-Al medio día-
"Para mi lindo jovencito:
Lamento no escribirte antes, ha estado muy calmado últimamente. Pronto será tu cumpleaños, ¿no? con Phillip, Grey y Jhon pensamos en realizarse una pequeña celebración.
Por el momento te envío este artículo del periódico Alemán, ¿no te parece interesante? Es una casa de ópera en las afueras de la ciudad de Berlín, rodeada de un hermoso lago. Cada fin de semana se ofrecen fiestas donde algunas personas de clase alta y personajes destacados suelen estar invitadas, pero de alguna forma en cada función algunos de los invitados no regresan a casa. Es como si fueran tragados por el agua. Sin embargo, las personas que logran salir dicen que la voz de la anfitriona es inigualable y hasta hechizante.
Esta situación me preocupa mucho, aunque Alemania esté fuera de mis límites; una de mis sobrinas se ha comprometido en matrimonio con un teniente del ejército alemán. Ambos fueron invitados a esa mansión hace unos días pero solamente él regresó.
A pesar de que las fuerzas alemanas están en movimiento te pido de todo corazón la encuentres, e investigues la causa de esas desapariciones repentinas;
Victoria."
«Bocchan...» Insinúa el mayor sabiendo desde ya la respuesta.
«Esto no explica nada sobre ti.»
Era totalmente cierto, la carta de la reina no mencionaba nada sobre Youfiel. Preguntas como ¿Quién es? ¿De dónde viene? ¿Qué quiere? Aun seguían presentes. El conde Grey ya se había retirado, tenía asuntos que resolver en el castillo. Esto le dejaba el asunto a amo y sirviente.
«Tú y yo, ya nos conocemos...»
Sonríe y así inicia su narración.
En el carruaje que Hanna maniobraba a gran velocidad entre los arboles del bosque, minutos antes de su muerte, recibió una visita de Grell Sutcliff. Estaba desangrándose, su vida llegaba al fin pero aun así no quería aceptarlo. ¿Cómo él, el gran Alois Trancy acabaría de esa fatal forma? Sin preverlo, el carruaje vuelca dejando ver na figura de una mujer. Un combate como otros muchos da inicio.
A como puede arrastra su cuerpo hacia la sombra de un árbol dejando el rastro de su sangre. Imágenes de su vida lo atormentan. Violación. Su pequeño amigo tratando de complacerlo. El maltrato hacia sus sirvientes. Oh Dios... Fue un verdadero monstruo. Su herido corazón se contrae y exclama perdón en un inaudible suspiro. Las lágrimas y el miedo lo invaden. Una bestia lo mira hambriento.
Cerrando sus ojos para no sentir el dolor... Su alma se redime. ¡Perdón por todo! Grita su interior. No siente nada. Al abrir sus ojos, Claude ha vuelto. Se alegra al ver al mayor. Su salvación, o eso quizo creer.
Ambos se encuentran a la misma distancia del suelo. Inclinados. En silencio. El momento ha llegado, el rubio lo sabe. Sus iris azules suplican el perdón nuevamente pero su alma es consumida, su cuerpo destrozado. La oscuridad se hizo presente.
Cuando su alma. Vagabunda encuentra un cuerpo el cual poseer, con la ayuda de Hanna, cree en tener una nueva oportunidad para vivir y ser amado. Subiendo a la cima de aquel monumento donde a gritos exclama por Sebastian, su afán de ser deseado lo conduce a realizar un contrato en un cuerpo ajeno. Hanna, aquel demonio tan relacionado con él y con su fallecido hermano, lleva a todos los presentes hasta la isla demoníaca. El lugar donde el contrato llega a su fin; donde, por leído del sello las almas de los contratistas son consumidas por aquellos que una vez fueron sus sirvientes.
Tras una gran batalla donde Claude empuñó la espada maldita, Laevatein, y Sebastian utilizó toda su determinación para poder vencer y así conservar el alma que por derecho le pertenece. Una sonrisa melancólica dibujada en el rostro de aquel rubio, conocido como Alois, es señal de despedida. Desprendido del cuerpo de Ciel y consumido por Hanna vuelve a quedar en la oscuridad, temporánea.
"Los demonios solo devoran los deseos malos, avaricia, lujuria, venganza, poder." Había una oportunidad. Una mínima parte de su alma encuentra la luz, la parte de su alma que se redimió a tiempo. En el interior de ese demonio que, al igual que él, solo quería amor; se reencuentra con Luca. "Onii-chan, ¡Has regresado!" exclama el menor. Un campo lleno de flores azules, las favoritas del castaño, se divisa al fondo. Una granja donde ahora los cuatro vivirían felizmente.
En cuanto a Ciel... Luego de caer en el mar, es convertido en demonio. Gran sorpresa para su fiel mayordomo que con sorpresa lo mira fijamente.
Pasado un tiempo, la isla donde los cuerpos inconscientes de dos demonios son destruidos tras la destrucción total del pedazo de tierra. Algunas luces brotan de aquel lugar y avanzan por el cielo dejando un hilo de luz resplandeciente. Ninguno sabe lo sucedido pero algo era claro, era tiempo de ser juzgados. Llegan a un lugar con luz en abundancia. Al inicio son segados por el brillo pero sus pupilas se acostumbran al resplandor. ¿Será el meikai? preguntan consternados. No... Ese no es el Yomotsu, no es un lugar de dolor. Al contrario.
Un camino blanco y lleno de pureza. Los conduce hasta una puerta de oro puro. "Su juicio final ha llegado." Los menores siguen en duda. Alois observa su interior intrigado. No solo él y su hermano estan presentes, muchas otras personas los rodean. Las otras almas devoradas por los dos demonios. "Todos ustedes, los que hicieron contrato con los demonios ¿desean ser perdonados?" Algunos asienten y otros muestran sus desacuerdos. La puerta se abre para los que tomaron la redención mientras que los otros son conducidos por el túnel hacia el inframundo. Quedando en pie frente a la puerta Alois, Luca, Hanna y Claude. "Almas demoníacas, a ustedes no les puedo conceder el perdón. Serán conducidos hacia el meikai para recibir el sufrimiento que han causado" Las pupilas celestes del rubio se dilatan con lo dicho. Ahora que era tan feliz, nuevamente sus seres queridos eran arrebatados. "¡No!" La voz de Luca suena en toda la extensión. "Ellos merecen perdón. Todos lo merecemos. He sido testigo de que estas almas malditas también tienen buenos sentimientos. El daño que han causado es debido a sus malas decisiones pero, todos cometemos errores ¿no?" Gotas de llanto inundan su rostro. Un aura verde claro rodea al castaño que se pocisiona frente a las almas condenadas. Con sus ojos cerrados, esperando caer en el túnel, para su sorpresa nada ocurre. Al abrir sus párpados deja ver como aquellos ojos que fueron del color de su cabello ahora brillaban del color esmeralda. "Hermanos Macken... Sean bienvenidos. Demonios, el arcangel Raphael ha intercedido liberando su pasado y obrando para que sean perdonas, pueden pasar." Todos se adentraron al desconocido pero pacífico lugar.
Los días pasaron. Al igual que antes, tuvieron una vida "eterna" juntos. Cierta tarde, tanto Luca como Alois, fueron llamados a un lugar prohibido del "paraiso".
Una luz al fondo los llamó y la noticia se hizo saber. "Aloys, Luca... Su vida ha sido una prueba. Hicieron daño. Les hicieron daño. Perdonaron. Michael te ha dado la oportunidad de redimirte a través de su toque, Alois... es decir Jim. Es hora de que despiertes, Youfiel. Luca, has logrado despertar solo, al ver a tus seres queridos en problemas. De hoy en adelante serás lado Raphael." ¿Una nueva oportunidad? ¿La vida eterna? ¿O una nueva vida? "Sus almas me pertenecen, sus cuerpos serán un arma de guerra encargado de hacer el bien. Youfiel, Belleza de Dios. Arcángel del rayo amarillo, tus ojos expresarán tu nuevo sentir. Algo grande se avecina. Los ángeles están a tu servicio. Raphael, poseedor del poder sanador de Dios. Arcángel del rayo verde, tus ojos misericordiosos intercederán en ayuda de otros. El curar todo mal será tu misión."
«¿Quieres que crea esa historia?»
Si algo había aprendido Ciel, era que ese ser del que habla no le dio apoyo cuando más lo necesito, ¿por qué creer en el él ahora?
«Bocchan, lo que dice es cierto.» Sebastian se encuentra inspeccionando al chico rubio. Sus miradas se topan e inexplicablemente empieza a llorar. Lágrimas de arrepentimiento brotan sin cesar.
«A pesar de que eres un demonio puedo encontrar pureza en tu ser. Esto es gracias a Ciel ¿me equivoco?» Su sonrisa sigue persistente.
«Ok, solo si Sebastian lo dice... Partiremos pronto.»
Siendo su sirviente un demonio, y siendo tan perfecto como de costumbre no podía dudar. Lo que decía Youfiel era cierto. Quizá en una vida pasada fue Alois pero ahora se trataba del arcángel Youfiel. Su experiencia con angeles no habia sido buena pero esta vez todo apuntaba a que sería de ayuda.
«También he venido para pedirles su ayuda. Me ha sido encomendado encontrar al arcángel Michael. Sin él librar esta batalla será un poco complicado. Además tengo que agradecerle por haberme salvado.»
Ahora se les uniría la búsqueda de un arcángel ¿Quién será? La sesión de recuerdos ha sido cerrada. Amo y sirviente han decidido confiar en el joven de cabellos y ojos color oro, pero todo se estaba poniendo más raro que de costumbre.
¿No le parece raro que toda esta religiosidad nos envuelva derrepente, Bocchan? Quizá se al algo que tenga relación con su pasado. En el próximo Kuroshitsuji: Su mayordomo, invasor.
¿Cómo no podría el mayordomo de la familia Phantomhive lidiar con militares alemanes y preparar el té a tiempo?