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Especies por pk2solitarios

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Notas del capitulo:

Mikoto. Mikoto. mikoto XD

Un fuerte latido comenzó a emerger del brazo de Sasuke. Sasuke abrazo su brazo reconstruido, algo, algo comenzaba a arder dentro suyo.


 


-Sasuke- Llamo Menma para luego ver el brazo de Sasuke… Unas marcas negras, comenzaban a emerger de este-Mi…


 


“No digas mi nombre…” escucho un susurro, con un tono de voz tan lastimero que le partió el corazón “No me llames… no lo hagas… no lo hagas…”


Menma cerró los ojos abandono a Sasuke en el suelo, para luego girar en dirección de Fugaku y comenzar a caminar. Sin duda tenía muchas cosas que hablar con ese hombre. Pues fue su sola presencia la que altero el alma de su esposa.


---


 


Naruto que ya se hallaba al frente del segundo escuadrón miraron como de la nada Kiba los sobrepasaba y se puesta frente del tercer escuadrón saltando sobre el cabecilla.


 


Se vio detenido por La chica de cabellera rubia, que comenzaba a sacarse al mascara para mostrar unos ojos verdes intensos cuya esclerótica se tornaba de color negro. Se detuvo. Al ver el poder del líder y escuchar sus palabras. Sintió algo romperse dentro su sola palabra: Híbridos… y comer híbridos. Se preocupaba más. Las cosas se ponían mal. Muy mal más porque el líder de los humanos resultaba ser una imitación de Superman. Y esta chica quizás lo era también. Y esas armas…


 


Mas vio a su lado a Menma que tranquilo caminaba en dirección de Fugaku, cuando la chica intento detenerlo con su arma y atravesó su pecho, Menma desaparecía y aparecía frente de adelante, casi frente de Fugaku sin su capucha. Solo con su dorso desnudo y sus pantalones y guantes en vueltos con esos cinturones de color rojo.


 


-Valla-Dijo Fugaku. Un padre de especies…-Concluyo divertido, pues esa mascara blanca con óvalos rojos lineales lo delataban. Según las leyendas ambos padres de especie cubrían sus rostros para que todos inclusos sus hijos olvidaran sus rostros y ellos volver a retomar una vida pacífica.  Saco un arma de su espalda. Quizás la sangre de su hijo no te haga mucho daño, pero esta otra espada bañada con su sangre lo hará.


 


Menma alzo su mano hacia su máscara y desvistió su rostro, sus ojos eran diferentes. Uno era gris y seis líneas redondas cubrían su pupila, el segundo era de color rojo con aspas negras que formaban un extraño triangulo.


 


Naruto quedo choqueado. Quizás por la posición nadie de atrás podía ver su cara y asombrarse del parecido con Naruto, pero ya era una rareza extrema que Menma el padre de especies decidiera matar a un humano con sus propias manos, y es decir Menma, ni siquiera Indra.


 


-¿La mataste…?-Pregunto con una sonrisa perversa


 


-Era necesario… Mi


 


-¡No!-Grito Menma-No digas su nombre si sabes lo que te conviene-Amenazo


 


-¿Lo que me conviene?. Acaso te preocupas por mí…-Repuso Fugaku divertido y tentando a ese hombre de nombre Menma que mostraba gran interés en Mikoto. ¿Celos? Se cuestionó, más negó con la cabeza, no era el momento para esas tonterías. El amor de esa mujer era solo una ilusión. pero en cuento sus ojos se cruzaron con los ojos de Menma sintio su mente violada y sus recuerdos familiares descubiertos.



 


Mikoto


Cuando la vi…-Dijo para si Fugaku recordando ese pasado que deseaba borrar de su memorias y seguir adelante con su vida y su destino- Estaba perdida con la mirada confusa y su cuerpo empañado de sangre… Me cautivaron sus ojos cegando mi juicio y el evidente verdad de su ser. Era un unicornio.


 


Yo acababa de revisar el sector de la isla debido a los rumores de los aldeanos. El avistamiento de licántropos que destrozaron cinco comunidades pequeñas para llevarse consigo a las mujeres y asesinar a los restantes. Cuando legue comprobé que esas malditas bestias mataron a más de cien personas y según un niño sobreviviente se me informo que se escondían en la cueva del volcán, esa que los conectaba a la garganta del volcán donde el magma era visible.


 


Corrí aun estando solo, aun sabiendo que sería mi fin al encontrarme con esos mostros. Pero cuando  me adentre  la cueva del volcán vi otra masacre diferente, pero esta vez se trataban de caballos, hasta que su silueta elegante y sus blancas alas me dieron su verdadera identidad. Eran unicornios alados. Quizás los últimos cuyo refugio era esa isla, pues según sus reportes estos ya estaban extintos.  Suspire. Conocía las historias de esas criaturas, quizás las más pacificas de todas y las que podían revivir a los muertos con esos cuernos mágicos o una simple lagrima. Quizás fue mi impulso de curiosidad lo que me hizo tocar el cuerpo sin vida de una de esas criaturas y percatarme de los suaves que eran, de lo delicadas que eran sus alas. Solo por curiosidad recogí un poco de su sangre y la resguarde en una botella de cuero que tenía en mi cinturón. Para luego hacer explotar la cueva. Esas criaturas jamás debían volver a ser usadas para fines malignos. Sinceramente los licántropos eran bestias asesinas que debían ser erradicadas.


 


Fueron varios días los que permanecí en la isla en busca de más sobrevivientes. Y allí encontré al niño que me indico la cueva llorando a moco tendido. El nombre del niño era Garra. Al parecer su hermana había muerto por causas naturales hacía pocos días, me sentí culpable, acudí a su tumba y saque su cuerpo y le di de beber un poco de la sangre del unicornio. Mire anonadado como la niña abría nuevamente sus ojos y me contemplaba. Su glóbulo ocular cambiaba de color a uno negro con un iris de color verde y unas pupilas doradas. Entonces supe que había encontrado una forma de hacer frente a esos mostros.


 


Con ambos niños proseguí esperando a que llegaran los refuerzos. Entonces al caminar cerca una pequeña laguna vi a una mujer caminado perezosamente.


 


-¡Hey!-Grite para llamar su atención, pero ella no reacciono, seguía caminando sin rumbo. Supuse que se trataba de alguna mujer que había logrado escapar de los licántropos. Rápidamente dejando a los niños corrí hacia ella. La vi, estaba repleta de sangre, pero esos ojos negros me cautivaron al grado de ignorar su herida en la frente y su mudes. La mujer estaba en shock. Era como una muñeca vacía.


 


Quizás fue su belleza después de limpiar su rostro y curar sus heridas, lo que me hizo desear cuidarla. Quizás fue su naturaleza sumisa y tranquila, su mirada careciente de miedo y de maldad, era como ver el mismo cielo, esa era la impresión que causaba su esencia.


 


Sus manos se posaron sobre su mentón y sin saber cómo simplemente la beso.


La mujer de cabellera negra lo miro indiferente, como si no hubiera sentido nada ante tal osadía. Fugaku agacho la cabeza algo avergonzado. Miro a ambos niños y suspiro. Supuso que lo mejor era simplemente espera a ser rescatados de la isla por el segundo equipo.


 


Pasaron cerca de dos años y siguió cuidando de la mujer a la que llamo jue, la mujer que entre sus manos llevaba un niño al cual siempre cuidaba con especial atención pues era su hijo, hijo de ella y del hombre que siempre la cuidaba y miraba con aquellos ojos dolidos para luego besarla en la frente y seguir con su enmienda.


 


La mujer solo parecía volver a la vida al oír a su hijo llamarla con aquellas palabras incompletas.


-Itachi…-Susurraba con suave sonrisa para cogerlo entre sus brazos y darle todo el cariño que tenía atrapado en su pecho.


 


“Acuna el viento mis ramas y acuno entre ellas tu alma. Acuna, acuna suave y constante, acuna para que se calme y duerma mi sutil paraíso. Cuidare tus sueños, tu camino y tu alma… acuna el viento mis ramas y acuno mi felicidad… ” Cantaba Mikoto.


 


-Al final te quedaste con la loca- recriminaba uno de sus colegas de armas.


Sin hacerse esperar. Fugaku acorralaba al hombre contra una pared apretando su cuello contra su brazo.


 


-¡ESCUCHA! Nunca más vuelvas a insultarla, es mi esposa.


 


La felicidad era un realidad a medias supuso Fugaku y se conformaba con ellos. En sus misiones matando y luchando con bestias tales como vampiros y licántropos y al regresar sintiendo la paz al ver su mirada. Como si todo el dolor desapareciera y se convirtiera en nada. Pero todo tiene un inicio y un final y el final llego cuando fue nombrado como el líder del los cazadores y se le dio la enmienda de acabar con todas las especies, pues se determinó que todas eran una amenaza para la humanidad.


 


Esa noche llego a casa en medio de una tormenta. No espero a que su mujer lo recibiera corriendo con los brazos abiertos, después de todo era solo un cuerpo vacío frente suyo, pero al verla se sentía tan tranquilo y lleno de paz. Y al verla con su hijo sentía tocar el cielo. Mas esa noche fue diferente.


 


-Itachi…-Susurro la mujer y Fugaku volteo su mirada hacia ella para verla sola y seguirla, al parecer su hijo de cuatro años se había aventurado al bosque en un breve descuido.


 


Los ojos de Fugaku se abrían de par en par al ver a un licántropo apunto de atacar a su hijo. Cuando de la nada Mikoto se ponía frente de la bestia y mostraba esa mirada fija y determinada, para luego extender una mano y  expulsar al licántropo contra los árboles para luego cubrirlo en su manto de sombras como si se tratase de una burbuja que lentamente se encogía hasta desaparecer y con esta al licántropo agresor. En segundos el Licántropo, una de esas bestias que a los humanos les costaba tanto derrotar era erradicado de la faz de al tierra.


 


-Jue…-Llamo Fugaku incrédulo mirando como la frente de Mikoto brillaba para luego volver a la normalidad y dejar  ver esa cicatriz que llevaba consigo desde que al conoció.


 


La mujer tomo a Itachi entre sus manos y lo acurruco para calmar su llanto, mientras Fugaku se acercaba a ellos y procedía a abrazar a su esposa e hijo. Dejando salir esas lágrimas de sus ojos, pues ya conocía el final de su amada familia.


 


-Lo siento.-dijo Fugaku cuando tomo a Itachi entre sus manos y miro la mirada tranquila de su esposa, como un niño inocente que carece de precaución con los desconocidos. ¿Pero que precaución podía tener ella de él? No había sido Fugaku quien la cuido todos estos años, no era el quien protegía y amaba a ese niño. ¿Por qué dudar de él?


 


-Itachi…-dijo –Itachi…-Repitió


 


-Si. Itachi- Dijo Fugaku para besar su frente- es hora que conozca a otros niños de su edad y se divierta. Dijo Fugaku calmándola pues al no ver a su hijo un tiempo prolongado sus instintos maternos comenzaban a alterarla. Lentamente llevo a su esposa a ver a su hijo que se divertía con otros niños de su edad. Lentamente la trampa estaba puesta. Comprendió que como toda madre defendería a su hijo, así que simplemente los separaría de forma natural. Con calma, con sutileza, aunque por dentro se muriera de pena. Lidiar con su esposa a solas seria simple, pues en su estado carecía de capacidad de defenderse, lo había descubierto cuando trato de enseñarle a cocinar y Jue se cortó la mano, ni siquiera parpadeo o gimió, simplemente siguió intentando pelar aquella papa bañada en sangre. Dios de no haberse percatado quizás ella sola se hubiera suicidado.


 


Pasaron días y Mikoto miraba desde su distancia como su hijo convivía con los otros niños del lugar. Lentamente volvía bajar la guardia y perder la noción del tiempo y el espacio. Lo que la ataba a este mundo estaba divirtiéndose, estaría atenta a su llanto y llamado, mientras tanto debía seguir curando todas las heridas internas que arrastraba desde la masacre y tratar de recordar quien era. Que era y que es lo que quería hacer…


 


En sus viajes mentales aun buscaba descubrir quién o qué era, pero solo recordaba un castillo y un montón de libros, luego todos esos fragmentos de recuerdos se desmoronaban y volvía a la nada, sin saber quién rayos era, sin recordar donde estaba, pero desde que Itachi nació, ese niño se volvía su constante.  



 


El sol se puso a lo alto del cielo cuando llegaron cinco hombres que vestían sus máscaras de zorros.  La tomaron de los brazos y llevaron consigo. Algunos creyeron que era una exageración cinco hombres para someter a una simple mujer, más a una con el juicio perdido. Miraron a su líder y este solo los ignoro y siguieron la marcha.


 


Mikoto cayó al suelo, y trato de articular palabras. Simplemente no pudo. No supo cómo reaccionar. Allí frente a ella miraba a su hijo muerto. Un extraño sentimiento lleno su interior, como si fuera llamas… Quemaban, dolía tanto y en paralelo a su dolor emergía un deseo incontrolable: Venganza.  


 


Al percatarse de esto Fugaku puso a reproducir un video. Allí aparecía su hijo aún con vida y el hombre que cuidaba de ambos.


 


-Esto es un juego. No llores- decía Fugaku a Itachi


 


-Por favor papá. Por favor… No quiero duele mucho. No quiero- el pequeño tenía varios cortes


 


-Son las reglas- concluyo Fugaku degollando a Itachi. Mikoto miraba incrédula la pantalla, el resumen del padecimiento de su hijo y aun en su desmemoriada situación no concedía que ese hombre lo lastimara.


 


Sin dar tiempo a nada, todo se tornó oscuro, y de la nada Mikoto arrebataba el cuerpo de Itachi de esa meza fría de metal y comenzaba a correr mientras unas de sus manos Trataba de curan las herida de Itachi. El pequeño comenzaba a abrir los ojos y mirar a su madre con temor y aferrarse a ella. No comprendía porque su padre le causo tal dolor. Solo lloro como todo niño de cuatro años.


Mikoto giro detrás suyo y vio como los hombres enmascarados la perseguía y al mirar al frente ya no eran cuatro. Eran cuarenta. Detuvo su caminar. Y comenzó a retrocedes y girar buscando una salida segura para ella y su hijo que ahora colgaba de su cuellos.


 


-Jue-Llamo Fugaku quitándose la máscara-Entrega a Itachi y nada malo le pasara. Eres tú a la que ellos quieren…-Dijo Fugaku con tono firme. Mikoto puedo ver el dolor en la mirada del hombre que los protegió, pero también pudo ver la mentira de esa promesa, claramente serian asesinados. En su mente salió a relucir la figura de un hombre enmascarado, pero la ignoro, todos en aquel momento llevaban mascaras.


 


-No volverás a lastimar a Itachi?-cuestiono Y Fugaku la miro incrédulo, era la primera vez que esa mujer hablaba con él y lo miraba desconfiada, era la primera vez que esa mujer parecía viva ante él.


 


-yo…-Dudo de su proceder, más al ver a sus hombres y ver como estos le disparaban flechas a su esposa, flechas que atravesaban su delicado ser. Retomo su posición, no era momento de dar marcha a tras- Te lo prometo-Dijo


 


Mikoto que lo miraba a los ojos negó con la cabeza y puso al niño en el suelo. Esta vez no sería igual que la vez que enfrento al licántropo, esta vez tenía un segundo niño en el vientre que aun sin ser notable, Mikoto ya sabía de su existencia y sus poderes se veían limitados por ese nuevo ser.


 


-Recuerda que lo prometiste…-Dijo comprendiendo que esas palabras eran simples mentiras,


 


No tenía poder ni fuerza, no con ese cuerpo casi destrozado, no sin su cuerno, no así. Miro fijamente a Itachi… algo dentro suyo le decía que la única forma de salvarlo era sobreviviendo, debía sobrevivir a esta situación y recuperando su fuerza podría nuevamente revivir a su pequeño. Debía recuperar su fuerza. Debía sobrevivir.


 


Una extraña aura se esparció por todo el lugar y paralizo levemente a todos los presentes y Mikoto avanzo hacia Fugaku dejándolo libre de movimiento.


 


-Recuérdalo Fugaku… si algo malo le pasas a ese niño… Volverme a ver será lo último que desearas en toda tu vida, por el bien de lo que amas, por el bien de existencia, por el bien de tu especie- Dijo Mikoto y deposito sus dos dedos sobre la frente de Mikoto dedicándole una sonrisa forzada al sentir como Fugaku atravesaba su estómago con aquella arma que había bañado con la sangre de Itachi.


 


Para luego sacarla de un solo golpe y volverla a travesar en el corazón. Así siguió hasta asegurarse de que estuviera muerta.


 


Mikoto en medio de su agonía estaba lista para dejar escapar un pedazo de su sombra que se aferrara a Itachi para resguardarlo, mas ante el dolor que sintió en el vientre, su segundo hijo dentro estaba muriendo. Sus ojos se abrieron y trato nuevamente de cubrir su vientre resguardar a ese otro ser que lentamente moría en su interior. Miro con desesperación a Itachi que lloraba a todo pulmón aterrado por lo que contemplaban sus ojos. Se lo llevaban lejos. Tuvo que tomar la más dolorosa decisión que no esperaba tener que tomar. “Perdóname…” dijo dentro suyo “Regresare a por ti… juro que regresare” Prometió antes de levantarse de un solo golpe y correr lo más rápido que pudiera mientras su mano perforaba su vientre y rápidamente y a su vez con cuidado abarataba su matriz. Donde ese pequeño ser que aun carecía de forma reposaba para luego recubrirlo con su sombra y lanzarlo lo más lejos que le fue posible mientras los hombres la alcanzaba y su cuerpo caía. Cerro los ojos… ya no tenía más fuerzas para continuar. Todo su poder restante lo abandono en ese ser cuya forma de masa deforme los hombres ignoraron al momento de arrastrar su cuerpo y llevarlo al salón de experimentación.


 


La matriz recubierta por una extraña forma oscura que lentamente tomaba forma de un Puma que llevaba en sus fauces de forma delicada aquella matriz y corría lo más lejos que podía del lugar.



 


Sentado sobre su escritorio, Fugaku mostraba unas ojeras monumentales.


 


-Que ocurre-Pregunto Temari- Otra noche sin dormir-concluyo Temari entregando los reportes de los análisis


 


-Nuestra sospecha era verídica. Su sangre como la sangre de los unicornio es un potente veneno  para liquidarlos, de hecho…-Temari se sentó en el sillón frente de Fugaku y frunció el ceño-De hecho La sangre de Itachi es mucho más efectiva que la de los unicornio…-Remato y Fugaku quedo paralizado-Tu decides. Sabes que no puedes mantenerle con vida… solo sufrirá. Es uno de ellos.


El silencio y al tención que sintió Fugaku era fatal en el ambiente. Más era un hombre decidido y no daría marcha atrás.


 


-Procede a lo que sea necesario-Dijo revisando el último informe donde se mostraba el número de  pruebas exitosas ya sean con vampiros o Licántropos.


 


“si algo malo le pasas a ese niño… Volverme a ver será lo último que desearas en toda tu vida, por el bien de lo que amas, por el bien de tu existencia, por el bien de tu especie…” escucho nuevamente la voz de jue. Mientras frotaba sus ojos con sus dedos por el cansancio. “Lo que amo” se dijo. Acababa de matar todo lo que amaba. Acababa de matarse como persona. Acababa de perderlo todo por el bien de su especie. Hundió su cabeza entre sus manos y dejo salir un par de lágrimas. Itachi era asesinado para obtener la sangre requerida para acabar con esos mostros de una maldita vez. El cuerpo de Mikoto era estudiado y disecado, pero años después simplemente desapareció.


 


Pero nada salió como espero. Indra y Kaguya mostraron su poderío, quizás no en el mismo equipo, pero sacaron sus garras para ponerlos arraya, mas después de unos años nuevamente comenzaron su cacería de perros y gatos dejándoles tiempo para recuperarse y perfeccionar sus nuevas armas y fortificar a sus soldados.


 


Si. Fugaku tuvo que ser un hombre muy rencoroso, pues les echo la culpa a ambas especies del final de su familia y con ese rencor accedió al experimento de comerse a su propio hijo para ver los efectos que tenía su sangre y carne sobre los humanos. Pues quien diría que serían beneficiosos. Desde entonces los híbridos para los humanos eran simples elementos para usar en sus armas. Muertos eran más efectivos que vivos. Pero si alguna vez existieron tantos, ahora simplemente por arte de magia desaparecían, al parecer los mismos licántropos los asesinaban, La razón jamás la supo. Lo único que supo gracias a un encuentro con Kaguya fue el nombre verdadero de su esposa: Mikoto.


-Mikoto-Solto Fugaku, mientras que Menma negaba con la cabeza y miraba con pena al desgraciado. Despues de leer su mente no tenia duda que matarlo con sus propias manos era poco. Imagino su cara ridicula al descubrir que Mikoto era nada ams y nada menos de la madre de especies y si habia algo que destacaba a toda madre era su instinto materno y furia si setrataba de proteger a sus hijos.   

Notas finales:

Wiiii. medio muerta, pero lo logre... Veo doble. Debo ir con urgencia al medico, ya ni podia caminar por el dolor de articulaciones, incluso los nudos de mis dedos me dolian. mis oidos tamborean, llevo dos dias sin comer solidos pues no puedo tragar nada... y aunque estar a base de jugos no es tan malo, de verdad la fiebre y perdida de apetito y perdida del gusto es un fastidio y estar caminando como pinguino y sentirme como la sirenita al caminar tambien lo es. mañana viajo a la ciudad y vere que rayos tengo: supongo que es dengue o alguna de esas enfermedades tropicales. Agunata muchachona, aguanta hasta junio. despues ya dira el destino.

Quejandome con quienes puedo, me despido y a su vez agradesco que se den tiempo para leer el fic.

Bye. 


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