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Just Love Me. por PandaZorro

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Notas del capitulo:

:)
algo malo esta pasando aqui wey...
lo siento señores, se acerca el fin del mundo YvY

Pero ya que. asi son las cosas mis zorritos.

Variantes:

Toda la historia entre Taro y Ayano se desarrolla normalmente como en el fic.
Maina/Imouto/Hanako está muerta.

.:3°Final “bueno”:.

Al escuchar la voz del mayor se estremeció volteando apresuradamente, apretó las correas de su maletín mientras bajaba la cabeza, notoriamente sonrojado. Tomo aire antes de levantar la vista y fijarla en el chico frente suyo.

 

-Y-Yamada –le ponía nervioso verle a los ojos, sentí el nerviosismo carcomerle por completo.

-¿ocurre algo Aishi? –pregunto acercándose al más bajo.

-T-Tú…–dando una bocanada de aire y dándose valor –Yamada ¡tú me gustas! –dijo apretando sus puños y cerrando sus ojos nervioso.

 

Ayano no recibió respuesta, lentamente abrió los ojos viendo como Taro tenia las mejillas igualmente sonrojadas. Al dar un paso enfrente fue tomado por los hombros mientras Taro besaba sus labios de forma sorpresiva.

 

-Tú también me gustas –murmuro al momento de separar sus labios de los de Ayano abrazándole por la cintura.

-eso quieres decir que…

-Ayano ¿quieres ser mi novio? –pregunto uniendo su frente con la del menor quien paso sus brazos por el cuello del mayor emocionado.

-¡Claro que sí! –beso nuevamente al mayor quien respondió gustoso al suave tacto de los labios del más bajo. Ahí en aquella sima bajo el cerezo los dos azabaches se profesaron un amor eterno.

 

.

.

.

 

Sintió los suaves besos en su mejilla despertándole, se removió sintiendo los brazos de su pareja apresarle posesivamente la cintura. Sonrió mientras lentamente abría sus ojos viendo al chico que besaba su rostro con cariño.

 

-buenos días Taro –murmuro mientras llevaba su mano hasta el cabello del mayor.

-Buenos días –respondió este apegando su cuerpo con el del menor inhalando el aroma que desprendía su cuerpo.

-¿Qué hora es? –murmuro mientras veía por encima del hombro de su pareja los rayos del sol colarse entre las cortinas.

-Mmh, ocho treinta- murmuro adormilado.

-tenemos que levantarnos –llevo sus manos al pecho del mayor.

-¿por qué no mejor faltamos hoy?

-por qué los exámenes se acercan, no seas tonto –rio mientras se removía sintiendo como el abrazo que mantenía Taro en su cintura aflojaba pero no se deshacía.

-Eres malo Ayano, solo quieres alejarte de mí –comento sentándose y abrazando por los hombros a su pareja.

-Nunca me alejaría de ti –giro un poco su rostro besando la mejilla de su amado.

-Tampoco es como que te dejaría –rio mientras volvía recostar a su novio apresándole en sus brazos –Nunca dejaría que te alejaras de mí.

-¿Crees que lo haría? –poso su mano sobre las del mayor que volvieron a tomar su cintura.

-No lo sé, te amo y tú a mi ¿pero si alguien más llegara? –su voz perdía fuerza volviéndose un murmullo sombrío.

-Nadie llegaría, nadie nos separara –comento girándose quedando cara a cara con Taro posando sus manos en las mejillas del otro –nunca nos separaremos ¿bien?

-Nunca jamás –comento atrayendo la cintura de Ayano –Nunca lo permitiría aunque tenga que amarrarte –comento cerrando los ojos.

-Dios, Taro –rio Ayano sin saber que lo que estaba diciendo el mayor era completamente cierto –Ya levantémonos de una vez.

-está bien, tu ganas –finalmente deshizo aquel abrazo que mantenía con su novio para levantarse.

 

 

.:OoO:.

 

 

Habían pasado tres años de una relación estable entre ambos, fue complicado convencer al padre de Ayano quien era reacio a aceptar la relación entre ambos “son dos chicos, por dios Ayano” eran las palabras del hombre, la primera vez que el menor había visto tan serio a su padre. Aunque su resistencia había durado poco con un par de palabras de su madre “yo no le veo un problema amor, ellos se aman con eso basta ¿verdad?” por algún motivo aquellas palabras habían sonado amenazantes pero Taro lo había dejado pasar.

Durante lo que quedaba de aquel año escolar el par de azabaches se separaba solo para ir a clases, muchas veces Taro no quería dejarle sola y se escapaban de sus clases para quedarse completamente solos.

No se podría decir que los celos del menor habían desaparecido, cada que veía alguna chica o chico ver de más a su amor le amenazaba sin que este se diera cuenta. Lo cual llevo a Taro a estar en aquel círculo que era conformado por sus escasos amigos.

La mayoría para no decir todos los fines de semana la pasaban juntos, muchas veces ambos iban juntos a visitar la tumba de la hermana de Taro, a veces Ayano pensaba que lo mejor hubiese sido no haberla matado pero no le quedo de otra, con falta de una prueba para expulsarla se vio obligado a asesinarla.

Al momento en que Taro se graduó sintió un nerviosismo increíble crecer dentro suyo, ambos estarían un año separados o eso creía Ayano. Cada día, todo ese año, lloviera o nevara, su novio estaba ahí, afuera esperándole para acompañarle a casa. No había señal de chica o chico que rondara a su novio, agradecida que Sakyu le avisara de cualquier cosa mientras el cuidaba a su hermana para que nada le pasara este último año en preparatoria.

Al graduarse finalmente decidieron vivir juntos, por algún motivo, que Taro desconocía, la madre de Ayano parecía emocionada con aquella idea de que su hijo se mudara junto a su novio. Compartían un departamento con una habitación, un baño y una cocina pequeña. No pedían mucho, con eso les bastaba, no necesitaban visitas, las pocas personas que iban normalmente eran las Basu y Hayato junto a su novio.

Ahora mismo ambos están cursando su segundo y tercer año de universidad. Cada que podían permanecían juntos, eran conocidos por apenas separarse en recesos, donde estuviera uno el otro rondaba cerca.

Aunque últimamente, se han presentados incidentes en aquella universidad, no eran muchos. Pero había algo que incomodaba a Ayano, no era responsable de esos incidentes, la mayoría de veces amenazaba o bajaba la reputación de quien se fijara en su novio pero nunca llego a matar a nadie, pero en aquellos meses ha habido incidentes de cadáveres rodeando aquella institución. No había pista de quien podría ser, lo que mantenía al menor alerta de cualquier sospechoso que se acercara a Taro. Lástima que ignorara que este mismo era el culpable.

 

Taro no era lo que aparentaba, desde la desaparición de su amiga de la infancia y la muerte de su hermana se había vuelto paranoico, temía que alguien le arrebatara a Ayano de su lado, no temía por los amigos de este por el simple hechos que estos ya estaban en una relación y el único que podía haberle incomodado se había suicidado, no sabía se sentirse triste o feliz sobre aquello. Durante aquel último año de preparatoria noto como, sin que su novio se diera cuenta, muchos le veían no de manera sana. Era algo bueno que no se acercaran y se mantuvieran al margen, muchas veces sin que Ayano se diera cuenta se había metido en peleas para que se alejaran de él.

En su graduación temió dejar solo al menor, pero ahí estaba su compañera y amiga Sakyu quien le calmo diciendo que cualquier cosa su hermana le diría. Agradeció aquello pero simplemente no se podía quedar tranquilo, cada día fue esperándole a la salida, nervioso de no verle aparecer, aunque solo hayan sido unos minutos de retraso.

El proponer vivir juntos tras la graduación del menor era una de las formas en que podía cuidarle y vigilar que nadie con “malas intenciones” se acercara. En un inicio simplemente eran amenazas para que se alejaran de él, pero pronto algunos chicos y chicas le desafiaban sin saber lo que hacían realmente. La primera vez que le quito la vida a una persona no sabía cómo sentirse, simplemente decayó sintiéndose mal consigo mismo, pero ahí estaba su amado para abrazarle sin saber el porqué de su actitud decaída.

 

.:OoO:.

 

 

-Hum ¿Qué aremos hoy por la tarde? –murmuro el menor caminando a su lado tomados de la mano.

-no lo sé ¿quieres salir? –le pregunto viendo al chico.

-No realmente ¿Qué tal una maratón de películas? Al fin y al cabo es viernes.

-me parece bien, a la tarde pasamos por a comprar comida.

-Bien –Taro simplemente se perdía en la sonrisa de su novio soltando uno que otro suspiro.

 

Ambos llegaron siendo recibidos por las Basu quienes al igual que ellos habían escogido ir a la misma universidad. Las chicas ahora un poco menos extravagantes saludaron a los dos azabaches charlando hasta que llegó el momento de ir cada uno a su aula. Con casto beso Taro se despidió marchando a su salón.

Al entrar noto el ambiente denso que habida, al parecer otro chico había sido víctima. Paso a un lado tomando asiento viendo como un grupo se reunía deprimidos mientras murmuraban dolido cuanto extrañarían a su compañero y amigo, un lastima, era demasiado estúpido como para entender que acercarse al novio de Yamada significaba una muerte segura.

 

.

.

.

 

-hum ¿otro? –murmuro Ayano abrazado a su brazo, iban de camino a su departamento tras pasar por un tienda de 24/7, llevaban unas pocas bolsas para esa noche.

-Sí, es una lastima

-¿Quién era? –pregunto curioso.

-Hum, nadie que deba importarte –comento con calma.

-Hm…

 

Ambos llegaron hasta su apartamento dejando las bolsas en la pequeña mesa que tenían, después de ordenar un poco la sala y conectar el portátil a la televisión el par de azabaches se acurrucaron en el sillón  dejando un bol con palomitas en la mesa de café.

Era un maratón al azar, había desde películas de terror, comedia, acción y románticas. Todas entremezcladas. Ya llevaban su tercera película cuando el móvil de Ayano sonó, Taro pauso la película mientras el menor se disculpaba y atendía su llamada, prestando atención a las palabras de Ayano el mayor noto que aquella persona, no era alguno de sus padres, no era algún amigo ni conocido de ambos.

 

-está bien, está bien…si, como digas mañana a las doce…si…está bien adiós –se despidió colgando, al voltear vio cómo su novio le miraba de forma fija –¿ocurre algo? –pregunto dejando su móvil de lado.

-¿Quién era? –pregunto viendo como el otro tomaba asiento a su lado.

-Hum, un compañero –respondió con simpleza.

-¿compañero…? –apretó los dientes fingiendo amabilidad.

-Sí, estamos en un trabajo en equipo –comento con calma –Mañana tengo que ir a las doce a su casa para terminarlo.

-no me habías dicho que saldrías mañana –murmuro entre dientes.

-Eh, realmente no lo iba a hacer, pero me informo que ayer podíamos hacerlo juntos ya que saldría un tiempo de la ciudad y prefería adelantar su parte.

-es necesario que vayas con él, digo es su parte –a cada palabra acorralaba al otro contra el brazo de aquel sillón.

-Hum ¿a qué viene eso?

-No es necesario que vayas sabes –se coló entre las piernas del menor que le veía fijamente, poso su mano en la cintura de su novio con calma –Él puede hacerlo solo.

-Taro, eso solo un trabajo –comento sintiendo la respiración del mayor chocar contra su cuello.

-No quiero que vayas –deslizo su mano por aquella camiseta que usaba el menor de pijama.

-solo será una hora –apretó los labios evitando que saliera algún ruido.

-no importa –besaba la piel expuesta del cuello de Ayano.

-no es para tanto sabes –jadeo al sentir aquella mano que acariciaba su pecho por sobre la tela descender hasta los short blancos que estaba usando.

-No iras –sentencio al momento de morder parte del cuello del menor dejando una marca rojiza.

-¡Taro!¡Eso duele! –se quejó separando el rostro de su novio de su cuello pasando su mano por la zona herida notando unas pequeñas gotas de sangre –Mierda, de nuevo me hiciste una herida –se quejó colocando su mano en la zona afectada esperando que no sea grave.

-lo siento –murmuro mientras retiraba las manos del menor que le retenían y cubría su herida, se acercó a esta pasando su lengua con cuidado limpiando las pequeñas gotas de sangre que sobresalían –Pero sigo diciendo no iras y punto –beso la piel lastimada mientras acomodaba al menor dejando las piernas de este a sus costados.

-Taro –ronroneo al sentir los suaves besos que repartía por aquella marca de dientes –Solo es una hora –jadeo poniendo ambas manos en los hombros de su novio quedando completamente recostado en sillón.

-No me interesa, podrían ser cinco minutos y no te dejaría ir –comento mientras colaba una de sus manos bajo la camiseta de Ayano acariciando de forma agresiva la piel.

-Mmh T-Taro –pronuncio el nombre de su novio en un hilo de voz mientras se dejaba hacer –está bien, no iré –paseo sus brazos por el cuello del otro acercando ambos rostros.

-No sabes cuánto me alegro –beso los labios del menor en un beso suave que lentamente se volvía agresivo, mordiendo y lamiendo los labios de ambos.

 

Las manos de ambos paseaban libres por el cuerpo de su pareja, Ayano acariciaba la espalda de su novio llegando hasta la base de aquella playera levantándolo dejando la espalda y pecho descubiertos. Ambos se separaron dejando que las prendas superiores desaparecieran por completo quedando olvidadas en algún rincón de aquella sala.

Tomando por la cintura a su novio, Taro volvió a sentarse acomodando a Ayano sobre su regazo. Los brazos del menor rodeaban el cuello del azabache mayor quien había introducido sus manos al short del menor bajándolos y dejando el trasero de este expuesto.

 

-Hm~ Taro –jadeo el menor apegándose al mayor mientras este masajeaba sus muslos a la vez que besaba y lamia su pecho con algunas marcas más antiguas –E-Espera –jadeo apartando un poco su torso del mayor quien levanto la vista viéndole.

-¿Qué ocurre? –pregunto sin apartar sus manos.

-¿vamos a hacerlo aquí? –comento disfrutando del tacto con la piel del otro.

-¿te molesta?

-no, no realmente –beso los labios de su novio.

 

Con una suave risa ambos retomaron los besos y caricias. Recostándose un poco en el respaldo y deslizando sus manos hasta la cintura del menor, Taro veía absorto como Ayano apoyándose en sus hombros movía sus caderas restregando su trasero con la entrepierna despierta del mayor. Una de las manos que sujetaban las caderas de Ayano decenio separando las pálidas nalgas dejando ver la entrada de este donde presiono con dos de sus dedos sin ingresar a esta.

El menor gemía gustoso dejando doblando un poco su cabeza dejando su cuello expuesto para que el otro chupara y lamiera cuanto gustara de su piel. Dejo de moverse recostándose en el pecho del mayor mientras gemía al oído de este.

 

-A-Ah~ Taro Mmh~ deja de jugar –rogo apretando los hombros del mayor, tenía las mejillas calientes mientras.

-¿jugar? –pregunto lamiendo una de las tantas mordidas que había dejado en el hombro de Ayano.

-S-Si~ –El menor descendió su mano hasta su trasero abriendo un poco más la carne dejando más expuesta su entrada –P-Por favor –jadeo –ya mételos~ 

-Hum –beso la piel que lentamente empezaba a perlarse de sudor, introdujo un digito de golpe logrando escuchando un ahogado quejido de su novio –¿Así? –pregunto moviendo en círculos su dedo anular.

-S-Sí A-Aahh~ Así~ -enterró sus dedos en su propia piel mientras dejaba espacio para que el otro siguiera explorando su cavidad.

 

Ayano estaba de rodillas sobre su novio quien empezaba a tantear con un segundo dedo sin dejar de estimular la entrada del menor, los cabellos azabaches de Ayano se pegaban a su rostro mientras gemía gustoso al sentir como lentamente su entrada se dilataba.

Al introducir dos dígitos el cuerpo del menor se estremeció poniéndose recto mientras jadeaba viendo el techo de aquella sala, ambos cuerpos eran iluminados por la pantalla azul de suspensión del televisor.  Taro besaba y lamia el pecho de Ayano mientras abría sus dedos en la entrada de este, el cuerpo de su novio temblaba ante la excitación, los short blancos que usaba el menor estaban hasta la rodilla marcando la piel de sus piernas.

 

-Ne~ Ayano –le llamo viendo como este entre abría sus ojos para verle –Sabes, mis dedos están completamente húmedos –comento presionando estos en el interior del menor –Están tan adentro ¿puedes sentir mis nudillos? –besaba y lamia la piel del otro quien gemía completamente extasiado.

-Y-Ya~ Taro~ –rogo con voz lastimera  mientras movía sus caderas –Por favor, te quiero dentro~

-Carajo –sintió un tirón en su miembro que exigía atención –Acomódate –pidió mientras guiaba el cuerpo del menor dejando las rodillas apoyadas en los cojines del sillón mientras las manos del menor se aferraban al brazo del sillón.

 

Colocándose tras Ayano y retirando la última prenda de este, Taro guio su miembro a la entrada de su novio quien veía por sobre su hombro mientras, con un poco de dificultad, tomaba uno de sus muslos dándole más accesibilidad a su húmeda entada.

 

-Ayano –le llamo mientras rozaba el glande de su miembro contra la entrada del menor ejerciendo un poco de presión.

-Mmh? –el menor tenía su cabeza recostada en el brazo esperando a que el otro entrara.

-prométeme algo –murmuro disfrutando de lo ansiosos que se estaba poniendo el menor.

-¿Q-que cosa? –jadeo al sentir como el otro no hacía nada.

-No volverás a hablarle a ese chico, tampoco a llamarle –murmuro disfrutando de como el otro movía las caderas buscando que le penetrara.

-¿q-quien?

-El chico con el que hablaste por teléfono, no vuelvas a hablar con él.

-p-pero ¿el trabajo?

-eso pueden verlo después, no quiero que hables con él, tampoco que tengas contacto con su persona.

-E-Está bien –respuesta sintiendo como de apoco empezaba a adentrarse en su interior enterrando sus dedos en la tela del sillón.

-Eres un buen chico –beso la espalda de Ayano al momento de adentrarse en una estocada escuchando como el soltaba un gemido agudo mientras se aferraba al brazo del sillón.

 

Taro espero a que su novio se acostumbrara, repartiendo besos por la columna de este y dando pequeñas carisias al miembro palpitante de Ayano.

Jadeante el menor mantenía su vista enfrente, se sentía completo en ese momento, perdiéndose en el placer que comenzaba a llenarle. Movió sus caderas diciéndole que ya estaba listo, ronroneaba gusto al sentir como con movimientos lentos y certeros comenzaban aquel vaivén en donde ambos sucumbían al placer.

Enterrando las uñas en la tela y apoyando  su frente en aquel brazo se encontraba Ayano, gemía libremente incitando a su pareja a aumentar el ritmo, el pobre sillón rechinaba ante el movimiento de ambos, a este paso deberían comprar otro si llegaban a romperlo. Las caderas del menor se mecían junto a los movimientos pélvicos de su novio, dejo caer su pecho en aquel cojín aun aferrando sus manos a la tela.

 

-T-Tan, Tan l-lleno –gemía mientras llevaba una de sus manos hasta su vientre –T-Taro –vio a su pareja por sobre su hombro –P-Puedo sen-sentirte Aahh Ah aquí –acaricio su viento.

-Tks, con un demonio –jadeo mientras tomaba una de las piernas de Ayano, sacando su miembro, dio vuelta el cuerpo de si amado para volver a penetrarle ahora estando cara a cara.

 

Retomo las envestidas apoyándose con una de sus manos al respaldo mientras la otra mantenía firme la cadera del menor quien había enredado sus piernas en las caderas de su novio. Las pieles chocando resonaban en la sala principal, la espalda de Ayano se encorvaba mientras sus manos se aferraban al brazo y respaldo.

 

-¡A-Aahh!¡T-Taro! –le llamaba con los ojos llorosos y el rostro completamente rojo –V-Voy Mmh! V-Voy A-Ah a co-correrme –jadeo sintiendo como la tela bajo sus dedos se rasgaba.

 

Su vientre se contrajo, de sus labios escapo un sonoro gemido mientras los dedos de sus pies se crispaban, si vientre quedo cubierto de su semilla mientras sentía a su novio apretar los dientes mientras daba las ultimas envestidas con dificultad ante la repentina estreches en las entrañas del menor.

 

-Tan…caliente –jadeo Ayano sintiendo como su novio terminaba de correrse dentro suyo.

 

Sin decir palabra, Taro abrazo por la cintura a Ayano sin salir de su interior. Con algo de dificultad lo cargo escuchando como el menor gemía al sentir su miembro aún duro.

 

-¿Cómo demonios sigues así? –comento el menor abrazándose a su cuello mientras se dejaba llevar por el otro.

-¿enserio me estas preguntando? –rio mientras con algo de malicia bajo al menor asiendo que su miembro se adentrar.

-T-Taro, no hagas eso –jadeo mientras volvía a rodear las caderas de su novio con sus piernas.

-lo siento –abrió la puerta de la recamara de ambos saliendo del menor para recostarle –¿estás muy cansado? –la suave risa de Ayano se dejó escuchar en el silencioso apartamento.

-Podría decir que si y dejarte así –señalo la entrepierna dura del otro –pero –tomo asiento abriendo sus piernas mientras llevaba su mano a su entrada –no creo que sea suficiente~ –suspiro al momento de, con dos de sus dedos, abrir un poco su ano dejando que algo de semen escurriera de este.

-Si mañana no caminas, no te quejes –reclamo posicionándose encima del menor quien se abrazó a él afirmándose de su espalda.

 

Lo penetro de una estocada sintiendo como los dientes del menor se incrustaban en su hombro, había olvidado que algunas veces su novio le encantaba morderle, no se quejaba, él le tenía gran parte del torso y hombros mordidos.

Paso su brazo por la cintura del menor atrayéndolo a su cuerpo, tomo asiento con el menor encima suyo quien jadeo al sentir tan adentro el falo de su pareja, con las piernas estiradas y las manos a los costados de la cintura del menor comenzó un movimiento suave con un sonido húmedo ante la semilla que había en el interior del recto del menor.

Usando las rodillas de Taro como apoyo, Ayano comenzó a dar pequeños saltos, primero de forma pausada para luego salir casi por completo y sentarse de golpe escuchando su trasero chocar contra la pelvis del otro.

Sumergidos en el placer, Ayano poso sus manos en los hombros del mayor recostándole mientras cabalgaba de forma errática el miembro de este, mientras Taro se encargaba tanto de masturbar el miembro del menor, que ya comenzaba a gotear, además de besar la piel que tuviera a su alcance. Sumergidos en una orquesta de gemidos y chapoteos el par de azabaches tuvo su segundo orgasmo esa noche, manchando estaba vez ambos torsos mientras nuevamente el otro se corría dentro de su pareja, empujando las caderas de este para que la semilla quedara enterrada dentro del cuerpo del menor.

Ayano cayo exhausto sobre el pecho del otro, jadeaba con el cabello desordenado y las mejillas rojas. Ambos suspiraron cansados, como pudieron se recostaron en aquella cama y se cubrieron con las sabanas de está sintiendo gustoso el frio roce de las telas ante el calor del cuerpo de ambos.

 

-Buenas noches –murmuro acurrucándose en el pecho de Taro.

-Buenas noches –beso la frente de su novio viendo como este caía dormido. Tendría que hacer algo con el compañero de trabajos de Ayano.

 

.:Final “Bueno”:.

 

 

Notas finales:

-deja una caja de pañuelos para quienes lo necesiten-

vale, esta vez si me esforce un poquito en el lemon ;<;)
bueno, aqui bien que terminaron juntos, pero Taro no esta cuerdo.

proximo fnal: Verdadero


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