El sol salía entre las colinas que rodeaban a Buraza Town y Ayano se encontraba en las rejas del instituto a tiempo, con calma camino al interior pasando pos su casillero para luego irse a la plaza central a ver con calma los cerezos, en eso se escuchó un ajetreo en la entrada con curiosidad vio a los delincuentes del instituto llegar armando un alboroto entre ellos. Hastiado del ruido Ayano se encamino al interior del instituto ignorando aquel revoltijo, no entendía por qué tantos les temían no eran más que idiotas descerebrados que solo recurren a la violencia para encubrir su falta de conocimientos.
-Solo son idiotas- dijo desde el segundo piso donde estaba su salón viendo a estos armar un escándalo alrededor de la plaza donde ningún estudiante se acercaba para no meterse en problemas.
Los ojos de Aishi veían con desinterés a todos, venían cuando se les daba la gana, decían tremendas estupideces sin sentido, sus charlas eran tan banales eh inútiles que repetían el mismo tema una y otra vez cual disco rayado, que las tetas de Kokona, que el culo de Midori. Algo que a Ayano no le interesaba en lo absoluto, le daba hasta asco tener que tomar foto de las bragas de las chicas, lo más probable es que estos sean los imbéciles que compren aquellas fotografías.
En eso, una discusión se escuchó llamando la atención de Ayano el cual dirigió la vista hasta la entrada donde uno de los matones discutía con dos chicos, una chica y un hombre…uno que en verdad hiso que los sentidos de Ayano se agudizaran, Aquel matón estaba discutiendo con Taro mientras una muchacha de cabellos morados con dos coletas en forma de taladro se encontraba atrás de él, mientras en su rostro se mostraba una mueca de disgusto con un fuerte sonrojo. Ante el incidente Ayano presto atención a cada palabra que salía de la boca de los dos.
-¡Quítate basura! ¡Estas estorbando!!- dijo el matón de ojos celestes y peinado en copa de color negro.
-¡Claro que no! ¡¿Cómo puedes ser tan irrespetuoso con una chica?! – dijo mientras atrás de él la peli morada se aferraba a él con miedo.
-Eso que tiene que ver? No creo que a ella le importe- dijo con burla mientras veía de mala manera a la muchacha de abultada delantera.
-¡¿No tiene que ver?!- dijeron ambos a la vez, Taro molesto y la chica completamente ofendida.
-La tocaste sin su consentimiento ¡eso es ser irrespetuoso!
-Ha, pero mírala no es más que una puta! Porque la defiendes tanto acaso te gusta?!- dijo mientras se acercaba para quitar al terco azabache de en medio.
-Ella es una estudiante como cualquiera de nosotros, no es una puta- dijo ya harto el azabache el cual seguía defendiendo a aquella chica que había bajado la cabeza con tristeza.
-Agh ya cállate imbécil- dijo mientras golpeaba un certero puñetazo en la mejilla del de ojos negros asiendo que la sangre de Ayano hirviera de ira, como se atrevía aquel imbécil a lastimar a su senpai!! Ese desgraciado si no hubiera tanto público lo mataría en ese mismo instante.
-Taro-Kun!!- dijo la chica Alarmada al ver como del labio del azabache corría un poco de sangre. Ya en esos momentos Ayano iba a bajar a estrangular al bastardo que había osado en lastimar a su amado Senpai, no el imbécil debía morir, si moriría como una lección, una forma de advertir que nadie debía tocar a su Taro.
Ya cuando el azabache menor se preparaba para bajar y romperle el rostro a golpes a aquel idiota, en consejero Kunahito llego junto al amigo y rival de Ayano, Gakusei. Los Cuales detuvieron la pelea siendo el castaño el encargado de llevar al azabache a la enfermería junto a la peli morado, mientras en consejero veía de frente y de una manera seria al matón que ahora el cual a regaña dientes le siguió.
Al tocar el timbre, lo espectadores desaparecieron de la escena y Ayano hecho una furia fue a su salón donde Kojin lo esperaba en silencio viendo su rostro que reflejaba la ira que ahora estaba soportando. Las clases transcurrieron como se supone, pero el pequeño azabache no estaba presente, en su mente planeaba una y mil formas de asesinar a aquel idiota que había osado en golpear a su amor. La hora del almuerzo llego y Kojin se fue a lo que parece era su club, mientras Ayano caminaba por los pasillos esperando encontrarse con aquel matón, al voltear en una esquina choco con alguien.
-Hum…perdón- dijo sin subir la vista.
-Eh, pero si es Aishi-Kun- oh no, aquella voz, porque justo en ese momento donde tenía ganas destrozar a alguien, tenía que aparecer el consejero.
-Agh…que quiere Kunahito-San- dijo mientras se alejaba dos pasos del hombre.
-Hum, por qué tan molesto, acaso se debe a lo de esta mañana?- dijo divertido mientras veía como el rostro del menor se formaba una mueca de sorpresa.
-C-Como?- dijo sin entender.
-Oh…bueno veras, podía verte en el segundo piso- dijo mientras se apoyaba en la pared que había al lado entrecerrando los ojos.
-Y-Ya veo…entonces…
-Eh? No te preocupes, si te preguntas donde esta Tora Burumeka está en detención hasta las cinco y media.
-Eh…Tora Burumeka?
-aquel chico que golpe a Yamada- dijo neutras aun con una sonrisa en sus labios.
-…Por qué me está diciendo eso?- dijo viendo como el otro se arreglaba las gafas y su sonrisa se ensanchaba.
-Aishi-Kun, no soy estúpido. Se dé que eres capaz y en verdad…no me interesa- dijo mientras los ojos del menos se abrían con sorpresa para luego volver a su rostro neutral.
-¿A-Ah que se refiere? ¿No se dé que habla?
-Ah dios Aishi-Kun- dijo mientras tomaba las mejillas del chico sorprendiéndolo mientras jalaba de ellas acercando el rostro del menor con el suyo- Sé que mataste a Osana y sé que quieres Matar a ese chico- dijo acercando sus labios a los del menor- y me importa bien poco, pero recuerda cada vez que mates a alguien tienes que darme algo para que me quede callado- dijo susurrando sobre los labios del chico para luego besarlos de forma hambrienta sin dejar que el menor lo aparte acorralándolo contra la pared mientras tomaba firmemente la mejilla del chico profundizando el beso.
Ayano se removió inquieto sintiendo como los dientes del mayor mordían su labio inferior obligándolo a abrir la boca sintiendo como la lengua del mayor se adentraba en su cavidad bucal, las manos del consejero acariciaban su cintura por sobre la tela, subiendo hasta el pecho donde comenzó a desabotonar los botones de la chaqueta abriéndola aun sin romper el húmedo beso, Los dedos del mayor acariciando el vientre por encima de la camisa rozando con sus yemas la piel subiendo lentamente hasta llegar a los pezones acariciando por sobre la blanca tela mientras el menor soltaba quejidos ahogados por los labios del de lentes negros. Cuando el aire si hiso falta los labios de Shusai se separaron de los de Ayano unidos por un hilo de saliva mientras el menor recuperaba el aliento.
El mayor sonrió satisfecho al ver su obra, el menor jadeaba recuperando el aliento mientras un diminuto hilillo de saliva escurría por su comisura, las mejillas del azabache menor se encontrabas tintadas de un fuerte sonrojo mientras sus ojos se mostraban húmedos con unas pequeñas lagrimas asomando.
-Lástima que ya van a tocar- dijo mientras dejaba libre al chiquillo que escapo rápidamente dejando al hombre de lentes solo- Hum…al parecer hay mirones- susurro para volver a su oficina, mientras de un salón vacío salía una chica completamente sorprendida ante lo recientemente visto.
-Es que…el consejero y ese chico tienen algo…-dijo mientras veía aquella pared donde presencio aquella escena entre el consejero y Ayano. La chica aun sorprendida siguió su camino sin poder creérselo, ya era el segundo día en que investigaba a ese chico y descubre eso.
.:OoO:.
Ayano corrió hasta su salón encerrándose en él mientras sentía como la fuerza le dejaba, maldecía el momento en que llego a cruzar palabras con aquel hombre, era demasiado persistente y parecía que no entendía. Con la manga de su chaqueta, limpio el resto de saliva que escurría por su labio sintiendo aun el sabor de aquel hombre, no le agradaba sentirlo, no quería. Se repitió en su mente que todo era por senpai, si lograba mantener cayado a ese hombre por lo menos hasta haberse deshecho de todos sus rivales estaría bien, ¿verdad? Todo era por senpai, cada cosa que hacía era por él…y ahora tendría que eliminar a aquel imbécil y dejar claro que nadie tocaba a su amado senpai…pero antes tenía que deshacerse de la stalker que lo había seguido él día de ayer, lo más probable es que ella haya visto eso. Bueno se ocuparía de ella cuando sea necesario, hoy ya tenía en mente quien sería su víctima.
.:OoO:.
Camino lo más calmado por los pasillos hasta llegar a su oficina, hay se encerró mientras en su rostro afloraba una sonrisa de satisfacción mientras sentía su cuerpo llenarse de júbilo, dejo escapar una risa mientras se encaminaba a su escritorio sentándose encima de este, llevo sus dedos a sus labios acariciando con la yema de estos sintiendo aun la sensación de haber besado al menor, de haberlo tenido entre sus brazos, de haberle acariciado. Su risa comenzó a volverse histérica antes de que se diera cuenta, podía sentir como su cuerpo reaccionaba ante el rostro que había tenido el menor, ante aquella angelical visión que había tenido.
Respirando, calmando su risa vio por los cristales hacia afuera viendo el exterior. Más calmado cogió su móvil abriendo la bandeja de entrada, ente sus últimos mensajes resaltaba el nombre de aquel chiquillo anónimo “Info-Kun“ abrió aquel texto leyendo aquellas simples palabras “Te estoy ganando” para debajo de este haber enviado fotos del menor vendado y a maniatado jadeando completamente rojo con su pecho al descubierto con una más que obvia sustancia blanquecina.
-Vaya insolente… pero sí, me estas ganando…pero no pienso perder…no ante un chiquillo como tú- dijo guardando el aparato mientras escuchaba pasos acercarse, lo más probable el director o algún alumno.
.:OoO:.
Eran las cinco y los clubes se reunían, en ese momento el menor denegó el ir ese día ya que tenía cosas que hacer, lo cual los miembros del club aceptaron sin mayores complicaciones. Después de perder a la stalker y que esta se rindiera el menor se acercó al cuarto de detención ocultándose a esperar que aquel chico saliera.
-Joder, malditas sea- dijo el de cabellos en copa mientras salía con sus cosas de aquel salón- Hasta la tarde pero que desgraciados!! Y ni siquiera me dejaron ir al baño, bueno voy a pasar a mear antes de irme- dijo al aire hiendo a los baños, siendo seguido silenciosamente por el menor.
Al llegar el mayor se acercó a los urinarios que había en el baño de hombres sin percatarse de que había alguien atrás suyo. Al momento de bajarse la bragueta el menor acertó un fuerte golpe a la cabeza del otro dándole contra las baldosas del baño dejándolo aturdido cayendo de espaldas al suelo.
-Q-Que?- dijo el otro llevando su mano a su frente donde un poco de sangre fluía- ¿S-Sangre?- dijo mientras trataba de incorporarse pero una pierna en su pecho se lo impidió- ¡¿Q-Que mierda?! ¡¡¿Quién carajos eres tú?!! ¡¿Cómo te atreviste a golpearme?!.
-¿Cómo tú te atreviste a golpearlo?!- dijo con la voz fría.
-¡¿Eh?!
-tu cabeza dura… tendré que destrozarla para que los demás como tu aprendan- dijo mientras se ponía de cuclillas sobre el otro- Si…destrozarla con mis propias manos- susurro para luego comenzar a golpear el rostro del otro con sus puños sin detenerse, cada puñetazo iba directo a su rostro, vio la sangre salpicar y manchar sus nudillos, al detenerse pudo ver como el rostro del oji azul se encontraba destrozado con la nariz rota lleno de marcas moradas, sangrando por la boca y uno que otro corte.
-cogh!! Q-que mierda t-te pasa- dijo mientras escupía sangre.
-En verdad…eres un cabeza dura- susurro Ayano mientras tomaba los cabellos del otro sujetándolos fuertemente para luego comenzar a golpear la cabeza de este contra la cerámica ahora rojiza del baño, golpe tras golpe el otro se quejaba hasta que una herida se abrió en la parte trasera de su cráneo y el sonido del crujir se oyó.
-D-Detente- dijo con pocas fuerzas sintiendo como a poco perdía el conocimiento.
-Cómo puedes seguir respirando- dijo mientras se levantaba sin dejar de ver al de ojos celestes en el suelo.
-¿P-Por qué?- dijo en un susurro viendo el rostro frio sin sentimientos manchado de su sangre.
-Por qué te atreviste a golpear a mi amado- dijo para luego agacharse y tomar los cabellos del otro levantándolo con facilidad ante el dolor y aturdimiento del otro- esto es una puta advertencia para todos, a Taro Yamada no lo tocan- dijo para luego estrellar el rostro del oji azul contra el espejo del baño, dándole reiterados golpes al cristal hasta el punto en que este se rompió empapado en sangre volando los cristales enterrándose en el rostro de la víctima. No conforme el menor arrastro al chico hasta una de las casillas del baño abriéndola sintiendo como este trataba de luchar por su vida con movimientos torpes- Basura- susurro para luego dar un último golpe al cráneo del oji azul contra la taza del baño manchando la blanquecina porcelana de sangre para luego meter la cabeza del chico al escusado ahogándolo mientras este inútilmente movía sus manos tratando de liberarse, pronto el agua se tinto de rojo y el chico dejo de moverse.
Jadeando el menor se alejó del cadáver escuchando los pedazos de vidrio bajo sus zapatos, camino hasta uno de los grifos para abrirlos dejando que el agua cayera, lavo sus manos y limpio su rostro quitando la sangre que tenía encima, saco su saco quedando en con la camisa completamente blanca.
Salió del instituto dejando el cuerpo tirado como advertencia, siguió su camino hasta su hogar donde echo a lavar su chaqueta quitando las manchas de sangre que se camuflaban en el color negro de esta. Siguió hasta su cuarto sacando su camisa mientras dejándola a un lado mientras buscaba su pijama, al encontrarlo se cambió apagando las luces, encendiendo el ordenador metiéndose a la página de la escuela, donde la noticia se esparció, habían encontrado un cadáver en la escuela. Los comentarios de los alumnos no se hicieron esperar la mayoría estaba aterrado, todos estaban sorprendidos ante la brutalidad del hecho. No se tardaría en comenzar las especulaciones del por qué tan atroz homicidio.
Se recostó sobre la silla mientras apagaba el ordenador, cerró sus ojos mientras escuchaba como la torre dejaba de funcionar y la pantalla quedaba en negro.
-Oh…mi amado senpai espero que estés bien, espero que te alegres de que el haya muerto. De que te haya defendido…no debiste haber defendido a esa chica, pero no importa ella también es un estorbo, pero no te preocupes. Ella morirá y así no tendrás que defenderla, así no tendrás que defender a nadie- dijo mientras cerraba sus ojos.
El azabache comenzó a sentir como el calor se subía a su rostro y llenaba su cuerpo. Desabotono la parte de arriba dejando su pecho expuesto, su respiración se agito mientras sentía como la ropa interior presionaba su miembro, lentamente deslizo su mano hasta su entrepierna acariciando por sobre el pantalón celeste.
-Oh, bueno ya que- dijo con su voz cargada de placer mientras lentamente bajaba sus pantalones junto a la ropa interior mientras se reclinaba más en aquella silla que tronaba ante su peso. El menor acaricio el glande sintiendo como el líquido pre seminal fluía- P-Porque estoy tan excitado?- susurro mientras comenzaba a mover su mano por sobre su miembro sintiendo la fricción que hacía.
Cerro los ojos, dejándose llevar, podía recordar claramente los labios del consejero devorando los suyos, aquella presión que ejerció sobre su cuerpo, mordió su labio mientras deformaba la figura del hombre en su amado sintiendo un tirón en su vientre, con los ojos llorosos y entre abiertos estiro su mano al escritorio aferrándose a este mientras encorvaba su espalda escuchando como la silla sonaba, pero no importaba. Apretó su mano mientras aceleraba el movimiento, pronto gemía sonoramente escuchando sus jadeos resonar en el cuarto, el húmedo sonido que asía al frotar su húmedo miembro. Vio de reojo aquel altar donde la fotografía de su senpai reposaba cerro fuertemente sus ojos mientras se imaginaba a aquel chico estar encima de él, que lo empotrara con fuerza sobre una pared que desgarrara sus ropas que lo penetrara que poseyera su cuerpo, eso deseaba, deseaba ser tomado por su amor, deseaba que este entrara y saliera de su cuerpo, que se hicieran uno fundiéndose el uno con el otro.
El menor eyaculo en un sonoro gemido mientras la esencia manchaba su mano y su respiración era errática, soltó su mano aferrada al escritorio mientras se levantaba y buscaba entre los cajones unos pañuelos para limpiar su mano.
-Solo quiero que tus ojos se fijen en mi- dijo mientras con cansancio veía la fotografía de su amor- Tu solo me veras a mi…aunque tenga que matarte…
.://Continuara//:.