El vuelo partió después de lo previsto pero Kaiba no estaba en él. Yugi miró la base esperando cualquier señal para que el aeroplano se detuviera pero eso no sucedió.
El coronel de la aerotransportada encontró un gran alboroto frente a la habitación de cuidados intensivos y preocupado le preguntó al doctor que acertaba a pasar ahí que era lo que estaba pasando.
Hemos encontrado a alguien compatible. Procederemos al trasplante de pulmón enseguida. Las condiciones son las apenas ideales para proceder—le contestó el doctor mientras sacaban a Wheeler en una camilla.
El doctor revisaba su pulso. El paciente había despertado sin otros síntomas que el leve adormecimiento que traía la baja de la anestesia.
¿Está seguro que no quiere que se entere?—preguntó al castaño—Después de todo le salvó la vida—
Creí haberle dejado en claro eso—dijo el ojos azules sin que le temblara la voz. Su gesto era estoico y algo malhumorado.
Entiendo es que me parece algo innecesario. Después de todo ustedes son amigos. ¿No?—preguntó el doctor.
No sé que le hace pensar eso—contestó Seto para su sorpresa.
Joey abrió los ojos y vio el mundo hacerse luz, la cara de su amigo, el coronel Atherton lo recibió.
¡Gracias al cielo! Pensé que debería volver a comer otro desayuno de hospital—dijo Atherton.
El rubio intentó hablar tras la máscara de respirador.
¡Oye! Por un rato no te esfuerces. Acaban de ponerte pulmón nuevo, viejo. De milagro estás vivo. Por suerte encontraron un pulmón compatible en tiempo record. Estos tipos son buenos para su trabajo después de todo—le dijo el coronel refiriéndose a los médicos.
¿De… quien?—logró preguntar con esfuerzo el ojos mieles.
¿Acaso importa? Lo único que debes hacer es cuidarlo bien—le contestó su amigo con una sonrisa.
Había pasado más de un año desde el accidente que acabó con la carrera aérea de Joseph Wheeler. Ahora fungía como empleado del estado mayor en funciones en la ONU. Tomaba café con su mejor amigo mientras esperaba una reunión a la que asistiría con su jefe. Mientras le daba un sorbo a la bebida caliente daba vueltas a un sobre en su mano.
¿Qué es eso?—le preguntó David.
Una invitación para el campeonato de duelos en Japón—contestó mientras miraba el pequeño sello de KC en una esquina del mismo.
Ahora que saben donde encontrarte no te perdonan—dijo sonriente su amigo--¿Iras?—preguntó el pelinegro de ojos azules mientras disfrutaba de otro trago de su café, tenía las piernas cruzadas.
¡Sabes que no puedo participar!—le contestó el rubio con una mueca que parecía una sonrisa pero que contenía algo de tristeza. Los cirujanos plásticos habían acabado con las cicatrices su único problema era que ya no era tan bueno jugando y que ya carecía mucha de su antigua vitalidad.
¡Vamos viejo! Eso te hará bien. Visitar tu tierra natal y ver a tus antiguos compas que de seguro estarán alegres de verte. Sobre todo el que estaba allá cuando lo del accidente—le dijo David.
El melado miró su reloj y dejó su vaso de polímero con la mitad de su contenido para decir—Es hora de la reunión—dijo levantándose y tomando las carpetas en la mesa después de guardar el sobre en un bolsillo, luego agarró el bastón apoyado a un lado de la mesa y prosiguió a encaminarse a la sala de reuniones.
¿Te ayudo?—preguntó Atherton solo para molestarlo.
¡No me trates como a un inútil!—dijo molesto el ojos mieles. En más ocasiones que antes estaba careciendo de su humor.
¡Tengo una idea! Me tomaré unos días e iré allá contigo—le dijo el pelinegro.
¿Y cómo por qué?—preguntó el melado parándose a medio camino para mirarlo.
¿Cómo por qué? Japón es uno de los países mas exóticos del mundo y yo quiero verlo. Además allá tendré un guía a disposición—dijo David.
¿Así? ¿A quien?—preguntó el rubio y el otro se lo quedó viendo con una sonrisa. Molesto Joey frunció el entrecejo y siguió andando--¡No cuentes conmigo para eso!—dijo entrando a la sala y dejando a su amigo que no estaba solicitado fuera.
En Tokyo hay muchas cosas divertidas, sobre todo el parque de diversiones. Joey y David miraron el lugar mientras caminaban por el lugar.
¿En serio? ¿Un parque de diversiones?—preguntó Joey algo molesto mientras caminaba al lado de su amigo.
Me fijé en internet y lo recomendaban—dijo el turista alegre y Joseph suspiró derrotado. A veces el otro parecía un adolescente.
Setsu y Kotatsu poseían toda la vitalidad de sus trece años y la competitividad de un jaguar. Como eran gemelos siempre los habían comparado y ellos siempre habían competido. Como eran hijos de padres divorciados no sentían demasiado cariño por sus padres que los trataban como algo que se pasaban de vez en cuando para cumplir con sus deberes.
Como sus padres eran personas exitosas ambos pasaban poco tiempo con ellos pero en cambio les permitían hacer cosas muy divertidas aunque su padre ocasionalmente les prestaba atención. A decir más que su madre una super actriz y modelo que se la pasaba viajando y que ahora estaba en Estados Unidos para una campaña de belleza.
Su padre los había traído ese día al parque y como de costumbre los dejó para atender una llamada importante mientras ellos jugaban al juego de puntería en que como de costumbre los dos se pusieron a competir salvajemente y terminaron peleando a los gritos.
¡Yo gané!—dijo uno. La única diferencia entre esos dos era el color de sus ojos. Setsu los tenía verdes y Kotatsu azules.
¡No, yo gané!—dijo Kotatsu sabiendo que era mentira pero eran frecuente sus berrinches pues su hermano casi siempre le vencía. En un alarde de vigor tiró el arma de juguete al suelo a la distancia para luego caminar hacia atrás preparado para darle una paliza al otro y al hacerlo chocó con un hombre, tirándolo al suelo.