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VICTORIANA por rurufusu

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Notas del capitulo:

owo)7 ya quienes la conocen saben que esta por terminar y quienes no la conocen espero la disfruten

Victoriana
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Capitulo 2:
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Visita al salón verde y hierba fresca
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Su orgullo se veía poco a poco machacado, había bebido ya la mitad de la botella de vino leyendo por quinta vez la carta, no pudo evitar sentir las lagrimas caer por sus mejillas al verse de nuevo abandonado por su esposo. Un año viviendo con un completo desconocido, había sido tan ingenuo para creer que su esposo pidió su mano por desearlo, por tener algún interés en él su tonto e inocente corazón se vio cegado por el amor que una vez le tuvo.
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Espero toda la noche el regreso de su esposo sin dormir, odiaba tanto seguir con esa estúpida rutina y ser un estúpido, seguir esperando por un esposo que lo ignoraba y prefería saciarse con su amante o contratando los servicios de alguna prostituta a tocarlo.
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Mirándose al espejo más de una vez se pregunto ¿Que era lo que le faltaba? , ¿Porque no era capaz de seducir a su esposo? ¿Acaso su cuerpo no era deseable?, el constante rechazo de su esposo solo lo hacían sentir asqueroso, un doncel que solo podía producirle asco al hombre a su lado y era por su repulsivo cuerpo por su apariencia tan tosca, solo podía odiarse por ser tan poco atractivo por carecer de la belleza característica de los donceles.
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Amado mío.
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Mi esposo saldrá por 2 semanas fuera del país, no soporto otro día sin tu compañía ¡te lo ruego amor ven a mí!, estaré esperándote con ansias en nuestro escondite.
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Si en verdad me amas vendrás, nuestro amor es más fuerte que la razón o la moral.
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Puedo ver en tus ojos el amor que aun me tienes, tus acciones me lo dicen a quien amas es a mí y no a ese doncel que es tu esposo, así como sabes que no amo a mi esposo.
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No hay día que no me arrepienta de haberme casado con Haitani de vivir día a día en este infierno en un matrimonio sin amor, no dejo de recordar los días de nuestro romance ni día que no odie a mis padres por obligarme a casarme con él.
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Arrojando la copa contra la pared, arrugo la carta dejando escapar gruesas lágrimas de dolor antes de dejarse caer con pesadez en el sillón. No podía entender que le faltaba para llamar la atención de su esposo, para ser querido y deseado por aquel hombre, su orgullo herido parecía indicarle que sin importar lo que hiciera jamás podría ser un doncel atractivo capaz de ser deseado por algún hombre, sabía muy bien que carecía de belleza de sensualidad.
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Limpiando las lagrimas con un pañuelo, estaba cansado de no ser tomado en cuenta si su esposo se iría con su amante 2 semanas el tampoco se quedaría en esa mansión, cuidando de hacer una letra hermosa y pulcra pedía a su amigo el duque le permitiera quedarse con él unos días debido a la salida de su esposo y a su poco deseo de quedarse solo. Enviaría la carta con una criada de su confianza y si el duque la leía ese día muy posiblemente obtendría una respuesta antes del anochecer, solo quería huir de ese infierno.
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Después de entregarle la carta y darle claras indicaciones a la jovencita de dársela en las manos al duque regreso a su habitación, parándose frente al espejo de cuerpo completo en la pared junto a su enorme closet se odio de nuevo, ese cuerpo tan tosco tan varonil, si solo hubiera conservado su fino y pequeño cuerpo de adolecente estaba seguro que tal vez tendría una oportunidad de ser atractivo para su esposo. Su vista se poso en el cepillo de plata, con cuidado lo tomo entre sus dedos, arrepintiéndose de no escuchar las advertencias de su primo.
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Yasuda Gou único hijo de su tío materno Aoi, un comerciante de especias y un exentico hombre que rara vez se mostraba en sociedad, prefería mil veces irse a África y cazar leones que asistir a un aburrido baile un loco aventurero que había alimentado y nutrido la mente de su hijo lejos de los prejuicios de la sociedad ampliando la visión de heredero y eliminando muchos "estereotipos" que la sociedad imponía. Había cambiado drásticamente por una mujer: Ana María Eliot, una salvaje y aventurera mujer a quien había seguido en sus locuras después de quedar deslumbrado por ella y con quien se casaría 2 años después de conocerse.
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Tenía 14 años la primera vez que un hombre se intereso en él, toda su familia quedo deslumbrada con aquel hombre de 21 años y de cuna noble interesado en el único doncel nacido en la acaudala familia Yokozawa, siendo muy tímido se sintió extrañado de ser abordado durante un baile por aquel hombre y más aun saber que deseaba cortejarlo para pedir su mano en matrimonio. Los regalos lo alagaron a pesar de solo pensar en Masamune, no podía negar que Iokawa era un hombre galante y educado o eso aparentaba frente a los demás.
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Perdido en sus recuerdos no noto las horas que duro sentado en su cama observando el amplio jardín, se sorprendió con la rápida llegada de su criada y la respuesta que fue capaz de quitarle parte de su soledad. 
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Mi hermosa señora.
Sera un verdadero honor tenerla en mi casa, Ancio poder hablar con usted y tomar una taza de té un pequeño lujo que no pudimos tener al conocernos y del que me arrepiento, no era forma de tratar a una hermosa y radiante señora como usted.
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Espero no parecer atrevido a decirle que deseo poder apreciar claramente su delicada y exquisita belleza, realmente me alegra contar con su amistad.
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No pudo evitar que un pequeño rubor apareciera, hasta ahora nadie se había referido a él como una belleza delicada y exquisita ni su propio esposo lo consideraba hermoso. Ahora recordaba que debía decirle a su esposo que iría de visita con un amigo, no deseaba hacerlo y toparse con la sonrisa que tendría por irse a tener amoríos con su amante dejándolo a él abandonado.
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Igual a todos los días desayuno y comió solo, como cada tarde se encerraba en su pequeño salón de costura cosiendo pequeñas prendas en colores crema, por instinto se acaricio su vientre ¿Cuando habría una vida formándose en él? ¿Cuando podría sentirse pleno?, sabia ahora lo imposible que fue considerar tener un hijo del hombre que amara y ahora detestaba, no podía divorciarse sin que su familia considerara eso una mancha en su historial.
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Miro con cierto dolor un baúl aquel donde guardaba la ropa que hacía para sus futuros hijos, sobre él se encontraba la única prenda hecha para su esposo: un regalo que considerar dar después de la noche de bodas y de haber consumado su unión, una hermosa bata de lana blanca que había bordado con esmero usando hilo de oro y plata dándole un aspecto elegante, había considerado dársela a su esposo solo que nunca se dio la oportunidad por sus viajes.
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Como cada día en el último año lo espero en el salón de té, era cerca de media noche.
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-Señora, su esposo acaba de llegar y viene con él- anuncio una de las mucamas, la única que esperaba paciente junto a él todas las noches el regreso de su esposo. Se sintió herido al saber que su esposo había llegado junto a su amante.
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Camino apresurado hasta el recibidor donde se encontraban, pudo sentir como sus entrañas se oprimían al ver a su esposo besar a su amante en su hogar, le dolió ver como se burlaban de él.
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-¡Masamune! ¡¿Cómo te atreves a traer a tu amante a nuestro hogar?!-le dolió verse echo a un lado por su egoísta esposo, el ver la sonrisa de grandeza en la cara del otro doncel.
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-Ritsu amor, ve a la alcoba te alcanzare pronto- beso con devoción esos delgados y deliciosos labios sabiendo que eso lastimaría a su esposo, no era algo que realmente deseara hacer pero su amado Ritsu le pedía dejarle en claro al otro doncel su lugar. Amaba demasiado a su doncel para ser capaz de lastimar a su esposo, para lastimar al hombre que lo apoyo en los momentos más difíciles de su vida y sin el cual se habría desmoronado.
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-¿porque Masamune? ¡¡SOY TU ESPOSO!! Respeta nuestra hogar nuestro matrimonio-sintió escapar las lagrimas que hacía mucho habían dejado ser de amor, ahora solo tenían odio y un rencor creciente por aquel hombre, deseaba ser respetado y no humillado.
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-Me case contigo por despecho y lo sabes, estas hartándome Yokozawa debería divorciarme de ti no eres el doncel que deseo en mi lecho ni en mi vida-se formo un nudo en su estomago al ver la mueca de dolor en el rostro de su esposo, sabía lo que vendría una discusión por su amante, adelantándose a ella hiso lo segundo que mas odiaba: lastimaría de nuevo a su esposo. La bofetada fue lo suficientemente fuerte para abrirle el labio y arrojarlo al piso, lo vio sostener su mejilla y por primera vez su mirada reflejo un profundo odio.
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Limpiando sus lágrimas con las mangas de su camisón se levanto, ya estaba cansado de rogarle de tener que rebajarse para mantener las apariencias. Levantando con firmeza su cabeza camino con dignidad hasta la salida, encontrando al cochero aun en el carruaje. Su orden fue clara y muy firme, esta vez no se quedaría a ser humillado de nuevo.
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Salió apresurado de su cama, no podía creer que aquel hermoso doncel llegara de madrugada y casi muerto de frio a su mansión. Un mozo encargado de vigilar lo había encontrado vagando en el bosque, por su condición no dudo en llevarlo hasta donde se encontraba su señor.
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Una fuerte punzada atravesó su pecho al ver esos puros e inocentes ojos hinchados e irritados de tanto llorar y ver su labio roto, su mejilla ya tenía un color morado obscuro, no podía creer que una hermosa y delicada criatura como ese doncel fuera golpeado. Ahora sabía que el esposo de esa joya era un cobarde por haberle levantado la mano.
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Dejo que el hermoso doncel se aferrara a su regazo y llorara, sentía una horrible opresión en el pecho al ver a ese delicado doncel tan herido. Lo dejo llorar hasta que cayó dormido aun aferrado a su regazo, teniendo cuidado al cargarlo lo llevo hasta su habitación, sorprendiéndose de lo hermoso que era su rostro dormido a pesar de las lagrimas frescas en sus mejillas y lo ligero que resultaba su cuerpo a pesar de su complexión.
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No recordaba haber dormido tan bien por meses, sentía un agradable calor rodearlo y algo aprisionar su cintura y una extraña sensación de estar protegido, sin pensarlo mucho se acomodo mejor sintiendo al fin una cálida respiración golpear su nuca, haciéndolo regresar en si de un solo golpe aun confundido logro incorporarse sin despertar a su acompañante. 
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Nunca imagino que sus mejillas pudieran calentarse tanto ni su corazón latir a esa velocidad, tenía cerca de una hora despierto y aprisionado en los brazos del duque, casi podía asegurar que después de llorar se quedo dormido aferrándose al hombre reconociendo que era un mal habito del que debía liberarse lo antes posible. Ademas de notar otro vergonzoso hecho: estaba en camisón que apenas cubría sus rodillas, reprimiéndose por usar ropa de dormir tan reveladora y todo gracias al calor de las noches de verano, ahora estaba acostado junto a un hombre que no era su esposo en una situación muy comprometedora.
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No podía creer que ese día fuese tan vergonzoso, el duque despertó una hora y media después de él sin hacer mención de su atrevimiento por aferrarse a su regazo y obligarlo a dormir a su lado, el desayuno fue penoso al tener que cubrirse con un abrigo para no mostrarse con su ropa de dormir y casi morir de calor por la gruesa prenda. 
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En el salón de té por fin pudo contarle al duque porque había llegado a su hogar en la madrugada, ademas de recibir un presente del duque quien había enviado a varias mucamas a la ciudad, solo para comprarle varios vestidos. 
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Podía ver el gusto tan refinado del duque con ese vestido pulcramente blanco, el corsead se ajustaba a la perfección a su pecho, el revelador escote estaba cubierto con un delicado saco de tela, la falda caía hermosamente hasta sus tobillos con sus capaz de holán y encaje sin exagerar el volumen del vestido ademas de ajustarse de maravilla a su cadera resaltándola y sus zapatillas eran de tacón bajo permitiéndole movimiento sin incomodidad. El duque la había propuesto salir a cabalgar antes de la merienda y así mostrarle mejor sus tierras.
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Se quedo mirando embobado el caminar del doncel y como aquel vestido se ajustaba a la perfección a su hermosa figura, resaltando hermosamente su redondo y tentador trasero, aquellas hermosas y anchas caderas tan sensuales a los ojos de cualquier varón, el sutil contoneo tan provocativo en una criatura tan deliciosa e inocente, de nuevo se lamento que tan hermoso doncel fuera casado o de lo contrario estaría seduciéndolo.
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-¿Excelencia ocurre algo?, está muy callado-se detuvo al notar que el duque no lo seguía, sin saber porque su mirada tan intensa parecía desnudarlo.
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-Tus caderas son hermosas, debes ser muy fértil-sin querer dejo escapar su pensamiento.
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-¡¿Qué?!...-un poderoso rubor se apodero de su rostro no se esperaba ese comentario, avergonzándose mas al notar que estaba mirando sus caderas y seguramente su trasero.
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Se apeno hasta niveles humanamente posibles al sostenerse del pecho del duque para no caer, no sabía montar a caballo, ademas deseaba poder contarle a detalle su infierno.
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Me case a los 19 años completamente enamorado de mi esposo, lo había amado desde que tengo memoria y siempre creía que si esperaba él también me amaría.
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El conde Takano Masamune de 25 años...
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Este había mantenido una relación con un doncel llamado Onodera Ritsu de una buena familia que termino de forma abrupta por la repentina desaparición de este, por los rumores que escuche ese doncel se caso con el hijo de un socio de su padre.
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Poco después mi futuro esposo llego a mi casa y pidió mi mano en matrimonio, creí ilusamente que me amaba y no vi mi error hasta después de la boda cuando se negó a tocarme y consumar nuestro matrimonio, solo fui capaz de conocer su indiferencia y frialdad..
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-¿Sabe que fue lo peor excelencia? fui un tonto que se aferro a esa idea por un año- conteniendo las lagrimas escondió su rostro en el fuerte pecho del duque, no quería verse patético.
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-Mi señora no debe pensar que es su culpa, ¿Acaso no puede ver que su belleza opaca a cualquier rosa?, su rostro es tan exquisito como el de un ángel- sintió ese delicado cuerpo estremecerse con su comentario, formándose una ligera sonrisa con tan tierna reacción.
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Actuando como un caballero bajo primero, extendiendo su mano al doncel y este tímidamente la extendió, sujeto con firmeza esa delicada mano ayudándolo a bajar del caballo, pudo ver su fuerte sonrojo y un hermoso brillo en sus ojos azules que pareció hechizarlo.
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-Excelencia no es necesario que me mienta, puede hablarme con la verdad-sintió una fuerte opresión en su pecho, sabía muy bien que no poseía ninguna belleza, sabía que los varones estaban lejos de sentirse atraídos por él y le dolió reconocer su cruel verdad: era feo.
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-¿La verdad mi señora? es la criatura mas hermosa y delicada que conozco. Lamento tanto conocerlo ahora que está casado y no cuando pude aspirar a su mano-había algo en esos ojos tan puros y azules que lo atraían, despertando un deseo de poseer esa criatura tan hermosa.
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Un mes de conocerse e intercambiar cartas habían forjado una sutil amistad.
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Esperando disfrutar la tarde el duque aprovecho su salida al bosque que rodeaba su propiedad para cazar un par de conejos y perdices. Sin perder la oportunidad se ofreció a enseñarle a cazar a tan hermoso doncel disfrutando el poder tener por unos instantes ese cuerpo, a su juicio labrado por demonios de la lujuria para enloquecer con deseo a quien lo tocara, se sorprendió de lo rápido que aprendía a usar la pistola con la que había matado un conejo y quedo fascinado con la tímida sonrisa cargada de inocencia que aquel inalcanzable doncel le daba.
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Sus miradas se encontraron con anhelo, sin intenciones de moverse se quedaron bajo un extraño ambiente observándose fascinándose con la presencia del otro. En ese momento dudo sobre su matrimonio, dudo de quedarse con un hombre que solo lo hería. 
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¿Estaría bien romper su matrimonio? ¿Era normal desear ser poseído por otro hombre?, con dolor era consciente del deseo pecaminoso que sentía de entregarse a ese hombre, de mancillar sus votos de fidelidad y entregarse al obscuro placer de una relación de amantes. No era tonto y podía ver la lujuria en la mirada del duque al verlo, podía sentir la seducción en su voz y casi sentir en su carne propia la lujuria que le transmitía el roce de aquella piel.

Notas finales:

espero les guste n.n


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