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Deseo... amar por Haruka Eastwood

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Notas del capitulo:

Hola!! Esta vez no demore casi nada =D solo espero que el capítulo les guste, y quiero decirles que acabo de terminar de responder todos sus rw :3

Sasuke: ¡A mí no me dejas con la duda! *obliga a Haru a escribir, amenazándola con el sharingan, pero ella se niega*

Naruto: Ya, ya, no te enojes teme. Todo a su tiempo.

Sasuke: ¡Tú cállate!

Gaara: En este capítulo me hiciste ver como un pervertido. No me gusto.

Itachi: A mí me agrado, pude desestresarme.

Bueno, yo los dejo leer :3 y nos vemos en las notas finales. 

Titulo: Deseo… amar

Resumen: Naruto sabe que lo único que le faltó en la vida fue alguien a quien amar, y el destino está a punto de cumplir su deseo.

Categoría: Naruto

Clasificación: No menores de 16 años

Género: AU, Romance. 

Advertencias: Lemon, mpreg.

Autor: Haruka Eastwood

~ * o0O0o ♦ o0O0o * ~

Deseo… amar

Capítulo 7: Inseguridad

Lentamente caminó hacia Sasuke, tal cual lo haría un cazador al acecho que está a punto de saltar sobre su deliciosa presa, observando como la luz de luna iluminaba sutilmente su bella figura, cubierta por una fina sábana de satén. La tela resbalaba por su espalda de forma sensual, acariciando con sutileza su blanca piel conforme se removía en busca del exquisito calor de su amante. Instintivamente sus dedos se deslizaron, dibujando cada curva de su hombro y costado, deteniéndose justo en la cadera, donde trazó un par de figurillas imaginarias antes de volver a empezar su recorrido.

—Sasu… amor —ronroneó cerca de su oído comenzando a besar la zona, descendiendo la sábana hasta dejar al descubierto las redonditas nalgas del doncel—. Despierta.

—Cinco minutos más…

—Sabes que me encantaría, pero temo que tu papá y hermano me torturen por no regresar a su sexy, apetecible y erótico hijo ttebayo.

—Dobe —balbuceó con las mejillas ligeramente sonrosadas, mientras sus labios eran cazados en un beso pasional; su cuerpo recorrido por unas hábiles y calientes manos, deseando que tocaran de manera urgente ciertas partes de su anatomía—. Mmm~

—Te amo tanto. Y sabes que sería muy feliz si pudiera tenerte aquí toda la noche… solo para mi~ disfrutándote lentamente, llenándote de mimos y caricias que ningun doncel deberia dejar que le hiciera un hombre —suspiró—, pero lo más seguro es que tu familia me demande por secuestro o algo similar —sonrió, colocándose sobre Sasuke, besando su cuello de forma ascendente, hasta apresar el lóbulo de su oreja, dando deliciosos mordiscos.

—Eso mmm n-no pasara, ah… así que puedes ser muy feliz… —gimió colocándose boca abajo, mientras Naruto masajeaba sus nalgas, besando su hombro y descendiendo sus besos en una caricia perezosa—. Ellos creen que… que pasaré la noche en casa de Ino.

—Eres muy travieso —mordió suavemente el hombro de Sasuke, sonriendo al escuchar su grito ahogado—, y eso me encanta.

Sasuke era demasiado sensual y erótico, aunque al parecer ni él mismo se había dado cuenta de lo que su sola presencia le provocaba, por lo que no evitó presionar su duro miembro contra aquel trasero tan perfecto y redondito. Llevando una de sus manos hasta la entrada del menor, acariciándola un poco antes de introducir uno de sus dedos, notando que aun estaba húmeda y ligeramente dilatada gracias a la anterior ronda del sexo más placentero que recordaba.

—N-Naruto… e-espera, no… ¡ah~! No tan rápido —balbuceó con las mejillas calientes, le dolía todo el cuerpo y en especial cierta zona (con un travieso dígito) le ardía un poquito, gracias a las rudas pero deliciosas embestidas.

Pese a eso, deseaba volver a tenerlo dentro, llenándolo y complaciéndolo mientras gemía su nombre en medio de un placer abrumador que le recorría como fuego líquido, por lo que no se opuso cuando Naruto levantó suavemente su cintura, colocando una almohada bajo su vientre mientras se acomodaba entre sus piernas, hundiéndose en él con un solo embate, salvaje y tan excitante como el varón sobre él.

Apretó los labios con fuerza y enterró el rostro en la almohada, cuando aquel enorme miembro tocó un delicioso punto que le hizo ver estrellas, mientras Naruto entrelazaba su mano con la suya, moviendo sus caderas rápida y constantemente, sin dejar de besar su hombro y cuello. Le había fascinado la forma un tanto brusca con la que lo había poseído la primera vez, pero debía admitir que hacerlo suavemente, mientras era llenado de pequeños besitos era fenomenal.

—Sasuke —la voz de Naruto, junto con sus hábiles manos le provocaban sensaciones intensas, embriagantes y adictivas; realmente no resistiría mucho. El aliento caliente y los suaves gruñidos excitados sobre su oído no ayudaban nada—. T-Te amo~

Repentinamente fue sacudido por un sinfín de espasmos, uno detrás de otro, sumergiéndolo en una vorágine interminable de placer, haciendo que se corriera entre sonoros gemidos, mientras Naruto embestía con vehemencia su tembloroso cuerpo, hasta llenarlo por completo, sintiendo como era aprisionado entre aquel musculoso varón y la cama, dejándolo inmóvil y vulnerable, pero al mismo tiempo se sentía protegido y amado.  

—Naruto… —ahogó un gritillo, cuando aquel rubio torpe salió de su cuerpo sin delicadeza, recostándose a su lado y atrayéndolo hacia su duro pecho.

—¿Te duele mucho?

—No realmente —mintió, escondiendo su rostro en el hueco del hombro y cuello del Namikaze, sintiendo sus mejillas arder. ¡Solo a él se le ocurría preguntar algo tan vergonzoso!

—Por cierto, ahora recuerdo que me acerque para despertarte y decirte que tu baño ya está listo ttebayo —besó su cabeza, separándose de Sasuke lentamente, quien seguía cada movimiento suyo con una graciosa mueca de reproche por olvidarse de algo así—. Y como presentía que tardarías mucho en despertarte, deje el agua muy caliente~ por lo que ya debe estar perfecta.

—Yo no tarde en despertar, tu eres un pervertido —entrecerró los ojos, fingiendo enfado— ¿Q-Qué haces? —Claro que nunca se espero ser cargado al estilo nupcial.

—Consintiéndote —respondió tranquilamente mientras entraba al baño, y para sorpresa del doncel, la bañera estaba llena con burbujas y un par de pétalos—. Después de esto, te sentirás mucho mejor —aseguró, introduciéndolo cuidadosamente.

—No era necesario —farfulló apenado—. Puede haber venido yo solo.

—Lo sé, pero quería hacerlo. Ahora relájate mientras preparo la cena.

Sasuke arqueo suavemente su ceja izquierda, mirándolo con incredulidad y una pizca de diversión que brillaba en sus preciosos ojos negros. ¡Los torpes no cocinan!

—¿Quieres que te ayude? —cuestionó divertido—. Sé preparar cereal con leche y leche con cereal.

—Yo solo sé preparar leche con cereal —sonrió—. Pero creo que puedo intentar hacer algo más.

—Dobe~ solo espero que no incendies la cocina.

—No prometo nada ttebayo.

Recibió un pequeño e inocente beso en la frente, viendo como aquel torpe blondo salía del baño, dejándolo más avergonzado que nunca, solo atinó a hacerse bolita dentro de la enorme bañera, mientras el agua caliente relajaba su magullado cuerpo. Aun le costaba asimilar lo que acababa de hacer. No es que le molestara perder su virginidad con Naruto, lo amaba, eso era un hecho, lo que era increíble fue la seguridad que sintió estando entre sus brazos.

Sonrió metiéndose por completo bajo el agua, extrañamente estaba demasiado feliz, incluso se sentía malditamente sexy, tanto como para dejar de lado su baja autoestima que hasta hace un par de horas lo seguía acosando. Su cuerpo hormigueaba y sus mejillas no perdían aquel lindo tono rosita, y de hecho, su piel tenía un extraño brillo, todo gracias a él, ¿o era al sexo? ¡Qué más daba! Lo importante es que estaba de maravilla.

Suspiró, saliendo de sus pensamientos. Lo más seguro es que llevará ahí una eternidad, debido a que sus dedos estaban ligeramente arrugados, la verdad es que se encontraba tan cómodo que no deseaba salir, pero su estómago no pensaba igual, por lo que suspiró y de mala gana se levantó y enrollo una toalla alrededor de su cuerpo saliendo del baño. Observó que Naruto había cambiado las sabanas de la cama, dejando sobre esta su pequeña mochila con todas sus cosas.

Se puso unos pequeños shorts blancos y un suéter negro que dejaba al descubierto parte de su hombro, el cual tenía varias marcas rojizas al igual que su cuello. Por el momento no le tomaría importancia (después se pensaría como ocultarlas), así que salió de la habitación buscando la cocina, mientras maldecía que la “casa” de Naruto fuera tan malditamente grande, tanto que estaba seguro de necesitar un mapa para regresar al cuarto. Frustrado, inhaló y exhaló un par de veces, percibiendo un delicioso aroma y guiado por su olfato, llegó a la cocina, viendo como su sexy novio sostenía un sartén con verduras y terminaba de servir todo en los platos que iba colocando sobre la isleta.

—¿A qué restaurante ordenaste todo esto? —Incrédulo, su vista viajó por los diferentes platillos, todos sencillos pero que le abrían el apetito gracias al exquisito aroma—. El más cercano tarda poco más de una hora, y no creo haberme tardado tanto.

—Solo tardaste cuarenta minutos ttebayo, el tiempo justo para prepararte algo delicioso —ronroneó mientras se acercaba a Sasuke, besándolo—. Y te dije que no quemaría la cocina, porque aunque no lo creas, sí sé cocinar.

—Mentiroso —observó atentamente el lugar, en busca de alguna bolsa que confirmara que todo eso había sido comprado, pero al no encontrar nada, simplemente probó la carne de su plato, cerrando los ojos para disfrutar—. Esta… está delicioso.  

Tenía que reconocer que nunca había probado algo tan rico, por lo que sorprendido miró a Naruto, quien sonreía con burla, logrando que se sonrojara, ¡Dios, debería ser un crimen estar tan malditamente guapo!

—Te lo dije ttebayo. Estaba seguro que te sorprendería con mi habilidad culinaria.

—No seas un dobe presumido —lo ignoró con cierta diversión, para poder seguir comiendo.

Lo bueno es que aún tenía mucho tiempo para preguntarle dónde es que había aprendido a cocinar así de bien. Incluso medito en pedirle que le enseñara a preparar las verduras con ternera pero, no quería aumentar el ego de su presumido novio al confesarle que la cocina nunca había sido su fuerte, lástima que él solo podía preparar uno que otro platillo sencillo. ¡Tonto dobe, que presumía el hecho de poder hacer su comida favorita, misma que no recordaba haberle dicho!

●●●

Al salir de su auto, un precioso Mercedes Benz del año, Naruto se frotó las manos acomodándose la bufanda; vio atentamente el vaho de su respiración, comenzando a desear haberse quedado en casa con una humeante taza de chocolate, viendo películas de los años cincuenta. Era la primera semana de diciembre y el clima frío no se hacía esperar, por lo que suspiró con pesadez, caminando tranquilamente hacia su salón, al menos su día no sería tan malo; tenía planeado invitar a Sasuke a tomar algo caliente en cuanto salieran, sin embargo al entrar no lo vio.

Un poco extrañado, levantó su brazo derecho, viendo la hora: faltaban cinco minutos para que las clases empezaran y todos los alumnos o si no es que la mayoría, ya estaban en sus respectivos asientos, charlando amenamente o escuchando música. No quería preocuparse innecesariamente  así que saco su celular dispuesto a llamar o en todo caso, enviarle un mensaje cuando el profesor entro.

Maldijo internamente volviendo a guardar el móvil. Y conforme pasaban los minutos se sentía cada vez más desesperado, golpeando insistentemente el suelo con el pie. Era un hecho que Sasuke había faltado a clases, la pregunta era ¿por qué? ¿Estaba enfermo, le había pasado algo? Ojalá y no, por lo que tras escuchar el sonido del timbre que indicaba que era hora del receso, salió prácticamente corriendo, sacó el móvil y marco.

—Vamos… contesta —farfulló con el aparato en el oído, escuchando frustrado como lo mandaba a buzón. ¡Era capaz de salir de la escuela e ir a su casa! Y no es que fuera paranoico.

—¡Naruto!

Chasqueó la lengua frustrado y preocupado por su siempre puntual novio. Aunque tampoco debía ser grosero con Ino, por lo que se giró sobre su propio eje, viendo a la chica con una extraña mueca en su rostro, misma que no sabía cómo interpretar y que lo ponía más nervioso. La verdad es que no la conocía muy bien, pero le era muy agradable. Para él, Ino es la mejor amiga de Sasuke, su compañera, una mujer hermosa, alegre y animada con quien mantuvo varias charlas a la hora del receso, siempre en compañía de su lindo doncel.

—Ino, ¿qué pasa?

—¿Sabes por qué no vino Sasuke? —Agachó la mirada, buscando su celular—. Intente llamarle pero solo me manda a buzón —volvió a marcar colocando el altavoz, dejando que el clásico y molesto mensaje se escuchara—, y es muy raro que él no venga, de hecho nunca había faltado, con decirte que hace dos años se presentó con una fiebre altísima.

—No me dijo nada ttebayo. Probablemente solo se quedo dormido.

—Eso espero —suspiró un poco más tranquila—. ¿Irás a su casa cuando acaben las clases?

—Sí, la verdad es que no voy a estar tranquilo hasta que lo vea.

—Entonces nos vemos a la salida. Te acompañare.

—Claro —sonrió—. Te espero en el estacionamiento.

—De acuerdo, y déjame decirte que te mato si se te ocurre irte sin mí —amenazó, señalándole un poco divertida, en un intento por disipar esa preocupación por su amigo.

—Nunca sería capaz ttebayo.

Con un pequeño ademán de mano, Ino se despidió de Naruto, la verdad es que en un principio llegó a sentir celos de la relación que mantenía con Sasuke pero era absurdo y lo dejó por la paz, dándose cuenta que ella no podría estar con alguien como él. Era extraño, pero no dejaba de pensar que Naruto tenía un aura intimidante que de cierta forma le recordaba a su abuelo. Por lo que sonrió traviesamente al regresar al salón, más que nada porque recordó la mueca que había puesto Sasuke cuando le contó, diciéndole que estaba loca.

●●●

Se removió incómodo en su cama, y con dificultad miró el reloj dándose cuenta que eran más de las doce de la tarde, sabía que el paranoico de Naruto intentaría llamarlo para cuestionarlo sobre su inasistencia a clases, pero la verdad es que no tenía ganas de hablar con alguien, de hecho ni siquiera sabía dónde quedó su maldito celular, y empezaba a dudar que aun tuviera batería… tal vez estaba muerto (el aparato).

Soltó un pequeño jadeo, sintiendo ganas de llorar por lo mal que se sentía, quería mimos, pero la idea de que alguien se le acercara lo ponía peor. Solo se volvió a esconder entre los cobertores, reprimiendo las ganas de vomitar nuevamente, estaba fatal y todo lo que podía hacer era llevar su mano derecha a su estómago, masajeandolo con la esperanza de que las arcadas se fueran.

Maldijo internamente, se cubrió la boca, apretó los labios y de un salto se levantó corriendo hacia el retrete. Devolvió el estómago por tercera vez… ¿o era la quinta…? Qué importaba, sólo sabía que se sentía del asco y tenía asco, de hecho no recordaba la última vez que se había sentido tan mal; sus piernas parecían no querer responderle y terminó de rodillas frente al inodoro con el rostro perlado en sudor y los ojos llorosos.

—Sasuke —la suave voz de Obito lo sacó de su letargo, viéndolo a lo lejos, se veía borroso ¿o simplemente era él?—. ¡Sasuke!

Casi tiró la charola con fruta que llevaba, por lo que apenas y logro ponerla sobre la cama, corriendo hacia el baño (que tenía la puerta abierta) donde su sobrino seguía hincado frente al retrete dando la sensación de que caería desmayado en cualquier momento. Simplemente pudo frotar su espalda cuando las arcadas regresaron, sujetando su cabello, dándose cuenta de que no comería nada de lo que le había llevado, porque terminaría vomitando.

—Voy a morir… —balbuceó débilmente.

—No seas tonto —regañó, mientras le ayudaba a ponerse de pie y llegar al lavamanos para que se lavara—. Esto te pasa por no hacerme caso.

Con el cepillo de dientes en la boca, Sasuke levantó el rostro, alzó una ceja y lo miró interrogante. ¿De qué diablos hablaba? Hasta donde recordaba, siempre intentaba hacerle caso al extraño tío Obito, por lo que tras mantener la mirada un poco más de tiempo, el mayor suspiro resignado, rodando los ojos.

—Sasuke, yo sé que a tu edad las hormonas son un caos. Te lo dije desde un principio, es normal que tengas sexo, pero también te advertí que usaras protección.

Sus mejillas se tiñeron de un intenso carmín, mientras sus labios se abrían y cerraban sin saber qué decir. ¿Cómo diablos lo había pillado si siempre fue muy cuidadoso cuando se escapaba  con Naruto? Tampoco recordaba haberle dicho, ni insinuado algo, por lo que prefirió negarlo todo.

—Y-Yo nunca he tenido sexo —evadió la seria mirada de Obito.

—Sasuke…

—Es la verdad.

—No te creo, y lo sabes.

—Pero…

—Pero nada —reprendió, sobándose las sienes—. Tu madre y yo nos dimos cuenta que hace como dos meses empezaste a caminar raro, ni siquiera te podías sentar bien, a la fecha, hay días que te sigo viendo caminar como pingüinito, y ni lo niegues, porque sabes que es cierto. También eres pésimo en ocultar las marcas de beso en tus hombros y cuello, pero lo que más me sorprende es que el sobreprotector de tu padre y hermano no se hayan dado cuenta.

—Ya entendí —bajó la mirada completamente avergonzado. No sabía que era peor: que su tío lo supiera o que su madre también se haya dado cuenta—. Tienes razón pero no entiendo qué tiene que ver eso ahorita.

Obito simplemente soltó aire por la boca. Realmente creyó que no sería necesaria explicarlo, total, Sasuke era un genio, aunque al parecer en esos asuntos era demasiado torpe o puede que muy inocente aun para no darse cuenta.

—Sasuke, los condones te los di para que los usaras —miró fijamente a su sobrino, notando que se veía pequeño y bastante indefenso, por lo que sin pensarlo lo rodeó suavemente con sus brazos—. Mareos, náuseas, vómitos… Sasuke, es obvio que estas embarazado.

—¡¿Qué?! —Se separó abruptamente, el aire se le escapó de los pulmones y sus piernas parecían querer fallar en cualquier momento, aun así fue capaz de ver a Itachi quien apretó los puños, y se dio la vuelta, saliendo hecho una fiera de su habitación. ¿Acaso era día de pillar a Sasuke?

—No puede ser —farfulló Obito, estaba casi seguro que Itachi haría una locura. Y en vista de la situación, no se iba a poner a perseguir a un hombre de veinte años, para que no golpeara al novio de su sobrino por dejarlo embarazado y es que era “tan” predecible lo que haría.

—Eso es imposible —Sasuke lo tomó de los brazos, obligando a verlo a los ojos—. No lo estoy.

—Mikoto también lo cree y mi madre decía que eso se nota en la mirada —susurró mimoso—. La verdad esperábamos que nos tuvieras la confianza suficiente para decirnos algo, pero eres más necio que tu abuelo, por lo que tu mamá fue a comprar un prueba casera y es que si venía a hablar contigo terminaría más molesta de lo que ya esta —intentó sonreír—. Era mejor que tomara un poco de aire fresco, de todas formas, en cuanto te sientas mejor iremos con el médico.

Repentinamente sintió ganas de llorar, tenía miedo y mucho. Naruto... su Naruto seguramente lo odiaría, o se molestaría, tal vez no quiera verlo, o algo peor… pero tenía que decírselo, porque si realmente estaba embarazado, tenía derecho a saber que sería padre. Suspiró varias veces, sabía que exageraba, era un hecho que su novio no estaría feliz con la noticia, porque ni él lo estaba, pero creía firmemente que no lo dejaría solo… simplemente lo sabía.

●●●

—Hubiéramos llamado.

Con una mueca de aburrimiento, Kakashi levantó los hombros desinteresadamente, tomó las maletas y soltó un suspiro cansino antes de volver a ver a Gaara.

—Me gustan las sorpresas —sonrió—. Ahorita solo tomaremos un taxi y listo.

—Como sea.

Estaba cansado, al final le tomó un poco más de dos meses tener listo todo para cambiar su residencia a Japón por tiempo indefinido. Al menos Kurenai y Asuma se mostraron encantados en asumir el mando en Inglaterra, aparentarían que esa era la sede de Rasengan, cuando la verdad es que está estaba en Tokio, cuyas instalaciones eran nuevas, todo para que Naruto pudiera manejarla al mismo tiempo que se mantenía alejado de la molesta prensa.

A lo lejos vio a Kakashi indicando que subiera al taxi, por lo que le hizo caso sin rechistar. En cuanto se acomodó cerró los ojos, ya después se dedicaría a ver el paisaje; extrañamente se sentía relajado, aquella presión asfixiante había desaparecido casi por completo y es que tenía que admitir de una vez por todas, que él no hubiese podido manejar la empresa si Naruto realmente hubiera muerto, era demasiado trabajo.

Amaba lo que hacía y admiraba profundamente a Naruto, debido a que siempre mostró esa serenidad que tanto le encantaba, porque sin importar la situación o los problemas, él siempre sabía resolverlos de una forma sencilla y rápida, dándole la impresión de no tener importancia, mientras él… él se estresaba hasta enfermar, maldecía y gritaba cuando las cosas no salían como las había planeado.

Por lo que después de estos meses, agradecía infinitamente el hecho de volver a ser el asistente de Naruto, simple y sencillamente regresaba a su amado puesto, aquel que nunca debía dejar, y si lo hizo fue porque era menester hacerlo. Así que no estaría mal comenzar a agradecer que ya no tenga que lidiar con accionistas, empresarios, inversionistas y demás gente pomposa con aires de grandeza que lograban sacarlo de sus casillas.

—Llegamos.

Atentamente vio a Kakashi bajar del taxi y después la mansión. Era horrendamente grande, pomposa, pija e intimidantemente bella; definitivamente pegaba mucho con los gustos exóticos de Naruto. No lo pensó más tiempo y salió del taxi, siendo recibido por un sonriente Iruka.

—Gaara, Kakashi, hubieran avisado que venían, pero pasen —amablemente los llevó hasta la estancia junto a Haku.

—¿Y Naruto? —Preguntó mientras se dejaba caer en la amplia sala, a un lado del Hatake.

—En la escuela —Iruka vio su reloj de pulsera—. Van a ser las diez de la mañana y él llega a eso de las dos de la tarde.

—Entonces dormiré hasta que llegue —Gaara soltó un pequeño bostezo.

—Y yo no despertaré hasta mañana —Kakashi les sonrió, perdiéndose entre los pasillos, mientras seguía a Haku para que lo llevara a la que sería su habitación.

—Tú también debes ir a dormir —Iruka tomó de la mano a Gaara para levantarlo—. Tienes unas ojeras enormes, y sabes cómo se pone Naruto cuando descuidas tu salud.

—Lo sé —sonrió—. Parece mi padre.

—Querrás decir abuelo —comenzó a reír al igual que Gaara.

●●●

Incluso antes de que sonara el timbre, Naruto ya había guardado sus cosas, así que cuando las clases terminaron, fue el primero en salir corriendo, seguido de Ino, quien rápidamente le perdió entre los pasillos, al menos sabía que le iba a estar esperando en el estacionamiento y que no sería tan desconsiderado como para irse sin ella. Evidentemente, al llegar junto a su auto, Naruto buscó con la mirada a Ino, notando que estaba a varios metros de distancia por lo que sonrió sacando su móvil, y al igual que las veces anteriores, simplemente le mandaba a buzón.

—Sasuke —murmuró sintiéndose nervioso.

Repentinamente escuchó el sonido de unas llantas rechinar, por lo que levantó la vista, viendo un auto deportivo negro, y a Itachi saliendo de el, su cuerpo se tenso al ver la seriedad de su rostro. Tragó saliva y dio un par de pasos con la clara intención de acercarse, por lo que se desconcertó cuando el moreno corrió en su dirección, dándole un puñetazo que fue capaz de tirarlo al suelo.

Itachi simplemente había estado preocupado por su pequeño e insulso hermano menor. Sasuke era un doncel muy sano, por lo que le extraño verlo tan enfermo, pero cuando entro a su cuarto, estuvo tentado a llamarlo, preguntar cómo se sentía y reprenderlo por no cuidarse. Nunca fue su intención escuchar su plática con Obito, descubriendo que no estaba enfermo, solo embarazado de un maldito varón, que muy posiblemente lo había obligado a intimar, lo cual solo eran suposiciones suyas, así que como buen hermano que era, debía matar al infeliz que se aprovechó de Sasuke.

Por otro lado, Naruto estaba más desconcertado que nunca; se tocó la mejilla con la yema de sus dedos mientras se ponía de pie, viendo a Itachi fulminarlo con la mirada, adoptando una pose hostil. No quería pelear, pero al parecer su cuñado no pensaba lo mismo.

—Eres un maldito bastardo.

—¡Naruto! —Ino lo había visto todo: Itachi apareció de la nada y simplemente lo golpeó con una fuerza monstruosa que logró romperle el labio al Namikaze. Su cuerpo se paralizo por segundos antes de correr con la clara intención de acercarse a su amigo.

—¡Quédate ahí ttebayo! —Ordenó mirándola de soslayo, antes de volver a posar su vista en un furibundo Itachi que no tenía intenciones de tranquilizarse—. ¿Se pueda saber qué te pasa?

—¡¿A mí?! —Espetó, tomándolo del cuello de la camisa, golpeándolo en el estómago un par de veces—. ¿Eso debería preguntarlo yo?

Cayó al suelo intentando recuperar el aire. Él sabía defenderse, era cinta negra en karate y hace varias décadas tomó clases de defensa personal, pero no podía simplemente golpear al hermano de su novio, por muy loco y descontrolado que estuviera, aunque eso no evitaba que si volvía a intentar golpearlo se defendiera. Así que cuando Itachi se abalanzó sobre él, detuvo el golpe.

—¡¡Itachi, basta!!

—Te confié a mi hermano —bramó encolerizado y el cuerpo de Naruto se tenso, creyendo que algo malo sucedía con su Sasuke, no podía pasar por eso de nuevo, esta vez no lo soportaría, amaba al Uchiha más que a su vida, pero lo siguiente que escuchó estaba a kilómetros de sus ideas paranoicas, y lo dejó en shock—, todo lo que hiciste fue aprovecharte de su inocencia, embarazándolo.

—¿Qué…? —Él no podía… ¿o sí?

¿Embarazado? ¿Sasuke, su pequeño y dulce Sasuke…? No era imposible, es decir, la mayoría de las veces lo habían hecho sin protección y todo tienes consecuencias, lo sabía, era un adulto, pero eso no era posible, tampoco se había puesto a comprobarlo seriamente. Claro que su cerebro decidió que ese era el mejor momento para desconectarse y tomarse un descanso para terminar de procesar la información mientras todo lo que podía hacer, era mantener esa expresión de idiota en su rostro.

—¡Serás cabrón! —se volvió a abalanzar sobre Naruto, derribándolo.

—Nunca me aproveche —aseguró mientras sujetaba el puño de Itachi, centímetros antes de que se impactara contra su rostro—. ¡Soy incapaz de hacerlo!

—¡Claro que lo hiciste!

Naruto sabía que Sasuke lo mataría después de eso (o puede que no), pero no estaba dispuesto a recibir una paliza por algo que ambos disfrutaron, así que terminó por patear a su cuñado para quitándoselo de encima, momento en que el profesor Shukaku y Kurama lo sujetaban fuertemente, evitando que Itachi lo golpeara otra vez.

—Naruto, ¿estás bien? —con la mirada cristalina, Ino se acercó, viendo la mejilla hinchada de Naruto y el cómo sujetaba su costado.

—Estoy bien —intentó sonreír—. No es nada grave.

—Namikaze, Yamanaka ustedes también deben ir a dirección —Shukaku los miró seriamente, viendo como la rubia asentía limpiándose las lágrimas, y él simplemente caminaba perdido en su mundo, ofreciéndole un pañuelo a la chica.

—¿Pero qué pasó? —Cuestionó Ino con suavidad, caminando al lado de un serio Naruto—. Itachi siempre había sido muy amable y hasta donde Sasuke me contó, toda su familia ya sabía de su relación, así que no entiendo.

—Está molesto por cierto asunto —la miró evitando que lo interrumpiera—. Al menos ahora sé que Sasuke se encuentra bien, así que no te preocupes, ¿de acuerdo? —Ella asintió no muy convencida—. Yo lo siento, lamento si te asunte.

—S-Solo me sorprendí…

—Aun así, pudiste salir lastimada… y no solo eso —dudo, viendo hacía el frente—. No creo poder llevarte a casa de Sasuke… realmente lo siento.

—No tienes porque seguir disculpándote.

—Ino…

—Dime.

—No le menciones esto a Sasuke.

No muy convencida, terminó por asentir mientras se sentaba afuera de la dirección junto a Naruto, esperando que el profesor Shukaku o Kurama salieran. Al parecer, acababan de llamar a la familia del Namikaze y por lo que escuchaba, Itachi había sido uno de los mejores alumnos antes de adelantar un año y pasar a la universidad vecina, así que no evitó ser regañado por el director. Y exactamente diez minutos después, en los que Sarutobi Hiruzen reprendió a Itachi, alegando que golpear a un alumno de la escuela podría traer graves consecuencia legales con los padres de Naruto, porque no existía ninguna excusa que ameritara aquel comportamiento dentro de las instalaciones.

Por otra parte, Ino miraba atentamente a un serio Naruto, cuyo pie no dejaba de golpetear insistentemente el suelo, viendo a cada rato su reloj de pulsera. Estaba claramente nervioso, ansioso y su mirada le decía que quería irse cuanto antes, la verdad no sabía mucho del chico, solo que su padre había fallecido hace varios meses, por lo que llegó a la conclusión que la madre de este le daría la reprimenda del siglo en cuanto llegara.

Curiosamente, Ino se imaginaba a la madre (o padre doncel) de Naruto como alguien serio, con actitud intachable y un poco intimidante. Alguien demasiado ejemplar, correcto; y que no toleraría una insubordinación por muy mínima que sea pero tenía que ser así o peor, debido al comportamiento tan educado que tenía aquel risueño Namikaze (quien parecía haber sido criado por una mezcla extraña entre un militar y una mujer de los años treinta). Por lo que no evitó temblar, compadeciéndose y comenzando a visualizar todos los escenarios posibles, cada uno peor que el anterior.

—N-Naruto —llamó tímidamente—. ¿Estás preocupado porque han llamado a tus padres?

Centró toda su atención en la chica, quien no dejaba de mirar el corredor como si en cualquier momento fuera a aparecer una terrible bestia.

—Claro que no ttebayo.

En ese momento la puerta de la dirección se abrió, dejándolos ver a Kurama, quien con un movimiento de cabeza les indicó que pasaran y así lo hicieron, ambos rubios se sentaron frente al enorme escritorio del director. Primero estaba Itachi, después Ino y al último Naruto.

—Joven Namikaze —habló con voz cansada Sarutobi—. Hasta ahora su comportamiento había sido intachable, no sólo eso, también ha mantenido el promedio más alto, por lo que no me explico cómo es que alguien como usted, que estoy seguro conoce el reglamento al pie de la letra, pudo haber participado en un pleito con el joven Uchiha; hermano mayor de uno de sus compañeros de clase.

Su ceño se contrajo en un rictus de molestia, separó los labios dispuesto a contestar cuando un insistente golpeteo en la puerta se hizo presente, por lo que tras un gruñido, Shukaku abrió, haciendo pasar a Iruka, quien estaba todo agitado, sin embargo lo que le sorprendió fue ver a su lindo asistente Gaara, ya que pensaba que llegaría dentro de una semana.

—¡Naruto! —En cuanto lo vio, Iruka prácticamente corrió a su lado, viendo el labio partido y su mejilla inflamada—. ¿Qué te pasó? ¿Te encuentras bien? Necesito llevarte al hospital.

—Señor, su hijo se encuentra bien —gruño Kurama, viendo al doncel fijamente.

—Lo que no entiendo —habló Gaara—. Es ¿qué pasó exactamente? Y te hablo a ti, Namikaze Naruto —miró mal al rubito, ya que nunca lo creyó capaz de iniciar un pleito como cualquier adolescente—. Te conozco desde hace años y eres la última persona que iniciaría una pelea.

Todas las miradas se centraron en Gaara, Ino se sonrojo y bajo la cabeza al creer que el padre doncel de Naruto tenía como pareja a otro doncel. Itachi lo vio embobado igual que Shukaku, Kurama simplemente frunció el seño, y el director lo miró curioso.

—Gaara, si bien no espere verte aquí, mucho menos en una situación similar, te pido que no empieces con otro de tus discursos porque ahorita no estoy de humor ttebayo —todos vieron con sorpresa al siempre tranquilo Namikaze, cuya voz era intimidante—. Iruka, estoy bien —le apartó sutilmente, centrando su atención en el director.

—Joven Naruto… —empezó el hombre, sin embargo fue interrumpido.

—Itachi es mi cuñado —aclaró—, simplemente ofendí a su hermano, hablamos, dije cosas que no debía y todo terminó en una pelea sin sentido —mintió, viendo de soslayo a Itachi e Ino, quienes se estremecieron, comenzando a asentir enérgicamente con la cabeza—. Así que considero innecesario llevar este asunto más lejos —se levantó, sacando su celular—, y si va a tomar las medidas pertinentes por mi imprudencia: adelante, ya que soy consciente que he roto más de cuatro puntos del reglamento escolar.

—Joven Namikaze, tome asiento —ordenó el director, viendo como el menor tecleaba algo en su celular—. No me gusta hacerle esto a un estudiante ejemplar como usted, pero en vista de los hechos, quedará suspendido por tres días.

—Si eso es todo, me retiro —miró de soslayo a Iruka y Gaara, quienes adoptaron una postura rígida, estremeciéndose por su penetrante mirada, viendo cómo salía del lugar, colocando el teléfono en su oído mientras hacía una extraña mueca—. Habla Namikaze Naruto...

Sarutobi miró a todos los presentes comenzando a frotarse las sienes con cansancio.

—Entiendo que la adolescencia es una etapa difícil —miró a ambos donceles—, pero ese no es motivo para que su hijo les habla de esa manera.

—Naruto no es mi hijo —Iruka bajó la cabeza—. Yo soy su enfermero y tutor, ya que no tiene más familia… cuando su padre murió, no había nadie más…

—Entiendo —asintió el anciano, viendo fijamente la puerta por donde había salido Naruto.

—Yo simplemente soy su asistente…

—No creí que un chiquillo necesitará un asistente —Shukaku clavó su mirada en la de Gaara, haciéndolo estremecer.

—Naruto se hace cargo de la empresa familiar, es evidente que necesita un asistente —con toda la tranquilidad del mundo, vio a aquel varón, desnudándolo con la mirada.

Itachi chasqueó la lengua con fastidio, ya que el director e Ino comentaban sobre lo ocurrido, escuchando como la rubia le pedía levantar el castigo. Kurama e Iruka entablaron una extraña conversación, que consistía en un pelirrojo hablando y a un doncel que se sonrojaba como colegiala mientras se rascaba la mejilla con timidez. El colmo fue ver al supuesto asistente de Naruto con Shukaku, quienes parecían competir por ver quién miraba más sugerente al contrario.

Tenía que regresar a casa y hablar muy seriamente con Sasuke, por lo que caminó a la salida, donde había dejado botado su auto, chocando con un torpe doncel, lo bueno es que él no perdió el equilibrio, pero cuando giró el rostro para ver a su agresor, se topó con un lindo rubito de ojos azules, quien inflaba infantilmente sus mejillas, comenzando a maldecir al idiota que lo había tirado.

—Para la próxima fíjate por donde caminas, hmp —reclamó en un perfecto ingles que Itachi dedujo, era la lengua materna del rubio

—Lo lamento, ¿te encuentras bien?

—No gracias a ti —espetó con enfado, mientras suspiraba derrotado—. Naruto~ porque ya no existen hombres tan “atentos como tú” —miró mal al azabache, dramatizando lo último.

—¿Conoces a Naruto? —lo miró entre asombrado y molesto, sin pensar muy bien en que pudo ser simplemente una coincidencia en el nombre—. ¿Namikaze Naruto, un rubio idiota, y estúpido?

—Escúchame muy bien —Deidara afilo la mirada, golpeando con su dedo el pecho del Uchiha—. No sé quien mierda eres tú, pero no te voy a permitir que hables así de él, porque Naruto es la persona más importante para mí, aun después de haberse ido.

Itachi apretó los puños, le calculaba unos veinte años a ese doncel rubio, por lo que la idea de que sea el ex novio, o el amante de aquel maldito Namikaze no era una locura. Y si engañaba a su hermano esta vez no se limitaría a sólo propinarle un par de golpes, claro que antes tenía que sacarle información a ese grosero blondo para estar completamente seguro.

●●●

Había conducido tan rápido que en cuestión de minutos ya se encontraba en la casa de Sasuke, con la respiración agitada y el corazón latiendo a mil por hora. Pensó en la idea de un hijo… ¡Un hijo! Sonaba tan maravilloso, tan surrealista que no dudo en correr dentro, y en cuanto una chica de cabello rosado le abrió, la tomó por los hombros, no sabiendo si sonreír o llorar de la alegría. ¡Tendría un hijo! Un hijo de Sasuke y él.

—Sasuke… ¿Dónde está Sasuke? —habló atropelladamente.

—E-En el segundo piso, la tercera habitación a la izquierda…

Sakura parpadeó un par de veces, dando un paso hacia atrás cuando Naruto emprendió una nueva carrera hacia el cuarto del menor, la verdad no entendía nada, por lo que extrañada miró a todos lados desconcertada, preguntándose ¿qué rayos había sido todo eso?

Para Naruto el tiempo se paró en cuanto se detuvo frente a la puerta indicada, había quedado en shock y no era precisamente porque le desagradara la idea, simplemente su cerebro tardó en procesar la información, así que cuando finalmente lo había logrado, estaba rebosante de alegría, claro que aún debía confirmarlo; solo rogaba que su amado doncel compartiera su emoción, después de todo comprendía que aún tenía dieciséis.

Con los nervios a flor de piel, suspiró y lentamente abrió la puerta, viendo al centro de la habitación a Sasuke, su amado y lindo Sasuke quien lo miró entre extrañado, nervioso y feliz. Era perfecto, tanto que no evitó correr y estrecharlo fuertemente entre sus brazos, besando su cabeza innumerables veces antes de separarse, uniendo sus labios en un suave rose.

—Te amo tanto ttebayo…

—¿Qué… qué te pasó en el rostro? —acunó la acanelada mejilla en su palma, ignorando el hecho de que estuviera agitado, en su cuarto y con una sonrisa maravillosamente boba.

—Itachi me lo dijo… —sonrió volviendo a besar esos dulces labios, sintiendo como se estremecía entre sus brazos, bajando la mirada.

—¿No… no estás molesto?

—¡Claro que no! —lo aprisiono deseando no soltarlo nunca—. Jamás podría molestarme por una noticia tan maravillosa. Te amo y no hay nada que me haga más feliz que la idea de poder formar una familia junto a ti —lo tomó de la barbilla, obligándolo a verlo a los ojos—. Gracias… realmente gracias.

Instintivamente se relajo, aspirando el delicioso aroma de la colonia de Naruto; sintiéndose tan pequeño entre sus brazos, al menos no se había molestado, extrañamente se lo había tomado más que bien y estaba feliz, ni siquiera entendía por qué, ambos estaban en la escuela, eran menores de edad… ¡Y Naruto lucia malditamente contento! Aunque ahora tenía miedo de decirle la verdad, y es que su madre había comprado dos pruebas caseras y solo una había salido positiva, lo que indicaba que solo era 50% probable de que estuviera embarazado, eso debería ser bueno, pero en ese momento no lo sentía así.

—¿Naruto… vas a estar siempre conmigo?

—Siempre —ronroneó—.  No importa lo que pase~

—Aun… aun si no hay bebé.

—Aun si no hay bebé —confirmó separándose suavemente de él.

Sasuke pudo ver un pequeño atisbo de tristeza surcar esos preciosos ojos azules. Y un solo pensamiento abarcó su mente: ¿Por qué Naruto deseaba un hijo a esa edad?, y ¿por qué lucía tan triste con la idea de que él no estuviera embarazado? Debería estar feliz, ¿o no?

~ * o0O0o ♦ o0O0o *
Continuará

Notas finales:

¿Ustedes qué opinan, creen que Sasu si esta embarazado o solo son lombrices? XD pero ¿qué les gustaría: bebé o no bebé?

 

Si no hay bebé Naru llorara 7u7 y si hay bebé, a Sasuke le dará un infarto muajaja ¡Hagan sus apuestas! xD

 

Mil gracias por leer, yo me despido y les deseo un excelente día =D

 

Haruka Eastwood


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