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SANANDO UN CORAZON por Orseth

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            -¿Te duele el pene cuando me lo metes?

            -No, me duelen las uñas que me estás encajando.

            -Oh…

            Draco aflojó las manos que le había puesto en los hombros dándose cuenta cuan tenso estaba, así que respiro profundo y cerró los ojos; al verlo así Harry se enderezó comenzó a besarle el cuello y a acariciarlo con una mano.

            Después de un rato, el rubio dijo:

            -¿Podemos descansar un ratito?

            -Claro.

            Harry salió de él y se acostaron quedando hombro con hombro.

            -Estás que revientas ¿verdad?

            -Algo así, pero estuvo bien que descansáramos, así también me tranquilizo –dijo Harry respirando un poco acelerado y la frente empapada de sudor- porque unas mas y me corro.

            Cerró los ojos mientras friccionaba su pene suavemente, entonces Draco lo miró y sonriendo le besó la mejilla; el auror abrió los ojos y sonriendo también lo atrajo hacia si para envolverlo en un abrazo.

            -Nunca había querido a nadie de esta manera –dijo besándole la frente húmeda- llegaste para cambiar mi vida.

            Draco sonrió complacido y después de permanecer en cómodo silencio por unos minutos, dijo:

            -Sigamos.

            -Podemos buscar otra posición si quieres ¿Cómo te sientes más cómodo?

            -mmm no sé, una en donde descanse mi espalda.

            -Podría ser… -dijo sentándose y echando un vistazo al cuarto- tengo un taburete acojinado, podrías inclinarte en el.

            -Buena idea.

            -Sí, descansarías tu torso en el taburete y aunque esta alfombrado, ponemos una almohada para tus rodillas.

            -De acuerdo, si no me acomodo regresamos a la cama.

            -Bien.

            Harry se levantó y acercó el taburete acojinado, puso una almohada en el suelo y ayudo a Draco a levantarse y a ponerse de rodillas frente al banco de madera tallada, se agacho y recargó su pecho en el, por lo que Harry se hincó atrás de él.

            -Separa las piernas -dijo acomodándose entre ellas- Ah Draco, si pudieras verte… -añadió poniendo sus manos en sus caderas y subiéndolas hasta la espalda dándole un masaje.

            -Eso se siente bien –exclamó recargando su mejilla en el cojín de flores del taburete.

            Harry masajeo su espalda por unos minutos mas mientras pegaba su pene erecto a las nalgas brillosas de lubricante de Draco.

            -¿Lo sientes? –Dijo pegando la punta a la hendidura de las nalgas- ¿sientes como se muere por entrar de nuevo en ti?

            -Sí, me doy cuenta –respondio con una risita.

            Mirando embobado el trasero del rubio, Harry apunto su pene y dirigiéndolo con su mano comenzó a empujar; se mojó los labios viendo su miembro hundirse con una deliciosa fricción en ese canal húmedo y caliente y viendo que aunque Draco se tensaba, no lo detenía, comenzó a embestirlo.

            Lo sujeto de las caderas mientras él movía la suya entrando y saliendo, pronto fue aumentando el ritmo hasta que el sonido de sus piernas chocando con las nalgas de Draco se escuchaba en la habitación.

            A Draco le dolía y mucho, pero había notado que era tal como había dicho Harry, algo en su interior había comenzado a sentirse bien conforme iba penetrándolo, un placer que iba en aumento haciéndolo levantar el culo y aguantarse lo que viniera.

            -¡Ah!... –gimió apretando los puños.

            Harry lo había notado y seguía embistiéndolo con fuerza, hasta que Draco se levanto un poco haciendo que Harry se detuviera preocupado.

            -¿Te sientes…?

            -No, sigue… -interrumpió mientras negaba con la cabeza.

            Lo que hizo fue empujar el banco a un lado y pegar su frente a la alfombra quedando totalmente abierto para Harry.

            El auror sonrió sujetándolo de las caderas y levantándoselas para seguir metiéndose con energía, haciendo temblar sus nalgas con cada choque.

            -Mañana no te podrás ni sentar… -pensó viendo como hipnotizado el ano irritado y enrojecido de Draco, quien gemía sin pudor en el suelo.

            Consiente o no, el rubio fue deslizándose por el suelo hasta quedar por completo bocabajo, Harry entonces le abrió las piernas y apoyándose en sus manos lo penetró de nuevo; eso y la fricción de su pene con la alfombra hizo que Draco pegara un grito y se corriera apretando a Harry en interior.

            Harry dio un empujón más y terminó haciendo lo mismo pues ya deseaba hacerlo desde hacía mucho rato.

            -¡Ah!... –gimio dando unos empujones erráticos mientras agachaba la cabeza intentando no caer sobre Draco.

            Cuando terminó de eyacular dentro, salió de él y se dejó caer a un lado respirando entrecortadamente.

            -Cielos… -balbuceó sintiendo sus oídos zumbar por el orgasmo- oh cielos…

            Draco permaneció acostado, con su vientre empapado de su propio semen y su corazón latiendo alocado como queriendo escapar de su pecho.

            -Me… me vine dentro… lo siento…

            Draco abrió los ojos y lo vio acostado bocarriba, todo desmadejado como si le hubieran quitado toda fuerza vital y comenzó a reír.

            -No importa, me gustó… me gusto que te hayas vaciado dentro de mí.

            Harry sonrió sin decir nada, sintiéndose muy soñoliento debido  su orgasmo, por lo que jalando una manta de la cama los cubrió  a los dos, alargó su brazo y ayudo a Draco a darse vuelta y acomodarse junto a él, lo abrazó y se perdió en el sueño.

            Draco lo siguió segundos después y ambos quedaron profundamente dormidos en el suelo.

 

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            Cuando despertó, lo primero que sintió fue el duro suelo bajo su cuerpo.

            -Oh… -gimio adolorido por haber dormido en la alfombra.

            Harry no estaba, por lo que miró a su alrededor buscándolo sin encontrarlo, intentó sentarse sintiendo una fuerte punzada en el culo, por lo que maldijo por lo bajo acostándose de nuevo.

            -¡Ah ya despertaste! –exclamó Harry saliendo del baño, totalmente desnudo y con una toalla en los hombros.

            Draco lo vio y vio el tremendo pene que aun ahora flácido tenia buen tamaño y lo maldijo por lo bajo.  

            -¿Qué? –dijo Harry secándose el cabello.

            -Tú cosa… la odio… -respondio haciendo muecas.

            -Pues mi cosa esta muy agradecida por la buena noche que le hiciste pasar –respondio riendo acuclillándose junto a él- no te desperté porque dormías profundamente ¿te ayudo a parar?

            -Sí.

            Sintiendo el cuerpo engarrotado y dolorido por la mala postura al dormir y por la cogida de Harry, Draco casi se le colgó para poder llegar a la cama.

            -¿Seguro estás bien, necesitas tus medicamentos? –pregunto preocupado.

            -Estoy bien, solo quiero un buen baño caliente para que relaje mis músculos.

            -Lo intuí, por eso deje la tina preparada, ven vamos.

            Lo ayudo a entrar al baño y a la tina y lo dejó solo para que el rubio pudiera descansar y relajarse y él se fue a la cocina a preparar el desayuno; media hora después regreso para ayudarlo a salir y a vestirse.

            -Gracias –dijo ya seco y vestido.

            -Por nada, vamos a desayunar.

            Tomando a Harry del brazo llegaron a la cocina; Harry separó la silla para que se sentara pero Draco negó con la cabeza refunfuñando.

            -No puedo, me duele el culo, no pude ni disfrutar mi baño.

            -Lo sabía, por eso prepare esto –respondio enseñándole una dona plástica- es para que lo pongas en la silla, sirve para las hemorroides.

            -Yo no tengo hemorroides pero sirve igual –respondio agradecido mientras se sentaba- ¡Auch!

            -Bueno pero valió la pena –exclamo riendo mientras le servía café- ¿a poco no te gusto?

            Draco torció la boca removiéndose en la silla.

            -Pues te diré…

            -Porque a mi me encantó… -dijo poniendo la cafetera en la mesa y colocándose a su espalda para besarle la oreja y susurrar- me fascino hacerte el amor… me encantó meterme entre tus nalgas… 

            Una sonrisa involuntaria escapo de los labios de Draco mientras un respingo hizo saltar su miembro.

            -Pero no habrá repetición hasta quien sabe cuándo –dijo muy digno- tu cosa causo estragos en mi humanidad.

            Sonriendo muy pagado de sí mismo, Harry sirvió el desayuno.

 

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            Después de un par de meses, Draco solo recibía terapia unas dos veces a la semana y lo demás eran ejercicios que podía realizar en casa solo y a veces con ayuda de Harry.

            -El programa se instalará en la mitad de los hospitales de Gran Bretaña –exclamó Ron emocionado- y yo seré el encargado de la mitad de ellos y el señor Parks de lo demás mientras trabajamos para que se lleve a cabo en más.

            -Sería una bendición –respondio Harry, sentado junto  a Draco en la oficina del joven medimago.

            -Y también un aumento de sueldo –dijo riendo feliz y orgulloso- aunque también más trabajo, pero así podremos terminar de remodelar la casa que Hermione y yo acabamos de adquirir.

            -Sí, ya la vi y es preciosa.

            -Sí, al fin dejaremos la madriguera; la extrañare pero no extrañare los gritos de mi madre cuando los gnomos se comen sus hortalizas.

            -Gracias Ron –dijo Draco- sé que lo he dicho muchas veces pero nunca será suficiente… tú y el señor Parks me devolvieron lo que nunca imagine que volvería a tener.

            -Por nada –respondio Ron satisfecho de ver a su paciente siendo una persona totalmente distinta a la que llego- mientras no dejes tus terapias, todo irá bien.

            -Lo sé, trabajo duro en ello.

            -Pero hay algo que quiero proponerte, el señor Parks y yo lo hablamos y creo que si de verdad quieres devolver algo de lo que hemos hecho por ti, podrías formar parte de un grupo de apoyo para personas que entren en el programa.

            -¿Formar parte, de qué manera?

            -Dirigiendo grupos de apoyo, tú lo necesitaste cuando estuviste aquí; aunque claro, tu caso fue más crítico, pero de todos modos las personas necesitan saber que no están solas, que hay otras personas con sus mismos males y que todo puede mejorar si no se desaniman; necesitan ser escuchados por alguien que pasó por lo mismo, saberse entendidos; claro que habría una paga porque tendrías que  desplazarte a varios hospitales y también una capacitación para saber hablar con las personas ¿Qué dices?

            Draco lo miró sorprendido por unos instantes, estupefacto por la propuesta de Ron.

            -A mi me parece genial –dijo Harry viendo a Draco.

            -¿Es en serio? –dijo al fin.

            -Por supuesto, no bromearía con esto.

            -Es que me parece increíble, como un sueño… poder ser útil y regresar un poco de lo todo lo que me han dado.

            -¿Eso es un sí?

            -¡Claro que sí! –respondio sonriendo viéndolo a él y a Harry alternantemente, como no pudiendo creerlo aun- ¿Cuándo empiezo?

            -Déjame arreglarlo, deberás tomar unos cursos de capacitación primero.

            -De acuerdo, dime cuando y aquí estaré.

 

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            Pasó casi un año en el que Draco se quedó a vivir con Harry y durante ese tiempo se dedico de lleno a su labor de apoyo en el que visitaba varios hospitales hablando con las personas que entraban al tratamiento.

            No volvió a caminar como antes del ataque; cuando iba solo a algún lugar, usaba la andadera y siempre llevaba su silla miniaturizada en una cajita en su bolsillo; y cuando salía con Harry usaba su bastón pues con la otra mano se apoyaba del brazo del auror.

            -Mira los patos, parecen pirañas con el alimento que les da ese señor –dijo el moreno cuando paseaban por el parque.

            -Hablando de pirañas, acuérdate que debemos llevar un pastel para el cumpleaños de Ron.

            -¡Es verdad, no me acordaba! ¿Vamos a comprarlo de una vez?

            -Sí, pero descansemos un ratito en esa banca.

            -¿Quieres que saquemos la silla?

            -No, estoy bien.

            Con paso tranquilo se dirigieron a una banca que estaba bajo un árbol, a unos metros del lago.

            -¡Uff estoy rendido! –Exclamó Draco- esta tarde visite dos hospitales.

            -¿Cómo va todo?

            -Bien, forme un grupo con los familiares de tres pacientes, ellos también necesitan apoyo.

            -Estoy de acuerdo , oye, en cuanto regrese Tony de una misión tomare vacaciones.

            -¿Cuántos días?

            -Dos semanas ¿Qué haremos?

            -No lo sé… bueno, tal vez si –dijo sonriendo.

            -¿Qué cosa?

            -¿Por qué no hacer el amor todo el día y quedarnos acostados?

            -¿Todo el día? –Repitió sonriendo- ¿aguantaras el ritmo de mi cosa?

            -Ya has visto que si –respondio muy ufano.

            -Esos planes me agradan.

            Se besaron un rato y luego volvieron a  mirar el lago, admirando el paisaje en silencio; entonces Harry arrugo el ceño intentando enfocar a la pareja que reía haciéndose cosquillas bajo un árbol al otro lado del lago.

            -¿Chris? –pensó entrecerrando los ojos para ver mejor.

            El chico con el que mejor había estado antes de Draco y que había terminado con él para buscar algo que en verdad le diera felicidad, estaba riendo en el pasto mientras un joven de cabellos castaños le hacía cosquillas, después se tranquilizaron y comenzaron a besarse ante la mirada reprobatoria de un par de ancianos que pasaban por ahí.

            Harry sonrió al verlo tan feliz, sabía que el chico merecía eso y más y deseándole en silencio lo mejor, se fueron de ahí.

 

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            Una semana después, siendo casi las nueve de la noche, Draco ajustaba un cinturón de seguridad a la escoba en donde estaba sentado, la cual se apoyaba en un soporte diseñado para él por Harry.

            -Listo.

            -Bien –respondio Harry ajustándose una bufanda al cuello.

            Con una patada, ambos despegaron al cielo tachonado de estrellas.

            -¡Hace frio! -dijo Draco volando a un lado de Harry.

            -¡Sí!

            Volaron elevándose cada vez más hasta que la ciudad fue un manto de luces multicolores.

            Harry volteó y miró a Draco mirar hacia abajo sonriendo feliz, con las mejillas y la nariz rojas por el frio; el rubio sintió la mirada y volteo verlo también.

            -Estás aquí… conmigo –dijo Harry tendiéndole una mano enguantada.

            -Sí –respondio acercándose y tomándola- y gracias a ti Harry.

            -No, no me agradezcas… no lo necesito.

            -Pero debo hacerlo, debo hacerlo cada vez que el corazón me lo pida… darte las gracias por devolverme a mis padres; darte las gracias por no cerrar los ojos y darte la vuelta cuando viste la puerta de esa habitación.

            -Y mira lo que me encontré… la persona que amo con todas mis fuerzas, la que me impulsa a seguir adelante, la que me enseñó a no darme por vencido a pesar de lo adversa que pueda ser la vida.

            Draco sonrió y se acercó para darle un beso, beso que Harry correspondió poniéndole una mano en la nuca; después se separaron y miraron el oscuro cielo que se abría ante ellos.

            -¿Seguimos? –dijo Harry.

            -Seguimos.

            Y los dos se perdieron en la noche estrellada, disfrutando la vista de la ciudad iluminada que ignoraba ser vista por dos almas gemelas que por fin respiraban libertad.

 

 

           

FIN

                                                                                   

 

 

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Notas finales:

Y asi terminamos, mis musas y yo les damos las gracias x habernos acompañado en este bello viaje ¡hasta la proxima!


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