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Una canción, el inicio de todo por HIkari Aome Nikoru

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Un mes más había transcurrido. Karina no volvió a tocar el tema con Ootori, y ambos siguieron en sus actividades normales. Pronto estaría el ciclo por terminar y los estudiantes se preparaban para los exámenes finales.

Ootori, se encontraba tramitando sus papeles para estudiar en la Universidad de Cambridge, aun no estaba seguro si seguir artes o simplemente tomar otra decisión para profesionalizarse en el futuro. Sin embargo los tramites los hacía para acceder a una beca académica en lo que sea que fuera a estudiar, aún tenía algo de tiempo por lo que se estaba tomando con calma.

La relación con Rebecca se había "estrechado" un poco. Por lo que ella al enterarse que Ootori estaba pensando en estudiar en Cambridge, había hablado con sus padres para quedarse en Inglaterra indefinidamente. Quería estudiar música para poder cantar y tocar instrumentos para completar su talento artístico. Sus padres se oponían a la decisión de quedarse, querían que regresara y estudiara alguna carrera que le sirviera en el futuro. Sin embargo, tras una discusión, accedieron a dejar que se quedara pero que no todos los gastos iban a ser cubiertos por lo que tendría que buscar un trabajo para poder completar sus estudios.

Al enterarse Ootori de la decisión de su amante, se molestó bastante, no tenía pensado en seguir con la muchacha después de su graduación, eso se lo había dejado muy en claro; aunque la muchacha simplemente dijo que no la alejaría tan fácilmente y que caería nuevamente en su cama cuando iniciaran su vida universitaria. Ootori simplemente la dejo ser y se concentró en seguir su papeleo y estudiando para los exámenes finales.

Por cuestiones de sus estudios había tenido que contactar a su hermano es Japón y solicitar ciertos papeles que no los había traído consigo, sin embargo su comunicación era estrictamente para temas de documentos. A pesar que en ciertas ocasiones Itsuki perdía la calma y se moría por preguntar por el bien de Yuuta, pero antes de poder hacerlo, siempre se detenía y cortaba lo más rápido la comunicación con Tsubasa. Por su parte, el peliazul rogaba a Dios que su hermano no preguntara por el castaño. Realmente no sabía que iba a responderle si llegara tan solo a mencionar su nombre.

El presidente del consejo se había enterado de la vida ajetreada en la que se hallaba el ojiverde. Le había sorprendido todas las actividades en las que andaba metido, sin embargo, tenía un presentimiento que no le agradaba mucho. Y es que le había llegado una solicitud de record académico por parte de Yuuta, y aquello le preocupó de sobremanera.

Los estudiantes no solían solicitar reportes académicos, a menos que se fueran a cambiar de escuela o estuvieran tramitando una beca. Tsubasa rogaba que fuera para una beca, no sabría qué hacer si el muchacho se le perdiera de vista.

Mientras tanto en Japón, Yuuta estaba a puertas de presentarse al examen de admisión para su intercambio estudiantil. El destino: Canadá. ¿Cómo había decido estudiar allí? Pues realmente fue simple, en internet apareció una publicación de intercambio estudiantil entre Canadá y Japón con opción a estudio de universidad becada. Por lo que antes de pensarlo ya se había contactado con la oficina de intercambios, inscrito sus datos y reunido papeles. Todo eso lo había hecho en una semana, y dentro de 10 días rendía el examen para acceder a la beca. Si su nota no era lo suficientemente buena, podía aplicar por un descuento académico y con los ahorros que había conseguido podría costearse el pasaje, al menos para eso le alcanzaba. El resto de gastos vería la forma de costeárselo.

Cuando tuvo que presentar la solicitud de record académico se había puesto nervioso. ¿Qué haría si Tsubasa se enteraba de sus planes? ¿Se lo contaría a Ootori? Tenía miedo que el presidente lo investigara y lo interrogara. Sin embargo ya había pasado 15 días desde que recibió el certificado y no había visto ni siquiera al peliazul, por lo que sus nervios ya se habían apaciguado. Ahora lo que no sabía cómo hacer es decirle a su madre que se iría lejos.

El dia del examen llegó, Yuuta iba confiado, se había esforazado bastaste con el estudio y había repasado absolutamente todo el temario otorgado. Eran las 2 pm y el examen comenzaría a las 3 pm. Estaba con el tiempo justo para poder salir de su casa y llegar tranquilamente 25 minutos antes para buscar el salón y presentarse a la asistencia. Cuando terminaba de meter todos sus materiales en su maleta y tomar una chaqueta, su madre entró en su habitación. Habia sido muy difícil evitarla desde el día del "interrogatorio" que según Hoshitani había sufrido.

- Hijo, ¿piensas salir?

- Si madre, llevo el tiempo encima.

- Y ¿para dónde vas?

- Tengo un examen importante

- Examen. ¿de qué tipo?

- Cómo de que tipo... un examen mamá, un examen

- Espera Yuuta, debemos hablar

- Madre, en verdad. Llevo el tiempo justo para llegar.

- ¿Qué tiempo tardarás?

- No lo sé, tal vez 7 u 8 de la noche

- ¿Tan tarde?

- Solo el examen dura 3 horas

- Pero, ¿Qué tipo de examen dura tanto?

- El mío, adiós mamá

Antes de que pudiera decir algo, el muchacho salió de su habitación, se calzó los zapatos y salió de su casa. Llegó rápidamente a la estación del tren, pagó la tarifa y se dirigió al andén correspondiente. El aviso anunciaba que el tren tardaría 4 minutos en arribar a la estación. Así que sin más remedio se sentó en una de las banquetas y sacó sus apuntes para repasar la últimas formulas y cálculos.

20 minutos después llegaba a la estación cercana al instituto donde rendiría el examen de admisión. Entro en el soberbio edificio, se registró con la señorita de recepción, tomó el ascensor hasta el 3° piso, entro en el aula 306 y tomo asiento en uno de los costados del salón, 5° puesto exactamente.

Una vez que estaba sentado, muchas cosas pasaron por su cabeza, recordó el porqué estaba en ese asiento, frente a un momento decisivo de su vida. Recordó a Ootori, a sus excompañeros de grupo, su madre, su hermana, la noche de nochebuena, la mañana de navidad, las peleas, las distancias, su partida.

Absolutamente todo llegaba a su cabeza y la decisión se sintió más correcta que nunca. Dejaría su amado Japón atrás, viajaría a Canadá y con o sin beca terminaría el colegio y se presentaría a la Universidad, aprobaría el examen de ingreso y estudiaría arquitectura. Sí, arquitectura. Nada relacionado a todo lo que hubiera esperado seguir.

No es que hubiera escogido aquella profesión así como si nada. Si le gustaba y le llamaba la atención, por lo que al tener la oportunidad de estudiar en una de las mejores universidades de Canadá, y con la oportunidad de ir becado. Lo haría, cueste lo que cueste. Sería un exitoso arquitecto, se casaría con una mujer igual de exitosa, ¿Por qué con una mujer?, quien sabe, solo pensó que era lo correcto; tendría mucho dinero, quizá un par de hijos y construiría su propia casa.

Sí, su vida iba a ser perfecta; y cuando lo consiguiera, podría mirar al pasado, mirar a Ootori y reírse de su recuerdo. Porque si las cosas hubieran sido diferentes, el seguiría cantando en un escenario pero no tendría el éxito que quisiera, pasaría por muchos altibajos, presiones, ensayos; y no eso no era lo que quería. Al menos eso es lo que estaba convenciéndose.

Luego de 3 semanas había recibido los resultados de su examen de admisión y una muy buena calificación había obtenido una beca. Quizá no era la del 100% pero si le habían otorgado el 80%, eso era una muy buena noticia. A partir de esa fecha tenía 3 meses para poder tener listo pasaporte, pasaje, permisos y todo lo necesario para poder viajar. Tendría que buscar un trabajo a medio tiempo para ganar algo de dinero.

Ahora el momento de la verdad se acercaba, tenía que contarle a su madre su decisión. Sin embargo antes de poder decirle, tenía que comprar el pasaje de avión y tener listo el pasaporte, así en el caso que su madre se opusiera y le armara todo el escándalo, él ya tendría todo listo y aunque su relación familiar se terminara, su futuro estaba decidido.

Ahora lo único que tenía que hacer era tramitar su salida de la academia, ya que lastimosamente no podría terminar el ciclo en Japón ya que el ciclo en Canadá tenía un tiempo diferente.

Esa noche llegó temprano a casa, su madre estaba en la cocina. Era el momento en que le iba contar a su madre que tomaría un trabajo a medio tiempo, al menos eso era lo que podía contarle

- Madre, hay algo que debo decirte

- Dime

- Voy a conseguir un trabajo a medio tiempo

- ¿Cómo?

- Si, y antes de que me digas algo, mis horarios de academia volvieron a ser los mismos. Los exámenes ya han pasado por lo que puedo ocupar el tiempo libre para poder trabajar.

- Yuuta si necesitas dinero, yo te lo puedo dar

- No madre, necesito mi propio dinero, y quiero hacer algo productivo en el horario que ahora tengo libre.

- ¿y el inglés?

- Ya lo terminé.

- ¿Hay alguna razón que deba saber por la cual necesitas el dinero?

- ...

- ¿Yuuta?

- No es el dinero, es el tiempo. Ya te lo dije quiero ser productivo

- Al parecer tu decisión está tomada. No sé para que me lo consultas

- No te lo consulto, solo te lo informo

- Haz cambiado hijo mío

- ... Buenas noches madre

De hacer querido, no se lo hubiera dicho. Durante bastante tiempo había ocultado a su madre muchas cosas, sin embargo sentía que la decisión de trabajar si debía comentárselo, de todas maneras muy pronto ya no viviría con ella.

¿Qué si estaba siendo egoísta? Pues sí, pero no le importaba, simplemente estaba él primero. Esta era la oportunidad que tenía para dejar todo atrás y empezar de nuevo. Él solo sin que nadie lo juzgara.

 


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