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DECEMBER por STEREK141618

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Notas del capitulo:

Hola, qué bien se siente actualizar... Bueno, no se siente nada xD

Abrió los ojos lento, de tan apretados que los tenía, alzó la mirada para encontrar la de Derek, quien tenía una expresión indescifrable en la cara, como apacible pero sorprendida a la vez, algo de curiosidad por tener a la persona que menos imaginaba entre sus brazos, porque le salvó de caer. La boca de Stiles estaba entreabierta, cosa que Derek no dejó pasar, la observó con escrutinio, cada detalle, cada hendidura, los diferentes colores del labio inferior y el superior; imaginó como se sentirían al tacto con sus dedos, con sus mejillas, ¿con los suyos propios? ¿Acaso se estaba volviendo loco? ¿Estaba bien hacer lo que pensaba hacer? Sam Smith daba la última exclamación de su canción “Have Yourself a Merry Little Christmas” cuando Stiles decidió arriesgarse, y se avecinaba a los labios del moreno...
Lento, veía los labios de Derek ya tan cerca, y luego le veía a los ojos para segurarse de que no se arrepintiera. Sólo unos milímetros desesperantes, la última tecla aguda fue tocada y resonó en toda la habitación cuando Derek no terminó la distancia, sino la alargó unos dos centímetros. No pudo evitar ver los ojos del castaño como pidiendo disculpas mientras la mirada de Stiles era destilaba de esos inocentes y relucientes globos oculares algo que mezclaba arrepentimiento y decepción con pocas trazas de otras cosas. 
—Yo… —empezó Derek con la boca tan abierta que parecía que en cualquier momento iba a hiperventilar. 
—No te preocupes… —murmuró Stiles sin mirarlo a los ojos, ahora su atención era más digna hacia el suelo, no merecía Derek que esos ojos le miraran otra vez, había herido los sentimientos del castaño y ¡cómo no! Todo parecía tan minuciosamente montado, que el de ojos verdes no trajera nada más en la mochila más que alcohol, que estuvieran solos en la casa adornando, que el moreno se hubiera vestido con esa ropa tan provocadora, para al final, sólo jugar con sus sentimientos. Acercarse en el último momento, para después alejarse de él. 
Derek aún tenía sus manos en la espalda baja del castaño, las retiró lento sintiendo la sensación del cuerpo del castaño perdurar en su piel. Se fue por el lado derecho del chico sin decir nada más, miraba hacia el suelo con los labios apretados, subió las escaleras un poco rápido. Se detuvo en el marco de la puerta de su habitación con el puño cerrado puesto en su frente, suspiró después de regañarse a sí mismo. 
Stiles se quedó en medio de la sala, no se había movido ni un poco. Respiraba un poco muy lento, lo sabía en el fondo, era demasiado bueno para ser cierto, le dolía en el corazón una vez más. Podía escuchar el sonido del refrigerador enfriando comida y a Scott: “¿Lo ves? Eres un pendejo. Ya no le haré caso otra vez a tus lloriqueos. Maldito gay”
—Es que él… —murmuró acabado mientras se sentaba en una silla.
“¿Quieres que te hable así?, pues te lo mereces por ser tan iluso” “Marica, no todos los hombre son gais como tú” 
Recordaba la conversación como si hubiera sido hace unos momentos atrás, siempre se recordaba todas las conversaciones que involucraban el tema “Wall-e” Scott no se sentía a gusto diciéndole cosas tan crueles, pero era necesario que le hiciera saber todas esas cosas. Todo el año Derek Hale se la había pasado rechazándole, qué idiota había sido al creer en los milagros navideños.
—Esas mierdas no existen —escupió con coraje, pero le seguía doliendo, seguía teniendo esperanzas. 
Tocó su bolsillo, en la bolsa izquierda del pantalón siempre guardaba una bolsa pequeña con cierre hermético, las cosas que ahí estaban apenas se las mostraba a Lydia. Quería abrirla y liberar dentro de su cuerpo toda esa cosa. Pero no, le había prometido a Theo que nunca más lo haría. Theo, ese chico tan bueno, ¡cómo no se había dado cuenta! Ese joven de buen cuerpo y sonrisa perfecta era su milagro. Él le había cambiado la vida y ahora que lo podía ver con claridad, estaba tan agradecido por tener de novio a un chico tan bueno como lo era Raeken. Metió la mano dentro del bolsillo, apretó la bolsa con toda la mano, con mucha fuerza, la traía consigo para probarse lo fuerte que podía ser, aunque su fortaleza no duraba más de una semana.
“Vamos Stiles, con esto puedes actuar mejor, podrás llegar a obtener los protagónicos de las obras de CalArts” “No seas nena” Por eso le molestaba tanto que le dijeran así, le recordaba el momento cuando cayó directo a los brazos de los vicios.
Apretó los parpados, mientras intentaba tranquilizarse, sacó el aire muy despacio entre los labios, sacó la mano aún en puño pero adentro de ahí no había nada, dejó la pequeña bolsa dentro de su bolsillo. El celular vibró en el mueble de Derek, se apresuró a ir por él antes de que cayera al suelo. 
—¡Bueno! —exclamó alguien feliz del otro lado de la línea.
—Hola Theo —dijo y aspiró fuerte por la nariz haciendo que sus mocos sonaran fuerte.
—¿Qué tienes mi príncipe? —preguntó preocupado Theo cambiando el aura que tenía, se acercó lo más posible a su teléfono, antes de que le atravesara el cráneo. 
—Estoy enfermo niño —habló intentando hablar lo más normal posible.
—¿Seguro? Yo quería invitarte a una fiesta, la última antes de Navidad pero si estás enfermo… —Theo sabía que no se negaría su novio. Stiles tenía fama entre todo su círculo social de nunca faltar a ninguna fiesta, y su círculo social en cada fiesta era más grande, pese a eso, Stiles sólo quería tener a Derek y a nadie. Ese inmaduro pensamiento le estaba carcomiendo, tenía que salir de ahí, de la boca del lobo, porque ahí era donde se había metido, en la casa de Derek. 
—No espera, sí quiero ir la fiesta —respondió después de lo que le pareció una media hora. 
—Bueno, paso por ti ahora mismo. ¿Estás en esa casa donde te dejé la otra vez con tus amigos no? —preguntó, se escuchaba el ruido de su camioneta ya arrancado.
—Sí aquí estoy Theo. —Stiles se rascó la parte lateral izquierda de su cabeza, recargado en el mueble donde estaba la televisión y el estéreo.
—Bueno, no tardo en llegar amor —se despidió, ya quería ver a su novio, tenía tantas ganas de abrazarlo y revolverle el cabello como a un crio, para después hacerle cosquillas y besarlo también en las mejillas y cuello, por supuesto también en los labios. 
No quería que de casualidad Derek y Theo se encontraran, sería como encerrar a un león y a un tigre blanco en una pequeña jaula peleando por el mismo pedazo de carne. Así era como se consideraba, como un pedazo de carne.
Estaba a punto de subir las escaleras pero, qué pasaría si pasaba por el cuarto de Derek. Mejor aplicó la antigua, lavarse en el lavabo de la cocina, con detergente en polvo para ropa y trastes. Se secó con la camisa del moreno, algún día tendrían que encararse.
Medio se peinó y medio dejó todo en orden. Salió de la casa del de ojos de bosque. La noche ya se había instalado en las calle del pueblo de Valencia, todas las casas de esa zona desde hace muchos días lucían adornadas, además al parecer era la zona más prestigiada de todo el pueblo, las casas eran hermosas, la gente se dedicaba mucho tiempo a hacer que su casa fuera la mejor ornada, todas menos la de Derek. 
La gran camioneta gris de los Raeken se detuvo frente a él, gracias a Dios la habitación del chico Hale no tenía ventanas hacia afuera. Theo estaba guapo ese día, bastante informal, con un pantalón café oscuro y una remera roja, le quedaba bien para ser una fiesta antes de Navidad, además tenía un hermoso gorro de Santa que debió costarle una fortuna. 
Theo bajó de la camioneta sin mucha prisa, con una amplia sonrisa y los ojos cerrados. Su cuerpo fue impactado por el de Stiles, quien le arrolló y le envolvió como a una presa con los brazos. Theo se quedó con los ojos muy abiertos pero no dejó que pasara ni un minuto, también le protegió con sus brazos.
—No sólo en Navidad agradezco que estés conmigo —mintió, pero desde ese momento en adelante planeaba hacerlo todos los días hasta que terminaran.
—Yo también te amo mi Bilinski —dijo con una sonrisa para depositar un beso en la frente. 
—No Theo esto es de verdad, yo te amo más que a nada en este mundo. Eres un chico grandioso que me hace feliz, no mereces nada malo, sino todo lo contrario. Yo… —Stiles no dejaba de hablar con las cejas muy preocupadas.
—¿Vas a cortar conmigo? —bromeó el novio del chico Stilinski mirándolo con duda y preocupación.
—Pinche tonto —susurró Stiles con una sonrisa para después besar a su novio, con pasión, alrededor de la oscuridad de la noche, alrededor de muchas luces navideñas en el fondo, alrededor de sus propios brazos, envueltos en ese beso, el más maravilloso de ellos en días. Stiles había tocado fondo una vez más con sus sentimientos, y como cualquier otro Stiles, esas promesas eran un “para siempre”.
—Vamos a la fiesta entonces —habló cuando se separaron del beso. Miró a Stiles con cariño sonriéndole con los labios mientras le acariciaba la mejilla y se la jalaba. 
—Vamos —correspondió el castaño cerrando los ojos de gusto al responder.
La camioneta de los Raeken avanzaba por el camino de las calles más bonitas del pueblo de Valencia. Su mano se aferraba a la mano de su novio con mucha fuerza, no tanta como para que les dolieran los huesos, pero si lo suficiente para que Stiles recuperara la confianza en sí mismo.
La casa en la que estaba la fiesta era sencilla, apenas dos plantas de altura, la baja y el primer piso. Por afuera la puerta estaba abierta, la música que se estaba poniendo hasta afuera ya se oía muy fuerte.
—Bueno ya llegamos —avisó Theo a su querido novio.
Stiles sin decir nada, bajó de la camioneta que se estacionó a no muchos metros de distancia de la casa. Todo mundo les veía al entrar. El lugar no era como una sala de casa o algo así, sólo era un gran espacio para meter automóviles. Había unas cuantas bocinas y no había muchas personas, pero todas eran las personas más guapas que había visto del último año. Sin duda eran amigos de su novio. En una de las mesas que estaban -en la parte más oculta del lugar- estaban muchas botellas de alcohol y refresco, había sido una fiesta improvisada, además decorada con muchos caramelos de colores blancos y rojos. 
—Theo Raeken, ¿cuánto tiempo sin vernos? —saludó una chica morena de apariencia despampanante. De cabello negro ondulado hasta la cadera, con gran trasero y abdomen plano expuesto. Stiles incluso se sintió un intimidado por ella. ¿Quién iba a querer a Stiles Stilnski cuando se podía tener a una chica como ella?, que incluso destilaba sensualidad. 
La chica se acercó a Theo con mucha seguridad en medio de una melodía muy movida, puso sus manos en el pecho de su novio, y le habló como si fuera una sensual gatubela, con los labios muy cerca de los de Theo, si hubiera tenido cola de gato, era muy probable que la tuviera acariciándola contra el cuerpo de su novio. Theo, sin siquiera voltear a ver a Stiles, puso su mano sobre la piel de la espalda baja de la chica. El castaño se sintió celoso, pero… No sabía cómo reaccionar con exactitud, por un lado le parecía bien y aun mejor, le aliviaba el hecho de saber que Theo podía ser capaz de engañarle en sus narices. Pero no fue así, Theo después de susurrar algo en la oreja de la caliente morena, se retiró tomándose su tiempo para no verse muy grosero con la chica. Después se dirigió con Stiles. 
—¿Qué pasó mi castaño? —preguntó Theo sonriente al ver el disgusto de su novio, cruzado de brazos recargado en la roja pared.
—Nada —respondió él, sonando de hecho demasiado normal. 
—¿En serio? ¿Crees que no sé qué estás celoso? —cuestionó mientras le acercaba mucho a su cuerpo con chulería. 
—Sabes que no —respondió con indiferencia, sí le ponía un poco celoso pero tenía que exagerar sino quería que Theo sospechara.
—Sabes que sí —le susurró cerca de los labios. Stiles, no se pudo resistir—, sólo soy tuyo y puedes hacerme lo que quieras —terminó separándose los labios del castaño, quien le quedó un delicioso fantasma de cómo se sentían los suaves labios de su novio.
Su beso se había convertido en algo que pocas veces habían experimentado, se transmutó en lujuria, ese instinto tan oscuro y expectante dentro de Stiles quien de pronto surgía de las tinieblas en los momentos más inesperados. Tocando las bien proporcionadas nalgas de Theo sobre el pantalón que empezaba a enojarse de permanecer en el espacio de los dos, necesitaban empezar a liberarse de su ropa antes de que resultaran más molestas las prendas. Las manos de Theo fueron debajo de la camisa de Stiles, sintiendo el calor de su piel quemarle en las yemas de sus dedos. 
—¿Me amas? —interrogó necesitado el castaño, jadeando. Siempre se sorprendía el mismo en esta clases de ocasiones, cómo podía cambiar muy fácilmente de opinión, a veces deseaba ser sólo un jueguete sexual, otras, sólo quería ser alabado y amado por todos, adorado y deseado.
—Claro que lo hago —respondió el otro completamente infectado de la energía sexual que de pronto desligaba el castaño de cada poro de su cuerpo. Era radiación moliendo su cerebro.
—¿Harías todo por mí? ¿Aun todo lo que yo diga? —cuestionó una vez más en la oreja del otro, mientras se hacía del desear. 
Mientras todos estaban en su propio mundo, iba caminando una pelirroja y dos morenos, dispuestos a romper la fiesta en algo que fuera en realidad sorprendente, cosa que sólo pasa en las fiestas de fin de año pues en Navidad la mayoría de los adolescentes de CalArts se iban a su verdadera casa en otro estado y las fiestas Navideñas no tenían muchas personas. Sin embargo no todos se iban, y la mayoría de los que se habían quedado estaban en la misma casa en la que estaban Theo y Stiles. 
Derek se puso en el marco de la puerta, seguía teniendo mucho alcohol degradándose en su cuerpo, su ropa estilo militar curiosamente tenía mucha pintura seca en la ropa, con las manos en ambos costados y con lentes de sol –en la noche- se paró imponente, con Scott McCall y Lydia Martín detrás de él.
Las personas más chismosas y ebrias estaban grabando a Stiles con sus celulares, los veían mientras sus lenguas se veían tocarse unas con otras y ni siquiera estaban ebrios. 
Derek gritó de euforia en el fondo al ver la escena, todos los presentes le siguieron el juego como borregos. Stiles y Theo se dieron cuenta de pronto del espectáculo que estaban dando. 
El castaño se separó de su novio un poco con los ojos muy abiertos apenado y sintiéndose un poco demasiado sucio por su reacción tan espontanea frente a la excitación. Pese a eso, Theo le miró con diversión, aun sus mejillas estaban rojas. Pero más rojas se pusieron las del castaño cuando vio a Derek, en la puerta, les veía. 
Stiles lo miró en silencio, su mirada estaba llena de arrepentimiento y rencor, aunque sólo era su mirada, pues su cuerpo seguía nadando sin sentido en un gran océano de amor liquido hacia Derek Hale. Aunque a decir verdad seguía muy ebrio, tantas cervezas no se bajaban tan rápido, y se dio cuenta de eso cuando al caminar, todavía se movía con torpeza. 
Se percató de donde estaba, en medio de dos depredadores, en la misma fiesta, sólo esperando a que todo llegara a una guerra entre Derek y Theo, de donde no saldría ileso. 
Theo miró al moreno, era la segunda vez que veía a Derek Hale, la primera que le veía tan cerca, a sólo cuatro metros o menos de él.
—Aguarda aquí yo iré por bebidas —susurró el chico Raeken en la oreja del castaño. Vio de reojo un momento a Derek, al parecer varios de los chicos en la fiesta le conocían por el antro donde trabaja.
Pero era una mentira a medias, Theo no era tan tonto como todos pensábamos. Se colocó frente a la mesa de bebidas, donde cualquier persona iba y tomaba lo que quería. Derek estaba bailando en el centro rodeado de chicas y algunos chicos mientras la música “dance” estaba a tope. 
Lydia al ver a Stiles parado en silencio –estaba tratando de ver al moreno y sus sensuales movimientos al bailar, en especial un movimiento de cadera que no sabía que tenía- se dirigió con él mientras Scott iba por una bebida a la mesa donde estaba vigilante Theo, de sólo ver al moreno McCall ir hacia él empezó a disimular bastante bien.
—¿Qué haces aquí? —preguntó ella a Stiles con mucha energía, empujando con ganas el hombro de su amigo.
—Pues ya sabes, mi novio me trajo —contestó un poco distante, los gritos alrededor de donde estaba Derek eran cara vez más altos.
—Lo sé, vaya espectáculo que estaban dando cuando llegamos —comentó entusiasmada mientras le daba un codazo—, Él es todo un chico caliente. 
En ese momento un barullo enorme hizo eco en la habitación cuando Derek se quitó la única prenda que llevaba en el tronco dejando ver su sexy torso.
—Sí claro —respondió dándole el avión a Lydia, Derek Hale sí que era un chico caliente, Theo Raeken estaba bueno, muy bueno, pero no era el estilo del castaño.
La misma morena que le había coqueteado a Theo ahora estaba con el trasero pegado a la entrepierna de Derek, mientras bailaban de forma desenfrenada.
—Eso sí que no lo voy a permitir —susurró pero Lydia le escuchó con claridad.
La chica pelirroja al ver la reacción del castaño abrió los ojos y se dispuso a ir detrás de él. Scott le había intentado hacer la plática a Theo, para ya saben, ser amigos, el moreno McCall había ido con buenas intenciones, desde cuando quería conocer al novio de su amigo, pero había ido en el momento más inoportuno. 
—¿Adónde crees que vas? —interrogó la chica Martín sujetando por el brazo a su amigo.
—Esa maldita ofrecida está con mi Hale, aun ya había ido con Theo en frente de mí antes cuando llegué y de eso no tiene mucho —exclamó Stiles soltándose del agarre de su amiga.
—Pero no debes de ir, la vas a… —se detuvo al sentir como la indignación empezaba a tomar control de su vocabulario—. Vas a arruinarlo todo.
—No lo creo —respondió con actitud ufana. 
Mientras tanto Theo no dejaba de ver la expresión de Scott mientras hablaba de como siempre le daban dolores de espalda. Tenía que estar vigilando a su castaño, pero su amigo –estúpido e inoportuno- le estaba quitando el tiempo.
La canción había terminado en un cierre agitado por parte de Derek y la chica, pero el moreno había reconocido esa mirada whisky que le espiaba desde lejos, tan embriagadora para él tanto como la bebida misma. Soltó a la chica y empezó a caminar desde el centro del círculo con la mirada fija en el rostro de Stiles. En medio de tantos sonidos de sintetizadores ambos se encontraron detrás del círculo, ocultos de la mirada protectora de Theo.
—Derek —habló primero Stiles.
—Stiles. 
Se quedaron así, viéndose sin saber qué hacer.
—Esta vez sí que lo haré. —El moreno Hale seguía arrastrando las palabras. 
—Ven y bésame ya —respondió el castaño con concupiscencia en las palabras.
Cuando menos se lo esperó, los labios del moreno más deseado de la fiesta estaban puesto en su boca. Le tomaba de la cintura y su respiración estaba desatada, el calor le ofuscaba, sus movimientos eran torpes pero a Derek no lo importaba ya nada, sólo quería entregarse al placer que tanto se había empeñado por ocultar. La lengua de Derek pidió permiso a la boca del castaño, le rozaba con la punta de comisura a comisura con deleite, la boca se abrió dando a paso a la húmeda lengua del moreno. El calor iba en crescendo entre ambos chicos. Todo el mundo barulló eufóricos de nuevo al verlos, entre la multitud quien también les veía era Theo. 
—Oh por Dios —musitó Lydia alarmada, ya era inevitable. Se suponía que Theo no tenía que verles, el caos estaba a dos segundos de hacerse presente.

Notas finales:

Nos vemos en el proximo capítulo, luego nos leemos. 


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