-mis orejas son normales-grito sollozando un pequeño niño de apenas 9 años llamado Park Chanyeol
-miren, va a llorar, el duende va a llorar ¿acaso no se ve más feo aún?-señalo uno de los niños y de pronto todo el salón se llenó de risas
-¡déjenme en paz!
- nunca te dejaremos en paz, porque eres un fenómeno y jamás tendrás amigos, nadie te querrá nunca. Jamás.
-¡NO!-se levantó con el flequillo pegado a la frente por el sudor. Estas pesadillas o mejor dicho, recuerdos de su niñez, son muy frecuentes últimamente ya que está a punto de ingresar a una nueva escuela de elite gracias a una beca artística, realmente fue un milagro ingresar ya que no puede bailar ni cantar muy bien.
Se levantó de la cama para ir a su primer día en la escuela, tomo una ducha luego se dirigió a tomar desayuno, se despidió de sus padres y de su hermana, colgó su guitarra al hombro y se dirigió a su nueva escuela.
Llego a clases y se sentó en la parte de atrás, tuvo la intensión de acercarse a hablar con algunos chicos pero le aterraba el hecho de ser rechazado entonces simplemente tomo sus audífonos y cuando estaba a punto de ponérselos…
-hola-escucho a un chico de muy baja estatura y con delineador en los ojos gritar desde la puerta del salón. Era hermoso, perfecto, se podría decir que Chanyeol nunca vio a alguien así nunca en su vida y de pronto ese chico se dirigía hacia el con una sonrisa que lo volvía aún más hermoso
Alzo la mano para corresponder el saludo- ho-hola- pero el pequeño solo lo paso de largo para saludar con un apasionado beso a otro chico de cabello rubio sentado justo detrás de él.
-¿Qué haces aquí Baekhyun? Este no es tu salón, recién el próximo año entras a preparatoria- dijo el rubio luego de que los labios de ambos se separaran
-te olvidaste de despedirte de mí en la mañana-contesto el pequeño con un tierno puchero
Se sintió avergonzado, se colocó rápidamente los audífonos y enterró su cara en el libro de texto ¿Cómo se le ocurrió que un chico tan lindo podría acercarse a un fenómeno como él? Y técnicamente así pasaron tres años ya estaba en su último año de preparatoria y seguía igual, sin ningun amigo, invisible e ignorado aunque lo prefería así pues ya se había acostumbrado a la soledad.
Luhan, el chico con cara de ángel pero actitud de demonio y no es para menos pues su vida no ha sido nada fácil, después de que a los 7 años su padre descubriera que heterosexualismo no es lo suyo y abandonara a su madre y a él por otro hombre desencadenando el alcoholismo de su madre lo cual fue el comienzo de su caída pues luego de las deudas ocasionas por los vicios de esta, el banco les embargaran su casa y tuvieran que mudarse a uno de los barrios más pobre y peligrosos de Seúl, donde recibía maltratos a manos de su progenitora, quien lo culpaba de ser un estorbo. Al poco tiempo todo empeoro, pues el poco dinero que les quedaba se acabó y su madre recurriera a la prostitución para seguir financiando de sus vicios; Luhan tuvo que conseguir empleos de lo peor donde recibía un mísero sueldo para poder sobrevivir. Asi fue hasta hace dos años, que sin esperar resultados y con ganas de desarrollarse, postulo y logro ingresar a uno de los colegios más prestigiosos y de elite de todo Seúl gracias a una beca de canto pero las cosas no mejoraron, él no podia tener una vida normal; sobre todo por sus vecinos, quienes antes lo intimidaban últimamente comenzaban a verlo de una forma distinta, de una forma que no le estaba gustando.
-¿A dónde vas Luhan?-susurro un hombre cerca de su oído
-no te importa- respondió Luhan de manera poco amigable alejándose de él
-¿Por qué no vienes conmigo y faltas a esa escuela tuya? Sabes que no encajas ahí- insistió
Luhan no respondió solo siguió caminando esperando que aquel molesto hombre se fuera
-está bien, está bien, te pagare cuanto quieras niño, no te preocupes- dijo mientras tomaba la muñeca del contrario
-no me toques- se soltó del agarre jalando su brazo con mucha fuerza- odio a los maricas como tu ¿entiendes? Aléjate de…- no pudo completar su frase pues aquel hombre con mayor fuerza lo cogió del cuello y lo golpeo contra la pared, aprisionando su cuerpo entre el suyo y la pared.
-trate de ser amable contigo, pero si no lo quieres por las buena, entonces será por las malas- dijo antes de comenzar a dar besos tocos contra su cuellos y deslizar su mana por su dorso. Luhan forcejeaba para poder soltarse pero no podía, aquel hombre comenzó a bajar su mano, hasta dar con el botón de su pantalón, cuando una patrulla se acercó y lo soltó rápidamente.
-tienes suerte por ahora, pero no te durara mucho, estaré esperando por ti- dijo para luego salir huyendo.
Luhan se deslizo por la pared hasta el suelo, dirigió sus manos a su cara y comenzó a llorar, ya no podía más, no podía seguir con esto, no quería que ese hombre pusiera las manos en él, no quería ver a su madre destruirse a sí misma y tampoco quería vivir más. Haría que todo esto termine.