“ven al laberinto atrás de la escuela 16:30”
Estaba tomando bocanadas de aire, sentía aquello como si fuera la primera vez que lo hizo. Tanteo su bolsillo sintiendo el filo del cúter que había conseguido en el salón de artes a medio día, sus ojos ónix veían las hojas que conformaban aquel laberinto que por alguna estupidez estaba ahí, nunca entendería a las chicas del club de jardinería.
Escucho unos pasos acercarse, tembló ligeramente sintiéndose ansioso, estaba al final de un callejón sin salida y ahora debía esperar que el otro arribara a su encuentro y terminar con todo de una vez.
.:OoO:.
Se desveló hasta las tres de la mañana pensando en qué demonios hacer, cuando cerro finalmente sus ojos sintió como si hubiesen pasado solo tres míseros minutos de sueño cuando su despertador sonó y unos golpeteos en su puerta para terminar de avisarle que era momento de alistarse para la escuela. Algo bueno que saco de todo ese cansancio que sentía, sabia por lo menos que hacer en ese momento, tendría que pedirle ayuda a Info-Kun…mucha ayuda…pero luego vería como pagarle.
Al salir encontró a Yamada a unos pasos de su casa, lo vio sorprendido, normalmente le esperaba a una cuadra de su hogar, pero ahora estaba a solo pasos de la entrada. Tras saludarse el par de azabaches marcharon al instituto estando la mente del menor ocupada en sus pensamientos.
-Aishi –le llamo Taro a lo cual el menor desvió su vista del frente para verle –has estado algo raro ¿estás seguro que no ocurre nada?
-claro, no te preocupes –le sonrió dulce sintiendo las mejillas arder ¡adoraba cuando se preocupaba por él!
Ambos siguieron en silencio, ninguno dijo nada dejando que el sonido de los vehículos y personas llenaran aquella falta de palabras entre ellos. Al llegar al instituto el menor, con todo el dolor de su pobre alma, se despidió apresurado argumentando que debía ir al baño, antes de que Taro le acompañara este partió apresurado a los baños del segundo piso encerrándose en el primer cubículo que vio.
-Bien…ahora –saco su móvil apoyándose en la pared –Esto…Info-Kuhn?
-¿Qué demonios haces? Habíamos quedado que nada de contacto dentro de la escuela…
-lo sé, lo sé, no me regañes por eso. Quería pedirte algo…bueno…un…favor, algo grande y realmente complicado.
-¿Qué es?
-bueno…veras, a las 16:30…necesito un alboroto, algo que haga que los guardias se alejen del patio trasero…
-¿eso es todo? Es bastante fácil sabe, podrías hacerlo tú fácilmente inculpando ah alguien, no es la gran cosa…
-Ya no es tan fácil, el muy imbécil de Saikou logro acercarse a Yamada…
-¿Cuál de los dos? El que está enamorado o tú acosador.
-¿es enserio esa pregunta?
-Mmh, bueno un poco de humor nunca hace mal, sin tomar en cuenta que estas rompiendo una regla de esta escuela al solo hablarme, eres todo un rebelde~
-Tks, ¿me ayudaras o no?
-dalo por hecho, espero que hagas el resto porque yo solo creare esa distracción, el resto lo veras tú.
-trato, espera ¿no quieres nada a cambio?
-Oh, eso. No te preocupes, me llegaron ciertas fotos de bragas bastante comprometedoras de cierta persona, así que me doy por pagado~
-… adiós –bloqueo su móvil saliendo del cubículo limpiando sus manos esperando que nadie hubiese sospechado, estaba a tiempo para entrar a su salón sin levantar ninguna sospecha.
.:OoO:.
Sudo frio, eran las cuatro cuarenta de la mañana y como hace cinc malditos días atrás la puerta fue golpeada para luego, por el ojo de pez, ver un paquete en la entrada. Con asco lo patio alejándose y cerrando la puerta, con el primero ya sabía lo que eran como para siquiera querer abrir otro.
-Jodida puta loca –jadeo sintiendo, como por primera vez algo salía de su control. Acostumbrado a ser él el que chantajeaba y manipulaba a las personas, pero ahora era diferente, jodidamente diferente.
Dejo sus lentes a un lado mientras posaba sus manos en su rostro cubriéndolo tratando de calmarse, la primera vez fue tan idiota como para abrir aquel paquete sin remitente frente a su puerta junto a una nota “para el hijo del señor detective” decía aquella nota, al abrir aquella caja sintió el frio recorrer su espalda, el mismo que sentía ahora, varias cabezas de gatos, crías prácticamente, junto a algunas partes de sus cuerpos.
Si bien los aquellos “obsequios” los había empezado a botar sin abrir, simpe al llegar a la escuela encontraba cartas, durante esos últimos cinco días.
“tu padre de verdad no valía nada, era un inútil en varios sentidos, que lastima por ti ¿verdad?”
“sabes, hasta como cadáver debe de verse patético ¿me pregunto si no encontraron? No es como si su cadáver estuviera tan mal como para no reconocerlo”
“qué clase de mujer se le hubiese acercado, es lo que me pregunto al solo pensar que eres hijos suyo, siempre fue tan patético como para atraer a alguien”
“dime, quienes son tus más cercanos ¿no tienes a nadie que vele por ti, verdad? Es de esperarse, la basura como tú debería estar muerta. Aunque eso se puede arreglar fácilmente ¿cierto?”
Como odiaba el simple hecho de que esa mujer respirara, pero no entendía como demonios había descubierto su dirección. Debía temer, claro que debía temer, una jodida psicópata sabia donde vivía y cada tarde se paseaba por su casa dejando esas notas y durante la madrugada esos paquetes ¿Dónde demonios estaba su esposo?¿dónde demonios estaba Ayano?¡¿Era consciente de lo que era su madre?! Apretó los labios mientras abrazaba sus rodillas sintiéndose vulnerable, como odiaba ese sentimiento, él que siempre fue fuerte ahora se sentía cual niño idiota temiendo a la oscuridad anhelando que alguno de sus padres fuera a consolarlo.
Se quedó toda lo que testaba de madrugada hasta que la alarma sonara, ahí sentado en el frio piso apoyado contra la puerta principal temiendo que en cualquier momento está fuera a ser abierta mostrando los ojos filosos y vacíos de esa mujer. Podría solo golpearla donde le duela, su hijo…pero…pero era incapaz de dañarle, a veces se preguntaba si Ayano era un capricho suyo, desde el primer incidente pudo haberle inculpado y delatado con la policía…pero no lo hiso…pudo haberle matado, el incidente del salón vacío en donde contrario a lo que planeaba prácticamente abuso de él. Al escuchar la alarma se levantó sin sentir ninguna pisca de sueño encaminándose hasta el baño despojándose de sus ropas. Alistado salió de la casa tomando aquel repugnante paquete botándolo en la puerta de los vecinos con la insoportable niña que gritoneaba en la calle con sus demás amiguitos, que no quiera matar a Ayano no significa que fuera a ser una buena persona.
En la escuela paso al salón encontrándolo casi vacío a excepción de dos de sus compañeros hablando entre ellos ignorándole, estuvo un rato así hasta que sintió su móvil vibrar, al abrirlo vio los mensajes de Ayano sin entender por qué le hablaba ¿no habían quedado en no hablar en la escuela’ estuvo un rato conversando con él mientras fingía dormitar hasta que finalmente este se despidió pidiéndole crear esa distracción. Sobre aquellas fotos…bueno le costó un par de tratos pero las consiguió con el consejero ¿a que los contactos eran buenos?
Guardo su móvil al momento que el timbre sonó y los alumnos entraban siendo uno de estos Ayano, al cual solo movió la mano sintiendo un vacío en el estómago que ignoro fingiendo que todo estaba bien.
.:OoO:.
-¿entregar una nota? No es algo…extraño –dijo Sakyu viendo al menor en la escalera, este bufo algo apresurado.
-sí, es raro, pero es necesario ¿puedes hacerlo sin que se den cuenta? –pregunto ansioso, el tiempo era limitado.
-hasta la pregunta ofende, claro que puedo –la peli morada poso su mano cariñosamente en los cabellos negros del menor, este asintió entregándole el papel doblado mientras doblada sobre sus pies despidiéndose y marchándose a su salón.
Tranquilamente la chica subí hasta el tercer piso entrando a su salón acercándose al puesto de Saikou, este estaba tranquilamente leyendo sus apuntes sin prestarle atención a los demás, con calma y pasando junto a otra chica deposito calmadamente la nota dejándola caer frente al otro y actuando como si nada dejando sus cosas en su lugar y fingiendo completa ignorancia. La maestra entro y ella continuaba ignorando al peli plateado hasta que este simplemente dejo de verla a ella y a esa chica que uso para esconderse de preguntas innecesarias.
.:OoO:.
-¿y ese papel? –pregunto su gemelo al momento en que entro al salón del consejo leyendo aquella nota tan simple.
-no lo sé, me lo dieron hoy –dijo guardándolo en su bolsillo.
-y ¿Qué dice? –pregunto divertido viendo al otro quien frunció el ceño mientras arreglaba sus gafas.
-no molestes –gruño sentándose en uno de los asientos.
-malo~ en fin, ya que renovaste tu linda amistad con Yamada ¿Qué harás con mi pequeño?
-¿tu pequeño? –cuestiono sin entenderle a su gemelo.
-Pues Aishi, claro está –rio ante el rostro descolocado de su hermano.
-¿sabes que no te toma en cuenta?
-Oh, solo se resiste un poco, solo debo de terminar de enamorarlo y ya –rio seguro de sí mismo.
-Claro, lo que digas, mucha confianza en ti mismo te ara mal…
-¿Cómo tú? –antes de que Gakusei le digiera algo se levantó saliendo dejando al otro con el ceño fruncido.
.:OoO:.
-te ves ansioso –comento Hayato viendo al menor quien hacia lo posible por ignorar el cúter que por suerte robo del salón de Artes.
-ansioso ¿Por qué estaría ansioso yo? –dijo fingiendo una risa bastante sospechosa.
-Aishi si estas incomodo –Taro veía preocupado al menor quien rápidamente negó ante aquello.
-b-bueno, hay que admitir que cada cinco minutos un guardia pase vigilando no es muy cómodo –lo otros asintieron dándole la razón.
Así se la pasaron en el receso entre conversaciones y bromas de doble sentido dirigidas a la pareja de turno y algunas a Ayano el cual se sonrojaba hasta las orejas tratando de ignorarlas. El timbre resonó terminando el receso obligando al menor a sentirse aún más nervioso en ese momento, pronto llegaría la hora marcada y debía de tener listo todo. Durante toda la clase se la paso divagando, eso sería difícil, esperaba que él alboroto fuera lo suficientemente largo como para que tenga un buen tiempo. Al terminar su clase, el ultimo maestro de ese día, se apresuró en guardar sus cosas rápidamente y de forma apresurada de despidió de Hayato pidiéndole que le informara a Taro que no podría acompañarlo a la alberca, confuso el peli verde acepto viendo prácticamente correr fuera del salón camuflado por el tumulto de personas, tenía una hora y media para preparar todo y no levantar sospecha alguna. Fue hasta los camerinos dejando su maleta en su casillero y cerrándolo para marcharse rápidamente, pasó desapercibido por los guardias hasta el club de jardinería que para su suerte era visto por la mañana por algunos miembros y por la tarde los días martes y jueves (*) fue hasta el tumulto de tierra con la pala en mano haciendo un agujero lo suficientemente profundo, no buscaba esconderlo por completo, solo dejarlo un tiempo oculto para poder escabullirse.
Al terminar vio que prácticamente le quedaban quince minutos, dejo a un lado la pala tirada mientras asomándose por la entrada y viendo que no habida ninguna mirada sobre su persona se adentró al laberinto agitado escondiéndose en el primer callejón del laberinto.
Estaba tomando bocanadas de aire, sentía aquello como si fuera la primera vez que lo hizo. Tanteo su bolsillo sintiendo el filo del cúter que había conseguido en el salón de artes a medio día, sus ojos ónix veían las hojas que conformaban aquel laberinto que por alguna estupidez estaba ahí, nunca entendería a las chicas del club de jardinería.
Escucho unos pasos acercarse, tembló ligeramente sintiéndose ansioso, estaba al final de un callejón sin salida y ahora debía esperar que el otro arribara a su encuentro y terminar con todo de una vez.
Al ver los cabellos plateados asomarse se abalanzo con el objeto en mano, pero fue detenido por el mismo quien cayó al suelo de la sorpresa mientras sujetaba sus muñecas.
-¡qué demonios! –grito alterado al momento de escuchar como la alarma de incendios se activaba.
-Mierda –jadeo Ayano mientras batallaba con liberarse del agarre.
-maldita puta del demonio –gruño el de gafas pateándole el estómago botándole –de verdad que eres un lobo vestido de objeta, pero sabes, de esta no te salvas –se levantó pateando el cúter, alejándolo del menor que se incorporaba con la mirada filosa, digna de un asesino.
Se levantó lo suficientemente rápido como para esquivar la siguiente patada que iba en dirección a su rostro, tomo el brazo de Gakusei al momento en que este trato de propinarle un puñetazo que esquivo por los pelos, jalando el bazo del plateado acero un rodillazo en la boca del estómago a lo cual el otro tocio doblándose ligeramente pero recomponiéndose para darle un codazo en las costillas aprovechando la cercanía de ambos, por el dolor libero el agarre que mantenía en el brazo del otro el cual le tomo por los cabellos jalándole para darle un puñetazo directo en el vientre a lo cual tosió. Apretó fuertemente la muñeca del contrario quien se quejó soltando ligeramente su agarre en los cabellos azabaches de Ayano quien aprovecho barriendo con su pierna y botando a Gakusei el cual callo en el césped quejándose.
-Tks –el menor vio a su alrededor apresurándose en encontrar al cúter el cual estaba muy cerca de los arbustos, trato de caminar en esa dirección pero fue jalado del tobillo cayendo de bruces al suelo.
-Perra barata, enserio no entiendo que mierda te ven –jadeo el otro levantándose y pisando la espalda del otro quien se quejó ante la presión en su columna –El maldito consejero, Taro, incluso mi puto hermano –solo una risa divertido junto a los jadeos de cansancio –no tiene un puto sentido, eres tan simple, sin gracia –Gakusei se agacho girando al menor quedando sobre este con el ceño fruncido –Claro, la única gracia que tienes es que eres un sucio y repugnante psicópata –poso ambas manos en el cuello del menor ejerciendo presión –espero que disfrutes el infierno maldita zorra –jadeo divertido mientras veía los intentos del menor para quitarle.
Ayano se removía viendo de un lado a otro, el cúter estaba un poco más cerca, se removió tratando de soltarse pero era algo inútil, con su zurda en la muñeca del oji azul su diestra se estiro lo más que podía tanteando el plástico del mango del cúter, tosió sintiendo como las fuerzas se le iban, sus dedos rozaban el plástico tratando de atraerlo hasta que finalmente, ya a punto de llegar a la inconciencia, logro tenerlo en su mano llevándolo hasta el brazo del otro enterrándolo en este liberándose del agarre. Con el arma en su mano y recuperando el aliento el menor vio como el otro se tocaba el brazo herido.
-la única puta arrastrada eres tú –sentencio el menor al momento de arrojarse contra el peli plateado enterrando el filo en el ojo izquierdo sacándolo rápidamente dejando un corte en el globo ocular que sangraba mientras el otro se llevaba sus manos al rostro adolorido.
Sin darle tiempo, mientras gimoteaba y gritaba de dolor se abalanzo quedando sobre este mientras colocaba su mano sobre la boca del oji azul levantando su cabeza y dejando el cuello expuesto, sin importarle quedar empapado en sangre desgarro la garganta del otro dejando que el chorro de sangre le salpicara mientras Gakusei se ahogaba y apretaba la mano que sostenía su boca la cual lentamente se manchaba de líquido escarlata.
Jadeo quedándose un poco en esa posición recuperándose, se levantó guardando el cúter manchado en el bolsillo del pantalón. Como pudo levanto el cuerpo del otro apoyándolo en su hombro y apresurándose en ir hasta el club de jardinería acercándose hasta el agujero ya antes hecho, dejo caer el cadáver en este mientras jadeaba del cansancio, los golpes le dolían y los que se había ganado con Rida parecían volver. Adolorido y siendo lo más rápido que podía comenzó a enterrar el cadáver dejando que la paranoia le ganara empezando a escuchar a los guardias acercarse, o algún estudiante, motivo por el cual desviaba la vista de vez en cuando hasta que finalmente termino de enterrarlo. Dejo la pala tras el cobertizo y se marchó hasta los camerinos en donde por suerte no fue visto por los guardias y estudiantes que parecían haberse formado fuera del instituto por la alarma. Se quitó las ropas ensangrentadas guardándola en una bolsa negra de basura que había sacado de casa “al menos mamá fue de compras ayer” recordó al ver el paquete de bolsas negras, dejo las prendas, junto al cúter en está cerrándola y dejándola a un lado mientras se daba una ducha rápida quitando la sangre de su rostro, cabello y manos.
-ahora solo debo dejarla en algún basurero –murmuro vistiéndose con el uniforme de deportes, colgó so bolso y tomo la bolsa apresurándose en llevarle a la parte trasera donde estaba en incinerador, nuevamente los guardias estaban por ahí vigilando.
Paso apresurado hasta el incinerador dejando la bolsa y encendiéndolo, al parecer ninguno de los dos hombres se había dado cuenta. Se crispo al sentir como era tomado de la muñeca levantando rápidamente la vista encontrándose con uno de los guardias quien le veía seriamente.
-niño, nos puedes explicar ¿Por qué tienes la mejilla hinchada? –dijo serio, las peleas no eran aceptadas y que tuviera un golpe muy notorio levantaba sospechas.
-me golpe con la puerta al salir –comento apresurado, el guardia sin terminar de creerle le soltó dejándole libre.
Al verse liberado se apresuró en marcharse, prácticamente corriendo, alejándose de todo esperando a que el cuerpo no lo descubrieran hasta mañana. Al llegar a su hogar corrió escaleras arriba a cambiarse ignorando los llamados de su madre, la cual simplemente le vio al momento en que se encerraba en su habitación.
-vaya ¿y que mosca le pico? –se preguntó a si misma –en fin –una sonrisa maliciosa se asomó por sus labios –Amor, voy a ir a comprar para la cena, no me tardo –dijo tomando su bolso y llaves.
La mujer camino por las calles con el bolso colgando de su hombro, paso a un lado del mini market mientras continuaba su camino hasta llegar a su destino, se acercó a la puerta rebuscando en su bolso la nota de papel pasándola por debajo de esta para luego marcharse sin importarle mucho el que alguien pudiera verla, paso de largo a una niña que parecía perdida en la nada mientras a su lado una caja abierta con un contenido desconocido.
.://Continuara//:.