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Sentimientos cautivos por PrincessIce

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Notas del capitulo:

Les traigo la nueva actualización! espero als disfruten y leer sus comentarios al respecto ;)

Los efectos narcóticos se iban disipando al pasar las horas, la conciencia y realidad volvían a su lugar en el universo de su ser, la mano perezosa bajando de su espalda hasta la separación de sus glúteos lo desconcierta un poco, cerca de su rostro percibe un cálido aliento que se acompasan con la respiración del pecho adjunto a él, sus ojos se abren de golpe encontrándose con la mirada divertida de su Alpha, todo se le vino encima… sentimientos de culpa, su piel sucia, muchas manos tocándolo haciéndolo sentir vil, de pronto en su cabeza aparecen esos ojos color dorado llenas de morbo.



–¡No! – exclama asustado empujando el cuerpo desnudo de Siegfried con la mano mutilada y que en esos momentos no estaba cubierta por el guante oscuro, baja la mirada notándose en la desnudez total, de entre sus piernas los fluidos seminales escurren, su estómago comienza a retorcerse, su mano se dirige a la barriga y la otra a sus labios, la revolución es incontrolable.


 


–¡Oye espera! – grita al verlo correr con desesperación, terminando por seguir en ese trayecto al pelirrojo, encontrandolo a hurtadillas sobre el retrete vaciando todo el contenido del estómago.


 


Parece no poder detener el malestar de la panza hasta que siente como el mayor lo sostiene sobando su espalda hasta llevarlo al lavabo a enjuagarse el mal sabor de boca.


 


– Confíe en ti – el chico desvió el rostro decepcionado de Alpha – ¿Por qué lo hiciste?– se zafa del agarre de Siegfried para ir a la regadera, detrás de la cortina continuaba meditando lo que le diría a Mime.


 


–Sólo quería que no te sintieras así… que estuvieras liberado de ese tormento de recuerdos – corre la cortina introduciéndose al área de la regadera, al ver esto Mime retrocede contra la pared asustado.


 


–No me toques, ¡ me drogaste para tener sexo!... ya no se si eres igual o peor que esos tipos – reclama el pelirrojo, Siegfried por su parte formulaba una sonrisa cínica en su rostro, borrando en automático al escuchar sus últimas palabras, al ver la expresión del chico dolido una punzada en su pecho comienza atormentarlo.


 


–Disculpame… no quise herirte – su voz sonó sincera, al ver que éste de nuevo le da la espalda aprovecha para acercarse, la piel del menor se estremece al contacto.


 


–Alpha… no hagas esto, creo que me enamoré de ti y no me siento capaz de ser dejarme tocar por ti – el agua de la regadera disimula sus lágrimas, siente un suave apretón en sus hombros y la respiración golpeándole cerca de su oreja por parte de ese hombre al no saber qué  responderle.


 


–Eres mío, no me importa lo que sucedió… creo que yo también te quiero – acaricia su cabello al tiempo que deposita un beso en el hombro – ¿Quieres ser mi novio? – lo gira para que lo vea a los ojos con el corazón latiendo a mil por hora.


 


– Alpha… yo – sus mejillas se enrojecen al instante , un suave roce en sus labios correspondiéndole en un  inocente beso de mariposa – Si, acepto – Sonríe tímido siendo interrumpidos por un constante toque del timbre.


 


–Iré a ver quien es – coge la toalla al salir del agua, dejando al menor con más ánimo después de las mutuas confesiones y formalizar su relación.


 


–¡Ya voy! – da un sonoro grito desde su habitación donde terminaba por colocarse el boxer y un bermuda para ir hacia la puerta donde había cesado el timbrazo después de haber avisado que pronto abriría la puerta.


 


Al abrir la puerta el médico entró como un rayo a la casa, la sorpresa en su rostro era más que preocupante , no era solo eso si no podía detectar algo más en su expresión, quizá un dejo de tristeza – ¿A qué debo tu inesperada visita querido Syd?– señala el sofá para tome asiento, entendiendo la señal el joven médico se acomoda aun un poco tenso.


 


–Sieg… quiero preguntarte algo – se sincera Syd tratando de mantener la calma, antes de decirle la noticia debía asegurarse de una situación que la cual tiene altas sospechas.


 


– Syd deja de dar rodeos y pregunta lo que quieres saber – se acomoda en el sillón con los brazos extendidos hacia el respaldo dejando ver el sensual tatuaje sobre su musculoso pecho, haciendo tragar en seco un tanto nervioso a su amigo médico, que con gran esfuerzo intenta desviar el rostro sonrojado del bello hombre.


 


Toma aire sin percatarse que en el pasillo el adolescente se asomaba para ver quien era la visita – Sieg ¿ tu y el chico son…? – da un respingo en su escondite repitiendo aquel nombre en su cabeza “Sieg”... “Sieg”... “Sieg”.


 


El rubio sonríe de medio lado, tal cual cinismo que siempre lo caracteriza – Te voy a confesar que… bueno – hace una ligera pausa – sólo nos dabamos compañía en un principio, sabes como soy y no formalizo nunca nada, no me gustan las ataduras hasta que apareció tu sabes quien y de verdad después de él no me interesaba algo fijo – intenta explicar haciendo hincapié en lo picaflor que le encantaba ser antes de haber conocido a Alberich.


 


– Ya … no es necesario tanto detalle– sacude las manos en signo de querer parar toda esa palabrería de Siegfried – Ya son pareja – aprieta los labios y baja la mirada antes de sacar del bolsillo el sobre con los resultados de laboratorio.


 


–¿Qué es eso?- pregunta señalando el sobre blanco que posee en sus manos Syd, este lo destapa y extiende el papel a Sieg para que lo lea.


 


–Bien, al menos sabemos que no portan ninguna enfermedad de transmisión sexual… ¿ siguieron los cuidados que recomendé? ¿ le diste los medicamentos? – ahora Syd trata de centrarse en su profesión haciendo las preguntas que le corresponden al seguimiento médico. – Me gustaría darle una checada, bueno no se si ustedes quieren seguir con el proceso, pero por el ataque debe evitar esfuerzos para que todo salga bien – su voz se escuchaba amarga, las posibilidades de tener algo con su amor platónico se esfumaba cada día más.


 


–Si quieres, pero ya lo hicimos y no le pasó nada, creo sus tejidos se recuperan rápido – responde con descaro haciendo una pausa en un renglón que estaba leyendo –¿Qué?... ¡Syd! – extiende el documento sin entender o más bien pretendiendo no hacerlo.


 


– Está en cinta, no veo porque la sorpresa–  se cruza de brazos observando su reacción, del pasillo salía un anonadado Mime cogiéndose el vientre plano sin saber cómo procesar esa noticia.


 


La cara de Siegfried se transforma en algo de molestia – Syd te agradezco que vinieras a informarnos, te veo en otro momento, ahora quiero hablar con mi novio – extrañado por la reacción de Siegfried, el médico se levanta siendo encaminado a la puerta, justo cuando éste cruza la puerta, se vuelve hacía Mime que seguía shockeado de la impresión.


 


–¡No vas a tener a ese engendro! –  tironea del brazo al menor que no comprende la reacción de su ahora novio, pues hasta hacía unos momentos atrás había sido todo un dulce con él.


 


–¿Por qué no?...¡Vamos a ser padres! “SIEG” – repite fuerte el nombre por el cual fue llamado por su amigo médico – ¡Se supone que somos una pareja, vamos a tener un hijo y ni tu nombre me habías dicho! – inicia sus reproches contra el rubio, que más que nada los veía como un maldito berrinche del mocoso.


 


Hecho una furia lo toma de los brazos enterrando en la piel sus fuertes dedos –¿ acaso eres estúpido? – lo zarandea en el aire – ¡ es obvio que ese bastardo no es mío! ¡ es del imbécil de Radamanthys! – los ojos de Mime se abren con sorpresa ante la negación de la paternidad de su novio.


 


– No digas eso por favor… es tuyo y mío – el corazón se le salía prácticamente por la boca de la desesperación por el intento de convencer a su novio.


 


–¡No me vengas con tonterías Mime!, ¡ese tipo te folló! – lo arroja contra el sofá, la cólera que lo invade la canaliza en cada uno de los objetos de la casa que caen al piso. – ¡Tu eras mío nada más!¡ Te preñó ese hijo de puta!– tan inmenso era su coraje que le fastidiaba su maldito ego, Mime era el trofeo preciado que pudo obtener después de ese embrollo del secuestro, ya había tolerado que otro probara su cuerpo por la fuerza, no sabía si podría ser capaz de soportar que cargue en su vientre un hijo de ese degenerado y no suyo.


 


–Sieg, escúchame por favor, yo recuerdo como rasgó el empaque del preservativo… el bebé es tuyo –  se levanta del sofá para abrazarlo por la espalda pretendiendo calmar la furia.


 


–¡Suéltame maldita puta!... ¡te voy a sacar ese maldito bastardo ya! – voltea dispuesto a acabar con la situación, empuña su mano lanzando el golpe directo al vientre.


 


Veía venir el golpe, en su reflejo por evitar que lastime a su bebé se inclina llevándose el golpe en el pómulo derecho, cae al piso protegiéndose en posición fetal. Gruñendo decide contenerse de molerlo a golpes hasta hacerlo abortar, coge las llave del auto y sale azotando puertas para perderse por varias horas, mientras Mime llora desconsolado sobre el piso de la sala.


 


La noche caía sobre Noruega y Siegfried no volvía a casa, Mime esperaba sentado a la orilla de la cama a que volviera su novio, ya menos alterado acariciaba su vientre sintiéndose completamente seguro de que en sus entrañas crecía el hijo de Sieg y no del tal Radamanthys. Sin embargo, la forma en que este lo trató, todavía lo tenía dolido, se levanta a mirarse al espejo, rozando apenas con la yema de sus dedo el golpe que adornaba su rostro, aprieta los ojos y respira profundo – No te va pasar nada… papá te va amar, solo que esta un poco confundido – habla a su bebé a sabiendas que por el poco tiempo de gestación no había probabilidades de que lo escuchara, pero esa ilusión de llevar vida en su cuerpo le estaba devolviendo un poco de esperanza y sentido a su existencia.


 


El sonido de las llaves alertan la llegada de su novio, al girarse para ir en busca de él, lo observa recargado en el marco de la puerta de su habitación, el aroma destilado le regalaba una idea de su estado etílico. A paso lento se acerca al mayor esperando no se torne violento de nueva cuenta, se detiene al verlo bajar la mirada, de pronto levanta el brazo éste, retrocede escasos centímetros pensando que le dejará ir otro golpe, contrariamente a esto, Siegfried acaricia el pómulo golpeado – Mime… perdona – la lengua le pesaba para formular las palabras – no quise pe...garte – sin esperar respuesta del menor lo sostiene fuerte para acunarlo en su pecho arrepentido por el comportamiento anterior.


 


– Sieg… – el arrepentimiento de su novio lo deja sin palabras, solo atinó a abrazarlo con fuerza, tal vez pensando inocentemente que al fin ha aceptado que el hijo que espera es de ambos. – Ven, estás muy tomado – lo dirige a la cama donde este se deja acostar y quitar los zapatos por el adolescente.


 


–¿ángel?, acuéstate conmigo por favor – su borrachera comenzaba ya a revolver su mente por completo, entre nombrarlo por su verdadero nombre y el ficticio – yo te amo  a nuestro bebé, yo voy a cuidarlos angelito mío – su voz apenas era  inteligible, pero Mime pudo percibir el sentido de sus palabras, feliz por la confesión se mete en la cama para abrazarlo emocionado sin importarle el peste de borracho que se cargaba.  – Ángel… no me gusta así – comienza a despojarse de su ropa para sentirse más cómodo, verlo desnudarse frente a sus ojos le provocó un sonrojo mas al chico – quítate eso… hace calor – no quería hacerlo rabiar de nueva cuenta, accede a dormir solo en calzoncillos y no como su novio completamente desnudo, Siegfried se acomoda por la espalda de Mime atrapandolo con el brazo en posición de cuchara, quedando así completamente dormido.


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