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Sentimientos cautivos por PrincessIce

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Notas del capitulo:

Escenas fuertes en este capítulo para quien no desee leerlo.

Finlandia…

 

Los intensos dolores iban en aumento, un mundo de insultos se tragaba en cada contracción, solo a ella se le había ocurrido embarazarse del viejo asqueroso de Folkell, era lo que internamente se maldecía, lo único que la tenía con un grado pequeño de alegría, era que su marido en apariencia se había olvidado de la existencia de Mime en esos momentos en que conducía a toda prisa al hospital, los ojos le brillaban de felicidad y no paraba en mimos hacia su mujer que se encontraba con el asiento del copiloto casi completo recostado, por momentos apretaba su mano en apoyo o sobaba la barriga inquieta que amenazaba con comenzar el parto.

 

– ¡Ahhh Folkell ya no puedo más! – entierra las uñas en el brazo de su marido que recién aparcaba el automóvil en la entrada a urgencias, no dice nada por mas doloroso que había sido el agarre de Hilda, solo se apresura a bajar para pedir a las enfermeras se apresuraran pues su esposa ya había roto la fuente.

 

Tras una larga espera en la sala, el médico sale del área de partos naturales para darle la noticia al nuevo padre de la bien llegada de su pequeña. Una luz de felicidad en su opaca existencia en el presente se iluminó el Benetnasch, contento fue guiado a la habitación privada donde su esposa ya tenía a la rubia en brazos.

– Hola amor… ¡Por odín ! ¡ esta hermosa! – exclama al sentarse en la orilla de la cama para contemplar a su criatura recién nacida.

 

–Mira Freya… es papi – la pequeña se retorcía en los brazos de Hilda hasta abrir los ojitos celestes, era algo raro pero la pequeña Freya parecía sonreír al reconocer la voz de su amoroso padre.

 

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En Suecia… un par de semanas después

 

La puerta metálica resonó al abrirse, el único que entró fue el chico del tatuaje del dragón de doble cabeza con una revista en la mano y un sandwich para el muchachito – Toma te traje algo de comer – Mime no levantaba la cara atemorizado de que estuviera todo drogado como siempre, aunque se ve obligado a levantar el rostro cuando el mayor le tomó del mentón para que lo vea a la cara. – ¿No tienes hambre?... tienes que comer, encontré esto en el puesto de revistas y creo que es la razón por la que tu papito querido aun no nos paga por tu rescate– muestra entre medio de las páginas la foto de la familia socialité de Finlandia posando con su hermosa hija Freya.

 

– Ya nació – susurró , más sus sentimientos estaban confusos, si bien Hilda era una persona desagradable para él, el fruto de la relación con su padre no tenía la culpa, era su hermana menor, pero las intrigas de Siegfried estaban calando su corazón.

–Amatista piensa que ya tu padre no moverá un dedo para recuperarte pues ya tiene alguien más importante – señala con el índice a la bebé de la fotografía – es muy desesperado, lo conozco – sus gestos hacen ver lo terrible que podría ser con un Amatista enfurecido provocando un temblor en el cuerpo de Mime – es capaz de hacer una locura… pero si tu cooperas… portate bien, pareces un animalito cada vez que intentamos acercarnos, nos golpeas, nos muerdes, de verdad me preocupas, Amatista es algo … – con su dedo hace un ademán en su sien dando entender que no es una persona cuerda.

 

–No pierdan más su tiempo, matenme y ya – el pelirrojo regresa con su tono desafiante a pesar del miedo que le infunde el hombre.

– Te propongo un trato, tu te portas bien conmigo y yo te cuido de Amatista, no te hará daño… solo piensalo pequeño – los cortos cabellos de Mime son alborotados suavemente por Siegfried en un intento de ganarse su confianza, junto a él deja la comida y la revista para que medite torturandose sentimentalmente y al fin tener al menor a su disposición.

 

Al subir se encuentra con Alberich preparándose para salir – ¿a dónde crees que vas? – lo atrapa de la cintura y morder la oreja del menor, se gira y enreda sus brazos en el cuello de su novio .

–La bruja parió hace varias semanas, quiere que vaya porque me tiene que dar unas instrucciones muy importantes que según ella por teléfono no se puede – tuerce los ojos esmeraldas con fastidio – No me tardaré mucho… esta loca seguro solo me dirá algunas tonterías o ya se decidió a venir a matar con sus propias manos a Mime – ríe bajito ante aquella idea que espera sea cumplida pues ya es un pesar estar cuidando al mocoso y no poder ir a divertirse a sus anchas con su amado Siegfried.

 

–O piensa reclamarte el golpe… de verdad que es una vieja estúpida ¡”Golpéame”! - remeda la última palabra como si se tratara de la mismísima Hilda Polaris la que hablara. – Es odiosa tu tía, yo también espero ya nos libere de esta carga y que nos pague bien como lo prometió– mientras habla su amatista recorre su pecho dejando cálidos besos pero al final se detiene.

– Cuando regrese va sufrir la furia de la amatista eso – aprieta el bulto entre las piernas de Siegfried de manera juguetona – Bueno mi macho Alpha, ya me voy – un apasionado beso en la puerta es la despedida entre los calientes amantes.

 

Desde la ventana puede ver conduciendo al de cabellos rosados, quedándose pensativo en lo que dijo Alberich “o ya se decidió a venir a matar con sus propias manos a Mime” repitiendo internamente esa frase – Vieja idiota, me vas a quitar la diversión que aun no empieza… así el tiempo es apremiante–

 

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El jet privado lo esperaba en el hangar, mismo que lo llevaría hasta donde una persona de confianza lo llevaría hasta donde Polaris lo esperaba con ansias, lejos de las miradas de algún metido como Yuan Dohko.

 

– Hola querida tía – al entrar a la cabaña la encuentra bebiendo como si nada un vaso de Vodka en las rocas, la mujer al escuchar la voz de Alberich prácticamente salta del sofá para recibirlo, a medida que se acercaba a su adorado sobrino el rostro le cambia a un semblante oscuro.

 

–¿Cuántas veces te tengo que decir que no me digas tía?... solo dime Hilda que no estoy tan vieja, mírame … joven y bella – da una media vuelta para que vea lo bien conservada que se encuentra con ese vestido negro entallado con un escote prominente – ni siquiera pareciera que parí a un bebé – presume de su recuperación de la figura.

 

–Si si… Hilda ¿ o te digo mami? – dice en tono burlón Alberich para hacer rabiar mas a la bruja de su tía.

–Insolente, que yo te haya ayudado a salir adelante no me hace tu madre… esa maldita zorra, solo de recordarla me revuelve el estómago – las palabras de Hilda afectan a Alberich pero por su personalidad es capaz de ocultar aquella herida.

 

–No es necesario que me repitas lo de siempre de esa mujer… por favor Hilda – le da la espalda para ir directo al bar a servirse una copa y hablar de los negocios que quería su tía.

 

–Claro que lo es… parece que se te olvida que la zorra de mi hermana te abandonó para irse con su amante… ese que hizo que tu padre… MI Alberich se matara– sus palabras brotan de sus labios con tanto odio y resentimiento, su sobrino callado la observa cada gesto, escucha cada ponzoña arrojada por la peligris. – Ella sabía que Albe me amaba a mi, no sé en qué carajos momentos usó sus encantos de prostituta para meterse en su cama y robarmelo… ¡Me iba pedir matrimonio!, yo vi la factura del anillo y por sentimental, por estupida , lo lleve a presentarlo a Natassia y se aprovechó… a los dos días se largaron a las vegas  y se casaron – azota el vaso con whisky sobre la pared dejando atónito al ojiverde – No le importó que yo sufriera, así como no le importó tu padre… más que su dinero y mucho menos TU - señala envenenando más el alma para acrecentar su maldad.

 

–Ya basta tía… – una bofetada silencia aquella frase de Alberich – Abre los ojos… yo sigo contigo, quiero lo mejor para ti… por eso estoy con ese tipo, eres el recuerdo de Alberich, llevas su nombre, su rostro, su voz … hay que acabar con Folkell y confío en ti – mas tranquila besa la frente de su amado sobrino.

– Hilda, lo haré todo perfecto … yo también ya quiero disfrutar de ese dinero con mi pareja – respondió el ojiverde con una sonrisa.

 

–¡Ay ese estúpido que me pegó!... no se que le ves, Alberich esto es muy riesgoso pero te aseguro que te protegeré de todo pero ese … já – empuja a su sobrino sobre el sofá largo – Tu eres mi amor vuelto a la vida, confía en mí y olvidate de ese patán… ¿quieres esos millones?, pues obedeceme – baja el cierre de su escote ante la cara de espanto de Alberich – Hilda … espera – con asco recibe los besos y caricias de la mujer, su mente solo maldecía a Hilda Polaris por utilizarlo en su obsesión sexual, esperaba que Siegfried no se llegara a enterar lo que estaba haciendo, pero su mente maquiavélica ya planeaba cómo eliminar en un futuro a esa desquiciada mujer también.

 

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Con un balde de agua tibia, jabón líquido y una esponja  se adentra Siegfried en el calabozo de esa casa, morada del cautivo adolescente que miraba al mayor sin entender que pretendía, coloca una silla cerca del lavabo  –  ¿No quisieras asearte pequeño? –  continuaba con ese tono amable, Mime solo se limita a responder con un suave movimiento de su rostro, las cadenas cortas que lo tienen asegurado contra la pared fueron reemplazadas por unas más largas para que pudiera desplazarse hasta donde la silla había sido ubicada para el.  – Esa ropa esta muy sucia ya –  se acerca a donde se sienta el menor y comienza a desabotonar la camisa.

 

– Yo puedo solo –  aparta la mano de Siegfried y con dificultad quita los demás ojales pues sus muñecas están unidas con una cuerda, lo mismo hace con el pantalón corto quedándose solo con el boxer puesto.

 

– No estás siendo amable conmigo –  se hace el ofendido cuando el pelirrojo aleja su mano –  No creo que siempre te bañes con eso –  señala la ropa interior, el menor aprieta los labios molesto y no hace caso en quitarselo.

 

El Alpha remoja la esponja en el agua, coge el jabón líquido y deja caer un pequeño chorro sobre la esponja –  Si fueras más amable te desataría las manos… pero sigues siendo un berrinchudo, así que yo mismo te asearé –  la esponja es pasada suavemente por el hombro del muchachito, bajando hacia la espalda, regresa una vez más al otro hombro hasta enjabonar parte de su cuello –  Vas a quedar reluciente –  susurra muy cerca de su oído poniendo nervioso al menor.

Con lentitud desliza la esponja con más jabón por el pecho notando los pequeños pezoncillos en un color rosa tierno, antojandosele darle mucha atención con algo que no es la esponja, en cuanto baja más hacia el vientre se detiene para coger un paño limpio que remoja en el agua limpia y tibia para retirar la jabonadura de la parte superior de su cuerpo.

– Haz tu cabeza para atrás –  abre la válvula del agua una vez que coloca la cabeza del menor en el lavabo, remoja el corto cabello de Mime y aplica el Shampoo, masajea con cuidado hasta sacar la espuma abundante, enjuaga dejando totalmente limpia su cabeza. Nota el temblor en el cuerpo del pelirrojo –  Lo siento, creo que estaba algo fría el agua – sonríe amistosamente al chico esperando que se amanse con eso un poco.

 

Con la toalla seca el cabello y lo cubre de la espalda con ella –  tenemos que continuar –  se ocupa ahora de los pies subiendo hasta los muslos que no desaprovecha para acariciarlos hasta llegar a las ingles –  esto estorba un poco –  levanta el elástico del boxer por la cintura y lo desliza hasta sus tobillos, visiblemente apenas comenzaba asomarse una pequeña pelusilla pelirroja en el pubis, la entrepierna dormida ya no era de un niño tal y como lo imaginaba, ese cambio hormonal estaba ya en proceso, con el rostro sonrojado y los ojos apretandolos para no mirarle se deja asear sus partes nobles por completo, esperaba que eso fuera todo.

 

– Levántate cariño, voy a secarte o enfermarás –  de la cintura lo toma para ponerlo de pie, lo apega a su cuerpo, Mime solo atina a desviar su rostro y tratar de alejarse de ese cuerpo –  ¡hey… tranquilo!, quedamos que te portaras bien… no querrás que Amatista haga algo malo, es muy sádico –  el tormento psicológico comenzaba de nuevo –  Nadie te va cuidar de Amatista como lo haré yo… ni tu padre que decidió abandonarte a tu suerte, total ya tiene hija nueva, esposa nueva… ¿ que más quiere?, no le importas pequeño –  los ojos de Mime se llenaban de lágrimas al escucharlo decir esas cosas, Alpha aprovecha la vulnerabilidad del adolescente para comenzar a besar su cuello, era una delicia su piel tan suave y virgen, su mano sube por la espalda –  No llores, yo voy a cuidarte –  desliza la mano hasta llegar al trasero que masajea con morbo, ladea su rostro para besarlo por voracidad recibiendo una mordida en los labios por parte de Mime, furioso por la osadía del muchacho lo giró con brusquedad estampandolo contra la pared, la diferencia de fuerzas era grande por lo que lo mantuvo unos segundos sometido contra el frío concreto mientras el bajaba el pantalón para liberar su propio miembro palpitante que ya le urgía ser atendido.

– ¡No por favor! –  un grito desesperado del Finlandés suplicando por que se detengan, se removía como gusano tratando de liberarse, toma las caderas para levantarlas en una posición cómoda para el mayor, ensaliva un par de dedos comenzando a acariciar la pequeña cavidad del adolescente que lloriqueaba por la incomodidad del momento, desesperado empuja los dígitos en el interior notando la estrechez que disfrutaría en unos instantes más.

 

En la mente de Siegfried volvían las imágenes de Hades llamándolo sentado desde su escritorio, junto a él se encontraba el chico peliverde y le pedía le mostrará al rubio como debía divertirse, se tocaban ambos sobre el escritorio de la dirección completamente desnudos, el director Hades se masturbaba con descaro.

 

– ¡Cállate!¡ o te juro que dejaré a Amatista te haga picadillo!–  desesperado amenaza al menor que ya ansiaba poseer, no espera más la agonía de su miembro deseoso, sin previo aviso saca las falanges del interior del menor solo para sustituirlo por su turgente sexo, empujaba extasiado por lo delicioso que se sentía ese cuerpecito, sin embargo, Mime no dejaba de sollozar, decidiendo taparle la boca pues sus lloriqueos le harían bajar la erección.

Tan exquisito el vaivén de la entrada y salida de su hombría, resbala a la perfección gracias a los fluidos sexuales que emanan de ambos , además de la pequeña hemorragia producida por desvirgarlo, la espalda blanca era marcada por los labios deseosos que no desaprovechan la oportunidad de marcarlo como suyo con los dientes y succiones hasta dejar grandes hematomas.

 

Cansado de la posición a los jalones lo tumba en la colchoneta para mirarle de frente, este intentó patearlo para resistirse pero un par de bofetadas lo atontan quedando a su merced. Ambas piernas son elevadas hasta sus hombros para tener más amplitud para embestir con ferocidad, el tiempo era oro y no tardaría en volver a entrar en ese caramelito, su mano acariciaba el pene adormecido para que sintiera también el mismo placer, pero el muchacho parecía un bulto inútil, jadeante con las embestidas se inclinó para lamer y mordisquear los botoncillos que no dudan en reaccionar erectos –  Así me gusta más Mime… –  el miembro del menor parecía responder ante esos estímulos, pero ya era la hora de Siegfried que sin más retira el miembro para bañar con su líquido blanquecino el rostro de Mime que en esos momentos reflejaba asco.

 

– Eres muy delicioso… creo que aprietas más rico que Al… Amatista–  por el momento tan caliente estaba apunto de descubrir el nombre verdadero de su novio, pero corrige inmediatamente para no entrar en líos.


Satisfecho se sube los pantalones y coge la esponja con la que lo aseo para limpiar el semen y la sangre en el menor, este último miraba horrorizado su entrepierna llena de semen propio, había sido violado y no podía creer haber tenido una eyaculación con eso, se sentía de lo peor. –  mmmh ¿que hay aquí? –  Siegfried pasa el dedo sobre la semilla del pelirrojo para probarlo –  el semen de virgen es el mejor –  dice burlón degustando por completo la porción que tomó con su dedo. Una vez aseado para no dejar evidencia ante Alberich, coloca la ropa limpia que había llevado para el chico que ahora parecía ido en otro mundo, como si fuese un muñeco de trapo.


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