-Mierda, porque lo hice –murmuro para sí mismo mientras daba la doceava vuelta en su cama –Ahora seguro y debe odiarme –Lamento haciéndose ovillo bajo las sabanas –por qué no me contuve…
.:OoO:.
Con el mal sabor de boca que le había quedado tras regañar a su hermana fue directo a la práctica, como una forma de apaciguar su molestia Ayano iba junto a él, de verdad empezaba a gustar de este, no lo evitaba cada vez se sentía peor cuando alguien se le acercaba, quería tenerlo junto a su persona la mayor parte del tiempo pero era ridículo pedírselo, no eran nada, esa mañana iba a pedir que saliera con su persona pero las palabras se atoraron y su hermana había llegado a interrumpir el momento cuando iba a decirlo por fin.
-¿Por qué la cara larga? –cuestiono Ayano a su lado.
-¿Eh? A no por nada.
-seguro, si te sientes mal podemos irnos –Como adoraba esa faceta dulce que tenía, se preocupaba demasiado, era tierno verle con un ligero sonrojo en el rostro que normalmente era inexpresivo.
-No te preocupes Aishi –Era tentador siquiera rozarlo con las yemas de los dedos, sin poder evitarlo tomo uno de los mechones negros del cabello del menor, las mejillas de este comenzaron a teñirse de un suave rosa –B-Bueno, será mejor apresurarnos, se nos está haciendo tarde.
-C-Claro.
Al llegar corrió apresurado a los camerinos dejando sus cosas con Ayano, era extraño, sentía los nervios formarse en su estómago sin motivo aparente. Al salir ya cambiado Ayano estaba conversando con Yumiko, nuevamente esa incomodidad que sentía solo al verlo demasiado cerca de alguno de sus amigos, interrumpió apresurado metiéndose entre la conversación de ambos azabaches.
-Ah, Yamada ya estás listo –Dijo la oji marino con su cabello tomado en una trenza –Entonces te lo agradecería un montón si nos ayudas –termino la conversación con el menor que asintió.
-¿Ayudar? –cuestiono Taro viendo al menor.
-Ah, bueno necesitamos tomar los tiempos y anotarlos –Explico sacando de uno de los bolsillos de la sudadera que usaba en ese momento, para cubrir el traje de baño azul, un cronometro digital entregándoselo al menor –Por favor anota los nombres en la tablilla que está allí, de verdad te lo agradezco.
-Está bien, es mejor que estar sentado en las gradas sin hacer nada –Comento Ayano sonriendo de forma suave, acción que molesto al mayor pero que paso disimulado por ambos azabaches.
-Bien, será mejor comenzar –Dijo Yumiko retirando la sudadera y dejándola a un lado mientras iba asía el resto de los integrantes.
-Gracias por echarnos una mano –comento viendo al menor quien asintió sonrojándose.
Ya faltaba poco para las seis de la tarde, el entrenamiento había acabado y ahora se encontraba secando su rostro con la toalla después de haber terminado la práctica y salir del agua, Ayano le había extendido una botella la cual tomo gustoso viendo como el menor le sonreía solo a él solo a su persona y a nadie más, tal vez era algo enfermizo el desear acapararlo para sí mismo pero prefería guardárselo muy dentro suyo.
Al momento de marcharse a los camerinos noto algo que le hiso picar aún más en esa molestia que comenzaba a crecer más y más dentro suyo, sin motivo alguno o al menos eso esperaba Odayakana se le había quedado viendo fijo al menor, no podía ver bien qué clase de mirada era, pero algo era cierto no le agradaba en lo absoluto. Tomando aire e dirigió al menor tomándolo por la muñeca llevándoselo de ahí dejando el cronometro junto a la tablilla en una de las bancas.
-¿Eh?¿Yamada? –le llamo pero simplemente lo ignoro, tenía la suerte que los camerinos estuvieran vacíos.
-Yo… -ahora como le explicaba que prácticamente lo arrastro solo para que no lo vieran –Esto… mejor…ignóralo ¿puedes esperarme aquí?
-claro, es mejor que esperarte de pie afuera –dijo Ayano soltando una suave risa dejando ambos maletines en la banca sentándose en esta.
Todo ese momento, mientras quitaba el cloro de la piscina de su cuerpo y vestía con su uniforme, se carcomía la cabeza ante los posesivos sentimientos que sentía, recordaba a su madre decirle que el amor debía ser una de las cosas más maravillosa que podría sentir y que este jamás implicaría un sentimiento negativo, ahora parecía ser todo lo contrario, no era maravilloso, sentía la enferma posesividad, las ganas de tenerlo solo con su persona un fuerte egoísmo que le empieza a costar esconder.
-¿Yamada? –llamo Ayano asomándose por los casilleros ¿Cuánto se habría demorado? Tal vez lo suficiente como para que Aishi se asomara a verle -¡Eh!¡P-Perdón! –dijo apresurado volviendo a esconderse tras los casilleros, al bajar la vista noto que aún le faltaba abotonar su pantalón y la chaqueta negra.
Se quedó un momento ahí, de pie pensando, en su mente se cruzaba escenas que ahora parecían demasiado tentadoras, termino de abrochar su pantalón dejando la camisa afuera y la chaqueta abierta, tomo una bocanada de aire al ver al menor sentado aún con el ligero sonrojo en las mejillas mientras mantenía su vista pegada en el móvil.
Sintiéndose incapaz de reaccionar lógicamente se acercó al más bajo, sentía su pecho arder al igual que las mejillas, recordaba cada mal sabor de boca que había tenido con el molesto sentimiento que le provocaba ver gente cerca del menor quería retroceder pero termino cediendo.
-¿Ya terminaste? –cuestiono levantando la vista en el momento exacto en que los labios del mayor chocaron con los suyos, por la sorpresa voto el móvil al suelo que por suerte no se quebró, trato de hablar pero las manos del mayor se apretaron contra sus mejillas impidiéndole escapar de aquel agresivo beso.
Algo aturdido Ayano se preguntaba internamente que ocurría, esto era bueno, algo jodidamente bueno pero a la vez extraño demasiado extraño. Sintiendo el peso del mayor cayendo sobre suyo se dejó hacer siendo recostado por este sobre la banca, soltó un quejido al sentir la incomodidad de su espalda pero aun así podía decirse que estaba feliz.
-Y-Yo, lo –trato de hablar pero se sentía incapaz, volvió a tomar los labios del menor que apenas había podido respirar.
Las manos del mayor pasearon por el menudo cuerpo desordenando la tela del más bajo desabotonando la chaqueta y sacando la camisa del pantalón del menor, las manos de Ayano se aferraron a sus hombros apretando fuertemente al sentir el aire abandonar sus pulmones, como pudo logro cortar el beso a base de esfuerzo tanto interno como externo siendo unido por un fino hilo de saliva que escurría.
-¿Eh? –al momento en que Taro noto la comprometedora posición en que se encontraba sintió la vergüenza agolparse en su rostro, se quitó abruptamente del cuerpo más bajo –Y-Yo lo lamento, en verdad lo siento, no era mi intención –Se disculpó apresurado, al notar una pequeña y casi imperceptible herida en el labio del menor se sintió morir, con la vergüenza a flor de piel y el nerviosismo se levantó de golpe tomando su bolso y maleta y pidiendo disculpas salió huyendo.
.:OoO:.
-¡Maldición! –volvió a gruñir tapándose hasta la cabeza con las mantas de su cama, estaba seguro que hoy no iría a la escuela y se quedaría todo el mendigo día en cama riñéndose mentalmente y a la vez recordando la suave textura de los labios del más joven.
.:OoO:.
-lleva así toda la mañana –Comento Inkyu viendo al perdido Ayano que miraba el cielo con algunas nubes en este, tenía una imperceptible sonrisa adornando su rostro mientras navegaba en su mente ignorando todos a su alrededor.
-¿Qué hacemos? –Cuestiono Hayato preocupado ante la actitud del menor –¿le habrá ocurrido algo malo?
-o tal vez, algo bueno –agrego Kojin con su voz antipática que normalmente usaba.
-¿bueno? –Murmuro Inkyu tomando la mejilla del menor apretándola y asustándose al no ver reacción –Sea lo que sea lo tiene bien perdido.
-Bueno, será mejor que vayan a sus salones –Comento Sakyu viendo la hora en su móvil –andando Inkyu –llamo a su hermana quien asintió sin despegar la vista del perdido Ayano.
Siendo Kojin el más alto de los tres tomo la cintura del menor arrastrándolo por la escuela mientras continuaba perdido en su propio mundo.
-No entiendo como llego a la escuela –comento el de gafas entrando al salón dejando al menor en su asiento.
-De forma automática –comento Hayato sentándose en su puesto.
-En todo caso, es seguro que no prestara atención por todo el día.
-Aham…
.:OoO:.
-Sigo sin entender como esa hoja llego a mi pupitre .comento Maina a Yuna quien asentía ante el disgusto de la azabache.
-Recuerdo haber pasado todo el día contigo, es extraño, es cien por ciento probable que alguien las haya dejado allí…
-¡¿Pero quién?! Y lo más importante ¡¿Por qué?! ¡cual es el sentido de acusarme de algo que no eh hecho!
-Tal vez y sea una chica celosa –dijo como si fuese la mejor idea del mundo.
-¿una chica celosa? –dijo sin creérselo.
-¡Sí!¡piénsalo! –Señalo a su amiga –Estas saliendo Yuto ¡él tiene una buena fama con las chicas!¡Seguro una chica celosa te inculpo para darte mala fama!
-puede ser –dijo cansada apoyando su cabeza en su mano –En fin, solo fue un incidente, no creo que ocurra algo más.
-Sí, tienes razón –Alentó la rubia de coleta.
Las dos chicas se acomodaron al ver al maestro ingresar al salón para impartir la clase, la de coletas simplemente resoplo disgustada al haber tenido que irse esa mañana sola y saber que tendría una mala calificación por algo que no hiso.
.:OoO:.
-Bueno, entonces el trabajo es para la próxima semana –decía la profesora acomodando sus cosas –nos vemos él día viernes –dijo saliendo del salón dejando a los estudiantes descansar.
-¡Al fin¡ -exclamo Hayato estirándose en su asiento –Tengo que ir a ver algo, los veo en la plaza –hablo apresurado saliendo del salón dejando al pelirrojo y al azabache que seguía perdido ahora recostado en su pupitre.
-Aishi…¡Aishi! –llamo pero no recibió respuesta, bufo molesto levantándose recordando que “Info-Kun” tenía que entregarle algo a su cliente.
Rebusco en su maletín asegurándose de no ser notado por nadie y menor por Ayano quien dormitaba con una boba sonrisa en el rostro, odiaba y agradecía las cámaras en la escuela, pero odiaba especialmente la que tenía en los camerinos. Saco de su maleta una cajetilla de cigarrillos y ayudado por una nota de papel que escribió apresurado dejada bajo el brazo del menor y la cajetilla en el maletín de este.
Sintió su bolsillo vibrar, era tan insistente que a mala gana lo saco de su bolsillo viendo el número de mensajes que tenía, bufo molesto al ver el numero eran más de 99 mensajes y todos de Info-Kun y cada uno con el mismo mensaje “Hey despierta”
-Sera –murmuro restregando su palma en su rostro, sintió el pequeño ardor en su labio y nuevamente se sintió lleno de gozo, sintió algo molestarle en la mano que tenía aun recostada en la madera viendo el pequeño papel arrancado –¿y esto? –se cuestionó viéndola.
“bien, ya que estas durmiendo tan plácidamente y yo como buena persona no te despertare, en tu maletín deje una cajetilla úsala con sabiduría, atentamente tu amado Info-Kun”
-¿Por qué se autodenomina amado….? –sin prestarle mayor importancia rebusco entre sus cosas encontrando efectivamente la cajetilla de cigarrillos, sabía que era prácticamente ilegal el siquiera que los tuviera y se metería en problemas si alguien lo descubría con ellos.
Con la cajetilla fuertemente agarrada en su bolsillo salió de su salón caminando por los pasillos, la hora apuntada en su móvil decía que no quedaba mucho de receso y si iba a hacer algo tenía que ser rápido, bajo hasta el primer piso donde los primeros años estaban, reviso que no hubiera mirones y entro al salón encontrando el puesto de la molesta hermana de su senpai, dejo la cajetilla dentro y salió del salón con rumbo a la oficina del consejero. Frente a la puerta acaricio la pequeña mordida sintiendo la calma que esta le provocaba. Toco la puerta escuchando la autorización para ingresar.
-Oh Aishi-Kun ¿Qué te trae hoy a mi oficina? –Pregunto dejando de teclear en el ordenador –hum ¿Qué te ocurrió en el labio? –Cuestión viendo el pequeño punto.
-¿eh?¿puede verlo? –pregunto extrañado, en todo el día nadie se había dado cuenta.
-Pues si ¿acaso te ocurrió algo?
-no realmente, nada grave –respondió restando importancia.
-entonces ¿para qué viniste aquí?
-sobre eso, en el patio trasero había unos alumnos de primero fumando en la parte trasera de la escuela.
-¿fumando?¿estas completamente seguro? –dijo viendo al chico frente suyo.
-Sí, fui a dejar unas cosas al gimnasio y sentí el aroma.
-Ya veo, iré a ver los primeros años después, gracias por decirme –Dijo con una leve sonrisa el menor asintió saliendo del cuarto, momento que aprovechó Shusai para soltar la risa que tenía, no le importaba realmente si fumaban o no pero tenía que seguir el juego.
Al sonar el timbre espero a que todos estuvieran en los salones, camino hasta los primeros años tocando la puerta disculpándose por interrumpir la clase, el primer salón estaba limpio así que solo salió de este para dirigirse al segundo, ya sabía por dónde iba todo eso, en el segundo primero estaba la Yamada menor y sin entender el motivo del por qué quería echarle la culpa a ella hiso lo que se supone debía hacer ya sabiendo quien era “el fumador” paso puesto por puesto revisándolos bolsos hasta dar con el de ella encontrando la cajetilla mal escondida.
-“lo hiso a propósito” –pensó tomando la cajetilla del pésimo escondite –Señorita Yamada ¿Qué significa esto? –dijo sacando la cajetilla. La exclamación de sorpresa resonó por el salón.
-¡¿E-Eh?!¡N-No es mío! –dijo apresurada llena de pavor.
-entonces ¿Qué hacía en su bolso?
-N-No sé, yo no entiendo ¡Eso no es mío!¡Alguien la dejo ahí!
-Sabe que este habito es completamente ilegal para su edad y mucho más traerlo a la escuela, le pediré por favor que me acompañe a mi oficina –Dijo señalando la puerta, la chica quien sentía las fuertes ganas de gritarle en la cara se aguantó y salió con pisadas fuertes asía el pasillo.
Por el corredor la chica caminaba con la cabeza gacha murmurando maldiciones, al llegar a la oficina y tras haber entrado el de gafas exploto.
-¡No es mía! –dijo señalando la cajetilla -¡Alguien la dejo en mi bolso! –grito desesperada.
-Lo lamento, pero estaba en SU bolso
-¡Alguien la dejo ahí!
-Esta es la segunda infracción, debería dejar de gritar podría ser peor –advirtió señalándola, callo molesta apretando los puños tenía ganas de llorar además de todo el rostro rojo de rabia.
-No es justo –se quejó apretando fuertemente sus puños –No es mi culpa, yo no eh hecho nada ni ayer ni hoy –decía con voz baja.
-Esto junto con lo de ayer quedara en su expediente –dijo frio dándole la espalda a la chica –por favor retírese de mi oficina.
-¡pero yo…!
-nada de peros –le corto serio –vuelva a clases –ordeno a lo cual Maina sin poder hacer nada obedeció marchándose molesta.
Al ver que la chica se había ido Shusai tomo una gran bocanada de aire relajándose, la actitud de esa chica era demasiado molesta para su persona, con calma retomo su trabajo dejando la cajetilla confiscada en uno de los cajones, sabía bien que no era de ella, esta estaba cerrada con todos los cilindros de tabaco sin ser movidos de su lugar, prácticamente nueva.
-Al menor le hubieses quitado el plástico –murmuro volviendo a su trabajo.
.://Continuara//:.