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DECEMBER por STEREK141618

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Notas del capitulo:

Hola.

Acababa de pasar a una tienda de conveniencia, en realidad no sabía sin funcionaba o no pero ya se encontraba tomando de una botella de tehuacan. Nunca en su vida se había levantado después de una borrachera con el cuerpo tan adolorido como lo tenía en ese momento.
Mientras caminaba hasta su casa se dio cuenta de que todo se veía aún surreal a pesar de ya no estar ebrio, podía caminar una linea recta a la perfección pero su forma de ver todo ya no era igual, era como si le hubieran cambiado los ojos por unos diferentes con mucha mayor capacidad para distorsionar la realidad, le preocupaba un poco pero no le daba mucha importancia, era probable que su cuerpo se estuviera recuperando de ayer, sólo era cuestión de tiempo antes de que su cuerpo y mente volvieran a ser las de antes, o al menos tenía en fe en que eso sucediera. También hacía la cuenta de los días que llevaba viviendo así, la lista iba más o menos de esta forma en su cerebro:
→Lunes, 21: Fiesta extraña del antro con Derek.
→Sábado, 19: Solo se alcoholizó en casa.
→Martes,15: Fiesta en casa de amigos del salón de Lydia.
→Jueves, 10: Fiesta en casa de amigos del salón de Lydia también.
→Lunes, 7: Sustancias de uso recreativo.
→Martes, 1: Fiesta en casa de amigos de Lydia, la primera que habían hecho, no podía faltar.
→Lunes, 30 de Noviembre: Fiesta de amigos de su salón.
→Todo mes de Noviembre: Borroso por abuso de sustancias recreativas.
Definitivamente tenía que cambiar sus hábitos porque nunca había tenido un fin de año más traumático y agitado en toda su vida, el punto era que siempre había sostenido la filosofía de “ignora los problemas y entonces desaparecerán en algún momento” pero en el fondo sabía que los problemas sólo se esconderían, y guardarían poder para en el momento apropiado, atacarlo. Lo que más le preocupaba era que siempre pasaba más tiempo y parecía que se estaba curando de sus vicios, pero no era así, cada vez pasaba menos tiempo antes de la próxima fiesta, y hace días que no pasaba ni una semana sobrio.
Cogió una cuerda negra que llevaba en el cuello, justo en ella, había dos llaves atrapadas, una era de su casa y la otra era de la casa de Theo, el chico se la había dado para que entrara a su casa cada vez que le diera la gana, pues todos en la familia de Theo le tenían mucha confianza, claro, menos el padre de Theo quien lo acusaba de volver homosexual a su hijo querido.
Abrió la puerta de su casa y entró para encontrar que todo se había quedado como lo había dejado.
—¡Oigan chicos! ¿Están aquí? —preguntó caminando hasta la mitad de la estancia.
Pese a su llamado, nadie le contestó, y por eso mismo caminó hasta el pequeño pasillo del fondo donde estaban las puertas del cuarto de sus amigos.
—Lydia —llamó abriendo la puerta para ver a su amiga dormida en la cama, con Scott a un lado—. Qué mierda... —susurró, a veces sus amigos tenían pequeños deslices cuando bebían de más, y sólo confiaba en la fuerza de voluntad de Lydia para que no hubiera pasado lo que creía que había sucedido.
Una buena señal es que ambos tenían ropa, y Scotty estaba tapado con las cobijas muy acurrucado, mientas que Lydia no estaba tapada y tenía las extremidades dispersas por todos lados además de la cara bien pegada a la fría pared. Se acercó hasta ellos, Scott poseía labial en los labios. Se habían besado.
—Sabía que era mala idea que vivieran juntos —comentó para sí mismo pero sin decirlo en serio, era hilarante cuando Lydia nunca dejaba de arrepentirse de tener deslices con Scott.
Volteó a ver por encima de un mueble, había un megáfono.
—Qué oportuno —rio y después empezó a gritar casi a todo pulmón—: ¡¡Despierten malditos fornicadores!!
La pelirroja y el moreno no dejaban de gritar, de taparse los oídos y de retorcerse entre las cobijas.
—¡Joder Stiles quieres que nuestros oídos queden inservibles! —graznó Scott con actitud ufana, queriendo arrebatar el megáfono de las pálidas y venosas manos de su amigo.
—Ya despierten que tenemos que irnos antes de que vengan a desalojarnos —dijo el castaño ya sin el artefacto en la boca.
—Oh es cierto... —habló Lydia para después maldecir en voz baja a la ves que se levantaba de la cama.
—Entonces díganme, ¿cómo se la pasaron anoche sin mí’? —reclamó el pálido chico de lunares mientras salía de la habitación con Lydia detrás de él. Aunque en realidad no estaba muy molesto pues se había encontrado a Derek en aquel lugar la noche anterior.
—¡Nunca llegaste! —gritó Scott mientras se ponía de pie por fin, la espalda le dolía hasta la médula.
—Claro que llegué y ustedes no estaban —argumentó Stiles para sentarse sobre una caja de cartón bien sellada en la sala que además contenía su opulenta ropa.
—¡Te estuvimos esperando por horas! —exclamó el moreno con clara molestia en el tono de voz.
—¿Quieren dejar de gritar? Siento que la cabeza me va a estallar —murmuró Lydia mientras cogía su azul cepillo de dientes para poder lavarse la boca, no quería sentir el asqueroso aroma de alcohol en su pastosa cavidad.
—Terminé en un antro chicos, ustedes habían dicho que era una casa, a cuatro calles de aquí —habló el castaño con el tono de voz más bajo entonces.
—El antro al que llegaste está a cuatro cuadras de aquí sí —parloteaba Scott posicionando una mano en la barbilla para después entrecerrar los ojos—. Pero hacia la avenida Field Stream, ¡La casa a donde fuimos era hacia Mountain Miller zopenco! —gritó Scott indignado de la estupidez de su amigo. Scott era un poco insoportable en las mañanas pues el colchón siempre le asesinaba, pero era aun más insoportable cuando se alcoholizaba y despertaba en la mañana después de que el colchón le diera una paliza mientras dormía.
—Bueno pues como sea, me encontré a Derek Hale —dijo el castaño mientras sonreía pícaro, ignorando la molesta actitud que su amigo había adoptado.
—Sí, trabaja ahí —contesto Lydia después de asearse los dientes, su cabello rojo era alumbrado por la luz de la ventana junto a al fregadero de la cocina.
—¿Por qué no me lo dijiste? —interrogó Stiles hecho un escándalo mientras abría los brazos y se levantaba raudo de la caja donde estaba sentado, su expresión era descolocada.
—¿No lo sabías? —preguntó Scott sintiéndose superior por unos momentos por saber más del crush del castaño que él mismo.
—¡Pues no! —espetó Stiles un molesto y traicionado—. ¿Por qué nadie me lo había dicho? ¡Se supone que somos amigos! —reclamó de nueva cuenta.
—Me dijo que no te lo dijera, porque pensaba que te burlarías de él —explicó la chica con actitud apacible.
—Pues no lo hubiera hecho. No se siente bien cuando todos tus amigos te ocultan cosas —dijo herido.
—Bueno eso no importa de todas maneras Derek Hale no te quiere —contestó Scott con petulancia viendo su celular, eso golpeó a Stiles en el pecho.
—A ti tampoco.
—La diferencia es que eso me importa un coño.
—¡Basta de pelear chicos! Podemos hablar de todo eso después pero por ahora debemos de buscar un lugar para poder vivir, ya que no tenemos dinero ni tiempo —decía la chica concentrada en las cosas que tenía planeadas.
—Ah sí, hablando de eso... —comenzó Stiles tímido—. Ayer pasé la noche con Derek... —Y eso hizo que Lydia y Scott prestaran atención superior al castaño.
—¿Y qué pasó? —interrogó interesada Lydia.
—A eso iba pero ese idiota empezó a parlotear —señaló Stiles a Scott—. No pasó nada serio, quise besarlo pero no pude... —Quería contar toda la historia pero no tenían mucho tiempo, ya casi eran las doce y el casero estaba a punto de llegar. Ya tendría otra oportunidad—. Derek me dijo que podíamos quedarnos en su casa hasta que encontremos un lugar donde vivir —aseguró feliz mientas esbozaba una sonrisa amplia.
—¿En serio? —ladró Scott sorprendido olvidando lo anterior, él podía enojarse muy fácil pero también perdonaba de la misma manera si se trataba de Stiles. Éste último guardaba rencor cuando se trataba de Scott, pero se limitaba a tratarlo mal cuando recordaba que Scott era muy condescendiente con él.
—Sí.
—No juegues con mis sentimientos —insistió Scott poniendo una mano en su corazón.
—Que sí —afirmo el castaño empezando a irritarse.
—En serio —habló una vez más tan cercan de Stiles, que el castaño ladeó la cabeza para no oler el alcohólico aliento de su amigo.
—Que sí —siseó lento en un intento de no arrancarle la cabeza a su amigo si eso fuera posible.

LA ÚLTIMA CAJA ERA BAJADA de la camioneta de la familia Raeken frente a la casa de Derek, Stiles a pesar de todo era capaz de recordar cómo se llegaba al hogar del chico Hale. Era un día soleado y con pocas nubes.
—¿Estás seguro de qué no quieres vivir conmigo Stiles? —insistió Theo mientras traía la caja entre sus trabajados brazos. Usaba unos crocks y bermudas azules, una remera blanca de Mickey Mouse, además de lentes de sol, le gustaba verse atractivo para su novio Stiles. Colocó la caja a un lado de las otras que estaban en el suelo.
—No Theo, no quiero ser una carga para ti y para tú familia —respondió el castaño, era verdad pues no quería llegar con la familia Raeken y que lo vieran colocado o ebrio.
—¿Una carga? Pero si eres un ángel —presumió Theo acercando a Stiles hasta su cuerpo con la mano bien puesta sobre la cadera del castaño.
—Si supieran que soy un demonio —siseó Stiles para sí mismo sin embargo Theo logró escucharlo para después reír con una risa profunda y armoniosa, ornada de una sonrisa impecable y espectacular.
Theo abrazó con más fuerza a Stiles, besando su frente, aunque desde hace unos meses Stiles ya empezaba a lucir más alto que su novio.
Scott y Lydia intentaban no verse muy descolocados ante la escena.
—Claro que no mi niño castaño. —El Raeken se separó de Stiles para ponerse sólo a su lado—. Tú eres bienvenido en mi casa en el momento que desees, por eso tienes una llave —señaló Theo al pecho de Stiles.
—Lo sé y gracias por eso y también por traer mis cosas hasta aquí.
—No hay de qué cariño. —Y besó los labios de Stiles por un buen rato, los mismos labios que habían intentando besar a Derek Hale—. Bueno, nos vemos más tarde para ir al cine.
—Sí Theo.
Y el chico Raeken se fue sobre la camioneta.
—¿Por qué no me dijiste que tu novio estaba así de bueno Stiles? —preguntó Lydia casi en un grito de sorpresa.
—Te lo dije —respondió Stiles acercándose a los muchachos.
La pelirroja lo veía con escrutación e indignación.
—¡Eres un monstruo! —estalló la chica pues ya estaba trinada.
Stiles rió sinvergüenza.
—¿Y qué me dicen de ustedes chicos? ¿No pararon de besarse ayer por la noche hasta quedarse dormidos? —contraataco divertido.
—Ah pero...
—Ambos tienen una pareja también —le cortó el castaño a Scott—. Así que con su permiso. —Stiles se encaminó hasta la gruesa puerta de doble hoja de madera de la casa de Derek.
—Ah pero la diferencia es que Lydia y yo si nos gustamos pero a ti Derek ni te considera un amigo —espetó Scott.
—¡Tú no me gustas Scott! —interpeló la pelirroja con el ceño fruncido.

DEREK SOSTENÍA por los brazos a Stiles y lo mantenía lejos de un alzado Scott. Stiles quería asesinar a su amigo pues a pesar de siempre decir lo mismo, ese comentario le seguía molestando hasta el punto de hacerlo perder los estribos, era una frase gatillo.
—Bueno pues ustedes pueden ir a escoger una habitación —habló Derek dirijiéndose a los amigos de Stiles.
—¡Yei! —exclamó Lydia pues no dormiría en el parque sobre las hojas secas como tenía planeado.
—Creí que no vendrías —habló Derek a Stiles viendo como el moreno y la pelirroja subían con sus cosas por las escaleras en busca de una habitación.
—Era claro que vendría, no iba a dormir en la calle Derek —respondió el castaño.
—Pues deberías ir a buscar una pieza —comentó el de ojos verdes con picardía.
Stiles subió a buscar una habitación en el primer piso pero todas ya estaban ocupadas.
—¿Y a donde dormiré? —interrogó al moreno dueño de la casa quien subía por las escaleras hasta el pasillo del primer piso.
—Cierto... Pues en el sillón —aseguró Derek recargado en la pared blanca del pasillo.
—Oh mierda...
Pero Derek sólo bromeaba, cuando llegara la noche lo metería en su habitación de nuevo.

Notas finales:

Comenten y cosas como esas, entonces sabré si les gustas y me dura gusto continuar.


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