Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sin Libertades por Polaris

[Reviews - 50]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pues después de tanto tiempo, aquí les traigo la continuación a este mundo torcido que es el que he creado… es la primer parte… así que esperen la segunda, hay mucho que ver de las singulares parejas que me he aventado aquí… así que gracias por su apoyo.

 

Violett Moore eres grandiosa nena. Kimi, Elena, Maik, Lady y Juury, saben que estos trabajitos son la perdición de una y más. Gracias por dejarme conocerlos. Besos.

 

 

 

 

CAPITULO 13: Cita perfecta

 

 

 

            Arthur volvió a tachar la lista que llevaba en las manos. Los mapas y paseos vacacionales, las paradas turísticas, los restaurantes… folletos de lugares que se debían de ver antes de morir y demás cosillas como esas abundaban en la mesilla de centro en la Torre de los Vengadores. Se había tomado en serio el tema de la cita. Haría que fuera perfecto.

            Por su orgullo de Alfa que lo conseguiría.

            Pero hasta el instante no lograba algo que le gustara. Cuando pensaba estaba en lo correcto o encaminado, resultaba que no le convencía por algún detallito que creía haría a su Omega bufar por malos recuerdos. No era capaz de llevar a Damian Wayne por las avenidas transitadas sin que los imbéciles riquillos comenzaran a cuchichear o le señalaran abiertamente el estar siendo cortejado por él fuera de una temporada social y en una ciudad que no era Gotica.

            Estúpida superficie que jodia las cosas por la izquierda y por la derecha, acorralando a las personas a sentir la perdición y no ver más allá.

            Extrañaba Poseidonis y no llevaba ni una semana en tierra.

 

-¿Cuál sería tu cita perfecta? – Pregunto Natasha dejando una de sus armas en la mesa, junto a su tela para limpiarla. Hoy quería hacer rencuentro con ellas - ¿Perfeccionar el mismo plan hasta que salga? – Arthur escondió un poco los folletos - ¿Investigando los puntos turísticos? Bueno estas en un aprieto. Stark sólo conoce de bares. Cap no ha tenido una cita en cincuenta años… ¿U ochenta? – Alzo los hombros – No importa, no es de ayuda. Y los esposos dejaron de lado eso de las citas, su idea era ir de viaje a lo muy lejano, cruzando por el sexto mundo y Clint sólo va a practicar su puntería.

 

-Yo no les he pedido ayuda – Dijo Arthur siendo ignorado de nueva cuenta por Tasha y Loki que estaba por tomar su lugar en uno de los sofás. De repente su elección de lugares estaba siendo cuestionado por los Vengadores que se apilaban a sus lados.

 

-T´Chala – Dijo Tasha recordando como el Alfa gustaba de la pompa y de la conquista. También recordaba su labia bien entrenada y su aroma dominante – Seguro que él sabe algo.

 

-Sí, no acercarse a Clint – Rezongo Loki en la misma línea, ofendido siquiera porque Natasha metiera a ese minino en la conversación. Suficiente era soportarlo en la torre como para que ahora hasta hablaran de él.

 

            Arthur cuestiono en silencio el exabrupto del siempre juguetón Alfa. Loki prefería encantar o hacer que otros se auto avergonzaran antes de ponerse a despotricar personalmente contra el pobre diablo de turno, así que para Arthur fue extraño y Natasha amaba hacer hervir la sangre del dios, por lo que sin problemas se dedicó a explicarle al nuevo lo que ocurría entre su mejor amigo y su “Cuñado”.

 

-Veras – Se aclaró la garganta y Arthur supo que la cosa iba a estar buena – T´Chala al principio no le hizo caso a Clint y pese a saber que era un Vengador le menosprecio e ignoro a la mitad de una pelea, al menos por los primeros días. – Loki gruño. Aun le parecía inaudito que alguien se atreviera a despreciar a su Omega. Clint era perfecto, en líneas y alma, en personalidad y técnica… - Luego intento ligarlo – Loki volvió a gruñir y Arthur no comprendía porque seguía escuchándolos. Bien que podría irse – Clint era padre soltero. Su Alfa lo abandono porque era un Omega activo en el juego de los Vengadores. De hecho ella no acepto estar bajo el pie de un Omega – Y Loki sólo pudo agradecer su suerte. Arthur vio el trasfondo… él sólo conocía a dos hijos del matrimonio y olían a Loki y Clint, lo que significaba que el Omega tenía más hijos que no vivían con él – Bueno… T´Chala se quiso acercar aprovechando eso.

 

-Sin saber que Clint ya estaba ocupado – Rugió Loki. Arthur anoto la clase de Alfa celoso, posesivo y extraño que el dios era – Con dos cachorros y T´Chala aun quería. Un momento – Se frenó, notando algo dicho por la Alfa - ¡Mis citas son perfectas! – Grito. Tasha no dijo nada. – Los midgardianos no comprenden la belleza que hay en comer sentado sobre el puente arcoíris – Arthur no sabía de qué hablaba el indignado Alfa – No lo mejor está siempre en lo caro. Nadie, te lo aseguro mujer, nadie ha visto ese panorama.

 

            Arthur si se sorprendió por lo dicho, apostaba a que el Dios era la clase de idiota soberbio que gustaba de lo caro. Aunque si Loki se había fijado en un Omega Midgardiano, dicho Omega debería de ser un pan de dios para hacer que lo amoroso y tierno saliera de ese saco de orgullo. Conocer a Loki le hacía pensar en Barton como un Omega cándido al que ya deseaba conocer.

 

-¿Buscando la mejor cita de amor? – Exclamo Wilson saltando en la recamara con su Destino en brazos – El pequeño heredero no es para tomarlo en un callejón – Aseguro – Llévalo por comida china. Hay un buen lugar en el Carmen.

 

-¡¿No es esa la zona roja?! – Salto Peter que ya se había unido a la plática.

 

-Si – Contesto el inmortal. Arthur quiso desaparecer – Piden comida a domicilio y escogen una habitación – Se carcajeo – El Carmen tiene los mejores hoteles del amor – Arthur se golpeó – Sus camas son muy recreativas – Todos miraron a Cable con compasión.

 

-No voy a llevar a Damian Wayne a un tugurio. No voy a llevar a Damian Wayne a un hotel – Wilson chasqueo la lengua, justo como hacia Damian, cosa que nadie pudo notar porque aún no conocían muy bien al Omega. Y en su fuero interior, Wilson estaba muy contento con las intenciones firmes de Arthur por no joderla a lo grande – No les pedí su opinión sobre picnics – Loki asintió sin ofenderse – Yo estaba TRANQUILO viendo mi propio plan.

 

-¿Y si lo llevas a esquiar? –Opino Cable. Todos giraron a verle. El pequeño tenía carácter pero cuando salía del cuarto se encogía sino se trataba de entrenamiento – Es agua, estarías cómodo y seguro que un Amo está familiarizado con el deporte – La palabra fue muy natural para Cable. Todos eran amos cuando él pertenecía al anterior Alfa, no importaba que hubiera Omegas o Betas en las fiestas, o fueran quienes lo rentaban, él debía de llamarles amos y saber cuál era su lugar – Los amos gustan de eso. De excentricidades o deportes caros.

 

-Es una excelente idea, amor – Opino Wilson y en el apoyo, Arthur alcanzo a identificar perfectamente la amenaza de cortarle algún miembro o asesinarle de lleno como no hiciera lo que el apenas integrado Omega decía - ¿Arthur?

 

-Es una excelente idea, Cable – Continuo Arthur, él no era un idiota, con o sin amenaza hubiera aceptado. Estaba a favor de hacer a Cable olvidarse de amos y esclavos, haciéndole ver que sus ideas eran bienvenidas y tomadas en cuenta era una de las primeras cosas en la larga lista a hacer. Cable aprendería como un niño, reconstruyendo su mundo y Arthur esperaba de corazón que no fuera con un arma en la mano - ¿Sabes en donde puedo encontrar un buen lugar?

 

-Si – Cable se acomodó mejor en las piernas de su Alfa, justo en el hueco que hacían sus piernas cruzadas, a opinión personal el mejor lugar para estar. Si esos Alfas quisieran atacarlo, Wilson los destrozaría sin mucho esfuerzo o alcanzaría a resguardarlo, Cable consideraba invencible a su Alfa. E irguió la cabeza, orgulloso por poder estar allí, siendo observado por esos ojos que lo escudriñaban desde que decidió hablar – Había un lugar que los amos miraban mucho…

 

            En lo que Arthur seguía escuchando a Cable, Loki decidió retirarse, debía de ir a la escuela por sus hijos. Caminaba y maquinaba, maquinaba y caminaba, así hasta conseguir su gabardina para poder trasportarse, ni loco usaba uno de eso transportes midgardianos que Stark les facilitaba. Debía de planear una buena cita, no iba a permitirle a un humano… atlante, lo que fuera, que lo superara, nadie mejor que él para organizar una velada romántica con su pajarillo arquero.

 

.

.

.

 

-Comerás todo, Roy – Ordeno Rasha al ver que su Omega, pese a que aún no formalizaban el enlace, se negaba a comer la leche de camello con mantequilla con esos pedazos de pan tostado que les sirvieron – Ala odia que se desperdicien los alimentos.

 

            Por Roy que Ala fuera a coger por culo con Gabriel… para lo que le importaba. Esa mescolanza parecía engrudo líquido y olía peor.

 

-Si eres de la India… ¿Por qué escoges a Ala y estás viviendo como árabe? – Roy vio la mano del Alfa lanzarse a su cabeza y no pudo esquivarla, no por intención sino porque Moira estaba al otro lado de la mesa, viéndole… y era mejor no hacerle enojar – Uhg, tranquilo, entiendo… no volver a preguntar, ya – Dijo a las rápidas.

 

-Pero en que estamos… - Apretó aún más la cabeza – Cierto, no quieres comer – Roy anticipo el amarre en sus cabellos y luego el azoton sobre la sopa esa asquerosa y antes de que le ordenara beberla, comenzó a hacerlo… necesitaba respirar. Rasha no estaba siendo imaginativo. Los villanos a los que enfrentaba lo eran más – Oh, buen Omega – Dijo complacido cuando Roy ladeo un poco su cabeza, y lamio el plato – Sólo eres caprichoso.

 

            Y Roy aun con la presión sobre su sien, le regalo una coqueta sonrisa. De las que guardaba para Croc cuando se lo cruzaba. Confiando en que así aplacaría la furia del Alfa. El sexo había atraído a Rasha a él y el sexo lo sacaría de encima, al menos el tiempo suficiente antes de que se le placiera reventarle el rostro frente a Moira que miraba muy satisfecha.

            Echo los hombros para atrás, alargando lo más que podía la unión de su cuello, invitando al Alfa a que la mordisqueara un poquito, la lamiera o hiciera algo pero que lo soltara. No era exigente, se conformaba con que le quitara la sonrisa a su abuela.

 

-Aun no, Roy – Ronroneo muy de cerca – Aun no… no es tiempo. Debo de pagar la dote a tu padre y congraciarme mejor con tu abuela. Tú debes de encontrar que mis hijos te acepten y entonces – Roy gimió, en perfecta simulación de estar soñando con el momento. Entendía que Rasha no se dejaba engañar por viejos trucos de manual pero por como empezaba a oler, seguro que le gustaba oírle gemir – Te tomare con la marca.

 

-Ahórrame la espera – Miro descaradamente la entrepierna. Seguro de que el falo peleaba contra la tela, intentando rozarse y conseguir un poco de placer mal dado – Déjame hacer algo por ti.

 

            El sexo siempre era una llave segura. No siempre placentera, no siempre la mejor pero era terreno conocido y nadie podría hacerle algo nuevo en la cama, nadie… y eso era decir mucho. Era un santuario que bien conocía, bien odiaba y bien anhelaba, una complicación en la vida cuando se era un defecto de la naturaleza pero que traía sus ventajas.

            Miro el rostro enfurecido de Moira, que poco creía que ofrecía tan descaradamente su boca en público al Alfa. No le molestaba la disciplina que se usaba en él pero se escandalizaba con ofrecerle usarlo como planeaba. Roy poco entendía a la madre de Oliver y no concebía el que su padre se dejara manipular por la Alfa.

 

-Ve con mis vástagos. Ellos quieren conocer la ciudad desde las calles. Quieren andar y seguir siendo invisibles, un capricho que quiero cumplir.

 

            Roy un pensaba que tan invisibles serian ocho niños saltando y gritando, vestidos con los hábitos tradicionales orientales en Gotica paseándose con el heredero de empresas Queen. No existía forma de que una petición así fuera posible.

           

-De  súper vigilante a súper niñera – Rumio de mala gana, Rasha no comprendió el trasfondo y sólo le empujo a la salida, donde ya los guardias de la familia le esperaban para conducirlos con los pequeños herederos del Alfa – Bien, chicos…. Ustedes guían.

 

.

.

.

 

Arthur cogió el valor de donde sabía que lo tenía, echo bolita en lo profundo de las aguas en su mente y más allá. En serio que aún no sabía cómo enfrentar a Robin, no al Robin con el que había crecido en su momento…. Damian no era Tim y esperaba una buena mordida en cualquier instante. Tim era dócil con los adultos cuando era un acompañante pero Damian aún como Robin, más como Robin, mordía a todo el mundo, menos a Dick.

Toco la puerta por cortesía, normalmente los Alfas Destino no pedían permiso para entrar en los aposentos privados de sus Omegas, ya que dichos pequeños eran una propiedad viva a nombre de ellos, pero, si quería conseguir algo con Damian, debía de tratarlo como un Consorte Atlante y claro, como el hijo de Bruce Wayne, seguro que el pequeño había sido instruido en las delicadezas de un Omega primigenio.

Y Damian ignoro su llamado.

E insistió y volvió a ser ignorado.

Se cansó porque él no era cualquier persona, era el Atlante, el gobernante, parte de la Liga y mucho más… así que con la costumbre rota de que estuvieran atendiendo sus necesidades, opto por  desplegar su aroma y usar la voz de comando, sabedor de que Damian le olería y oiría.

Más tardo en hacerlo que lo que le tomo a Damian bajar de su cama para ir a ver lo que deseaba su Alfa.

 

-Quiero que mañana estés listo a eso de las tres. Iremos a comer fuera de la Torre y necesito que te pongas ropa cómoda – Damian asintió. Arthur no estaba preguntando si deseaba ir, le ordenaba: él tenía que obedecer. Arthur y Damian se quedaron en silencio… hasta que el Atlante comprendió que el pequeño no quería estar allí, sino que al ser convocado por la voz de Comando, esperaba a ser desplegado con la misma para poder volver a su rutina. Incomodo, Arthur trago duro, odiaba cuando los Omegas se ponían tan sumisos – Es todo, Damian, puedes irte.

 

            Damian azoto la puerta en la nariz de Arthur.

            El aire salió de prisa, Arthur había contenido la respiración inconscientemente, acostumbrado a  sus días de buceo, no se percató de eso. Incluso creyó que el ligero mareo había sido provocado por la estampa del Omega.

           

-Salió mejor de lo que imaginé – Se dijo – Ahora, ya salgan… - Pidió a los pequeños hijos de Loki que le seguían a todas partes – Vamos a la cocina por un helado.

 

-Queremos esperar a Maska – La palabra fue nueva para Arthur – Lo olemos.

 

.

.

.

 

            Damian se metió a su ducha. Aun sonrojado por el mandato de su Alfa. El sushi andante soñaba con que iba a ser fácil tenerlo. Zeuz hizo mucho más y consiguió menos.

            Estiro la mano para tomar el bote de champo, no dio con él. Extrañado, manoteo otro poco pero nada. Chasqueo la lengua y dio otro paso al frente, quizá se equivocara de distancia. Pero tampoco fue la respuesta.

 

-No cierres el agua – Damian se quedó quieto, asombrado por no poder oler al intruso en su espalda – No te muevas. Voy a limpiar tu espalda – Aviso el hombre que a juzgar por su olor, era un Omega - ¿Jabón líquido o en barra? Yo prefiero los líquidos. Jabaza siempre hace un lio con la barra, la última vez se la comió, aunque diga que no, adora el sabor – Damian descarto el que fuera un enemigo. Esa clase de persona ya le hubiera atacado – Damian ¿Cierto? Me dijeron que estabas de invitado. Soy Clint.

 

-El Omega de ese dios presuntuoso – Damian se dejó hacer. El Omega frotaba con fuerza su espalda. Tratando de sacar manchas inexistentes pero no le incomodaba esa manera.

 

-El Maska de Jabaza y Robin – Asintió - ¿No es raro que mi hijo tenga tu mismo nombre? Digo, no se confunden cuando los llaman? ¿Batman no a marcado por Robin y al teléfono le pasan a mi hijo? – Se carcajeo – Ya me imagino al señor ceñudo marcando – Y es que Clint no esperaba a que Bruce Wayne se quedara tanto tiempo fuera de escena.

 

            Damian estiro su mano para delinear el rostro de Clint. La piel mojada era muy suave, demasiado como para tratarse de un asesino. Casi juraba a que el hombre usaba cremas suavizantes. Las cicatrices se apreciaban únicamente en la base de la barbilla y detrás de la nuca, algunas escondidas por el cabello y apostaba a que esas largas pestañas ocultaban muy bien el corte que podía sentir en los lagrimales.

            Parecía ser de la edad de su padre, quizá algo más joven. No podía asegurarlo. El olor distaba a ser como el de Dick o Tim. De hecho, se parecía mucho al de Poison Ivy, especiado en dulces atrayentes.

 

-¿Preparándote para tu primera cita? – Damian salto en su sitio. El Omega era un chismoso - ¡Oh! ¿Qué es esto? ¿Nervios primerizos? – Damian enrojeció - ¡Atine! Ajajajajaja tranquilo, chiquillo. Te aseguro que estarás muy guapo para cuando termine contigo. ¿Sabes? Loki me conto lo que paso en mi ausencia.

 

-Así que sabes que soy el Omega de Contrato de un Alfa – Termino osco.

 

-Si – Dijo con menos emoción – Algo de eso me conto. Y no quería enfocarme en que eres el Destino del Rey de Poseidonis. ¡La Atlántida! – Dijo con emoción – Apuesto a que el sitio esta genial. Deben de tener no sé ¿Hipocampos gigantes?

 

-No sabes nada – Riño – No viajan de esa manera.

 

-No estas emocionado – Sentencio – Difícil.

 

-No hay nada que sea difícil para mí – Clint asintió – En serio.

 

-Te creo. Estaba pensando en cuando tenía tu edad… bueno era mayor – Acepto – Mi Alfa me reclamo antes de que pudiera decirle la clase de omega que era. Imagínate la cara que puso cuando unos asesinos entraron por la ventana de la casa – Y si lo pensaba era muy gracioso – Ella trato de hacer de todo por protegerme, me puso debajo de ella, atrás de sus rodillas, rugiéndoles y esos soldados la vieron como si estuviera loca antes de abrir fuego sobre los dos. Termine por cortarles el cuello y con una muy histérica Alfa que me exigua con la voz de Comando a que le explicara con comas y acentos, el cuándo y el donde… fue la primera vez que me golpeo – Admitió – Aun creo que estaba tan asustada que lo único que podía devolverle la calma era yo a sus pies. Y la deje que lo hiciera, sin oponerme a la voz de comando.

 

            Damian se enojó por no poder ver. Por primera vez deseaba saber cómo era otra persona, otro Omega que padeciera lo mismo que él. Estar al capricho de un Alfa era una apuesta difícil.

 

-Siéntate – Le ordeno y Damian puso sus nalgas contra el suelo – Los talones están sucios… deberías de fregarlos bien.

 

-Practicaba – Se excusó.

 

-Después conocí a Natasha – Damian no entendía el motivo por el que el Omega le estuviese atendiendo – Mi ex Alfa echaba lumbre por la boca. Detestaba la idea de una Alfa a mi lado. Le explique cómo fue que puse a Nat a mis pies, como la deje trabajando para S.H.I.E.L.D pero ella no confió ni un poco. “No veras a ninguna Alfa más que a mi” ordeno cuando me rompió la costilla. Curioso, los terroristas no conseguían eso y mi Alfa sólo debía ordenarme quedarme quieto y expuesto para que ella obrara lo que deseara y ya… Fury estuvo lanzando espuma al saber que me tomaría unas vacaciones por incapacidad médica. Eso permitió que Nat demostrara lo buena espía que era.

 

-Lo Alfas siempre quieren ser los únicos – Apoyo Damian.

 

-Si – Asintió – Cuando me impregno no hice nada. Me parecía encantador tener a un hijo.. y bueno la cosa fue a bien. Hasta que ella siguió siendo posesiva. Dramática. Escandalosa. Toda una Alfa que al cabo del tiempo dejo de gustarle mi manera. Termino por abandonarme y quitarme a mis cachorros.

 

-Clint…

 

-Pero está bien – Admitió – Ahora no me imagino a esos tres estando conmigo. No ahora. Jabaza y Robin son lindos, y tienen hermanos por su propia cuenta… Fenrrir y Jormungand vienen a visitarnos. Los mellizos los adoran. Si tuviera a unos cachorros tan humanos, tan acostumbrados a calentarles la leche, a jugar con cubos y videojuegos en vez de flechas y armas de congelación molecular, creo que serían infelices… ellos no estarían cómodos… creo que se sentirían diferentes. Yo no quiero criarlos como asesinos. Y el más normal entre nosotros es Tony, y el playboy no tiene nada de ordinario.

 

            Clint siguió tallando los talones de Damian pese a que ya estuvieran brillando de limpios. Cuidar de alguien tan pequeño como el asesino le traía recuerdos. El chico había sido criado como él. Envuelto en sombras, en salvajismo, metido en jaulas a la espera de que gritara o muriera. Damian era como él, sólo que más dañado, porque él ya había conseguido confiar en alguien. Él tenía un Alfa que amaba y era amado, gozaba de familia y amigos. Se sentía completo y  no mutilado.

 

-Dale una oportunidad a Orin – Dijo, seguro de que no todos los Alfas eran unos idiotas – El segundo es la vencida. Si temes por él, déjame decirte que no creo que sea un debilucho, para mí que finge por el momento… nadie consigue llevar un reino, ser el amo y señor del 70% del mundo y sobrevivir a tu padre sin ser la gran cosa. Arthur Curry puede ser una sorpresa, grata.

 

-¡Todos quieren que salga con él! – Chillo indignado – El Atlante no es gran cosa. Un debilucho.

 

-Un Rey.

 

-Un bastardo al trono.

 

-Sí que son parecidos – Damian le mando su mejor mirada asesina – Orin suena como un gran tipo y tú pareces un excelente niño.

 

-No soy un niño.

 

-Un buen Omega – Y antes de que Damian dijese algo, Clint le beso la frente – Deja que el Rey te conozca, Dami. No creas que porque un Alfa que no era tu Destino te reclamo, violo, uso, desprecio, hizo y creyó hacer, marque realmente lo mejor que pueda pasarte en la vida. No te creas indigno de Arthur Cury porque no parece ser el caso. Te deje la ropa adecuada en la cama. Damian Wayne no dejes que tus miedos te alejen de tener algo bueno. Si lo haces no estas siendo justo contigo. Sino más bien malvado, masoquista y eso, déjalo para la cama, en donde puede traerte placer… no en la vida, que sólo te hará infeliz y solitario.

 

            Damian pese a desear contradecir a Clint, le dejo escapar: Una, porque no podía darle alcance y dos, porque ya iba tarde con eso de arreglarse.

            Para cuando bajo a la sala, Jarvis le pedía que fuera al primer piso en donde ya estaba un auto esperando por él. Convenientemente ignoro a Loki que le revolvió el cabello y le tomo una foto, lo supo por el sonido del flash que la cámara hizo durante la captura. Damian pensó si es que así de felices estarían su familia al verle salir por la puerta delantera para encontrarse con su Alfa Destino, con el que todavía no había logrado apaciguar el celo que le despertaba y le hacía doler… pero que con la gran cantidad de supresores, creía controlar.

            La limusina controlada por Jarvis, que le pasaba los datos del GPS a Tony Stark le dejo en lo que le dijo seria el punto donde Arthur lo recogería.

            El sol estaba demasiado fuerte. Damian esperaba no tener que esperar mucho.

            Escuchaba los cuchicheos de los demás. Algunas personas decían que estaba lindo. Los que no lo reconocían, porque también habían snobs que vivían debajo de las piedras, le decían que se animara con su Alfa… era obvio que estaba esperando. No deseaba saber cómo iba vestido o que pintas traía. Mataría a Clint si le había puesto la efigie que no le correspondía.

           

-Damian – El Omega se sorprendió. El chillido del freno de bicicleta quedo frente suyo pero nunca imagino que Arthur Curry le recogería en uno de esos modestos armatostes – Sube… lo siento, había tráfico.

 

            Damian arrugo su ceño.

¿En realidad Arthur esperaba que se subiera? ¿Qué él, hijo del Demonio, de Batman, futuro heredero de su padre se montara en eso? De acuerdo con que ya no tenía la valía social de costumbre pero no estaba seguro de permitir que el atlante le juzgara poca cosa.

 

-Damian – Repitió – Anda. ¿O nunca te has subido a una? – Damian acepto el reto. Y se movió guiado por su nariz. Arthur guardo para si lo lindo que le parecía el cómo su Omega arrugaba un poco esa línea, para poder vivir.

 

            Damian tanteo el asiento trasero, justo a un centímetro de la “espalda” de su Alfa. Y noto con inri que no estaba un asiento. Bajo las manos a los rines y allí, sobresaliendo, estaban los llamados “diablos” para que se parara sobre ellos y viajara pegadito a Arthur. Sin mencionar la falta de clase, subió. Apretó los hombros, como diciéndole que ya podían irse.

            Arthur así lo hizo.

            Arthur no había tomado una bicicleta desde que su padre muriera. Mercy Reef era un sitio lindo para tomar el sol, pescar, pasear… cuando era verano porque cuando llegaban los inviernos y las lluvias, Costa piadosa carecía de su nombre. Le parecía hacer a Damian relajarse una buena idea. Seguro que con lo estirado que su Omega era, nunca tuvo una propia. Bruce no era llamado el murciélago amargado por nada… no era el señor diversión… pero claro, sabía que Damian amaba a su padre así que mejor no poner en tela de juicio a Bruce como padre.

            Sólo Damian o los Robins podían hablar de eso… o Diana y terminaba mal parada pero nadie más.

           

-¿Damian… has ido a los museos de dulce?

 

-¿Qué son esas cosas?

 

            Arthur estiro una sonrisa impropia de un emperador. Y se fue  a toda velocidad, pedaleando como sólo su inhumana capacidad le otorgaba. Damian se pegó por instinto de supervivencia. Arthur daba las vueltas a toda ligereza, como si surfeara. Es como si no temiera romper las señales de tránsito o romperse algún hueso, aunque claro, Arthur Curry no debía de preocuparse por esos detalles, su piel era dura, casi impenetrable.

           

-Llegamos – Damian se bajó de un brinco y no tuvo problemas para llegar a la puerta del lugar – Tengo curiosidad, Damian – Arthur dejo la bicicleta aparcada en el sitio especial para ellas, sin seguridad. Él no cargaba con cadenas. Si se la robaran  pues ya. Simple. No la volvería a ver, no es como si necesitara de una.- ¿Cómo puedes saber cómo moverte? – Y es que Damian seguía andando sin problemas, cuidando la distancia entre la gente. Una cosa bien cuidada. Cualquier otro ciego con tan poco tiempo de tener su condición… seguro que no tenían esa habilidad- Sabes a donde ir. Juro que no tienes problemas. De no ser por tus parpados cerrados, no lo imaginaba, no sabría que estas ciego.

 

-Las mentes simples no lo entienden – Arthur no se molestó por eso – Entrenamiento. Madre creyó que al ser el siguiente gobernante del mundo debía de acostumbrarme – No le dijo que su entrenamiento no era sólo vendarse los ojos. No le dijo que su madre vertía gotas de veneno paralizante en sus tibias corneas que le entumecían por meses, y le volvía incapaz de ver. Se saltó la parte en la que tenía que escapar de los asesinos de esa manera (Incapacitado) y que muchas veces, muchas más de las que perdió contra su madre había perdido contra los soldados que un día, de no ser Omega, gobernaría – No necesito ver.

 

            Arthur se entristeció. Damian era muy pequeño para desear no hacerlo. Para aceptar con esa afligida figura la suerte caprichosa. Así parecía ser Damian. Un marginado que estaba acostumbrado a ser golpeado.

            Arthur le tomo la mano, deslizando los dedos fríos por la suave piel del antebrazo para anudarse las manos en un apretón no correspondido. Damian se ofendió. Él no necesitaba que lo guiaran como a un inválido. Él no necesitaba de nadie.

 

-Te gustan las artes – Damian no respondió. Aquaman no le estaba preguntando, afirmaba. Y tal descaro merecía tres segundos de su atención. El Alfa no se comportaba como el cretino que tenía derecho a comandarle lo que se le pegara en gana. Y estaba perdido con eso. A excepción de Jason Todd, ningún Alfa fue muy amable o protector con su persona… siquiera los compañeros de Dick fueron muy abiertos con él, o los compañeros de su padre que le miraban como el sucio asesino que era – Por eso es que estamos aquí.

 

            Damian no podía verlo… pero olerlo, sí. Era una combinación de azúcar con frutas. Sus papilas gustativas estaban pidiendo por todo lo que podía reconocer y por lo que no también, incitados por el sabroso olor.  

            Arthur siguió encaminando a su Omega hasta uno de los primeros puestos que el congreso tenia. Recogió sus nombres, que había reservado el día que los Vengadores se metieron en sus planes y le puso el gafete a Damian. Dicho papelito lo identificaba como participante, incapacitado visual, y ponían su nombre y número telefónico en caso de que algo le sucediera y él no pudiera estar para socorrer a su pequeño Omega. Que Damian no se enterara de que eso era como un collar rastreador.

 

-Puedo solo – Gruño de mala gana cuando Arthur siguió empujando sus límites hasta donde un montón de gente cuchicheaba sobre lo bien echo que esta la escultura – ¿Me trajiste a un museo?

 

-No – El tono irritado de Dami era tierno. Como un tiburón bebé saliendo de su huevo y mordiendo todo lo que encuentra. Así era su Omega… sólo sabía reconocer las cosas a través de probarlas con violencia, de relacionarse con ellas tras el dolor y la sangre… como un Tiburón… no era la intención de su Omega ser rudo, sólo era que no sabía ser de otra forma y aun en su tibieza era torpe – Te traje a un buen lugar. Ve a verlo por ti mismo.

 

            Damian acostumbrado a que siempre omitieran las acciones o alusiones a su condición, sintió refrescante que el Alfa lo dijera sin cohibirse o corregirse. Ese detallito, mínimo, hizo que Damian confiara un poco en Arthur. Sólo un poco. Llevo sus manos a donde Arthur las colocaba, la arcilla semi dura… casi seca, con los detalles de la decoración que bordeaban los trazos le hablaban a Damian de la escena de Cerbero dominado por la música… un recordatorio de las bellas artes sobre el bestialismo humano.

            Damian se topó con las manos del escultor y las encogió rápido.

 

-¿Participante? – Damian no supo que contestar… por lo que Arthur dijo un escueto “si” – Que bien… entonces eres como yo – Otro ciego que hacia arte. Arthur le había traído a una convención de incapacitados. Damian sintió su sangre hervir - ¿Cuándo te toca?

 

-Somos parte del público – Dijo Arthur – Damian participara con dulces. Sólo por diversión.

 

            El Omega que estaba explicándole a Damian sobre su modelo, era ciego, y le faltaban las piernas. Damian no tenía por qué saber que ese Omega estaba casi muerto en vida por una situación que los héroes pudieron evitar o que atraían con sus luchas interminables. Damian no debía de saber que a lo mejor ese Omega era una víctima de las luchas que dejaban heridos a nombre suyo. A lo mejor tuviera nada que ver… pero no podía confírmalo… sólo hacerle saber a Damian que no todos eran tan diferentes.

 

-Esto es estúpido – Rumio cuando Arthur le paso un mandil para la competencia - ¿Qué se supone que hacemos?

 

-Vamos a participar.

 

            Damian ya no se dejó conducir. Subió por su cuenta propia al área en donde uno de los edecanes les coloco. Arrastrando su nombre porque no podía pronunciarlo. Damian no se quejó de la deficiencia del personal y se quedó quieto… a la espera de las órdenes convenientes. Arthur le comenzó a poner las manos encima, llevándolas sobre los utensilios que iban a usar: raspadores, hilos, mezcladores, centrifugadoras… chocolate y… arcilla…Damian estaba bien perdido.

            La multitud comenzó  a llenar el atrio. El dulce olor del algodón, de la azúcar, de las especias entumeció a Damian que se ponía nervioso al sentir tantas miradas sobre él. A sus lados podía oír como Arthur y varias personas se movían para acercar cosas y disponer otras.

 

-¡Bienvenidos al quinto aniversario de inclusión! ¡La organización BEST les da la bienvenida! A este nuestro tercer concurso de repostería artística “Viendo con el corazón” – Damian boqueo sin preocuparse por su clase. Arthur le había traído a un circo – Recordemos que la incapacidad es sólo una forma diferente de hacer las cosas, no es un impedimento para las actividades a menos que sean cineastas – Y las risas se soltaron, ligeras… Damian sintió algo en el pecho… dolor, porque ellos hablaban de no ver nunca más como lo normal, como si no fuera la catástrofe que era – Por un mundo de inclusión… Los competidores en esta ocasión esculpirán arcilla comestible y harán algo… al final, los jueces dirán quien ha sido nuestro ganador. Las parejas participantes, recuerden que tienen una hora para hacer su mejor trabajo. Les recuerdo que es importante la sincronización para no andarse chocando cada que se muevan – Damian quiso salir huyendo - ¡Comiencen!

 

            Arthur se puso a la altura de Damian y se preparó para lo que su pequeño Omega le diría… ojala no le reventara el rostro con una de sus excelentes patadas.

 

-¿Damian?

 

-Sácame de aquí – Ordeno.

 

-No – Dijo – Esta es nuestra cita – Le sujeto las manos, las que sorprendentemente estaban temblorosas – No tiene que ser una escultura, puedes pintar. Hay un lienzo de trigo, justo atrás. No vas a huir de esto, Damian. Puedes huir de tus sentimientos, del lazo, de ti mismo, de Zeuz… pero no huiras de mí. Estamos para pasar un buen día… muéstrame que eres capaz de hacer, Damian.

 

-¿Has cocinado? – Pregunto, recobrando la sonrisita cabrona que lo caracterizaba. Orin sonrió de nueva cuenta, empezando a reconocer al chiquillo que se le enfrento por sus hermanos – No acepto mediocres a mis órdenes.

 

-Puedes ordenarme todo lo que quieras, Damian.

 

            Damian lo dejo pasar. Ignoro el calor que esas palabras le provocaron. Lo que le hicieron suspirar, porque nadie, ni su padre, habían sido tan  abierto con él. Un Omega podía estarle dando órdenes a un Alfa… el cosquilleo en su estómago no se detuvo.

 

-Tres kilos de chocolate – Enumero – Cuatro bolsas de pétalos de azúcar amarillos y verdes. Quiero listones de goma roja y… el chantillí con colorante amarillo – Arthur levanto la mano y dio un saludo militar lo que hizo al público reír. Damian no le tomo importancia.

 

            El jurado calificaba la eficacia, limpieza, destreza y la compatibilidad del equipo. Hasta el momento, Arthur se las ingeniaba para no golpear a Damian cuando este se movía sin cuidado sobre el caliente chocolate y le ayudaba a sostenerse de lo alto para terminar de hacer la escultura. Él estaba para apoya a Damian, para empujarlo, no para que se llevara la gloria de su Omega.

            Arthur no dejo que la arcilla caliente fuera manejada por Damian, aunque sospechaba que esas callosas manitas habían sentido fuegos abrasadores que las curtieron. Sobre el dorso veía una incisión de filo… seguro hecho por un villano o enemigo en su época con la madre. Él no haría preguntas.

 

-Treinta segundos – Grito la presentadora.

 

            Damian estaba cubierto con cacao de pies a cabeza cuando a uno de los participantes in querer se pasó a su lado y Arthur por no atropellarlo, le sostuvo a tiempo, causándole un susto de muerte al pequeño Alfa que termino por arrojar su tazón de cacao sobre Damian.

            Arthur tenía merengue en la nariz y en sus pantalones.

           

-Nuestro ganador es el Alfa Akise – Mencionaron al pequeño niño que  pintaba con sus pies y en esta ocasión había moldeado un jarrón comestible con flores dignas de un paraíso – Y nuestro segundo lugar es para Elena – Una Omega muy mona que seguía averiguando como poner los plásticos en el proyecto que tenía… lo suyo no era inclusión… sino degeneración… la distrofia muscular  estaba haciendo estragos en su joven cuerpo – Y nuestro tercer lugar, Damian Curry.

 

            Damian levanto el rostro hacia Orin, aun sabiendo que no podía ver nada y se quedó, fijo… Arthur dio gracias a dios que esas cuencas no estaban porque juraba que el pequeño le haría difícil explicar porque sin su consentimiento le había puesto su apellido, reclamándole socialmente antes de tiempo.

            Arthur uso una toalla para limpiar los polvorientos cabellos. El olor a chocolate no se iría en mucho tiempo.

 

-No… no – Negó – Soy…

 

-Damian – Le susurro – No hagas esto más difícil. Aún tenemos mucho que hacer… es un buen día para explotar.

 

            Arthur le tomo de la mano y recibió el premio para pasárselo personalmente a su Omega que no lo tomo, estaba muy ocupado en seguir pensando porque alguien como Arthur se tomaba tantas molestias en tratarle. Si lo que deseaba era sexo, reclamarle y reprenderle por dejarse marcar por otro Alfa no debiera de ser tan cruel… pero, en su lugar, Arthur estaba hundiendo el dedo en la herida, agrandándola, y Damian apenas podía con la expectativa de ser usado de nueva cuenta.

 

-Ahora… las esculturas se venden y lo recaudado va para los programas de asistencia social – Explico Arthur a Damian – Me hubiera encantado ser quien moviera este programa pero han sido personas que nunca en la vida las escucharías, Damian. ¿Sabes? Todos saben quién es Batman, Superman, Aquaman, Wonder Woman y Marthian pero no han escuchado hablar de los héroes que están a la vuelta de la esquina, los que no duermen, quienes siempre salen tan heridos como nosotros porque no tienen recursos…Pero… Damian…Hoy podrás ayudar como Damian Curry, alguien que de forma diferente puede hacer algo.

 

            Damian estiro sus deditos, sujetando las mejillas estiradas del rubio. Sintiéndolas debajo de su piel caliente. Le sostuvo las líneas hasta más allá de la nariz.

            Sentir una sonrisa era diferente a verla.

            Distinta a darla.

            Sentirla era único.

 

-No te digo que me ames, Damian – El Omega trago duro. Su nombre en la tesitura de Arthur era única… como su sonrisa, como si realmente fuera querido, apreciado por existir, sólo por eso ya que Arthur le conocía de nada – El tiempo hará su toque. Pero… dame la oportunidad de hacerte vivir. De convencerte que eres precioso, valioso… déjame demostrarte que lo que has conocido no es todo en el mundo. Déjame enseñarte como deben de ser las cosas, Damian… sin túneles oscuros, sin trampas de payasos locos… sin Liga de asesinos, sin castas gobernantes… déjame demostrarte que eres más de lo que tú piensas.

 

            Para Arthur era claro que Damian no se apreciaba, que se la pasaba asustado. Viviendo sin vivir. Muerto por conseguir la aprobación y asustado del fracaso.

 

-Déjame ser parte tuyo, Damian.

.

.

.

 

 

Notas finales:

Notas de la autora

 

Que esto sigue, Gente… esto no muere jajaajajajajajajaj.. en fin.

Espero que les gustara.

Hasta la próxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).