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Just Love Me. por PandaZorro

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Notas del capitulo:

Ah llegado la zorra!!

ok no, lo gracioso es como soy pandaZORRO mis amigos tienen a llamarme zorra :) ...si tengo que buscar nuevos amigos <//3

pero en fin, pito es lo que se puede. al menos siempre tendre el pokemon TTvTT

estoy pal pico mis niños perversos, termina siendo que no puedo hacer preguntas como cualquier persona, no, yo no soy capas de hacer una puta pregunta!! D:< algo tan facil, pero no!! no puedo preguntar por que no soy capas carajo!!! malditos traumas de infancia!!

ahora si, quitando todo eso, aqui esta este capitulo semanal, porque si, por que quiero terminar este Long Fic!! el saber que puedo terminarlo me llena de DETERMINACION!! ...ok mucho undertale .__.

pero weno, ahora si a los reviews :B

-Kei: 7u7  gracias <3
lo más probable 7u7 luego le digo a Shusai que se masturbe más seguido para ir cambiandola 7u7

no info-kun no tendra pareja...a él le tengo algo planeado :)

-Miharu Alice: en estos momentos Ayano putea ese lema, pero Todo por sempai 7u7

-Aryo: oh! quieres darle una pareja al consejero que tierno...pero no sera posible :) nadie debe ser feliz a no ser que yo lo dese :) el tiene que sufrir :) todos tienes que sufrir <3

ok no pero no le dare una pareja al consejero, que se quede asi XDDD luego veo como quitarle la obsesion por el culo de Ayano :)

bueno ahora si, a leer mis perversos niños

Nuevo día en el instituto y Aishi no estaba en las mejores condiciones. Caminaba con los hombros caídos mientras mantenía al boca entre abierta, paso la mitad de la noche lavándosela y aun podía sentir el amargo sabor que tenía el semen de Shusai.

No había desayunado por temor que la comida la supiera igual, ahora vagaba por los pasillos hasta su salón, Fatigado y completamente cansado, ahora solo esperaba a que el otro cumpliera su parte del trato y ya, podría sentir que aquella denigración no fue en vano.

 

-Buenos días Aishi-Kun! –saludo, como siempre entusiasta, Hayato al pelinegro el cual ni una mirada le dirigió, no estaba de humor –Hum…Aishi-Kun? –Volvió a preguntar el de ojos verdes -¿Te encuentras bien? –Dijo ahora preocupado poniéndose a la altura del más bajo viendo cómo se notaba pálido.

Mientras esto ocurría, Yamada iba junto a su hermana, caminando con dirección al salón de la última, quien iba apegada a su hermano. Al pasar llegar a los escalones el dúo de hermanos vieron a los dos amigos, el peli verde y el menor azabache, juntos.

Mientras la chica veía sin interés alguno, Taro sentía como el estómago se le revolvía, no quería ver eso. No entendía bien lo que pasaba, se negaba rotundamente a sentir algo por otro hombre, pero esto le dolía.

-Taro…Oye Taro! –llamo su hermana viendo al otro el cual parecía completamente ido mientras se frotaba el estómago.

-A-Ah! Q-que pasa Imouto?

-Acaso te duele el estómago? –pregunto la chica viendo a su hermano el cual parecía nervioso.

-B-Bueno…

-Aishi-Kun, de verdad te sientes bien? Si quieres puedo llevarte a la enfermería –Dijo el peli verde avanzando junto al menor quien era reacio al negarse en ir. Al pasar al costado de los dos hermanos, el menor se sonrojo y desvió la vista, ahora se sentía peor al ver el rostro de su amado.

-Oye! Taro deja de ignorarme –Dijo la chica de coletas moviendo su mano frente al rostro de su hermano.

Pero antes de que el otro contestara algo, Ayano se desplomo junto a ellos, haciendo que tanto como Taro y Hayato se apresuraran en coger al chico para que no callera al suelo, siendo vistos por una sorprendida chica de cabellos negros.

-A-Aishi-Kun –Llamo preocupado el de pelos verdes, mientras el otro no reaccionaba del todo, al tener al menor entre sus brazos.

-L-Lo mejor será llevarlo a la enfermería –Dijo Taro, saliendo de su trance mientras con ayuda del oji verde cargaba al menor, sintiendo la respiración de este darle en el cuello poniéndolo nervioso.

-Sí, será lo mejor –Dijo el de cabellos verdes mientras comenzaba a caminar apresurado en dirección a la enfermería siendo seguido por Yamada y la hermana de este, hasta la blanca oficina, donde la mujer tranquilamente se encontraba sentada.

-Enfermera Shii –llamaron los jóvenes, alertando  a la de cabellos rosas que voltio a ver al chico en los brazos de Taro.

-Oh dios que acaba de ocurrir?! –dijo la mujer sorprendida, levantándose dejando pasar a los tres muchachos y acostando al menor en la camilla con ayuda de los dos chicos presentes.

-N-No sé, solo se desmayó –Dijo el de ojos verdes muy preocupado, llegando a molestar al mayor de cabellos negros, que aguanto una mueca de disgusto.

-…Ya veo –La mujer veía preocupada al chico en la camilla –Esta muy pálido y tiene unas bolsas bajo los ojos… -revisaba pasando sus dedos por el rostro del chico.

-Entonces? –decía el preocupado oji verde.

-tranquilos… lo más seguro es que se repondrá si descansa –Dijo la mujer, no muy segura de sus palabras.

-Está bien…

-Hum…Haruki así que aquí estaban –Se escuchó hablar en la puerta al pelirrojo, haciendo que Hayato se volteara rápidamente a ver al de gafas, quien sonriendo maliciosamente se adentraba al blanco cuarto, inspeccionando a su alrededor y viendo a los presentes, clavando su vista en le inconsciente chico.

-D-Disculpa pero quién eres? –hablo finalmente la chica de coletas viendo, con algo de miedo al presente, el cual emanaba una no muy buena aura.

-Eso, linda no es importante –Dijo muy clamado mientras arreglaba sus gafas.

-Joho…- dijo el de ojos verdes, suplicante a que no hiciera algo.

-Bueno, bueno solo estaba de paso para ver la conmoción y asegurarme que mi compañerito no le haya pasado nada –Dijo mientras de reojo veía a Yamada quien frunció el ceño al escucharlo.

-B-Bueno –La mujer trato de poner orden ante el tenso ambiente –C-Chicos será mejor que vayan a clases, pueden pasar a la hora de receso para ver a su amigo –Dijo mientras se ponía frente al pelirrojo y al azabache.

-Está bien, vamos Haruki –Dijo mientras hacia una señal para que el otro lo siguiera, el cual vio al menor para luego despedirse de la mujer eh irse tras el de gafas.

-Sera mejor que nosotros también nos vayamos –Dijo la chica del broche de corazón mientras jalaba a su hermano del brazo, viendo con mala cara a la mujer que llevaba un notorio escote con una vestido de lana muy apegado al cuerpo que con suerte cubría su ropa interior, mostrándolo con aquella bata blanca abierta.

-S-Si –dijo el de cabellos negros viendo al menor por última vez antes de irse, sintiendo aquella molestia en el estómago.

 

Al salir los jóvenes, la mujer se dirigió al escritorio buscando un termómetro para tomarle la temperatura a Ayano, el cual tenía un leve sonrojo en las mejillas. No pudo evitarlo, había caído desmayado por la fatiga y la falta de sueño, pero al despertar y sentir tan cerca el aroma de Yamada lo había echo olvidar todo lo anterior. Ahora solo se hacia el dormido, recostado en aquella camilla, estaba cansado y no dudaba que volvería a caer inconsciente, pero fue bueno el haber estado unos momentos consientes, para sentir al otro cerca de él.

 

-Veamos… Vaya tiene un poco de fiebre –Dijo mientras terminaba de tomarle la temperatura al menor –Pobre chico, que te habrá ocurrido –dijo mientras pasaba sus dedos por el suave cabello que caía en la frente del chico- lo mejor será ponerte un trapo húmedo –Murmuro para sí misma mientras salía con dirección al baño, a empapar uno de los paños que tenía en aquella enfermería.

Mientras la mujer caminaba por los pasillos en dirección a los baños del primer piso, el consejero se dirigía a la enfermería para entregarle aquella carta a la mujer, él iba a cumplir su parte y ahora solo tenía que entregarle la carta de despido y ya. Al entrar se encontró con el blanco cuarto completamente vacío a excepción de una de las camillas que era cubierta por una cortina.

-Hum –Sin darle mayor importancia dejo el sobre entre los papeles de la mujer para luego marcharse a su oficina, no sin antes dar una última ojeada a aquella camilla oculta de su vista.

 

Al llegar la mujer, encontró la oficina como la había dejado, sin notar el blanco sobre que estaba al lado de su bolso. Con cuidado llevo el en una pequeña taza en donde tenía el trapo húmedo.

-Que mal que no tenga algo más grande –Dijo mientras sacaba el paño y lo estrujaba quitándole el exceso de humedad, para luego colocarlo en la frente del menor –Bien, con esto bajara esa fiebre –Dijo mientras se levantaba y se dirigía a su escritorio sin tomar en cuenta lo que había en el tomando una de las revistas y ojearla mientras dejaba el tiempo pasar, dentro de sus muy discretas fantasías.

 

“Su cuerpo temblaba mientras sentía sus caderas moverse, sus piernas se enroscaron en la cintura del otro, mientras sus brazos se afirmaban de los hombros de su pareja. Gemía, mientras sentía sus pechos moverse al ritmo de las embestidas, suspiro mientras veía con sus ojos fucsias los oscuros del mayor”

-No tan discretas –Dijo mientras sus mejillas se tornaban rojas –Como puedo pensar eso en mis horas de trabajo –exclamó mientras cerraba sus piernas fuertemente y apretaba su vestido contra su entrepierna –Como puedo ser tan sucia.

Mientras la mujer de cabellos rosas, se reñía ante tales sucios pensamientos, en el salón 1-2 Maina se encontraba arrugando un papel con fuerza. Maldiciendo a la mujer de pechos grandes y cabello rosa, y no, no era a la zorra de Kokona si no a la enfermera que parecía siempre andar seduciendo a todo el mundo.

-Maldición –Murmuraba en su banco, mientras estrujaba la pobre hoja de papel que no tenía culpa de nada –Y lo peor es que mi pobre eh inocente hermano esta cayendo en sus redes –Decía en susurros recostándose en la mesa.

-Hum, que pasa Yamada-Chan –dijo una chica de cabellos rubios verdosos, con ojos del mismo tono sentada un asiento adelante.

-No es nada –Dijo la chica de cabellos negros poniendo su mejilla en su palma.

-Vamos, dime –Dijo la chica de la coleta al lado izquierdo.

-no, enserio no es nada Hina-Chan –Dijo la chica suspirando, en algún momento debería dejar de ser tan celosa con su hermano, pero ese día aun no llegaría.

-Hey, sabes escuche un rumor muy interesante –Dijo la de ojos amarillos sonriendo divertida -¿quieres saber cuál?

-…Bueno, dime –Dijo está riendo viendo al maestro dormir en su asiento.

-Escuche que un chico del salón 1-1 está interesado en una chica de este salón –Dijo insinuando mientras apuntaba con el dedo a la menor.

-Y-Y se puede saber quién es? –dijo la de la horquilla de corazón mientras sus mejillas se tintaban de rojo.

-Oh! Vamos Yamada! Admítelo esperas que sea Yuto! –dijo la chica de ojos amarillos susurrándole entusiasta -¿Por qué no te le declaras?

-No se…me da como nervio –Dijo la chica jugando con su falda, mientras la otra solo reía.

-En fin, el profe ya despertó hablamos en el receso –Dijo la de coleta volviendo a su lugar para que el maestro pudiera continuar su clase después de la hora de la siesta.

 

Las clases continuaron así, Hayato se encontraba estresado, no solo por el hecho de que Ayano se haya desmayado y ahora estaba en la enfermería, no también estaba preocupado porque Sora lo había visto cerca de su nueva casa “debe creer que soy un acosador” se decía constantemente el de ojos verdes mientras enredaba sus dedos en su cabello y jalaba de este. Mientras Kojin veía completamente desinteresado el pizarrón, su libreta estaba en blanco, pero sus calificaciones eran excelentes, como si fuera difícil robar las respuestas.

La mente del pelirrojo divagaba, no estaba interesado en el maestro ni en sus compañeros, su único punto de interés en esa clase estaba en la enfermería, golpeaba la punta del lápiz sobre la hoja dejando puntitos marcados hasta que una idea cruzo por su mente.

Al escuchar el timbre, tanto el pelirrojo como el de ojos verdes salieron del salón, con dirección asía la enfermería, de paso vieron a los alumnos que comenzaban a amontonarse en la cafetería y quienes, como ellos, iban a la primera planta.

Al entrar la mujer se encontraba sentada en su escritorio a punto de abrir un sobre blanco.

-Oh, chicos! –dijo la mujer levantándose dejando el papel aun lado.

-enfermera Shii, como esta Aishi-Kun? –pregunto Hayato acercándose a la camilla.

-Bien, pero sigue muy cansado –Dijo esta mientras se acercaba al muchacho acariciando sus cabellos, molestando de paso al pelirrojo que no le agradaba aquel inocente contacto.

-Hum…que hacemos aun no despierta –Dijo el de ojos verdes viendo al pelirrojo que se cruzaba de brazos, guardando la calma mientras en el fondo se regocijaba de la ingenuidad de la gente.

-Si quiere enfermera puedo llevarlo a casa, somos vecinos –Mintió muy calmado, mientras se ofrecía a llevar al pelinegro.

-No estoy segura… y si llamamos a sus padres…

-No creo, sus padres están de viaje –Dijo el de gafas, muy calmado.

-Oh! …ya veo…no hay algún pariente cercano?

-No enfermera.

-Ya veo…en ese caso puedes llevarlo a casa –Dijo la mujer tomando asiento –No es necesario que vuelvas, al fin y al cabo son solo dos bloques. Le informare a los maestros –Dijo la mujer viendo al chico en la camilla.

-Está bien, iré por mis cosas y las de Ayano –Dijo el de gafas muy calmado mientras salía de la enfermería, dejando a la mujer y al peli verde en el blanco cuarto.

-…Que planea? –Murmuro preocupado Hayato mientras se sentaba al lado del menor azabache –Hay, Ayano… que pasaría si sabes que me gusta un chico, me veras con asco acaso? –Murmuro solo para él, mientras mordía sus dedos.

En el escritorio la mujer escribía en el libro la salida de ambos alumnos, mientras muy calmada suspiraba y tomaba algo de té.

Al llegar el pelirrojo traía los dos maletines consigo.

-¿Cómo vas a llevártelo? –pregunto nervioso Hayato viendo como el de gafas lo miraba de mala manera.

-Lo voy a cargar –Dijo calmado mientras con algo de dificultad ponía al chico en su espalda, siendo ayudado por el de cabellos verdes, que con miedo a que algo le pasara a su amigo, se aseguraba de que el cuerpo del menor estuviera bien acomodado.

-No pesa? –dijo el de ojos verdes viendo como el pelirrojo llevaba al menor acuestas.

-No, en realidad es bastante liviano –Dijo mientras tomaba los dos maletines –En fin, será mejor que me vaya –Dijo el de gafas, mientras la mujer asentía dejando que este se vaya con el chico, siendo seguido por el de pelos verdes, que tenía miedo que algo le ocurriera al menor.

Mientras, el grupo de tres caminaban hasta la salida,  los hermanos Yamada se dirigían muy calmados asía la cafetería por petición de la menor, la cual iba muy roja mientras daba pequeños saltitos.

-Hum, no me dirás porque estas tan feliz? –Dijo Taro viendo a su hermana menor, la cual parecía vomitar felicidad hasta por las orejas.

-Oh! Es que –La chica no paraba de sonreír como boba mientras sentía su corazón palpitar, estaba ilusionada y en verdad deseaba que Yuto se fijara en ella, y en esos momentos podría ser posible.

-De verdad no se te caerá? –se escuchó frente a los casilleros de entrada, llamando la atención de ambos chicos.

En los pasillos, donde los alumnos ingresaban se encontraban tres chicos, o más bien dos y uno en la espalda del otro.

-Mil y un veces Hayato, que Aishi no se va a caer –Dijo el de gafas arreglando sus zapatos para luego seguir su camino hasta la salida, siendo observado por Taro, quien sentía una fuerte opresión en el pecho, pero decidió pasarla por alto y caminar junto a su hermana quien no se había dado cuenta del cambio de ánimo del mayor.

 

A la salida del instituto Kojin caminaba muy calmado con el chico en su espalda, sentía el calor de la tarde darle en el rostro pero en verdad no le interesaba. Podía sentir muy bien la respiración del menor en su nuca moviendo sus cabellos.

Camino por las calles, en donde la gente transitaba apresurada por sus trámites, llego a la casa del menor, cercana a las costas que rodeaban el pueblo junto a las montañas. Busco entre las cosas de Ayano la llave de aquella casa, abriendo la puerta y adentrándose a la vivienda, sintiendo el frio de esta. Subió por las escaleras admirando cada rincón de aquel hogar tan vacío.

Llego al cuarto del chico recostándolo en la cama, sintiendo como este aun tenia rastros de fiebre y parecía que no despertaría aún. Reviso el cuarto del chico, aquel televisor con la consola de videojuegos y reproductor, el ordenador sobre el escritorio color blanco, la cajonera y el aquella repisa con mangas, aquel extraño altar que de seguro había echo el chico y el aire acondicionado.

Por un momento se recostó al lado del menor mientras pensaba muy calmado, ahora mismo podría deshacerse de él, dejar el cuerpo y cuando Ryoba llegue encontraría a su hijo muerto. Pero no se sentía verdaderamente capas.

Tomo asiento en la cama y viendo al chico boca arriba, acerco sus manos al cuello de este envolviéndolo con sus manos, sintiendo el deseo de apretar, pero al mismo tiempo el vacío que dejaría matarlo, cuanto detestaba que le pasara eso, podría ser normal, algo humano, pero no le agradaba en lo absoluto.

-¿No puedo matarte?¿por qué? –Murmuro aun con sus manos en el cuello del chico –Tks… -El de gafas acerco su rostro al del  menor, mientras rosaba sus labios con los de Ayano sin tocarse –Juro…que te matare, cueste lo que me cueste –Dijo para luego besar al menor y marcharse de aquella casa, dejando a un dormido Ayano que no sabía absolutamente nada de lo que ocurría a su alrededor.

 

.:OoO:.

 

-Buf, que día –Dijo la mujer de cabellos rosas mientras dejaba su bata aun lado y tomaba su bolso viendo el sobre que había dejado en la tarde –Oh, vaya! se me había olvidado –La mujer abrió aquella carta leyendo su contenido -…P-Pero que

La mujer veía anonadada la carta de despido que le habían entregado, rápidamente tomo sus cosas y se dirigió a la oficina del consejero que era el único que estaba a esa hora además de algunos docentes y auxiliares.

-Kunahito-San! –Llamo la mujer entrando de improvisto, con la carta en mano y algunos cabellos desordenados -¡¿Qué significa esto?! – dijo mientras colocaba la carta frente del de gafas.

-Es una carta de despido, lo dice aquí –Dijo señalando el papel.

-Eso lo sé, pero ¿Por qué? –decía la mujer, rezando que fuera un error.

-No es obvio, el director te está despidiendo, no es tan difícil de entender…

-P-Pero…que hice mal… -La mujer agacho la cabeza mientras sentía las lágrimas acumularse en sus ojos –E dado lo mejor de mí, siempre llego a la hora, atiendo a todos amablemente…por qué…

-No es asunto mío –Dijo frio y sin ningún tacto.

-… -La mujer tomo el papel y salió de aquella oficina completamente destrozada, no solo por aquel repentino despido completamente injustificado sino por la indiferencia del hombre que la había cautivado.

 

Después de haber sacado sus cosas la mujer camino hasta la salida, con la cabeza gacha escuchando el resonar de sus tacones por última vez en aquellos pisos. El frio sonar de aquellos pasos resonaban en los solitarios pasillos, no habían risas de adolecentes ni murmullos de chicas que cotilleaban entre ellas, solo el doloroso sonido de sus pasos, los cuales le hacían pensar un porque a esto, no habida sentido, siempre dio lo mejor de ella. Llego a su departamento, sentía su cuerpo cansado, estaba completamente destrozada, no sabía por qué, la despidieron de aquel trabajo que había sido el único que había logrado conseguir, no  por su físico si no por lo que verdaderamente era.

-Por eso me enamore de él –Murmuro en su cuarto, ah oscuras mientras abrazaba sus rodillas. Recordaba como había logrado aquel trabajo, había llegado nerviosa, con un escote cubierto, y unos pantalones holgados ocultando su figura.

La había atendido el hombre de lentes que no parecía interesado en ella, la primera persona que no se había interesado en ella a primera vista. Una entrevista, sus estudios y todo con una charla sin incomodidad, algo tan calmado para la mujer de cabellos rosas “por cierto señorita Shii, tiene unos bonitos ojos “recordó las últimas palabras de aquella entrevista, cuando había conseguido el trabajo

-Y pensar que me enamore… -Dijo mientras cerraba sus ojos.

 

.:OoO:.

 

 

-Kanko-neesan –Llamo una mujer de cabellos negros y ojos fucsias –Kanko? –volvió a llamar pero nada.

La mujer camino hasta el cuarto de su hermana, encendiendo la luz de este.

-OH DIOS!! KANKO!!! –Grito mientras se acercaba al cuerpo de la otra que tenía su brazo extendido, con su mano sujetando a duras penas un frasco de pastillas completamente vacío.

Lo siento hermana

 

.://Continuara//:.

Notas finales:

:)

ustedes creian que la enfermera solo la iban a despedir :)

wowi que equibocado estaban <3 si :), Kokona no era la que se iba a suicidar mis niños :)

a Kokona le espera algo mejor <3 mucho, mucho mejor <3 y adivinen que :D YandereDev agrego un nuevo beneficio al club de jardineria, bueno aun no pero lo hara, por que al unirse al club hay una pala :) y hay una guerto con tierra blanda :)

si... :) ustedes ya saben :)

en fin, hasta aqui el capitulo de hoy, pero antes de despedirme unas ultimas palabras

PUTO YANDEREDEV!! ME CAGO EN TODO!! GRACIAS PEDAZO DE GUARRO FALTA EL CLUB DE FOTOGRAFIA, CIENCIA, ARTES, MUSICA, COSTURA :) PUTO, PUTO Y RE PUTO <3 pero sin el no existiria este fic

ahora si, dejen esos sensuales reviews y nos vemos la proxima semana <3

bay bya


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