14. Casita en las montañas
Seto no estaba nada de acuerdo con ese inesperado retiro. Sus hijos eran los únicos entusiasmados con la aventura mientras a él le preocupaba que harían los “5 grandes” a continuación.
Lo único que le tranquilizaba era la presencia de su hermano menor en la compañía. Pues confiaba en la capacidad de este aunque sabía que le faltaba para ser tan taimado como todos ellos.
Joey miraba por la ventana con cierto aire negativo. El castaño sabía en lo que estaba pensando. Él también miró hacia afuera desde la kitchenet dónde se fijaba si habían bocadillos. Pues sus hijos pronto “morirían de hambre”.
Vió de nuevo dónde estaba cortando un queso algo sospechoso qué encontró en la alacena también había pan que quemó un poco en la hornalla.
Si te quedas ahí pensando en idioteces nada bueno saldrá de eso--exclamó el castaño.
El melado clavó sus ojos en él pero no dijo nada se retiró a una habitación cercana, el ojos azules podía entender lo que sentía más no iba a seguirle la corriente.
Ese día Seto urdió planes para salir de ahí a salvo y volver a casa con los chicos. Pero al llegar la noche la visión de cierto melado que estaba sentado en el sillón del pasillo moviéndose impacientemente mientras tocaba su rodilla atrajo sus ojos a través de la puerta semi abierta.
En el pasillo Joseph acariciaba una y otra vez su rodilla herida que no le dejaba descansar por el atormentante dolor.
¿Vas a seguir haciendo teatro toda la noche o vas a tomar unas pastillas e irte a dormir?--preguntó el castaño saliendo de su cuarto y parándose cerca suyo.
Joey miro hacia arriba hacia la figura que se levantaba por sobre él con ojos como témpano. Después se irguió.
Este no es tu problema--dijo con tono altivo el rubio antes de darse vuelta e intentar ir a su habitación, en la que ocupaba Seto los chicos seguían durmiendo sin saber lo que pasaba.
El ojos azules agarró por un brazo al melado, obligándolo a voltearse y mirarlo a los ojos en la penumbra de la informaciónmedianoche. Sus figuras quedaban recortadas ante la ventana por la que asomaba un paisaje de bosque nocturno y cielo estrellado.
Pues ya que estamos aquí por tu culpa es mi problema--dijo Kaiba.
Estoy bien—contestó Joey mientras se miraban a los ojos intensamente.
Bien jodido querrás decir—contestó desdeñosamente el castaño con un poquitín de furia también en su voz.
Por unos momentos sostuvieron la mirada la intensidad fluía como por un cable eléctrico entre ellos. Joseph cortó la conexión primero y Seto le cortó el paso—Más vale que tomes un analgésico. No quiero un león enjaulado aquí unadentro—argumentó Kaiba.
León yo? Habla por ti mismo—dijo el rubio tratando de pasar sin conseguirlo, frustrado cruzó de nuevo miradas con el otro centrándose en el azul profundo de sus ojos. Sin darse cuenta se quedaron mirándose mutuamente un largo rato. Pero pronto dejaron de mirarse y Joey fue por su abrigo, desconcertado el CEO lo miró ponérselo antes de preguntar qué estaba haciendo.
¿No lo ves? Voy a salir—dijo con tono condescendiente Wheeler.
¿Y quien va a protegernos?—interrogó el castaño.
¿Me necesitas para algo? Es un honor majestad—dijo el irónico melado mientras tomaba el pestillo.
Un momento—gritó el ojos azules agarrándole de la ropa y tirando de él. Furioso Joey reaccionó de inesperada manera. Dando un apasionado beso a Kaiba.
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