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La tormenta que precede la calma por Crazyana

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Damián...

Estaba en la tienda de mascotas trabajando cuando me llamaron de la universidad, que fuera de inmediato que Enzo había tenido un accidente en el laboratorio. Avisé a Juan, el papá de Pamela, que es para quién trabajo, y fui lo más rápido que pude al hospital en que me dijeron que se encontraba. Me habían llamado a mí, porque en el expediente estaba como contacto de emergencia, lo cual tenía idea. No sabía con qué me iba a encontrar porque por teléfono no me habían dado información.

Le dieron el alta como a las diez la noche. Se había quemado ambas manos con algún ácido que estaba manipulando, parte de la cara y la cabeza. Las manos, las tenía vendadas casi hasta los codos. Le habían rasurado la cabeza, la tenía vendada junto con media cara, del lado izquierdo y el ojo izquierdo peligraba. Le daban como un par de meses para que mejorara. Estaba muy atontado por los sedantes que le habían administrado para el dolor. Le recetaron calmantes y debía llevarlo a diario a hacerse las curaciones. 
Lo llevé casi a la rastra hasta su cama, le saqué las zapatillas y lo acosté. Lo quedé mirando por un momento, aún no lo podía creer; esto iba a ser muy difícil de sobrellevar para él. Tomé su celular para llamar a los padres y ponerlos al tanto de lo sucedido, pero reaccionó y balbuceó que por favor no los llamara. Lo dejé estar, ya al día siguiente hablaría con él.

En la madrugada me despertó un grito, corrí a la habitación de Enzo para ver que sucedía. Gemía y lloraba debido al dolor, traté de calmarlo; lo cual no fue tarea sencilla, se retorcía en la cama tomándose la cabeza con fuerza. Luego de un breve forcejeo, logré darle una pastilla que le habían recetado. Cuando estuvo relajado hablé con él.

-Debo llamar a tus padres para que te lleven a casa.

-¡No! No, por favor-. Se alteró un poco-. No pueden enterarse de esto.

-...

-Te pagaré.

No entendía que demonios pasaba por su cabeza, no era una tontería por lo que estaba pasando.

-Pagarme, ¿por qué? ¿no te das cuenta lo delicado de la situación?

-Para que me cuides hasta que mejore...

-Ya tengo trabajo... y no soy enfermero, para darte ese tipo de atenciones. No sé si notaste que tienes las manos incapacitadas... y tu rostro...

-Te pago el doble de lo que ganas lavando esos perros sarnosos.

Lo miré de mala manera, amaba mi trabajo y no me gustaba que lo rebajaran.

-No.

-Por favor... tú no entiendes-. ¿Estaba rogándome?-. Si mis padres se enteran... no pagaran más la universidad y tendría que volver para trabajar en la empresa de mi padre... como un empleado más... y no quiero que me vean así.

No podía creer que, en la situación en la que se encontraba le preocuparan ese tipo de cosas, su familia podía hacerse cargo de él, no como yo.

-Está bien... lo voy a pensar y mañana te contesto.

-Gracias... ¿podrías ayudarme? Quiero orinar.

Lo quedé mirando con cara de póker. En mi mente empezaban a aparecer situaciones de las cosas que debía hacer por él, y ya me estaba convenciendo de lo contrario. Lo acompañé al baño. Desprendí el jeans y... me quedé mirando.

-Si no me bajas el bóxer, no podré orinar-. Lo dudé un momento y lo bajé hasta que su miembro quedó expuesto, a mi mente llegó la imagen de cuando lo vi, sin querer, el día anterior-... si no lo agarras, me voy a mear todo.

Levanté mi rostro para verlo con los ojos muy abiertos.

-¿Qué?...

-¿En serio?... ¡somos hombres! y estoy lisiado ¿podrías hacerlo? ¡Me estoy meando!

Tragué saliva, lo agarré sin cuidado y apunté al inodoro.

-Podrías...

-¡Ya! ¡Mea de una vez!

Mierda, había fallado... o ¿fallé yo? orinó fuera del inodoro y se mojó los pantalones. Ahora debía ayudarlo a cambiar. Le quité despacio la ropa, "oh Dios, tiene un cuerpo perfecto... ¿En qué mierda estoy pensando en esta situación? aparte de que si no fuera tan imbécil e irresponsable no estaría pasando por esto... va a ser difícil..."

Busqué solo ropa interior para que durmiera cómodo, lo observé por un momento, sentado en la cama como estaba, se veía realmente mal. De todas maneras, las vendas y el que ahora estuviera calvo, no opacaba su belleza.

Por la mañana, nos preparé el desayuno.

-Buenos días-. No recibí respuesta-. ¿Cómo dormiste?

-Uff ¡Súper!-. Por lo menos todavía podía ser irónico.

-No quisiera estar en tu lugar-. Lo dije penosamente-. Lo siento.

-Yo tampoco-... me imaginaba el dolor de la carne quemada y me sentía mal por él-. ¿Lo pensaste? ¿Me vas a ayudar?... realmente necesito que hagas esto por mí.

La respuesta iba a ser no, pero por alguna razón fuera de mi control, le dije que sí. 

Le di el desayuno en la boca, literalmente. Luego del desayuno, me pidió que lo ayudara a bañar porque antes de las diez debía llevarlo a cambiarse las vendas. En ese momento es cuando recordé el porqué, me iba a negar a ayudarlo.

-Pero primero, quiero cagar-. Hablaba de manera neutral.

...y ahí estaba la prueba de fuego "Dios, ¿En qué me metí?". Ya sabía que Enzo no podría hacer nada sin la ayuda de sus manos, pero no había reparado en todo lo que tendría que hacer por él. Mientras usaba el inodoro, yo le preparaba la ducha. Busqué algo que sirviera para proteger las vendas del agua. Me metí vestido, con remera y joggings. Me miró de arriba abajo.

-¿Tenes algún complejo con tu cuerpo, o qué?-. Ingresó bajo el agua-. ¡Mierda! ¡Está caliente! ¿¡Acaso queres quemarme lo que me resta de cuerpo!?-. Se notaba que estaba realmente sensible.

-Lo siento. Para mí estaba bien.

Cuando llegó la hora del baño, sólo me concentré en pensar en números y formulas e ignorar por completo el cuerpo que estaba enjabonando y más cuando llegó la hora de lavar lo que había utilizado un momento antes.

-Lávame bien, así va a quedar sucio-. Lo dudé un momento-. ¿Acaso te lo lavas así de mal?

Fruncí el seño, tomé bastante jabón y, con mi mente en otro lado, lo higienicé muy bien.

Terminé de bañarlo, secarlo y vestirlo; le puse una película para que no se aburriera mientras me cambiaba– no me lo creía todavía-. Me quité la ropa mojada y me di un baño rápido, solo era la mañana del sábado y ya estaba cansado. Lo preparé para llevarlo al hospital.

Me llegó un mensaje de Pamela.

<Pamela: En un rato voy.>

<Yo: No vengas. Enzo tuvo un accidente y debo cuidarlo. Después te cuento. Por favor avísale a tu papá que a la tarde no podré ir... y creo que no iré en un tiempo. Luego le explico.>

<Pamela: ¿Qué le pasó? Bueno, pero después me contas!!>

<Yo: Ok.>

XOXOXOXOXOXO

Notas finales:

Gracias por leer!!


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