Secuestrado...
Mientras tanto, Goku se encontraba en el patio de su hogar…
-Turles actuó muy raro hoy. ¿Desde cuándo le gusta el chocolate? Siempre lo odió. Definitivamente algo anda mal. –Murmuró para sí el azabache.
Antes de salir por el inmenso portón, pudo escuchar claramente algunos gritos. Primero creyó que Raditz o Turles habían llevado alguna mujer mientras él salía, pero se preocupó al notar que los gritos se hacían más intensos. Vegeta cruzó su mente. –Oh, no. ¡Vegeta! – Corrió hacia la casa de nuevo, pero todas las puertas tenían seguro. -¡Maldito Turles! –
Mientras tanto en la habitación de Goku y Vegeta
-¡Su-suéltame, Turles! – Vegeta luchaba por zafarse de su agarre, pero era inútil. El mayor comenzó a recorrer su cuello con su lengua. Mientras que al otro solo le causaba asco y miedo.
Zarbon no podía creer la escena que veía. ¿En serio Turles lo había llamado para ver como hacía sufrir a Veggie? Lo peor de todo es que no podía hacer nada. -¡Jefe! ¡Prometió no hacerle nada hasta que Vegeta se acostumbrara! – El nombrado solo lo vio con el ceño fruncido. –Zarbon, esperé demasiado. Tengo que hacer esto. – Turles prosiguió.
Raditz por su parte, veía aquella escena desinteresadamente. Si era él quien le hacía cosas a Veggie, no había ningún problema, pero como su hermano estaba a cargo decidió guardárselo.
Turles desabrocho los primeros 3 botones de la camisa del menor, mientras este lloraba y se resistía. Antes de que pudiera hacer algo más, alguien abrió la puerta.
-¡Alto! – Aquella voz pareció aliviar por completo el cuerpo tembloroso del más pequeño.
-¿Eh? ¿Goku? ¿¡Estabas aquí cerca!? – Turles palideció. ¿Goku había visto todo eso?
-Escuché los gritos de Vegeta y tuve un mal presentimiento. ¿Turles, es una broma? – Gritó bastante exasperado Goku. Su hermano se levantó de la cama, dejando a un Vegeta confundido y aliviado.
-¿¡Turles no te bastó con destruir a su vida, que ahora tenías que intentar violarlo!? – Lanzó todo de golpe sorprendiendo al castaño.
-Hay querido hermanito… Acéptalo ¡Tú también quieres a Vegeta para ti solo! – Este no pudo evitar ruborizarse mientras Goku retrocedía espantado.
-Vamos dilo, quieres hacerle cositas a Veggie – Una ira acumulada salió al exterior.
–Turles… ¡Estás Enfermo! – Dicho esto tomó de la mano a Vegeta, causando el sonrojo de este.
Goku empezó a correr con Vegeta a su lado, bajando por las escaleras en dirección a la puerta principal. Pero cuando logro abrirla para huir, los sorprendieron 3 personas que estaban a punto de tocar el timbre.
Turles bajo a toda velocidad las escaleras, seguido de Zarbon. Pero apenas llego a la primera planta se encontró con rostros que creía que no vería más…
Hogar de los Saitō
Ya habían pasado 3 semanas desde la desaparición de Vegeta. Su familia sabía con quién estaba, pero el problema era localizar en cuál de las mansiones se encontraba.
-Velitia, por favor, no llores. Lo encontraremos. – La madre de Vegeta estaba en otro mundo. Sin su pequeño ¿De qué le servía vivir?
-Mi pequeño. Aún recuerdo cuando eras pequeño. Te extraño, tesoro. ¿¡Porqué, Turles, porqué!? – Ella se quebró mientras R.Vegeta la abrazaba para detener su llanto. – Velitia, te prometo que no descansaré hasta que nos devuelvan a Veggie. ¡Lo prometo! –
Hogar de los Son
-¿Trunks, Bulma, Mirai? – Bulma sonrió mientras alzaba su mano. Trunks sonrió de lado y Mirai se cruzó de brazos.
-¿Qué hacen aquí? Creí que habían ido a Rusia por los contratos de la empresa. – Bulma empezó a reír, Trunks por otra parte no le quitaba los ojos a Vegeta.
-Pasen, será mejor charlar adentro. Afuera parece que lloverá.- Dicho esto los 3 invitados entraron. Goku fue a sentarse junto a Vegeta. Zarbon y Raditz, quien había llegado por último, se sentaron en otros sillones.
-Bueno, te explicaré. – Comenzó Bulma –Sucede que al volver de Rusia, por ‘’Accidente’’ Mirai incendió la casa. – Sin poder contenerse, Turles empezó a reírse como un loco. Mientras Mirai fruncía el ceño.
-Esto hubiese pasado si cierta personita no me obligara a cocinar. – Retrucó el peli-lila mayor. Bulma se cruzó de brazos mientras cerraba sus ojos.
-Y esto no hubiese pasado si cierta personita supiera cocinar. –Trunks comenzó a reír. Su hermana había dado en el clavo.
-Y no hubiera pasado si Trunks no se riera de mi comida. – El nombrado paro de reír para enfrentar a su hermano. –Y esto no hubiese pasado si… Si… Olvídenlo. – El nombrado paro de re
-Como sea, Turles necesito que me hagas un favor. – Él la miró confundido. -¿Qué tipo de favor, hermanita? – Vegeta alzó la vista ante esa palabra ‘’Hermanita’’
-¿Podemos quedarnos aquí hasta que la casa se reconstruya? – Turles pareció pensarlo un momento hasta que contestó.
-Claro, lo que sea por ti. – La peli- verde sonrío mientras abrazaba a su ‘’Hermanito’’
-Bien, entonces ya que quedarán aquí. Bulma tu habitación está junto a la mía. Trunks tu compartes habitación con Goku. Y tú Mirai, estarás en la habitación que está junto a la de Zarbon. ¿Si? – Los 3 asintieron. –Perfecto, ahora vamos a…
-Si me disculpan, iré a hacer algunas cosas. Vuelvo para la cena. – Interrumpió Raditz levantándose del sillón y yendo hacia la puerta.
-¿Eh Raditz? – Preguntó Turles, pero este ya había salido de la habitación.
Con Raditz
-Supongo que será divertido tenerlos aquí, extrañaba las bromas de Trunks, el enojo de Bulma y la lejanía de Mirai… - Pensaba el azabache mientras caminaba por la ciudad cuando el sol se ponía para da paso a la noche.
Continuó caminando hasta que a lo lejos divisó a un pequeño llorando. No era de esos tipos con sentimientos que iban a ver de cerca ese tipo de cosas, pero el chico llamó su atención.
Se acercó lentamente hacia el pequeño asustándolo y haciéndolo retroceder.
-¿Qui-Quien es usted? – Preguntó con lágrimas en los ojos.
-Eso no importa. ¿Por qué lloras? – Ni el mismísimo Raditz sabía de donde había salido tanta amabilidad, siempre era frio y sarcástico.
-Es qué… Mi hermano está en peligro… - Continúo el pequeño
-¿Peligro? ¿A qué te refieres? –Justo cuando iba a hablar los padres del chico aparecieron
-¡Tarble! ¿¡Dónde estabas!? Creímos que te había pasado algo… - Velitia abrazó a su hijo mientras Raditz creyó haber visto a la mujer en alguna parte.
-Lo siento… Quería pensar un poco. – Tarble se levantó de la banca no sin antes despedirse –Hasta luego… - Dicho esto subió al auto y este mismo desapareció en la oscuridad de la noche.
Hogar de los Son
-Sabe lo que hace, bueno, ¡A cenar! – Gritó Turles y todos se dijeron hacia la mesa.
La cena a decir verdad fue tranquila, para Vegeta la cena fue una tortura. Ya que Trunks siempre veía al pequeño. Goku lo miraba de reojo. Turles lo miraba y se relamía. Mirai lo veía pero volvía la vista hacia su plato. Raditz, quien había vuelto, pensaba en el pequeño que había visto en el parque.
Al terminar Vegeta fue con tranquilidad hacia su habitación, pero cuando llegó vió como Mirai salía de esta con una toalla envolviendo su cintura.
-¿Eh? ¿Vegeta, verdad? – El nombrado se sonrojó notablemente mientras asentía. –No nos presentamos bien, Soy Mirai. Es un gusto. –Ambos se miraron un poco más, indagando sus orbes.
-¡Veggie! ¡Aquí estas! – Grito Turles llegando hasta él. Sin aviso, lo abrazó contra la pared. Bajo la sorprendida mirada de Mirai.
-¿Qué miras, Mirai? – Él peli-lila los observo y volvió a su habitación.
-Su-suéltame, Turles… - Comenzó a luchar por liberarse, hasta que Trunks salió de su habitación.
-¿Qué ocurre aquí? ¿Veggie? – Turles fulminó al otro con su mirada, pero el otro ni se inmutó.
-¿Quieres que demos un paseo? Pequeño. – Antes de que siguieran, Vegeta se libró del agarre de Turles y comenzó a correr.
Al llegar a la puerta, la abrió y salió al exterior. Allí buscó desesperadamente un lugar para ocultarse y vió un árbol.
Él era muy bueno en los deportes, así que en un segundo estaba en el techo de aquella mansión.
El lugar era tétrico, todo estaba oscuro, las únicas luces que se podían apreciar eran las estrellas y la luna. El cielo estaba lleno de estrellas.
Vegeta se recostó observando aquellas bellezas, tratando de alejarse de todo aquello que lo envolvía.
Pasaron unos minutos, cuando sintió que alguien subía a la terraza. Sintió miedo y en un torpe movimiento, cayó desde 5 metros de altura.
Pero no sintió el impacto, ya que cuando se dio cuenta, estaba en los brazos de Goku.
-¡Vegeta! ¿¡Estas bien!? Casi caes desde la terraza. –Vegeta se sonrojó mientras la luz de la luna reflejaba su rostro.
-Es-estoy bien, gracias. – Dijo lo último en un susurro casi inaudible.
-Me asustaste… ¿Quieres que veamos las estrellas? – Sonrío sin darse cuenta y asintió. Goku observo aquella sonrisa, haciendo que Vegeta pareciera un tomate.
Se recostaron en el césped a observar aquellas lucecitas blancas que cubrían el cielo.
-¡Mira Vegeta! Una estrella fugaz… ¡Pidamos un deseo! – Sonrió mientras observaba viajar a aquella estrella.
-Desearía… Poder resolver mis dudas… Estoy confundido… Acaso es esto a lo que todos llaman… ¡No! No lo es… ¿Verdad? – Pensaba nuestro pequeño mientras se sonrojaba.
-Deseo… Que Vegeta escape de este lugar… Esto lo terminará enloqueciendo. Pero… ¿Es este mi mayor deseo…? ¿Quiero que se vaya…? – Goku pensaba con seriedad…
¿Acaso sentía algo por aquel chico?