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Sin Libertades por Polaris

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Notas del capitulo:

¡¡¡Hola!!!!

Bueno...después del anuncio... en amor yaoi  hay una chica o chico que me a plagiado... su nombre es FairyNova y ya la he denunciado con la ayuda de otros escritores. Pueden pasarse por su perfil para que vean sus historias, de hecho son mías y aún tiene el descaro de no borrarlas...No es justo que personas sin escrúpulos se vayan impunes... y todavía tengan comentarios favorecedores sobre su "gran trabajo"...

Así que... Contra el Plagio, comienza la campaña "Robas Mis Sueños". Si Tienes una mala experiencia con el plagio, suma tu nickname, la historia que copiaron y quien lo hizo.

Soy Constelación de Salamandra o Polaris y la historia que me Robaron fue Verlos Envejecer y No somos Romeo y Julieta.        

 

Cuando le dijeron a Bruce que su pequeño hijo (No importaba la edad que Dick pudiera tener) estaba declarando en el departamento policial de Gotica, arrojo sus papeles de la empresa a manos de su siempre capaz Lucius para que arreglara el asunto y él pudiera irse a sobornar y comprar a los que necesitara. Estaba llamando a sus abogados de costumbre y ya reservaba una cita médica con el nuevo Omega médico de la familia. No dejaría ni un cabo suelto con Dick en la jefatura, cualquier cosa podría pasarle.

            No le llamaban paranoico en la cara de a gratis.

            El comunicador en la oreja comenzó a sonar y de inmediato Bruce supo que Clark se había enterado del incidente.

 

-No puedo ir, Bruce – El murciélago escucho el escándalo del fondo. Parecían edificios cayéndose. Tierra volando de a trozos. ¿En dónde diablos se había metido Clark? – Llegaré si quieres que te acompañe. Sólo si quieres.

 

-Para variar tendrías que estar presente, Clark – Amonesto – Te encuentro cubriéndole la espalda a Dick y a Jason con sus escapadas y sus deberes pero no aquí cuando ellos se meten en problemas.

 

-¿Significa que si me quieres en tu vida? – Bruce podía “ver” la boba expresión en la cara de su pareja. Clark era tan trasparente.

 

-Clark… en serio no puedo creer que sigas sentido por ello. Sólo no te deje pasar al cuarto. Apestabas y esas esporas lucían sospechosas.

 

-Usualmente después de destrozar meteoritos quiero llegar y darme una ducha, abrazar a mi Omega y joderlo media hora antes de caer dormido – Bruce arranco su coche. Kal estaba exagerando su pequeña disputa marital – No quiero pasar horas en la Cueva, duchándome con sustancias que sólo tú puedes pronunciar y recogiendo información de un encuentro que prefiero olvidar.

 

-Los datos siempre son más precisos cuando los informes se hacen de inmediato. La memoria humana tiene a modificar los hechos cuando debes de evocarlos tras unas horas. No podíamos darnos ese lujo, Clark – Kal bufo mientras lanzaba de un puñetazo a su enemigo. Él no era humano – Estas ocupado, así que mejor hablamos esto después.

 

-¿Me dejaras entrar? – Y es que no dormir con Bruce era un cruel castigo incensario.

 

-Digas lo que digas… recolecte valiosa información.

 

            Le dijo antes de colgar. Bruce se dijo que no volvería a hablar con Diana sin Kal presente, los celos eran terribles y luego Clark quedaba muy sensible.

            Fue un milagro que no tuviera que volarse ninguna luz roja, convenientemente los semáforos se cambiaban a verde cuando detectaban su sistema inteligente  a treinta metros de cada cruce. Él podía hacer excepciones con sus hijos. No era hipocresía. Ellos no merecían tener más dolor.

            Bien estacionado su auto, se bajó, y alcanzo a ver a su abogado que observaba con insistencia el reloj de muñeca y suspiraba. Bruce comprendía su poco entusiasmo de saber que volvía a ser su cliente. Los Wayne traían mucho dinero y prestigio pero complacerlos no era fácil.

            Un estigma que Bruce estaba conforme de pagar.

 

-Bruce – Saludo James. La agria expresión del Alfa no le paso desapercibida y encogiéndose un poco el verdadero Alfa le dio pase a la sala de interrogatorios – Bruce, tranquilo.

 

-¿Por qué arrestaron a mi hijo, Gordon? – La escoria se reunía allí, esposados y gritando. La comisaria siempre era bulliciosa. Los escritorios se apilaban a los costados y apenas dejaba fluir a la gente como debía sin tirar nada – No creo que sea grabe.

 

-No desde lo jurídico – Admitió. Bruce pidió la explicación conveniente antes de prometer que arruinaría la sección de investigación – Dick ha sido testigo de un asesinato.

 

-Lo hemos sido muchas veces y no por eso nos arrestan.

 

            Gordon hizo que Bruce se metiera a su oficina. El único sitio en el que podía estar seguro. Su gente no estaba tan limpia como le gustaba presumir.

            Bruce no pensaba sentarse a tomar un café y discutir sinsentidos.

 

-No fue mi culpa – Dijo – El chico ya estaba siendo esposado cuando me pasaron el dato y lo trajeron antes de que pudiera opinar algo. Sé que Richard no asesino a su profesora.

 

-¡No lo digas así! – Se sorprendió - Creía que tenías tacto.

 

-Se pierde con los años – Alzo los hombros – Tu hijo está bajo sospecha de complicidad. Su profesora discutía con él cuando una bala le travesó el costado de su cabeza, justo en el frontal, a la mitad.

 

-No tienen pruebas para acusar a mi hijo.

 

-Circunstanciales en realidad – Le aclaro – Bruce, a no ser que supieras que tu hijo está siendo cortejado por un Alfa y decideras callártelo por lo sucedido con Damian – Bruce gruño – Dick es sospechoso. La señorita Petterson, la víctima, Bruce – James debiera llamarle el error a opinión de Bruce – Llevaba un diario de anotaciones de sus estudiantes. Una bitácora en donde inconvenientemente recabo datos de Dick y su comportamiento indecente.

 

-¿Perdón?

 

-No son mis palabras, Bruce – Gordon retrocedió su buena distancia. Conocía a Batman y lo que hacía cuando alguien tocaba a sus petirrojos y hacia una semana que había salido del hospital por un arresto que salió bastante movido. No deseaba regresar con las piernas rotas – Petterson aseguraba que Dick tiene una relación amorosa con un Alfa inapropiado. De hecho, ella confiscaba muchos de los presentes que llegaban a la escuela y no fue hasta hoy que no pudo contra la apabullante cantidad de obsequios.

 

            Gordon no podía leer atreves de esa cara de poker. Bruce seguía como si nada, como si supiera que su hijo estaba siendo cortejado.

 

-Los alumnos en su testimonio afirman que Petterson condiciono a Dick. Le dijo que gracias a Omegas con un comportamiento como el suyo “De zorras narcisistas, que usan a los Alfas” citó textualmente – Se apresuró a agregar – Los Omegas decentes no son tomados en valía. La bitácora está en el almacén de evidencias por si quieres entrar a media noche a leerla y no quieras mi cabeza – Bruce no se calmó –Está llena de anotaciones del comportamiento de Richard, sobre su coquetería, su magnetismo y el cómo alienta a los que gravitan a su rededor a ser partícipes de su celo.

 

-¿Ya viste a mi hijo, Gordon? – James trago duro – Te hice una pregunta.

 

-Que prefiero no contestar. Es inapropiado. Soy un Alfa felizmente enlazado.

 

-Más no ciego ni capado – James se escandalizo - ¿Qué piensas de un Omega con el físico de Richard?  - James volvió a guardar silencio – Viejo amigo, tu mutismo me dice más. Sé que has notado esas largas piernas y su flexibilidad de acróbata ¿Quién no lo quisiera tener en la cama? ¿Y su trasero? Richard miente cuando dice que no está orgulloso de levantar los suspiros que roba y de recibir los piropos… él miente cuando sabe que es el pecado andando en Kevlar con su sonrisa del millón de dólares– Gordon trago duro – Conozco a mi hijo, Gordon… y si no aprovechara su juventud para estar satisfecho consigo mismo, estaría mal. Richard no la asesino… él se acaba de enterar que tiene un Alfa.

 

-¿Cómo lo sabes?

 

-Él le echaría en cara el cortejo a Jason sobre lo que es ser un Alfa decente – Gordon asintió. Tenía sentido. Jason era un Alfa algo desconsiderado según su hija – Y me pediría autorización para poder ser cortejado. Dick sigue siendo tradicionalista. Y segunda… conozco al Alfa de mi hijo.

 

            James admitió que Bruce conocía a sus hijos, y que era lo que despertaba su protección y quizá, iba más allá de lo convenientemente posible para aclarar las situaciones. Le tranquilizaba saber que fuera así. Bruce gozaba de mala fama por su estrafalario modo de vida y el que nadie le conociera en realidad, y aun como Batman tenía una reputación peor pero el que se esmerara tanto en mantener a sus hijos con bien, le conmovía.

            James dejo ir a Bruce, y se aseguró de que sus compañeros no se metieran durante la charla padre/hijo. Se fue con el abogado que seguía leyendo los cargos y les mentaba la madre por ser, según él, unos paranoicos que veían trinchetes donde no los había y por consiguiente no sabían hacer bien su trabajo. ¿Lo culpaba? Claro que no, él nunca hubiera detenido a Richard por sujetar a un cadáver y saltar a las conclusiones.

            Eso no servía con los Wayne, se dijo Gordon.

            Bruce hizo a un lado al oficial que custodiaba la sala de interrogatorios en la que habían puesto a su hijo. Trataban a Dick como el criminal más peligroso.

 

-Si tuvieran esos mismos cojones cuando traemos a Harvey no me lo pasaría mal – Dick ladeo su sonrisita y abrazo a su padre. Aliviado de que pudieran verse - ¿Te han hecho algo? ¿Quién te cateo, Dick?

 

-Un oficial omega – Tranquilizo – Leyes son leyes, pá. No se atreverán a romperlas. No conmigo.

 

-O en especial se ensañarían – Bruce no deseaba que alguno de esos oficiales usaran de ejemplo a Dick. Existían jueces que por transgresiones mínimas hacían un circo y otorgaban sanciones descomunales sólo para que se viera que ellos como profesionales eran diferentes e incorruptibles y no les afectaba ser “justos” con los influyentes– Me asusté mucho cuando me llamaron.

 

-No sé quién lo hizo.

 

-Lo sé.

 

-¡¿HA SI?! - ¿Desde cuándo Bruce confiaba a la primera? – Digo, claro que no fui yo… ¿Por qué me estas creyendo?

 

            Bruce ignoro la sospecha bien fundada de Dick y pasó a tomar aire. ¿Dónde andaba Darkside cuando se le necesitaba? ¿Qué no había jurado conquistar la tierra? ¡¡Hoy era un buen momento! Hasta le daría la revancha y con ventaja por casi destruirle su planeta.

 

-Nunca me mentirías, Dick. Me ocultarías cosas, lo has hecho pero nunca me has mentido. Sé cuándo fluctúas. Hoy no es uno de esos días.

 

-Señor Wayne, puede llevarse a su hijo –Dijo el abogado, echando pestes detrás de James Gordon que ya estaba cansado de escuchar tanta queja.– Estos trogloditas no entienden de secuestro, ni de derechos.

 

-Ya le dije que no tuve nada que ver – Suspiro James, rogándole a Bruce para que le quitara a su hombre de encima. Gordon aun no comprendía de donde era que Bruce sacaba a tantos hombres partidarios de la pasión. – Juro que revisaré lo sucedido.

 

-Más le vale. El señor Wayne esta en todo el derecho de interponer una demanda contra la comisaria. Y el joven Wayne está en su derecho a demandar una indemnización por las lesiones que su exceso de fuerza oficial le ha ocasionado y hablo de los daños físicos y emocionales – Bruce viro hacia Dick, quería explicaciones cuanto antes. Si alguien se atrevió a lastimarlo, verían su lado malo – Unas cuantas marcas…

 

-Las fotografías no mienten – Volvió al ataque – Esos cardenales no se hicieron solos. Señores, por favor, retirémonos de aquí.

 

            El Alfa salió primero, indignado por el trato hacia Dick.

 

-¿Qué marcas, Dick?

 

-Las que me hice en el patrullaje de antier – Vio con pena a Gordon – Lo siento, Comisionado. Temo que he tenido que mentir en el examen médico.

 

-Descuida – Rebusco en su bolsillo por los chicles de menta. Era terrible dejar de fumar – Conocemos los motivos. – Dijo cómplice – Te conseguiste un Alfa entusiasta por los derechos de igualdad, Bruce. Vieras la letanía que se aventó en archivos. Si encuentra a su Destino, el omega será muy afortunado.

 

-Lo contraté por su buen trabajo – Zanjo – Pero no viene en mal que sea partidario de limpiar Gotica.

 

            Bruce nunca le diría a Jim que Eugene Thompson alias Flash había tenido a un lindo omega Destino, que habían sido uña y mugre desde los trece años… no le contaría sobre su forzado reclutamiento en las sedes militares, lo que ocasiono que dejara a su omega solo y que nadie le daba trabajo porque durante la sustracción involuntaria Flash no alcanzo a firmar los permisos convenientes que permitían laborar a su Omega. Lo que orillo a que su omega tuviera hambre, y luego perdiera la casa por la hipoteca y después, simplemente Flash tuviera que buscarlo en una fosa común.

            No, jamás le contaría a Jim que él contrato a Flash como uno de sus muchos abogados porque le pareció correcto.

 

.

.

.

 

            Alfred les recibió como su costumbre, con una bandeja bien surtida en tranquilizantes y condones. Dick se atraganto.

 

-Sospeché que hoy sería el día en que el amo le cuenta al joven Richard sobre el Alfa cuyo nombre grita antes de despertar – Ambos hombres se sonrojaron – Traeré las pastillas. Los supresores son necesarios.

 

-No tendremos esa plática, Alfred. Dick ya se adelantó – Richard fingió demencia. Nadie en la casa hablo con Bruce sobre el tema de los bebés, los celos… ni nada sexual.

 

            Dick había tenido más confianza con Kal-El y sus cuestiones fueron resueltas por el campeón del mundo. Más tarde, Bruce apenas y le había dicho lo mínimo sobre sus cambios físicos, los celos y el cómo cuidarse… de hecho, le había entregado un grueso manual súper detallado con varios casos, para que buscara el más cercano a su particular asunto. Dick no se quejaba. De hecho, las mejores pláticas que tuvo con su padre fueron sobre cómo aumentar su masa corporal para asemejarse a un alfa.

            Jason había sido recogido bastante tarde. El Alfa tenía una idea fija sobre cómo funcionaban las cosas. Bruce no hizo nada allí. Por el contrario Jason podía pasar horas enteras observándole hasta que su celo comenzaba y entonces, le daba el regalo del celo (Una pertenencia suya, un juguete sexual o barras de proteína) y cerraba la puerta para montar guardia fuera de la mansión para asegurarse que nadie pudiera entrar y forzarlo. Jason había descubierto la manera de leerle donde el resto no podía. Jason jamás pidió saber algo.

            Tim era otra cuestión similar. Sus padres biológicos consiguieron saciar su despierta mente cuando aún era muy joven como para comprender exactamente qué era lo que preguntaba. Más tarde, y con el conocimiento almacenado, las respuestas llegaban cuando tenían que hacerlo, no antes. Tim era mejor que Google y más exacto que una calculadora pero con la deducción de Sherlock Holmes. Lo que no sabía lo deducía.

            Bruce tarde se enteró que Damian no preguntaba sobre sexo porque él ya tenía mucho del mismo. De mala manera. Que conocía de sus celos por la fuerza y nada del amor.

            Pero allí estaban, a la espera de revelar un secreto más.

            Tratando de abordar lo íntimo.

 

-Entonces, sabes sobre el nombre que gritas todas las mañanas…

 

-¿Por qué no me lo dijeron? ¿Mis hermanos lo saben?

 

-No creo. Ellos hubieran venido corriendo a decírmelo, sobretodo Damian – Si, el pequeño Demonio era celoso y no aceptaba compartir a Dick – Si bueno. Mmmm, quiero que sepas que tomé la decisión… - Dick estaba pasándola de lo lindo al ver a su padre tan nervioso – Alfred.

 

-No creo que venga.

 

-Sabes que los únicos que saben sobre mi casta son ustedes y los miembros de la Liga ¿Cierto? – Dick asintió – Bueno, eso no es del todo verdadero. Hace años… cuando la Liga llevaba tiempo de fundada, apareció Lex Luthor con su corazón en el lado derecho…

 

            Allí estaban, regresando de la crisis en las tierras infinitas. Barry le veía con preocupación, apenas imaginándose como debía de sentirse Batman por dejar morir a un hombre en su nombre. Barry no estaba cómodo. Sentía que había obligado a Batman a cruzar la línea en su nombre, porque resultaba imposible para Batman dejar morir a un amigo.

 

-Bats – Le corto justo antes de que se condujera a los tubos de traslado Z. La urgencia que siempre cubría al murciélago por alejarse de ellos después de cada misión no era nueva y ciertamente por esta ocasión, Flash la dejaría pasar – Yo quiero, es decir… bueno, gracias. De no ser por ti, estaría arrugado en este momento – Si… Hall no le hubiera perdonado ser una pasa – Muerto.

 

            Batman rehuyó el toque en su hombro. Flash siempre era muy amistoso y en los momentos de camarería escupe arcoíris tenía la costumbre de mantener contacto físico, lo que no podía permitirse hasta la semana siguiente.

 

-No debes de moverte así – Dijo, acostumbrado al rechazo de Bats.- Te rompieron una costilla. Puedes empeorar la lesión. Déjame llevarte a la enfermería.

 

-No, gracias – Intento irse pero Flash le corto el camino.

 

            Nadie era más rápido que el hombre.

 

-No seas terco – Animo – No es nada. Estaremos  en un flash.

 

-Pasó.

 

-Estas que te caes de dolor – Señalo lo único lógico que llegaba a su mente al ver sudar copiosamente a Bruce. De hecho, había manchas húmedas en la ropa. Barry no tenía idea de que el Kevlar recubierto pudiera traspasarse así – No seas terco.

 

-¿Qué pasa? – Pregunto Diana.

 

            Bruce gruño, afectado por las dos esencias Alfas que se regaban. ¡Malditos fueran! No disimulaban su casta ni tantito. Necesitaba llegar cuanto antes a su mansión para poder encerrarse y dejar que el celo se desatara. De ninguna manera lo tendría en la Atalaya, en un cuarto que no estaba preparado para contener su aroma, su naturaleza que lucharía por atraer a cualquiera de esos Alfas.

            Hizo a un lado a Diana y gimió al contacto.

            Fue una mala decisión.

            Diana no pudo evitar mirar el costado de su brazo, por encima del codo, donde Batman la había empujado. Era mínimo pero allí estaba, un calorcillo tibio, anidándose, cosquilleándole por debajo. Diana llevo su piel a la nariz, aspiro con fuerza, ruidosamente y Barry aun no comprendía lo que sucedía.

            Diana trago duro, se relamió la boca, esperando controlar la rabia. El amarillo de su armadura se fricciono contra la carne, tintineando por las luces del sol que se colaban por los grandes ventanales y provocaban las sombras que cubrían las paredes frontales. Barrió sus pies, inclinándose, buscando el apoyo que la atajara al hierro de la construcción pero no encontró la paz que deseaba.

            Le arranco la capucha a Bruce, revelando su perlado rostro azorado.

            El olor se escapó de inmediato.

            Barry se tapó la boca, impresionado a partes iguales por la osadía de Diana y el descubrimiento de Batman como un omega. Se le revolvió el estómago por el aroma tan fuerte, tan apetitoso. Una descarga completa de hilos que le atraían hacia Bruce.

 

-¡¿Qué demonios?! – Grito frustrado - ¡Diana!

 

-¡Omega! – Reclamo la amazona - ¿Cuándo pensabas decírnoslo, Bruce? ¿Cómo has logrado esconderte por tanto tiempo? – Bruce no comprendió esa rabia en su colega. Tampoco por qué Diana le arrancaba la armadura - ¿Cómo es que no nos hemos dado cuenta? ¡Los supresores no hacen milagros!

 

            No, cierto, los supresores sólo posponían el celo. Los disimuladores aniquilaban hasta casi la impecabilidad el olor natural de la casta. Pero, Diana olvidaba que él era Batman, la noche pero antes que todo eso, él era Bruce Wayne y tenía a los mejores científicos junto a su mente para trabajar en las medicinas correctas para hacer sus trucos realidad. Su traje era en sí mismo un supresor de aroma. Ahora en medio de su celo, despertando por completo y con la falla en los disimuladores, normal que los Alfas a su rededor perdieran la cabeza.

            Luego le andaban preguntando por qué no confiaba al cien en sus compañeros de armas. Debía admitir que en cuanto a lealtad eran los mejores pero en cuanto a autocontrol, dejaban que desear.

            La contraparte de Diana le había hecho temerle. Algo nuevo. Ella era una Alfa demandante que aun sin saber de su casta le quería de mascota. Su naturaleza intento protegerle como mejor sabía hacer, con su aroma, adelantando el celo. Tentando a la otra a que le considerara útil y no prisendible, a incitarla a tomarlo en vez de desecharlo y quizá lastimarlo.

            Jodida naturaleza bastarda.

            Así fue como su celo se adelantó tanto.

 

-¡Diana! – Demando pero para la Alfa sonó a una invitación. Batman sólo quería que se hiciera a un lado para poder salir – Basta.

 

-¿Quién hubiera pensado que un bastardo como tú pudiera oler tan bien? – Exclamo Hall que llamado por la fragancia del celo, se arrastró desde la sala de juntas. Hall ignoro a Barry y se fijó el objetivo de ganarle a Diana el derecho de yacer con el Omega que siempre les cuidaba la espalda - ¿Qué sorpresa, señor espeluznante?

 

            Bruce pensó en sus dos posibilidades: Podía ceder a su naturaleza y evitar que esos Alfas se pusieran brutos o dar su siempre buena pelea. Ninguna le terminaba por convencer.

            Hall tomo a Bruce por el brazo y Diana reacciono brindándole una patada que le hizo soltar al Omega. Cosa que aprovecho para prensar a Bruce de la nuca e hincarlo a sus pies, gruñendo a Barry para que no se le ocurriera intentar hacerse de lo que era suyo.

            Bruce extrajo uno de sus muchos sedantes líquidos y lo inyecto tras el muslo de Diana. La Alfa, enfadada, azoto la cabeza contra el suelo. La sangre mano y enfebreció los sentidos, embotándolos. Barry aprovecho el que el sedante hiciera su trabajo, por lo que a súper velocidad, le quito a Bruce para llevárselo.

            En algún punto, Bruce no recordaba cómo es que Hall les dio alcance y la pelea entre Alfas amenazaba con sacar de orbita a la base.

            Superman no dijo nada cuando se dio cuenta de las circunstancias. Paso por el costado de Diana y le miro sin expresión alguna, aunque ella interpreto decepción en los finos rasgos y prefirió quedarse en el suelo. Kal tomó a Bruce y dejo que la euforia se tranquilizara por si sola.

            Cuando el resto de Alfas vieron quien había reclamado a Bruce, se calmaron. Ninguno iría en contra del Dios del Universo.

            Kal-El estaba acostumbrado a la intoxicante fragancia de su camarada. Su olfato era mucho más fino y muy difícil de poder engañarlo.

 

-¿El niño de granja me reclama?

 

-Deberías de mantener la lengua quieta, Bruce. Este niño de granja puede cambiar de opinión y dejarte con los otros – Bruce se tensó aún más en esos brazos. Se retorció en un espasmo y agradeció internamente que Kal pudiera cargarlo como si nada – Te llevo a tu cuarto.

 

-¡No! – Kal sintió la satisfacción de tener al hombre más peligroso de la tierra en sus brazos, rogándole, indefenso, atado a sus deseos – A la mansión. Llévame a la cueva. No quiero estar aquí. Si me dejas aquí, Kal, te rellenare de Kriptonita.

 

            Kal ladeo una macabra mueca, una ladina sonrisita cabrona que puso de los pelos de punta a Bruce. La fuerte mano de Kal se “resbalo” por su entrepierna, acariciando con fuerza el pene goteante. Bruce se cimbró de placer involuntario y le maldijo.

 

-No estás en posición de amenazar, Bruce.

 

            Kal no se vio venir el golpe. Los huesos de Bruce tronaron dentro de su carne y la agonía se disimuló en el perlado sudor del celo. El jadeo que apenas soltó bien pudo ser una queja lujuriosa que le hacía babear y aun así, intentar mantener su dignidad. No fue el contacto lo que le hizo reaccionar, sino el que Bruce estuviera retándole en su gloria.

 

-Lo siento. Te llevare con Alfred.

 

            Pero Kal no pudo cumplir con sus deseos. La pelea entre Hall y Barry se había hecho campal con Cyborg y con alguien más… por lo que con pesar, coloco a Bruce en el tubo Zeta e insertó las coordenadas. De paso prometiéndole que haría lo posible para que no destruyeran la Atalaya y que lo de su condición Omega no fuera motivo de sanción.

            La luz blanca segó a Bruce.

            Y Bruce maldijo a Clark cuando no apareció en su mansión sino en el callejón del crimen y sin su máscara. Las cosas estaban poniéndose feas. Un Omega en pleno celo, andando entre los callejones, era una invitación para que le marcaran y se divirtieran con él. No importaría si notaban que era Bruce Wayne, nada mejor que un millonario para cumplir las fantasías de los envidiosos.

            Se quitó la capa y con la vergüenza de la situación, se despojó de su armadura. Escondió su manto entre la basura, esperando a que nadie lo notara. Andar desnudo no era lo peor que había hecho, o que haría en la vida, pero, su cuerpo por si sólo era revelador. Si algún paparazzi lo viera, seguro que las fotografías no disimularían sus heridas de combates de sus quemaduras, tantos huesos rotos y marcas que de repente le eran echas a saña. Y Bruce Wayne no tenía manera de solaparlas.

            Que lo encontraran con su traje era incriminatorio.

            Que lo vieran desnudo era incriminatorio.

            Trepo por los costados de los edificios, subiendo por las escaleras de incendios. Logro respirar sólo cuando estuvo arriba.

 

-Esto debe de ser la broma más jodida del planeta.

 

            Bruce jadeo, con la vista nublosa de dolor y deseo. Tembló al reconocer al hombre frente suyo.

 

-¡¿Tú?! De entre todos los hombres en Gotica… ¿Batman es el millonario Bruce Wayne? Y Bruce Wayne es la mentira más grande del planeta, Bruce Wayne no es un Alfa sino un Omega traumado con su condición que prefiere fingir ser un Alfa. ¿Qué sucedió dulzura, papi no quería venderte?

 

            Bruce trago duro.

            Y se puso en posición de combate. Furioso por ser un Omega, enojado por estar condicionado a debilitarse en sus celos, a tener que demostrar que un Omega no era menos. Había hecho frente a villanos aun con veneno en las venas, con los huesos rotos o con semanas de inanición y aun así, podía mantenerse en pie… su celo no le impediría escapar del Alfa.

 

-Venga, bruce – Le dijo - ¿Ves? – Señalo su arma que descargo para brindarle un poco de seguridad al Omega – No voy a atacarte esta noche. No es una buena idea. Me sentiría como esa basura a la que cazo. No gracias.

 

-No.

 

-Bueno. Pero soy la mejor opción. La otra es que sigas atrayendo a los Alfas que ya comienzan a rodear el lugar en tu búsqueda. ¡Ah! Mira, allá abajo ya nos vieron dos… seguro que no tardan en aparecer por la puerta. Elige, Bruce: ¿Yo o ellos?

 

            Y en realidad no le dejo escoger, se colgó a Bruce cual peso muerto al hombro y se columpio por entre los edificios, saltando sobre los techos y haciendo todo lo que podía por llegar a  tiempo a la mansión. La estela de olor era difícil de rechazar pero él ya estaba Destinado y no fallaría en su misión personal.

            Bruce o Batman, quien fuera el bonito Omega que cargaba, podía oler todo lo bien que hacia pero no le tentaría. No lo usaría, no se fijaría en su belleza porque ya tenía a alguien a quien Batman no le llegaba a los talones. E independientemente de ello, Bruce Wayne no era el Omega más dócil que tuviera entre los brazos, de hecho, su insistencia por escaparse pese a desear ayudarlo le colmaba la paciencia.

            Bruce se dio cuenta de la facilidad con la que el Alfa burlaba su seguridad privada. Con la habilidad con la que no activaba sus cercas electrificadas, los pozos de púas, los filosos batarangs y la maestría de no ser detectado por las cámaras o Alfred mismo. ¿Desde cuándo el Alfa estaba visitando su mansión sin saberlo? Le lanzo un codazo que conecto directo con la sien pero el Alfa siguió en sus trece, subiendo por las paredes y entregándolo a sus aposentos.

            Arrojándolo sin cuidado a la cama.

 

-Auch – Se burló – Seguro que eso dolió – Y Bruce no pudo contestarle pues la cabeza le punzaba horrores – Tú arregla tu asunto que voy irme por un momento.

 

            Bruce busco en sus cajones. Y logro encontrar los supresores que necesitaba. Devoro mas de los que pudo contar. Seguro que para la mañana tendría una congestión por envenenamiento pero la idea de un Alfa en su mansión con su pequeño hijo le aterraba. No se debía de ser un genio para poder seguir el aroma del intruso y saber a dónde se dirigía.

            Jadeando, consiguió arrastrarse hasta la habitación de Richard. Y amablemente el Alfa le sujeto por el costado, impidiendo su aparatosa caída. De hecho, el que fuera tan amable distaba de la imagen que tenia de él.

 

-No hagas ruido, Batman – Se quejó – Que mi pequeño está durmiendo. Qué bueno que no lo llevaste de patrulla hoy. ¿En que estabas pensando? Tu lugar era encerrado en un cuarto, gimiendo y no sé, ¡Haciendo lo que sea que hagas para calmarte las ganas!

 

-No debo de darte explicaciones.

 

-Estas cuidando de mi Destino – Casi rugió – Tengo todo el derecho de estar molesto. Eres un Omega, sin enlace, que finge ser un Alfa – Bruce mordió sus labios. Poco a poco se recuperaba de la crisis y si debía de romperle la espina para asegurarse de que no hablara y lo denunciara por romper las reglas, lo haría. No sería la primera vez que dejaba paralitico o invalido a alguien – Tranquilo –Le dijo, leyéndolo perfectamente – No voy a decir nada. El chico te ama. Está bien contigo. Estoy agradecido de que lo adoptaras.

 

            Bruce asintió.

 

-Su suerte pudo ser muy distinta. Y a saber si me lo hubiera topado. No estoy contento al saber que lucha a tu lado, siendo el joven maravilla pero… creo que es lo que necesita. Él te necesita más de lo que llegaría a ocuparme, por el momento.

 

-¿No vas a quedarte? – Y es que en su fuero interno, Bruce, estaba muy agradecido con el silencio y el apoyo del Alfa – Podría ser tu oportunidad para conocerlo.

 

-No… vendré cuando crea que sea necesario. Cuando sepa que él está listo para poder empezar el cortejo como se merece. Estoy seguro de que lo criaras para ser un príncipe y si quiero tenerlo, deberé de hacer mucho.

 

-¿Cuántas vidas?

 

-Las que lo merezcan – Bruce asiente. No está de acuerdo con los modos del Alfa pero él no puede detenerlo – Ahora, si me permites, quiero darle un regalo a mi Omega.

 

            Richard sigue escuchando… hasta allí llega la explicación de su padre.

 

-Entonces… - No encuentra las palabras para describir su incredulidad.

 

-Supongo que lo que hizo fue una mordedura de enlace. Pero no en el cuello… quizá en otra parte, una que jamás notaríamos. Te marco. Sólo así comprendo que tengas sueños con él, que todas las noches grites su nombre pero a la mañana, no recuerdes nada – Richard parpadeo – Con Alfred decidimos que te mudaríamos a una habitación insonorizada… no por el celo, sino porque creíamos que lo que decías era tuyo, de él y no debíamos enterarnos. Que era sólo tuyo y ya.

 

-Por eso ya no podía dormir contigo – Las noches de pesadilla compartidos con Bruce habían disminuido pero cuando dormían juntos, su padre siempre estaba en las noches y nunca en las mañanas – Tú…

 

-Bruce – Y ahí venia, la temida respuesta. Dick tomo aire y se removió en su asiento, intentando agarrar el coraje para dar el paso final – Convenientemente me has ocultado el nombre de mi Alfa.

 

-No es algo que Bruce decidiera – Dick viro hacia la ventana – Lo decidí y él sólo cumplió con uno de mis requisitos para el cortejo y reclamación de mi Omega, Richard.

 

-¡¿Bruce?! – Grito asustado. Saltando hacia atrás, levantando su defensa. Bruce saludo con un cabeceo y se levantó del lugar - ¡No! ¡Es mentira! ¡Mientes!

 

-Entonces huele, Richard – Ordeno con mando. Bruce decidió retirarse. Esa cita era entre Destino y él sobraba. Dick no tuvo otra opción más que obedecer. Asombrado por la potencia en la voz Alfa – Huéleme y dime que es mentira tu piel que quema. Buenas noches, Bruce.

 

-Buenas noches – Contesto viéndolo de pies a cabeza – Veo que pensabas trabajar esta noche.

 

-Sí, bien. Pues tengo un pedido – Richard siguió detallando esas botas pesadas de goma aislante, netamente usadas y modificadas para el terreno de la lucha - ¿Patrullaras esta noche?

 

-Si – Dick siguió prestando atención en las líneas que brillaban, en las lentillas de precisión y en los cargadores que no dejaban de hacer “tin” “tin” cada que se movía por el cuarto – Dick es todo tuyo.

 

            El cabello negro, la piel tostada, las brasas de un fuego fatuo caliente, extraño, invencible y sofocante, apresaban a Dick ante ese tamaño, ante la presencia natura que plantaba para hacerle obedecer en las mejores de las lid. Dick volvió a aspirar, sintiendo el tirón en su estómago, subiendo por el pecho y rogándole por ponerse de rodillas y mostrarle su cuello, para suplicar por su atención, y no parecía ser el único. El Alfa temblaba con anticipación, intentando mantener su escueto control. Hacia rechinar la piel y el cuero de los guantes al apretar sus dedos contra las palmas. El lazo del Destino afectaba al Alfa y le hacía trizas por no haber completado el trabajo del reclamo tras tantos años.

            Cuando la abstinencia  de un Alfa era frenada por encontrar a su Destino, se traducía en una obduración parecida al Celo, algunos decían que era la misma cosa de sólo desear y pensar en anudar y completar, de sentirse llenos y satisfechos y por fin en paz consigo mismos. Para un Alfa era mantener el instinto fuera de la ecuación.

            Los oscuros ojos detallaron a Dick y le veneraron.

 

-Has crecido.

 

-Ya nos habíamos visto – Renegó - ¿Cómo es posible?

 

-Trucos – Ofreció. No le contaría sobre la marca – Hola, Richard, vengo a cortejarte como es debido.

 

-Floyd Lawton, acepto tus intenciones – El Alfa se relamió los labios y su barba  bien cuidada al día fue un cuadro perfecto.

 

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Notas finales:

He vuelto… con calma porque tengo muchos trabajos en la universidad, y trabajo y ni que decir de la vida personal… que me han estado pasando un montón de cosas.

 

¡¡¡¿¿¿Y se esperaban al Alfa de Dick???!!! Bueno, bueno… nuestro querido Deadshot es un romanticón de primera que bueno… quien sabe que tendrá en mente. En fin.

 

Bueno… gracias por leer esta loca historia. El capítulo es cortito pero mejor esto que nada… creo yo.

           

Y espero poder saber pronto de ustedes en sus comentarios. Les invito a pasar a leer mis otros trabajos y espero que esta semana sea buena para ustedes

 

¿Y qué piensas?

 

Agradezco infinitamente el que me tengáis tanta paciencia. Que me sigas leyendo, apoyando, comentando y que leas, de madruga, mañana, tarde o noche y digas que esto da para más.

A ti por seguirme, gracias.

A ti por comentarme, gracias.

A ti por inspirarme, mil gracias.

A ti por atreverte a conocerme, muchas gracias.


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