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Sentimientos cautivos por PrincessIce

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Notas del capitulo:

Bueno yo se que los deje un par de semanas abandonados, pero aqui esta lo prometido y lo que esperaban muchos XD

 

Amor mucho amor entre mime y sigmund!!!

 

y la identidad del jefe!!!!

 

disfruten este capitulo!! dejen sus comentarios ;) sino los vuelvo abandonar mucho tiempo muajaja ok no

Había transcurrido ya una semana de retiro en aquel hotel de campo, pese a los esfuerzos por distraer al menor, las pesadillas no cesaban del todo, pero el antídoto perfecto a esa ansiedad era darle un poco de cariño y protección. Así que los pequeños besos y arrumacos cada vez se hacían presentes sin que a Mime le resultara incomodo, al contrario, sentir que le era importante a alguien lo animaba a confiar.

Internamente terminaba por sopesar las atenciones de los dos chicos que hasta el momento se relacionaban con él, por una parte la intensidad del líbido de Siegfried le excitaban al grado de dejar a un lado sus maltratos, por el otro lado se encontraba Sigmund con esa forma de ser tan tierna con el, que podía provocar un revoltijo en el estómago con sus pequeños detalles que buscan procurar su seguridad y tranquilidad.

 

– ¡Hey en que piensas! – lo abraza por detrás, Mime venía el paisaje desde la terraza del cuarto – Me levante temprano, te vi tan tranquilo durmiendo que no quise despertarte, te traje esto – entrega una caja pequeñita de chocolates – son artesanales, cuando los vi pensé en ti – deposita un tierno beso en la mejilla.

 

– No tiene mucho que me desperté, solo miraba el campo – sonríe al ver el pequeño obsequio entregado, sin esperar más tiempo desliza el listón que cubre la cajita,  el aroma era inconfundible de ese dulce, su buen olfato termina por acertar al contenido.

 

– Me recomendaron la chocolatería que queda muy cerca de aquí, no sabía exactamente cual pudiera gustarte así que me decidí por esas trufas… de hecho estuve a punto de traer frutas cubiertas – menciona el mayor impresionado al ver la expresión deseosa del pelirrojo al probar la primera trufa.

 

– Muchas gracias, me encantan las trufas, de cualquier manera tu otra opción me fascinan también – sonríe todo embarrado de los labios del delicioso chocolate.

 

– Vaya...  bueno al menos ya se que traerte la siguiente ocasión, pero … mi pequeño glotoncito es hora de comer algo más sanito – lo toma de la mano la cual acaricia tratando de transmitirle un poco de calor a pesar de estar una tela de por medio en las manos.

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Por otro lado, el que parecía un León enjaulado era Siegfried, ya había conseguido el botín que prometió por el jugoso contrato y no recibía su paga, no poder contactar a su Mime lo tenía bastante nervioso, así que la urgencia por volver comenzaba a carcomer.

 

Ahora mismo se encontraba afuera de la mentada oficina del tipo misterioso que no terminaba por darle la cara, una y otra vez le había reclamado a su achichincle Shiva, más este parecía continuar en el hermetismo, hasta que lo arrastró a uno de los pasillos para encararlo una vez más.

 

– ¡Le vas a decir a tu maldito jefe que quiero mi dinero!, de verdad Shiva ¿ acaso es demasiado desagradable que no puede darme la puta cara? ¿ o es que me quiere tomar como imbecil y no darme nada? – lo zarandea acorralándole contra la pared.

 

– ¡Basta Alpha!... ¡Ten paciencia! – sonreía de medio lado el castaño  – Por favor… tu si que te haces el tonto o de plano cuando te das tus pasos te quedas todo idiota – lo aparta de un empujón – Tú ya lo tuviste cerca… te lo follaste – la cara descompuesta de Siegfried era una clara señal que ni recordaba lo que había hecho ni con quien.

 

Estaba por abrir la boca para replicarle otra tanda de insultos pero su teléfono suena, pensando que se trata de Mime, responde con prisa, pero para su sorpresa era de nuevo esa voz distorsionada.

 

– Mime… – guarda silencio al escuchar esa voz que no lucía muy amable y menos al ser confundido con su acérrimo rival de amores.

 

– No me confundas con esa porquería… tengo tu dinero y algo más que te va encantar, pasa a mi oficina ahora – ni bien escucha eso, corta la llamada, su gesto de pocos amigos se enmarca al tener presente la manera en que ese hombre se expresa de su pequeño pelirrojo.

 

– Me va recibir… quítate estúpido – lo hace a un lado, para tomar la perilla de la puerta y girarlo, Shiva recibía de su famoso jefe la indicación en su teléfono móvil de no ser molestado por nadie.

 

Al entrar a ese despacho, lo primero que observa Siegfried es el sillón con alguien ocupandolo de espaldas a la puerta, lentamente este se gira mostrándole al fin su identidad. – ¿Qué?... ¿Tú?... esto no puede ser – sus ojos se abrían como tremendos platos al ver a ese hombre frente a él.

 

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El día había sido muy productivo en el hotel de retiro, poco a poco recuperaba esa sonrisa que había sido mancillada en el pasado, un paseo en bote en el pequeño lago rodeado de los cisnes lo volvían a conectar con la naturaleza tal y como pasó el primer día en el árbol. La hora del almuerzo fue todo un festín para el pelirrojo, y es que el apetito voraz se apoderaba de su cuerpo con el avance del embarazo, por la tarde la brisa arrulló al menor y era de esperarse, ahora su cuerpo era una fábrica que trabajaba a mil por hora con su embarazo, sus reservas de energía se podían recargar solo con un poco de sueño, además que la ansiedad a media noche ya le había pasado factura, acumulando varias horas de dormir. Esa situación fue aprovechada por el mayor para volver a la chocolatería y adquirir esa segunda opción que no compró en su momento por su duda de no saber si le agradaban a “Ángel”.

 

Tan dormido Mime en la cómoda cama, que no se percata de todo un ajetreo del mayor en la habitación, hasta que el empleado de servicio a la habitación se retiró después de ayudar a colocar al Psiquiatra una pequeña mesita al pie del balcón, con una cena especialmente romántica, de la cama a ese lugar estaba un lindo camino de pétalos de rosas y algunas velas aromáticas.

 

– ¿Sigmund? – Llama al ojiazul, era como en las películas de románticas, o quizá un sueño lindo, pero frotó sus ojos para tratar de volver a la realidad, lo que encontró fue a un bien arreglado Sigmund asomándose por la puerta de la terraza.

 

Su mano extendida fue suficiente invitación para el tímido pelirrojo, tomado de ella sale al llamado del psiquiatra, para disfrutar de la velada preparada especialmente para el.

 

– No era necesario todo esto… terminarás por fastidiarte de mi rápido – toma asiento frente al romántico banquete a la luz de la luna que iniciaba asomarse en el cielo.

 

– Sabes que eso es mentira, yo no me voy a fastidiar de ti, solo por darte estos pequeños detalles –  y esos eran los detalles que comenzaban a enamorar al adolescente, detalles que nunca había experimentado, abrirse al amor le estaba resultando un camino no tan difícil, la posibilidad de la felicidad no era tan lejano como su pensamiento pesimista había formulado.

 

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Un puño cerrado se dirige a la mejilla del ojiverde que había quedado absorto al ver la reacción de Siegfried al revelarle su identidad, esa parálisis en su cuerpo fue tan solo de unos segundos antes de salir disparado al escritorio, las gotas de sangre escurriendo de su boca, la respiración agitada de la impresión, ambos en completo silencio por un lapso de unos minutos hasta que este se endereza para encararlo.

 

– ¡Perdón pero no podía decirte nada! – se acerca solo dos pasos  – ¡Bien lo merezco por quedarme oculto mucho tiempo! – agita los brazos alterado, Siegfried lo mira encolerizado una vez más, tenía ganas de matarlo.

 

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– La cena estuvo deliciosa – Mime agradece con una tierna sonrisa, desvía la vista al plato con frutas cubiertas de chocolate – Veo que también trajiste el postre – señala antojadizo por los dulces cual niño pequeño.

 

Una pequeña brisa helada llegó a ambos haciendo estremecer al menor – Puedes comer los que quieras, pero… aquí te me vas a helar, vamos adentro cariño – coge la charola plateada que contiene la fruta y la lleva a una mesita en la habitación, cierra solo una ala del ventanal, el otro lado solo queda cubriendo la cortina de seda en color blanco que permite el paso de un ligero fresco no tanto como lo que sentían afuera. – ¿Fresa o cereza? – pregunta Sigmund, ambos se encuentran parados frente a la mesita.

 

– Fresa – responde impaciente al ver que el ojiazul acerca a sus labios la frutilla, los sensuales labios de Mime se separan para dar un mordisco y degustar casi de manera orgasmica soltando un leve gemido.

 

– Harás que se me antoje… a juzgar por tu rostro debe estar delicioso – ríe bajito recibiendo una cereza en los labios cortesía de Mime – mmhh tienes razón – el chocolate y la situación los estaba haciendo entrar en calor, la mano atrevida de Sigmund llega a la cintura del menor – tienes una mancha de chocolate – roba un sencillo beso en la comisura, dudoso piensa en limpiarlo con la lengua, debía jugársela… y así fue, la húmeda lengua se encargó de quitar los residuos en Mime, este solo atinó a cerrar los ojos para disfrutar de ese tacto, tanto el chocolate afrodisíaco como sus hormonas lo comenzaban a traicionar.

 

– Debes probar la fresa – su respiración ya se notaba agitada, Sigmund asiente y recibe ahora una fresa, pero nota el nerviosismo del menor, estira la mano para coger el control remoto del reproductor.

 

– Escuchemos un poco de música mientras comemos los chocolates – cortesía del hotel habían algunos discos de música en el reproductor, Sigmund solo oprime el botón de reproducir sin seleccionar nada en especifico, pero la música que comenzaba a armonizar la habitación resultaba suave y calmada, decidiendo continuar con la degustación.

 

Un par de frutas más se entregaban mutuamente entre pequeñas risas, él mayor lo invita a bailar un poco compartiendo una de las fresas que acababa de morder Mime – ¿ Me das mi ángel? – el pelirrojo estaba por entregar el resto que aun conservaba en la mano , pero Sigmund roba del bocado de sus labios, la dulzura de la fresa y chocolate mezclado de su tibia saliva los hizo fundir en un beso demandante en el que ninguno de los dos deseaba detenerse.

 

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– Bastardo imbécil ¡ No te imaginas lo que sentí! – Camina Siegfried exhalando como un toro directo al de cabellos cortos y rosáceos, las manos fueron directo a sus mejillas para sostener su rostro, sus bocas chocaron hambrientas, con fiereza lo toma de las caderas para cargarlo, con una de las manos arrasa lo del escritorio para botarlo al piso.

 

– Mi Alpha no sabes cuanto te extrañe – mordisqueaba su boca desesperado, sus manos buscaron arrancar la camisa de su amado para poder tener acceso a besar cada centímetro de su piel, lamer ese tatuaje de dragón que tanto le excitaba.

 

– Albe… Alberich – jadea cuando este succiona la tetilla de donde pende su piercing  – te voy hacer mío – posesivo lo toma del cabello y lo estampa boca abajo contra el escritorio, fuerte e intenso tal como estaban acostumbrados a hacerlo.

Climb on board

We'll go slow and high tempo

Light and dark

Hold me hard and mellow

 

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Los besos comienzan a recorrer el cuello de Mime, mientras este solo se deja querer, disfrutando cada una de las caricias que esas manos proveen a su cintura. Lentamente fueron colándose en la camisa del embarazado, rozando con ternura ese vientre ya un poco abultado, Sigmund se hinca frente a él, solo para dejar un par de besos en la protuberancia de 4 meses de gestación, levantando más y más la camisa hasta que esta cae al piso, los besos continuaron su recorrido por todo el abdomen hasta llegar a la clavícula –Ángel… no haré nada que no quieras – susurró tratando de darle confianza, este solo asiente con un movimiento de su rostro, cierra los ojos y respira profundo.

 

– Sigmund… yo… – se pierde por momentos en la mirada celeste, sus manos temblorosas llegan al par de botones de la camisa del médico – quiero que me hagas el amor – avergonzado por atreverse a pedirlo se sonroja, ante ese gesto, Sigmund termina por ayudar a un nervioso Mime a desabotonarse la camisa, los pechos de ambos se notaban con respiración bastante agitada, para aliviar los nervios del menor, le da una cereza mientras deposita un par de besos en los hombros, distrayendo de que vuelva sentirse avergonzado cuando se quitara el pantalón y a su vez lo ayudara a retirar del chico esa prenda.

I'm seeing the pain, seeing the pleasure

Nobody but you, 'body but me, 'body but us

Bodies together

I'd love to hold you close, tonight and always

I'd love to wake up next to you

I'd love to hold you close, tonight and always

I'd love to wake up next to you

 

Lo acorrala hacia la cama, sin dejar espacio entre sus cuerpos, comiéndose a besos, usando de pretexto él quitar las migas de chocolate de sus bocas, ambos en ropa interior, pero esta ropa no es suficiente para ocultar la dureza de sus miembros erguidos, desesperados por hacer contacto piel a piel.

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Arranca el pantalón de Alberich con todo y ropa interior, ese panorama lo tenía totalmente excitado, besa sus glúteos y los muerde arrancando profundos jadeos en el incógnito “jefe” , este se apresura para terminar de desnudarse, con ambas manos separa sus nalgas – Vamos metemela amor… dame duro– ruega por fundirse en la lujuria de esos brazos.

 

Siegfried escupe su mano para usar la saliva de lubricante, untandola en la abertura expuesta de  su amante, introduce dos dígitos en movimientos circulares y posterior agita su pene embadurnando con saliva – Apriétame la verga – jadeante pide Siegfried una vez que de jalón empuja su miembro en el interior de Alberich, al que no da tiempo para acostumbrarse a la invasión, comenzando a embestir fuertemente, y tal como Siegfried lo pidió, este contrae su entrada para absorber más la hombría tratando de estrangular esa carne caliente en su interior.

So we'll piss off the neighbours

In the place that feels the tears

The place to lose your fears

Yeah, reckless behavior

A place that is so pure, so dirty and raw

Be in the bed all day, bed all day, bed all day

Fucking in and fighting on

It's our paradise and it's our war zone

It's our paradise and it's our war zone

 

Pillow talk

My enemy, my ally

Prisoners

Then we're free, it's a thin line

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Con mucho cuidado lo recuesta en la cama, lo mira con intensidad antes de recorrer sus caderas deslizando con calma el  boxer que cubre su intimidad, hace lo mismo con su ropa, con pena dirige el menor su vista a la pelvis de su amado,  encontrándose con un miembro bastante hinchado y enorme, Sigmund se da cuenta de cuan asustado estaba –  No voy a lastimarte ¿ confías en mí? –  susurra muy cercano a su rostro.

 

–  Si… confio en ti –  respondió jadeante, rodeándolo con ambos brazos su cuello, buscando más de esos besos que lo desarman por completo, su cadera buscaba fricción contra la del embarazado que aún tímido se dejaba hacer, ardiente su hombría disfrutaba de los roces con el pene del mayor, permitiendo se acomode de mejor forma al separar más sus piernas para envolver las caderas del otro.

I'm seeing the pain, seeing the pleasure

Nobody but you, 'body but me, 'body but us

Bodies together

I'd love to hold you close, tonight and always

I'd love to wake up next to you

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_

 

Sobre el escritorio ya descansaba la espalda de Siegfried embelesado observando su bello cuerpo sentándose en sus caderas, sin miramientos toma ese grueso miembro en sus manos para dirigirlo en su abierta entrada dispuesto a seguir gozando todo lo que no pudo durante casi un año, lo que más lo movía actuar de forma ardiente era borrar cada caricia que él estúpido mocoso le había dejado a su amado Siegfried, él podía conseguir sacar de la mente de su Alpha al insípido adolescente, así tuviera que usar la fuerza y matarlo con sus propias manos.

 

Con agilidad lo toma de la cintura para bajarlo de su regazo y detener sus subidas y bajadas tan impúdicas sobre su virilidad, la siguiente posición a colocarlo fue en cuatro, solo que esta vez al dar las embestidas lo toma del pecho para enderezarlo  y besarlo gustoso sintiendo su espalda en su pecho.

So we'll piss off the neighbours

In the place that feels the tears

The place to lose your fears

Yeah, reckless behavior

A place that is so pure, so dirty and raw

Be in the bed all day, bed all day, bed all day

Fucking in and fighting on

It's our paradise and it's our war zone

It's our paradise and it's our war zone

 

Su cuello era delgado, con facilidad podía cubrirlo con la palma de su mano, los jadeos eran más intensos y se ocupaba él ojiverde de darse atenciones en su carne rígida. Siegfried no quería que ese reencuentro fuera así de simple, deseaba llevarlo a otro nivel más, así que lo toma del cuello tal como lo visualizó segundos antes y comenzó apretar, lejos de oponerse Alberich, simplemente se dejó llevar, excitándose al subir la adrenalina de ser asfixiado.

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La cercanía de su rostro permite a Mime tocar con sus labios la cicatriz debajo del ojo de Sigmund, éste sorprendido se quedó quieto, con mucha ternura depositó un par de besos, tal acción relaja a un tenso Sigmund que había tenido en ese instante un leve recuerdo de cómo adquirió la cicatriz en su cara.

 

Devolverle esa grata acción era lo menos que podía hacer, lentamente quita el guante de la mano derecha, el corazón de Mime se acelera, pero  poder sentir el calor de su piel en su mano desnuda lo derrite por completo, decide desviar su rostro y cerrar los ojos cuando Sigmund retira de la mano izquierda el guante, hasta pareció irse él aire de sus pulmones, Sigmund sintió una punzada en el corazón cuando vio los dedos mutilados de su amado, ahora entendía porque tanto miedo a mostrar su mano desnuda, con fervor toma la mano y beso cada uno de sus dedos dejando sorprendido al menor, abrió los ojos de golpe, la otra mano de Sigmund ladea el rostro de Mime para que lo vea a los ojos.

 

–   Yo te amo tal cual eres… no me importa nada–   los ojos de Mime enrojecieron, por las inmensas ganas de llorar que le ocasionaba la felicidad de ser aceptado tal cual, no como siempre le había dicho Siegfried que su mano así le hacía ver asqueroso.

Decide abrazar y recorrer su espalda, sentir ese calor que emanaba su piel, mientras disfrutan de un auténtico beso francés.

 

Ya llegaba el momento de prepararlo, lo que tenía a la mano era un poco de crema corporal, toma un poco del frasco con sus dedos y se ubica en medio de sus piernas, comenzando primeramente a besar sus muslos, hasta llegar a las ingles, momento de distracción que disfrutaba el pelirrojo que separa aún más las piernas.

Paradise, paradise, paradise, paradise

War zone, war zone, war zone, war zone

Paradise, paradise, paradise, paradise

War zone, war zone, war zone, war zone

Con mucho cuidado y con movimientos circulares estimula su ano, no pretendía lastimarlo, sino que viviera este momento placentero como el comienzo de una relación duradera, dispuesto arrancar el aroma de ese otro hombre que lo había hecho sufrir, para suplirlo con la fragancia de su piel, de sus besos y caricias.

So we'll piss off the neighbours

In the place that feels the tears

The place to lose your fears

Yeah, reckless behavior

A place that is so pure, so dirty and raw

Be in the bed all day, bed all day, bed all day

Fucking in and fighting on

It's our paradise and it's our war zone

It's our paradise and it's our war zone

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El momento esperado llegaba a su fin, con fuerza empuja la espalda de Alberich hacia el escritorio, levanta mas sus caderas y da tres estocadas más antes de bañarlo en su semilla caliente, inmediatamente de eyacular le siguió Alberich en dicha acción, manchando este todo el escritorio sin importar manchar algunos documentos que de por sí ya se encontraban todos arrugados.

 

– Eso estuvo genial  – menciona Alberich sobándose su cuello enrojecido por la estrangulación del rubio, sin embargo, no se quejó en nada, encimandose en él de forma posesiva.

 

Ya sentía la victoria en sus manos, la derrota de Mime en la guerra por el amor de Siegfried, pero este último se deja abrazar, aunque su mente parecía estar en otro lado o quizá los sentimientos de culpa comenzaban a atormentarlo.

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Cuando el glande comienza abrirse paso en su interior, se aferra a su ancha espalda, enterrando los dedos marcando su piel – No me moveré hasta que estés listo – da muchos besos en su mejilla, conocía de antemano lo bien dotado que estaba y podría parecerle al chico demasiado, sin embargo, después de un par de minutos un ligero movimiento de la cadera de Mime haciendo adentrar mas su carne, anuncia el preciado momento de hacerle el amor.

 

Las piernas de Mime sobresalen por encima de las caderas de Sigmund, buscando enlazarse más profundamente, sus respiraciones se conjuntaron vaporosas, chocando al encuentro de sus lenguas que no descansaban de la danza sensual incrementando el placer en ambos.

 

– Sig...Sigmund te quiero… te quiero tanto – no había un te amo, pero era lo suficiente para el médico despertar esos sentimientos en su amado ángel.

 

– Te amo y te juro por este amor que te protegeré… que te cuidaré… te haré feliz cada segundo de mi vida… ángel..ahh  – con delicadeza acaricia su vientre – déjame ser un padre para él –  la mano continuó viajando hasta la tierna hombría que ardía endurecida y clamaba por atenciones, agita una y otra vez hacia abajo y de nuevo arriba, verlo vibrar así lo ponía loco.

 

– más… Sigmund mmmh – apretaba los labios para no gritar de tanto placer, uno muy diferente a la rudeza de Siegfried, este lo colmaba el amor… la pasión y no solo era producto de lujuria.

 

La mano de Sigmund se llena de la semilla tibia que el menor había expulsado, parte de ella había ido a parar al abdomen sudado y marcado de sigmund que no detenía sus estocadas, esas que iban en aumento cada segundo, Mime sabía que faltaba poco, estira su mano y lo toca de la nuca para besarlo con pasión desbordada, muerde su labio e introduce su lengua, recibiendo también ese gemido gutural que acompañaba al bombeo rítmico en su intimidad, una vez vaciado de su simiente se retira con lentitud para no lastimarlo, desliza el condón de su hombría, porque pese a dejarse arrastrar por la pasión, no estaba dispuesto a arriesgar a su ahora pareja y su bebé con algún tipo de contaminante.

 

– Sigmund… ¿ me abrazas? – arrinconado en las sábanas pide eso que nunca recibió después de una sesión de sexo con Siegfried.


Ante la petición, Sigmund le sonríe y lo acomoda en su pecho no sin antes darle un beso más demostrando todo el amor que siente por él.

Notas finales:

Aca les dejo la canción que escuchaban Sigmund y Mime

https://www.youtube.com/watch?v=C_3d6GntKbk


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