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DECEMBER por STEREK141618

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THEO YA ESTABA MÁS QUE LISTO, sólo estaba esperando, ya era tarde, cerca de las nueve de la noche, bueno, no tan tarde. Ansioso. Tenía una pequeña caja entre las manos, era de unos seis por seis, azul marino aterciopelada, brillante por cierto.

—Déjame ver —dijo su madre frente a él—. Es hermosa —aseguró cuando la vio, la tomó entre sus delgados dedos para poder examinarla más de cerca.

—Lo sé...

—No ¿es demasiado apresurado? —preguntó ella—. Esta tradición sólo es cuando llevas un año de relación como mínimo y estás por completo seguro.

—Es que, en pocos días es año nuevo y quiero que el año que viene empiece y marque un nuevo inicio entre nosotros, por fin juntos de forma definitiva —explicó con emoción, a pesar de todo lo que había sabido, de la conducta extraña de Stiles, le había hecho dudar.

Su verdadero Theo lo había encerrado con una venda en los ojos y una cinta en la boca muy dentro de él. No quería preocuparse de nada, todo tenía que ser perfecto.

—¿Las cosas ya están listas? —preguntó el chico de nueva cuenta, sin dejar de ver la caja que ahora estaba en sus manos de nuevo.

—Sí, todo —afirmó la madre sintiendo emoción y orgullo de su hijo, nunca pensó que sería tan pronto, y tampoco con un chico, pero Stiles era un buen muchacho, o al menos eso creía...

—Bien, pues será mejor que vaya... —Se puso de pie y miró a su madre con preocupación—. ¿Debería esperarlo? O ¿que llegue vea todo y después aparezco?

—Como tú quieras, pero sugeriría que vea primero todo y después parezcas tú, es un acto vanidoso pero ya verás como todo se aprovecha mejor —apuntó tomando de las manos a su hijo—. Todo saldrá bien, te vez apuesto.

—Está bien. —Y respiró profundo.

STILES TOMÓ UN SOBRE, que había sido tirado frente a la puerta de la casa, era bastante sencillo pero con un sello rojo. Leyó todas las letras que estaban en la parte delantera de la carta, al principio creyó que era una broma. Las palabras que destacaron en su mirada eran estas:

En Juilliard School estamos orgulloso de hacerle este comunicado a usted señor Stilinski. Nuestros caza talentos lo han visto actuar en la última obra que actuó en su actual escuela CalArts, y hemos decidido hacerlo parte de la comunidad Juilliard. Por lo tanto usted tiene una beca para estudiar con nosotros, sólo hace falta que se presente en nuestras instalaciones antes del 15 de Enero del 2016 para terminar los trámites necesarios para su inscripción.

Atentamente: Joseph W. Polisi. Director de Juilliard School.

Estaba muy sorprendido, nunca se lo habría imaginado, pues su promedio académico era atroz. Leyó la carta una y otra vez, ni siquiera creía que era real. Tal vez no era real, sólo una farsa, la leyó una última vez. Juntó un poco más las cejas. Decidió guardar la compostura, respiró hondo, estaba muy emocionado, pero, no le diría a nadie hasta asegurarse de que fuera algo de verdad, no quería ilusionar a nadie y tampoco a él mismo.

—Oye —dijo una voz bastante cerca, a sus espaldas.

—Hola Titán —saludó Stiles siendo bastante amable cuando le vio, siempre lo era con los hermanos de su novio.

—Sí —respondió seco con mirada severa, desde hace unos días el chico empezaba a ser algo cortante con él—. ¿Es de tu amante? —cuestionó con una mirada muy seria en esa faz de niño. No era feo el mocoso, era tan bien parecido como su hermano, pero con el aura de poder matar a quien fuera.

Stiles rió con nervios. Sus hombros se agitaron, sus dientes estaba apretados.

—No, es de cosas de la escuela, me sorprende que haya llegado aquí... —Se quedó pensando, como si no hubiera sido lo suficientemente sospechoso, también había llegado a la casa de Theo. En CalArts, en sus expedientes, la dirección de su casa era la antigua, de donde lo habían corrido.

—Stiles —le llamó la madre de su novio, desde el pasillo.

—Mande.

—Theo te espera en la azotea —le informó ella con las manos entrelazadas a la altura de su abdomen—. Te ves guapo.

—No sé qué ha se deba todo esto ¿sabe? —respondió con una sonrisa él mientras caminaba.

—Sólo sube.

Y así lo hizo, subió las escaleras, todo el camino había sido adornado por pequeñas velas aromatizadas, olor a vainilla. Al final de dos pisos de escaleras, llegó hasta la azotea, o más bien, era la terraza del tercer piso. Había una mesa larga en medio junto al balcón que daba la vista había la piscina. Sus ojos brillaron, todo era beige y dorado con rojo, las telas de color hueso sobre la mesa, las velas altas sostenidas por delgados postes de color oro. Y flores noche buena sin tallos.

—Stiles —le habló la voz más maravillosa escuchada en su vida, siempre le había oído en muchos momentos, pero justo en ese, fue tan hermosa.

Volteó a ver hacia dónde provenía aquel mítico sonido. Le observó ahí, era la ropa más arriesgada que había visto en su vida, completamente roja -como la de Santa Claus-, con un estilo de gala.

—Theo, te vez guapísimo —susurró Stiles aún sin comprender la situación en la que estaba, le abrumaba, era mágico—. ¿Qué es todo esto? —preguntó señalando a su alrededor.

—Es la cena especial —nombró el chico mientras se acercaba su novio—. Es una tradición en la familia Raeken, y sólo se hace una vez, cuando estás seguro de que estás con la persona correcta.

El castaño no pudo evitar sentir como su corazón se rompía y explotaba, o más bien era la sensación de sentir que su corazón quería abandonarlo pues lo hacía sufrir mucho con sus decisiones estúpidas.

—Eres maravilloso —bramó Stiles acercándose a su novio tan rápido como sus piernas le permitían, le abrazó con mucha fuerza para poder besarlo.

—No, sólo soy un buen novio que ama con todo lo que es a su pareja, así es como lo siento, incluso de una manera más orgánica —le murmuró con la cara muy cerca de la otra mientras le veía a los ojos, le besó los labios de una manera rápida pero cariñosa.

—No. Es verdad, eres lo mejor, yo soy muy estúpido, todavía no he sabido valorar todo lo que tengo, y tú eres todo de hecho. —El tono de su voz empezaba a resultar cortado por el llanto.

—No llores mi castaño amado, no me importa, sé que tú no has hecho nada malo, y me amas tanto como yo te amo, a ti. —Le limpió las lágrimas pocas que goteaban de aquellos hermosos ojos con los pulgares y después le dio otro beso mientras le abrazaba—. Siéntate, te serviré la cena.

Stiles se sentó, viendo la mesa, larga, Theo se sentaría del otro lado. El novio vino con los platos en las manos y le sirvió la entrada a su chico. Era algo bastante sencillo pero muy sabroso, espagueti con albóndigas.

—¿Lo hizo tu madre? —preguntó Stiles empezando a comer.

—Me dijo cómo hacerla, ella quería que hiciera platillos de alta cocina francesa pero le dije que quería escoger todo, después ella se ofreció a hacer esos grandes platillos pero una vez más le dije que no, que todo lo iba a hacer yo mismo, con mis manos y esfuerzo, para ti, amor —le confesó y le miró a los ojos con ese mismo gran sentimiento que le tiene ligado al castaño.

—Debiste dejar que lo hiciera ella, apuesto a que hubiera sabido mejor —bromeó el de lunares.

—Oh, entonces estas diciendo que no te gustó —exclamo con una mano en el pecho en forma de exageración.

—No, sólo bromeaba te quedó exquisito —aclaró Stiles mientras reía, el otro le siguió la corriente, bueno, mejor dicho, también rio con él.

Fly Me To The Moon sonaba en el fondo con delicadeza.

Definitivamente, cuando estaban juntos, todas las preocupaciones se iban.

Y MIENTRAS ESCUCHABA R&B SUCIO, y limpiaba los platos de más con un trapo poco aséptico, Derek había acabado de hacer la cena. Sopa de fideos con unos cuantos jitomates que había hallado en la nevera. Unos huevos estrellados con un poco de sal y cebolla seca. Arroz blanco con unos granos de elote que había encontrado en uno medio mordido. Y jugo de uvas con un poco de vodka –de Peter- para simular vino. Hizo uno de sus mejores esfuerzos en la vida para hacer esa comida con tan pocos ingredientes y además también que supiera bien, el arroz apenas y lo había salvado.

Se dirigió al cuarto, había limpiado cada rincón y puesto sabanas limpias. Se acostó en ella practicando alguna posición, para verse más sensual sobre ella, intentó ponerse las sabanas sobre el cuerpo, o que la mitad de él fuera tapado hasta la cadera. Mientras lo hacía, miró hacia el pequeño librero que tenía frente a la cama, más bien al pie de ésta. En él había unos libros de tamaño pequeño, y además de unas libretas, detectó un destello peculiar en ellos, uno que no había visto nunca. Era una luz roja parpadeante. Se levantó de la cama hasta que sus manos fueron retirando las libretas y pequeños libros, miró uno que no era para nada un texto, era una grabadora, conectada de manera casi oculta en un enchufe.

—Stiles eres más enfermo de lo que creí —dijo mientras sonreía.

El castaño les había grabado teniendo sexo, o al menos eso pensaba, pero en realidad, no había sido él, había sido el dueño del antro más afamado del pueblo, la persona que se había acostado con Stiles en Navidad y prestado un auto a Derek Hale, el hombre que tenía entre sus folders el nombre de la tía más pequeña de Theo, Catherine Raeken y ésta a su vez era hermana de una famosa conductora de un reconocido programa matutino. El ser que había colocado esa grabadora en el cuarto de Derek, había sido Peter Hale.

—ENTONCES... —empezó Theo mientras metía su mano derecha en el bolsillo de su pantalón—. Quiero darte algo. Antes de que digas algo. Quisiera que no te quejaras de que tú no trajiste nada y así, porque siempre lo haces. No es necesario que me hayas traído algo. Lo sabes.

—Bueno... —contestó Stiles no muy convenido, sentía todo lo que le había dicho su novio y quería reclamar.

—Con esto, yo te digo a ti, que quiero que estés conmigo hasta el día en que te pida matrimonio Stiles, esto es como un, pre matrimonio —bromeó Theo con la caja entre sus dedos. La puso a la vista de Stiles, estiró su brazo hasta la mitad de la mesa y dejó la caja azul oscuro en medio—. Tómala.

Stiles miró primero a su novio antes de tomar la caja, era sagrada. Theo le asintió con la cabeza. Con la mano temblorosa, cogió la caja entre sus dedos, la fue acercando lento hasta él mismo. La textura, era una cosa maravillosa y brillaba en su suavidad. La abrió, era una esclava de oro dentro, ni siquiera bañada en el metal, era de oro puro hasta la raíz.

—¡Oh por Dios Theo! —exclamó sin creerlo, era la cosa más hermosa que alguien le había regalado.

Deja que te la ponga. —Se levantó y con las manos en los bolsillos se acercó hasta su novio y le puso con cuidado la esclava en la muñeca derecha—. De aquí hasta el matrimonio.

—De aquí hasta el matrimonio —corroboró el castaño besando su novio que estaba de cuclillas frente a él. Se besaron, en algo que pactaba la purificación del alma de Stiles, y llenaba a Theo más que nadie en el mundo.

—¡Ahora solo falta el postre! —exclamó el novio del de lunares—, y no, aún no esa clase de postre.

Stiles rió con la mano en la boca.

—Cuento con ese segundo postre —aseguró con la sonrisa casi tatuada en el rostro.

—Eres tan lindo —dijo Theo al ver la adorable sonrisa de su novio, se fue al pequeño cuarto donde tenía toda la comida ya hecha y sólo la calentaba con el microondas.

Cuando Theo fue hasta la cocina, su celular vibró, se detuvo con los postres en las manos, ya casi iba salir, decidía pensar en si ver en su teléfono en ese mismo momento, o después. No podía ser una cosa tan seria. ¿O sí?

Después de ponderarlo un buen tiempo, dejó los platos en una mesa de plástico blanca, y sacó su teléfono. Un mensaje de WhatsApp había arribado a su aparato. De un número desconocido que había llegado como una caballo negro con el jinete de las desgracias. Un video se estaba descargado, unos casi sesenta megabytes pero fue rápido, la portada del video le llamó la atención, la foto de unas personas desnudas.

Theo salió con lágrimas en los ojos, su caminar era muy errado y su respiración demandaba el aire de las montañas y océanos más salvajes.

—Theo ¿qué sucede? —interrogó el castaño levantando la cabeza más y clavando la vista en su novio—. Theo —le llamó una vez más poniéndose de pie.

—¿Qué es esto? —preguntó con los ojos brillando por las lágrimas que se escurrían hasta sus zapatos y la nariz llenándose de mocos. Le puso el celular cerca de su cara, el video se reproducía, en él, un muchacho estaba sobre de otro hombre teniendo sexo y minutos después la toma de otro video del mismo muchacho durmiendo sobre otro diferente al anterior—. Dime que no lo hiciste, que no eres tú. ¡Dímelo por favor! —clamó con un gritó muy grande, desesperado por una respuesta que le diera el favor, todo se le estaba yendo de las manos, en cualquier momento iba a caer desmayado.

Stiles abrió la boca muy grande, podía mentir y lo sabía, pero al pensar en esa posibilidad, su mente se mató a sí misma, no podía hacerlo, no a Theo, no más, ya no lo iba a hacer, estar con él por medio de una mentira que encubriría todos sus pecados.

—¡Lo siento...! —chilló Stilinski también llorando.

Entonces Theo no pudo más, el teléfono se le cayó de las manos hasta el suelo de azulejo, se desarmó en un sonido estrepitoso, igual que el corazón de Theo. Cayó de rodillas al suelo, sus rodillas se golpearon, se llevó las manos al corazón. Los chillidos y gemidos del chico eran desgarradores, al parecer nunca antes se había enamorado de alguien como lo había hecho con Stiles, ¡le había dado una esclava de oro! Y no sólo era por el precioso metal sino lo que significaba. Sentía que toda esperanza se había ido en el mundo, y estaba destinado a sufrir por el resto de su vida.

Stiles comenzó a caminar hacia atrás con los ojos muy abiertos y también con lágrimas.

—¿Qué sucede? —preguntó la madre el chico destrozado, ella había subido por las escaleras al escuchar el llanto de su hijo.

Sin embargo, Stiles no dijo nada, chocó con brusquedad contra la mesa tirando las velas sobre la tela prendiéndolas en fuego. La miró con los ojos llenos de terror, caminó sin pensar hasta la salida, bajó las escaleras y sin darse cuenta, ya estaba en la calle con la mano en la frente; intentando recordar cómo había llegado hasta allá, vio la mirada de Titán, el chico le odiaba.

La puerta del auto de Peter fue cerrada de golpe, la llave giró de una manera estrepitosa, el gruñido gutural del motor se hizo oír alto con furia. Las lágrimas salían de sus ojos. Las alas de un ángel habían sido cortadas, y cada miembro funcional de su cuerpo había sido cruelmente amputado, sólo hasta ese momento alguien le había abierto los ojos aquel maravilloso ser que ciego había vivido por seis meses en un paraíso falso, ya despierto, se dio cuenta, de que ahora sólo era carne, se había quedado fuera del paraíso, y nunca más iba a volver a ser como antes, ya nunca más iba a poder regresar.

El fuego de la mesa le iluminaba la cara y las lágrimas, su madre le ayudaba a ponerse de pie en medio del llanto, Titán observaba la escena con dolor. Las piernas del chico Raeken no le podían sostener, sus manos temblaban, y su rostro era como una esponja estrujada.

Los ojos mojados de Stiles veían el oscuro camino de las calles, sólo las luces del automóvil alumbraban el camino de las tinieblas, ya la vida había perdido su sentido, y todo había sido culpa suya, cuantas veces no se lo habían advertido, todo el mundo, incluso él mismo. Pero siempre un algo en su interior, hacía que disfrutara de destruir todo lo que amaba, era una satisfacción, un placer oculto, tal vez algo masoquista y autodestructivo.

El automóvil costoso de Peter se detuvo frente a la casa de Derek, con Stiles y su vista perdida en el infinito, el dolor era tan grande en ese momento, que era anestésico, y no podía llorar mucho, pero dentro de poco, todo estallaría dentro de él, estaba esperando ese momento, para poder liberarse de toda su carga, de toda su pena, de todo su dolor, de él mismo. Para poder abandonarse y renacer después de mucho tiempo de dolor y fuego para eliminar a ese repulsivo ser que llevaba dentro y había causado todas las desgracias hasta el momento, incluyendo el dolor de Theo, su amado e inmerecido novio perfecto.

Salió del carro y todo se sentía muy irreal, como si no fuera su vida. Abrió la puerta de la casa, dentro todo se sentía igual, pero no había ido a quedarse, mas bien había ido por sus cosas, pensaba largarse, a donde sea que se haya ido Lydia, al parecer Derek era un ser tan malvado que no detuvo a su amiga de irse. ¡Pues él también ya se iba a ir!

—¡Stiles hice la cena como dijiste amor! —saludó Derek con sólo verlo en la puerta de la casa, ya dentro en el comedor. Se acercó hasta juntar sus cuerpos, le intentó besar en la boca pero el castaño le rechazó—. ¿Qué pasa? Creí que esta noche nos divertiríamos.

Stiles miró la cena, le abría aplaudido horas antes, pero comparándola con la de Theo, la cena de Derek era una burla, una bazofia. Se veía notablemente insípida, sencilla, y sin dedicación, tal vez la intención era lo que contaba, pero ésta había sido hecha sólo porque Stiles la cambiaría por sexo, sólo por un interés vano; en cambio la de Theo, era producto de amor puro. Las lágrimas -pocas pues su letargo de dolor apenas comenzaba- salieron una vez más.

—¿Por qué lloras? —preguntó Derek con preocupación moviéndole el mentón para que el chico le viera a la cara.

Pero Stiles no decía nada, sólo empezaba a dejarse llevar por el dolor y se mareaba, la cabeza le daba vueltas, ahora se daba cuenta de todo lo que se había amputado él solo, por un capricho temporal, llamado Derek Hale.

—Stiles dime qué es lo que tienes. —Le agarró de la muñeca, el castaño se liberó de ese agarre con fuerza, algo brilló en los ojos de Derek cuando Stiles hizo ese brusco movimiento—. ¿Qué es eso? —preguntó con gesto de como si algo apestara.

El de lunares se hizo más para atrás sin darse cuenta que se estaba atrapado entre la pared atrás, la mesa enorme a la derecha, el refrigerador a la izquierda y Derek al frente.

—¿Qué demonios? —interrogó el moreno cogiendo de forma agresiva la muñeca de Stiles—. ¿Steo...? ¿Qué mierda es eso...? —cuestionaba mientras veía con desprecio la esclava de oro con aquellas cuatro letras grabadas—. ¡Estuviste con él! —explotó Derek mirando la cara de Stiles aunque éste no le mirara y sólo se limitara a sollozar—. ¡Me mentiste! ¡Qué podía esperara si sabía qué a ese cabronazo le engañabas conmigo! ¡Quítate esa basura que tú eres mío! —ordenó mientras encontraba la forma de quitar el accesorio de la muñeca de su chico.

—¡Déjame! ¡No soy tuyo, nunca lo seré, nunca te amaré! —gritó con coraje y justo después, recibió la cachetada más fuerte que le habían dado en su vida.

El agudo sonido resonó en la casa, su rostro se giró con los ojos muy abiertos y el mundo oscureciéndose a negro sangre y rojo abismo, explotó, se quebró.

—¡Eres el ser caprichoso más despreciable que he conocido! ¡Te odio! ¡Te odio! Por tu culpa lo dejé, por tu culpa... ¡No! Yo tuve la culpa al dejar que un monstruo como tú me sedujera. ¡Eres, eres, eres...! —Quería decir muchas cosas pero el aire apenas le llegaba al cerebro.

Su rostro se incendió en llamas, sus orejas ardían al rojo vivo. Apretó los dientes mientras las lágrimas se colaban dentro de su boca y los mocos tocaban sus labios, sollozó, hasta que de repente, una manta de seda negra fue retirada de su cabeza, permitiéndole ver con claridad, el mayor error de su vida; había cambiado la felicidad eterna, sólo por algo temporal, y ahora ya nada más quedaba que el infierno. Gritó con toda la frustración que tenía, las cuerdas vocales casi fueron destrozadas. Su boca muy abierta emitía ese grito de dolor y desesperación mezclados tan fuerte, que el moreno tuvo que taparse los oídos y retroceder tres pasos. Stiles, calmó su alarido, pero no por eso se sentía mejor, nunca había llorado así al menos en sus recuerdos, ya no miró a Derek y se dispuso a salir.

—Stiles —le llamó el moreno yendo tras de él. Pero el otro chico no le hacía caso.

Derek jaló de un brazo a Stiles, con el otro le atrapó contra su cuerpo y le clavó los labios al castaño, en un beso muy forzado, pero el Stiles de sexo ya no existía más, había muerto, y Derek ya no contaba con eso. Los puños de Stiles golpearon repetidas veces los hombros del otro más grande y fuerte chico, los pies golpearon las espinillas de las piernas y la cara de Stiles se separó de la otra sólo para escupir sangre con saliva, aquella cachetada anterior le había hecho morderse el interior de la mejilla. Un rodillazo en la entrepierna fue lo que le liberó, Derek le soltó, sin embargo no cayó al suelo, sólo se mantuvo de pie conteniendo el dolor.

Al castaño se le había advertido antes, pero ignoró todas las señales. Buscaría a Lydia y a Scott, les debía unas merecidas disculpas. Las calles eran oscuras, como si se hubieran llevado la felicidad y la luz del mundo. De la sombras, terribles criaturas le miraban con los ojos muy abiertos. Huía de la casa lo más lejos que podía, queriendo quitarse la vida, pues ya la había arruinado, y no podía ya hacer nada para repararlo.

a33;a33;a33;a33;na33;Za33;a33;a33;a33;

Notas finales:

Pues no creo en Dios. Y no sé si lo del papa y su visita a mi país fue algo bueno o no... Lo que sí es que me sentí decepcionado de mi pueblo, no puedo creer que nos sigan tratando como a unos idiotas y la gente no sé de cuenta por lo tanto según mis clases de filosofía con "La Pavo", el pueblo es idiota. Sonó tan anticonstitucionalista y tan poco patrio pero... Al menos en ese sentido la gente sigue siendo tan ignorante. Nadie se gana el cielo por ir cada domingo a la iglesia si sigues haciendo mordidas a la gente del transito o si le mientas la madre a otro sujeto que conduce probablemente mejor que tú -por poner unos ejemplos simples-. Pobres niños en familias católico-romanas, no saben lo que hacen. Todos ellos creen ciegamente sin saber que han convertido de su cristianismo en practicas tan paganas como las que rechazan. En serio, tengo muchas cosas que decir al respecto pero, no quiero aburrirlos más. Yo en lo personal creo en el algunas practicas del Ocultismo y variados argumentos de la Teosofía. (La filosofía de Theo Raken :v) Pero cada quien con sus creencias. En fin. Este ha sido el último capítulo. ¡Pero! Antes de que digan algo, todavía quedan unas cosas extras que subir. Nos vemos en cuatro días. u/ Buenas vibras. Atentamente:

—Sidarta Gautama. Alias el "Buda".


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