años, el diez de octubre era catastrófico en más de un sentido. Odiaba su cumpleaños y no estaba dispuesto a agregar un motivo más a ese maldito día, que en vez de ser feliz era una avalancha de sentimientos encontrados que lo sumergia en las profundidades de un abismo.

Sasuke simplemente se resistió al contacto los primeros segundos, ya que los siguientes cayó nuevamente entre las garras de aquella maldita bestia al acecho que le hacía débil y torpe, dejando que lo atrapará entre sus poderosas fauces, sumergiéndolo en un placer que no sabía si quería recibir pero que terminó por corresponder de manera lenta y decadente, sintiendo los labios de Naruto moverse sobre los suyos de manera rítmica y sensual.

No tenía caso resistirse. Lentamente el agarre sobre sus muñecas fue cediendo al mismo tiempo que el beso se volvía más lento, hasta que se separaron, siendo unidos por un pequeño hilo de saliva, sintiendo como las lágrimas no dejaban de resbalar por sus mejillas, las cuales fueron acunadas entre las grandes manos de Naruto.

—Lo lamento… nunca fue mi intención lastimarte, mucho menos ofenderte.

—Lo hiciste.

—Lo sé y lo siento.

—Quiero irme a casa —contrario a su tono aparentemente frío, esta vez, aquella petición sonó más a una súplica.

Lo único que no se esperaba es que Naruto se inclinara un poco y lo levantará sobre su hombro, comenzando a caminar hacia su habitación con un desconcertado Sasuke que no tenía idea si debía patalear, golpearlo y volver a emprender su huída o permanecer quieto, a la expectativa de lo que aquel maldito rubio quería. Claro que en el momento que Naruto entro al cuarto y cerró la puerta dirigiéndose hacia su cama, donde lo recostó cuidadosamente poniéndose sobre él, teniendo cuidado de no aplastarlo, su mente quedo en blanco.

Sus labios fueron asaltados por un nuevo beso, posesivo y territorial que distaba mucho de aquel sutil contacto de hace unos momentos. Todo lo que pudo hacer fue corresponder, intentando seguir el ritmo de tan hambriento contacto, separándose solo cuando el aire fue realmente necesario, quedando jadeante y confundido a merced de aquel odioso rubio, cuya expresión seria no se apartaba de su persona.

—Te amo más de lo que te imaginas —colocó su dedo índice sobre aquellos rosados labios que se abrieron con la intención de protestar—. Por ese motivo deseo que tu primera vez sea especial, no quiero que te sientas obligado ni nada por el estilo… Sasu, si es por ti no me importaría esperar otros cinco años, solo… solo no te aparezcas así y desabroches tu kimono, porque sigo siendo un hombre, uno que no sabe cuánto tiempo podrá contenerse… —se agacho, recargando su frente en el hombro de Sasuke—. Joder… te juro que estuve a nada de saltarte encima y arrojarte sobre lo cama. Te veías tan sensual con tu pose tímida y tus mejillas sonrosadas que...

—¡Callate, Idiota! —sus mejillas adquirieron un intenso sonrojo—. Nunca dije que era mi primera vez… no te creas tan especial, dobe.

Apretó la mandíbula con fuerza, al mismo tiempo que la imagen de su lindo Sasuke siendo tocado por otro varón llenaba su mente, haciéndolo sentir una furia letal. Era una ira tan primitiva y posesiva que amenazaba con apoderarse de él, sin embargo, sentir como el menor temblaba ligeramente bajo su cuerpo, lo obligó a cerrar los ojos, logrando escuchar el acelerado golpear del corazón de Sasuke, al igual que su agitada respiración. Era más que obvio que mentía, por lo que a manera de venganza, deslizó su mano por el costado del pequeño doncel, deteniéndose justo en su cadera.

Estuvo tentado a reírse cuando Sasuke se sobresaltó repentinamente, tensando cada músculo del cuerpo, y adoptando una postura rígida, mientras contenía la respiración. Por experiencia sabía que cualquier persona que haya mantenido un contacto más íntimo con otra no reaccionaria de aquella manera, estaba más que claro que mentía, lo sabía desde el momento en que probó sus inocentes labios, sonriendo al sentir como torpe y tímidamente intentaba seguirle el ritmo.

—Tu cuerpo me dice todo lo contrario —suspiró, abrazándolo con ternura—. No importa cuánto te esfuerces por mentirme…

Naruto era puro calor en aquel momento, su cuerpo emanaba una calidez erótica que le envolvía como el tacto de las más finas pieles. Aun así se obligó a separarlo de su cuerpo y con los nervios a flor de piel, lo instó a verlo a los ojos; aquellas preciosas gemas azules mantenían impreso un sentimiento de tristeza profundo y demasiado antiguo, por más que Naruto intentara sonreír, y dedicarle palabras dulces, no podía dejar pasar aquella frialdad de su mirada, como si le dijera sin palabras que se sentía solo. Repentinamente tuvo la necesidad de demostrarle que él estaba ahí, necesitaba sentirlo en un nivel completamente diferente e íntimo, con el único fin de eliminar ese rastro de aplastante soledad.

—Quiero hacerlo… quiero que me ames, y quiero ser tuyo... —desvió el rostro, ocultándose entre las almohadas que decoraban la cama—. Crees que no estoy preparado o que me arrepentiré, pero eso es algo que no decides tú.

—Ya eres mío, Sasuke… no te dejaré nunca.

Sus pálidas mejillas adquirieron un intenso tono granate, aun así no retrocedio.

—Eres un usuratonkachi, si yo no estuviera listo no habría hecho aquello… idiota.

—No me detendré —mintió intentando convencerse de toda esa “locura” momentánea.

—No quiero que lo hagas… quiero llegar al final porque eres tu… g-grandísimo dobe.

Esta vez, pasó por alto el insulto (después de todo él había dicho unos cuantos) sellando sus labios con los de Sasuke en un beso demandante y pasional, que estaba lejos de considerarse inocente, provocando encantadores gemidos en su doncel, suyo solamente. Aquellas enormes ganas de poseerlo eran cada vez más grandes, tanto que no estaba seguro de poder contenerse, mucho menos de mantener el control sobre sus instintos para no lastimarlo en el calor de la pasión, por lo que al terminar el beso lo volvió a abrazar, escondiendo su cara en el cuello de Sasuke, quien simplemente intentaba regular su agitada respiración.

—Soy posesivo, territorial y un celoso de primera —admitió entre susurros, levantando el rostro de su escondite temporal—. Mírame, Sasuke —ordenó, contemplando como su doncel obedecía sin protestar, quedando su nariz a unos cuantos centímetros de la suya—. Quiero comerte vivo, no una vez, sino cientos de veces, que seas solo mío hoy, mañana… siempre. Y te juro que disfrutare deslizando mi lengua por cada parte de tu cuerpo —mientras los ojos de Sasuke se habrían, el cerebro de Naruto era nublado por una acuciante necesidad sexual—. Y si te tomo aquí y ahora créeme que jamás te dejaré ir de mi lado.

—¿Acaso pensabas hacerlo?

—No —sentenció—. No está dentro de mis planes dejarte ir.

Y sin decir más, volvió a unir sus labios con los de Sasuke, deslizando su mano por su costado, deteniéndose justo en la curva que formaba su cadera, meditando sobre si debía seguir bajando o mantenerla ahí un poco más de tiempo. Finalmente, descendió, sólo un poco más, antes de volverla a subir comenzando a retirar el obi que con tanto cuidado acomodo momentos antes.

Con una sonrisilla que iba de lo pícaro a lo seductor, Naruto terminó por botar el obi, abriendo lentamente el kimono para contemplar a Sasuke en todo su esplendor, quien a pesar de ser menudo, poseía curvas suficientes para resultar satisfactorio y demasiado tentador. Todo un manjar que disfrutaría de forma lenta, dándose el tiempo de recorrer cada parte de esa nívea piel.

—¿Q-Qué tanto ves? —sus ojitos negros siguieron cada sutil movimiento de Naruto al quitarse la camisa, dejando su torso al descubierto. Era tan fuerte, tan atractivo y exótico que no evitó quedarse embelesado.

—A ti… —ronroneó—, lo hermoso que te vez y que eres todo mío.

—Idiota.

—Esa boca… esa preciosa boca…

Era imposible no darse cuenta de lo hermoso que lucía Sasuke con esa lencería blanca, que inconscientemente resaltaba su pureza, aquella que estaba a punto de tomar como una bestia, saltando sobre aquel pequeño e indefenso doncel que se presentaba ante él en bandeja de plata. Y tras despojarlo completamente del kimono, Naruto pudo ver perfectamente la blusa de tirantes, hecha completamente de encaje, dejando al descubierto su ombligo, a juego con un ceñido y diminuto bóxer, finalmente unas medias blancas que le llegaban a medio muslo.

Demasiado sensual y erótico, tanto que no contuvo aquellas ansias por devorar su boca, comenzando a acariciar las largas piernas del pequeño Uchiha, llegando a ese lindo trasero que apretó con fuerza, sacando un gemido que fue atrapado por sus expertos labios, dándose el placer de ascender un poco más, comenzando a subir la blusa del menor, dejando al descubierto sus lindos botoncitos. Tan solo se separaron de aquel pasional ósculo cuando la falta de aire hizo presente, momento que Naruto aprovecho para dejar al menor desnudo de la parte superior, lamiéndose los labios por la encantadora vista que le ofrecía tener a ese pequeño doncel bajo su cuerpo, con las mejillas sonrosadas, evadiendo su mirada por vergüenza.

Con una sonrisa, inició un sendero de besos a lo largo de su cuello, hasta llegar a sus pezones, los cuales no dudo en mimar con su boca, dando lentos lametones antes de succionar con fuerza, dejándolo completamente duro, atendiendo el otro con sus ávidos dedos, apretándolo un poco al mismo tiempo que lo acariciaba de forma circular, estremeciendo a Sasuke, quien no evitó que su grito quedará atrapado en su garganta cuando él volcó su atención en el otro pezón, al cual lamia con una devoción estremecedora, produciendo una corriente eléctrica que surcó todo su cuerpo en cuestión de segundos, hasta que arqueó la espalda violentamente.

—N-Naruto…

—¿Mmm…? —levantó la mirada, comenzado a preguntarse si toda su piel tenía aquel suave tono cremoso, si era igual de exquisita, si invitaba a lamerlo y morderlo.

Sintió un ronroneo expandirse por su pecho, posando sus labios sobre la barbilla del menor dando pequeños mordiscos juguetones antes de iniciar un sendero de besos hasta la clavícula, deslizando su lengua hacía los botoncitos rosados y erectos que tanto le encantaban. Traviesamente, Naruto dio un pequeño mordisco al primero, viendo complacido como Sasuke volvió a arquear la espalda aferrándose a su cabello y enredando sus pequeños deditos en las finas hebras rubias, mientras él comenzaba a bajar.

—¿Me amas? —Cuestionó entre suspiros de éxtasis, al mismo tiempo que las manos traviesas de Naruto se paseaban libremente por sus piernas.

—Más de lo que te imaginas ttebayo.

Lindo, tierno y delicado, así era su Sasuke, mientras que Naruto era una bestia deseosa de probar y saciarse de su amante, intentando controlar aquellos impulsos primitivos que le gritaban que se enterrara en el y lo tomara una y otra vez; luchaba consigo mismo para controlarse, no era solo su placer, también estaba el de él, quería hacerlo disfrutar y que su primera vez fuera inolvidable.

Estaba impaciente, aun así llenó a su pequeño doncel de mimos, recorriendo su pecho, abdomen y vientre con los labios. Volviendo a subir hasta su ombligo donde se entretuvo jugueteando, metiendo su lengua y mordisqueando alrededor, moviendo sus manos automáticamente, acariciando con sutileza aquellas blancas piernas, deteniéndose justo en el sexo de Sasuke que acunó con su palma, haciendo un poco de presión que comenzaba a volver loco al menor.

—Luces impaciente —sonrió, clavando sus gemas azules en esos ojitos vidriosos.

—C-Claro que no, es solo tu tonta imaginación.

Lentamente levantó un poco la palma de la mano, sin levantar los dedos que sutilmente se deslizaron sobre el ceñido bóxer blanco, haciéndolo gemir por el pequeño recorrido sobre su sexo que vibraba ante el roce de esos dedos mágicos. Suspiro y jadeo, al mismo tiempo que la mano de Naruto se adentro en su ropa interior acariciándolo directamente, masturbándolo.

—Estas muy húmedo, Sasu.

Firme, constante y delicado, así movía la mano Naruto, dándole un placer inimaginable, que le hacía mover la cadera en busca de más, avergonzándolo al tiempo que se debatía si debía cubrir su rostro o mirar a Naruto y su expresión cargada de lujuria, pasión y deseo. Él jamás se había tocado, nunca se sintió atraído con la idea de hacerlo, sin embargo cuando ese dobe movía su mano cadenciosamente, creyó que era lo más delicioso que había sentido en su vida, tanto que no se contuvo más tiempo, ni siquiera fue capaz de advertir, simplemente se corrió entre alaridos de placer, haciendo sonreír a un rubio con satisfacción.

—Lo siento —murmuró rodando sobre la cama.

¡Eso era demasiado vergonzoso! Tanto que no era capaz de mirarlo, claro que al escuchar cómo saboreaba algo, le vio con una expresión de susto al darse cuenta que probaba y degustaba su esencia que le quedó en la mano.

—Eres delicioso.

—¡No hagas eso! —se escandalizo.

—¿Por qué?

—Solo… no lo hagas.

Era tan lindo cuando se avergonzaba que no evitó cazar sus labios en un beso hambriento, dejándolo nuevamente con la espalda firmemente presionada contra el colchón, inmovilizando aquel pequeño cuerpo que desprendía un delicioso aroma a rosas, haciéndolo deslizar su nariz por el bien formado cuerpo de su doncel, estremeciéndolo de forma adorable, posando sus manos en la cadera de Sasuke, jugueteando con el elástico de la ropa interior.

Vio su expresión con singular atención cuando lo despojó de sus ceñidos bóxers blancos: la de un hombre famélico, que no dudaría en devorarlo. Naruto deslizó su lengua, humedeciendo sus labios ante la atenta mirada del menor, quien no evitó respingar al sentir como aquel pervertido varón engullía su sexo, limpiandolo de su anterior orgasmo, al mismo tiempo que succionaba con fuerza, sintiendo que se volvería loco.

Estaba tan concentrado en las sensaciones sobre su miembro que ni siquiera se percató de que Naruto comenzó a acariciar su entrada, haciendo una pequeña presión sin llegar a introducir su dedo. Excitado, avergonzado y deseosos, sintiendo como su libido incrementaba conforme contemplaba aquel perfecto varón entre sus piernas.

—N-No hagas eso… —pidió entre jadeos—, está sucio.

Meses atrás había considerado aquella acción como desagradable, sin embargo ahora que lo experimentaba, sabía que no importaba que ya se haya corrido, aquel hormigueo en su bajo vientre se intensificó, y haciendo uso de la fuerza que aún le quedaba, intentó apartar a Naruto de su tembloroso cuerpo, apretando los labios en cuanto el primer dedo intruso se hizo presente, incomodándolo, pero con esa experta lengua que parecía bloquear todos sus sentidos a base de lengüetazos concisos, solo fue capaz de hundir la cabeza entre las almohadas y enterrar los dedos en las sabanas, corriéndose por segunda vez en la boca de Naruto, quien no dudó en beber toda su esencia, sin desperdiciar ni una sola gota.

—Jamás me cansaré de disfrutarte tteba…

—Dobe —sentía el cuerpo laxo y las extremidades pesadas, mientras Naruto besaba su cuello, justo donde latía su pulso, dejando una que otra marca de propiedad que tardarían en desaparecer.

Cerró los ojos, disfrutando del agradable calor masculino de aquel poderoso cuerpo encima de él, e instintivamente deslizó sus dedos por el bien marcado pecho de Naruto, hasta llegar al cinturón que tímidamente comenzó a desabrochar, dejándose mimar en el proceso.

—Aún puedes detenerme… —susurró sobre sus labios.

—Quiero hacerlo —y en un rápido movimiento, invirtió posiciones, dejando al Namikaze sentado en la cama, mientras él quedó a horcajadas sobre su novio, observando detenidamente aquel enorme tatuaje que adornaba el vientre de Naruto—. ¿Cuándo lo hiciste?

—Hace unos años —respondió sin vacilar, causando que Sasuke negara en desaprobación.

—Tienes diecisiete años.

—Tenía catorce —se estremeció al sentir los pálidos dedos de su doncel sobre la piel del abdomen, contorneando aquel extraño grabado que parecía un sello. La verdad es que se lo había hecho cuando tenía cuarenta años, aunque eso es algo que no podría decirle, al menos no por ahora.

—Me gusta que seas un dobe rebelde —besó fugazmente los labios de él, sintiendo como terminaba de desnudarse y con los nervios a flor de piel se atrevió a bajar la mirada, sorprendiéndose al ver completamente desnudo a Naruto.

Fue en ese momento que Sasuke sintió una violenta sensación que le hizo hervir su sangre, mientras trazaba la orgullosa evidencia de su masculinidad. El cuerpo de Naruto, se estremeció cuando cerró sus inquisitivos dedos en torno a su miembro, descubriendo que le era imposible rodearle por completo. Deslizó el puño cerrado por su gruesa longitud, satisfaciendo la parte más primitiva de Naruto, aquella que solo conocía el deseo, la necesidad y el sexo.

—Detente —ordenó bruscamente con la voz teñida de pastosa sexualidad.

Necesitaba poseerlo y aquellos preciosos ojos negros que lo miraban con incertidumbre solo aumentaba las ganas que tenía por probar todo de él, así que en completo silencio lo atrajo hacia su cuerpo, sentándolo a horcajadas sobre él, llenando su cuello de besos mientras comenzaba a prepararlo, sintiendo como Sasuke apretaba las manos sobre sus hombros, reprimiendo sus jadeos que estaban a punto de llevarlo a la locura.

—Hazlo —jadeó llevando el miembro de Naruto a su entrada, comenzando a mover sus caderas.

—¿Seguro? —Un tanto dubitativo, se atrevió a preguntar, viendo la expresión de Sasuke.

Realmente era precioso, con sus mejillas sonrosadas y los labios entreabiertos, rojos y ligeramente hinchados por los múltiples besos. Sonrió y juntando su frente con la de él le penetro de una sola estocada, sintiendo como clavaba sus uñas con fuerza, deslizándolas por su pecho.

Afortunadamente, el dolor punzante que sintió cuando algo se desgarró repentinamente dentro de él no logró apagar la pasión, aun así agradeció en silencio que Naruto no intentara moverse, y solo se dedicará a repartir mimos sobre su rostro y cuello, comenzando a jugar con sus nalgas, haciéndolo jadear involuntariamente cuando a movido las caderas.

—Mgh… e-eres demasiado estrecho.

—Tonto —murmuró en un hilo de voz, dejándose abrazar.

Era un lento vaivén, siendo ayudado por las fuertes manos de Naruto sobre su cadera, mientras él se aferraba a su cuello, sintiendo como ese enorme miembro daba en el punto exacto de placer que le hacía arquear la espalda y morderse el labio para no gritar extasiado.

—Sasu… te amo~

—¿Enserio?

—Sí —gimió lamiendo la piel salobre del hombre del pequeño doncel, mientras él le rodeaba la cintura con las piernas—. Déjame escucharte, mi dulce minino…

Separó los labios dispuesto a protestar por el estúpido mote que le había puesto en un momento así, ¿acaso no se le ocurrió otro mejor como: corazón, amor o cualquier otra tontería cursi? Sin embargo sus intentos de reclamo se vieron frustrados al sentir como acelero el ritmo de sus embestidas, comenzando a masturbarlo, mientras todo lo que él podía hacer era aferrarse a esa ancha espalda, gimiendo sin descanso.

Lo penetraba con vehemencia llevándolo al séptimo cielo de Namikaze Naruto, sintiendo que todo su cuerpo era consumido por un placer desbordante, único y asfixiante que le hacía mover frenéticamente las caderas, buscando que aumentara el ritmo. Finalmente apretó los labios y soltó él último gemido, hundiendo el rostro en aquel acanelado cuello, sintiendo como Naruto le embestía un par de veces más antes de derramarse en su interior.

Sintió su cuerpo lánguido entre esos fuertes brazos que lo recostaban con una ternura infinita sobre la cama, besando dulcemente sus labios e iniciando un recorrido de besos: lentos, delicados y magníficos sobre su piel. Cuando Naruto se deslizó nuevamente dentro de él, fue la perfección absoluta, moviéndose a un ritmo pausado y sensual. Sasuke se meció sobre las oleadas de placer que lo recorrían, mientras él lo poseía, besándolo y uniendo sus lenguas en una danza sin fin…

—Te amo tanto, Sasuke… mi Sasuke… —fue lo último que escuchó antes de caer profundamente dormido.

●●●

Desde el primer momento en que lo vio quedó cautivado por él, no sabía qué era exactamente lo que le atraía de Sasuke, simplemente le gustaba, amaba esa manera única de ser: serio, pero a la vez risueño, fingiendo molestia con su cercanía, para que al final terminará aprisionándolo en una abrazo que él no había comenzado, pero se negaba a terminar.

Suspiró mientras salía de la ducha, sintiéndose por primera vez temeroso. No era miedo por lo que acababan de hacer —le había encantado—, era miedo a perderlo, a no verlo, a no tenerlo cada mañana, ni ver su rostro al despertar. Era terror a que eso se volviera a repetir, aunque era prácticamente imposible, las circunstancias eran completamente diferentes, aun así no dejaba de darle vueltas al asunto.

Contempló la hora: 8:36 de la noche. Sonrío acariciando los cabellos de Sasuke, cubriéndolo con las sábanas antes de tomar la cajetilla de cigarros que guardaba en su mueble de noche, caminando hacía la amplia terraza de la habitación, dedicándose a observar el cielo, tan imponente y misterioso como siempre.

Se recargo en el barandal, tomó un cigarro, lo encendió dándole una larga calada, tomándose su tiempo para expulsar el aire mientras cerraba los ojos…

Londres; Inglaterra, 1936

Con desgana, Naruto terminó de firmar los papeles sobre su escritorio, notando que era 31 de Diciembre, estaba a menos de veinticuatro horas de que acabara el año, supuestamente lo pasaría en familia, cenarían algo, el brindis, el abrazo y festejar que el año había terminado, viendo el inicio de uno nuevo al lado de sus seres queridos. Si, efectivamente eso sonaba feliz, el único problema era él y su poca disposición de querer convivir con alguien desde el desastre de su boda, simplemente seguía sin ánimos.

—Namikaze Naruto, no me importa lo deprimido que estés, ni lo decaído o con ganas de maldecir a la humanidad —levantó el rostro viendo a su madre con el ceño fruncido y las manos en la cadera—. No puedes encerrarte en tu oficina.

—No me encierro.

—Por el amor de Dios, hace días que no te veo.

—He estado ocupado ttebayo.

—Tú y yo sabemos que no es así.

Kushina soltó un largo suspiro, comenzando a relajar su postura.

—Mamá… realmente he estado ocupado.

—Naruto… —caminó hasta él, abrazándolo fuertemente—. Por favor basta. No puedes seguir así.

—No sé de qué hablas.

—Cariño, soy tu madre —le miró a los ojos—. No importa que tengas treinta años ni que seas un hombre de negocios, siempre me voy a preocupar por ti.

—Lo sé y lamento no haber ido en navidad…

—Aun me debes mi regalo ttebane —con ternura acarició sus mejillas—. En serio, no puedes seguir aquí encerrado —suspiró—. Tu padre siempre dice que todo tiene una explicación y esta vez creo que tiene razón, si esa chiquilla hizo lo que hizo debe ser por algo.

—Por arrepentimiento —farfulló—. Mamá, en serio… no quiero hablar de eso.

—Solo habla con ella, ¿de acuerdo?

—¿Tu sabes algo? —le miró ceñudo.

—Solo es una corazonada —sonrió maternalmente—. Y sabes que yo odiaría a cualquier persona que le haga daño a mi bebé.

—¡Mamá!

—Sí, sí, ya sé que eres un hombre y que tienes treinta años —soltó una enorme risa—. Ahora párate y vamos a casa, que tu padre debe estar desesperado.  

Con un suspiro, Naruto obedeció a su madre, sopesando la idea de ir a hablar con Nonō, total, no había nada que pudiera decirle que fuera peor a ser plantado en el altar.

-

Londres; Inglaterra, 1937

Era la tercera vez que iba a su casa, aunque finalmente se decidió a tocar en lugar de quedarse veinte minutos dentro del auto sintiéndose como un idiota por no atreverse a ir a hablar con la mujer que fue su prometida, la misma que le dejó en el altar… oh, probablemente a eso se debía su falta de decisión.

Inhaló y exhaló un par de veces antes de ir a tocar el timbre. Fue amablemente recibido por una chica del servicio, quien le pidió esperar en la sala. Sinceramente no tenía la menor idea a que se debían aquellos nervios que comenzaban a hacer estragos en su estómago, si solo era Nonō, su dulce Nonō… o puede que ni tan suya.

—N-Naruto… —la chica se quedó inmóvil en el alféizar de la puerta, contemplando al que fue su único y más grande amor—. ¿Qué… qué haces aquí?

—Oh, por favor siéntate… estás en tu casa ttebayo.

Sus ojos se concentraron en cada movimiento de Nonō mientras tomaba asiento frente a él.

—¿A qué has venido? —agachó la mirada, sintiendo un nudo en su garganta.

—Solo quiero hablar.

—No hay nada de qué hablar… yo te odio, así que retírate de mi casa.

Apretó los puños con fuerza, mirando el tembloroso cuerpo de ella.

—Mírame a los ojos, dime que me odias y me iré.

—No hagas esto —balbuceó—. Solo vete…

—¿Por qué lo hiciste? —Se levantó para ir a sentarse junto a ella, la tomó del rostro y limpió las silenciosas lágrimas con sus pulgares—. Creí que me amabas, que deseabas una familia tanto como yo… entonces… ¿por qué?

—Naruto —sollozó—. Todo sería tan fácil si me dijeras que me odias, que no quieres volver a verme… no me hagas esto.

—Lo intente —admitió rodeándola con sus brazos.

—Pues vuelvelo a intentar —le apartó bruscamente, levantándose y señalando la puerta.

—Sabes que no lo haré —se levantó de un brinco, tomando a Nonō de los hombros—. Merezco una explicación, es lo mínimo que puedes hacer después de lo que hiciste.

—¿Qué querías que te dijera? ¿¡Qué!? —le apartó bruscamente—. Que días antes de la boda fui al médico porque me había sentido mal —le miró con los ojos llenos de lágrimas—. Tu no estabas ahí, porque estaba nerviosa y feliz, creí que estaba embarazada porque tenía nauseas y mareos, ¡deseaba darte una sorpresa! —guardó silencio, y al volver a hablar su tono era un débil murmullo, apenas audible—. Deseaba llegar y decirte: Amor… adivina… tendremos un bebé… si un bebé… un hermoso hijo de ambos…

Su voz se quebró, y de no ser por Naruto que la sostenía de la cintura, atrayéndola a su cuerpo, ya hubiese caído al suelo.

—Por favor no llores —apretó aún más el delicado cuerpo, que parecía querer romperse.

—No era un bebé —gimoteó—. Los médicos no tenían idea de lo que era, lo único que sabían es que ese algo estaba matándome… Naruto…

—No sigas… yo lo lamento… joder —la apretujo más, besando su cabeza—. ¿Por qué no me lo dijiste? Sabes que no te habría dejado sola…

Aquellos pequeños sollozos se convirtieron rápidamente en un llanto desgarrador, mientras ella se aferraba con fuerza a su saco, dejando que Naruto la consolara, volviendo a quedar sentados en el sofá. No tenía idea de cuánto tiempo estuvo llorando, tampoco le importaba, todo lo que deseaba es que ella estuviera bien.

—Te amo… realmente te amo —dijo en un hilo de voz sin atreverse a levantar la vista—. Y no podía hacerte esto… no te condenaría a casarte con alguien a quien los médicos le dijeron que le queda menos de un año…

-

Londres; Inglaterra, 10 de Octubre de 1939

Tranquilamente colocó el ramo de orquídeas blancas en un florero, observando a Nonō de soslayo. Los últimos dos años habían ido a un sinfín de médicos y todos tenían diferentes teorías de lo que le pasaba, entre ellas la más común era cáncer, por lo que guiados por una esperanza, no importando lo pequeña que fuera, Nonō se animó a someterse al tratamiento, que en vez de ayudarla le provocaba más dolor.

—Traje tus favoritas ttebayo —acarició sutilmente su mejilla, notando lo pálida y demacrada que lucía, aún así la consideraba hermosa.

Al final, simplemente se habían cansado de tanto tratamiento sin sentido, mismo que no funcionaba, por lo que Nonō había decidido permanecer en su casa al lado de su familia. Dando gracias al cielo que no había sido un año, sino dos, esperando poder vivir aún mucho más.

—No… tenías que m-molestarte —susurró débilmente.

—Sabes que no es molestia —sonrió—. Te traje un regalo, solo espero que te guste.

Nonō lo vio con amor, uno tan grande que sintió un enorme nudo atorarse en su garganta, ya que desde siempre Naruto había estado ahí para ella, ayudándola y apoyándola, incluso la visitaba dos o más veces a la semana. Pese a todo, se seguía sintiendo culpable, lo amaba y deseaba evitarle aquel sufrimiento de verla desvanecerse día con día sin posibilidad de hacer algo, aunque al final no lo logro, y él permaneció incondicionalmente a su lado.

—Soy yo… la que te debe un… un regalo.

—Para mí es suficiente con que te guste —sacó una bufanda mal tejida de color azul—. Hace muchos años me gustaba ver a mamá tejer, por lo que le pedí que me enseñara y te hice esto… —sus ojos se cristalizaron—. Pronto comenzara a hacer más frío…

—Naruto…

—Oh, este año te prepararé lo quieras para navidad… no importa de que se trate.

—Gracias.

—Aprendí a cocinar… sé que quedaras fascinada con mi habilidad culinaria… —sujetó la mano de Nonō, sintiendo una extraña opresión en el pecho que le quebraba la voz—. Ahora no solo soy un genio empresario, también soy un genio en la cocina.

Unas silenciosas lágrimas resbalaron por los ojos de ella, sonriendo dulcemente.

—Estoy segura… que tú eres capaz de hacer… lo que te propongas.

—Sabes, hace tres años nos comprometimos… el tiempo pasa muy rápido ttebayo. También es mi cumpleaños y de regalo quiero que me prometas que me acompañaras a la playa.

—N-No hagas esto…

Naruto apretó los labios intentando no llorar, y juntó su frente con la de Nonō.

—Solo promételo…

Con una mirada triste, intento sonreír, acunando la mejilla de él en la palma de su mano.

—Con… una condición.

—Lo que quieras ttebayo.

—Prométeme que sin… importar lo que pase… —tomó aire viendo aquellas preciosas gemas azules, tan tristes y todo por ella—, serás feliz…

—Te lo prometo.

—Te… amo…

—Yo también te...

Repentinamente la mano sobre su mejilla perdió fuerza, cayendo sobre la cama. Al final y pese a todo, ella conservó una amplia sonrisa.

—Lamento que me tomara más de cincuenta años en cumplir nuestra promesa —sonrió dándole la última calada al cigarro—, Nonō…

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~


Continuará

Notas finales:

Mil disculpas por el horrendo lemon D: bueno, yo me despido, muchas gracias por leer y les mando un enorme abrazote.

 

Les quiero invitar a leer este fic «Ella en tu mirada» es original, mío de mi al cien por ciento xD y pues ahora si me voy 7u7r

 

Haruka Eastwood


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).