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DECEMBER por STEREK141618

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Notas del capitulo:

Disfruten del capítulo de hoy.

—Esta vez sí que lo haré. —El moreno Hale seguía arrastrando las palabras. 
—Ven y bésame ya —respondió el castaño con concupiscencia en las palabras.
Cuando menos se lo esperó, los labios del moreno más deseado de la fiesta estaban puesto en su boca. Le tomaba de la cintura y su respiración estaba desatada, el calor le ofuscaba, sus movimientos eran torpes pero a Derek no lo importaba ya nada, sólo quería entregarse al placer que tanto se había empeñado por ocultar. La lengua de Derek pidió permiso a la boca del castaño, le rozaba con la punta de comisura a comisura con deleite, la boca se abrió dando a paso a la húmeda lengua del moreno. El calor iba en crescendo entre ambos chicos. Todo el mundo barulló eufóricos de nuevo al verlos, entre la multitud quien también les veía era Theo. 
—Oh por Dios —musitó Lydia alarmada, ya era inevitable. Se suponía que Theo no tenía que verles, el caos estaba a dos segundos de hacerse presente. 
—Hijo de puta —espetó Theo cuando le vio besando a su novio con tanto desenfreno. ¿Quién se creía?
Se acercó con todos sus músculos en tensión. Con uno de sus grandes brazos le separó de su novio. Puso su mano en el pecho del moreno y le empujo muy fuerte hacia atrás para después darle un gran puñetazo en la cara. La faz de Derek se deformó por unos cuantos segundos, cerró los ojos. Sin poder recuperar el equilibrio cayó al suelo con fuerza, su ropa se agitó un poco. Unos centímetros de suerte le salvaron de darse un golpe en la cabeza que tal vez le hubiera abierto el cráneo.
—¿Qué haces? —le gritó Scott con impotencia a Theo. Se acercaba a ellos casi corriendo mientras Lydia ya pasaba del castaño para arrodillarse frente a Derek.
Mas el novio de Stiles no hacía caso de nadie, sólo quería seguir golpeando a ese bastardo, un inocente bastardo, muy guapo por cierto.
—¡Stiles tienes que decirle! —gritó Lydia poniéndose frente al moreno Hale al ver como Theo se acercaba de nuevo.
—Theo… —tartamudeó Stiles acercándose sin muchas ganas a su novio—. Ya vámonos —susurró mientras le agarraba del brazo. 
El novio de Stiles se acercó al moreno sin importarle sus amigos que le protegían, sus rostros estaban muy cerca, la boca de Theo estaba a milímetros de tocar la oreja de Derek.
—No quiere verte tocar nunca más a Stiles, ¡Ni siquiera verlo de lejos! Que te quede claro. O atente a las consecuencias —coronó con un siseo. Estaba tan cerca de meterle la paliza de su vida. Y en ese estado Derek no habría metido las manos para defenderse.
Lydia negaba con la cabeza a Stiles, sus amigos estaban tan decepcionados de él. Theo regresaba con los puños apretados y la mandíbula dura como una roca, el gesto estaba serio. 
—Vámonos ya —murmuró agarrando desprevenidamente la mano de Stiles. 
Los ruidos de la casa volvían a ser animados pero ya no tanto como antes. 
—Entra —pidió entonces con un tono más relajado. Le abrió la puerta al castaño quien entró silencioso al automóvil. Apenas y podía controlar todos los pensamientos que le pasaban por la cabeza. La culpa le recriminaba a cada segundo que pasaba. 
Las calles lucían ahora tan surreales, sin sentido, ni siquiera las recordaba al pasar desprevenido junto a ellas, ningún detalle, la cosa estaba tan grave que si no tuviera ojos recordaría que estaba en una calle. Todas las luces navideñas sólo eran círculos de colores que brillaban sin preocupaciones. Ojala no fuera humano y no tuviera conciencia de sus actos.
La gran camioneta gris se detuvo frete a la casa de Theo, que no quedaba lejos de la casa de Derek. Vaya curiosidad. Un botón rojo con un triángulo prendía y apagaba en cada segundo, era el único sonido que le llegaba a los oídos. Apretó los labios, miró hacia la ventana fingiendo ver algo, todo estaba oscuro después del cristal. Nunca el chico Raeken se había puesto tan serio, sus peores miedos se habían hecho realidad.
Theo suspiró, sus manos se pusieron en su cabeza, se peinó el poco cabello de los laterales de su cráneo. Su faz quedó mirando el techo. El castaño volteaba a ver nervioso a Theo sólo unos segundos, volvía la vista a la ventana.
—Baja de la camioneta —pidió el novio del castaño con los ojos cerrados, estaba impaciente, sus dedos tamborileaba en el volante.
Stiles asintió con la cabeza, abrió lento la puerta de la camioneta. Sus pies tocaron unas pequeñas piedras, era un poco de grava frente a la puerta de Theo y los azulejos de colores beige con muchas figuras. Su pierna se estiró mucho para llegar a la tierra. Se giró para cerrar la puerta, en cuanto ésta azotó contra el móvil, volvió a dar media vuelta con un poco de tapujos, maldito equilibrio. Pero Theo ya estaba ahí, secuestrándole la mirada con la suya, no había escapatoria de algo tan profundo como esos ojos. Los brazos del casi el triple de tamaño que los de él le atraparon uno en cada lado, y las piernas se le hacían cascabeles, pero no se notaba. Esos globos oculares le ahogaban, bajó la vista a los impecables zapatos de su novio.
—Tenemos que hablar de lo que sucedió y lo sabes —dijo Theo, sin apartar la mirada de la faz de Stiles, éste sólo asintió con la mirada—. ¿Sabes? Tengo muchas cosas que quisiera decir al respecto. Y creí que ya habíamos hablado sobre Derek.
Ah sí, tal vez olvidé decir antes que Theo ya sabía que a Stiles le gustaba Derek. 
—Te besó, y se lo permitiste —continuó el chico Raeken, dolido.
Era la mitad cierto.
—¿Tienes algo qué decir? —reclamó Theo, estaba desesperado de que el Stilinski no dijera nada. Pues él sólo negó con la cabeza—. ¿Tienes idea de cuánto te amo? —Interrogó con la voz más alto, un poco más cerca del castaño—. ¿Recuerdas la vez que le dije a mi familia que tú y yo estábamos juntos? ¿Recuerdas que me odiaron por semanas? Te protegí que mi padre te golpeara y pelee con él por ti. ¿Y cuando mis amigos se enteraron? ¿Crees que fue fácil para mí hacérselo saber al mundo? Pero lo arriesgué todo, todo por ti, porque estaba orgulloso de ser tu novio. Porque un nosotros era todo lo que necesitaba para ser feliz. Y todavía pienso lo mismo hasta la fecha de hoy y lo sostengo —remarcó presionando su dedo índice en la piel fría y metálica de la camioneta—. ¿Acaso no eres feliz conmigo? Hago todo lo posible porque en ningún momento te arrepientas de estar a mi lado. Todos los días te digo cuánto te amo. ¿No es suficiente? Porque estoy dispuesto a mover cielo, mar y tierra para que no me dejes. Haré lo que sea necesario por ti Stiles.
Las lágrimas del castaño brotaban de pronto. Seguía sin mirar a su novio, quien no dejaba de hablar. Ya no podía mirar esos ojos. 
—¿No me habías dicho hace una hora que todos los días agradecías por estar conmigo? ¿Qué paso con eso? —cuestionó el chico Raeken comenzando a quebrarse—. Fue una mentira entonces… —La voz se le rompió.
—No, ¡no fue una mentira! —corrigió de inmediato, mirando por primera vez a su novio. Aunque no estaba seguro de eso, porque lo había dicho con el corazón afuera de la casa de Derek, pero ya no estaba seguro de poder decirlo de nuevo de esa forma en ese momento mismo, afuera de la casa de Theo. De todas maneras eso duraban los “para siempre” de Stiles, menos de una hora.
—¿Y por qué lo hiciste entonces? ¡Lo besaste Stiles! —exclamó con dolor, también lloraba. Hasta las costillas se sentían, dolorosas.
—Ese beso no significo nada para mí —aclaró con rapidez. No sabía qué le dolía más, negar su amor por Derek o mentirle a Theo. Ese beso había sido todo lo que él quería para Navidad. Pero Theo no podía creerle todavía, no debía—. Ese beso es todo lo que necesitaba para saber que es contigo con quien quiero estar.
Theo volteó la mirada hacia otro lado por primera vez en toda la conversación, no podía aguantar más el llanto que brotaba sin control de sus ojos.
—Mírame a los ojos —pidió Stiles con todo el atrevimiento de tocar a ese ser tan puro para obligarle a ver sus ojos llenos de mentiras—. Y podrás saber que lo que siento por ti es verdad. 
Y lo hizo, le miro con detenimiento. 
—Te creo —fulminó con muchos tonos comprimidos en esas dos palabras.
Se abrazó fuerte al castaño, escondió su cara en el cuello de éste, sollozando lo más bajo que podía. 
“¡Eres un monstruo!” escuchó Stiles gritar a Lydia a través de sus recuerdos. Sí que era un maldito. Había herido a un ángel, y le había mentido de nuevo. Abrazó también fuerte el cuerpo de su novio. El llanto de Theo ya no se oía, se había tranquilizado y gracias a Dios lo había hecho. Cada vez que el chico tomaba aire de forma brusca para sacarlo en forma de sollozas salvajes, a Stiles se le rompía algo en el pecho, le dolía. Eso quería decir que también le amaba de verdad. ¿Verdad? 
Theo se separó del castaño, puso sus dos manos en el rostro de su novio. Su boca iba a estallar, quería decir más cosas, pero sólo apretó lo más que pudo los labios. Después de muchos minutos, finalmente dijo:
—Entremos a casa.
Stiles asintió con la cabeza, su mano fría se entrelazo con la caliente de Theo y entraron a la casa sin hacer ruido. Todo estaba parcialmente oscuro. La casa del chico era realmente hermosa, y más ahora que estaba por completo adornada, cada rincón, cada detalle. Su aura de tristeza había cambiado, ahora las aguas eran tranquilas entre ellos, o al menos Theo sabía disimular entonces.
Al entrar al cuarto del chico, todo estaba bien arreglado, como siempre, pero las cosas habían cambiado. Todo tenía una temática navideña, era muy acogedor. En un mueble a la izquierda de la cama había una fotografía de Stiles con unas orejas de duende.
—¿Recuerdas ese día de Noviembre? —preguntó Theo detrás de él mientras se quitaba la ropa.
—Sí. —Una sonrisa se dibujó en su rostro, la foto había sido tomada en el centro comercial.
—Estabas muy emocionado por que fuera Diciembre —habló de nuevo. Ya se ponía su ropa de dormir. Una camisa sin mangas y unos bermudas.
—Lo sé. —Dejó la foto en la mesa de nuevo. Ahora que lo pensaba, él no tenía ninguna foto de Theo en su celular, sólo de Derek, fotos a escondidas.
Stiles se cambió y se metió a la cama junto con Theo, era una cama grande. Pero siempre dormían casi fusionados, porque el chico Raeken así lo deseaba, era una de sus cosas favoritas de la vida.
—Bueno, es hora de dormir… No te puedo pedir que olvides lo que pasó hoy pero… Me gustaría que no volviéramos a tocar el tema —pidió Stiles quien se acomodó mejor junto a su novio, con la mitad su cuerpo sobre el del otro, le miraba a los ojos. Claro, ¡para él era tan fácil! 
—Lo que mi castaño pida —aceptó Theo acariciando su cabello—. Mañana vas a ducharte, apestas a alcohol —bromeó, sin embargo ni siquiera olía mal, más bien no olía a nada.
—Te amo Theo.
—Te amo más Stiles. 
Siempre sincero. 
El castaño tenía muchas cosas que debatir, las dejó en la papelera de reciclaje para poder dormir. Ya se solucionarían solos sus problemas. Pero Theo no podía ni siquiera mantener los ojos cerrados por más de dos minutos. Veía un punto fijo en la penumbra, acariciaba el cabello de su novio. Lo abrazo fuerte contra su pecho.
—No quiero que me dejes nunca Stiles. No sabes cuánto me dolería. Me mataría por dentro más de lo que crees. Yo no puedo vivir sin ti. Eres el amor de mi vida. Y no sólo eso, tú eres mi todo y sin ti… —tragó fuerte—. No tendría nada… —susurraba con las lágrimas brotando de nuevo de sus globos oculares. 
Besaba la cabeza del castaño, su amor era puro, algo así como la sangre de un unicornio. No importa que las hormonas ya no se segregaran en su cerebro después de muchos años, pero siempre le iba a querer. Era lo mejor de su vida. Y Theo sí que era un príncipe azul de la vida real.
Después de muchos minutos diciendo cosas como las que había dicho se quedó dormido.

 

DEREK ESTABA EN SU CASA, ya era de mañana y había terminado de adornar por su propia cuenta. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba confundido? 
—Mira Derek, sé que necesitas llenar el vacío que dejó Paige dentro de ti. Pero con Stiles no. ¿Sabes lo importante que fue para él ese beso? —cuestionó Lydia.
—No —respondió mientras bebía de su agua de manantial, sentado con la mirada perdida sobre una caja de cosas navideñas.
—Mucho. Yo no debería de decir esto. Eres la dependencia de Stiles. Quiero lo mejor para los dos. Y para Stiles más que nada. Él se puede aventar a lo idiota cuando se trata de estos asuntos sin ponderar las consecuencias. Si dejo que esto siga, no sólo él saldrá perjudicado, sino tú, y también Theo. Ni siquiera le conozco pero puedo deducir que él le ama más de lo que tú podrías. Theo le amaría toda la vida. —Hizo una larga pausa—. Tú no lo harías —severó y por primera vez le miró (a Derek) con odio por haber enamorado a su mejor amigo.
Recuerda con perfección la conversación. Cogió su mochila con cosas que había preparado. No había dormido ni un poco desde la fiesta de ayer, aun limpió toda la pintura del tercer piso cuando trepó por el esqueleto intentando tomar algo de la parte más alta. Se cayó y toda la pintura se vertió sobre él. 
Se quedó en la sala un momento, esperaba que a Stiles le gustara como había quedado la casa.

 

STILES DESEPERTABA con los brazos de Theo envueltos en su cuerpo. Habían dormido de cucharita después de las tres de la noche. Habría sido perfecto sin tan sólo nevara en California, bueno… Sí nevaba en California, pero no en esa parte de California, de hecho en toda su vida no había vivido una Navidad con Nieve. Había pasado gran parte de su infancia y adolescencia en Florida y lo que restaba en California. 
Su celular vibró sobre la mesita de noche su lado, al revisar tenía un mensaje de un número desconocido.
—Veámonos esta noche Stiles —decía el mensaje.
—¿Quién eres? ¿Derek? —escribió rápido con muchas dudas surgiendo en su cabeza.
—¿Derek? No. Soy el hombre del antro —respondió el otro.
—Ni siquiera sé tu nombre.
—Ya lo sabrás amor.
—Pues no quiero, y no me llames así. Es más, no me vuelvas a hablar. 
Llegó otro mensaje, uno tras otros, pero todos los ignoró. Apagó el teléfono. Cerró los ojos y suspiró, se acomodó mejor en la cama, tapándose hasta la nariz con el gran edredón. 
—¿Quieres una taza de chocolate caliente con pan? ¿Ponche de frutas quizás? Ayer lo hicimos mi madre y yo —habló de repente Theo, abrazando más a Stiles, oliendo su cabello. 
—No, bueno sí, pero quiero ir yo por él. Siempre haces que me sienta tan inútil —comentó Stiles con verdad en las palabras.
—¿Y no lo eres? —Eso también era verdad.
—Cállate, no lo soy —rió el castaño esperando a que le dieran el sí.
—Ve entonces —aceptó Theo dejando ir a su castaño, no soportaba dejarlo lejos y sentir el calor irse con él.
El castaño se levantó de la cama, se fue el baño, se lavó la cara y después salió poniéndose las pantunflas de su novio. Tocó el pomo de la puerta.
—¡Stiles! —gritó Theo muy alto.
—¿Qué pasó? —preguntó girando un poco su cuerpo para ver al chico.
—Te Amo —confesó sincero, mientras hacia un corazón con las manos.
—Yo igual Theo —respondió con una sonrisa, al hacerlo recordó lo del día anterior, apostaba todo su dinero a que Theo también lo recordó.
Salió de la habitación. Caminó por el pasillo, dio vuelta a la derecha y se encontró con la sala y la cocina. El barullo de voces que escuchaba se acabó y todos los ojos de la estancia veían a Stiles con una cámara de zoom de miles de pixeles. 
—Hola Señora Raeken y… —Se detuvo al ver a un grupo de mujeres reunidas alrededor de la barra de la amplia cocina. 
—Hola Stiles. Te presento a las tías de Theo, mis hermanas —habló Cara con el cabello ondulado de las puntas hasta los hombros, se acercó a el castaño. 
Había cinco señoras, unas más grandes que la madre de su novio y otras menores, pero sólo por unos meses, seguro.
—Te las presentaré en este orden para que sea más rápido. De izquierda a derecha. Ella es Camelia, la mayor. La que sigue es Candance. Ella es Carmen, mi gemela de diferente bolsa en el útero, menor que yo por unos segundos. Casia es la penúltima y Catherine es la más joven, tiene veintitrés años —culminó la madre de Theo presentando a cada una—. Hermanas, él es Stiles Stilinski.
—¿Stiles Stilinski? ¿Qué clase de nombre es ese? —cuestionó la mayor que ya usaba lentes para ver de lejos.
—¿Y por este chico Theo se volvió homosexual? —preguntó Candance haciendo un gesto de desaprobación. 
—Yo creí que era más guapo —comentó Carmen mirando aún con escrutinio al chico.
—Yo igual —la apoyó Casia asintiendo con la cabeza.
—¿Te dan de comer en tu casa hijo? —le interrogó Camelia tocando uno de sus brazos. Stiles dio un respingo, estaban demasiado cerca de él de repente.
—Está muy escuálido. ¿Qué habrá visto Theo en él? —indagó Carmen con su cara muy cerca de Stiles. 
Todas examinaban cada milímetro al chico, como si fuera un nueve especie de animal de raíces desconocidas, que tenía que ser forzosamente sacrificado para fines científicos.
—Pues yo creo que es lindo —soltó la menor de todas, la única que estaba callada y se había quedado atrás de la barra.
Todas las hermanas alrededor de Stiles la miraron como una araña con patines. Regresaron la vista al chico.
—Pues es más alto que Theo —dijo entonces Casia.
—Además tiene más color —opinó Carmen. 
—Y va en la prestigiada escuela CalArts —habló la madre de Theo después de estar once minutos en silencio.
—Ya van a dejar de ver a mi novio como si fuera su nueva víctima de laboratorio —exclamó Theo a los lejos. Se puso detrás de Stiles, sus manos las colocó en la cadera del chico y le besó el cuello—. ¿Ya desayunaste? —preguntó sólo mirándole a él.
—No, me presentaron a tus tías —dijo con nervios—. Por cierto, mucho gusto en conocerlas a todas. 
Las tres más jóvenes respondieron de la misma forma, el resto no dijo nada. 
—¿Ya llegaron las tías? —preguntó un niño de trece años viniendo de un pasillo.
—¡Titán! —gritó Carmen al ver al penúltimo hermano de Theo venir hacia ellas, era el favorito. 
—Hola tía —saludó como si nada pasando de largo y yendo con el castaño—. ¡Hola Stiles! —exclamó el preadolescente chocando puños—. Denme de comer. 
—¿A ti que te parece Stiles, Titán? —preguntó Camelia viéndolo con detenimiento.
—Él es… —giró para verlo de nuevo—. No estoy muy acostumbrado a ver a Theo abrazando hombres en las mañanas, siempre eran chicas… ¡Pero Stiles es genial! Todas las novias de Theo me caían mal, eran más superficiales que una Barbie. 
—Bueno sí tú lo dices entonces… Stiles. ¡Bienvenido a la familia! —aceptó con júbilo Candance. 
Stiles se sonrojó un poco y sonrió, mientras Theo volvía a besarle el cabello y las orejas de felicidad.

 

YA CAMINABA A CASA, casi eran las cinco de la tarde, se la había pasado toda la tarde ayudando en la cocina junto a las tías de Theo para la cena de Noche Buena. 
—¿No te quedas? —preguntó Theo con insistencia mientras le soltaba la mano con desgane.
—No… Es que Lydia, Scott y yo somos como una familia. No puedo dejarlo solos. Sólo serían ellos dos… —explicó el castaño mirando a su novio a los ojos.
—Bueno, te amo mucho —dijo como últimas palabras.
—Yo igual te amo Theo —respondió de la misma forma, mientras le daba un caluroso beso. Ambos se sonrojaron cuando escucharon los murmullos y risitas de las tías mientras les espiaban.
El camino a la casa de Derek tan sólo quedaba a unas tres calles de la casa de Theo. Se extrañó cuando llegó a la fachada, había un automóvil de un desconocido. Al entrar a la casa se encontró con un hombre mirando los bambús del jardín de Derek.
—¡Qué sorpresa! ¿Vives aquí? —preguntó la persona que estaba parada de espaldas a la puerta de entrada.
—¿Hombre del antro? —interrogó Stiles con mucha sorpresa.
¿Sería Stiles capaz de cumplir su promesa con Theo? ¿Qué pasaría si no pudiera controlar a su animal sexual que tiene adentro? 
—Tenemos algo pendiente Stiles. Llámame Peter, amor —respondió el otro, girando y mirándole con chulería.

Notas finales:

Hola, pues quería decirles que no me había planteado escribir una secuela de esto pero... Verán, este trabajo fue por completo improvisado y de hecho es el más superficial y desorganizado que hecho, si lo hubiera empezado a subir en Noviembre tal vez... Ya lo hubiera terminado pues la última fecha de entrega era el 31 de Diciembre, era un capítulo de mil palabras diario, sencillo. Pero surgieron algunas cosas y pensé que ya que mis planes valieron mierda; Pues quiero hacer la historia más larga pues soy de las personas que se les da hacer historias largas y maximalistas. Por lo tanto ya tengo una precuela, porque no pude hacer un fanfic navideño y si lo continuo en DECEMBER no tendría nada que ver, pues la historia va a cambiar un poco... Saludos jaja. 
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