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Just Love Me. por PandaZorro

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Notas del capitulo:

Si, dos veces...en una semana .__.
no se que esta pasando mis zorritos, pero en fin.

esto...antes que nada ¿recuerdan los 4 finales + extra? bueno puede que ahora sean 4 finales + 2 extras...tal vez :v cosa mia que se me ocurrio.

en fin.

Variantes:
En este final NO hubo ningún contacto con Taro, toda acción en el fic que se realizó con él, NO existió.

El objeto en el bolso son un pañuelo y el frasco de cloroformo.

Al escuchar la voz del mayor se estremeció volteando apresuradamente, apretó las correas de su maletín mientras bajaba la cabeza, notoriamente sonrojado. Tomo aire antes de levantar la vista y fijarla en el chico frente suyo.

 

-Y-Yamada –le ponía nervioso verle a los ojos, sentí el nerviosismo carcomerle por completo.

-¿para qué me citaste aquí? –pregunto el mayor viendo al más joven.

-Bueno… yo…esto –cerro sus ojos buscando valentía para decirlo –T-Tú…tú me gustas… -pronuncio con un hilo de voz que fue escuchado por el otro.

-Yo –el silencio entre ambos se había formado, las mejillas del más bajo estaban completamente rojas alcanzando sus orejas, mantenía su mirada a un lado evitando ver al mayor –Lo siento, pero…no puedo corresponderte –dijo lo más tranquilo que podía. El menor levanto la vista fijándola en el mayor, sintió las lágrimas acumularse lentamente en sus ojos –No me van los chicos y realmente tú y yo no nos conocemos, de verdad lo lamento.

 

Ayano no había escuchado nada más que aquella simple palabra “no” la vista se le nublo y sintió las lágrimas escurrirles por las mejillas, sintió las piernas temblar cayendo al suelo a vista del mayor quien incomodo veía como el otro se derrumbaba, su maletín había caído y desparramado las cosas en el suelo.

 

-Enserio, enserio lo siento…yo…me tengo que ir, disculpa –dio un paso atrás mientras el menor temblaba sentado en el suelo mientras lloraba.

 

La mirada, nublada por las lágrimas, de Ayano vio sus cosas tiradas en el suelo, entre algunas hojas, cuadernos y lápices, vio el brillo ambarino de un frasco de tamaño pequeño. Sintió como a poco el temblor en su cuerpo se detenía y su mente quedaba en completamente en blanco. Se levantó ordenando sus cosas y volviendo a meterla en su maletín, limpio las lágrimas en su rostro.

 

-E-Está bien –le dedico una sonrisa tranquila con algunos rastros de lágrimas en  su rostro –Yo…lo entiendo.

-Lamento no poder corresponderte…

-n-no tienes de que preocuparte –Ayano bajo su cabeza viendo el césped.

-Yo…tengo que irme, adiós –se despidió girando sobre sus pasos y dándole la espalda al menor.

 

Vio como este se marchaba, apretó la tira de su bolso tomando aire, introdujo su mano sacando el frasco ámbar para luego sacar su pañuelo. Lloro dolido, no quería que esto pasara pero no tenía más opciones ¿verdad?

Se acercó un poco apresurado al mayor, cubrió la boca y nariz de este con el pañuelo mientras le abrazaba por la espalda. Este se removió hasta que finalmente cedió ante el cloroformo, lo vio dormido apoyando su cuerpo en el suyo.

 

-Yo, lo siento senpai…pero no puedo aceptar esto –comento con calma.

 

Como pudo se llevó al Yamada, la profesora no estaba y en esos momentos estudiantes no quedaban. Los guardias estaban en una reunión “vaya inútiles” pensó, camino hasta la salida, era difícil cargar con el cuerpo del otro. Como pudo y pasando por las calles vacías llego a su hogar, en esos momentos su madre le recibió con los ojos abiertos.

 

-¿Ayano? –la mujer vio al chico quien sonrió nervioso.

-Esto…

-Sera mejor que pases bebé, no queremos mirones de más –comento ayudando a su hijo a cargar al otro a la sala.

-¿y papá? –pregunto notando la ausencia de este.

-está arriba, está cansado sabes –Río la mujer.

 

Tras tomar asiento  madre e hijo conversaron sobre el suceso, la mujer escuchaba atenta cada palabra del chico. Tras un buen rato charlando y varias explicaciones Ryoba sonrío.

 

-Bien, me hubiese encantado conocer a mi nuero de otra manera, pero con esto me conformo –Suspiro tranquila –Pero el sótano no es un buen lugar para ambos.

-no sé dónde más ir –comento apenado.

-bueno, podrías ir al nidito de amor de los Aishi –comento su madre mientras llevaba un dedo a su barbilla.

-¿nidito de amor?

-bueno Ayano veras, la familia Aishi tiene una larga tradición –comento señalando al joven dormido –que tu inconscientemente continuaste.

-hum, ya…veo…

-el “nidito de amor” es una vieja cabaña de la familia, esta oculta dentro de las colinas, nadie ha llegado ahí más que nosotros –rio divertida.

-¿vas a ayudarme?

-claro bebé, como mi vis abuela ayudo a mi abuela, mi abuela ayudo a mi madre y ella me ayudo a mí –Beso la frente de su hijo –ahora lo mejor será que vayas por una manta y me ayudes a llevar a mi nuero al auto.

 

Fue un viaje en silencio, la noche comenzaba a caer mientras su madre iba al volante, más de una vez tuvo que drogar al mayor que comenzaba a despertar. Habían parado en un mercado pidiéndole que se quedara ahí. Volvió con varias bolsas que dejo en el asiento de copiloto. Salieron de la ciudad, viajando por la carretera hasta llegar un camino de tierra sin final alguno, un camino abandonado.

 

-Vamos, Ayano –dijo apagando el motor y abriendo las puertas.

 

Llevando al mayor apoyado en su hombro siguió a su madre quien caminaba tranquila entre aquellos árboles y arbustos mientras cargaba las bolsas. Al ver adelante vio lo que parecía una cabaña bastante veja, no estaba muy bien cuidada, las paredes eran de madera rodeada de maleza, las ventanas estaban tapizadas con tablones de madera, a un lado había un pozo de piedra.

 

-Bien, esta algo descuidada –comento Ryoba abriendo la puerta buscando entre los pocos muebles una lámpara de aceite encendiéndola –pero si se cuida bien, puede ser un nidito muy acogedor.

-Ya veo – vio a su madre dejar las bolsas en una mesa que rechino al sentir el peso de estas.

-hay un cuarto en donde pueden dormir amos ¿no es lindo? Mañana es sábado así que traeré ropa tuya y otras cosas –comento tranquila.

-gracias mamá –murmuro llevando al mayor hasta el cuarto que indicaba la mujer, al abrir la puerta que rechino al abrirla encontró aquel cuarto en donde sus muebles eran cubiertos por unas sábanas blancas con polvo. Lo arrastro hasta la cama de plaza y media que había de barrotes oxidados –¿estas incomodo Amor? No te preocupes, ya veré eso –Acomodo el cuerpo del otro arropándole con aquella ligera tela.

-Ayano –le llamo su madre llevando consigo la lámpara de aceite.

-Hum, el menor acariciaba los cabellos de Yamada.

-Ah~ me recuerda a mmi y a tu padre –dijo encantada –Bien, puedes venir un poco.

-pero…

-tranquilo, no será mucho, es para mostrarte vuestro nuevo hogar.

-Mmh –vio el rostro dormido de su amado –Está bien –acepto levantándose.

 

Madre eh hijo caminaron por aquella cabaña, tenía un baño bastante viejo con varias cubetas algo oxidadas por el tiempo, una sala prácticamente sin muebles, una cocina pequeña, con muebles maltrechos por el tiempo junto a una nevera inútil y sucia además de  una cocina de leña, en una esquina estaba aquella mesa con las bolsas y dos sillas de aspecto desgastado.

 

-Este lugar sigue igual –comento la mujer pasando su mano por la encimera de madera con polvo –Lastima que este cubierto por polvo –suspiro limpiando su mano.

-No importa, mientras pueda estar con él –sonrió alegre llevando sus manos a su pecho –no importa, limpiare aquí.

-ese es mi bebé –beso la frente de su hijo –¡en fin! Esas bolsas tienen comida suficiente para dos semanas, vendré dos veces al mes a dejarte comida ¿bien?

-Sí, gracias~

-Ah~ es tan triste cuando los retoños abandonan el nido –apretujo a su hijo contra su pecho –Muy bien –se separó de este poniendo sus manos en los hombros del menor –Ah, cierto, en este estante ahí ollas de metal, cubiertos y platos, estamos en temporada de lluvia así que traeré mantas suficientes para ambos.

-Muy bien, ahora –se removía incomodo viendo el pasillo por donde estaba la habitación de su amado.

-Claro, ve~ aunque –dudo un poco en decirlo –Sera mejor que los primeros días…bueno…no creo que reaccione bien Ayano.

-Oh…sí, pero no importa, yo podre con él.

-en todo caso, ahí cinta aislante en la bolsa me encantaría entregarte la silla del sótano, pero no puedo traerla sin levantar sospechas.

-no te preocupes, haces suficiente.

-es hora de que me vaya, tu padre debe de haber despertado y preguntado por ti.

 

La mujer se fue dejando finalmente solo al menor iluminando la estancia con aquella lámpara de lata oxidada. La llevo junto con la manta hasta el cuarto de ambos, con una sonrisa en su rostro dejo la lámpara a un lado mientras cubría al mayor. Ese era el inicio de una nueva vida entre ambos.

 

.

.

.

 

Tarareaba tranquilo mientras revolvía la comida dentro de aquella hoya, era un día algo frio, había pasado un mes desde que habían comenzado a vivir juntos. Sentía un algo de viento atravesar la madera. Apago el fogón de aquella cocina dejando que el calor calentara la estancia, sirvió un plato dejándolo en una bandeja que encontró guardada hace tiempo, se encamino con calma hasta la habitación que compartía con su amado adentrándose a esta.

 

-Buenos días senpai ¿ya despertaste? –pregunto acercándose al chico arropado en aquella cama que había cubierto con varias mantas.

-Mmh –el menor deposito aquella bandeja en el suelo agradeciendo que la cama no fuera tan alta. Con cuidado destapo al mayor quien tenía sus manos, rodillas y piernas amarradas con cinta aislante al igual que esta misma cubría su boca.

-es hora de comer~ –canturreo quitando la cinta adhesiva del labio del otro quien se vio tentado a gritar, pero apretó los labios al ver como a pesar de la dulce sonrisa que tenía en sus labios sus ojos le amenazaban con mantenerse en silencio –Muy bien, di Ah –sin darse cuenta el otro había subido aquella bandeja sentándole en la cama y llevándole una cucharada con comida –Vamos, abre la boca –el mayor negó apretando sus labios.

 

Ayano soltó un bufido mientras con su mano libre apretaba la nariz del mayor obligándole a abrir la boca, al momento en que Taro ya no pudo aguantar la respiración se vio obligado a abrir la boca momento que aprovechó Ayano para introducir la cuchara con comida tibia, el menor prácticamente le obligo a masticar y tragar. Así paso hasta que el plato había quedado vacío.

 

-Muy bien amor~ –felicito mientras dejaba de lado el plato con la cuchara sobre la bandeja depositando está en el suelo –Ne, no crees que está haciendo mucho frio.

-Y-Yo no…

-Ah~ que bien se siente abrazarte –comento estrechando el cuerpo del mayor quien se estremeció quedándose quieto –Hum, sabes escuche que la mejor forma de mantener el calor entre dos personas era que durmieran sin ropa~

-N-No, no lo creo –temeroso el otro trato de apartar al más bajo pero este simplemente se apretujo más a su cuerpo –P-Por favor, aléjate…

-No, no quiero –sin poder hacer nada Taro fue recostado en aquella cama con el menor encima suyo –Eres cruel~ hemos estado un mes de una linda relación ¿no crees que deberíamos avanzar un poco más? –sonrió mientras deslizaba su mano por la camisa abotonada del contrario.

-¿relación?¡¿Qué relación?! –reclamo el otro sintiendo como el menor se detenía –¡esto no es una relación, por dios Aishi!¡Esto no está bien!¡Crees que esto es una relación!¡¿Es broma?! Para empezar una pareja normal no se queda encerrada en una casa a punto de derrumbarse ¡Me tienes amarrado!¡eso no es de una pareja Aishi!

-…

-…¿Aishi?

-… -una suave risa del menor escapo de sus labios, se escuchaba nerviosa, las manos que se apoyaban a los costados del rostro de Taro se apretaron a las sabanas –Eres…alguien muy gracioso senpai ¿sabes? –levantó la vista viendo al mayor quien se estremeció al verle con aquel rostro sombrío y la mirada perdida.

-No, yo…

-Ah~ Senpai sabes, es difícil mantener una relación estable cunado una de las dos partes no copera –comento mientras se sentaba en el regazo del mayor –Es problemático, a pesar que te dije mi nombre no lo has dicho ninguna vez –desvió su vista a un costado de la cama, un pequeño cuchillo de con suficiente filo para cortar –por qué…¿Por qué no dices mi nombre? –murmuro mientras tomaba aquel objeto de metal.

-Aishi, enserio no… –callo al sentir como el filo frio de aquel cuchillo paseaba por su rostro –¿q-que estas…?

-sabes que te amo, te amo mucho, mucho –murmuro paseando la punta filosa por la mejilla del otro dejando una línea rojiza tras su paso –Pero me rechazas ¿Por qué? Se supone que somos una pareja, esto es ridículo.

-Aishi –Sintió la presión de aquel cuchillo en su garganta mientras los ojos del menor le veían fríos.

-di mi nombre –hablo firme apretando  el cuchillo en su mano.

-A-Aishi n-no hagas…

-Di mi nombre –repitió mientras aumentaba la presión.

-A-Ayano ¡Ayano, cálmate! –grito el mayor apretando los parpados nervioso. Sintió pequeñas gotas caer sobre su rostro, lentamente abrió los ojos viendo al menor encima suyo –¿E-Eh?

-p-por fin ¡Por fin dices mi nombre! –dijo alegre Ayano mientras las lágrimas escurrían por sus ojos –N-No sabes lo feliz que soy –rio mientras seguía llorando –e-esto es algo bueno, al fin, al fin me reconoces senpai~

-…

 

Taro estaba nervioso, estaba amarrado de muñecas, rodillas y piernas. Con ese chico increíblemente extraño encima suyo, es no podría ser más raro. El menor limpio sus lágrimas con la manga de aquella playera que usaba por el frio.

Ayano dejo que aquel cuchillo resbalara por su mano cayendo al suelo, con pequeños rastros de lágrimas, las mejillas sonrosadas y una sonrisa adornando su rostro. Acaricio el rostro del mayor mientras se acercaba a este, sin saber que hacer Taro se quedó congelado al ver como el otro le besaba de forma dulce, saboreando sus labios, no tenía cómo reaccionar.

 

-Te amo demasiado –murmuro sobre los labios de un sorprendido Taro –seamos uno~

-¿eh?¿a qué te…? –nuevamente fue callado por los labios del más bajo quien ahora le estaba de forma más brusca. Con sus manos juntas empujaba el pecho de Ayano pero este no se inmutaba.

 

Ayano deslizo su mano por aquella camisa pasando por los pezones del mayor presionando sobre la tela logrando que Taro se estremeciera tratando de separarse de él o al menos quitar su mano. Jugo un poco con estos hasta que resaltaran sobre la blanca tela, se incorporó dejando ambos brazos a los costados del mayor quien jadeaba tratando de recuperar su aliento.

 

-Te amo demasiado –suspiro mientras decencia hasta quedar a la altura del pecho del mayor quien bajo la vista nervioso.

 

Sonrió al ver las mejillas rojas de Taro, saco su lengua paseándola por sobre la tela humedeciéndola. Ayano mordía y lamia por sobre la tela sintiendo los dedos del mayor jalando su cabello tratando de alejarle de manera torpe, Taro soltaba palabras inentendibles mientras veía avergonzado al azabache menor.

 

-Mira –señalo el bulto sobre la tela blanca que se transparentaba un poco por la salva del otro –Ya está duro –comento apretándolo entre sus dedos escuchando un quejido por parte del mayor.

-P-Para –jadeo apretando lo más que podía los oscuros cabellos sin ningún resultado.

-¿Por qué? –soplo por sobre la tela húmeda estremeciendo al mayor –mira como estas –deslizo su mano hasta la entrepierna de este –estas duro –rio mientras masajeaba por sobre la tela el miembro de Taro.

-N-No, p-para Ayano –jadeo tratando de apartarlo con sus manos, pero estas fueron sujetas por la zurda de este impidiéndole que las bajara.

-¿Cómo voy a parar cuando estas así? No sería un buen novio si te dejo así –murmuro antes de besar nuevamente al mayor quien apretó los labios.

 

Ante la negativa los dedos del menor que se mantenían masajeando la hombría del mayor se calvaron en está logrando que Taro soltara un quejido abriendo la boca, momento que aprovechó Ayano para besarle de manera hambrienta introduciendo su lengua explorando la cavidad bucal del contrario.

Entre besos el azabache menor desabrocho el pantalón de Taro bajándolo junto a la ropa interior hasta la rodilla en donde la cinta aislante tapaba.

 

-P-Para, enserio Ayano –pidió desesperado al ver su parte baja descubierta, tenía miedo, removía sus manos tratando de liberarse pero los dedos del más bajo se habían clavado en sus muñecas evitando que se moviera.

-Mmh ¿Por qué? –Murmuro mientras deslizaba su diestra por la piel expuesta de Taro –Somos novios, es normal…

-A-Ayano, tú y yo no… –callo al ver la mirada fría que le había dado el menor advirtiéndole que callara.

-No digas tonteras amor –lentamente las yemas de sus dedos se deslizaron por la pierna hasta llegar al miembro semi erecto –Ah~ mira como estas –la mano de Ayano rodeo la erección del mayor presionando la cabeza de este-

-P-Por favor, p-para, enserio –jadeo avergonzado mientras arqueaba la espalda.

 

Sin decir palabra Ayano soltó las muñecas del mayor de su agarre, momento que Taro aprovecho para tratar de cubrirse pero nuevamente estas fueron tomadas por el menor que se encontraba sentado en su regazo. Con una sonrisa maliciosa el menor llevo ambas manos de Taro a su entrepierna paseándolas por la erección que tenía en ese momento.

 

-Ah~ solo mira como estoy yo senpai~ –jadeo Ayano mientras guiaba las manos del otro por sobre el bulto en su pantalón.

 

Con una suave risa el menor dejo libres las manos del azabache quien las retiro inmediatamente de la entrepierna de Ayano, completamente sonrojado. Ante la vista de Taro el oji negro se desabrocho su propio pantalón bajando la cremallera y dejando a la vista su ropa interior con su erección latente.

 

-M-Mierda –jadeo Taro desviando la vista nerviosa. La risa del menor se escuchó en aquella habitación.

-¿Por qué desvías la vista? –murmuro pasando uno de sus dedos por el glande cubierto por la tela de su ropa interior.

-E-Esto no es normal, para…

-¿Por qué no es normal? Las parejas mantienen relaciones ¿Por qué nosotros no?

-¡por que nos somos una pareja! –grito, al darse cuenta apretó los labios tragando grueso mientras veía como la sonrisa del otro desaparecía.

-No estés diciendo incoherencias Amor –murmuro mientras deslizaba su mano por las piernas del mayor levantándolas por la rodilla dejándolas flexionadas.

-¿q-que crees que haces? –trato de bajar sus piernas pero el otro se lo impedía.

-Tú y yo somos una pareja, una linda pareja –hablaba con la mirada perdida.

-A-Ayano, entiéndelo nosotros no… –apretó los dientes al momento de sentir un punzante dolor en su entrada.

 

Sin delicadeza alguna Ayano introdujo dos dedos de golpe en la entrada del mayor de forma seca, Taro apretaba los dientes mientras se removía queriendo sacarlos de su interior. Los dígitos del menor se adentraban en la entrada del mayor abriéndose y cerrándose esperando a abrir aquella entrada que a cada movimiento se apretaba para evitarle seguir.

 

-P-Para –jadeo adolorido –S-Sácalos, d-duele…

-…

 

Sin recibir respuesta alguna por parte del azabache menor, Taro sintió como ambos dígitos eran retirados, suspiro aliviado mientras temblaba.

 

-Sabes –comento el menor repentinamente atrayendo nuevamente su atención –el amor duele –rio mientras pegaba las rodillas del mayor a su pecho sacando de este un grito de dolor.

 

Con una sonrisa adornando su rostro, los ojos vacíos y las mejillas con un ligero tono carmín el menor se posiciono frente suyo mientras mantenía sus rodillas pegadas a su pecho. Tomando su propio miembro y acercándolo a la entrada poco preparada del mayor Ayano presiono su glande apretando los dientes ante lo difícil que se le hacía adentrarse.

Taro jadeaba mientras se removía adolorido, su espalda punzaba ante la incómoda posición. El menor poso sus piernas unidas por sobre su hombro mientras presionaba para adentrarse al anillo de músculos que parecía no ceder ante nada. En un resoplido de frustración Ayano empujo de manera brusca abriéndose finalmente paso en el recto de Taro quien grito adolorido ante aquello arqueando su espalda y pegando lo más que podía su cabeza ante aquella almohada en donde normalmente su cabeza reposaba, los dedos de sus manos y pies se crisparon mientras todo su cuerpo se contraria del dolor.

 

-N-No aprietes tanto –jadeo Ayano poniendo ambas manos a los costados del mayor aferrándose a las sabanas de la cama.

-¡A-Ahh! ¡S-Sa-Sácalo! –decía desesperado, las lágrimas brotaron de los ojos del mayor quien jadeaba tratando de respirar.

 

El menor espero un poco antes de volver a empujar, Taro mantenía su vista pegada al techo de aquel cuarto mientras las lágrimas escurrían de sus ojos y manchaban la tela de la almohada. Con poco menos de la mitad del miembro del menor dentro un líquido comenzó a escurrir de su entrada, deslizándose por sus muslos y cayendo a las sabanas bajo suyo.

 

-Mierda –apretó los dientes el menor –Lo siento –murmuro mientras volvía a empujar logrando meter la mitad del falo dentro del otro quien gemía de dolor y apretaba sus puños.

 

Se detuvo mientras con su brazo izquierdo abrazaba las piernas del mayor, jadeante cerro los ojos disfrutando de la presión que ejercía el anillo de músculos de su amado. Dio un último empujón logrando meterse por completo sacando de la garganta de Taro un desgarrador grito de dolor. Ayano llevo su mano a la mejilla de Taro acariciándola con cuidado.

 

-T-Tranquilo, veras que pronto se sentirá bien –El mayor no contesto, apretaba sus dientes mientras temblaba, su rostro estaba rojo mientras las lágrimas escurrían de manera abundante por sus mejillas.

-S-Sa…ca…lo –pidió a penas con los dientes apretados del dolor.

 

Esperando a que la entrada del mayor se acostumbrara Ayano se quedó quieto, jadeando ante lo difícil que había sido adentrarse sin preparación alguna. Con un poco de dificultad el menor acerco sus labios a la barbilla del mayor repartiendo besos en un camino hasta llegar a las lágrimas limpiándolas con cuidado. Tras unos minutos en esa posición y dando suaves besos al rostro de su amado, las envestidas comenzaron, era un movimiento suave principalmente ante la estreches del otro.

 

-Tan…apretado –jadeo el menor moviendo su pelvis.

 

Sin darse cuenta una de las manos de Ayano apreso la cadera del mayor enterrando sus dedos de manera brusca. Los muelles rechinaban bajo los movimientos de ambos, los jadeos de Ayano resonaban junto a los quejidos y gemidos de dolor de Taro que apenas estaba consiente por las punzadas de dolor que atravesaban su cuerpo.

El sonido húmedo que hacia cada estocada lograba emocionar de más al menor quien aumento el ritmo lento a uno más frenético. Su brazo apretaba las piernas que abrazaba manteniéndolas firmes mientras sus dedos se clavaban en la piel del mayor. La cabecera de fierro chocaba contra la pared madera, los muelles del colchón rechinaban sonoramente junto a las pieles de ambos chocando.

Ayano jadeaba mientras continuaba sintiendo le sensación del orgasmo acercarse, un par de gotas de sudor escurrían por su frente pegando sus cabellos a su rostro. Entre abrió sus ojos que mantenía cerrados viendo el rostro lloroso del mayor quien mantenía su vista fija en algún punto de del techo.

 

-N-Ne, a-amor –le llamo con una sonrisa en el rostro –¿l-lo sientes? –Pregunto emocionado –v-voy a venirme –jadeo aumentando lo más que podía sus estocadas.

-N-No A-Ahhh Aghh N-No a-ah adentro –sollozo en un hilo de voz.

 

El menor dio un par de estocadas adentrándose lo más que podía en el interior del mayor corriéndose en una oleada de placer que le inundo repentinamente. Apoyo su frente en el pecho del mayor jadeando sintiendo el pulso acelerado del otro, no había rastro de que Taro se haya corrido, cosa que le frustro al menor.

 

-Te amo –jadeo besando la mejilla el otro quien temblaba sintiendo como el semen del otro se albergaba dentro de su recto.

 

Tras regular su respiración, Ayano retiro su, ahora, flácido miembro del interior del mayor dejando que escurriera el semen entremezclado con sangre hasta dar contra las ya sucias sabanas.

 

-ahora estaremos juntos para siempre~ –canturreo el menor acurrucándose sobre el mayor bajándole sus piernas –Te amo, recuérdalo~

 

 

.:Final “Malo”:.

 

 

Notas finales:

:)

en fin, yo me voy <3

proximo final: "bueno"


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