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DECEMBER por STEREK141618

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Ambos rieron encantados. Cuando bajaron de las escaleras, le vieron ahí de pie en el comedor, a un lado de la mesa. 
—Stiles —dijo Derek caminando hasta él. Su ropa constaba de una gran chamarra verde oscuro y unos pantalones holgados militares verde olivo, y unas botas cafés que le hacían verse unos dos centímetros más altos. 
—Derek… —musitó el castaño mientas el joven Hale le estrujaba entre sus brazos con fuerza. Los ojos del castaño se abrieron más de lo acostumbrado. Derek dejó su rostro oculto por un buen rato en el cuello del de ojos whisky.
—¿Estás bien? —preguntó el moreno viéndolo a los ojos después de un buen rato. Sus pulgares se instalaron en el rostro del chico, especialmente en las mejillas.
—Sí… —Derek estaba, muy raro. Esa forma tan atenta de ser sólo la tenía con Lydia.
—Pensé muchas cosas pero… Ya estoy de vuelta en casa, nuestra casa —respondió con entusiasmo el moreno, mostrando de forma más amplia esos adorables dientes de conejo. 
¿Acaso Peter tenía razón? ¿Derek ya no le dejaría? ¿Pero sería para siempre? ¿Stiles podría dejar a Theo quién le esperaba en casa? De cualquier forma no quería arriesgarse a perder a Theo, sí le amaba. Aunque ahora tenía dos casas.
—¿Dónde estabas? —preguntó la chica Martín con los brazos en forma de olla. 
—Estaba con mi tienda de campaña en el parque, a cuatro calles de aquí —explicó, su expresión había dejado de ser tan seria, ahora parecía más abierto a cualquier cosa—. Ese parque sí que me enseñó cosas.
—Sólo pasaste ahí unas horas —comentó Stiles con el ceño fruncido.
—¿Y qué? Hice unas cosa llamada meditación —habló caminando hasta donde estaba el refrigerador. Metió ahí unas bebidas y después volvió con los chicos.
—¿Quieren unas cervezas? —preguntó con los embaces en las manos.
—Bueno —dijo Lydia, no había tomado como se merecía el día anterior.
—No estoy muy seguro —respondió inseguro el castaño con las manos jugueteando entre ellas a la altura del pecho. Habían pasados muchos días sin no alcohol. Se estaba preocupando de caer en un nuevo vicio. Ya no había días de sobriedad.
—Vamos Stiles, te encanta la bebida. ¿Me vas a decir que no esta vez? —cuestionó acercándose a él con el brazo extendido. Daba pasos pequeños.
—Prometí decirte que no cuantas veces pudiera —pensó con los ojos muy abiertos y la mirada fija en la belleza del chico Hale. Daba pasos grandes hacia atrás. 
—Stiles —insistió de nueva cuenta, cada vez parecía más cercano. 
El cuerpo del muchacho Stilinski chocó contra una columna dentro de la casa. Ojalá esa misma columna hubiera amortiguado su casi caída aquel día, del beso.
—Bueno —aceptó con los labios apretados, extendió su mano temblorosa hasta el moreno. Sus dedos se tocaron, normal, pero no para ninguno de los dos.
Ese roce, había sido caluroso alrededor de la bebida fría y clara soleada. Su mano se mojó y humedeció con las gotas de agua a baja temperatura. Odió eso, se habían llevado el calor proveniente de la mano de Derek. 
—Oigan ¿y Scott? He llegado a extrañar su molesta presencia —admitió el moreno quien al girar vio al otro moreno entrar por la puerta. 
—Ya llegué ¿me extrañaron? —preguntó el chico con una bolsa grande Doritos Nacho (con salsa) sostenida por sus manos.
—Debo admitir que un poco —habló Derek saludando con la mano al muchacho McCall—. Toma. —Le dio su cerveza, no había bebido de ella aún. 
—Gracias —dijo sonriendo con signos de interrogación a los costados de su cabeza—. ¿Lydia qué le hiciste? —preguntó sentándose en el sillón más grande frente a la pelirroja.
—Yo no le hice nada. Dale las gracias al duende mágico que se encontró en el parque —bromeó Lydia risueña mirándolos a todos mientras reían.
—Sólo hubo un duende en mi cabeza todas las horas que pasé afuera de mi casa. —Y le tocó un hombro a Stiles, le miró de reojo. El castaño se estremeció ante el sorpresivo tacto y dio un pequeño respingo. 
Scott se dio cuenta de eso, le dirigió una mirada a Lydia quien les miró con gesto sospechoso pero no dijo nada más.
Stiles tenía tan cerca a ese moreno tan deseado por su alma. Derek lo apretaba contra él, su brazo se extendía sobre los hombros del chico y se reía con él. 
—¿Ibas a ir a algún lado? —preguntó el muchacho Hale al ver la mochila de Stiles recargada a un lado de la columna frente a la escalera.
—Algo así —musitó el castaño evitando verle a los ojos, no quería perderse en ellos, debía tener fuerza de voluntad. Sus sueños gritaban dentro de él para que le correspondiera el tacto al moreno, al no hacerlo ardían. Pero la parte consciente de Stiles estaba muy tranquila dentro él, sabía que haría lo correcto, sólo tenía que salir de esa situación tan incómoda. Y tan esperada a la vez.
—No puedes irte —reclamó Derek con las palabras muy cerca de su cara—. Hoy, Navidad, quería que todos conviviéramos juntos. Para eso somos los mejores amigos.
—¡Sí vamos a jugar! —exclamó con los brazos arriba Scott. 
—¿A qué jugamos? —preguntó Lydia.
—A la botella, pero ya saben, de quitarse ropa —propuso el moreno McCall mirando a la pelirroja quien sólo esbozó una sonrisa y puso los ojos en blanco.
Stiles rió nervioso ante las palabras tan inoportunas de su amigo. Su celular vibraba dentro de su mochila, tenía una llamada del ansioso Theo, pues llevaba media hora de retraso. Además, la última vez que habían jugado eso, las cosas no habían salido muy bien en lo absoluto, si no hubiera estado tan drogado hubiera llorado toda la obra de teatro, pues fue antes de la gran obra de teatro de Noviembre pasado. 
—Mierda… —susurró el castaño mirando como su celular vibraba a través de la tela rejilla.
—Bueno, no podemos jugar a eso. Pero sí al de verdad o reto. ¿Qué les parece? —interfirió Lydia poniéndose de pie junto con Scott para sentarse en el espacio libre entre el árbol de Navidad y la mesa de centro. 
—Ya qué —fanfarreó Scott decepcionado y enojado, a punto de sentarse en el suelo junto con la chica.
—Sí mejor —contestó rápido y fuerte Stiles, tenía una idea.
Derek se quitó la chamarra y la puso en la silla. Debajo de ella había una remera de cuello en “V” color azul marino, los brazos grande del moreno lucían mejor, de seguro la prenda era una talla más pequeña, quizás dos.
Scott se sonreía con la muchacha de cabello rojo. Stiles le jaló del brazo y se lo llevó hasta la cocina.
—¿Dónde está la botella de vodka que trajo Peter? —interrogó algo desesperado, con la mano aun apretando el brazo de su amigo. 
—La tiré, estaba adulterada esa cosa —respondió el moreno con el gesto más que fruncido. 
—¡¿Por qué lo hiciste?! —gritó el castaño menequeando al McCall con mucha fuerza. 
—No es cierto —rió de miedo—. Planeaba hacerlo porque así, pero no me había acordado de llevarlo a cabo—explicó con el aire circulando de nuevo por sus pulmones.
—Qué bueno —suspiró también aliviado, sacando el aire lento con la cabeza gacha y la vista dirigida a los zapatos de Scott.
—¿Para qué la quieres? —preguntó curioso mirando ladino al chico—. ¿Vamos a drogarnos? —interrogó con los ánimos muy altos, sonreía.
—No. Pero esa cosa sí está adulterada —susurró con cautela—. Tiene una cosa que causa alucinaciones y adormecimiento, en altas dosis la muerte.
—Con razón, ayer que nos la diste, todo era tan brillante y gracioso, me pareció una eternidad aquello —relató el moreno con la mirada en el techo con nostalgia.
—En realidad fueron casi treinta minutos —repuso Stiles con rapidez.
—¿Y qué hiciste con Peter? —preguntó el moreno con inocencia, para después darse cuenta—. ¿Por qué no me lo dijiste? 
—¡Shhh! —Stiles se puso un dedo en la boca intentando callarlo—. Eso no importa ahora. Tengo que dormir a Derek e irme de aquí. 
—¿Por qué? ¿Sabes? Creo que ahora sí te quiere, y no sólo como amigo.
Stiles apretó los labios.
—Ya sé.
—Entonces ¿por qué quieres irte? 
—Porque… —El de ojos whisky se quedó callado después; soltó a Scott y se sentó sobre la barra mirando sus pies—. Lo amo y quiero estar con él, por eso me voy. Seré más feliz si estoy con Theo —respondió con firmeza. 
—Creo que debes ser feliz con quien quieras Stiles, estás siendo egoísta contigo mismo —dijo Scott poniéndose frente a él, recargado en la lavavajilla.
—No. Theo no se merece que le haga esto y…
—Estás con él sólo por agradecimiento, por amarte tanto. Pero sí quieres que las cosas se arreglen no debe de ser de esta forma. ¿Cómo te lo explico? No puedes hacer que nadie salga sin heridas de esto, es demasiado tarde y te has enredado en metros y metros de alambre de púas. Es mejor que lo cures ahora y te dejes de rodeos, o sino, los tres van enredarse tanto que… —Scott se detuvo al ver como los ojos del castaño se fijaban en él, esperando la sentencia—. Que no saldrán vivos. Aunque no literalmente claro. —Y rió para calmarle.
—Por eso. Me quedo con Theo, me merece más que Derek.
Scott se quedó pensando, se sintió idiota.
—Sí es cierto ¿verdad? Qué imbécil soy. Bueno, yo te apoyo en la decisión que tomes. De ninguna manera voy a dejar que ese cabrón Hale te haga llorar otra vez —prometió con seriedad y determinación. Derek le había hecho llorar más de una vez en el año.
Stiles le dijo su plan a Scott y ambos salieron de la cocina con dos botellas de alcohol. 
Derek y Lydia reía, ya sentados frente al árbol de Navidad. Scott se sentó a la derecha de Derek y Lydia estaba a su izquierda, Stiles se colocó en medio de sus amigos, frente al moreno de ojos verdes.
—Hemos llegado —dijo el castaño con una sonrisa.
—¿Por qué tardaron tanto? —preguntó Derek, pero sólo veía al castaño. 
—Las botellas, no la encontrábamos —respondió Scott por el chico, suficiente nervioso ya estaba. Ambos se repetían el plan en la cabeza.
—Entonces… Yo giro la botella —se ofreció la chica pelirroja, tomando la botella vacía de una cerveza entre sus dedos largos y pálidos
Sólo era cuestión de tiempo para que tocara Scott con Derek o Stiles con este y esperar un rato más para poder salir huyendo de ahí con las patas quemadas.
—Bien Lydia y Scott —exclamó el castaño aplaudiendo—. Manda Lydia.
—Bueno, escoge ¿verdad o reto? Te doy la oportunidad —dijo ella sosteniendo la mirada.
—Verdad.
—Okay… ¿Cuándo vas a dejar a tu novia? —pregunto ella mirándolo con petulancia. El castaño y el moreno de ojos verdes hicieron una exclamación.
—Bueno Lydia, no porque tu novio Jackson te haya dejado por la fama internacional no quiere decir que yo vaya de dejar a la mi novia —contestó retador el chico mientras reía, después a esa risa se le sumo la de Stiles. No era un tema muy gracioso, Lydia había perdido a su pareja y Derek a su mejor amigo. Aunque ella ya tenía un novio temporal. 
—Muy gracioso —reclamó ella insatisfecha.
Scott giró la botella algo rápido.
—Stiles y Lydia, manda Lydia —dijo Derek mirando a los dos chicos.
—Parece que sigo teniendo el poder —exclamó ella poco sorprendida, era natural. Se colocó una mano en la barbilla, mirándolo como a un esclavo, a un ser inferior. Stiles temía que ella le fuera quemar entero—. Dime… ¿qué es lo que realmente sientes por Theo Raeken? —la habitación se quedó en silencio, todos estaban expectantes a la respuesta.
Stiles puso su mano derecha en la llave de la casa de Theo que colgaba de su cuello en una cuerda de tenis negra, era muy valiosa para él, no quería hablar de su novio actual frente a Derek. La pregunta había sido hecha en un maldito caldero de maldad, pero bien pudo haber sido peor. 
—Bueno, sí lo quiero, subrayado —dijo después de pensarlo mucho tiempo, en esa palabra se comprimían todos sus sentimientos—. Él es muy especial para mí pues, ya sabes, me ama, lo amo. Me ha cambiado la vida para bien, y es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, además, su familia me adora, al menos sus hermanos y su madre.
Derek se puso tenso. Tampoco había sido la respuesta que la chica pelirroja esperaba. Stiles puso a girar la botella y está se detuvo en los dos morenos de la casa.
—¡Yo mando! —gritó emocionado uno de ellos.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó el otro.
—Toma un shot —Hizo una pausa para coger la botella entre sus manos—. De esta cosa.
—Bien —aceptó el más grande encogiéndose de hombros. Las cosas estaban saliendo mejor de lo que esperaban.
Derek se sirvió y se lo tomó de golpe. Después se sirvió otro más.
—Derek no tomes de más —advirtió Stiles, no quería que Derek tomara más de una dosis de aquel alcohol adulterado.
—No te preocupes por mí —dijo él y le giñó un ojo. Stiles sintió que su plan era una mierda, si el moreno quería estar con él, debía dárselo. Pero ya era tarde.
—Reto cumplido y superado —clamó Scotty con entusiasmo. El castaño volteó a ver a la chica Martín, su mirada era tan toxica que incluso ella podría resultar herida.
La botella la tomó Derek entre sus dedos y le tocó mandar a él, con Stiles.
—Toma dos shots de la misma botella que yo, está fuerte —ordenó sin dejar de verlo a los ojos. Un shot de Vodka solo ya era bastante fuerte para la boca.
—¡No! —exclamaron al unísono los amigos del castaño, era de vida o muerte, Lydia ni siquiera sabía del plan pero se hacía una idea.
—De acuerdo, de acuerdo —aceptó el moreno de ojos verdes algo extrañado.
Lo que nadie sabía era que la segunda botella tenía el doble de alcohol que la primera. Stiles aceptó el reto y tomó dos, aparte en el transcurso del juego ya se había tomado dos cervezas. Su garganta ardía, pero ya se sentía, conectado; aunque en realidad se estaba desconectando. Giró la botella y la cayó con Lydia y Derek.
—Te haré una pregunta sencilla y quiero que respondas con total sinceridad —dijo la chica con voz clara—. ¿Qué es lo que sientes por Stiles? 
Esa pregunta ya también se había hecho la última vez que jugaron, en Noviembre, y la respuesta había sido tan cruel que la inocente persona que la formuló se había arrepentido tanto. La habitación se quedó en silencio una vez más. El de lunares se sintió incomodo, no era parte del plan. Scott volteó a mirarlo preocupado pero éste, miraba el suelo, ya esperaba una respuesta cruel, esperaba un cuchillo en el corazón, esperaba la muerte. 
—Bueno, pues… Tengo muchas cosas que decir al respecto —habló serio, su rostro incluso parecía sombrío, ya venía la parca—. La mayoría de las cosas que sentía por él eran por completo, negativas creo que todos los saben —seguía hablando con total naturalidad, como si no importara abrir viejas heridas. Se acercó mucho al chico, se puso literalmente en medio del círculo, y tocó el rostro del castaño para girarlo y que le viera a la faz—. Stiles voy a ser lo más claro y minimalista que pueda. No quiero abrumarte si digo muchas cosas. Hice muchas acciones malas en el pasado, lo sé. Pero en estos días me he preguntado a mí mismo, la misma cuestión que me hizo Lydia. Y ahora qué, sé la repuesta, quisiera decirte que, eres un chico hermoso, por dentro y por fuera. Me gustas mucho. Tus ojos, tus pestañas, tu nariz, tus labios, tu cuerpo que te queda a la perfección. Tu carisma, tu alegría inagotable, ese sarcasmo y manera de decir las cosas. Son maravillosas.
”Muy adentro de mí sabía que tú me querías, pero de sólo pensar en eso la idea hacía que se me revolviera el estómago, era imposible. Pero ahora sé lo que tu novio ve en ti. No puedo creer todo lo que te hice tanto tiempo, pero sé que te quiero más de lo que pensé, y juro que podré amarte más de lo que Theo te ama. Y aquí frente a todos, aceptó que he quedado hipnotizado por ti y todo lo que eres. Ya no quiero dejarte nunca, es la verdad. 
”No necesito nada más que tú ahora, quiero que me acompañes cada día con cada sol de tus ojos, y cada noche con la luna de tu sonrisa. Yo pongo mi corazón a tu disposición de ahora en adelante, sólo es cosa de que lo aceptes. Por lo tanto… —La visión se le estaba borrando, perdía la conciencia aunque sus palabras eran toda la verdad—. ¿Quieres ser mi novio Stiles? —Le tomó las manos entre las suyas. Los ojos del castaño se estaban anegando en lágrimas—. Por favor —rogó por primera vez, puso una de sus manos en la mejilla caliente del chico de ojos whisky y la acarició. 
Éste respiró hondo, cerró los ojos, sólo era cuestión de esperar un poco más. Tenía muchas quejas y palabras atoradas en su garganta, entre ellas un ansioso “Sí” como respuesta. 
Cuando abrió los ojos, las luces del árbol de navidad brillaban más que nunca, por el agua en sus ojos, y Derek, él ya había quedado noqueado. 
—Ya Stiles, es hora —dijo Lydia poniendo su mano en la espalda de su amigo. Éste apretaba fuerte entre sus manos la de Derek. 
El castaño la miró a los ojos, y asintió con brevedad. Se puso de pie mientras Scott recostaba al otro moreno en el suelo con cuidado. Stiles cogió su mochila y se puso frente a sus amigos.
—No le digan donde estaré —habló alto el castaño con fuerza de nuevo, o bueno, actuándola.
—No —respondieron los chicos.
Entonces Stiles miró a su moreno, pues era suyo en el corazón. Había añorado tanto ese momento, las palabras sin duda habían sido mucho mejores de lo que esperaba. Debía decir que sí. Se agachó.
—También me gustas, pero debiste darte cuenta antes. Aunque yo te amo todavía y mi corazón también es tuyo. —Le besó los labios con cariño—. Ahora es una relación imposible.
Con esas palabras que le rompieron la mente, caminó hasta la salida de la casa. La noche ya se había instalado. Las lágrimas se salían de sus ojos, y un pequeño sollozo se le escapó de su boca, se la tapó con la mano. Caminó las calles que hacían falta hasta la casa de su novio Theo, se le habían hecho una eternidad entre respiraciones rápidas y sin control. Tocó la puerta con el celular en mano. Theo abrió la puerta en pijama.
—¡Cariño! —exclamó contento, pero su gesto cambió después de ver las lágrimas del castaño. Sólo un foco sobre ellos les alumbraba en toda la penumbra nocturna—. ¿Qué tienes? —preguntó sosteniendo su cara entre las manos. 
—Pensé que, no sé. —Miró a otro lado—. Nunca más te iba a ver, se sintió feo y llegó de repente.
Theo rió y abrazó a su chico entre sus brazos.
—¿Sólo por eso? Ay Stiles. Ya estás aquí conmigo, no llores más —susurró en su oreja—. Conmigo, para siempre. ¿De acuerdo? 
—Te amo Theo —respondió el otro con una sonrisa mirando sus ojos.
—Yo también te amo Stiles. —Y le dio un beso en la frente.

Notas finales:

Hasta ahora creo que las cosas han ido subiendo de tono con un poco de lentitud pero... Desde aquí ya no. El caos se acerca.


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