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al entrar al baño se dio cuenta que este era insonoro, no se escuchaba nada de afuera e imaginaba que tampoco desde adentro, movió la cabeza de un lado a otro al pensar ¿para qué? quería Magui san un cuarto de baño¿ así?, su cuerpo tembló mejor no debía pensar en ello, ya se estaba relajando en el jacuzzi, cuando le invadió una sensación de peligro, no sabía ¿porque? pero se preocupó por el rubio, termino rápido de enjuagarse, se vistió y salió con sigilo, si el rubio habría entrado en un nuevo ataque y trasformado, tenía que cogerlo con la guardia baja, gracias a Alex y a su extenso y salvaje entrenamiento, podía anular su aroma y presencia por un tiempo debido, siendo indetectable, “indetectable” eso le recordaba al pequeño peli celeste, de seguro el habría tenido un entrenamiento igual de duro, el apreciaba mucho a Kuroko y de una manera más que solo de amistad y compañerismo.
Sacudió su cabeza, no era el momento de pensar en sus problemas con Kuroko, tenía que concentrarse en como detener a Kise si había entrado a su lado salvaje. Fue cuando escucho la voz de la persona en quien pensaba hace un momento.
Era ¿Kuroko y Aomine? No tendría de que sorprenderse Aomine era la pareja del rubio y Kuroko un gran amigo, (hasta sentía celos de Kise cuando este le abrazaba tanto y el mas pequeño se dejaba abrazar) ya le parecía raro que el moreno no se hubiera aparecido antes, tendrías sus propios problemas pensó y si el ambiente estaba tenso seguro era porque el rubio le reclamaba el no haberlo visitado antes, y ¿Kuroko? Pues como Aomine sabía que Kise quería mucho al más pequeño, seguro lo había traído como escudo, frunció el ceño, no le gustaba que utilizaran a Kuroko y lo metieran en sus problemas de pareja.
Pensó en salir, pero conocía el genio de Aomine, el moreno era dominante y se enojaba con facilidad, seguro al verlo allí y recién duchado, lo malinterpretaría, mejor esperaría, no quería causar problemas a Kise. Estaba preocupado por Kuroko, pero sabía que Kise, ni Aomine lo lastimarían, además estaba en casa ajena. Así que mejor se dirigió a la cocina, pero escucho algo que lo dejo atónito ¡que dijo! ¡Acaso había escuchado o entendido mal¡ ¡Kuroko y Aomine anudados!. Sintió que el mundo se le vino encima, se quedó petrificado, no se podía mover de su lugar así que escucho toda la conversación.
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Había llegado hasta donde Kise, cuando vio que este se iba a desmayar de un momento a otro, ya se había recuperado del shock, pero aun no podía creer lo que esas personas frente a él, le habían dicho, no dijo nada pero miro desafiante a la pantera frente a él.
Kuroko no podía creerlo, en verdad ¡Kagami kun estaba allí! Pero ¿Cómo?, ¿Por qué? y acaso había escuchado todo, ¡no!, no podía ser cierto, por instinto se alejó de Aomine, y escondió el rostro no podía mantener la mirada del tigre.
Será mejor que se vayan Ahomine, respeta esta casa y respeta a Kise, ya han dicho demasiado, tú y Kuroko, (miro al siberiano que trataba de volverse invisible) ¡váyanse! rugió.
La cara de Aomine paso de sorpresa a rabia, ¿qué hacia bakagami junto a Kise?, ¿porque lo estaba abrazando de esa forma? ( Kise había escondido el rostro en el pecho de Kagami porque no quería que lo vieran llorar, agarrándose fuertemente de su hombro y cuello, mientras Kagami lo sujetaba de la cintura para que no cayera) desde cuando el rubio ( su rubio) era tan apegado al pelirrojo, ¿tanto que entraba a la casa de su manager?, ¿acaso se veían a escondidas con él desde antes? ¡Claro!, Kise también era un alfa y tenía necesidades.
-Ahora comprendo todo Kise, (los ojos de Aomine se encendieron en un azul eléctrico y sonrió y hablo irónicamente) no te importa con quien te revuelcas con tal que sea un alfa ¿no? Y eso ¿de que solo lo hacías conmigo porque me amabas? ¡Mentiras! solo eres tan enfermo que solo te acuestas con alfas ¿no es así?
Kagami no podía entender ¿cómo alguien podía ser tan estúpido?, sintió el cuerpo de Kise temblar, el rubio ya había empezado a convulsionar.
-¡Ahomine cállate!, no digas nada más que luego te arrepentirás. ¡Kuroko! llévate a tu “pareja” de aquí.
- No, Kagami kun déjame explicarte, las cosas no se dieron como parece…
-¿Qué? tu harás que me arrepienta bakagami inténtalo, vamos…
Las cosas se ponían mal, Aomine quería pelear y hasta ya había sacado las orejas y cola de pantera y mostrado los colmillos..
-¡suéltalo! rugió.
-Mierda Aomine, ¿sabes lo que estás haciendo? No podía refrenarse ya, Aomine lo estaba retando y estaba tan furioso el peli azul que si lo dejaba podría hasta matarlo, tenía que defenderse y evitar que Kise salga mal herido en el trayecto, pero si se transformaba seria mucho peor. ¿ qué podía hacer? El único que podría hacer algo era Kuroko, que como omega podría tranquilizar a su alfa, pero podía ver claramente que no podía hacer nada el peli celeste.
No había alternativa tenía que luchar o al menos eso pensaba cuando sucedió…
Ambos alfas y el omega lo sintieron, era una presencia, por demás abrumadora, la presencia de un alfa adulto y maduro, con unas ganas asesinas, la puerta se abrió, Magui san estaba de vuelta, sus ojos ya no eran humanos, era todo de color negro, un negro profundo y terrorífico, al bien entro al departamento un par de alas salieron de su espalda, negras al igual que sus ojos, y en sus manos unas garras por demás inmensas, parecían cuchillos grandes y muy filudos, tal era el aura de Magui san que daba miedo y terror a quien estuviera frente.
-¡un buitre! grito Kuroko temblando, el aura de alfa lo había abrumado, hasta saco las orejas y cola de perro que escondió entre sus piernas.
Ustedes lárguense de mi casa, señalo a Aomine y Kuroko, y Daiki ¡te prohíbo volverte a acercar a Ryouta nuevamente!, ¡y tú!, miro de manera helada a Kuroko, ¡qué clase de alma tienes!,¡ cómo se atreven a lastimar a mi familia! ¡Lárguense de una vez antes que los destaje con mis garras!, (levanto la mano derecha se veían claramente los instintos asesinos de la alfa)
Kuroko se apegó a Aomine, buscando protección, luego tomo de la mano al moreno y lo saco del departamento, Daiki quiso refutar, pero admitió ser menor al alfa que tenía enfrente.
Cuando salieron Magui san cerró la puerta, con ira, volteo para ver a su cachorro, Kise se había desmayado.
-¿Como esta Taiga Kun?, ( hasta su voz había cambiado)
-Se a desmayado debe ser de la impresión y todo lo que paso.
-Mi pobre niño ( Magui san quiso cogerlo pero sus garras no le dejaban)
-Lo llevare a su habitación, y ¿deseas que te traiga las pastillas que Kise tomo antes?
-SI por favor, tengo que calmarme, aún tengo ganas de asesinar a alguien, a ese par para ser precisos
Kagami no pregunto, pero entendía que Magui san estaba al tanto de lo sucedido.
Dejo a Kise en su alcoba, y le dio los medicamentos.
-Taiga kun te puedo pedir un favor más, sé que te debo muchos pero.
-Solo dígamelo
-Mientras Ryota y yo estemos descansando quédate, como ves por culpa de las pastillas estaremos indefensos, no te preocupes tome una dosis menor que él, así que despertare en poco tiempo-dicho eso los ojos ya estaban volviendo a la normalidad y las alas desapareciendo-bostezo-te lo encargo Taiga kun.
-No se preocupe esperare aquí hasta que despierte.
Cargo a la mujer y también la llevo a su cuarto, ¡que día había sido ese!, se preparó una taza de té para relajarse, se sentó y miro hacia el techo, el tigre tenia miles de pensamientos y sentimientos en su corazón que tenía que organizar.
¡El karma existe como dijiste alguna vez Tatsuya!, no solo esas dos personas dormidas están sufriendo, yo también lo estoy, enterarme de esa manera, supongo que lo merezco por lo que te hice esa vez ¿no?...