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Enamorando a mi sexy jardinero (2Min) por Tatty TT

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Notas del capitulo:

No alcancé a publicar el fin de semana pasado, pero ahora subo una parte cortita del cap.

Intentaré tener la siguiente parte durante la semana.

Besoss

TAEMIN

-Eres una vista jodidamente deliciosa para disfrutar al mediodía -dije, justo cuando Minho pasaba arrastrando una maseta por uno de los bordes de la piscina, donde yo “casualmente” tomaba él escaso sol que se avistaba.

-Mocoso, te nalguearé si sigues provocándome donde cualquiera pueda oír -me dijo Minho, luego de mirar a todos lados para cerciorarse que no había nadie cerca.

-No puedes culparme, eres exquisito -exclamé coqueteando.

-Y tú eres imposible -dijo él regalándome esa sonrisa de niño que tanto amo.

-No te parece que llevas muchas horas trabajando, deberías tomar un descanso, no quiero que luego digan que en esta casa explotan a sus trabajadores -Murmuré mirándome distraídamente las uñas.

-Mmmm puede que tengas razón, no he parado desde que llegué esta mañana, supongo que debería ir al cobertizo y descansar un par de minutos -dijo Minho acomodando la maceta.

-Eso pensé.

Minho me deleitó con un guiño antes de caminar hacia el cobertizo, y yo me levanté lentamente de la tumbona en la que estaba estirándome lánguidamente mientras de reojo inspeccionaba que no hubiera nadie alrededor, llevaba toda la mañana esperando nuestro momento a solas y no iba a arruinarlo dejando que alguien me viera ingresando al cobertizo. Había adelantado un par de pasos cuando una vocecita chillona interrumpió mi anhelado escape.

-Oppa, no encuentro al Sr. Gunny búscalo conmigo!!

-Princesa... -gemí, con ganas de estrangular a mi hermanita por llegar en el peor momento posible.

-Oppa, apresúrate! El Sr. Gunny tiene miedo a estar solo, tenemos que encontrarlo pronto -lloriqueó.

-Ok, ok, ¿dónde viste al Sr. Gunny por última vez? ¿quizás solo está jugando a las escondidas?

-¡Cocina, cocina!  -gritó la pequeña, tomándome de la mano para guiarme hasta el último lugar en que vio a su bendito oso de felpa.

Antes de entrar a la casa di un último vistazo al cobertizo, y me encontré con la mirada de Minho, quien estaba apoyado en la puerta del lugar. Me dio un guiño y una pequeña sonrisa, dejándome entender que comprendía mi ausencia en el cobertizo, ¿es que se podía ser más perfecto???

-Nana, él Sr. Gunny está perdido, que nadie en la casa salga hasta que aparezca, ¡pueden haberlo secuestrado!!! -Grité cuando ingresamos a la cocina.

-Ohh no, él Sr. Gunny no, a él no le gusta estar solo!! -exclamó mi nana siguiéndome la corriente.

-¡Ves oppa, te lo dije!  -gimió mi hermanita haciendo pucheros.

-Bueno señorita, entonces debió ser una mejor madre y cuidar que su hijo no se perdiera -le regañé, intentando ocultar una sonrisa.

-Oppa -me gritó ella con las manos en las caderas-. El Sr. Gunny no puede ser mi hijo porque es un oso de peluche, ¡no seas tontito!

-Ohh claro!! ¿en qué estaba pensando?? -exclamé levantando los brazos al aire.

-Nanita! Ayúdeme, mi oppa no sabe buscar -lloriqueó la pequeña, agarrando la punta del delantal de mi nana.

-Bien, pensemos, ¿dónde lo viste por última vez? -preguntó mi nana.

-Ehh…aquí… -murmuró mi hermana, pensando muy concentrada.

-Yo recuerdo a cierta jovencita que el día de ayer sirvió el té para todos sus amiguitos en la terraza del jardín del lado oeste -dijo mi nana como pensativa.

-Sí! ¡Ya me acuerdo!  -gritó mi princesa, antes de salir corriendo rumbo al jardín.

-Hace mucho que no teníamos tanta energía corriendo alrededor -murmuro mi nanita, viendo hacia donde salió corriendo la pequeña.

-Nanita no sé si puedes imaginar lo feliz que estoy por tenerla finalmente aquí de manera definitiva, aun me cuesta creer que papá haya aceptado sacarla de ese maldito internado -exclamé.

-Lo sé mi amor, todos estamos muy contentos, se me partía el alma cada vez que tenía que verla irse a ese lugar horrible.

-De solo recordarlo siento como los pocos puntos que papá ganó con esto desaparecen, nunca le perdonaré realmente que se quedara viendo como ella lloraba por no irse y él hacia como si nada -dije con rencor.

-Mi amor, tienes que aprender a perdonar, no es sano que guardes tanto rencor, menos a tu padre, él debe tener sus razones para actuar como lo hace… -susurró mi nana.

-No puedo evitarlo, nunca ha hecho algo que me haga pensar mejor de él, sé que siempre lo defenderás, y lo entiendo porque le quieres, pero no me pidas más, intento llevar esto lo mejor posible…solo hago lo que puedo.

-Lo sé cariño, lo sé… -dijo mirándome seriamente.

-Ehh…yo…mejor iré a ver qué hace ese pequeño diablillo -dije, sin saber muy bien lo que quería responderle, tomando el camino fácil al salir de aquella cocina.

No quería que mi día se amargara, estaba bien, tranquilo porque a pesar de todo no sucedió nada con Naeum en nuestro viaje y por lo tanto no le di malos ratos a Minho. También estaba tranquilo porque mis abuelos volvieron a Canadá, y por lo tanto mi padre vuelve a sus eternos viajes de negocios y no lo tengo rondando y exigiendo cosas que no quiero, ni puedo cumplir, y tranquilo porque mi princesa está en casa y comenzará el año escolar en la escuela a la que asisto, así que no aprecio los intentos de mi nana por hacerme un mejor hijo con mi padre… ¡como si él lo mereciera!!!

Antes de seguir caminando me sacudí completamente, tirando enérgicamente todos los malos pensamientos que me rodeaban cada vez que papá aparecía en una conversación. Luego caminé hacia el sector que corrió mi pequeña, y antes de llegar oí su inconfundible risa, lo cual me dio mucha curiosidad ya que aparte de sus amigos de felpa y plástico, ella no tiene con quien reír así, solo es cercana a unos pocos sirvientes, así que es raro oírla reír.

-No señor, yo solo necesito una rosa, no todo un jardín -oí a mi hermana decir entre risas.

-Pero una princesita tan delicada como tu merece un jardín entero lleno de rosas - respondió una voz conocidísima.

-Ohh ¿cómo sabes que soy una princesa? ¿Mi oppa te lo dijo? - exclamó mi hermanita con una ternura que daban ganas de comerla.

-Tienes razón princesita, tu hermano me advirtió que en esta casa vivía una princesa, y que tenía que tratarla como se merece -respondió Minho.

-¿Entonces plantará mi rosa? -insistió la niña.

-Claro, si una princesita me pide una rosa, yo encantado la planto.

-Sae Ron, cariño, ¿Qué haces aquí interrumpiendo el trabajo del caballero? -interrumpí, remarcando bien el “caballero” al tiempo que le daba una sonrisa coqueta a Minho.

-Oppa! -gritó mi hermanita, corriendo hasta abrazarme.

-Hey señorita, no intente distraerme con arrumacos -dije riendo.

-Oppa! Solo estaba pidiéndole al señor jardinero que planté una rosa para mí. ¿puedo tenerla? Sí, sí, te prometo que la cuidaré mucho, la regaré todos los días y será la rosa más bonita del universo -rogó la pequeña.

-Bueno, si el Sr. Choi acepta, yo supongo que no hay problema -respondí.

-Yo estaré encantado -dijo Minho sonriéndole de esa manera tan hermosa-. ¿Pero estás segura que solo quieres una rosa? puedo plantar un bello rosal para ti.

-Es fanática de “Él Principito” -dije como explicación.

-¿El libro sobre el niño que vive en un planeta pequeñito? -preguntó Minho dudoso.

-El mismo! -dije riendo.

-Ok, entonces una rosa será -rio Minho.

-Sí!! Al fin tendré mi rosa, ahora que papi me quiere de nuevo y puedo vivir en casa, podré tener una rosa con cuatro espinas en mi habitación. La dejaré en el balcón y todos los días recibirá los rayos del sol, ¡será tan hermosa!!  -exclamó mi hermanita, con una alegría que no se condecía con lo crudo de sus palabras, demostrando, así como ella veía el mundo que la rodeaba y cómo lo entendía, con una inocencia que no decía nada de rencores.

-Claro que será la más hermosa, y eso es porque tendrá la dueña más hermosa del mundo -le dijo Minho, revoloteando sus cabellos, mientras me miraba con una infinidad de expresiones reflejadas en sus ojos, seguramente sabiendo cómo me siento al oír a mi hermana de 9 años hablar sobre un padre que la desecha como un mueble usado.

-Bien cariño, ya has interrumpido mucho al Sr. Choi, ¿Por qué no te vas a tu habitación y comienzas a despejar el lugar en que pondrás tu rosa? -dije.

-Sí! Ahora que encontré al Sr. Gunny tendré su ayuda para ubicar mi flor en el mejor lugar -dijo la pequeña abrazando a su osito de felpa.

-Adiós princesa, hoy mismo me encargaré de tu rosa, así que muy pronto la tendrás para cuidarla -le dijo Minho.

-Gracias Sr. Jardinero -exclamó mi hermanita haciéndole una pequeña reverencia a Minho antes de salir corriendo.

Cuando quedamos solos, Minho miró alrededor cerciorándose que nadie nos viera, y en un movimiento que solo duró una fracción de segundos, acarició delicadamente mi mano, dándome consuelo para hacer frente al dolor que me causaron las palabras de mi pequeña.

-¿Cobertizo? Te espero -murmuré.

-Claro, adelántate -dijo Minho.

Caminé rápidamente al cobertizo, y una vez allí comencé a pasearme dentro como animal enjaulado, creo que incluso para mí, que nunca he esperado nada de papá, me sorprende lo frio que puede llegar a ser, nunca he entendido por qué es tan distante con mi pequeña, ella es tan inocente, tan infantil, solo sabe dar momentos felices y él se ha perdido todo eso.

-Disculpa que lo diga, pero tu padre debe ser él mayor hijo de puta de la tierra si su propia hija no está segura de ser querida, eso quiere decir que él no ha sido lo suficientemente claro en el cariño que le ha dado y eso me dice que es un hombre que no merece consideraciones -dijo Minho apenas entró al cobertizo.

-Es un imbécil que no se merece el cariño de mi princesita, odio que siempre le dé la espalda cuando ella lo único que ansía es un poco de cariño.

-Bueno, ella tiene suerte de tener el mejor hermano del mundo, estoy seguro que tú la amas lo suficiente para que se sienta tan llena de amor que no necesita nada mas -dijo Minho abrazándome y besándome en la frente.

-Al menos lo intento, ¿eso tiene que contar verdad? -Murmuré con la cara enterrada en su pecho, aspirando su aroma y relajándome completamente en sus brazos.

-Claro que cuenta, a veces creo que no te das cuenta de lo maravilloso que eres, a simple vista puedes parecer un chico despreocupado e incluso infantil, pero en el fondo eres una de las personas más compasivas y fuertes que he conocido y te admiro, no sabes cuánto te admiro -dijo Minho.

¡Dios! No sé a qué santo le prendí una vela para haber logrado que alguien tan maravilloso como Minho entrara en mi vida, pero seguro como la mierda que haré todo lo posible por estar a la altura, ya que estoy convencido que Minho llegó por alguna razón junto a mí, y pretendo descubrir todo lo que este nuevo universo que se abre ante mis ojos tiene para entregarme, y también ir averiguando con el tiempo como hacerlo feliz, que nunca se arrepienta de estar conmigo.

Minho me atrajo hasta sus labios y nos fundimos en un beso exquisito, que sirvió para olvidarme por un momento del mal rato que pasé…su lengua me hace olvidar, me atrapa y me devora con una seguridad que, sin proponérmelo, me excita como el mejor afrodisiaco.

-¿Hasta qué hora trabajarás hoy? Quiero pasar la noche contigo, dormirnos juntitos y hacer cositas entretenidas en la cama -susurré algo mimoso, prácticamente restregándome contra el pecho de Minho una vez que nos separamos de beso.

-Dios, si te pones así, me dan ganas de dejar todo tirado y sacar mi lado cavernícola para llevarte a casa y darte todo lo que mereces -dijo Minho besando mi cuello y acunando mis nalgas, casi estrujándolas.

-Hazlo… -gemí, pegando mi entrepierna a la suya.

-No puedo…no podemos…tengo trabajo aún… -gimió Minho.

-Podríamos jugar un ratito aquí… -ofrecí, como la puta que soy a veces.

-No, aquí no, alguien puede vernos, tenemos que cuidarnos -dijo Minho, separándose completamente de mí.

-Otras veces no te ha importado eso -insistí, acercándome nuevamente.

-No Taemin, no podemos, necesitamos comenzar a ser más inteligentes, creo que nuestros encuentros en el cobertizo deben acabar, además me quedan solo un par de semanas aquí, tratemos de evitar poner en peligro nuestra relación.

-¿Qué sucede? -pregunté separándome abruptamente, sintiendo en mis entrañas que las palabras de Minho tenían un motivo más profundo.

-Nada, solo lo que te dije -se defendió.

-¿Minho?

-Taemin, por favor, no vamos a pelear por algo tan tonto.

-Siento que me ocultas algo.

-Solo quiero cuidar nuestra relación, ¿qué tiene eso de malo?

-Nada, solo que…

No lo sé, algo me hace ruido en esto, pero tampoco quiero molestarme con Minho, sé que debe tener sus razones, y es obvio que está en lo cierto, nos arriesgamos demasiado al encontrarnos en el cobertizo, así que, al menos por ahora, me olvidaré de esta sensación y disfrutaré de lo que nos queda del día.

-Ok, tienes razón -dije finalmente.

-Solo dos horas, espera por dos horas y terminaré del trabajo.

-Está bien, voy a ir a casa de Onew, llevo llamándolo un buen rato y no contesta, así que quiero asegurarme que está respirando. ¿me recoges allí? -pregunté.

-Claro, dale mis saludos a Onew.

-Eres exquisito cuando te preocupas por mis amigos! -exclamé colgándome de su cuello.

-No exageres… -murmuró algo avergonzado.

-No lo hago.

-Bien, volveré al trabajo, te llamaré cuando esté cerca de la casa de Onew.

 


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