-Cansado –Murmuro la peli rosa mientras caminaba al lado de su hermana, ambas iban calmadas en el trayecto, anoche habían conversado lo que Sakyu había hablado por última vez con el menor, Inkyu estaba incomoda con eso, tampoco estaba muy segura si era lo correcto ósea no sabía los motivos de Ayano, o al menos no los entendía muy bien, pero su hermana había insistido y había sido más que clara “lo ayudaremos en lo que él necesite” ¿por debían de ayudarlo? Parecía que podía hacerlo todo solo, pero como era su hermana mayor no le quedó más opción que obedecerle.
-¿Otra vez te quedaste hasta tarde en móvil? –pregunto la oji ámbar a su hermana, la cual cansada asintió –No te dije la última vez que te durmieras temprano –riño señalando a la chica.
-Lo sé, pero es que aparecía video tras video, cada uno mejor que el otro –Dijo la de coletas -¿Eh? –Inkyu se detuvo cerca de la entrada observando con claridad una limusina estacionarse cerca de la entrada del instituto, tomo la manga del uniforme de su hermana señalando el llamativo vehículo.
-¿Una limusina? –la mayor de ojos ámbar veía como de esta decencia una muchacha de grandes atributos, piel morena ojos azules y cabello rubio tomado en una esponjosa coleta y un mechón naranja con una horquilla en forma de mariposa.
-Esa chica… nunca la había visto antes ¿acaso es nueva? –murmuro Inkyu viendo como la muchacha de piel trigueña se despedía del chofer, caminaba con un bamboleo llamativo que no tardo en llamar la atención de varios muchachos que entraban en ese instante, los pocos que la ignoraban eras chicos con novias y aun así les costaba un mundo el hacerlo.
-¿Inkyu?¿Sakyu? –llamo una voz a sus espaldas, hay de pie afirmando la bicicleta roja Ayano veía a las dos hermanas quienes se voltearon a verle -¿Qué hacen aquí paradas? –dijo viendo como las dos chicas cruzaban miradas entre ellas, la peli rosa fue la primera en reaccionar apuntando a la chica que iba muy tranquila moviendo las caderas y tecleando en el móvil exageradamente rosa y decorado de una manera infantil, al igual que su bolso que tenía desde algunas chapas a brillantes que solo lo hacían extravagante.
-Esa chica… es rara –Murmuro Inkyu mientras la morena de calentadores blancos entraba muy calmada.
-Solo espero que no sea una molesta –Dijo Ayano viendo a esa chica, más le valía no cruzarse en su camino, no estaba de humor para andar aguantando a otra imbécil enamorada de Taro.
-Eh, ya conocieron a la alumna nueva –Y como si de un deja vu se tratara, alguien hablo a las espalda de los tres presentes quienes vieron como el pelirrojo de gafas veía sin ningún interés a la nueva alumna.
-Supongo –dijo Sakyu.
-Al parecer su padre es un prestamista –Comenzó a decir el pelirrojo mientras los demás entraban –Esa chica no es más que una consentida, una hijita de papá –Hablo de forma despectiva al ver a la chica hablar muy animada rodeada de algunos chicos de otros salones.
-¿Eh? Y como sabes eso Joho-Kun si acaba de llegar hoy –dijo Sakyu viendo al chico de gafas rojas quien solo se encogió de hombros.
-Secreto mío –Dijo como si nada, Ayano había ido a aparcar la bicicleta y ahora volvía con ellos, notando como el grupo no estaba completo faltaba alguien.
-por cierto Joho ¿Y Haruki? –dijo Ayano viendo a todo lados sin ver al oji esmeralda.
-Al parecer hoy día iba a faltar
-Oh ya veo –Dijeron las dos hermanas a la vez.
-Hum, Aishi-Kun podemos hablar un momento –Dijo la peli morado mientras tomaba el brazo del chico.
-Oh, bueno
-En ese caso, los esperamos en la plaza –Dijo Inkyu jalando a la fuerza al pelirrojo que reacio luchaba para no ser llevado a ese lugar.
Los dos restantes del grupo se dirigieron a la parte trasera, notando como aun los delincuentes del instituto no aparecían así que podrían estar tranquilos. La peli morado avanzo hasta llegar a una puerta que daba al interior del instituto, habían dado la vuelta a todo el edificio para charlar.
-¿Qué ocurre Sakyu? –pregunto Ayano viendo a la chica de sombra de ojos roja.
-Es solo que… Inkyu no está muy segura, ya sabes ella es demasiado pura el… hacerle daño a otra persona no está en sus planes de vida y no quiero involucrarla –Comenzó a decir.
-Es comprensible, es más esperaba que tú también te sintieras incomoda al respecto…
-Oh, bueno si me siento incomoda, pero no es nada que sea realmente un problema –Dijo la chica mirando el césped bajo sus pies.
-No pareces muy convencida…
-Bueno –suspiro— solo debo de hacerme la idea que eres un celo pata con Yamada –rio al ver como la cara del menor se coloraba.
-Puf, no soy celo pata…
-Claro, por eso has matado a tanta gente por solo acercarse a él, no eres celoso Aishi-Kun –la peli morado rio al ver como el otro refunfuñaba.
-En todo caso, esa chica crees que…
-Más le vale que no, oh estará en un grabe aprieto –Dijo mientras el brillo de sus ojos se perdía ante sus palabras.
-Ya veo, en ese caso siempre estaré para ayudarte –Rio la chica mientras acariciaba la cabeza del chico de forma fraternal –Aishi… ¿Por qué eres tan bajo?
-…Sabes Sakyu esa pregunta es completamente innecesaria –Dijo el menor inflando las mejillas molesto.
-Pero es verdad, que yo sepa hasta el chico más bajo de mi salón es unos centímetros más grande que tu –Dijo de forma divertida.
-No es gracioso
-Vale, no lo es –La chica retiro su mano de los cabellos negros.
-Por cierto… Sakyu necesito pedirte un favor…
-¿De qué trata Aishi?
Ambos se quedaron charlando a la sombra del gran edifico, le había explicado ahora su problema, la maestra de historia que ese día llegaría al instituto, el principal problema que tenía con la mujer, Sakyu solo callaba y asentía ante las palabras del más joven.
-Entonces… hay que hacerlo mientras este con la guardia baja –Dijo la denominada Súcubo por la gente.
-Exacto, no puedo ir y meterme al salón de maestros a echarle algo a su comida y no es como el empujarla por las escaleras de nuevo.
-…creo que tengo una idea, pero tendrá que ser mañana –La chica le explico lo que sería el plan que ambos ejecutarían, Sakyu sería una de las piezas claves en ese momento.
-Está bien, en ese caso lo pondremos en plan mañana –Dijo el menor –Ahora mejor vámonos adentro que están a punto de tocar.
Ambos jóvenes entraron caminando con dirección a la plaza en donde se veía con claridad a la nueva incorporarse al grupo de chicas del instituto, se acercaron donde Joho parecía estar de malas mientras Inkyu parecía parlotear cualquier sandez sin realmente alguna coherencia en sus palabras.
-Nos vemos en el receso –Se despidieron las hermanas dejando a los dos chicos solos, siendo Joho el más aliviado de ser liberado de aquella tortura de escuchar a la chica hablar tanto.
-Te vez cansado –Rio Ayano viendo como el de gafas solo fruncía el ceño, claro que estaba cansado de tener que escuchar solo estupideces.
-Aishi-Kun no me molestes, esa chica habla demasiado ¿Cómo rayos la aguantas?
-Bueno, solo debo de ignorar la mayor parte de cosas que diga –Dijo con simpleza.
-Eso no es fácil, tiene una voz muy molesta para mi…
-Para ti, todas las voces son molestas –Dijo Ayano viendo al de ojos rojos.
-Eh, no todas las voces me son molestas –Dijo indignado viendo al chico de ojos negros, quien lo veía de tal forma en que quedaba más que claro que no le creía en lo absoluto.
-Claro, claro, claro hagamos como que te creo –Dijo comenzando a caminar.
-Sabes Aishi –el pelirrojo comenzó a caminar junto a él, a su lado los alumnos comenzaban e entrar a clases despejando la plaza y los pasillos dejando a algunos pocos –Solo existe una voz que no me molesta.
-Aham… y cual sería esa –Dijo sin voltear a ver al de gafas quien sonrió de forma maliciosa.
Kojin tomo la muñeca de Ayano jalándolo por esta, haciendo que pierda el equilibrio cayendo en su pecho mientras con sus brazos le rodeaba la cintura afirmándolo de caer.
-La tuya –murmuro al odio mientras tomaba el mentón del menor atrayendo sus labios a los suyos, no lo beso, pero estuvo un rato con aquella cercanía que solo los separaba algunos centímetros de distancia, tan cerca y tan lejos.
-¡¿Qué mierda crees que haces?! –dijo el menor separándose rápidamente del pelirrojo quien solo sonreía liberando al chico quedando con los brazos abiertos.
-Vamos, tampoco es para tanto –El de gafas solo sonreía malicioso.
-Ni se te ocurra volver a hacer eso –Dijo señalando al de lentes quien solo rio y asintió comenzando a caminar con dirección al segundo piso en donde estaba su salón.
Tras él Ayano avanzaba a una considerable distancia, era bastante molesto que el pelirrojo hiciera con él lo que se le diera la gana, a veces parecía querer matarlo otras parecía una especie de cortejo algo extraño.
Al llegar al salón ninguno se dirigió la palabra, tomaron sus asientos y esperaron a que el maestro llegara, al parecer iban a cambiar las horas por que por la puerta apareció el maestro de historia en vez de la maestra de matemáticas.
.:OoO:.
No estaba bien, ese día parecía que Shusai se había propuesto el hacerle la vida imposible, acaso ese hombre era tan infantil para hacer tal cosa.
Primero le dijo que llevara todos los papeles que tenía en su escritorio a la oficina del director ¡él era un maestro no un asistente! Pero a palabras de algunos colegas sabía muy bien que ese hombre era capaz de despedirlo con solo desearlo ¿Por qué ese hombre tenía tanto poder en ese instituto?
Tuvo que llevar toda esa pila de papeles que apena podía cargarlos en sus brazos, evitaba a toda costa chocar con alguien, no deseaba ponerse a recoger papeles en medio del pasillo, al llegar llamo a la puerta esperando que el director le permitiera ingresar. Ante la aprobación ingreso con los papeles entre sus brazos solo para saber que el director no había pedido aquellos papeles.
Y como había ido se regresó a la oficina del de gafas quien le veía de forma burlesca, aguantándose las ganas de saltarle y darle un buen puñetazo, dejo los papeles en el escritorio del azabache de coleta para luego salir sin dirigirle la palabra.
Al llegar al salón noto a la antigua maestra de historia, quien parecía no estar muy a gusto con la idea del director de dividir su clase en dos maestros, ahora ella con el cabello castaño tomado en una coleta, las gafas cuadradas, la ropa que solo resaltaba si llamativa figura y su rostro serio. La mujer me mando una mirada fría, al parecer estaba molesta conmigo.
-Así que tú eres el nuevo –dijo la mujer de coleta.
-Si…am…
-Kyoshi Rinji –Dijo tarareando los dedos en su ante brazo.
-Furuiki Masao –me presente ante ella estirando mi mano –Un gusto –dije alegre.
-Lástima que el sentimiento no sea mutuo –Dijo la mujer con el ceño fruncido para luego marcharse tomando sus cosas dejándome ahí de pie.
-Al parecer no le caíste muy bien –Hablo la rubia a mis espalda con su típico uniforme deportivo rojo.
-¿Eh, como es eso?
-Bueno, Kyoshi es algo… como decirlo… temperamental con otros profesores –Dijo algo avergonzada por la castaña.
-…¿Kyoshi?... ese no es tu…
-Sí, mi nombre mientras el de ella es su apellido –Dijo algo avergonzada riendo.
-Vale…
-No has tenido una buena mañana ¿verdad? –La rubia rio nerviosa.
-Si… al parecer el consejero la agarro contra mí –dije de mala gana.
-¿El consejero Gakusei?
-Si…
-cómo es eso, Gakusei no es de alguien que sea así normalmente evita compartir muchas palabras con los demás solo charla con el director.
-…ya veo…
-¿No abras echo algo que le moleste? –La oji azul rio señalándome entretenida.
-Yo… tal vez… no estoy seguro –Desvió la mirada, recordaba la disputa de ayer con el consejero en el pasillo y la charla con presidente estudiantil.
-Bueno, solo trata de evitar molestarle más… aunque no sé por qué se enojaría contigo.
-Creo que es algo que esta fuera del ámbito laboral –Dijo rascando sus cabellos cobrizos.
-Está bien, en ese caso te dejo debo ir a cerrar las puertas.
-Vale, adiós te veo después –El hombre tomo el libro de clases y su maletín dirigiéndose hasta el salón que debía, antes el director le había marcado otro horario en donde ese día trabajaría a primera hora en el salón 2-1.
Camino hasta llegar al salón marcado, sabía que debía tener mucho auto control en ese momento, no era bueno ponerse nervioso justo cuando iba a dar una clase, debía de cumplir su palabra, conquistaría a Aishi aunque eso saliera de toda su ética, era un menor de edad, pero al parecer aquí no importaba eso.
Entro dejando el maletín y el libro en el escritorio, el presidente de la clase se levantó ordenado a los demás a hacerlo los cuales obedecieron, la reverencia el saludo y luego todos a su lugar.
Dio inicio a su clase, se encontraba narrando para los alumnos mientras estos escribían todo lo que dictaba, el grueso libro de historia permanecía en su mano mientras leía su contenido, algunas chicas parecían estar muy embobadas con su narración pero ya estaba claro de quien estaba empezando a sentirse atraído.
Termino con alguna tarea para que realizarán en lo que quedaba de clase, los chicos comenzaron a trabajar. Paseo por el salón tranquilo deteniéndose ante los alumnos que tenían dudas sobre alguna cosa y explicándole con calma de que trataba.
.:OoO:.
Vale, el que cambiaran la primera hora a historia había sido raro pero no era momento de pensarlo realmente, el profesor Furuiki comenzó la clase con normalidad no se puso nervioso para sorpresa de Ayano, dicto la clase y dio una de simple tarea, mientras los alumnos trabajaban el maestro de pelo cobrizo se paseaba por los puestos ayudando a los alumnos.
Al pasar por el lado Aishi sintió las ganas de jugar un rato, jalo la camisa blanca del maestro planeando romper con la calma de este ¿divertirse un rato no mata a nadie?
-¿Eh, Aishi que ocurre? –pregunto el de ojos pardos viendo al joven sentado.
-Oh bueno, no entiendo esto –señalo su cuaderno.
-En donde –El mayo se agacho para ver la libreta del chico apoyándose en la mesa del chico dejándolo bajo su pecho.
-Hum… aquí, no entiendo muy bien de que va esto –Ayano se apegó más al cobrizo dispuesto a ver como el otro reaccionaba, pero a lo contrario que pensó, Masao no se puso nervioso si no que contra cualquier pronóstico que tenía el chico, se apegó más a él sintiendo como el chico se tensó, esto se estaba saliendo de su plan.
-Oh, mira tienes que leer atentamente esta parte –El mayor roso la mano del azabache de forma lenta pasando desapercibido para la gente de su alrededor, señalando una línea de texto escrito por el chico quien ya estaba sintiéndose incómodo.
-E-Está bien, G-Gracias –dijo tratando de liberarse, pero el cuerpo del mayor se apegó más al suyo.
-Profesor sabe tengo un problema con esta pregunta –Interrumpió Kojin con el ceño fruncido mientras tarareaba los dedos molesto en su escritorio.
-Claro ¿Cuál es el problema? –Dijo Masao decepcionado de alejarse del cuerpo del chico quien ahora ya no encontraba tan divertido molestar al maestro de historia –“Tenia que juntarse tanto con el pervertido del consejero“
Así continuaron las clases, tan molestas para el chico quien no volvió a dirigirle la voz ni la mirada al de cabellos rojizos.
.:OoO:.
Era una costumbre, entro junto a su hermana y su amigo, no estaba de muy buen humor y no creía que se le pasara en un buen rato necesitaba hablar con Aishi ¿Por qué de esa reacción? Y aunque hablaran ¿Qué se dirían? No sabía que decirle a Ayano, no es tan fácil menos para él que no era muy bueno con las relaciones amorosas.
-Hey, Taro –llamo Gakusei chispeando los dedos frente el rostro del azabache.
-Eh, disculpa Gakusei
-Ne Taro ¿Por qué estás tan desconcentrado? Hace días estos así ¿no te estarás resfriando? –pregunto Imouto al lado de su hermano mayor.
-Estoy bien, no es nada…
Los tres jóvenes avanzaron al interior del instituto, estaban llegando más tarde de lo usual ya que Imouto no encontraba su horquilla de corazón, ahora los tres se marcharían a su salón y ya.
Al entrar vieron como los alumnos comenzaban a entrar, entre el montón de gente Taro pudo divisarlo, la estatura más bajita de lo normal, el cuerpo fino y el cabello negro, nada en especial y aun así le daba una emoción que nadie le había otorgado.
Parecía hablar o más bien discutir con ese chico pelirrojo, lo vio todo en cámara lenta, como el de gafas tomaba la muñeca de Ayano y lo jalaba abrazándole por la espalda y acercando sus labios a los de ese chiquillo que comenzó a usar sus pensamientos la mayor parte del tiempo.
No sabía si ir y quitarlo de los brazos de ese chico o solo ignorar, antes de que reaccionara Ayano se había separado del otro y parecía reñirlo y luego marcharse con el otro atrás suyo.
-Vaya zorra –murmuro Gakusei arreglando sus gafas, para su lastima Taro logro escuchar su comentario.
-¿Quién es zorra Gakusei? –pregunto Taro viendo al castaño a su lado quien se sorprendió al ser descubierto.
-¡Eh! Ah, bueno es mejor no hablarlo frente a Imouto –dijo moviendo sus manos restándole importancia.
-¡¿Yo que?! –la chica reacciono al escuchar su mote.
-Solo olvídalo y vete a clases –Dijo Taro mientras comenzaba a caminar junto al castaño, la chica solo inflo las mejillas para luego tomar rumbo a su salón.
-Y me lo dirás acaso –Taro no estaba con mucha paciencia últimamente y que Gakusei no diga nada, a que venía ese insulto.
-Dios –suspiro agotado –Taro, quiero que entiendas algo, ese chico con el que últimamente te has obsesionado es peligroso –recalco la última palabra –Estoy seguro… que si sigues así saldrás herido –Dijo preocupado.
-…cállate Kaicho… -dijo Taro metiéndose al salón dejando al de gafas sorprendido, hace años habían dejado de llamarse por sus apellidos y ahora… volvía a hablarle de esa forma borde.
-Pero… -Taro dejo con las palabras en la boca al castaño entrando al salón sin esperarle, tomo su asiento ignorando por completo al chico.
-“…Taro… esto es broma ¿verdad?... esto... todo esto es culpa de ese chico… no entiendes que puedes salir herido si te enamores de esa zorra…”
Paso el día, las horas de clase pasaron increíblemente rápidas o lo fueron para la mayoría de alumnos, para Yamada no lo fue, fue tortuosamente lento.
Se quedó en el club, pero aun así estaba perdido en su mente mientras cuidaba los cultivos junto a otros pocos integrantes.
En la tarde Inkyu iba con dirección asía donde se había citado con su hermana, paso por los salones de primero escuchando unos murmullos venir de un salón vacío, tentada por su curiosidad la supuesta vampiresa se acercó a la puerta no muy bien trancada entre abriéndola viendo el interior del salón.
Hay en una de las mesas se encontraban dos chicos, un pelirrojo con el uniforme desordenado, en la mesa una chica con dos coletas se abrazaba a su espalda mientras abrazaba las caderas del chico con sus piernas.
Pudo reconocer a la muchacha, las coletas y la más que reconocible horquilla de corazón, Maina Yamada la hermana menor del chico del cual Ayano estaba enamorado. La chica gemía mientras las patas de la mesa rechinaban con el piso de madera.
Ambos jóvenes se movían acelerados, estaban cerca, Inkyu no quiso seguir viendo así que se separó de la puerta y solo ignoro lo recientemente ocurrido marchándose dejando a ambos muchachos solos ¿acaso estaba bien que esa chica este haciendo eso en el instituto?
.://Continuara//:.