¡Debes estar cansado!—dijo el ojos azules mientras volvían.
¿Seguro que es tiempo de bromas?—preguntó el rubio de mal humor mientras en un jeep se dirigían a los edificios de la base. El cementerio se encontraba en el territorio de esta y todos los asistentes habían sido invitados a quedarse por el momento en las instalaciones de la base mientras todo el asunto era aclarado.
Llegados al edificio pudieron ver a una cantidad de gente que estaba alojada en la cafetería principal la cual había sido excluida del uso habitual de momento.
Ambos se pararon en la puerta para observar al gentío.
Es posible que quien fuera se mezclara con esta gente—dijo David.
Así que también lo has pensado—contestó el melado recorriendo con la vista a las personas.
Tambien me parece raro que hubiera un seguro también en el lugar—dijo Atherton refiriéndose al segundo tirador.
De pronto el ojos azules hizo una mueca lo que extrañó a su amigo pero la causa de esta fue evidente cuando escuchó--¡Oye perro! ¿Puedes decirme hasta cuando piensas retenernos en este lugar y por qué? ¿Acaso necesito llamar a mi abogado para…?—
Hermano por favor…--dijo Mokuba apareciendo y sorprendiendo a Joey.
¿Este no es el tipo del parque? ¿Qué hace acá papá?—preguntó Setsu.
¡No será necesario!—le contestaba David a Seto.
¿Qué haces aquí, Moki?—preguntó el rubio sin hacer caso del hermano mayor de este.
La novia de Mokuba era hermana del fallecido—contestó el mayor de los Kaiba.
¿De Hikaru?—preguntó Joseph sorprendido.
¿Tú lo conocías Joey?—preguntó el pelinegro también sorprendido.
¡Así es! Fuimos compañeros de instrucción—contestó Wheeler—Nunca pensé que al final ustedes…--dijo con una sonrisa boba el melado.
¡Vamos Joey! ¡Debemos pasar por la enfermería antes de ir con el comandante a dejar el reporte!—dijo David a su compañero.
¿Enfermería? ¿Estás herido Joey?—preguntó Mokuba de pronto preocupado.
¡No es nada! Solo un par de rasguños—rió el rubio.
Era de esperarse si el perro salió en busca de ese tipo—dijo Seto sorprendiendo a los demás.
¿Saliste…?—preguntó Moki siendo cortado.
No te preocupes. Es después de todo parte de mi trabajo—dijo el melado.
¡Parecía como si hubieras sabido donde estaba el tirador!—comentó el castaño mayor.
Eso es algo que se aprende con la experiencia Kaiba. Es algo que los civiles no entenderían—le dijo Atherton y todos pudieron ver las chispas que despidieron los ojos de Kaiba. Era evidente que no le agradaba el sujeto.
¡Ejem!—dijo un cabo apareciendo—Teniente coronel se lo solicita en el comando. Haga favor de acompañarme.
¡Por supuesto!—contestó el teniente coronel—Ustedes quédense tranquilo. La base requiere ciertas formalidades pero de seguro en un rato estarán camino a sus casas—dijo a Moki y los demás.
¿Y tu pierna? ¿Cómo es que andas tan bien?—preguntó el chico de ojos verdes.
Los analgésicos son muy buenos por aquí—le contestó Joseph con media sonrisa. De alguna manera el chico le agradaba un poco.
Seto los vio partir con una cara de quien tiene el hígado pateado. De alguna manera no le gustaba ver a esos dos juntos.
Después de dejar su reporte con el coronel de la base ambos se dirigían a la cafetería cuando un soldado le informó que era requerido por el teniente a cargo de la investigación de los sucesos.
Teniente nosotros…--intentó decir Wheeler al teniente a cargo de la investigación por parte de la policía militar. Ellos estaban enojado pues después de todo lo acontecido se había llevado a cabo en territorio de su custodia y no habían logrado atrapar a uno de los culpables. Para colmo el otro estaba muerto.
Teniente coronel Wheeler, le pido amablemente nos acompañe. Debo hacerle algunas preguntas sobre los sucesos de hoy—dijo el teniente con cara seria.
Pero nosotros hemos dejado nuestro reporte con el coronel—exclamó Joseph.
El coronel ya fue debidamente informado y nos dio autorización para interrogarle debido a que usted es uno de los testigos presenciales—dijo el teniente. Era muy coherente lo que decía. Se decían ambos hombres pero tanto David como Joseph tenían un extraño presentimiento. Entonces Atherton reconoció a uno de los que acompañaban al teniente, era el cabo que les llevó el mensaje del coronel a la cafetería.
Ni bien entró a la pequeña habitación Joseph supo que esto no era una interrogación de cortesía y después de contestar las preguntas sobre quien era y donde había estado destacado hasta entonces vinieron preguntas que rondaban la redundancia y eran repetitivas.
Cansado de tanta preguntadera en su caso inútil Joseph explotó--¿Por qué no me dice que está buscando y entonces veremos si puedo ayudarle?—
El teniente sacó la cara de los papeles y mirándolo a los ojos le preguntó--¿En verdad cree que todo esto es sin fundamento?—