Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una canción, el inicio de todo por HIkari Aome Nikoru

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

3 meses después...


POV YUUTA


El viaje a Canadá estaba a la vuelta de la esquina y si me preguntan, realmente no sé cómo voy a decirles a mis padres que la próxima semana viajo a Canadá; es verdad que la firma de permiso de viaje la había conseguido de manera muy fácil, pero un viaje a Hokkaido a lo mucho era 8 días, y después de transcurrido ese tiempo, si no aparecía en casa pues no era la situación más adecuada; aunque la opción de simplemente dejar una nota diciendo que iba a estudiar a Canadá se me hacía bastante tentadora.


A parte de eso, ya tenía todo listo. El boleto de avión lo había comprado clase media; no era que la clase económica me disgustara, sino que al ser un viaje sumamente largo pues quería viajar más cómodo, y aunque el precio del boleto no había estado planeado, tampoco era que el presupuesto que tenía establecido para el traslado se hubiera arruinado; por lo que solo tenía que hacer un pequeño ajuste para la alimentación e imprevistos.


Aún me encontraba trabajando y ahora ya lo hacía a tiempo completo, lógicamente la escuela la había dejado hace 15 días, sin embargo, de casa aun salía con el uniforme, pero ni bien llegaba a la estación del tren, partía al baño a cambiarme de ropa y poder asistir al trabajo. Mi jefe realmente se había portado muy bien conmigo, me tenía bastante estima y le entristecía que tuviera que irme; sin embargo, me recordó que, si alguna vez regreso a Japón y quiero volver a trabajar, pues él me aceptaría gustoso. Le agradecí infinitamente el apoyo que me estaba dando.


FIN POV YUUTA


 


EN INGLATERRA


Transcurrido algunos días después de la charla con Karina, Ootori se sentía observado por ella, cosa que no pasó desapercibida por Rebecca. La pelirroja en varias ocasiones le había "acosado" con preguntas sobre la charla que habían tenido y que a raíz de ello la gemela se la pasaba "estudiándolo".


Ootori, y para quitarse la de encima, le había respondido que era una plática personal pero que no recaía en nada de lo que ella se imaginaba. Sin embargo, y lejos de dejarla satisfecha, las preguntas se generaban cada vez que ella podía.


La situación se estaba tornando sofocante para el peliplata. No era nada de la propiedad de Rebecca, y por lo tanto no tenía que darle explicaciones, menos cuando se trataba de un tema que implicaba su pasado y que él, personalmente no quería traerlo nuevamente a su presente. De seguir las cosas al ritmo que marchaban, terminaría explotanto con Rebecca y probablemente se haría un problema que no quiería tener.


- Yo sigo insistiendo, entre ustedes sucedió algo – nuevamente y enfrente de sus compañeros, la colombiana sacó el tema a luz. Lógicamente las gemelas no se encontraban en ese momento.


- Otra vez con lo mismo - respondió Ootori


- Rebecca, Ootori te ha dicho que no sucedió nada, ya deberías dejarlo. De todas maneras, haya sucedido algo o no, por boca de ellos no lo vas a saber. - comentó el suizo.


- Rebe, mira, yo estoy convencido que nada de lo que piensas sucedió. Karina es nuestra amiga. Yo no la veo a ella, "disfrutando" de Ootori, tal vez pueda que lo haga con otros, pero creeme que ella no sería capaz de meterse con la pareja de ninguna de ustedes. - dijo Julián


- Gracias – dijo el japonés


- No lo digo por ti, lo digo por Karina. Realmente no te conozco lo suficiente como para defenderte. - corrigió.


- ... De todas maneras, Rebecca. Si quisiera tener algo con otra persona primero te lo diría. Aunque no seamos nada, no voy a andar por ahí rodando por varias camas. No soy de esa manera, y si lo fuera seria solo casuales. - con ello dio por terminada la charla. No se sentía cómodo con todos esos ojos sobre él. Se sentía acusado, a pesar de que no había sudedido nada.


- Solo para que lo sepas, el hecho que no tengamos nada serio no significa que no seas de mi propiedad, por ahora eres mío. Eso tenlo muy presente, gatito.


Dicho esto, el joven se alejó del grupo de extranjeros. Pensaba que con, prácticamente, haberlo expuesto a los demás, la joven por fin iba a dejarlo tranquilo y no iba a tocar el tema nuevamente. Deseaba realmente que fuera así.


Desde la conversación con Karina se sentía presionado, luchando por que los pensamientos lo removieran. El había cambiado desde su llegada a Inglaterra y no dejaría que nadie lo juzgara ni lo cuestionara por ese cambio, ni tampoco por sus consecuencias.


Luego de 4 semanas y gracias a Dios, la colombiana no había vuelto a tocar nada del hecho. Más bien era como si nada hubiese ocurrido, incluso Karina o había vuelto a verlo. Al parecer, y según lo que escucho sin querer, ambas mujeres habían conversado. Karina le había explicado que simplemente habían hablado y que nada había sucedido. Que por, muy guapo que fuera el japonés, a ella le era indiferente, así que no tenía motivos por los cuales dudar de la "fidelidad" que el japonés le daba, a pesar de que su relación no era seria.


Ya más tranquilo se había dedicado a sus cosas, trataba de mantenerse lo más ocupado que fuera, repasando sobre todo el idioma. Aun le costaba bastante acostumbrarse al ritmo que hablaban los ingleses, y sobre todo el mundo de diferencia que había entre la pronunciación real del inglés, y la fonética que le daban los japoneses tratando de ajustar sus sonidos para hacerlo lo más parecido al real. Al principio no se había preocupado demasiado de poder hablarlo correctamente, sin embargo, y después de haber recibido una advertencia de parte de sus maestros, lo tomó seriamente y empezó a repasarlo.


Lógicamente no era lo mismo practicar solo que acompañado. Pero no se sintió con la confianza y las ganas de querer pedir ayuda a alguien de sus compañeros. Quería avanzar solo, y cuando sintiera que lo tuviera más dominado pues buscaría a un desconocido para poder evaluarlo.


EN JAPON


El límite de tiempo había llegado a su fin. Tan solo quedaban 20 horas para el que joven abordara su vuelo. Esa misma noche les diría a sus padres que viajaría a Canadá. Su maleta se encontraba lista desde hace unas 4 horas. Estaba revisando nuevamente que nada de lo que iba a requerir se le quedara.


Había solicitado un taxi para primera hora de la mañana. Tenía que estar 4 horas antes en el aeropuerto, y adicional eran 2 horas más para trasladarse a Narita desde la terminal en Tokyo. Por lo que hacía cuentas que el recorrido desde la puerta de su casa hasta el aeropuerto tardaría unas 3 horas más o menos. El taxi lo llevaría hasta el terminal y de allí compraría el boleto de tren.


Mientras buscaba unas tarjetas en una de la gaveta de su buró, encontró una pequeña funda en el fondo. Se le hizo extraño una funda en ese lugar, por lo que la tomó y la abrió. Se sorprendió bastante al reconocer el color de la cajita de terciopelo envuelta en un listón.


Bastante nervioso se permitió abrirla y muchas emociones se acumularon en la boca de su estómago al reconocer el pequeño detalle en plata. Era el broche que no le había entregado como regalo hace ya unos meses a Ootori-san. Lo tomo entre sus manos y empezó a recordar cómo era que aquella caja había llegado al fondo de su buró.


Unas semanas después de haber tirado el regalo contra la pared y que este cayera bajo la cama (dejándolo allí), la madre de Yuuta, en una tarde de ausencia de este, había ingresado al cuarto de su hijo con el fin de empezar a limpiar un poco; y al barrer bajo la cama de su hijo había golpeado un objeto que rodo hasta dar fuera. Con cuidado lo tomó entre sus manos, limpió el poco que tenía y la abrió. Se encontró con un lindo prendedor color plata. Pensando que había sido un regalo para su hijo fue por una funda para envolverlo y meterlo en uno de sus cajones. Probablemente se le había caído hace tiempo y ni siquiera lo recordaba.


Yuuta al llegar a casa guardó en aquel cajón algunas cosas que había comprado en el viaje de regreso, vio la funda y simplemente la empujó al fondo sin preocuparse siquiera de su contenido.


La sonrisa de su senpai fue el primer de los muchos recuerdos que le asaltaron su memoria. Y antes de que pudiera afectarle más de lo necesario, volvió a meter la caja esta vez sin funda en el cajón, sin embargo esta vez lo dejo en la parte frontal, como para que en el momento en que ese buró se abriera, la cajita negra saltara a la vista.


Retorno a su labor de revisar la lista del viaje. Luego de 45 minutos había terminado y tenía ya en el rincón contrario a la puerta su equipaje listo y comprobado que no sobrepasara el peso permitido para el vuelo. Eran 2 maletas grandes, una mochila de mano para el transcurso en el avión y un pequeño bolsito de dos cierres para su celular, pasaporte, documentos y ticket aéreo. 


Observo todo con mucho detenimiento, ahora se sentía completamente real el hecho de que dejaría todo lo que le traía un mal sabor a su vida cotidiana. Estaba dispuesto a empezar de nuevo en Canadá, lejos de todos sus orígenes por un armar un mejor futuro, lejos de la música, de sus sueños de artista, de sus excompañeros de grupo y de los sentimientos que había desarrollado por Ootori. Se sentía pequeño ante el mundo de cosas que se le venían encima y aunque aún estaba roto y medio vacío haría todo lo posible por componerse y tratar de unir los pedazos que quedaban en su ser. *El cambio me hará bien* pensó para tranquilizarse un poco, y tomar todas las fuerzas que necesitaba para enfrentar a su familia. 


Ya era tiempo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).