.://Novena semana//:.
El crepitar de los leños resonaba en aquel lugar, la brillante madera, los muebles finos, los estantes repletos de libros y las pinturas de hombres que habían guiado aquella familia hasta ahora. Tras un escritorio con un fino ordenador se encontraba un hombre trajeado, de cabellos platinas pulcramente peinados hacia atrás, en su mano sostenía una fina compa con dulce vino tinto, los ojos platinados del hombre permanecían fijos en el rojizo liquido mientras tras el escritorio, de pie se encontraba un castaño oji celeste nervioso.
-P-Padre… -trato de hablar, el de gafas sentía su pecho oprimido, prácticamente esa palabra de su boca estaba completamente vetada.
-A callar Gakusei –dijo el hombre sin siquiera verle.
-…¿para qué…me llamaste? –trato de hablar, por lo menos una palabra que le dirigiera del porque mando a la mucama a llamarle.
El hombre no dijo nada, continuo tranquilo en sus asuntos mientras el castaño permanecía inmóvil, podría irse, pero eso ya sería el colmo para su padre, no permitiría aquella falta de respeto y ya tenía demasiados problemas con este. Paso un rato cuando la puerta fue tocada, Gakusei vio por sobre su hombro la puerta de madera y luego regreso la vista a su padre, este no había contestado, la puerta se abrió dejando ver a un peli plateado de cabellos cortos y pulcramente peinados y ojos plateados.
-tú…
-Oh, hermano~ -saludo el chico recién llegado, su rostro era idéntico al de Gakusei, vestía de forma elegante y en su mano colgaba una maleta –cuento tiempo, un gusto volver padre –saludo ahora viendo al adulto.
-Al fin llegaste –respondió este terminando el contenido de la copa –Shinsei mañana te incorporas –anuncio a lo que el castaño vio sin entender al hombre –te llame para informarte, mañana tú y Shinsei volverán a Akademi High School…
.:OoO:.
-N-No quiero –lloro la chica de coletas, estaba en la puerta de la vivienda, su madre y padre estaban de pie evitando que avanzara más atrás de la entrada -¡Papá, mamá!¡por favor!¡no quiero irme!¡no quiero, no quiero! –lloro la chica, ambos adultos esperaban a sus abuelos.
-Maina, por favor –dijo la mujer tratando de contener a su hija.
-M-Mamá, por favor, no quiero irme –sollozo abrazando a la mujer.
-Lo siento Maina, realmente lo siento, pero es lo mejor –dijo seria –Tienes que volver si o si con tus abuelos.
-P-Pero –la chica se separó dolida –N-No quiero alejarme de ustedes, no quiero alejarme de mi hermano –lloro –no quiero irme…
-Es por tu propio bien Maina, por tu bien y el de ese bebé que crece ahora en tu vientre –dijo dolida, la chica apretó los puños.
-P-Puedo…Puedo despedirme de Taro… -sollozo la chica, el nombrado se acercó a esta la cual solo se apegó al cuerpo del mayor –Y-Yo…yo lo siento Taro –murmuro audible solo para el azabache –yo, en verdad lo siento, no quería entrometerme en tu relación –sollozo –E-Espero q-que s-seas feliz con esa chica –sollozo al momento en que el claxon sonaba fuera de la vivienda –Adiós –se despidió general aun con las lágrimas escurriendo de los ojos negros, tomo la maleta mientras sentía las piernas temblar, salió de la vivienda dejando a los mayores dolidos y a Taro sorprendido ante la aceptación de Ayano por parte de su hermana.
.:OoO:.
Estaba estático en esos momentos, la pantalla del ordenador iluminaba su rostro, las marcadas ojeras y el cabello desordenado, las gafas desordenadas que reflejaban la pantalla iluminara. Desde hace tres días que lo supo y ya no quería saber ni hacer nada, sentía el vacío dentro suyo, el sonido del ordenador era lo único que se escuchaba, los perros los autos parecían haber sido puestos en mute, ahora solo escuchaba el monótono sonido de la torre.
-y…¿ahora qué? –murmuro mientras desviaba los perdidos ojos rojos a la pared, ahí estaban las fotos que había conseguido tanto de Ryoba como de Ayano –…¿debería…hacerlo?
.:OoO:.
-Buenos días hijo~ -canturreo Ryoba mientras alegremente servía el desayuno, el menor se había acostumbrado a salir de casa sin desayunar.
-Buenos –respondió el menor quien se acercó al asiento vacío frente a su padre que tranquilamente leía el mismo libro de ayer, el hombre levanto la vista sonriéndole a su hijo con calma.
La mesa estaba servida, el arroz se notaba recién preparado ¿acaso su madre se levantó a cinco de la mañana? Sin mucha importancia comenzó a desayunar, prácticamente había olvidado el sabor tanto de la caballa como del tamagoyaki.
-provecho –digirieron los tres al mismo tiempo.
.:OoO:.
Su sola presencia espantaba a la gente que al solo verla retrocedía espantada, tras ella su fiel grupo andaba entre risas y burlas. La chaqueta sobre sus hombros ondeaba al caminar provocando respeto en las masas.
-Qué bueno que haya vuelto –dijo uno de sus seguidores –se hacía aburrido el que usted no estuviera aquí.
-Si me ausento ustedes solo lo arruinan –comento la oji café –Son unos inútil organizándose…
-Bueno, usted siempre ha sido nuestra líder –comento una chica de mechón purpura –Impone respeto con solo caminar…
-Hump…
Debió de haber estado ausente dos semanas más, pero el simple hecho de que ese enano este avanzando demasiado le molestaba, lo sabía, cada cosa que ocurría durante su ausencia su grupo se encargaba de informarle, las desapariciones, los homicidios, absolutamente todo. Era ridículo el que nadie se diera cuenta cuando, ante sus ojos, era tan obvio.
-“veamos que tienes para mi enano”
.:OoO:.
En la plaza central los estudiantes se relajaban antes de que las clases dieran inicio, muchos parecían nerviosos, al llegar Ayano lo noto al solo ver como las voces, normalmente ruidosas, se escuchaban poco, como un silencio general. Diviso a las Basu cerca de uno de los cuatro cerezos, se acercó a las hermanas saludándolas, las chicas devolvieron gustosas el saludo pero parecían seguir nerviosas.
-¿ocurre algo? –pregunto ya arto de todo.
-Oh, E-Esto Aishi-Kun –Inkyu mordía su labio viendo a todos lados –Bueno, es normal –murmuro –Siempre lo ha sido ¿acaso no te diste cuenta?
-si pregunto es por qué no lo entiendo
-Rida volvió a la escuela –hablo la oji turquesa –de seguro volverán esos chicos a retarla a la salida del instituto…
-¿eh?
-Aishi, llevas desde primer año aquí, no me digas que jamás te diste cuenta de las peleas que se armaban a la salida del instituto –dijo sorprendida Sakyu.
-En realidad no, realmente me concentraba en irme y ya –dijo con simpleza, como si ignorar su alrededor fuese algo normal.
-Vaya…es…extraño –dijo sorprendida la peli morada –pero bueno, va a ser problemático, esa chica siempre atrae problemas –dijo cansada –no entiendo como continua en el instituto…
-escuche que es hija de una familia de Yakuzas y que los chicos que normalmente vienen a pelear es gente enviada por los enemigos de su familia –murmuro la peli rosa.
-Inkyu, no podemos estar seguro de aquello –dijo Ayano viendo a la menor.
-Si pero, puede ser, solo hay que ver los hechos, siempre se mete en peleas callejeras además de que nunca la expulsan ¡no la expulsan a pesar de todo! Es intocable –exclamo molesta.
-Bueno, tampoco es como que este instituto sea barato Inkyu –comento el menor –puede que sus padres tengan una buena posición económica, no que pertenezcan a la Yakuza.
-Hump, no arruines mis conjeturas…
-por cierto quitando todo este tema ¿y Haruki? –pregunto el menor viendo a las hermanas.
-Jiji~ esta con su novio~ -dijo picara Inkyu –Me pregunto si terminaran al toque de timbre –coloco su dedo sobre su mentón pensativa –Si no llega en el primer bloque ya sabes lo que estaban haciendo –apunto al menor entretenida ganándose un golpe en la cabeza por parte de su hermana.
-Inkyu no comentes nada –riño su hermana –Es mejor que no digas nada, hay mucha gente presente…
-Oh…bueno –hiso un puchero mientras bajaba la cabeza desganada.
-Tampoco te pongas así –comento viéndola –Como es que somos hermanas…
-nacimos de la misma madre y provenimos del mismo padre –dijo con simpleza la oji turquesa.
-…no tienes vergüenza ¿verdad? –dijeron a la vez tanto Ayano como Sakyu.
-Nop~
.:OoO:.
-Es bueno volver –comento mientras bajaba del vehículo junto a su hermano.
-Supongo –respondió borde.
-No te pongas así~ además sabes que yo no te quitare a ese chico –sonrió divertido viendo a su hermano sonrojarse.
-No jodas Shinsei…
-bueno, bueno –el oji plata rio –es bueno al menos verte con tu color de cabello original, ese castaño era repugnante –dijo como si nada.
-sabes…odio profundamente que digas que es repugnante todo lo que te recuerda a mamá…
-esa mujer, bueno como dice el abuelo, esa mujer no era más que una problemática tonta, es una suerte que no hayamos salido como ella o –vio a su hermano quien arrugo en entrecejo –Al menos yo no –sonrió triunfal.
-Eres una molestia…
A medida que avanzaban los estudiantes de segundo y tercer año reconocían a las dos figuras, ambos peli plateados, con la única diferencia del color de ojos y las gargantillas que les diferenciaban, unos ojos celestes y otros platinos, aunque uno tenía inscrito otro apellido era más que obvio que provenía de la familia Saikou.
-Soy yo o pareciera que hay menos estudiantes, como esa chica escandalosa del club de natación –Comento viendo a los estudiantes, notaba que habían muchos decaídos, otros que no querían estar ahí y para agregar notaba la falta de varios personajes más que reconocibles.
-sabes…sé que papá no te lo dijo –comento Gakusei –pero, si faltan estudiantes, muchos tienen miedo de que ocurra algo y sobre la chica del club de natación…bueno… es mejor que te enteres solo, no soy tu fuente de información…
-Malo~ -se quejó divertido –Bueno, puedo conseguir información de quien se me dé la gana –dijo orgulloso –Nadie puede resistirse a mis encantos.
-Narcisista de mierda –murmuro bajo.
-puede ser, pero estoy en mi derecho de ser narcisista, al fin y al cabo, todas las cualidades que resalto son verdad –comento orgulloso.
-Me das repugnancia…
Ambos hermanos fueron hasta la plaza central, no pasaron ni cinco minutos cuando un grupo de chicas rodearon al mayor de los gemelos dejando al oji celeste de lado, quien simplemente se quedó al lado del otro molesto, no tenía muchas cosas que hacer.
-Chicas, chicas por favor –Shinsei sonrió tranquilo, era obvio que estaba orgulloso de aquella atención –Hay Shinsei para todas, no es necesario que se amontones –dijo divertido. Gakusei bufo molesto.
-Oye tú, don narcisista –llamo la atención de su hermano –recuerda que tenías que ir a hablar con el director además de tomar tu estúpido cargo –gruño malhumorado.
-Cierto, cierto, que bueno que mi vicepresidente a no espera ya no estás en el consejo –rio malicioso a lo que el de gafas gruño –En todo caso, puedes seguir ayudándome aunque realmente no lo necesite.
-púdrete.
-claro, pero mejor vamos andando –dijo mientras comenzaba a caminar al interior del instituto seguido del ex castaño.
Ambos hermanos se dirigieron al salón del consejo, era obvio que Shinsei estaba más que contento de volver a recibir atención, seis meses estudiando en el extranjero en un internado le tenían de esa forma.
-por cierto, Gakusei respóndeme algo –volvió a hablar el oji plata entrando al salón, el de gafas asintió apoyándose en la pared –¿Aun continua esa rata en la escuela? –pregunto mientras veía los papeles de ese día.
-¿Info-Kun? Si, continua aquí, no lo han echado –dijo calmado.
-Tks ¿Qué tienen en la cabeza? –dijo molesto –Es obvio que ese imbécil solo trae problemas.
-bueno, últimamente no a estado muy activo –comentó con calma –parece más ocupada con el psicópata ese…
-¿psicópata? Explícate…
-bueno, no creo que realmente alguien quiera hablar de eso –dijo el oji celeste –Desde el inicio de este años se han presentado desde homicidios, desapariciones y suicidios demasiado sospechosos…
-así que…un asesino entre los estudiantes –dijo serio cambiando la expresión de altanero por una mucho más seria.
-Sí, suerte ahora te toca a ti ver eso –dijo gruñón.
-bien, no será difícil –rio el peli plateado.
-Claro, ni siquiera vas a sospechar de esa persona –rio amargado.
-¿acaso lo conoces?
-puede que sí, realmente no he encontrado pistas –bufo –además, nadie se lo creería, ahora veamos como lo haces tú.
-Así que tienes un sospechoso, vaya tu cerebro funciona –el oji plata se acercó tranquilo –sé que no vas a decirme, eres un terco que no sabe perder –rio cruzándose de brazos –pero eso es algo muy normal de nosotros.
-vete a la mierda –gruño saliendo del salón estrellándose con alguien al salir, su hermano reía divertido al verle en el suelo sobándose la cabeza –Lo siento –se disculpó por simple cortesía.
-Deberías tener más cuidado –dijo su hermano viéndole, sin fijarse en las dos personas que tenía enfrente.
-¿Yamada estas bien? –pregunto una voz más que conocida por el de gafas, quien al darse cuenta que había chocado con Taro y este iba acompañado por ese enano se sintió molesto, a este paso ni siquiera podría verle a la cara.
-Si Aishi-Kun –dijo el mayor levantándose ayudado por el menor.
-Oh, no creo haberte visto antes–dijo el oji plata viendo al menor quien se percató de su presencia.
-Hum ¿tú eres? –Ayano ignoraba la simple existencia del contrario.
-¿Eh? No sabes…quien soy…
-no realmente –Ayano le quitó importancia al asunto –En fin, Yamada recuerda que Musei nos pidió ir a la piscina –le recordó al mayor.
-cierto, lo siento Kaicho –dijo apresurado mientras retomaba su camino con el menor que prácticamente era rodeado por un aura rosa.
-Enano de mierda –murmuro ya de pie.
-no sabía que a las chicas les dejaran usar uniforma masculino –comento el oji plata.
-no es mujer imbécil –golpeo la frente de su hermano quien le vio de mala manera –ese enano es de segundo.
-pareciera que lo odiaras –rio divertido.
-lo hago –fue lo que respondió antes de marcharse a su salón dejando al peli plateado solo.
-…es interesante y tierno~
.:OoO:.
-Entiendo que me llamen ¿pero para que necesita Musei de ti? –cuestión ya entrando a la zona de la alberca.
-No lo sé –contesto Ayano, se había emocionado al verle aparecer y dirigirse a su persona, sin hermana menor, sin gente molestando, solo él y Taro.
-Chicos –la azabache apareció cargando algunas cosas, a lo que tanto Taro como Ayano le ayudaron –Gracias por venir –dijo cansada –jamás pensé que seré capitana será tan difícil –comento –Yamada, has faltado por dos días –comento la chica –necesito que hoy si o si te quedes, este fin de semana tenemos otra competición y la última prácticamente quedamos con suerte…
-Entiendo Musei, está bien –dijo calmado.
-Gracias –dijo la chica –eso me tranquiliza, esto Aishi –llamo la atención del menor.
-si necesitas me ayuda, si no te preocupes –respondió con simpleza el menor.
-Eres un amor –comento la chica abrazando al menor, Taro tosió para que la chica se alejara la cual rio divertida –los espero a ambos a las tres y media aquí –dijo la chica.
-está bien.
Yumiko debía ver los artículos que necesitaba además de los objetos que faltaban o se habían gastado, ese era el principal motivo de que muchas cosas estuvieran esparcidas y ahora ayudada por el par terminaba el inventario.
-Saben –comento la azabache quien había tomado su cabello –Escuche que el antiguo presidente del conejo volvió –dijo mientras ordenaba las cosas tiradas en el suelo.
-si lo vimos –dijo Taro.
-¿eh? El antiguo –pregunto Ayano desconcertando a los dos mayores.
-Sí, Shinsei Saikou…
-¿Quién es? –el par casi se cae al escuchar al menor.
-¿N-No lo sabes? –la mayor veía sorprendida al más joven –¿entraste…este año? –cuestión.
-no, entre en primer año –dijo el menor –solo no sé quién es él.
-Aishi –el mayor hablo algo extrañado –Saikou es bastante conocido en la escuela, podríamos decir que es el chico más conocido internacionalmente –agrego.
-realmente no lo conozco… -el menor bajo la cabeza –¿es raro? –murmuro para sí mismo, no era la primera vez que la gente se extrañaba por que no conociera a alguien, para él era normal eso.
-T-Tampoco es para tanto –el mayor sonrió nervioso –P-Perdón si te hice sentir mal…
-No realmente –el menor suspiro –solo…que no entiendo varias cosas.
-por mí no hay problema en enseñarte
-chicos, sigo presente, por favor conténganse –comento la chica divertida, el rostro de ambos se coloro de rojo ante aquello.
El timbre resonó llamando la atención de los tres presentes, las clases estaban a minutos de comenzar y ellos metidos en la piscina, apresurados se fueron hasta sus salones despidiéndose en el camino. ya dentro del salón y ante la falta de la maestra Yumiko se acercó a Taro divertida.
-De verdad que te gusta ese chico –comento sentándose en la silla frente al azabache.
-¡¿E-Eh?!
-no te hagas Taro, se puede ver a la distancia –rio la azabache –es algo tierno, siempre pensé que…bueno terminarías con esa chica…Najimi, como novia.
-Osana solo era mi amiga –el mayor bajo la cabeza –me pregunto dónde estará o si está bien…
-eso esperamos todos –murmuro la oji azul –estos días han sido raros, será mejor que cuides a Aishi…
-Claro que lo cuidare, no quiero perder a alguien importante –murmuro bajo, a lo cual la chica sonrió volviendo a su puesto.
.:OoO:.
-hoy no vino –murmuro Hayato al lado del menor, el puesto donde normalmente Kojin se sentaba estaba vacío.
-el viernes no se presentó –murmuro Ayano.
-¿le abra ocurrido algo? Digo, muchas veces se ausenta pero…normalmente nos dirige aunque sea una palabra…
-se a lo que te refieres… es extraño.
Ambos callaron cuando el profesor ingreso al aula.
.:OoO:.
-Es tan lindo estar en casa, los dos solos –decía la peli negra abrazada a su esposo –¿No te traen lindos recuerdos? –murmuro besando la mejilla del contrario.
-S-Sí, creo…que si –dijo en voz baja.
-sabes, deberíamos ir al mercado juntos, hace mucho que no salimos los dos –Ryoba se levantó quitándose el delantal lavanda y amarrando su cabellos sueltos.
-esta…bien –automáticamente el mayor se levantó dispuesto a seguir a la peli negra, la cual sonrió avanzando hasta la entrada tomando su bolso y llaves.
Ambos adultos salieron tomados de la mano, por el camino la pelinegra iba hablando con su esposo, durante el trayecto la oji negro podía sentir con claridad que alguien les seguía, apretó el agarre que tenía en el brazo de su marido mientras adelantaba el paso. Al llegar a la tienda saludaron a la dependiente y se metieron entre los pasillos. Al salir de la tienda, con las bolsas en mano volvieron a casa, por todo el camino la oji negro veía desde los reflejos de ventanas y charcos hasta las sombras en el suelo sospechando que alguien les seguía, y al llegar a casa lo confirmo. Tras haber dejado las bolsas de lado se asomó por la ventana del segundo piso viendo a través del pequeño espacio una figura femenina, vestía un abrigo largo color café, el cabello corto castaño además de unos ojos azules.
-Maldita zorra ¿Qué quieres aquí? –Murmuro furiosa perdiendo el brillo de sus ojos –No creas, que me lo vas a quitar…
.:OoO:.
La última clase de ese día había acabado finalmente, los chicos apresurados guardaron sus cosas y salieron con dirección a sus clubes o casa. Ayano apresurado se despidió de las Basu y Haruki para luego ir con dirección a la piscina. Al pisar el patio trasero sintió como era jalado y empotrado contra una pared, con enojo vio quien había sido. Dos de los seguidores de Rida estaban arrinconándole, eso le recordaba mucho a una escena en donde esos imbéciles habían tratado de sobrepasarse.
-¿Qué quieren? –dijo alerta viendo al par, no mostraba emoción alguna en su rostro.
-La jefa quiere hablar contigo –respondieron con simpleza comenzando a arrastrar el menor quien se había parado firme sin dejar que se lo llevaran –Muévete –ordeno quien le sujetaba de la muñeca.
-Olvídalo, si ella quiere hablar conmigo que venga ella y no mande a sus perros falderos, lame botas –dijo con la voz fría.
-Enano del demonio –gruño el segundo golpeando el estómago del más bajo quien tosió ante aquello –ni nosotros entendemos que mierda quiere la jefa con este enano, llévatelo –dijo a lo cual su compañero volvió a tirar, pero Ayano simplemente no se movió a pesar del dolor.
-Enano de mierda, deja de ser tan jodidamente terco o tendremos que romperte los putos huesos –alego quien le sujetaba de la muñeca.
-inténtalo –amenazo el menor con ojos carentes de brillos y una aura amenazante, estaba dispuesto a destrozarles la cabeza contra la pared, el simple hecho de imaginarles con la cabeza estrellada contra las paredes grises le daba una muy excitante emoción y ansiedad.
-Ya verás –el otro preparo du puño para estrellarlo contra el rostro del más bajo, pero este fue jalado de forma brusca por un tercero.
Desconcertado Ayano se giró viendo de quien trataba, todo el instinto asesino que había sentido se apaciguo al verle ahí de pie, tenía el ceño fruncido y veía de muy mala manera a los otros dos. Taro le sujetaba de la cadera atrayéndolo a su persona alejándolo de los otros dos.
-¿acaso tú también quieres problemas? –gruño quien había golpeado el estómago del menor.
-No molesten –gruño el mayor –¿Qué demonios quieren ustedes con Aishi? –soltó molesto, el menor se sentía morir de felicidad.
-La jefa quiere verle –dijo el otro quien parecía más tranquilo que su compañero.
-Que venga ella –repitió lo mismo que el menor.
-A de ser broma –grito furioso el más impertinente –Ese enano se viene con nosotros aunque tengamos que darte una paliza.
-no podemos –dijo claramente molesto su compañero –le tocamos un pelo y la jefa nos mata –dijo en tono bajo para que el contrario le escuche.
-¡¿Qué?! Pero ¡Malditas sea! –gruño furioso apretando los puños.
-vámonos –dijo llevándole al furioso chico, dejando a los dos azabaches desconcertados.
-que…fue eso –murmuro Taro aun sujetando las caderas del menor, al darse cuenta se sonrojo soltándolo de inmediato –¡Lo siento! –se apresuró en decir a lo que el menor rio.
-no te preocupes, gracias.
-no importa –dijo avergonzado –mejor vamos –tomo la mano del menor llevándolo consigo sin notar como ante el simple contacto Ayano se había sonrojado fuertemente y prácticamente estaba al borde del colapso por la emoción.
Al llegar encontraron al equipo listo, ambos se disculparon por la demora sin explicar la razón de esta, la ahora presidenta sonrió divertida mientras daba las instrucciones y explicaba lo que trataría la competencia. Como la última vez el menor se encargó de tomarles los tiempos, no entendía la falta de entrenador pero eso era lo de menos.
.:OoO:.
-¿y bien? –pregunto la rubia viendo a los dos recién llegados.
-nosotros…lo sentimos… -dijeron los dos al mismo tiempo.
-¿así que nuevamente fallaron? –la chica se cruzó de brazos molestar –Les doy una orden simple, tráiganme al enano, pero no, ustedes por algún motivo que desconozco fallan en algo tan simple…
-¡no es culpa mía! –Alego el más impulsivo –Lo teníamos, lo íbamos a traer pero ese enano se puso terco ¡luego llego otro imbécil a defenderlo!¡y este idiota! –Señalo a su compañero -¡este simplemente dijo que nos fuéramos!¡¡Era un debilucho, fácilmente le hubiésemos ganado!!
-¿Por qué decidiste dejarlo ir? –dijo la oji avellana.
-era Yamada jefa –con eso respondía todo.
-¡¿Qué?!¡¡¿Por qué demonios Yamada defendió a ese enano?!! –gruño la rubia.
-no lo sabemos jefa…solo…lo hiso –respondió nervioso.
-Esa rata –gruño refiriéndose al menor –Mocoso del demonio ¿Qué mierda hiso para que Yamada le ayudara? Tal vez…solo fue para ayudar a alguien…si…es muy probable…que fuera por eso –dijo para sí misma bajo la mirada de ambos quienes no dijeron más.
-jefa –llamo ahora más tranquilo el peleonero.
-ya –corto de golpe –suficiente por hoy, creo que tendré que interceptarlo por mí misma, si mano a alguien más seguro esto volverá a pasar –gruño la chica, los dos secuaces asintieron ante la palabra de ella.
.:OoO:.
-“¿Quiénes…son ellos? ” –se preguntó internamente, los había seguido al mercado, sabía que habían llegado el viernes pero no sabía quiénes eran.
Durante las últimas semanas había estado deteriorándose, apenas comía o bebía algo, estaba cansada, su cabello estaba desordenado y tenía unas marcadas ojeras bajo los ojos. Pestañeo molesta ante la irritación que le provocaban las lentillas.
-ya que –murmuro mientras de su bolsillo sacaba un estuche para los lentes de contacto, cuidadosa los retiro de sus ojos guardándolos quedando con el característico color rosa.
Había visto al menor llegar a casa, pero debía seguir con la guardia, sospechaba de él ¡había visto como trituraba a una mujer, con un demonio!¡¡Una mujer!! No sabía cómo lo atraparía, estaba segura que ese chico indujo a su hermana a suicidarse, puede que se equivocara pero hasta ahora era el blanco de todo.
-debería…volver a casa –murmuro sintiendo como en cualquier momento se caería –a paso agotado camino oculta entre las sombras, sentía aun el picor en los ojos que frotaba cada cierto rato. Al voltear por la calle pasando por un parque sintió como era estrangulada por una cuerda fina o algo parecida.
Tosió mientras se movía desesperada, la falta de alimento y de agua le agoto rápido, arañaba desesperada el objeto que la estrangulaba notando que era un simple cable, arañaba de vez en cuando su piel por accidente provocándose marcas rojizas, pronto sintió como su vista se ponía borrosa y como se quedaba ya sin fuerzas, simplemente cayo inconsciente.
Al despertar sintiendo el frio calar en su piel noto la figura femenina frente suyo, se notaba molesta, era la mujer que había visto esa tarde, trato de hablar pero estaba amordazada atempas de atada a una cañería, se fijó en que a un rincón estaba una silla vieja de madera y a otro un montón de cajas apiladas.
-despertaste –dijo la voz fría, sintió un escalofrió recorrerle la espalda, tratando de hablar lo único que soltó fueron balbuceos sin sentido -¿Qué demonios crees que haces? –volvió a preguntar, podía escuchar lo furiosa que estaba a pesar de la calma que aparentaba, la mujer se acero a su persona colocándose a su altura tomándola por los cabellos levantando su rostro, los ojos de aquella mujer eran dos pozos negros que le aterraban.
Se había perdido en el vacío que representaban aquellas pupilas reaccionando al sentir como un frio filo se posaba en su garganta, bajo como pudo la vista notando que aquella mujer tenía una navaja apuntando a su cuello.
-No…voy a dejar que me lo quiten –murmuro fría, sin darse cuenta ya había firmado la sentencia de muerte.
.://Continuara//:.