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Sin Libertades por Polaris

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Notas del capitulo:

Buenas noches.

 

espero que esten festejandole a su madre quienes esten en territo mexicano y las que no, pues... vayan y abrazenlas, ellas no ocupan un dia del hijo para recordar que tienen uno.

 

-¿Alguien ha sabido algo de Damian? – Pregunto Dick, cansado de que de repente nadie nombrara a su pequeño hermano ciego y Omega desaparecido hacía semanas - ¿No hay nada en Facebook? – Pregunto a Tim que seguía viendo los valores de la torre financiera desde su portátil - ¡Tim!

 

-Para variar la prensa no está sobre nosotros, déjanos disfrutar, Dick – Mordió su galleta de canela – Debe de estar haciendo lo que los Demonios hacen en sus días libres.

 

-¿Quemarse al sol?

 

-Hablaba de torturar inocentes pero también funciona – Alzo los hombros – Jason, no creas que no le diré a padre sobre tu discusión con Queen.

 

-¿Qué discusión? – Cuestiono el mencionado. Ya había olvidado lo movido que eran sus desayunos en familia - ¿Jason? Te dije que no causaras problemas, que no negociaras, que no follaras con la hija de un cliente, que …

 

-¿Todo eso? – Arqueo su ceja Dick – Es más fácil que le digas lo que si puede hacer.

 

            Jason le arrojo un pedazo de fruta a la cara. Al menos Dick se calló.

 

-No hice nada malo – Se excusó – El chivato habla del encontronazo con la Reina del drama Queen Oliver – Bruce le reprendió. No podía llamarle así a sus compañeros de armas, aunque si fueran unas reinas del drama – Sólo le deje en claro que no pienso lo mismo que él sobre Roy.

 

-Arsenal – Confirmo Bruce y Jason asintió – El Omega que está comprometido con Rasha Ghoshal el Hindú comerciante de los huesos – El nombrecito le dio mala espina a Jason – Un Alfa de mucho poder adquisitivo, hijo. Rasha tiene pozos petroleros en todo el mundo, en varias penínsulas de arabia… y creo, que pudiera tener negocios de seda. No es algo que confirmara de propia mano.

 

-Para no estar interesado estas muy al tanto – Reprocho.

 

-No es común que en la Liga decidan comprometer a un Omega con un civil. A no ser que el Omega en cuestión así lo quiera. No muchos Alfas admiten que su pareja pueda ser más fuerte que ellos y a lo mejor, más inteligente. Cuando Oliver nos mencionó en una junta la probabilidad de sellar el contrato, investigue un poco. No era normal que Bruce Wayne no hiciera negocios con alguien de tan buen nombre.

 

-Júrame que encontraste cadáveres en su jardín. Que llena sus pozos con sangre y comercia con vidas humanas – Bruce negó lentamente – Dime que al menos patea a su cachorrito – Bruce volvió a negar - ¡Tiene que tener algo malo! Nadie tan perfecto necesita de alguien como Roy.

 

-¿Alguien como Roy? – Se metió Dick.

 

-Estéril – Disipo Tim - ¿Qué? No hay nada que no sepa de los integrantes de la liga o no liga.

 

-No lo divulgues – Reprendió Bruce.

 

-¿A quién le interesarían los estadios de fertilidad de un Omega millonario?

 

            El pesado silencio los envolvió.

            Justamente de eso dependían las uniones. Lo que hacía más sospechoso que un Alfa así, a todas luces semental de alma se fijara en Roy… no que el Omega no valiera la mirada y el esfuerzo de llevárselo a la cama (¿Cuál esfuerzo?) pero Jason tenía sus infundadas sospechas.

 

-¿Te peleaste con Oliver porque manejo la puja de su hijo discretamente?

 

-¡No! – Le grito a su padre – Claro que no… es decir, Queen puede hacer lo que quiera.

 

-Entonces no comprendo – Dijo Bruce - ¿Te molesta que Roy tenga Alfa? Puedes intentar competir con Rasha por Roy. Si es lo que quieres.

 

            Jason se levantó de la mesa y se fue. No tenía que soportar las pesadas bromas de su padre. No tenía nada que hacer allí. No con Roy si es que Roy estaba bien pero… la duda no se iba. Rasha era muy perfecto.

 

-¿Dije algo malo? – Bruce no entendía la actitud de su hijo.

 

-No te preocupes, pa – Siguió Tim – Jason está tratando de averiguar si Roy es su Destino pero como no ha podido encajarle los colmillos, no está seguro. Esa sería la única manera de saber si su sospecha es correcta.

 

-¿Reclamando a Roy? – Dick odiaba eso. Jason no sería capaz de reclamar a Roy para sacarse la duda… ¿Qué harían después, cuando se dieran cuenta que no eran Destino? ¿Jason botaría a su Omega de Contrato o se lo quedaría? – La vida es una putada.

 

-Vocabulario, Dick – Reprendió Bruce.

 

-Yo nunca dije que fuera justo – Tim termino su café y agarro su mochila – Tenemos que ir a la escuela. Tengo examen a primera hora. ¿Me llevas? En la moto es más rápido.

 

-¿Qué paso con la tuya?

 

-Conner la destrozo – Confeso. Bruce arqueo una ceja - ¡Bien! Yo se la lance y Conner sólo la arrojo a otro lado.

 

-Estas peleas en pareja están llegando muy lejos, hijo – Intervino Bruce. No le gustaba que su hijo peleara así con el Alfa. Conner demostraba ser un niño scout aun con la furia que había en su interior, Clark lo había educado bien, pero Tim no debía de olvidar que su Alfa le sobrepasaba en fuerza y jerarquía… - Deberías sentarte  a hablar con él. Me costa que el chico lo ha intentado. La otra vez hizo que todos en la Liga se llevaran a sus pupilos a la Atalaya para entrenamiento y pudieran tener la casa de la Justicia joven para ustedes dos.

 

-No te comportes como un padre ahora, Bruce…

 

-¡Tim! – Se escandalizo Dick.

 

-¿Qué vas a saber, Bruce? – Cuestiono en completo enojo – Tú no tienes a tu Alfa Destino. Sales con un alienígena que se encapricho y ya. Por ti bien que Clark salga con otro o de repente llegue su Omega pero para mí no funciona.

 

-¿Te molesta que Kal no sea mi Destino?

 

-¡¡Es que así no te duele cuando tenga que voltear a otra parte para mantener la línea Kriptoniana pura?

 

            Bruce fingió que el jugo no se le atoro en la garganta. Fingió que la idea de Kara Sor El encamándose con Kal no era repugnante. Pero la freno a favor de no volverse loco y poder ayudar a su voluble hijo que parecía ciego. Increíble que Tim se hiciera llamar el segundo mejor detective del mundo si no lograba resolver la pequeña escaramuza en sus narices.

 

-¿De dónde sacaste esa idea? – Tim se sonrojo – Dudo que Conner tuviera las pelotas de decirte que embarazaría a su Tía – Dick se arrepintió de no haberse terminado su desayuno rápido y que su salón de clase decidieran cancelarle las primeras dos horas a sus profesores. Deseaba escapar de casa – Porque para empezar Conner no es un Kriptoniano puro.

 

-No es el punto.

 

-Y por su bien espero que no se acerque a Clark – Amenazo – Será una niña pero ya es una Alfa en forma y lleva las de perder en una pelea Alfa. Kal es malo con los desafíos. Le ponen de mal humor.

 

-¡¿No estas entendiendo?!

 

-Sí, Tim, lo hago – Dijo – Eres tú quien no parece verlo. Kara no puede tocar a Conner…

 

-¡¡No es a Conner a quien quiere!! Directamente – Susurro. Dick se aplasto en la silla. Esto tenía que verlo. Bruce estaba en modo padre y Kara tendría suerte si salía con su cuello intacto. Bruce no dejaría que se llevaran a otro de sus hijos en contra de su voluntad – Piensa que marcándome, Conner la aceptara. Y los tres podamos reconstruir los cimientos de Kripton. Quiere que sea su incubadora.

 

            Cuando Tim se percató que Conner estaba parado en la puerta del comedor, fue demasiado tarde. Aunque el olor que desprendía no tenía nada que ver con la furia, sino con el desazón, se percibía triste pero aun así, nadie bajo la guardia.

            Bruce comprendió la necesidad del joven Alfa de ir con su Tía y hacer lo que quisiera. Lo entendería, él metió las coordenadas en su reloj y preparo los tubos para que le trasportaran a la Atalaya.

            Conner no iba a conseguir un pedazo de la rubia antes que él.

            Dick trago duro… su cuñado no se veía bien. Así que huyo cobardemente.

            Ese era pleito de pareja.

 

-¡¡¿Por eso estuviste tenso conmigo?!! – Exploto – Porque Kara dijo una idiotez.

 

-¡Hizo! – Tim jamás quiso que Conner se enterara de su predicamento. Él no era un Omega debilucho que no pudiera cuidarse, había sido entrenado por Batman, el Omega más cabron que existiera en la tierra y el universo, el único que hacía a Alfas hincarse y reconsiderar el no volar su planeta – Ella se atrevió a acorralarme. A decirme que no me marcabas porque no era Kriptoniano.

 

-¡Tú sabes porque no lo hemos hecho!  - Reclamo – Quedamos en esperar. Dijiste que querías estar seguro de que funcionáramos, Tim. Que no sólo fuéramos un buen equipo sino que pudiéramos complementarnos en la vida y acepté. Porque lo vi lógico y no soy de lógica, lo sabes. – Tim asintió.- Yo no quiero marcarte antes de que pueda formalizar lo nuestro.

 

            Y Conner era un niño bueno de granja.

            Tim aun no entendía como era que Conner podía estar con Lex Luthor en la misma habitación hablando de familia y amenazándolo con que dejara de hacer destrozos contra su padre, cuando él era tan buen hombre.

            ¿Cómo Lex no lograba envenenar a su hijo?

            ¿Cómo Clark consiguió que Conner se recuperara de su ruptura con Megan?

            Conner deseaba marcarlo después de casarse. Conner no dudaba de ellos. Conner pensaba que podrían hacer grandes cosas, siempre seguro de lo que eran y quien eran, siempre al tanto y preocupado por hacer las cosas bien con Bruce y sus cuñados.

            Un hombre tan bueno no podía existir. Un Alfa que le amara así era tan extraño.

 

-¿Tú no quieres un bebé Kriptoniano? – Conner estaba extrañado. Si él quisiera tal cosa, seguro que su padre le daba un hermano con el señor Bruce, lo más cercano a un Kriptoniano porque definitivamente su descendencia estaba destinada a ser más humana - ¿No quiere un hogar?

 

-No sé qué cosas te dijo Kara y Tim, enserio que puedes ser el hombre más listo del mundo, el segundo – Corrigió – Pero estas ahogándote. Yo no quiero nada que no seas tú. Ni Clark o yo sentimos aprecio por Kriptón. Es decir, Clark tiene cierta nostalgia pero yo no… Lo mío es sintético. Nací en un tubo de ensaye y mi mundo es un tubo de ensaye… si quiere ponerte filosófico con el tema, pues puedo decir que mi mundo es Lex Luthor. Yo vine de allí.

 

-Eso no sonó…

 

-¿Asco? – Tim negó con rapidez – Lex es un buen padre… cuando no está peleando con Clark. Cuando no quiere dominar el mundo, claro. Pero él es el que me creo… Y yo decido que hacer con la vida que me dio, no Kara. Si Kara, que ella si vivió en su planeta siente algo por el, es su problema… si te toca, yo la asesino.

 

-Conner.

 

-No hay que separarnos, Tim… estábamos tan bien – Dijo – Jason y Damian me aceptaron. Dick esta en las mismas. Somos familia. Y sería extraño que no estuviera con mi Destino cuando compartimos las fiestas navideñas. Algo me dice que Clark va a hacer que tu padre comience a celebrar en familia.

 

            Conner sostuvo a Tim, feliz de que el mal entendido se explicara, que no fuera su culpa el que Tim tuviera miedo de Kara… aunque debería de tener una charla con ella, si es que su suegro le dejaba algo.

 

.

.

.

 

-No es muy temprano para que vengas, Bruce – Saludo Diana desde los controles. Batman no le contesto pero se sentó a su lado - ¿Si? ¿Puedo ayudarte, Bruce?

 

-¿Qué le estas enseñando a Kara?

 

            Diana trago duro.

            No sabía a qué se refería Bruce.

 

-Se está educando a Kara en los más altos valores de Temycira – Al notar la inconformidad en su compañero de armas, Diana suspiro – Ella es una mujer briosa. Se necesita de mucho temple para mantenerla ocupada y a raya, que se sienta bienvenida entre sus hermanas pero que no crea que tiene la libertad para enfrentarme a cada rato. Es una Kriptoniana pero no una diosa, debe de aprender a moderarse. Pero eso ya lo sabes.

 

-Si. Mantenla en la isla, Diana.

 

-¿Te preocupa mi pupila? – ¿Ahora que había hecho esa niña?

 

            Diana había aceptado a la chiquilla por su enorme poder y como un favor especial a Superman. Quería tener la ventaja en la relación con el hombre, tener algo que pudiera usar a su favor en algún momento. Clark tenía debilidad por la familia y más si venían del mismo planeta y casi en las mismas circunstancias. Pero la cosa no le había salido bien. Clark dejo a su prima con ella y pasaba a visitarla en las orillas de la isla, en donde su masculina presencia no alebrestaba a nadie.

            Un fiasco.

            Tenía una pupila del hombre que amaba pero no al hombre que estaba con un Omega que no le merecía.

            La vida nunca era justa.

 

-¿Pensaste lo que te dije? Aun puedes tener un lugar en mi cama, Bruce.

 

-Estoy aquí porque Kara quiso reclamar a mi hijo…

 

-¿Cuál? – Se medió burlo – Bruce, tus hijos tienen suerte de que sólo hayan sido asustados hasta el momento. Ningún Omega debería de combatir. Mira nada mas como siempre terminas.

 

-Diana.

 

-Ya – Puso distancia – No me rindo, Bruce. Sigo pensando que Clark merece algo mejor.

 

-Entonces deja de buscarme.

 

-Yo no soy envidiosa, Bruce.

 

            Si, allí estaba lo que Kara había replicado.

            Diana le estaba enseñando en silencios lo que debía de hacer. Bruce supo que Kara admiraba a Diana y que anqué la retara, siempre estaría con ella, de su lado antes que el lado de su primo.

            La alarma se encendió en su interior. Debía de mantener planes de contingencia más severos para el futuro.

 

-No olvido el cómo nos dimos cuenta que eras Omega – Bruce se tensó – Estabas en celo y aun así fuiste descuidado, te abalanzaste a la misión.

 

-El planeta no podía esperar.

 

-Y una versión mía de un mundo paralelo te rompió las costillas tratando de someterte. Sabes que jugaba contigo, que de querer no podrías hacer nada. – Bruce asintió – Desprendías un olor que nos congelo, casi nos abalanzamos entre nosotros para poder tener un trozo tuyo. Pero Clark, siempre Clark, él fue quien te saco de la habitación y te llevo lejos de nosotros. Te consiguió un supresor que no tomaste y fuiste a tu cruzada suicida.

 

            El regreso había sido muy incómodo.

            Nadie le miraba a la cara.

            Clark seguía manteniendo una distancia prudente.

            Y después, Kal dejo la fría cortesía para tomarle en una de las habitaciones de la Atalaya.

 

-Sólo mantén a tu alumna lejos de mi familia.

 

.

.

.

 

             Dick era el chico popularidad. El genio con el que todo el mundo quería pasar un buen rato. Independientemente de la caída de su hermano menor, la fama de Richard era buena, una diana para los Alfas que deseaban ser los que mancharan el record impecable.

            Cosa que a Dick le complacía.

            Secretamente en su vanidad, amaba que los Alfas le regalarán cosas, detalles pretenciosos o simples, dependía del linaje Alfa. Incluso, tuvo admiradores Betas y revolucionarios Omegas que le dieron más de un beso. Pero nadie estaba al tamaño de sus deseos.

            No con su vida actual.

            Jamás con su vida.

 

-Dick, hola – Saludo su compañera – Supe que no teníamos clases… ¿Qué haces aquí tan temprano? Yo tengo que entregar los reportes de la feria de ciencias pero tú estás libre.

 

-Tenía que salir de casa.

 

            Richard se ofreció a ayudarla. Nada le costaba llenar números en las formulas y datos de los participantes. Increíble que pudieran hacer energía eléctrica de papas pero no dieran con un rellenado de datos como se mandaba.

            Los misterios de los genios.

 

-¿Cómo ha estado Damian? – Pregunto la Omega por cortesía – Supe que las cosas fueron difíciles para tu familia estas últimas semanas.

 

-Nada que acotar. Damian está bien – Dijo a la ligera.

 

-¿Aun después de traicionar a su familia?

 

            Dick ya se lo veía venir, con tacto pero no así, no de una Omega que estaba tan expuesta a pasar por la misma situación.

 

-¿Volvieron a recibirlo? – Curioseo – Mi padre dijo que hay rumores de que el señor Wayne sólo lo hizo porque ya tenía a donde mandarlo.

 

-Tabita, no voy a hablar de mi familia con una extraña que quiere ser una de las chicas plástico de la escuela y que su pase de entrada es el chisme del momento – La Omega se hizo pequeña. Dick era muy intimidante para ser un Omega – Toma, puedes sola.

 

            Damian estaba bien.

            Se los había dicho en el último mail que escribió. Sí, no tenían una dirección, ni una fotografía, tampoco… nada, Damian cubría muy bien sus huellas. Tim no quiso descifrarlo y Oráculo tampoco le prestó sus servicios.

            No saber de Damian era lo más difícil que hacia hasta el momento. Su hermano había sido su responsabilidad desde que llegara a casa. No quería perderlo.

 

-Allí esta – El grito le llamo la atención y cuando los Alfas comenzaron a rodearlo, se sintió nervioso. Aun no estaba cerca de su celo para que estos hombres tuvieran esa cara de desagrado y competencia que desprendían junto a su nefasto aroma – Wayne tienes que decirnos.

 

-¿Eh? Hagan espacio – Pidió… pero mejor se levantó del suelo. Demasiadas cinturas a la altura de su rostro como para estar cómodo - ¿Qué les pasa ahora? Ya les dije que Tim no saldrá con ninguno de ustedes o yo.

 

-Sí, eso ya quedo claro – Richard vio como Tomas chasqueaba la lengua y le pasaba un ramo de lirios enorme… en su cuenta rápida, dio con cien flores abiertas en purpura y blanco – El salón está a reventar de chocolates y ropa, y flores… ¿Con quién te encamas, Richard? Es difícil competir contra esto.

 

-Suenas acongojado – Y la incredulidad era palpable.

 

-¿Y cómo no? ¿Ahora qué tengo que darte para que pueda llevarte a la cama en uno de tus celos? – A… de eso se trataba. Le daba puntos al Alfa, era honesto.

 

-¿Quién es Dick?

 

-Acabas de tener una temporada social ¿No? ¿Allí se conocieron?

 

-¿Mucho tiempo saliendo? Es atrevido, te marca en frente de todos.

 

-No es justo Dick. Quería tener una oportunidad contigo.

 

-¿Quién es él,  Richard? - ¡Hasta un Beta le reprochaba!

 

            Mejor se hubiera quedado en casa a presenciar la pelea entre sus hermanos, seguro que era menos espinoso que esto.

            Bueno, fuera quien fuera, él sabía sobre su identidad y su trabajo nocturno. Con la reciente información confirmada, fue a apreciar sus obsequios.

            Lo que sobresalía de todos ellos era la larga vara kali de Kevlar enfundada en un moño azul, idéntico a su traje.

 

-¿Para qué se supone que usas esto, Richard? – Pregunto otro Alfa cuando cargo la vara Kali, no viéndole el uso en un Omega. Todos seguían revoloteando, cohibidos y fascinados por igual con los presentes de su compañero. Pocas veces se podía apreciar tal despliegue de plusvalía durante un cortejo - ¿Para Pilates?

 

-¿Crees que este trasero se mantiene sólo con Pilates, Steve? – El Alfa se calló. Dick le quito su presente.

 

            Admiro el forjado. El acabado de los bordes, el peso perfecto y la longitud. Quien fuera que lo investigara debió de haber echado un vistazo muy de cerca a su arma para saber tanto.

 

-Joven Wayne – Llamo la profesora – La clase ya tiene que comenzar. Así que le pido que guarde sus regalos de cortejo para después. También dígale a su Alfa que se abstenga. La escuela es un campo de formación intelectual que no necesita de estas muestras de afecto.

 

-Si, señora Petterson – Asintió sin pena. De seguro que esa remilgada Omega nunca recibió tanta atención en su vida.

 

-Y le sugiero que esperen a que concluya el ciclo escolar, Joven Wayne. No admitió bebés en mi clase, tampoco Omegas que no estén debidamente enlazados. No queremos que esta escuela se manche con más mala publicidad. – Dick prefirió quedarse callado, sabiendo que hablaba de Damian. – Seguro que su padre comprenderá.

 

-¿Disculpe?

 

-Ya lo dijeron sus compañeros, señorito Wayne – A Dick le explotaba la cabeza – Es imposible para un Alfa joven poder costear esta atención. Y si tuviera la venia de su padre, el señor Wayne nos hubiera avisado de la presencia de un Alfa – Richard enrojeció – Así que ni es joven, ni tampoco bien visto, pero si con una fortuna. No me haga hacerlo pasar por una vergüenza, no ahora que su padre ha tenido que lidiar con la reclamación de su hijo menor. Ahórrele el pesar a su padre.

 

-Claro, porque Jason Wayne no cuenta con una fortuna familiar y propia ¿Verdad? – Remarco lo joven que era su hermano Alfa – Usted no tiene que preocuparse de nada, profesora.

 

-No le he dado permiso a retirarse, la clase apenas ha iniciado – Le tomo del brazo – Siéntese. Lo Omegas díscolos siempre nos han dado mala fama.

 

-¿De eso se trata?

 

            El cuerpo de la profesora se desplomo al costado.

            Dick alzo los brazos… no fuera que lo culparan de lo sucedido.

 

-¿Profeso…ra? – Dick noto el charco pequeño de sangre  que se formaba debajo del cuello y con horror noto el perfecto círculo en la frente: un tiro limpio.

            Los gritos paralizaron la jornada del día.

            Dick apenas creía la mala suerte en la que su familia se hundía.

 

.

.

.

-¡¡¡Lo viste!!! – Chillo Robin feliz de tener a su invitado en mejores condiciones. Cable ya se incorporaba al entrenamiento y sabía disparar muy bien.

-Es decente – Elogió Jabaza, preparando su propio tiro - ¿Cuánto a que lo hago mejor?

                        Damian huía de su Destino. Arthur le veía, Damian corría. Se juntaban en el mismo pasillo para tomar el elevador de turno y Damian escapaba. Se repelaban como cargas idénticas. Damian era el del problema y Arthur bajo la amenaza de Hulk, no presionaba mucho a su Omega. Entendía que después de su primera charla, Damian quedara escaldado de su inoportuna manera de hacerle ver que estaba en su derecho de cortejarlo.

            Acomplejado, con menos animo que al inicio, pero insistente, aun en la lucha, de pie y con muchos folletos de las zonas turísticas en Nueva York. En una ocasión había leído en una revista para Omegas los pasos para tener una cita exitosa y el escoger lo lugares a visitar era importante, ya que se debían de tomar en cuenta el clima, los gustos del Omega, la ropa a usar y lo que se quería conseguir.

            Muchas cosas para una salida.

            No estaba teniendo éxito con eso.

 

-¡Cable es muy bueno! –Siguió elogiando Robin - ¿Viste Arthur?

 

-Sí, es bueno – Dijo a la  vaga.

 

            Masacre dejo a su Omega, seguro de que ya estaba más a gusto entre los Vengadores y no correría para esconderse. Últimamente le preocupaba que Cable le disparara al equivocado.

            Se tendió en el sofá en el que Orin se escondía del mundo y le esculco los folletos.

 

-Si lo llevas a Francia, se va a enojar – Informo de buena voluntad – El Demonio no es muy dado a la capital que oprime a los Omegas.

 

-No pensaba llevarlo tan lejos – Aunque Flash pudiera atravesar esa distancia en minutos o un tubo Z dejarlos en segundos - ¿Qué come? ¿Caracoles en mantequilla? Tal vez deba llamar a su padre.

 

-Seguro que eso funciona.

 

-A ti te va bien con tu Destino – Señalo al pequeño albino que seguía tirándole a los blancos sin fallar y que ya competía con la precisión biónica de Stark – No tienes de que quejarte. Él no huye de ti.

 

-Allí te equivocas hombre pez – Arthur no terminaba de acostumbrarse a la apariencia de Wilson. Ya que el mismo hombre no parecía muy cómodo con su piel… no piel, lo que fuera que le cubriera – Cable sí que me tenía miedo. Los primeros días estuvimos viéndonos mutuamente, él esperaba que le violara y golpeara por dejarse usar. Ya vez, idioteces que los hombres meten en sus víctimas para que no se les vayan fácilmente.

 

-Parece que lo superaron.

 

-Le deje que me apuñalara directo en la cabeza – Orin esperaba no tener que llegar a tener que hacer eso. Dudaba de sobrevivir – Tras ver que soy inmortal, se calmó un poco. Cuando entendió que los Alfas que vivían aquí no le harían daño, se permitió explorar por su cuenta. Puedes preguntarle a Damian. Fue muy difícil que me aceptara y aun no nos hemos apareado.

 

-¡Mucha información!

 

-Cable no acepta mi mordida… aun, lo hará. Sabe que no tiene opción. Yo lo tomaré cuando sepa que esta listo aun si él no lo sabe.

 

-Suena a algo que harías – él mismo fue un poco bruto con Damian y la cosa había funcionado hasta que Hulk despertó porque Natasha Romanov le había hecho enfurecer y tuvo que retroceder estratégicamente para evitar que su Omega y él fueran arrasados en la misión de controlar de nueva cuenta a la enorme bestia verde - ¿Entonces…?

 

-Secuéstralo.

 

-No creo que eso sirva con Damian – Le contesto poco convencido. Lo que deseaba era divertirse con su Omega, no que le diera un infarto -  Pero gracias. Creo que lo mejor será regresar a Mercy Reef.

 

-Si sacas a Damian de la torre voy a romper los tubos de extracción de petróleo en tus mares, Aquaman.

 

            No estuvo para ayudar a su pequeño amigo pero lo apoyaría, lo más que pudiera. El Alfa tenía que entender que apareciéndose de buenas a primeras no  le aseguraba nada con Damian. Que tener la venia de la naturaleza le chupaba los huevos y ya, que él no se echaría atrás si Damian no estaba listo para aceptar los avances de Orin.

            Y podía hacer sushi de tiburón.

            Arthur se pensó el tomar a Wyde como contrincante pero supo que no. El pequeño Omega que seguía intentando vivir pero viendo por sobre su hombro a su Alfa y que tan contento estaba con sus decisiones, le decían más que las propias amenazas del deforme inmortal lo comprometido que andaba. Masacre no era ningún contendiente en la conquista para tener a Damian.

 

-Bueno, eres inmortal… hasta yo puedo sacarle provecho – Wyde asintió. El pececito no se haría para atrás.

 

            Damian pasó a enfrente, listo para ir a entrenar un poco con Stark.

 

-Damian – El Omega se frenó. Orin había vuelto a usar la voz de comando. Tuvo que esperar. Él no haría nada – Saldremos mañana. Es una cita. Lleva ropa cómoda. Ropa que usarías para una cita que no sea de traje.

 

            El Omega asintió y fue a donde oía más barullo. Lo bueno es que en la Torre siempre había ruido. Ser ciego aquí no era ningún problema.

 

 

Notas finales:

¿Y qué piensas?

 

Agradezco infinitamente el que me tengáis tanta paciencia. Que me sigas leyendo, apoyando, comentando y que leas, de madruga, mañana, tarde o noche y digas que esto da para más.

A ti por seguirme, gracias.

A ti por comentarme, gracias.

A ti por inspirarme, mil gracias.

A ti por atreverte a conocerme, muchas gracias.

 

 


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