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Sad Past & Happy Future por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Bueno... aquí traigo la parte de Lee n.n

Espero que os guste.

Nos vemos en las notas finales (=^w^=)

Lee story


 


Lee llevaba ya casi un año trabajando como monitor para niños y jubilados en el gimnasio público de la ciudad. En realidad le ofrecieron ser profesor particular en el gimnasio para hombres y niños pero el menor se negó y prefirió estar en la piscina.


Su trabajo le encantaba puesto que adoraba la energía de los niños y su entusiasmo además de la amabilidad de los más mayores pero, también había una parte de su trabajo que odiaba profundamente. Esta radicaba en el hecho de que muchos varones se la pasaban observando su cuerpo, aprovechando que era obligatorio que llevase bañador. Y aunque también traía puesta una playera eso no impedía que le viesen con lujuria. Lo peor es que su horario era durante las horas donde el gimnasio estaba más repleto de gente y no podía cambiarlo.


Suspiró cansado a la vez que se dejaba caer pesadamente sobre el banco de los vestuarios. Ya había acabado su jornada laboral y por lo tanto podía relajarse un poco. Volvió a suspirar y miró a su alrededor. Observó como muchas madres vestían a sus hijos para así irse a casa y aquello le hizo sonreír levemente. Algunas de aquellas mujeres eran bastante amables con él o al menos fingían serlo. Delante de sus hijos decían maravillas de él pero sabía que en cuanto salían por aquella puerta las cosas cambiaban completamente.


Esa era otra de las cosas que no le gustaba. Sabía que ellas solo estaban celosas por que sus maridos babeaban al verle e intentaban coquetear con él en cuanto se despistaban por eso la mayoría de ellas siempre iban a buscar a sus hijos sin sus maridos.


Volvió a suspirar cansado y cogió sus cosas para seguidamente salir de allí. A él tampoco le gustaba aquella atención de los varones y ellas no tenían porqué echarle la culpa de algo que no es culpa suya. Mientras caminaba podía notar las miradas lujuriosas de los varones y las de odio de las mujeres. Volvió a suspirar a la vez que se ajustaba la gorra que llevaba puesta. Si no fuese por que le pagaban bien y por que se llevaba bien con los niños habría dejado el trabajo sin dudarlo.


Durante su camino a la puerta algún que otro de los trabajadores le saludaban y él solo respondía por pura cortesía ya que realmente no hablaría con ellos si no trabajasen con él. Y aún así prácticamente solo les responde el saludo de “buenos días” y la despedida de “ gracias por tu trabajo hoy.” Finalmente estaba a punto de salir por la puerta y sentir el aire frío contra su rostro cuando una voz le llamó para detenerle.


Volvió a suspirar por vete a saber que vez y se giró para encarar a la persona que le había hablado. Delante suyo se encontró con un castaño de cabellera larga, ojos sin pupila, piel pálida y un atuendo de kárate. Hyuga Neji, varón de 18 años y el hijo de sus jefes y si no fuera por eso le habría ignorado olímpicamente, pero no podía hacerlo.


-¿Necesita algo Neji-san?-preguntó lo más formal y respetuoso que pudo aunque por dentro quería gritarle que le dejase en paz, que solo quería marcharse a casa a descansar.


-Quería preguntarte si podrías ser mi ayudante durante la clase de mañana.-le habló amablemente.


-¿Por qué yo?-preguntó algo irritado el menor y eso pudo notarlo el castaño.


-Verás es que mi ayudante regular se hizo daño en la muñeca durante la práctica de hoy y necesito un reemplazo.-explicó sin quitar su leve sonrisa.


-Y vuelvo a preguntarle. ¿Por qué yo?-cuestionó el menor.


-Sé que mis padres te propusieron que fueses mi ayudante desde un comienzo y aunque te negaste la verdad es que eres el más adecuado. Además solo serán unos días en los que él se recupera.-respondió para intentar converncerle.


-Si sabe que rechacé el puesto desde el comienzo sigo sin entender por qué me lo pide de todas formas.-respondió molesto el moreno lo que hizo suspirar al mayor.


-Como dije es porque creo que eres el más adecuado para ello. Además si te preocupan tus clases pondremos a alguien a sustituirte.-comentó.


-¿No es más fácil buscar un reemplazo para su ayudante que un reemplazo para mí?-preguntó encarnando una ceja.


-No. La verdad es que es más sencillo encontrar a alguien que pueda nadar y sea bueno con los niños que a alguien con conocimientos y práctica en kárate.-explicó algo cansado.


-¿Si accedo me dejará ir a mi casa de una vez por todas?-preguntó el moreno después de ver la hora y notando que el mayor no le dejaría en paz hasta que accediese.


-Por supuesto.-respondió después de recuperarse de la sorpresa que le había provocado aquella pregunta.


-De acuerdo entonces mañana vendré para ayudarle en sus clases.-dijo para seguidamente hacer una leve reverencia de respeto y marcharse de allí.


El castaño solo le observó marcharse y cuando este desapareció de su alcance visual suspiró algo decepcionado. Desde que había conocido al moreno le había gustado. Esa alegría y entusiasmo que veía en él cuando enseñaba a los niños le encantaba. La pasión que ponía en ayudar en las sesiones de rehabilitación de los mayores también la amó. Además de su carácter también tenía que reconocer que el aspecto del menor también le atrajo pero no era tan superficial como para solo fijarse en aquello.


Pensó en acercarse a él para intentar por lo menos ser amigos pero este solo le respondía con lo mínimo y sin dejar de ser respetuoso. Después de observarle durante esos doce meses se sintió mejor al percatarse de que por lo menos no era solo con su persona que se comportaba de aquella manera. Sus padres se lo habían advertido cuando les dijo que le gustaba el menor. Al parecer incluso en la entrevista para el trabajo su comportamiento fue bastante frío con su padre. Con su madre no tanto pero si mantenía su distancia de ella.


Bueno, tenía que ser positivo ya que al menos logró que este accediese a ser su ayudante. Suspiró y se dirigió a los vestuarios para cambiarse e ir a reunirse con sus amigos.


Por otro lado el moreno caminaba por las calles de la ciudad ignorando a todos a su alrededor. Sabía que el mayor quería algo con él puesto que estaba demasiado empeñado en acercarse a su persona. Y aunque reconocía que el varón no estaba nada mal, tenía muy claro que este solo lo quería para el rato. Así eran todos después de todo y, siendo sinceros, había observado a la horda de mujeres ir detrás suyo como polillas a la luz por lo que sabía que no iría en serio con él, teniendo a cuanta mujer quisiera entre las sábanas de su cama.


Suspiró con cansancio y siguió su camino hacia el sitio de reunión con sus amigos. Diez minutos después se encontraba delante de una pequeña pero acogedora cafetería situada en el centro de la ciudad. Entró y sin saludar a la joven que le dio la bienvenida se encaminó hacia la mesa más alejada donde encontró a un pelirrojo viendo por la ventana de forma ausente.


Sonrió y se sentó delante del mencionado sorprendiéndolo al saludarle de repente.


-Hola Gaara.-saludó causando un pequeño bote por parte del contrario.


-Hola Lee.-saludó después de recuperarse del susto.


-Todavía no han llegado Dei y Hidan ¿eh?-comentó extrañado.


-Cierto. Normalmente son los primeros en llegar.-respondió mirando hacia la puerta. En aquel momento entró un castaño pelilargo lo cual causó la sorpresa en el moreno. Notando la reacción de su amigo decidió preguntar.


-¿Le conoces?-le preguntó con curiosidad.


-Si... es el hijo de mis jefes.-respondió mirando hacia la ventana.


-Mmm.... ¿el que dijiste que quiere llevarte a la cama?-preguntó con gracia.


-Tsk. Así es.-respondió algo enojado al notar la burla en la voz de su amigo.


-¿Crees que te ha seguido?-volvió a preguntarle.


-Espero que no porque sabes que si hay algo que odio más que a los hombres es a los hombres acosadores.-respondió con una leve sonrisa en el rostro.


-Cierto.-dijo con gracia.


Estuvieron en silencio unos minutos hasta que alguien se les acercó. Voltearon a ver y encontraron a un rubio de cabellera larga y a un peliplateado. El rubio lucía enojado mientras que el otro parecía divertido.


-¿Pasó algo?-preguntó el pelirrojo.


-Nada.-respondió malhumorado y le envió una mirada de advertencia a su amigo que le mandaba callar.


-Vale...-dijeron ambos mientras una gota caía por sus sienes.


-Bueno, ya estáis todos.-dijo una voz alegre a sus espaldas.


-¿Os traemos lo de siempre?-preguntó otra voz.


Allí se encontraban un rubio de cabello corto y un castaño sonriéndoles. Los cuatro sonrieron también al ver a sus amigos/hermano.


-Por supuesto.-respondieron los cuatro a la vez.


Siguieron platicando hasta que el turno de sus dos amigos terminó y los seis se encaminaron hacia el departamento que compartían.


 


Por otra parte. El castaño pelilargo se sorprendió también al ver al moreno en el mismo local que él pero lo que más le sorprendió y, sinceramente, molestó fue el hecho de verle sonreír junto a aquellos chicos. Pudo suprimir sus celos en cuanto se percató de que también eran donceles pero siguió sintiéndose algo dolido por que él era incapaz de lograr aquella expresión.


-¿Sucede algo Neji?-le preguntó un moreno de piel pálida y ojos negros.


-Nada Sai.-respondió algo decaído.


-Esa no te la crees ni tú.-comentó con voz burlona un azabache de ojos negros y también de piel pálida.


-¿Os acordáis del doncel que me trae de cabeza y que no consigo que me dirija la palabra a menos que sea necesario?-preguntó de forma amarga.


-Por supuesto.-respondió un castaño con gafas de sol.


-Pues está allí sonriendo y hablando alegremente.-dijo mientras un aura depresiva le rodeaba.


Sus amigos giraron en dirección a donde les indicó el moreno y observaron al grupo de donceles hablar tranquila y alegremente.


-Mmm.... nunca había visto a Gaa-chan sonreír así.-comentó el moreno.


-¿Eh?-preguntaron sorprendidos el resto.


-¿Os acordáis del lindo doncel bibliotecario que tampoco me habla?-preguntó ahora y todos asintieron.


-Pues es ese pelirrojo de allí.-respondió también deprimido.


-También está el doncel rubio con el que acaba de hacer el ridículo mi hermano.-comentó el azabache mirando divertido a un moreno de cabellera larga atada en una cola baja, piel pálida y ojos negros con unas notorias ojeras debajo.


-Cierra la boca otouto.-dijo molesto el mayor.


-Pues que yo sepa el lindo mesero rubio también estaba hablando con ellos hasta hace un rato.-comentó el castaño de gafas lo que hizo que ahora fuese al azabache al que le cubría la nube de depresión.


-Lo mismo va para el castaño de marcas que te gusta Shino.-comentó ahora un castaño de ojos verdes y una máscara que le cubría la boca.


-Vamos que los donceles que nos gustan y no nos hacen el más mínimo caso se conocen y están justo delante de nuestras narices.-dijo el castaño pelilargo con voz amarga.


-Eso parece.-concordaron los otros cinco con pesar.


-Espera. ¿Y tú por qué estás de acuerdo Kakuzu?-preguntó desconcertado el moreno pelilargo.


-Conozco al peliplateado.-respondió sin más.


-¡Eso no lo sabíamos!-exclamaron sorprendidos.


-Para que veáis que estoy en la misma posición que vosotros.-comentó desanimado.


Después de conversar un rato más y ver que los chicos ya se habían retirado decidieron irse también de allí. El castaño caminó hasta su casa a pesar de que se encontraba algo alejada del local. Necesitaba pensar y despejar la cabeza. Realmente quería conocer más al moreno pero no sabía como demonios hacerlo. Al parecer ser amable no funcionaba, tampoco ser caballeroso, igualmente no podía ser antipático o frío porqué sino tampoco habría un acercamiento.....Mientras más pensaba peor veía las cosas. Suspiró y decidió que simplemente dejaría que las cosas fluyesen sin intentar nada de nada. Prefería comportarse como siempre y ver si conseguía algo de esa forma. Una vez llegó a su casa sonrió de lado al recordar que lo tendría de ayudante por lo menos una semana y aquello le hacía realmente feliz.


Así llegó la mañana siguiente. Ambos, castaño y moreno, fueron a sus respectivas escuelas y pasaron la mañana con tranquilidad. Bueno, si por tranquilidad te refieres a aguantas los acosos de las mujeres por parte del mayor y las miradas y palabras lujuriosas de los varones por parte del menor.


Llegó la tarde y el moreno caminó hacia su lugar de trabajo algo más temprano de lo usual. Como iba a ayudar al mayor con sus clases tuvo que buscar su uniforme y lavarlo puesto que hacía bastante que no lo usaba. Lo único que le gustaba de aquella situación era que podría descansar de las miradas de los molestos varones. Tampoco tenía que preocuparse porque las clases del castaño también eran a niños así que de cierta forma se sentía relajado.


Llegó al gimnasio y se cambió para seguidamente dirigirse a la sala correspondiente. Allí encontró al varón vestido con su correspondiente traje pero lo que le sorprendió fue la seriedad y concentración que mostraba. Sin hacer mucho ruido para no molestarle entró y se sentó en un banco. Cinco minutos después el mayor abrió los ojos y encontró el reflejo del moreno en el espejo lo cual le sorprendió.


-¿Cuanto llevas aquí?-le preguntó a la vez que se levantaba y giraba a verle.


-Algunos minutos.-respondió y giró la cabeza puesto que no se había percatado que no había dejado de observar al mayor en todo aquel rato.


-Ya veo. Bueno.... te explicaré lo que haremos hoy y en lo que tendrás que ayudarme.-dijo para recibir un asentimiento del contrario.


Después de explicárselo todo comenzaron a llegar los niños. La clase pasó sin incidentes y al parecer a los pequeños les había gustado la presencia del doncel. Por parte de este estaba sorprendido de la actitud del varón. Nunca pensó que se tomase tan enserio dar aquellas clases e incluso pensó que no iría con todo contra él o los niños pero no fue así. No subestimó a ninguno de sus alumnos y a él tampoco. Poco le importó que fuesen niños, varones, donceles o niñas. Aquello le gustó al doncel puesto que no le gustaba que le tratasen como si se fuese a romper.


Sonrió levemente mientras veía como el mayor se despedía de los últimos niños para finalmente quedar solos los dos en aquella habitación.


-Gracias por acceder a ayudarme y.... al parecer le gustaste mucho a los niños.-comentó el mayor mientras le miraba.


-La verdad es que fue bastante divertido.-dijo el menor y para sorpresa del castaño le sonrió levemente.-¿Qué?-preguntó algo más frío al ver la reacción del mayor.


-No... es solo que.... es la primera vez que me sonríes y.... me tomó desprevenido, solo eso.-respondió algo aturdido.


Estuvieron un par de minutos en silencio hasta que el menor lo rompió.


-Sabes..... me gustó que.... te lo tomases en serio.-dijo en voz baja. El mayor le miró sorprendido pero el contrario miraba hacia otro lado.


-¿Pensaste que por ser niños no lo haría?-preguntó con una leve sonrisa.


-La verdad... si.-respondió y le miró a los ojos.- Pero... también pensé que....tampoco irías en serio conmigo.-confesó algo avergonzado puesto que parecía que no hablase de las clases sino de algo más personal. El mayor captó el doble sentido pero no comentó nada de ese tema.


-Bueno. Siento el haber sido tan duro contigo pero es algo que me tomo muy enserio así que....


-¡No!-le interrumpió el menor y se avergonzó al notar la mirada sorprendida del varón.- En realidad.... sino me hubieses tomado en serio me habría enfadado. No me gusta que crean que puedo romperme por el simple echo de ser doncel. Así que.... gracias.-comentó y le sonrió para seguidamente salir ha cambiarse.


El castaño siguió en shock durante unos minutos pero sonrió al darse cuenta de que el menor no solo le había dado las gracias, sino que no había sido tan frío y, sobretodo, le había sonreído. Agradeció a todos los dioses por ser tan serio sobre ese deporte porque gracias a ello se había acercado un poco al doncel.


Pasó una semana y gracias a aquella conversación pudo hablar un poco más con el menor. No consiguió unos grandes avances pero al menos le hablaba sin ser tan distante y le había visto sonreír de tanto en tanto e incluso reírse cuando alguno de los alumnos hacía alguna broma. Pensó que cuando su ayudante regular volviese todo volvería a ser como antes y eso le aterró pero aquello no pasó. Si que no hablaban tanto como en clase y tampoco había contacto directo pero al menos ahora el menor le saludaba por cuenta propia, sin tener que acercarse él primero.


Era lunes y el castaño salía de su última clase. No había podido ver al moreno ya que tenía que ayudar a sus padres y no llegó a despedirse de él. Suspiró cansado pero mientras caminaba hacia el estacionamiento para coger el coche se sorprendió al reconocer una cabellera morena.


Iba a saludarle hasta que vio como al parecer discutía con una mujer de unos treinta años. Se sorprendió porque nunca había visto al menor gritarle a alguien. Disimuladamente se acercó pudiendo más la curiosidad que la razón.


-¡Ya te dije que no pienso dártelos!-dijo molesto el menor.


-No me vengas con esas mocoso. Si no quieres que las cosas te vayan mal más te vale obedecer.-dijo la mujer con odio en la voz.


-He. ¿Y porqué debería obedecerte?-preguntó burlón.


-¡Soy tu madre!-gritó ella lo cual sorprendió al varón.


-No lo eres.-dijo fríamente el menor para comenzar a alejarse de ella.


-Puedes negarlo cuanto quieras pero sabes que lo soy.-dijo molesta a la vez que le agarraba del brazo para detener al doncel. Este giró enfadado y la encaró mirándola con odio.


-Solo eres la segunda esposa de mi padre. No tengo ni una pizca de tu sangre en las venas así que deja de creerte tanto porque no eres nada mío.-le rebatió.


-¡Esto no se quedará así!-gritó la mujer para seguidamente marcharse de allí enojada.


El moreno suspiró cansado y se marchó de allí a paso lento sin percatarse de que el castaño había escuchado gran parte de la conversación. Este estaba sorprendido no solo por lo oído sino por la actitud del doncel aunque también se encontraba preocupado y curioso. Decidió dejarlo pasar puesto que probablemente el menor no querría hablar de ello con él.


Suspiró y se dirigió a su coche para a continuación marcharse de allí hacia su casa.


El moreno por otra parte caminaba enojado por las calles.


-¿Cómo se ha atrevido esa mujer a aparecer enfrente mío?-se preguntaba molesto el menor. Caminó sin importarle que la gente le mirase raro por hablar consigo mismo.


Decidió que tenía que hablar con alguien así que no fue al departamento donde vivía sino a un sitio completamente distinto. Pero al llegar allí se percató que por culpa de aquella mujer era demasiado tarde y no le dejarían entrar por lo que tuvo que dar media vuelta e irse. Lo que no se percató es que alguien estaba observándole con una sonrisa maliciosa en el rostro.


 


Al día siguiente el doncel se encontraba algo distraído tanto en clases como en su trabajo. En este último el varón se percató de la actitud del menor y se preocupó. Tenía claro que al moreno le preocupaba lo que había sucedido ayer y por eso se comportaba de aquella forma. Pasaron un par de días y la actitud del doncel seguía siendo despistada lo cual preocupaba cada vez más al varón. Siguió pensando en que no tenía derecho a meterse pero durante la clase de ese día el menor no logró reaccionar a tiempo y uno de los niños casi se ahoga. Aquello provocó un gran revuelo ya que la madre del niño pidió que echasen al moreno el cual no objetó nada al sentirse totalmente culpable. Por suerte solo recibió una fuerte reprimenda y le ordenaron que se fuese a casa durante unos días. El doncel no dijo nada solo hizo lo que le habían ordenado. Sin aguantar más el castaño corrió a alcanzarle cuando este estaba ya fuera, caminando por el estacionamiento hacia la salida.


-¡Lee, espera!-gritó para pararle.


-¿Qué quieres?-preguntó molesto el menor.


-¿Estás bien?-le preguntó con preocupación.


-¿No lo ves? ¡Pues claro que no lo estoy! ¡Ese niño casi muere por mi culpa!-le gritó enfadado pero sus ojos mostraban lo dolido que estaba por cometer ese error.


-¡Entonces cuéntamelo! ¡Si tanto te preocupa lo que pasó hace un par de días, entonces háblalo conmigo!-le gritó el varón al ver la mirada dolida del doncel.


-¿Un par de días? ¿De qué hablas?-preguntó confundido pero sus ojos se abrieron de repente al caer en cuenta de lo que quería decir el mayor.- ¿¡Escuchaste a escondidas!?-le preguntó enfadado.


-¡Fue sin querer!-le gritó pero entonces se calmó porque no podía discutir aquello a gritos.-Mira... estabais al lado de mi coche y os escuché cuando me dirigía hacia allí. No era mi intención escuchar y tampoco pensaba preguntarte nada porque no tengo ningún derecho....


-¡Exacto! ¡No tienes ningún derecho así que ni siquiera lo menciones!-le interrumpió enojado.


-¡Después de lo que acaba de pasar si merezco preguntar!-volvió a gritarle.


-¡Esto no tiene nada que ver con aquello!-gritó a su vez el menor.


-¡Si lo tiene! ¡Estás distraído por eso y esa a sido la razón de que pasase lo de hoy!-siguió gritándole.


-¡Está bien! ¡Tienes razón! ¡Pero sigue sin tener nada que ver contigo! ¿¡Por qué demonios te importa lo que me pase!? ¡Incluso alegaste a favor mío hace un rato para que no me echasen!-le recriminó.


-¿Que no tiene nada que ver conmigo? ¿Qué porqué me importa lo que te pase?-preguntó en un susurro dolido.- ¡Maldita sea! ¡Es por qué me gustas que me preocupa! ¡Por que no me gusta verte distraído o dolido o sin esa estúpida sonrisa que me gusta tanto!-le confesó en un grito.


-¿De... de qué hablas?-preguntó sorprendido y aturdido por la repentina confesión.


-¡No te hagas el que no sabe nada! ¡Desde hace mucho que me gustas y sé que lo sabes!-le gritó.


-Y-yo.... será mejor que me vaya.-susurró e intentó darse la vuelta para marcharse pero un brazo agarrando el suyo se lo impidió.


-¡Joder! ¡Estoy aquí para que hables conmigo! ¡Me da igual sino me correspondes! ¡Solo quiero que confíes en mí y desahogues todo lo que te preocupa!-siguió gritando con la voz dolida.


-Yo...-susurró sin saber qué decir.


-Está bien....-le interrumpió en voz baja.- Pero..... siempre estaré aquí para que puedas hablar. Piénsalo en estos días libres que tienes y.... ven a verme si lo necesitas.-susurró y le sonrió levemente para soltarle el brazo e irse de allí.


El doncel se quedó paralizado al ver la sonrisa llena de tristeza del mayor. Quiso detenerle pero para cuando reaccionó este ya no se encontraba allí. Suspiró y decidió irse y pensar como se lo había dicho el castaño.


 


Después de aquello pasó una semana en la que el doncel no apareció por el gimnasio y el varón se sentía morir. Definitivamente había echado a perder todos sus avances al meterse donde no debía. Mientras caminaba hacia su casa con una nube negra sobre su cabeza sintió su móvil vibrar. Miró la pantalla y reconoció el número de su amigo azabache.


Leyó el mensaje y después de suspirar entró en su coche y condució hacia el apartamento del mencionado, recogió los papeles que le pidió y procedió a llevárselos al hospital, lugar donde trabajaba ayudando a su madre.


Una vez llegó allí y se encontró con su amigo, se quedaron en el jardín sentados en una banca hablando un poco ya que se notaba que el castaño no estaba muy animado. En mitad de la conversación vio a una mujer que reconoció al instante salir caminando con una gran sonrisa en la cara. Aquello no le gustó para nada.


-Sasuke....-le llamó y el azabache volteó a verle.


-Dime.


-Esa mujer..... ¿sabes a quién vino a ver?-le preguntó a su amigo.


-Mmm....es la primera vez que la veo.-respondió sinceramente después de pensar un rato.


-Ya veo....-murmuró sin despegar la vista de ella.


-¿La conoces?-le preguntó con curiosidad el azabache.


-Algo así..... pero realmente no me gusta esa sonrisa en su cara.-dijo más para sí mismo que para su acompañante.


Hubo un par de minutos de silencio hasta que se oyó una voz conocida por el castaño y pasó algo que nunca pensó que pasaría.


-¿Neji?-dijo alguien para seguidamente abrazar al mayor como si la vida se le fuese en ello.


-¿Lee?-preguntó sorprendido al verse abrazado por un lloroso moreno que se aferraba a él con fuerza.


El azabache sintió que no debía estar allí en ese momento por lo que se levantó y se marchó, dejando sola a la pareja.


-¿Lee, estás bien?-preguntó un preocupado castaño al ver al doncel llorar de aquella forma.


-No...-susurró con la voz quebrada por el llanto.


-Sshh.... tranquilo.... estoy aquí así que puedes contarme lo que sea.-le susurró a la vez que le acariciaba la espalda y cabello para intentar tranquilizarle.


-Hmp.... lo decías en serio ¿verdad? Que.... podría contar contigo....sin importar qué....-murmuró mirándole con los ojos llorosos.


-Por supuesto.... sea lo que sea que te pase o necesites.... yo estaré ahí para ti.-respondió con seguridad.


-Vale....-dijo algo más tranquilo el menor al tiempo en que se separaba levemente del mayor para secarse las lágrimas con la manga del jersey.


-¿Esto tiene que ver con esa mujer?-preguntó unos minutos más tarde.


-Si....-susurró el doncel que se encontraba sentado sobre las piernas del mayor y apoyando la cabeza en el pecho ajeno. Una de las manos del varón se encontraba en su cintura y la otra seguía acariciando la espalda del contrario.


-Si no quieres....


-¿Podrías escuchar toda la historia?-le interrumpió.


-Claro.-respondió con seguridad.


-Primero.... ¿cuanto escuchaste de aquella conversación?-le preguntó sin mirarle a los ojos.


-Desde la parte en que te negaste a darle algo y después ella te amenazó o algo así entendí.-respondió con sinceridad.


-Vale.... entonces, ya debes saber que ella no es mi madre sino que es mi madrastra.-dijo y solo recibió un asentimiento como respuesta.-Bien.... poco después de que cumpliese 6 años mi padre llegó a casa con esa mujer presentándola como mi nueva madre.-comenzó a explicar.


-¿Y tu madre de sangre?-preguntó confundido.


-Al decirte eso probablemente pensaste que mi madre murió o que estaban divorciados ¿verdad?-preguntó.


-¿No es eso?-preguntó aún más confundido y recibió una negación con la cabeza en respuesta.


-Mis padres no se habían divorciado y mi madre no había muerto.... para ser exactos metió a su amante en la casa con mi madre presente.-le dijo y el mayor frunció el ceño ante eso.


-He. Yo no entendí qué quería decir con eso pero mi verdadera madre solo se encerró en su cuarto a llorar. No se quejó ni pidió una explicación. Simplemente comenzamos a vivir los cuatro en la casa como si fuese lo más normal.-siguió explicando escondiendo su cara en el pecho ajeno.


-Durante unos meses aquello se me hizo raro. Yo no quería una nueva madre al tener ya una pero al ver como todo parecía normal intenté dejarlo pasar. Un mes antes del cumpleaños de mi madre la oí discutir con esa mujer. No entendí muy bien lo que decían pero cada vez gritaban más. Mi madre sostenía unos papeles en sus manos y al parecer la otra quería quitárselos. Después solo vi como mi madre caía por la ventana de su habitación. Me asusté y corrí hacia abajo para ir donde ella estaba pero solo vi como no dejaba de sangrar.-siguió relatando pero su cuerpo comenzó a temblar por lo que el mayor volvió a acariciarle para que se tranquilizara. El moreno le sonrió en agradecimiento y siguió su relato.


-Cuando reaccioné estaba en la ambulancia con ella. Apenas estaba consciente pero aún así me pidió algo....


-¿El qué?-le preguntó para animarle a seguir.


-Dijo.... que pasase lo que pasase.... nunca debía de darle esos papeles. Que con ellos.... nunca me pasaría nada.-respondió en un susurró.- Yo solo asentí y los guardé dentro de mi ropa. Pasé un par de días en el hospital donde ella había entrado en coma y en ese tiempo descubrí porqué me los había dado a mí.-paró para coger aire y ver cómo seguir.


-¿Qué decían esos papeles?


-Cuando dos personas se casan los bienes se reparten en caso de separarse ¿verdad?-preguntó y el varón solo asintió.- Pues en este caso.... mi madre engañó a mi madrastra diciéndole que si firmaba los papeles todo lo que le pertenecía a ella pasaría a ser suyo, sin necesidad de un divorcio.


-¿Y se creyó algo como eso?-preguntó incrédulo.


-Si.... en cuanto oyó que todo sería suyo ni siquiera leyó lo que ponía. En realidad estaba dando permiso para que, en caso de que a mi madre le pasase algo y no pudiese administrar sus bienes, estos pasarían a ser míos.-le explicó.


-¿Cómo llegaste a entender algo como eso?-preguntó con curiosidad.


-Una de las enfermeras me lo explicó. Además de esos papeles también tenía una carta suya donde decía que en una cuenta bancaria me había dejado el dinero suficiente para que me fuese. Yo no quería hacerlo puesto que seguía queriendo a mi padre y pensaba que si le contaba lo que había pasado dejaría a esa mujer y todo volvería a como antes..... pero me equivoqué.-dijo con tristeza.


-¿Qué pasó?-preguntó preocupado.


-Mi madrastra se enteró de lo que realmente ponía en ellos y habló con mi padre. Cuando este se presentó en el hospital demandó que se le diesen todos los objetos de mi madre sin saber que me los había dado a mi. Pasó una semana y él estaba más preocupado por esos papeles que por mi madre o por mí así que decidí que me iría..... Arreglé todo para poder hacerlo: empaqué mis cosas, guardé lo mejor que pude lo que tanto querían, borré mi inscripción en la escuela.... y antes de que se diesen cuenta yo ya no estaba en la ciudad. Solo les dejé una nota diciendo que me iba y desaparecí.-respondió.


-Pero con la edad que tenías....era imposible que no te encontrasen.-comentó sorprendido.


-Para ese entonces ya tenía 7 años y sabía algunas cosas. Logré llegar a esta ciudad y fue cuando conocí a Iruka-sensei.-dijo feliz.


-¿Iruka-sensei?-preguntó confundido.


-Verás.... él es el dueño de un orfanato a las afueras de esta ciudad. No me preguntó nada sobre lo que me había pasado. Solamente me preguntó si quería ir a vivir con él y yo accedí. Esa es la razón por la que no dije ni mi apellido ni mi dirección cuando hice la entrevista en el gimnasio. En ese entonces seguía viviendo en el orfanato así que no quise ponerlo aunque ahora ya vivo en un departamento con unos amigos.-explicó con una sonrisa mientras le miraba a los ojos.


-Pero.... entiendo que no te caigan bien las mujeres y los varones pero hasta el punto de odiarlos de la forma en la que lo haces....-comentó un poco confundido.


-Bueno.... el detalle que falta es que mi madre.... es doncel.-aclaró al ver la confusión del contrario.


-Ahh..... ahora si lo entiendo todo. Bueno.... casi todo. Hay algo que todavía no entiendo.-comentó.


-¿El qué?-preguntó confundido.


-Pues.... ¿qué hacía tu madrastra en este hospital?-preguntó.


-¿Eso? Pues la razón es que unos meses después de comenzar a vivir en el orfanato le conté todo a Iruka-sensei y gracias a él pude trasladar a mi madre a este hospital sin que mi padre o esa mujer se enterasen. Pero al parecer el día que discutí con ella y vine aquí....no me di cuenta de que ella me seguía así que lo averiguó todo y hoy se presentó amenazándome con que si no le daba los papeles se encargaría de hacerle algo a mi madre.-explicó con la cabeza gacha y preocupación en la voz.


-No te preocupes por ello. A tu madre no le pasará nada te lo aseguro.-dijo con seguridad.


-¿A qué te refieres?-preguntó confundido.


-¿Viste al chico con el que hablaba?-preguntó y el menor asintió.- Resulta que es mi amigo y su madre es la dueña del hospital. Sasuke tiene muy buena memoria y si le decimos que no dejen que esa mujer se acerque por aquí él se encargará de que eso se cumpla al pie de la letra.-le explicó.


-Entonces....-dijo con los ojos brillando de emoción.


-Tu madre estará completamente bien mientras esté en este hospital.-le aseguró.


-¡Gracias!-gritó al tiempo en que le abrazaba completamente feliz.


-¿Lee?


-¡Gracias, gracias, gracias!-siguió gritando mientras comenzaba a llorar.


-¿Por qué me agradeces? Yo no he hecho nada.-dijo sin entender el mayor.


-Te equivocas..... me escuchaste, me apoyaste, me ayudaste a darme cuenta que no todos los varones son iguales y que puedo confiar en algunos y.... también..... me enseñaste que....puedo enamorarme sin tener miedo a que jueguen conmigo..... que si hay alguien que me puede querer de verdad.-le dijo mirándole con los ojos aguados por las lágrimas.


-Eso significa que.....-dijo impresionado.


-Te quiero Neji....al principio pensé que serías como todos y solo me querrías llevar a la cama para luego deshacerte de mi. Pero.....después de meses intentando hablar conmigo sin rendirte, viendo como ignorabas a todas esas mujeres con buenos cuerpos y dinero sin importarte nada de eso, notando que a pesar de no saber nada de mi o de mi pasado....seguías intentando conocerme.....me empezaste a interesar. No quería admitirlo así que seguía ignorándote pero.... el día que te ayudé con aquella clase.... me di cuenta de lo serio que eres, de lo mucho que te gustan los niños y los deportes y a medida que siguió la semana.... me encontraba más cómodo a tu lado. Cuando me gritaste todo aquello.... en realidad tuve miedo de que si conocías mi pasado te alejarías de mi. A nadie le gustaría estar con un chico que ha tenido un pasado como ese y.... me asusté. Quería que te alejases de algo como eso pero....después de una semana sin verte ni hablar contigo.... me di cuenta que te necesitaba. Me sentía seguro a tu lado y tenía pensado ir a verte después de ver a mi madre y contarle que....por fin había encontrado al chico indicado.-le confesó sin dejar de llorar.


El varón estaba realmente sorprendido después de escuchar todo aquello pero al procesar todas las palabras no pudo evitar sonreír lleno de felicidad al tiempo en que abrazaba con amor al doncel.


-¿Neji?-preguntó confundido por el repentino abrazo.


-No sabes lo feliz que estoy al escucharte decir todo eso.... estaba pensando en que me odiabas después de meterme en algo tan personal pero.....estoy realmente feliz de que por fin correspondas a mis sentimientos. Te quiero Lee.-le susurró con amor en el oído. El menor se sonrojó completamente por ello y abrazó con fuerza la espalada ajena.


-Yo también te quiero Neji.-susurró de igual forma.


Estuvieron largos minutos en aquella posición hasta que oyeron como una mujer carraspeaba para llamar su atención. Al voltear encontraron a la madre del azabache sonriéndoles contenta y avisándoles que era hora de irse. Ellos accedieron pero para no perder tiempo el castaño explicó la situación a la mujer que solo sonrió y le aseguró al doncel que no tenía de qué preocuparse haciendo que este sonriera tranquilo.


Se marcharon y para sorpresa del doncel el varón lo llevó a su casa para presentarlo ante sus padres como su novio oficial. Al principio se sintió un poco incómodo pero después de una larga conversación y de que los mayores escuchasen toda la historia del menor se sintió aliviado y contento. La razón fue que la mujer nada más terminar el relato, abreviado un poco puesto que tampoco quería que lo supiesen todo, le abrazó con dulzura y le dio la bienvenida a la familia mientras que el padre amenazó a su propio hijo con arruinarle la vida si alguna vez hacía llorar o sufrir al doncel.


Después de aquello no pasó ni una semana cuando el moreno ya había conocido a los amigos de su novio y ya se había ido a vivir con él. Incluso el varón conoció a los amigos casi hermanos del doncel y a su tan amado Iruka-sensei, los cuales también le amenazaron para diversión del pequeño.


 


Así pasó un mes y ahora ambos estaban recostados en el sofá de la sala de su apartamento pasando un tranquilo y relajante sábado solo ellos dos.


El doncel se encontraba sobre el mayor acariciando su pecho mientras este estaba con las manos en la cintura ajena y los ojos cerrados disfrutando del suave toque.


-Nee, Neji....-susurró suavemente.


-Dime....-dijo de igual manera.


-¿A tus amigos les gustan los míos verdad?-preguntó algo que llevaba tiempo en su cabeza.


-La verdad es que si.... ¿por?-preguntó viendo los ojos de su lindo novio.


-Mmm.... solo que no les será fácil.... después de todo.... mi pasado no se compara ni de lejos con los suyos.-comentó pensativo.


-¿Qué quieres decir?-preguntó entre curioso y preocupado.


-Pues.... que tanto Kiba como Hidan tienen un pasado muy cruel mientras que el de Naru, Gaara y Dei.... es muy triste.-dijo con tristeza al recordar por lo que sus amigos habían pasado.


-¿Tanto así?-preguntó preocupado al ver la tristeza en los ojos ajenos.


-Si....-respondió en un susurro.


-Bueno.... al igual que yo no me rendí..... mis amigos no lo harán y si lo que dices es verdad.... ellos se encargarán de hacerles superar ese pasado.... como yo lo hice contigo.-le dijo entre susurros mientras besaba tiernamente la cara del menor.


-¿Por qué tan seguro?-preguntó divertido pero enternecido por el cariño que le mostraba su varón.


-Porque les conozco desde hace mucho tiempo y se que están tan enamorados de esos donceles como yo lo estoy de ti.-le dijo dulcemente.


-Idiota.....-murmuró avergonzado el doncel mientras escondía su sonrojado rostro en el pecho del mayor.


-Te amo Lee.-le susurró al oído con amor.


-Te amo Neji..... como nunca pensé amar a alguien.-respondió de igual forma.


 


Y es así como termina la triste pero bella historia de Lee. ¿Queréis conocer las del resto?


 


 


......FIN ......

Notas finales:

Emm.... no se si he conseguido trasmitir lo que quería, pero he echo lo que he podido n.n

Espero que os haya gustado y queráis leer las de los demás (=^w^=)

Si hay algo que creéis que necesito mejorar, estaré encantada de saberlo n.n


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