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Orange por clumsykitty

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Título: ORANGE

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU.

Parejas: Stony porque ese tráiler me quemó el alma.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Una idea sencilla, seguramente cuando Guerra Civil se estrene, esta historia dejará de tener sentido, mientras tanto, a imaginar.

 

Cuento breve.

 

Gracias por leerme.

 

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Steve Rogers

 

 

Orange tenía ya dos días de desaparecido y Tony estaba comenzando a desesperar. Jamás se había ausentado tanto durante sus cacerías. Le buscó por los alrededores, la cascada, el valle abajo que se perdía en un precipicio, por las faldas de las montañas cercanas. El cuerpo le dolió por tanta caminata sin descanso, teniendo que volver a la cabaña con un sentimiento de frustración a flor de piel que amenazaba con convertirse en angustia. Cuando vio la puerta abierta creyó que ese zorro idiota había vuelto en su ausencia, corriendo al interior para darle el mejor sermón que tuviera sobre preocupar a desvalidos ex superhéroes pero se detuvo en seco en el arco de entrada.

-¿Tony?

Steve Rogers estaba parado en el medio de la salita, en su uniforme azul con el escudo colgado tras su espalda y la capucha abajo, dejando ver su rostro preocupado-asombrado al verle entrar tan aprisa. Tony no atinó a moverse sino hasta que las manos del Capitán América sujetaron sus codos, zafándose bruscamente de su agarre. Le habían estado buscando. ¿Para qué? ¿Un juicio por crímenes de guerra o un mero espectáculo de humillación pública? Steve había escuchado de unos marineros sobre un ebrio Neoyorkino que terminó perdido en alguna parte de Canadá y fue tras esas pesquisas hasta terminar en aquella cabaña. Solo hubo silencio a todas sus preguntas, sus demandas o sus ademanes. Hacía tiempo que Tony había decidido únicamente hablar con Orange y con nadie más, así que el capitán tuvo que contentarse con negaciones o asentimientos de cabeza mientras pensaba apuradamente en cómo largarse de ahí.

La madre naturaleza debía estar pasando por sus días porque la lluvia cayó más fuerte de lo normal, impidiendo todo escape de ambos. Una vez más pensó en Orange pero no podía hacer nada cuando aquel chaparral no dejaba ver más que un metro delante de sus narices y el día terminaba con un Steve Rogers que no le quitaba la vista de encima. Eligió la esquina más alejada de él para tumbarse a dormir con la preocupación por el imbécil zorro desaparecido. Así le encontraría el nuevo día que trajo ahora una fina lluvia de copos de nieve. El Capitán América seguía ahí igual que sus preguntas pero no atendió, mirando por la ventana en espera de Orange cuya peluda figura seguía sin aparecer. Ya era demasiado. Lo peor, tenía que decirle a Steve.

-Tengo que encontrar a Orange.

Así salió de la cabaña con un confundido líder de los Vengadores pisándole los talones al no entender quién o qué era Orange porque Tony no le dijo más. El frío era más penetrante y las ropas remendadas no le protegieron lo suficiente, comenzando a titiritar a pesar de sus carreras al ir llamando al estúpido zorro. Steve pareció comprender porque sus pasos se adelantaron, guiándole por caminos más seguros hasta que rodearon una montaña donde vieron un valle arriba salpicado de nieve. El corazón de Tony se agitó como un mal presentimiento, trastabillando más de una vez al subir casi gritando el nombre de Orange. Le encontró en un claro, tumbado entre pasto alto y nieve con un jadeo pesado, tenía una espantosa herida en el costado, producto de un enfrentamiento con una bestia de tamaño superior, probablemente un oso. A pesar de su condición, el zorrito le sonrió apenas si moviendo su cola. No pudo contener sus lágrimas ante la idea de perderle. Ya no. No de nuevo.

-Tony… -Steve se arrodilló junto a él cuando tomó a Orange entre sus brazos- Escucha… podemos llevarlo al pueblo, o bien podemos ir al Arca. El Quinjet no está lejos de aquí.

Lo que fuera necesario para salvarle la vida. Asintió ante las palabras del Capitán América quien se irguió usando un comunicador para dar su ubicación al Quinjet, pidiendo que tuvieran lista el Arca para atender nada menos que a un zorro salvaje malherido, discutiendo entre órdenes.

-Tony viene conmigo –terminó su atropellada explicación.

Su mente fue aliada al bloquear los pensamientos terribles sobre pisar una vez más el cuartel de los Vengadores bajo la mirada de sus vencedores. No quitó sus ojos de los azules de Orange mientras Helen Cho lo colocaba dentro del Arca para sanarle. Hubo murmullos y explicaciones a medias de parte de Steve a su alrededor. El tiempo pasó muy lento para su gusto, el zorrito dormía ya en el Arca bajo promesa de una recuperación exitosa. Se prometió que volverían al bosque antes de que una mano tocara su hombro haciéndole respingar, la mirada bondadosa de Bruce Banner cayó sobre él igual que su sonrisa.

-Debes descansar, yo lo cuidaré.

Negó con insistencia pero el Verde era difícil de convencer cuando se ponía de mamá gallina.

-¿Has comido algo desde ayer? ¿No, verdad? Ven, te prepararé algo. Te prometo que Orange estará bien.

Probablemente la mención del nombre de su zorrito en boca de Bruce le convenció. Por el rabillo del ojo se percató de su reflejo. Era la viva imagen de Chuck Noland y Orange era su Wilson. Eso explicaría la forma en que todos le observaban, incluyendo a Nick Fury. Comió cual desesperado, se dio un baño más relajado, una rasurada y corte de cabello con ropas nuevas que sintió curiosamente extrañas. Lejanas. Apostó los bigotes de Orange a que probablemente pensaban que se había vuelto loco y había adoptado a un zorro salvaje como muleta mental de sus desvaríos acompañados de ese mutis voluntario. Volvió al lado de su peludo guardián, quedándose dormido sobre el soporte del Arca con los brazos cruzados como almohada. Una lengua húmeda le despertaría, trayendo felicidad a su destrozado corazón al ver sobre sus cuatro patas a Orange. El Arca no podía devolverle el pelo perdido por las garras pero era cuestión de tiempo para que recobrara su esponjosa figura. Se mordió un labio al darse cuenta que tenía que agradecerles, particularmente al victorioso Capitán América.

-Me alegra que los dos se encuentren mejor.

Banner apareció por una de las puertas de cristal, dando un cariñoso saludo a la cabeza del zorro que le sonrió. Traidor.

-Tony, es tu turno –dijo Bruce mirándole fijamente- Y no me refiero a que entres al Arca, pero debes atenderte. ¿Cierto, Orange?

Éste sacudió su cola lamiendo su rostro. Doblemente traidor. Orange gimió tallando su hocico debajo de su mentón que hizo levantar su vista hacia el doctor que esperaba paciente a que reaccionara. Se percató que era el único del cuartel que se le acercaba. ¿Quién quiere acercarse a un perdedor paranoico? Entendía a la perfección los gestos del zorrito como para saber que le rogaba que aceptara. De cierta manera tenía razón si pensaban volver al bosque. Canadá estaba muy lejos a pie. Asintió llevándose en brazos a Orange, el cual nunca se separó de él mientras el Verde le examinó cuidadosamente, atendiendo las heridas en su espalda, piernas. Examinando sus huesos, fracturas de una última batalla perdida. Luego de su examen médico, recibió junto con su peludo amigo una habitación donde descansar en tanto el buen doctor planeaba su tratamiento y Orange era inspeccionado de nuevo. No había sido tan malo regresar, obviando por supuesto el hecho de que en realidad solamente había sido un rescate animal. Por partida doble.


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